Capitulo 30 ¿Porque te alejas?
Salió de la casa Lovegood mirando a su alrededor y pudo vislumbrar una pequeña luz que provenía de la casita del árbol de Luna, que se encontraba a escasos metros de la casa.
Se acercó sin hacer ruido y comenzó a subir por la escalera y al llegar arriba pudo comprobar con alivio que Hermione se encontraba acurrucada en un rincón con un libro en la mano.
Seguramente había ido a leer y se quedó dormida debido al cansancio, pensó.
Estaba durmiendo con tanta paz y quietud que no se atrevió a despertarla, se quitó su gabardina y se la puso encima para que no tuviera frío, ella al instante se acomodó, pero continúo durmiendo.
Acto seguido se bajó de la casa del árbol y después de notificar al Sr. Lovegood que Hermione se encontraba bien, decidió hacer guardia al pie de la casa.
Los primeros rayos del sol se colaban por la ventana y Hermione abrió los ojos un tanto desorientada pues no estaba en sus planes quedarse dormida lejos de su hijo y más desconcertada estuvo cuando se dio cuenta que una gabardina la cobijaba, llevó la prenda a su nariz, inhalando su aroma, ese aroma masculino que reconocería en cualquier parte y supo que Draco había estado allí.
Se levantó, llevando la prenda en la mano y bajó las escaleras, sin embargo, una sonrisa se apoderó de ella al darse cuenta que el joven estaba sentado esperándola.
El joven cerró los ojos inhalando el aroma a rosas que emanaba la joven a sus espaldas y solo la voz de Hermione lo sacó de su trance.
—Vaya, veo que dormiste mucho—dijo levantándose y mirándola frente a frente.
—¿Qué significa eso? ¿Hace cuánto que estás aquí? — cuestionó curiosa.
El no pudo evitar sonreír de lado al contestar—casi desde las 3 de la mañana.
—Casi toda la noche.
El movió la cabeza, buscando algo que decir sin embargo nada venía a su mente.
—¿Has venido a decirme algo? — preguntó la joven anhelante.
—No, solo me preguntaba si continuabas teniendo pesadillas…pero anoche no estabas en tu cama y—se aclaró la garganta —la verdad me preocupe mucho.
—Pero no era necesario.
El suspiró —¿Por qué viniste aquí? ¿Tuviste un mal sueño?
La noche anterior Hermione había recibido una carta mientras regaba las plantas del jardín.
Curiosa por saber su contenido y esperando que se tratase de Draco, espero hasta que todos durmieran y subió a la casa del árbol, y allí abrió la carta.
Su corazón empezó a palpitar con fuerza al ver la letra plasmada en el papel:
Estoy seguro que te disté cuenta de la animada charla que sostuve con Daphne está mañana. Espero no te pongas celosa, amor.
¿Sabes una cosa? Elegí a esa pobre chica para que ella llegue a ti, porque supongo que no querrás que ella pase por lo que tú has pasado ¿Verdad cariño?
Tu bondadoso corazón nunca permitiría que eso pasara y lo sabes bien.
He comprado varios vestidos de novia para ti, pero la pregunta aquí es ¿cuándo lo usarás?, veamos en qué etapa te vas a sacrificar y me pedirás que deje a Daphne en paz y te tome a ti. Solo espero que Daphne llegué viva a ese momento.
Mientras más te demores en volver a mi, más difíciles serán las preguntas de esta prueba y ten en cuenta qué Daphne sufrirá con cada pregunta errónea que respondas y solo será tu culpa.
Buenas noches, mi dulce princesa.
A leer la última oración, la carta se hizo pedazos frente a ella y Hermione abrió los ojos impactada por las palabras de Ron y sintiendo como la culpa la invadía. Lágrimas cayeron por sus mejillas, mismas que ella limpiaba con su antebrazo furiosamente.
—maldito seas— dijo a la nada, dejando salir un suspiro cansino.
—Vamos, antes de que Hugo despierte y se preocupe por ti— pronunció Draco y eso la sacó del mal recuerdo de la noche anterior.
Asintió con la cabeza y comenzó a caminar a su lado rumbo a la casa, sin embargo, las palabras de Ron no dejaban de rondar su mente y no mirando por donde pisaba se tropezó y de no ser por la agilidad del joven hubiera terminado en el piso.
Aún tomados de la mano, el observó con alegría que ya habían retirado el yeso de su mano, pasó su mirada a la joven y ambos se mantuvieron la mirada por varios segundos en los que ninguno dijo nada. Solo querían que ese momento durará para siempre.
El joven auror se aclaró la garganta y habló— Ten más cuidado— dicho esto soltó su mano y siguió caminando, dejando a la chica atrás.
Hermione frunció el entrecejo y detuvo su andar por un segundo, sin entender el comportamiento de Draco, no entendía por qué se alejaba de ella. Por un lado, sabía que tenían que hablar sobre el beso en el callejón Diagon, pero por otro lado le aterraba afrontar la situación, sobre todo porque no se sentía lista y mucho menos capaz de ponerlo en riesgo por estar con ella.
A pesar de ello quería que le hablara, que la mirara, aunque solo fuera por escasos minutos. Así que reanudó su pasó con mayor velocidad y se plantó delante de él justo antes de entrar a la casa.
—Espera… creo que esto es tuyo — le tendió la gabardina, misma qué el tomó—Gracias por cuidarme.
—No tienes porqué agradecer— respondió hosco, sin querer verla a los ojos.
—Gracias igual—dijo ella desanimada.
—Ginny me dijo qué conseguiste empleo cómo la asistente de Luna ¿Es eso cierto?
Ella cambio rápidamente su semblante a uno muy feliz y le respondió afirmativamente.
—Pues te disculparas con ella y renunciaras.
A la joven se le borró la sonrisa y creyó haber escuchado mal, así que preguntó —¿Qué?
—Hablaras con Luna y renunciaras ¡No vas a trabajar!
Ella levantó una ceja inquisitiva—¡Ah, porque tú lo dices!
—Si yo lo digo— al oírlo Hermione sonrió incrédula—y que me pongas esa cara tierna ¡No va a funcionar!
La muchacha endureció su semblante y alzó la voz—¡No estoy siendo tierna!¡Y porque tendría que pedir tu permiso en primer lugar!
—¡No levantes la voz, no levantes la voz! —dijo el, preocupado de llamar la atención del señor Lovegood y de Hugo— No vas a trabajar y punto final.
Ella se cruzó de brazos mirándolo con desafío—¡Oh no me digas! ¿Y en qué más debo obedecerlo señor?
—¡No vas a trabajar y caso cerrado! — respondió con terquedad.
—¿Sabes que? Entonces me voy de aquí.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Lo que oíste ¡Me iré de aquí si continúas con esa idea estúpida y machista!
El dio un paso hacia enfrente, abriendo los ojos ante la posibilidad de perderla.
—No lo harías.
—Si lo haría ¡Buscaré un lugar sin idiotas y un buen trabajo! — dijo con decisión.
Draco llevó una mano detrás de su nuca en una clara señal de estrés por no poder convencerla, soltó un largo suspiro y con resignación respondió:
—¡Por Merlín! Está bien, trabaja si eso quieres— concedió de mala gana.
La joven sonrío triunfante y suavizó las facciones de su rostro.
—No te pedí permiso —dijo haciéndolo enojar —¿No me vas a felicitar?
—¡Oye no abuses! —le apuntó con el dedo, irritado, a lo que ella sonrió—Ahora entra y desayuna con Hugo, le diré a George que te acompañe al trabajo.
—No es necesario, yo puedo ir sola.
Draco exasperado por su terquedad contestó —¡Entra mujer y haz lo que te digo!
—De acuerdo— dijo resoplando—pero no molestes a George, mejor quédate a desayunar y me llevas tu—propuso con entusiasmo y el negó con la cabeza de inmediato.
—No puedo, tengo prisa…tengo asuntos que resolver en el ministerio —mintió con soltura—George te llevará.
Sintiendo como la molestia la embargaba, se dio media vuelta y abrió la puerta de la casa, lista para darle un portazo en la cara.
—¡Puedo irme sola!
El detuvo la puerta —Ya te dije que George te llevará.
—¡Y yo te dije que no! — gritó furiosa—dicho esto cerró la puerta detrás de ella.
Y Draco enojado porque lo haya dejado con la palabra en la boca se disponía a dar una patada a la puerta sin embargo sintió que alguien lo observaba desde una ventana y al comprobar que el Sr Lovegood lo veía, se detuvo y no le quedó más que retirarse.
En la sala de interrogatorios del ministerio de magia, Rick citó a Weasley y este se presentó sin demoras.
El joven auror ya lo esperaba, sentado frente al escritorio del jefe de Aurores. Al entrar, Rick dejo caer una pesada carpeta sobre el escritorio y saludo parcamente al muchacho.
—Tengo entendido que es muy amigo de los Malfoy, así que me preguntaba en qué momento me pediría que me aleje de ellos.
—Veo que eres más inteligente de lo que pensé.
—Así es, usted es Richard Williams, nombre de los padres: Frank y Emily Williams, sangre mestiza—sonrió al ver el enfado en los ojos del hombre—estudios completos y graduado con honores en Hogwarts y sancionado en dos ocasiones por su carácter explosivo y ahora como jefe de aurores espero no cometa ningún error.
—Yo también hice mi tarea, Weasley —tomó la carpeta y la abrió en la segunda página, a lo que el joven sonreía soberbio.
Rick puso las hojas sobre la mesa, en ellas se veía el cuerpo sin vida de su padre.
—Arthur Weasley, encontrado en el suelo de su casa, con signos de tortura y la garganta cortada— dijo el hombre con seriedad.
Ron agarró la foto en movimiento y la contempló en silencio, con la sonrisa ya borrada de su rostro, para acto seguido depositarla en el escritorio con displicencia.
—No se que espera de mi…yo aún estudiaba mi último año en Hogwarts cuando esa desgracia paso ¡Estaba aterrado al ver el cuerpo de mi padre, nunca creí verlo así!
El hombre levantó una ceja suspicaz— ¿Quién sabe? Tal vez era la primera vez que matabas a alguien —Ron le miró fríamente sin decir nada—Ahora dime ¿Crees que hice bien mi tarea?
Ron relajó su semblante y se recargó hacia atrás en su silla, con las manos cruzadas y mirándolo con diversión.
—Me parece que su amistad con los Malfoy empieza a nublar su juicio y eso no es apropiado para alguien de su rango. No debería escuchar a Malfoy, ese tipo vive en un mundo de fantasía dónde yo soy el villano y el es el héroe.
Rick esbozo una pequeña sonrisa — Te contaré algo, si a mí se me da la gana puedo reabrir ese caso— tomó una pausa y continúo —Te he estado investigando y créeme, he encontrado cosas muy interesantes que te ponen muy nervioso.
—Que pena me da ver qué al igual que Malfoy usted también viva en ese mundo de fantasía.
—Se bueno Weasley, mantente alejado de Hermione y de su hijo, sigue las reglas …se un buen ciudadano o quizás me encuentres trabajando en el caso de tu padre ¿Has entendido?
Ron sonrió de lado —Si entiendo, seré un buen ciudadano o de lo contrario Malfoy vendrá llorando a usted para que me golpeé —dijo con burla.
Rick estaba harto de su actitud soberbia así que acercándose habló:
—Te daré otra tarea—el pelirrojo le escuchó con atención —para nuestra próxima reunión aprenderás a sentarte como es debido—dicho esto, con su varita hizo un movimiento de mano haciendo que el joven se sentará derecho.
Ron sintió el tirón de su espalda al ponerse recta y soltó un gruñido de molestia que hizo sonreír al jefe de Aurores.
—Nos vemos, Weasley —se despidió el hombre, dejando solo al pelirrojo.
Astoria se encontraba en la sala de su mansión, tejiendo un bordado con las iniciales de ella y de Draco, aunque en el fondo era consiente de que el jamás estaría a su lado, le gustaba fantasear con tener una vida con el.
Sumergida en su burbuja se mantenía ocupada y aunque sus muñecas aún estaban vendadas se las arreglaba para tejer.
De pronto uno de sus elfos le anunció la llegada de Neville y pese a que se negó a verlo, el término por acceder a la sala.
—Se que no quieres verme, pero tenía que verte—dijo preocupado.
Pero ella apartó la mirada y se concentro en su tejido, con lágrimas picando sus ojos y nublando su vista.
Neville se acercó sentándose a su lado.
—Tory, por favor, no sigas lastimándote. ¿No te das cuenta que solo te haces daño a ti misma?
Pero la joven seguía ignorándolo.
—¡¿Por qué lo hiciste? ¿Porque atentaste contra tu vida por un hombre que no te quiere?! —dijo exasperado y al ver que hacía caso omiso, le arrebató su tejido.
—¡Dámelo! —le exigió sin mirarlo a los ojos.
Neville coloco el tejido lejos de Astoria y la agarró de los hombros obligándola a verle a la cara.
—¡Porque haces esto! ¿Por qué? —le gritó con desespero en su voz—¡Por qué no puedes ver qué yo te amo de verdad!
—¡Pero yo a ti no! —respondió enojada, cómo pocas veces la había visto —¡No te quiero y no te querré nunca! —grito con los labios temblando de ira.
Sin embargo, al notar la decepción pintada en el rostro del Griffindor no pudo evitar sentir un pinchazo de culpa en su interior.
Neville perdió las fuerzas en el agarre qué mantenía sobre Astoria como si hubiera recibido una fuerte herida que mermaba sus energías, dolido por sus palabras se levantó y caminó a la salida no sin antes mirarla y soltar un suspiro de resignación.
Astoria al verlo partir se soltó en llanto, no entendía bien la razón de su llanto, pero sentía un gran dolor en su pecho, observó su tejido y tomó una de sus agujas de bordar, se arremangó la manga de su suéter y se hizo un pequeño corte vertical en su brazo. Un poco de sangre fluyó de la herida y aunque le dolió, no era igual al dolor que sentía en su alma y eso la hizo exhalar aliviada.
Recostó su espalda en el sillón y cerró los ojos, tratando de no pensar en su miserable vida y en lo mucho que le dolió lastimar a Neville.
Después de su primer día de trabajo Hermione regresó a la casa Lovegood, preparó la cena y cenaron ella, su hijo y Xenophilus.
Jugó un poco con el niño antes de llevarlo a acostar, sin embargo, su hijo no dejaba de preguntar por Draco y ella no hacía más que excusarlo.
—El vendrá, te lo prometo—dijo dándole un beso de buenas noches.
Hugo asintió y se acomodó abrazando un peluche de dragón que el rubio le había obsequiado.
Repentinamente se escuchó un ruido en la planta baja y ella sonrió al pensar que podría ser Draco, salió de la habitación y bajo las escaleras para enseguida encontrarse con Neville y su sonrisa desapareció de su rostro.
—Eres tu —dijo con decepción —yo escuché un ruido y creí que Draco….
—Descuida, Malfoy me mandó a preguntarte si necesitas algo— respondió sin ánimos.
—¡Si tanto le interesa porque no viene el a decírmelo! — contestó molesta —¡Ya vete y dile que no necesito nada, yo puedo valerme por mi misma!
Al pronunciar esas palabras salió corriendo rumbo a la casa del árbol, pero sus pasos se vieron interrumpidos al escuchar unos quejidos provenir de algún lugar cerca de ella.
¡Hola, he vuelto!
Prometo actualizar más seguido si me dejan un lindo comentario¿que les parece?
¡nos leemos!
