Muchas gracias Gfriend por tus reviews y a aquellos que están siguiendo la historia. ¡Espero que les esté gustando!
Debo decirles que es medio raro volver a escribir después de 8 años. ¡No puedo creer que pasó tanto tiempo!
Si encuentran que hubo modificaciones en los episodios, son meros errores de ortografía que voy viendo. Como por ejemplo, que no me deja abreviar Estados Unidos entonces me elimina la abreviación. El contenido de la historia es exactamente el mismo!
Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.
Tampoco me pertenecen los personajes y animales de toda la saga de Jurassic Park. (Y si… siempre algo raro mis historias tienen que tener, sino no sería yo).
Japón
Era domingo a la noche y tanto los de Tokyo como los de Osaka, decidieron frenar un poco la euforia que tenían y descansar un poco. No habían comido casi nada en todo el día y menos se ha dicho de dormir. Por ende, las mujeres se encargaron de que lo hagan, si es que querían ser útiles al día siguiente cuando llegue el resto del grupo.
Ginzo y Eri se quedaron despiertos para recibir a los padres de Kaito, quienes llegaron a la medianoche. Ella no los conocía muy bien, dado que solo pudo verlos por unos momentos hace dos años cuando se terminó el caso del Sindicato. Todavía le resultaba increíble que Toichi haya podido engañar a todo el mundo con respecto a su presunta muerte por años.
Kuroba era una persona alta, y en cierto modo tenía una mezcla de los rostros de Yusaku y de Kogoro. Sus ojos, al igual que los de su esposa, mostraban no solo seguridad, sino también desafío y astucia. Esto sumado a sus físicos bien mantenidos, denotaba que eran dos personas que les gustaba la acción.
Eri notó como Nakamori se puso un poco nervioso al tener que enfrentar a Toichi y a Chikage. Supuso que era porque al igual que Ran y Shinichi, sus hijos no habían quedado en los mejores términos.
- Kuroba-kun, Chikage-san, gracias por venir – Dijo Ginzo con una mirada apenada mientras se ponía una mano en la cabeza. – Sé que nuestros hijos no terminaron de la mejor manera y la verdad que la situación me incomoda un poco. Lamento mucho todo lo que pasó.
- No te preocupes Nakamori-kun, que tú no eres culpable de nada. Además, Kaito es el que nos pidió que viniéramos. Si podemos ayudar, lo haremos con gusto.
- Aun así…
- Ahora lo importante es encontrar a Aoko-chan. Lo que haya pasado entre ellos, es tema de ellos solamente. – Le contestó Chikage con una leve sonrisa. – Además, Aoko-chan y tú, siempre han cuidado a Kaito-chan cuando nosotros no estábamos en Japón. Así que, gracias por eso.
- ¿Cómo está Kaito-kun? – Dijo un poco más calmo.
- Te mentiría si te afirmo o niego algo con respecto a su estado – Dijo el padre.
- ¿A qué te refieres?
- No vemos a Kaito hace mucho tiempo. – Le respondió.
- Nos llama semana por medio, pero no lo hemos ido a visitar desde que…se fue a Estados Unidos.
Eri que estaba en segundo plano en la conversación, se dio cuenta del freno que puso Chikage al final de la oración. No por algo era una de las mejores abogadas. Continuamente evaluaba si una persona decía la verdad o no cuando le relataba su caso. Y este no era la excepción.
Podía ver que la mujer, si bien intentaba mostrar una apariencia relajada y optimista, inconscientemente estaba tomando una pose protectora, probablemente para proteger a su hijo.
Distinto era Toichi, quien le estaba resultando absolutamente indescifrable. No podía sacarle un solo dato al observarlo. Verlos a los dos juntos, le hacía acordar a sus dos viejos amigos.
- No lo sabía. Disculpen si me entrometí – Le respondió.
- Nakamori-kun, hazme un favor. Deja de pedir disculpas. – Dijo riéndose el hombre. – Si vamos a trabajar todos juntos, mejor que empecemos a mejorar un poco las relaciones o esto se hará incómodo para todos. Como por ejemplo… - Dijo mientras dirigía su mirada hacia Eri, sabiendo que había estado analizándolos – No creo que nos hayan presentado como es debido abogada Eri Kisaki-san.
- Por lo que veo no va a ser necesario – Dijo con sorpresa la mencionada.
- Tú amiga me ha hablado mucho de ti cuando era mi discípula.
- ¿Discípula? Ah, te refieres a Yukiko-chan, ¿No?
- Exacto. Ella es mi querida esposa Chikage – Mientras colocaba una mano en su hombro.
- Un gusto conocerlos a ambos – Decía con una leve inclinación. – Deben de estar cansados. Si quieren les mostramos en qué habitación estarán, así por lo menos pueden dormir un par de horas.
- Te lo agradeceríamos – Le contestó la otra mujer.
En ese momento, sonó el timbre de la casa.
- ¿Será el profesor y Ai-chan? – Preguntó Eri en voz alta.
Cuando Eri verificó por la mirilla la identidad de la personas y abrió la puerta, se encontró a un pobre profesor rodeado de varios bolsos negros.
Decir que nadie iba a notar lo extraño que aparentaba la situación, dado que al ser de madrugada, la gente ya se encontraba durmiendo sabiendo que le quedaba solo un par de horas antes de levantarse para ir a trabajar o a estudiar.
Los hombres al ver esto se adelantaron a ayudarlo y cargar con el equipaje.
- ¿Qué es todo esto? – Preguntó Eri al cerrar la puerta y ver la cantidad de bolsos.
- Shinichi me pidió si no podíamos traer los dispositivos de comunicación que usaron hace dos años – Explico el pobre profesor mientras terminaban de ingresar a la casa. – Los tenía guardados en su casa por lo que fuimos por ellos antes de venir para acá. Solo espero que las baterías estén funcionando bien. Hay que cargarlos y probarlos. Igualmente he traído un par de repuesto que tenía en casa.
- También me comentó que era posible que tu hija esté herida. Considerando que soy la única que sabe algo sobre medicina y que llevarlas a un hospital no es una opción, traje todo lo necesario para atenderla en caso de necesitarlo. – Explicó Ai mientras avanzaba tras el profesor con su rostro serio como siempre.
- ¿Cómo se enteró de eso? Nadie se lo mencionó mientras estábamos hablando.
- Supongo que habrá sido Hattori-kun o Furuya-kun por teléfono.
- Ese chico no deja de sorprenderme nunca – Replicó con un leve suspiro la abogada.
- No quiero ser irrespetuosa pero… ¿Qué edad tienes? – Preguntó la mujer de pelo violáceo mientras veía a Ai con curiosidad.
- Querida, ella era la famosa Shiho miyano. Ahora su nombre es Ai Haibara-san.
- ¡Ah, lo siento! No quería ofenderte. – Dijo mientras juntaba las manos en señal de disculpa.
- No pasa nada. Es la primera vez nos vemos, por ende, es normal que no nos conozcamos.
Una vez que les indicaron a los recién llegados donde podían dormir, Eri fue a la habitación que compartía con Kogoro. Al entrar vio que estaba dormido de costado sobre el lado derecho de la cama.
Se acostó a su lado intentando hacer lo mismo. Se sentía tan agotada… pero no podía conciliar el sueño. Su cabeza no dejaba de darle vueltas a todo lo que estaba pasando. Demasiadas cosas y poco tiempo para procesarlas.
Primero su hija con su desaparición, el viaje, la investigación, la corrida del hotel, el viaje hacia acá, el enterarse que su hija podría estar gravemente herida, la llamada…y esos ojos. El solo pensar en ellos le trajo escalofríos. La frazada no estaba haciendo su debido trabajo en evitar que el frio se cuele por sus poros.
Esos ojos la estaban persiguiendo. Se sentía intranquila por los cambios que vio en ellos. Pero no obstante eso, lo que más le causaba inquietud, era no entender como Shinichi no dudó un segundo en venir.
Sabía que la amaba cuando eran adolescentes. Pero ahora… era otro panorama totalmente distinto. ¿Por qué no dudó? ¿Acaso sigue queriéndola de la misma forma? ¿O solo lo hace por un cargo de conciencia? ¿Qué siente por ella? ¿Qué pasará cuando se encuentren?
Su hija claramente no pudo olvidarlo todo este tiempo. La foto de ellos dos juntos en Kyoto seguía en su escritorio. La cadena con ese bicho raro estaba en su teléfono. ¡El pin de su teléfono era el cumpleaños de él! – "¿En serio Ran? Más evidente imposible" – Pensó Eri.
Se habían peleado de la misma forma que Kogoro y ella hace 10 años atrás. Si bien no tenía todos los detalles de lo que pasó, seguía sin poder creer que se hayan separado de la manera en que lo hicieron.
- "Puedo entender que necesites tiempo para procesar la verdad. Puedo entender que vean la necesidad de que pase el tiempo para reacomodar la vida de ambos… pero no entiendo cómo pudieron cortar los lazos de esa forma tan abrupta. Yo por lo menos, seguí viendo a Kogoro y a Ran. Pero ellos ni se vieron, ni se hablaron y ni se mensajearon"
- "Otra de las cosas que tampoco puedo entender, es el por qué se fue Shinichi-kun sin decir nada y tan repentinamente. Pero si algo había quedado claro con los comentarios de Rei-kun y Akai-kun, es que no se encontraba bien por algo. La pregunta era… ¿Qué?"
- "Ran tampoco había quedado bien. Justamente es la razón por la cual volví a casa después de tantos años. Mi hija necesitó de todo mi apoyo y del de Kogoro para poder salir de ese estado. ¡Y vaya que costó!"
- "Ran, Ran. En qué te metiste ahora mi chiquilla. Espero que te encuentres bien"
Miró con ojos cansados el reloj que se encontraba en su muñeca izquierda. Las manecillas marcaban ya las 5 y media de la mañana. El tic tac del reloj seguía corriendo al igual que su mente. No había podido dormir en toda la noche nuevamente, por lo que abandonó la habitación y se dirigió al baño para tomar una ducha rápida. Necesitaba sentirse limpia y liberar un poco la tensión de su cuerpo.
Mientras la lluvia iba mojando su largo cabello, y el calor del agua golpeaba su rostro, se dio cuenta de que tenía otra preocupación más. Se llamaba Yukiko.
Le aterraba saber qué se iba a encontrar cuando la vea. ¿Cómo reaccionas al ver a tu amiga, sabiendo que tu hija destrozó a su hijo? ¿Con qué ojos la vería? ¿La odiará? ¿Le cortará el rostro cuando la vea?
Si bien se podría decir que ella se encontraba en la misma situación pero al revés, ella si entendió por qué Shinichi hizo lo que hizo. También entendió por qué Ran se enojó tanto… no por algo ella se separó 10 años de su marido. La cuestión era… ¿Yukiko sabrá por qué Ran hizo lo que hizo?
Cuando salió de la ducha y se cambió, se dirigió a la cocina para prepararse un buen café. Cuando todo esto terminara, iba a necesitar una seria dieta para reducir la gastritis que le estaba ocasionando esta situación.
Miró su reloj nuevamente mientras soltaba un suspiro de cansancio. Faltaban tres horas para que llegue la gente de Inglaterra, y cuatro para la de Estados Unidos.
- Cualquiera diría que tuviste muy mala noche.
- ¡Rei-kun! – Dijo mientras se ponía una mano en el pecho por el susto que le causó.
- Lo siento. Te sobresalté.
- No te preocupes. Ya cualquier cosa me sobresalta.
- ¿Pudiste dormir algo? – A lo que solo recibió una negativa con la cabeza en señal de respuesta. – Eri-san, vas a terminar mal si sigues así.
- Lo sé. Pero son muchas cosas. Cuando tengas una hija con Azusa-chan me comprenderás – Le dijo mientras le guiñaba un ojo en complicidad.
- ¡Oye oye! Que es muy temprano para bromas. No dormiste nada pero para esto estás despierta – Contestó el rubio mientras reía con nerviosismo.
- Como cambiaron las generaciones. Pensar que tuve a Ran a los 22. Mira que la vida y la paciencia es corta. Además que el cuerpo cada año que pasa, es más viejo.
- Gracias Eri-san. Veo que mi futuro va a ser hermoso – Dijo irónicamente mientras le alcanzaba una taza de café y se sentaban en la mesa de la cocina.
- No te lo tomes a mal. Mírame a mí. Una hija de 19 y en la que se metió.
- A cualquiera puede pasarle. Acuérdate en la que se metió su…
- ¿Su…?
- ¿Ex novio?… ¿Es su ex novio? – Preguntó confundido.
- No, no, no. No me hagas esa pregunta porque no se la respuesta. No tengo idea en qué quedó su relación.
- Interesante. ¿Y qué piensas al respecto? – Dijo mientras juntaba sus manos y las ponía debajo de su mentón.
- ¿Por qué presiento que me están psicoanalizando?
- No, para nada. – Dijo con una sonrisa tan característica de él – Solamente quería saber con qué escenario iba a encontrarme en unas pocas horas.
- Tú deberías saber mejor la respuesta que yo. Después de todo, seguiste viendo tanto a Ran-chan como a Shinichi-kun.
- Y de repente el tablero de damas se dio vuelta. ¿Eres así de estratégica en los juicios?
- Usualmente sí.
Ambos se quedaron en silencio unos minutos. Sus pensamientos divagaban como el vapor que emanaba del café en sus tazas.
- Voy a confesarte que es una de las cosas que más me estaría aterrando y por eso no he pegado ojo estos días. No se cómo reaccionarán ellos al verse. No sé cómo Yukiko-chan y Yusaku-kun nos verán cuando lleguen. No sé cómo Shinichi-kun nos verá tampoco. Si me llega a ver con esos ojos que vimos durante la llamada saldré corriendo de la habitación.
- Wuou wuou, para un segundo. Aprieta el freno y pon primera de vuelta. Cálmate Eri-san.
- Es fácil decirlo.
- Todo comienza respirando. Cálmate un segundo y respira profundamente. Sácate un poco de carga de la mochila. Lo que pasó no fue culpa tuya ni de nadie.
- No lo sé. Quizás podría haber hecho algo si hablaba antes con Ran o incluso con Shinichi-kun.
- No ibas a lograr nada con eso. Créeme. Las cosas suceden porque tienen que suceder.
- Pues no me gusta el resultado. Lo único que vi fue cómo el dolor terminó destruyendo a Ran… o a ambos en realidad por lo que vi ayer.
- ¿Nunca te pusiste a pensar que quizás es lo que tenía que suceder?
- ¿Quién quiere ver a su hijo sufrir de esa forma Rei-kun?
- No digo que el resultado de lo que haya sucedido haya sido una linda imagen. Pero a veces es bueno sentir dolor. El dolor te enseña muchas cosas: a sobrevivir, a levantarte, a darte cuenta que hay algo por corregir. Sin lo negativo, no vas a ver nunca lo que es positivo. Pon a tu hija de ejemplo. La viste caer, la viste estrellarse contra el piso de la peor forma…pero se levantó nuevamente.
- No fue nada fácil lograrlo.
- Eri-san, el que haya dicho que la vida es fácil, es un idiota. La vida te golpea constantemente. Y si puede hacerlo con un palo con púas mejor. Es capaz de ponerte piedras en el camino en todo lo que quieras hacer, solo para ver como tus pies sangran. Permanentemente evalúa tu paciencia, tu destreza y tu supervivencia. Hay veces que vas a creer que la vida es injusta contigo, y que todas las cosas malas te pasan solo a ti. Pero sabes que no es así. La compensación siempre rinde sus frutos una vez que ya cosechaste lo que sembraste. La siembra es lo más difícil y laborioso. Debes encontrar donde sembrar, la tierra adecuada, debes cuidarla de las plagas y del clima, y debes darle agua. El proceso de crecimiento es lento. Pero una vez que pruebes el primer fruto del esfuerzo que hiciste, vas a degustar lo mejor de tu vida. Y es ahí es cuando te vas a dar cuenta de que todo lo que hiciste, valió la pena.
- Sí, lo sé. Pero esta situación en particular me está superando y por más que quiera, no sé cómo dejar de pensar en ella. Cada vez que quiero frenar, mi cabeza le dice a mi pie que siga apoyando el acelerador en el carril rápido de la autopista.
- Te estás ahogando al divino botón. Cálmate un segundo y hazme caso… respira lentamente. Vamos. Inhala 1,2,3. Exhala 1,2,3…
Eri cerró los ojos para sentir cómo rápidamente la angustia que había acumulado en estos días subía por su estómago y garganta, queriendo salir por sus ojos.
Se limitó a escuchar el conteo de Furuya, y a seguir el ritmo de su conteo a la par con su respiración. A medida que pasaban los segundos, podía escuchar como el conteo era cada vez más lento, provocando que su respiración sea más pausada y tranquila.
Al cabo de unos cuantos minutos, ya se encontraba equilibrada nuevamente, por lo que abrió los ojos.
- ¿Te encuentras mejor?
- Sí, gracias. Lo necesitaba.
- Deberías hacerlo más seguido. Ayuda a bajar los niveles de estrés. No es como una meditación, pero logra que tu cuerpo se oxigene rápidamente y calme tu mente.
- ¿Dónde aprendiste eso?
- Sabía sobre distintos métodos. Pero éste que resulta ser bastante efectivo lo aprendí gracias a Kaito – Le respondió simplemente.
- … - Eri se le quedó viendo en silencio.
- Ran-san no fue la única que se estrelló contra el suelo Eri-san. Pero al igual que tu hija, tanto Shinichi como Kaito, necesitaron ayuda para salir a flote devuelta. También costo mucho, pero de a poco aprendieron a caminar devuelta.
- Realmente fue malo lo que les pasó, ¿No?
- Sí lo fue. En ambos casos, literalmente, fue de vida o muerte.
- Oh – Respondió la abogada sin saber qué otra cosa decir. No esperaba un baldazo de agua helada sobre su cuerpo como respuesta.
- Por esta razón, no salgas corriendo de la habitación cuando veas a Shinichi. Es verdad que cambió…y te puedo asegurar que bastante. Pero como dice el dicho, perro que ladra no muerde… mmm, salvo que esté en peligro alguien que le importe. Ahí si te dejo salir corriendo, y yo salgo después de ti.
- Rei-kun, ¿En serio? – Le exclamó mientras se reía un poco.
- La esencia de las personas no se modifica. Sigue siendo igual de sobreprotector con las cosas o la gente que le importa – Dijo con una sonrisa. – Bueno, veré si Kazami pudo averiguar algo con los chicos de la oficina.
- Ahora voy también.
Rei al salir, se encontró con Kogoro pacientemente parado sobre una de las paredes y con los brazos cruzados.
- Gracias por calmarla.
- No me tienes que agradecer nada – Le susurró mientras le colocaba una mano en el hombro haciéndole leves toques. – Asegúrate que esta noche duerma al menos.
Sobre el mar de Japón
- Saguru-kun, despierta – Exclamó el de ojos verdes mientras lo sacudía.
- ¿Ya estamos por llegar? – Preguntó mientras colocaba una mano sobre su boca para tapar el bostezo.
- Sí, en 30 minutos aterrizamos. No sé quién es más piedra para dormir, si tú o Kaito.
- Bue. Repíteme… ¿Cómo terminó Kaito con ustedes?
- No repetiré nada que no te conté. No te hagas el vivo conmigo.
- Tenía que intentarlo – Mientras se encogía los hombros y mostraba la palma derecha - ¿Tú qué opinas? ¿Esperamos que aterricen o vamos?
- Yo diría que vayamos. Hasta que encontramos el equipaje, pasamos seguridad y conseguimos taxi, va a pasar un rato. Si los esperamos, estaremos duplicando el tiempo. Además, ellos son 6 y con equipaje, por lo que van a necesitar por lo menos dos taxis.
- Tienes razón. Te noto algo pensativo. ¿Estás bien?
- Sí. Sólo me pregunto con qué nos encontraremos esta vez.
- Nada que no hayamos vivido.
- En realidad, es algo totalmente nuevo. Quizás vos estés tranquilo porque esa chica estaba con Heiji-kun.
- ¿A qué te refieres? – Preguntó sorprendido el rubio.
- Vamos, no te hagas. Creo que Heiji-kun también vio como por un nanosegundo tu expresión pasó de una locura extrema a una calma total cuando la viste.
- No sé a qué te refieres – Dijo ofuscado mientras miraba el pasillo con un leve sonrojo.
- Esta vez la situación es totalmente distinta. Nosotros tenemos la experiencia de cuando nos involucramos nosotros. Pero ahora, son ellas las involucradas. La perspectiva cambia drásticamente.
- Cualquiera diría que esto es culpa del karma o del destino.
- ¿Eh? ¿Qué tenía el agua que te dio la azafata?
- Me refiero a que antes, con la Organización, todos hicimos las mil y una para que ninguna quedase enganchada. Y ahora dos años después, sin nosotros de por medio, nos encontramos con que se meten en un lío parecido. Claramente, tarde o temprano tenía que pasar.
- Puedes correr, pero no puedes esconderte. El destino siempre te encuentra.
- Igualmente, si bien los involucrados cambiaron un poco, ¿Por qué estás tan preocupado respecto a esto?
- …
- Vamos Shuichi-kun. Se nota por cómo estás arrugando el entrecejo. Si sigues así un bulldog inglés va a parecer que tiene un lifting facial comparado contigo.
- ¿Me estás comparando con un perro enano, medio gordo y arrugado? – Exclamó anonadado.
- No me cambies de tema.
- La respuesta es simple. Antes estaban juntos, pero separados. Ahora están separados pero juntos. Eso es lo que me intriga un poco.
- Porque lo haces tan complejo. ¿Te refieres a cómo van a reaccionar cuando se vean los de Tokyo, considerando que la última vez se agarraron de los pelos?
- Algo así.
- O sea, ¿Te preocupa más las reacciones de estos cuatro y no que nos maten a tiros un par de tipos que están metidos en la droga y que se encargan de asesinar gente?
- Exacto.
- No puedo creer lo que estoy escuchando. – Dijo mientras se golpeaba la cara. Esto era ridículo – Si esa es tú preocupación, conociéndolos, van a poner sus mejores caras de póker. Si tienen que explotar, lo van a hacer cuando todo se termine.
- La cuestión es que no quiero que ninguno de estos dos cabezas de adoquín explote. Ni antes ni después. Por eso estaba evaluando como enfrentarlos antes de que se metan en esto de cabeza.
- No vas a ganar nada con eso. Conoces a Shinichi y a Kaito. Escucharán el sermón que les darás. Pero si tienen que explotar, van a explotar. Sabes que las emociones no se manejan tan fácilmente. Es lo que te hacen sentir vivo después de todo, ¿No?
- Sí lo sé. Pero las emociones pueden recordarte que estás vivo o pueden llegar a matarte si no las sabes procesar. Y más en el escenario donde estamos, donde no tiene que haber sentimientos para nada de por medio, dado que interfieren con el raciocinio.
Hakuba se quedó en silencio unos minutos. Estaba empezando a sospechar del porqué de la actitud de Akai. No se necesitaba un alto coeficiente intelectual para saber lo que quiso decir con que las emociones pueden recordarte que estás vivo o matarte en el proceso. Indudablemente, alguno de sus amigos, o los dos, cayó en un pozo muy profundo después de la pelea con las chicas. La pregunta…
- ¿Quién de los dos fue?
- ¿De qué hablas? – Preguntó desprevenido el morocho.
- ¿Quién cayó en depresión y quedó imposibilitado de salir, por lo que veo, en mucho tiempo?
- …
- Shuichi-kun, no es ciencia cuántica. – Le dijo seriamente. – Es Kaito ¿no? Por más que me pongas tu rostro inescrutable, no es muy difícil deducirlo.
- Ah, ¿En serio? Dime, ¿En qué te basas?
- Solo tienes que conocerlos un poco. Shinichi tiene una fuerza mental muchísimo más fuerte que Kaito. Hipotéticamente hablando, si Shinichi se cae y se rompe una pierna, es más factible, aunque le cueste, que se levante con la pierna sana y empiece a caminar nuevamente. En cambio Kaito, no estoy tan seguro. Creo que él necesitaría un yeso y un par de muletas por un largo tiempo.
- Ustedes y sus deducciones – Le contestó mientras sonreía.
- Tomo eso como un sí entonces. Ese idiota siempre se tiene que guardar todo como una caja de pandora hasta que estalla – Dijo con los ojos en blanco mirando el asiento de adelante nuevamente.
Akai se quedó pensando por unos momentos. Si Hakuba lo dedujo fácilmente, Heiji haría lo mismo tarde o temprano.
- Fue… mucho más grave de lo que crees. – Saguru lo miró con sorpresa y con el entrecejo arrugado. – Quiero pedirte un favor. Si estos dos están juntos, no va a haber problema. Pero si están por separado, y Jodie, Rei o yo no estamos presentes, necesito que tanto Heiji-kun como tú, estén con un ojo sobre ambos. Solo por si las dudas.
- ¿Qué…?
- Mejor no preguntes – Dijo interrumpiéndolo. – Mejor que te lo cuenten ellos.
- De acuerdo.
Tanto la salida del aeropuerto como el trayecto a la zona de reunión, fue casi en un total silencio. Saguru se limitaba solo a responder con pocas palabras lo que Shuichi le consultaba.
Tenía muchísimas preguntas con respecto a la conversación en el avión y casi ninguna respuesta. Con lo curioso que era en aprender los motivos que conllevaban a la gente a hacer lo que hacía, quería entender qué los llevó a ocultarles lo que les pasó.
Entró en un círculo vicioso de preguntas, transformándose en una bola de nieve enorme.
Sabía que las respuestas no las iba a encontrar por más que las razone. Sólo alcanzaba conjeturas e hipótesis que no eran más que eso… datos incompletos o supuestos.
Tan sumiso en sus pensamientos, que no se dio cuenta que se encontraba en la puerta de la casa de seguridad.
- "Ok, basta de pensar cosas que no tienen respuesta. Mejor que me concentre en el ahora." – Pensaba con ojos resolutivos.
- Veo que volviste a la zona terrenal. Pensé que te habías quedado en las nubes mientras viajábamos en avión.
- No te preocupes por mí – Dijo con una mueca burlona mientras escuchaba como abrían la puerta – Ya me encargué de priorizar la situación en mi cabeza.
- Perdonen que tardamos en abrirles. Estábamos tan concentrados que perdimos noción de la hora. – Exclamó Rei mientras veía a ambos con su habitual sonrisa y los dejaba adentrarse.
- Rei.
- Shuichi. Veo que sigues igual de divertido que siempre. – Dijo sarcásticamente mientras Hakuba sonreía por el comentario.
- Hola Rei-kun. Los dejo ponerse en sintonía que por lo que veo necesitan hablar. Yo mientras paso. Permiso.
Saguru siguió avanzando, por lo que dedujo, que era el camino hacia la sala, encontrándose realmente con un batallón de gente.
Saludo a todos en forma general, acercándose a Heiji que estaba sentado en el piso con su notebook encima.
- Saguru, tira el equipaje por ahí. ¿Cómo estuvo el viaje?
- Serio, considerando la personalidad de mi acompañante. ¿Cómo están las cosas acá? – Preguntaba mientras se sacaba la mochila del hombro y veía como estaban todos agrupados por equipos.
- Un poco tensas.
- Me imagino. ¿Tú cómo estás? – Preguntó mientras lo observaba con ojos críticos.
- Cansado, preocupado, fastidiado y frustrado.
- ¿Algo más? – A lo que recibió una mirada asesina por parte del de Osaka.
- ¡Hakuba-kun! Llegaste- Exclamó su ex compañera de curso al salir de la cocina.
- Akako-san, ¿Estás bien? – Dijo con cierta preocupación.
- Sí. No estaba con ellas cuando ocurrió todo esto – Dijo con un poco de remordimiento.
- No te culpes que no hubieses podido hacer nada.
- Hubiera podido hacer algo si hubiese encontrado algo de ellos o tuviese mis cosas – Susurró en una voz apenas audible.
- ¿Qué?
- No, nada. Solo pensaba en voz alta. Me alegra que estés aquí. – Le dijo mientras le dedicaba una sonrisa sincera y colocaba una de sus manos sobre su brazo.
Saguru se dedicó a verla por un momento. Los dos años que pasaron la habían favorecido. Si bien su estatura no había cambiado mucho, podía ver que sus cualidades físicas sí habían cambiado un poco, dejando atrás los rasgos adolescentes para convertirse en toda una mujer adulta.
Sus ojos rubíes seguían igual de misteriosos y profundos que siempre. Aspecto físico que siempre atraía la atención al detective.
Su mirada fue desde su linda nariz hasta esa boca pequeña. Sus labios siempre fueron delgados, pero por alguna razón, se le hacían irresistibles. Tenía ganas de proba…
- "Ok Saguru. Recuerda que está fuera de tu alcance. Deja de fantasear que no es el momento. ¡En qué demonios piensas! ¡Ya no eres un adolescente!"
Entrada de la casa de seguridad
Rei veía con curiosidad como Saguru desaparecía por los pasillos para adentrarse a la sala.
- ¿Y a este que le pasó?
- Me había olvidado que Shinichi no era el único desquiciado deductivo del grupo.
- ¿Acaso sabe?
- No. Solo dedujo que Kaito terminó en depresión. Pero no sabe nada al respecto. Le pedí que les eche un vistazo a ambos en caso de que ninguno de nosotros esté.
- ¿Cómo están esos dos? La última vez que los vi aparentaban estar bastante bien.
- ¿Cuánto pasó de eso ya? ¿4 meses? ¿Tanto tiempo pasó ya?
- Más o menos. Sí, viaje en enero si no me equivoco.
- Están bien. Mejoraron mucho el nivel físico. A lo que eran antes...
- ¿A qué porcentaje llegó Shinichi con el examen?
- El de hace 2 meses estaba en un 72%.
- ¿En serio? Digo...es buenísimo, ¿Pero cómo hizo para dar ese salto en tan poco tiempo?. El anterior sino más recuerdo dio un 59%.– Dijo sorprendido por lo rápido que estaba evolucionando.
- Sí. Me preocupa con esta situación cómo quedarán nuevamente.
- Supongo que es la prueba piloto. Tienen que aprender a lidiar con todo esto. Sabes que no pueden quedarse para siempre viviendo con sus fantasmas. Y tú no puedes tenerlos en una caja de seguridad antinuclear.
- Sí lo sé… y después Jodie quiere hijos. ¡Ja! – Y Rei estalló a carcajadas. – Tampoco fue tan cómico lo que dije.
- Perdón no pude evitarlo al ver tu cara. Ve el lado positivo, ya tienes experiencia.
- Con adolescentes, que ya no lo son.
- Ah no, no. Recuerda que también cuidaste de Haibara-san y de Conan en alguna que otra ocasión.
- ¡Eran adolescentes infiltrados! ¡No bebés!
Rei se imaginó a Shuichi, con su típica cara seria, delantal rosa y mamadera en una mano, vómito de bebé en el pecho y a un pequeño niño llorando sin parar en sus brazos. Decir que casi se ahoga en su propia risa, era poco.
- No quiero saber qué diablos te imaginaste. Espero que mueras ahogado maldito payaso viviente.
- Mejor pasemos – Dijo apenas pudiendo articular la oración mientras seguía riéndose, al punto de que se creen lágrimas en los bordes de sus ojos.
Akai apenas pisó la sala, sintió como muchos pares de ojos se posaron sobre él. Se sorprendió al ver a los padres de Kaito. Supuso que éste fue quien los llamó.
También pudo ver como alrededor de la sala se encontraban los equipos de comunicación que usaron hace dos años atrás.
- "Si no más recuerdo, esos equipos los guardamos momentáneamente en la casa de Shinichi. Maldito zorro astuto. Siempre adelantándose un paso. Bueno, eso es buena señal. Al menos está pensando con claridad" – Pensaba con una mueca el del FBI.
A la izquierda pudo ver a un colorado y baboso Hakuba, el cual se encontraba hablando con la chica de ojos rojizos que no conocía.
- "Si, seguro que no sabías de qué hablaba en el avión" – Pensaba mientras colocaba los ojos en blanco.
A la derecha de la sala pudo encontrar al profesor Agasa con Ai…
- Primero que nada, buenos días a todos. No quiero ser rudo pero... ¿Qué demonios haces tú aquí? – Dijo dirigiéndose a Ai.
- Qué alegría verte también – Respondió son su típica voz neutral – Entre tú y Kudo-kun al teléfono, no sé con quién me quedo.
- ¿Qué pasó?
- Estimamos que una de ellas está herida – Le contestó Heiji, ganando la atención de Saguru también – Y Haibara-san es la única de todos nosotros que sabe de medicina.
- ¿Y recién ahora me avisan? ¿Saben quién de ellas? – Preguntó rogando que no sea…
- Suponemos que es mi hija – Dijo Kogoro uniéndose a la charla. A lo cual Shuichi cerró los ojos con fuerza, llamando la atención de todos.
- Uh – Es lo único que pudo decir el morocho recién llegado mientras se frotaba el pelo con una mano.
- Pobre Jodie. – Dijo un apenado Rei entendiendo la reacción de su ex rival.
- ¿Qué les pasa a ustedes dos? Si alguien está preocupado somos nosotros dos – Exclamó Mouri haciendo referencia a él y a Eri.
- No, nada. Es solo que... – Suspiró Shuichi con fuerza, haciendo una mueca de resignación.
- Blue no va a estar muy amigable. Si quieres traigo un cerdito para que empiece a correrlo por la sala – Terminó diciendo el Agente de la Policía Secreta en broma al morocho.
- Si sigues llamándolo así te va a comer el brazo – Le comentó con burla.
- ¡Hey! ¡Me estás diciendo que soy el gordito que termina en su estómago! – Dijo con los ojos abiertos en señal de alarma.
- Tú lo estás buscando. Hazte cargo de lo que dices.
- ¿De qué diablos están hablando? – Interfirió Heiji no entendiendo nada.
- No nos hagas caso.
Considerando la hora que era y que no faltaba mucho para que el otro grupo aterrizara, decidió acercarse y separar a los padres de Kaito para hablarles un poco.
- Sé que tienen un millón de consultas pero se los resumiré. Kaito está bien. En realidad creo que se queda con nosotros primero por Shinichi y luego porque no sabe muy bien todavía que hacer.
- Hablamos con él y parecería estar bien. Además, tuvimos contacto permanente con Yusaku-kun, Yukiko-chan y ustedes dos. Por eso estábamos tranquilos. Gracias por todo el apoyo que le diste, Shuichi-kun – Dijo Toichi.
- No me agradezcas en nada. Una mano lava la otra y las dos lavan cara. Ellos me ayudaron antes y ahora me tocaba a mí. Fue en realidad un trabajo en equipo. Incluso Shinichi lo anduvo zarandando al principio. – Comentario que hizo reír al mago.
- Yo hubiera hecho lo mismo – Dijo Chikage con una sonrisa.
- Reconozco que si bien la situación no era de lo mejor en un principio, fue mejorando progresivamente a lo largo del tiempo. Últimamente, y me refiero ya hace ocho o nueve meses, que no hemos tenido ni un problema con ellos.
- Shuichi-kun, seme sincero. Con esta situación ¿Qué pasará con Kaito-chan? – Preguntó Chikage.
- La pregunta del millón de dólares. No lo sé. Dependerá de él.
- Tengo miedo de que retroceda nuevamente.
- Es lo que venía pensando en el camino. Incluso estaba pensando en qué decirles cuando llegaran. Pero al hablar con Rei y con Saguru, me di cuenta de que les va a entrar por un oído y les va a salir por otro. Ya los conocen.
- ¿Entonces? – Consultó la mujer nuevamente.
- Querida, debes dejarlos probar. Sino, van a terminar encerrados de por vida.
- Coincido en lo que dices. Me parece que si sobreviven a esto, pueden contra cualquier cosa. Si bien Kaito va a tener que enfrentar al pasado nuevamente, sé que si estos dos locos están juntos van a estar bien.
- Eso espero – Dijo preocupada.
En ese instante, sonó el teléfono de Shuichi. Al verlo, se percató que era un mensaje de Jodie avisándole que ya habían aterrizado.
- Estimo que en 40 minutos estarán aquí – Dijo Akai en voz alta llamando la atención de todos. – Por lo que quiero ganar tiempo. Rei, ¿Tengo modo de sincronizar el teléfono con algo para escuchar mejor?
- Tienes un dispositivo para conferencias sobre la mesa ¿Para qué lo quieres?
- Voy a hacer llamada con cada uno de los celulares de los que están viniendo. Con sus auriculares cada uno podrá escuchar bien lo que pasa y así ganaremos tiempo de explicaciones.
Shuichi lo conectó y realizó una llamada grupal con cada celular de los integrantes que faltaba llegar. La primera que atendió fue Jodie, por lo que al explicarle lo que quería hacer, empezaron todos a atender.
- Bien. Ya que estamos todos, si bien no se pudo conseguir información del paradero de las chicas, parece que se pudo averiguar algo sobre esta gente. Así que, somos todos oídos.
- Yo me metí en redes sociales con Haibara-san – Dijo Akako. – Encontramos que este tal Hiroto Ken tiene una vida bastante…
- Ostentosa y asquerosa. Compárenlo como si fuese uno de los cerdos de la novela de Rebelión en la granja – Agregó Haibara.
- Divina comparación – Dijo Shuichi enarcando una ceja.
- Pero acertada. Puedes encontrar desde fiestas privadas que ha organizado hasta fotos de bienes que posee que no entiendes cómo, si este tipo supuestamente no trabaja. Bue… no legalmente obviamente. – Comentó la de ojos rojizos.
- También hemos encontrado gente que ha realizado quejas y protestas sobre la impunidad que existe en el distrito. Muchos han comentado que existen casos de asesinatos que no se han informado, y de que las cadenas de noticias están todas manejadas por ellos. – Exclamó Ai.
- Otra cosa que he visto y me ha llamado la atención es que existen dos mujeres, una madre y una viuda, que crearon una especie de movimiento en la redes para ver si alguien podía ayudarlas a traer un poco de luz sobre los asesinatos de su hijo y esposo. El hecho ocurrió en diciembre del año pasado y en febrero de este año. Era un movimiento que estaba bastante activo al principio pero dejó de tener publicaciones a partir de abril. – Declaró Akako.
- ¿No está censurado? – Consultó Ginshiro.
- No.
- Lo que noto son muchos comentarios violentos hacia las dos mujeres. Debe ser por eso que dejaron de publicar – Agregó Haibara mientras leía rápidamente las publicaciones.
- ¿Profesiones de los hombres? – Preguntó Heizo.
- Uno era oficial de policía y el otro era un chico de 17 años si no me equivoco – Explicó la bruja.
- ¿El chico que hacía? ¿Trabajaba o estudiaba? – Consultó nuevamente.
- No lo sé, pero podemos ver que podemos encontrar en sus redes – Dicho esto, Ai se ocupó de rastrearlo.
- ¿Cómo murieron? – Consultó Saguru.
- La verdad que es horrible, pero ambos de un balazo en la cabeza y sin los ojos. El oficial fue encontrado dentro de su auto, y el chico abandonado en un campo. No hay mucha información sobre las escenas del crimen.
- Claramente el mismo modus operandi deja un mensaje bien claro – Indicó Heiji.
- El chico se llamaba Okero Giro. Por lo que veo en sus fotos era un chico de recursos precarios, que en las fotos, siempre se muestra en grandes grupos y con armas en sus manos. Por ende, debía ser del grupo de narcotraficantes. – Dedujo Haibara.
- Ok, Haibara-san, anótame los nombres de las mujeres y de los hombres. Veré que puedo encontrar en la base de datos de ellos. Si pueden busquen más información sobre ellos. Eri-san, a nivel judicial ¿Pudiste encontrar algo? – Preguntó Furuya.
- Hay varias causas cerradas en la Justicia de Hamatia y lo más llamativo es que siempre es el mismo juez. Dentro de ellas hay una donde se acusaba a un fiscal por realizar maniobras para entorpecer las investigaciones sobre los asesinatos de varios narcotraficantes que ocurrieron en octubre del año pasado.
- ¿Y en qué quedó? – Consultó Rei.
- En nada como siempre. Le iniciaron juicio político al fiscal pero fue absuelto por falta de pruebas contundentes. Tengo el nombre del juez y de los fiscales. Además de pasártelos, consultaré con algunos conocidos míos de confianza para ver si pueden llegar a conseguirme los legajos de dichas causas para analizarlos.
- Ok, veamos de ir armando un árbol de relaciones. Vamos a tener bastante trabajo por lo que espero que tengamos café de sobra – Exclamó el del FBI mientras Rei tomaba uno de los marcadores.
- Rei-kun déjame a mí. Seguro que vas a tener que ir a abrir la puerta en algún momento – Pidió Saguru.
Furuya aceptó el intercambio, entregándole el marcador.
Mientras tanto, Saguru marcaba líneas verticales en todo el pizarrón. En el primer cuadrante anotó la palabra "Justicia". Mientras que en el resto anotó las siguientes en el próximo orden: "Gobierno", "Policía", "Narcotráfico" y "Otros". La última división anotada, a veces era la clave que desenlazaba toda la operatoria.
- Bien. En el primero tenemos a… - Consultó Hakuba.
- El Juez es Kenji Fukushima. El Fiscal es Ryu Gojo – Dijo la abogada.
- En "Gobierno" claramente tenemos a mister papi, el gobernador Eiji Ken, que por cierto, irónico el significado de su nombre… y al hijo Hiroto Ken. Consulta… ¿No tienen esposa o novia estos dos? – Preguntó Saguru.
- ¿Cuál de todas? – Preguntaron Shizuka y la madre de Kazuha al mismo tiempo, las cuales se miraron entre sí al pensar igual.
- Ok. Empecemos con Hiroto Ken. ¿Nombre de esposa o novia?
- Por eso te preguntábamos. ¿Cuál de todas? Te puedo asegurar que la lista es larga – Aclaró la madre de Heiji.
- ¡Pensé que el tiro al aire era el hijo! – Exclamó el detective.
- También. La lista es larga para ambos en realidad – Comentó la madre de Kazuha.
- Veo que están en tema.
- Somos ama de casa. Los rumores y escándalos de gente famosa en la TV e internet son nuestro fuerte.
- Entonces les encargamos que averigüen todo lo referente a las relaciones de ellos. Como por ejemplo, casos de violencia, dinero, viajes, fotos, amoríos, etc etc. – Listó Shuichi.
- ¡Bien! – Dijeron mientras se ponían con ello.
- Uf, acá viene el complicado. – Dijo Hakuba.
- "Policia" – Leyó en voz alta Heizo. – Déjame darte mi punto de vista, y corrígeme Ginshiro si me equivoco u olvido de algo. Si estas causas y esta impunidad existe tan abiertamente, claramente el superintendente de la prefectura, la división de narcóticos y la división de asuntos internos están involucrados. De alguna forma para que este ecosistema subsista, los controles deben fallar. Por ende, los análisis e informes que realiza el área de asuntos internos, deben estar o incompletos o hasta adulterados. De esa forma logran complicar o diría que hasta encaminar las auditorías que sufren por lo menos cada 6 meses por Seguridad Nacional hacia donde ellos quieren.
- ¿Y entonces…qué podemos hacer? – Preguntó Ginzo.
- Generalmente cuando esto pasa, se suele iniciar una investigación confidencial interna muy compleja, a través de Seguridad Nacional. Quienes luego, llaman al otro organismo para que los ayude a infiltrarse – Agregó Ginshiro.
- ¿De qué otro organismo hablas? – Consultó el padre de Aoko nuevamente.
- Nosotros – Respondió Rei mientras varios ojos lo veían. – ¿Cómo crees que me infiltré en el sindicato? – Dijo con su sonrisa habitual.
- Porque estás demente sería una opción – Dijo el del FBI con sonrisa burlona.
- Ah claro. Porque tú no lo hiciste ¿No? Así que te conviertes en otro demente más – Dijo con esa sonrisa de reto que el morocho odiaba. Si no estuvieran en esta situación, ya estarían peleándose a los puños como hacían habitualmente.
- Espera, no te olvides del policía que encontraron en el auto. Ese debería ir en "seguridad" también. Su nombre es Hideo Yoshida. – Indicó Heiji mientras miraba las noticias por la computadora.
- Tienes razón – Dijo Saguru mientras escribía el nombre en la pizarra. – En "Narcotráfico" podemos poner a Okero Giro, y en "Otros" podemos agregar a las mujeres que iniciaron los grupos.
- Ahora empieza el verdadero desafío. Saber dónde están ellas – Exclamó Akai.
- Akai-kun, ¿Cómo vamos a hacer para encontrarlas? – Preguntó Kogoro un poco preocupado.
- Ok, Jodie… ¿Qué tan lejos están?
- En el taxi a pocos minutos. Los chicos llegarán 20 minutos después que nosotros. Había mucha gente en el aeropuerto y pocos taxis.
- Ok. Tu… ¿Perdona cuál era tu nombre? – Mientras miraba a la de pelo azabache y ojos rojos.
- Akako Koizumi.
- Koizumi-san, ¿Tienes idea si llevaban mucho dinero físico encima?
- Sólo nos íbamos a quedar una noche por lo que no cargábamos con mucho. El tren ya lo teníamos pago y el hotel también. Usamos un poco de efectivo para la entrada al parque, por ende, teníamos lo suficiente para salir a comer.
- Mejor todavía. Padres de las tres. ¿Ellas tienen extensiones de sus tarjetas?
- Ran tiene una – Dijo Kogoro.
- Aoko no – Negó Ginzo.
- Kazuha también tiene una – Confirmó Ginshiro.
- Fijense ustedes dos en sus cuentas, si dichas extensiones no tuvieron alguna extracción de efectivo en las últimas 24hs. Aunque sea poco probable.
- Shuichi, llegamos – Anunció Jodie.
- Yo les abro – Informó Rei mientras salía de la sala.
Mientras ambos padres se fijaban a través de las computadoras por el homebanking, Jodie entró a la habitación junto con los padres de Shinichi. Saludaron de forma general mientras dejaban los bolsos con sus mochilas a un costado de la sala. Aprovecharon para sacarse los auriculares de sus oídos y salir de la llamada.
Yukiko al mirar a los presentes, se encontró con la mirada nerviosa de Eri. Sintió como Yusaku tomaba su mano con fuerza y le dirigía una mirada de confianza y seguridad.
Decidió dirigirse a ella, notando el estado de cansancio y angustia de su vieja amiga. Eri la miraba con cierta prudencia la cual no comprendía…hasta que su cabeza hizo el click. Y la única palabra en su mente fue –"Oh".
Cuando llegó a estar frente a frente, no sabía qué decirle por lo que solo atinó a rodearla con sus brazos. Con una mano realizaba suaves movimientos hacia arriba y hacia abajo por su espalda para calmarla y transmitirle tranquilidad.
Al poco tiempo notó como Eri la apretaba con fuerza hacia ella mientras respiraba hondo, como intentando absorber las lágrimas que querían salir a flote nuevamente.
- Tranquila, todo estará bien.
- Pero Ran...
- No te preocupes Eri-chan. Shin-chan la encontrará como siempre – Le dijo susurrándole al oído.
Eri se separó para verla un segundo con sorpresa, obteniendo un guiño de respuesta. No pudo hacer otra cosa más que darle una sonrisa sincera.
Jodie aprovechó para acercarse a Akai y darle un beso en la mejilla. Hacía una semana que no lo veía y lo extrañaba a horrores.
- Me debes una muy grande por haberme abandonado sola con estos locos – Le reprochó.
- ¡Hey! Podemos escucharte todavía – Exclamó Kaito por el teléfono. Shuichi solo pudo esbozar una sonrisa.
- Pues mejor que así sea. Ah, cuando volvamos, doble de peso para ambos – Le informó a su pareja mientras se escuchaba a Kaito refunfuñar de fondo.
- ¿Qué hicieron ahora? – Preguntó el del FBI.
- ¿Qué son sus padres adoptivos? – Consultó Saguru al ver la escena mientras miraba a los padres de Shinichi y Kaito.
- A veces hay que tomarse vacaciones– Le contestó Yusaku mientras levantaba ambas manos y se encogía de hombros en modo de explicación.
- ¡Y sí que nos hacían falta! – Agregó Toichi mientras se acercaba y cruzaba una mirada de complicidad con su antiguo ex rival. – Por cierto, gracias por cuidarlo Yusaku – Le susurró en voz baja para que nadie escuchara su conversación.
- Olvídate. Entre los dos crearon una relación de mutualismo estupenda que los hizo evolucionar a los dos. Ahora los vas a ver. Con Yukiko realmente estamos muy contentos de los resultados.
- Me alegro mucho entonces. La verdad es que casi me mata del susto – Le comentó mientras dejaba de lado su habitual cara de póker y expresaba la tristeza en su rostro.
- Todos pasamos por momentos así en algún momento. Creo que esto les sirvió a nuestros hijos a replantearse muchas cosas.
- Shuichi-kun, Kazuha no extrajo dinero – Comentó Ginshiro, interrumpiendo la conversación secreta entre los padres.
- Ran por lo que veo tampoco. – Exclamó Kogoro.
- De algún lado deben de estar sacando el dinero. No quiero ser metiche pero… ¿Es tu novia no? - Preguntó Shuichi al detective del oeste.
- ¿Qué clase de pregunta es esa? – Dijo arqueando una ceja en señal de molestia.
- Si, lo es. Yo te contesto más rápido – Agregó Shizuka, con lo cual recibió una cara de desaprobación por parte de su hijo.
- Toyama-san no tiene de casualidad tarjeta tuyas ¿No?
- No – Mientras negaba con la cabeza.
- ¿Por qué estás tan seguro de que tuvieron que sacar plata? – Preguntó el profesor Agasa quien se mantuvo en silencio hasta ahora.
- Porque si una está herida, estar en la calle no es una opción dado que alguien las podría reportar. Por ende, de alguna forma deben estar alojadas en algún lado. ¿Mouri-san o Nakamori-san tiene pareja o algo? Necesitamos saber dónde está el nexo de financiación, sino esto será imposible. – Explicó Akai mientras agradecía por no estar en el taxi de los dos lunáticos mientras realizaba la pregunta. No quería ni imaginarse la cara de ambos en estos momentos.
- Ran tiene una tarjeta propia dado que empezó a trabajar hace casi un año. Pero es lista, no creo que esté usándola si sabe que la están buscando. Lo único que se me ocurre es que se haya contactado con Sonoko-chan. Desde ya olvida que esté saliendo con alguien – Explicó Eri mientras Yukiko la veía con curiosidad.
- ¿Tienes forma de preguntarle?
- Ahí la llamo. – Mientras salía un poco de la sala para poder escuchar mejor.
- ¿Ginzo-kun? ¿Alguna idea?
- Que yo sepa no tiene novio, y espero que así sea. – Dijo Nakamori con un cierto deje de enojo. Parece que existía un pequeño problema familiar.
- Sonoko dijo que no – Gritó Eri mientras se quedaba lejos para terminar de explicarle a una alterada Sonoko lo que pasaba.
- Genial. – Exclamó Jodie exasperada. – Aunque si no podemos encontrarlas fácilmente, entonces ellos tampoco.
- Shinichi – Lo llamó Rei. – ¿No hay chance de que tú le hayas dado una tarjeta a Ran-chan no?
- No – Dijo a través del teléfono.
- Bueno, entonces sólo nos queda el método más complicado. Intentar ver qué ruta pudieron tomar e ir pidiendo todas las cámaras de seguridad… es una locura. Tardaríamos meses – Exclamó el Agente pasándose una mano por la cara.
- Espera, espera – Intervino Shinichi con voz de haberse acordado de algo – Papá, chequea mi extensión de tu tarjeta.
- ¿Qué?
- Solo hazlo.
- De acuerdo. Ahí me fijo. – Le respondió mientras Kogoro le cedía su lugar.
- Ok, ahora estoy intrigada. ¿Cómo es que Ran-chan tiene tu extensión Shin-chan? – Le dijo con un cierto tono de burla – Kaito-chan, hazme un favor y sácale una foto.
- ¡Déjate de bromas que no es momento para eso!
- Bingo… tienes razón. Tiene un movimiento el sábado a la noche en un cajero automático. El sistema no tiene mucha información, dame un segundo que llamo a la financiera para ver si me pueden decir la dirección. – Explicaba mientras sacaba su billetera del bolsillo de atrás de su jean y buscaba su tarjeta.
- Shuichi-kun, estamos a 10 cuadras– Comentó Kaito.
- Y ahí va el portero nuevamente – Comentó Rei.
Yusaku mientras veía el dorso de la tarjeta, marcaba con su teléfono el número de atención al cliente. Una vez que ingresó todos los datos para validar su identidad, puso el teléfono en altavoz y esperó a que lo atiendan
- Odio las músicas de espera – Comentaba Yusaku para aliviar el ambiente. Tenía los ojos expectantes de todos en él.
- Buenos días señor Kudo-kun. Mi nombre es Cho Murakami, ¿En qué puedo ayudarlo hoy?
- Hola, buenos días. El sábado por la noche, mi señora e hijo fueron a extraer dinero a un cajero automático y mi mujer se olvidó un regalo para un amigo de ella, por lo que se está queriendo matar. ¿Hay forma de que me digan la dirección de dónde se realizó la operación por favor?
- Sí, como no. ¿La tarjeta con la cual operaron fue la de su esposa?
- No, fue con la de mi hijo Shinichi.
- Bien. Deme un momento por favor mientras verifico en el sistema. Sólo existe un movimiento el día sábado, bah en realidad, es el único movimiento que existe. La dirección es Ise 4529 en la localidad de Hisaya. – Mientras Akai le hizo señas para que lo vea y golpeaba el reloj de su muñeca, Heiji ya había sincronizado la PC de él nuevamente con el TV y puesto la dirección en el mapa.
- Perfecto. Una última consulta, ¿El horario que muestra el homebanking es el correcto? Sé que los guardias trabajan con rotación de horarios y sería más sencillo si ya voy con el dato.
- Sí, es el que se muestra en pantalla señor.
- Perfecto. Muchas gracias por su ayuda. Que tenga buen día – Y terminó la llamada.
- No tenías una mejor excusa para dar ¿No? – Le recriminó su mujer colocando una mano en su cintura. – ¡Shin-chan, dile algo también por favor!
- Qué quieres que le diga si la excusa es bastante realista – Comentario que llamó la atención de todos, dado que la voz grave no se escuchó a través del teléfono sino en la sala.
Ninguno de ellos se había dado cuenta de que tanto Shinichi como Kaito, estaban en la habitación. Y nadie pudo creer que esas dos siluetas, eran las del detective del este, y la del joven mago Kaito Kid.
- Yukiko-chan, no sé qué les diste de comer a estos dos. ¡Pero la última vez los vi no estaban así! – Comentó el Agente rubio mientras los veía con sorpresa.
