Con respecto a este capítulo, tuve que realizarle un corte. No me di cuenta mientras escribía y cuando vi que iba por la página 40 con casi 20 mil palabras, pensé que iban a matar por lo extenso que era.
Gracias por las reviews Laura, Gfriend, Tatis e invitados! ¡Espero que disfruten el episodio!
Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.
Tampoco me pertenecen los personajes de Alf (Y si… siempre algo raro mis historias tienen que tener).
Japón - Lunes
¿Nunca les pasó de entrar a un lugar lleno de gente, y que al poner un pie dentro, se hizo el más puro y sepulcral silencio que hayan conocido jamás? Esa es la escena que estaban viviendo los dos nuevos integrantes.
Si bien entendían y era lógico que iba a suceder porque hacía dos años que no se veían, no se esperaban que todos se les queden mirando por tanto tiempo sin decirles nada como si fueran dos extraterrestres del planeta Melmac (el que vio a Alf sabe a qué se referían).
Kaito no había cambiado mucho en altura, pero sí en físico. Su rostro y postura ya no eran los de un gracioso y despreocupado adolescente. Sino que pasaron a ser los de un adulto serio con rasgos de meticulosidad. Lo único que no cambió fue el pelo desordenado que siempre llevaba.
Vestía unos pantalones negros y una remera con cuello en v de color gris oscura, la cual se encontraba casi oculta por una campera negra abierta a la mitad de su torso. Dicha apertura y el modo en que la ropa se ajustaba a su cuerpo, permitía ver el cambio en sus pectorales, piernas y hombros, lo que daba a entender, que ha estado ejercitándose bastante en estos últimos años.
En el caso de Shinichi, el cambio físico era aún mucho más notorio. No se sabía con exactitud si esto se debía a que se lo comparaba con Conan o con el que una vez había sido un simple adolescente de 17 años.
Su altura llegó a pasar la de Heiji aunque no la de Saguru, quien seguía siendo el más alto del grupo de detectives con su metro ochenta y tres. Su pelo dejó de tener esos mechones parados en la parte de atrás y a los costados de su cabeza, y su flequillo desordenado pasó a ser más corto, dejando a la vista dos oscuros y fríos zafiros.
Al igual que Kaito, vestía una campera negra pero sport y cerrada en su totalidad, aunque no tan ajustada al cuerpo. Independientemente de esto último, todos se pudieron observar la postura, espalda y expansión torácica que había adquirido en estos dos años, lo que indicaba que estuvo bajo un entrenamiento intenso durante todo este tiempo. Traía unos jeans elásticos ajustados color azul oscuro, y no los típicos celestes y rígidos que todo el mundo usaba. Esto le permitía mucha mayor movilidad en sus movimientos.
- Kaito-chan, al fin llegaste – Dijo alegremente su madre mientras se colgaba literalmente de su brazo, notando la dureza de sus músculos. No le extrañó, considerando que hablaba con él y sabía lo mucho que habían estado entrenando.
- Chikage, vas a arrancarle el brazo – Le recriminó Toichi mientras posaba una mano sobre el hombro de su hijo y le sonreía genuinamente.
- ¿Qué soy un playmobil o qué? – Exclamó el joven mago con cierto fastidio.
- Kaito-chan. ¿Hace cuánto que no juegas con uno? Ya no se desarman tan fácilmente – Dijo su madre.
- No quiero saber cómo sabes eso. Bueno, quieren continuar por favor – Mientras deshacía el abrazo y se sacaba la mochila de la espalda. Todo sea para escapar del centro de atención. Si bien antes era una de las cosas que más le gustaba, el silencio sepulcral y las miradas lo estaban poniendo nervioso.
Shuichi vio lo incómodo que estaban los recién llegados, por lo que decidió volver al tema principal y sacarles la atención.
- Ok gente. Concentrémonos de vuelta. Ojos en el mapa que no sabemos cómo pero se desplazaron de prefectura nuevamente.
- Son más escurridizas que tú, Shuichi. – Comentó el Agente con broma mientras recibía de su amigo una mirada de molestia, la cual rápidamente pasó a ser una de desafío.
- Cuando quieras tráeme una manzana que te enseño un par de trucos que te faltan aprender. – A lo cual Rei abrió los ojos aceptando el duelo y con una sonrisa se puso en modo competitivo.
- Y aquí van – Dijo Jodie interponiéndose. – ¡Ustedes dos ya basta! ¡Siempre que se juntan parecen niños!
- Él empezó – Se defendió su novio.
- Y tú la seguiste – Respondió el rubio a la acusación.
- Ay por favor. ¿Son siempre así? – Consultó Chikage a su hijo y a Shinichi en voz alta.
- Sí, lo son – Contestaron los dos al mismo tiempo viéndolos con los ojos entrecerrados.
- ¡Triple de peso para ambos! – Y ambos chicos vieron al del FBI con los ojos en blanco mientras miraban hacia el costado.
- ¡Gente, por favor! – Exclamó Kogoro – Eri, pon orden en la sala.
- ¿Me estás cargando? ¡Eso hacen los jueces! ¡No los abogados! ¡¿Todavía no sabes de qué trabajo?!
Ya esta reunión era cualquier cosa. El nerviosismo de todos hizo que perdieran la cordura y la concentración. Kaito y Shinichi se miraron entre ellos y largaron una carcajada sin poder contenerse al escucharlos después de tanto tiempo. Prontamente todos los presentes empezaron a reír un poco de lo estúpida que era la situación.
Unos segundos después cuando lograron deshacer un poco la ansiedad de sus mentes y cuerpos, empezaron nuevamente a carburar las neuronas.
- Recalculando a cero. – Dijo el del de FBI – Sabemos que están en una prefectura, mucho más grande ahora. Heiji, ¿Puedes buscar todos los alojamientos posibles en el mapa?
- Hay 98 posibilidades – Le indicó mientras veía los resultados.
- Saca los de cuatro y cinco estrellas, de esa forma disminuirá la cantidad. Si quieren pasar desapercibidas y no llevan equipaje, van a ir uno de categoría medio/bajo. – Sugirió Saguru mientras se acercaba.
- Ok, tenemos 65 ahora.
- Papá, ¿Cuánta plata extrajeron?
- Aproximadamente 40 mil yenes.
- Heiji, duplica la pestaña del mapa. ¿Qué distancia hay entre Hamatia e Hisaya? – Le preguntó Shinichi.
- Son unos cuantos kilómetros, 67 para ser exactos – Indicó el de oeste, mientras el del este se acercaba al televisor.
- Aumenta el zoom para que te muestre los medios de transporte.
Los de la sala se sumieron en silencio. Sabía que cuando se juntaban y empezaban a razonar, lo mejor era no interrumpirlos.
- Ran dijo en el video que había visto el mapa antes cuando estaban en el puente ¿No? Entonces, sabía dónde ir. ¿Cuál es el transporte público más cercano de la zona donde desaparecieron?
- Además de los colectivos…
- No, Hamatia no es muy grande. Tiene que ser tren, subte o algo donde sepan que hay mucha gente concentrada. Taxi es muy caro y tienen más probabilidades de ser reportadas, más si está herida.
- Además que no se van a poner a esperar a un taxi mientras las están persiguiendo – Agregó Kaito como si fuera lo más obvio del mundo.
- Tienen el tren Enshu. Si aumento el zoom, tiene 15 estaciones de punta a punta. Ellas están en la mitad más o menos.
- Ok, ¿Qué se hace un sábado a la noche…?
- Busca todos los bares y boliches de la zona. Por favor, te falta un poco de vida social – Le dijo Kaito a su compañero de cuarto de hace casi dos años.
- Como que no tuve tiempo para eso a comparación tuya – Le reprendió irónicamente.
- Están fuera de Hamatia y al noroeste, Por ende, si tomaron el tren, se bajaron en la estación Junshi donde… - Se frenó el de Osaka.
- Está la principal terminal de ómnibus – Dijeron al mismo tiempo Shinichi y Heiji mientras se veían por la sincronización de sus mentes. Sin embargo, ninguno de los dos se inmutó.
- ¡Bien! Ahora los boliches más concurridos están en esta zona, por lo que se tuvieron que bajar acá. – Dijo mientras señalaba con el mouse la zona.
- ¿Y ahora? – Preguntó Saguru.
- El subte – Agregó kaito.
- Pero está más lejos que los boliches – Dijo Saguru al ver que había una distancia de por lo menos 20 cuadras más.
- Sí, pero mira las estaciones del subte. Una de ellas desemboca en el centro de la ciudad de Hisaya – Dijo el mago mientras señalaba con el dedo la pantalla. – Si yo estuviera en su lugar, me alejaría de la zona de boliches porque de día es zona muerta y sólo tiene actividad a la noche.
- Entiendo. Comprar comida y salir de día sería un problema. Considerando que la mayoría de los días de semana se encuentran cerrados y la cantidad de gente en la calle disminuye. Además, estamos lidiando con narcotraficantes pensemos también que tienen sus redes adentro de los mismos.
- ¿Cuál es la calle de la estación de subte en Hisaya? – Consultó Shinichi.
- Ise 4100. O sea que caminaron para el oeste.
- Ve al otro mapa, saca todos los hoteles del lado este y traza una distancia de 10 cuadras a la redonda de Ise al 4500. ¿Hay supermercados y farmacias cerca?
- Sí hay unas cuantos. Al ser casi el centro de la ciudad es más poblada.
- Entonces filtra los alojamientos por importes de tres mil yenes la noche o menos.
- ¿No te parece poco? Quizás saquemos posibilidades con ese filtro – Preguntó el moreno preocupado.
- Conociendo a Ran, no debe estar muy cómoda por haber usado mi tarjeta, por lo que intentará gastar lo menos posible. Además, ya tuvieron que pagar la noche del sábado, domingo y hoy, por lo que suponiendo el peor de los casos si el filtrado es de 3 mil yenes, ya se gastaron 9 en hotel, quedándoles 31 mil yenes.
- Si a eso le restas gastos de supermercado o comida rápida por un costo aproximado de mil yenes por persona, por tres comidas, te da un costo de 9 mil yenes por día. No consideremos el día sábado porque dudo que hayan comido. Debían haber estado más preocupadas en conseguir alojamiento y una farmacia que esté 24hs abierta para tratar las heridas – Agregó Saguru al cálculo de Shinichi.
- Así que resumidamente, con los gastos de farmacia y alguna que otra cosa como ropa, les debe quedar aproximadamente 12 mil yenes, los cuales les alcanza para la comida de hoy y una noche más de hotel. Mañana van a tener que salir nuevamente a retirar efectivo – Terminó Heiji entendiendo el razonamiento mientras realizaba el filtro. - Ok… ahora tenemos 6 alojamientos en total.
- Ese es un buen número – Indicó Shuichi. – Ahora que sabemos dónde pueden llegar a estar, tenemos otro problema. ¿Dónde las llevamos? Esta casa es una opción imposible y mantenerlas de hotel en hotel menos todavía.
- ¿Otra casa de seguridad? – Consultó Jodie.
- Podría hablar con mi jefe para ver si nos habilita otro punto. – Dijo Rei rascándose la cabeza.
- Esperen, puede que yo tenga una ayuda en esto – Exclamó el profesor Agasa mientras buscaba en su celular un contacto y salía de la sala para hablar tranquilamente.
Mientras tanto, Ai aprovechó para acercarse a Shinichi y hablar a solas.
- Bienvenido de vuelta Kudo-kun. Siempre metiéndote en problemas.
- Por primera vez, no fui yo el que se metió en problemas. Estás mal alta y menos…macabra – Dijo mientras se agachaba y apoyaba una rodilla en el suelo para estar más o menos a la altura. Ya había tenido la experiencia de tener que ver siempre para arriba y cansarse las cervicales.
- Idiota. Pasaron más de dos años y ya viste que tenía casi tu vieja altura cuando estaba en mi otra forma. No pretendas que me quede del mismo tamaño. ¿Y a qué te refieres con macabra?
- A decir verdad, pensé que había pasado más tiempo. – Dijo cansado.
- ¿Cómo estás tú? Veo que mejor físicamente – Confirmó mientras lo veía detenidamente.
- Todavía me falta un poco.
- Debes tener paciencia. Sabes que lo que te pasó fue complicadísimo, y es un milagro que haya funcionado el tratamiento. Es más, es un milagro que estés vivo.
- Sí, lo sé. Aunque más que tratamiento fue una tortura. Tampoco es un buen sentimiento el tener que alejarse de todo y de todos por tanto tiempo. Te reconstruyes por un lado, pero te destruyes por el otro. Es…complicado.
- Al menos Kuroba-kun está contigo.
- Sí. Ahora está bien. Aunque hay algo que me deja intranquilo con respecto a él. Le costó un poco sobre decidir si venir o no. No sé si terminó de digerir su pelea con Nakamori-san.
- Déjame adivinar. Tú en cambio ni lo dudaste un segundo – Dijo con esa sonrisa de burla.
- Por supuesto que no – Dijo con su antigua mueca de seguridad mientras le guiñaba un ojo.
- Son dos idiotas – Dijo cerrando los ojos mientras una sonrisa se asomaba por sus labios.
- Él es más idiota que yo – Le contestó ofendido.
- No me refería a Kuroba-kun.
- ¿De quién hablas entonces?
- Ok, veo que las cosas no cambiaron mucho. Sigues siendo el mismo denso de siempre – Dijo mientras se tapaba la cara con una mano por la incredulidad.
- Haibara-san, ¿Qué tan complicada crees que pueda ser la herida de Ran?
- Considerando los rastros y el tiempo que pasó sin tener novedades de ella, no creo que haya problemas de hemorragias extremas. Estimo que lo peor que puede llegar a ocurrir es una infección, más si quedaron restos de proyectil. Tú mejor que nadie sabe de eso. ¿O ya te olvidaste de lo que pasó con los malditos cuervos?
- No hay forma que me olvide de ellos, todavía me persiguen de vez en cuando mientras duermo.
- Bienvenido al club. En cualquier momento creamos un cuervo anónimo y hacemos terapia todos juntos.
- Vaya cambio que veo en ti. Si bien sigues siendo de lo más irónica veo que dejaste de ser tan fría y seria. Me parece que los chicos detectives están haciendo un muy buen trabajo terapéutico contigo.
- Mejor cierra la boca – Dijo con las mejillas un poco rosadas. – Además, para tu información, con onee-san nos hablamos muy seguido por lo que se me pueden estar pegando algunas actitudes de ella. Así que espero por tú bien, que la encuentres y la traigas sana porque te mato.
- Ok. – Dijo sorprendido mientras pensaba - ¿Qué clase de relación tienen estas dos ahora?
Se escuchaban los pasos apresurados del profesor Agasa por el pasillo, por lo que decidieron terminar la conversación en aras de escuchar las noticias.
- Tengo un amigo que tiene una casa alejada de la ciudad. Se encuentra en las afueras de la prefectura de Ashai. Le comenté sin dar muchos detalles lo que estaba pasando y dijo que la tiene disponible por unas semanas.
- ¿Cuánto tiempo de manejo se tiene desde dónde se encuentran ellas?
- Más o menos calcula unas 5 horas.
- Bastante lejos – Dijo pensando mientras se ponía una mano sobre el mentón - ¿Características de la entrada?
- Fui dos veces nada más y medio que me perdí. No es visible desde la ruta, sino que tienes que incorporarte a un camino que la atraviesa.
- Bien, eso es bueno – Dijo Jodie al imaginársela.
- La cabaña está rodeada de algunos pinos, y si caminas unos 500 metros o un poco más, tiene una plantación importante de maíz. Esto quizás es malo. Como se enfermó hace poco, no ha podido cosecharlo, así que imagínate la altura que deben tener.
- En realidad, eso es buenísimo – Dijo Toichi mientras miraba a su hijo. Te da el escape perfecto.
- Si no te pierdes en el proceso– Agregó Ginshiro.
- ¿Capacidad? – Consultó Rei.
- Creo que hasta 6 personas pueden convivir. No es chica, pero tampoco muy grande.
- ¿Comunicación?
- Está en el medio de la nada. Puedes realizar llamadas si consigues la señal, pero olvídate de tener red móvil o wi-fi.
- No me parece mala idea. Solo espero que no le pase nada al inmueble – Comentó Furuya.
- Si algo pasa, nos haremos cargo nosotros. – Dijo Kogoro mientras veía como Ginzo y Ginshiro afirmaban con la cabeza.
- Shuichi, los únicos que pueden salir de acá son todos ustedes que llegaron hoy, los padres de Kaito y el profesor junto con Haibara-san. ¿Qué quieres hacer? No tienes muchas opciones de combinación – Explicó Rei sabiendo de antemano lo que iba a suceder.
- ¿Toichi-kun y el profesor vinieron en autos distintos?
- Sí – Afirmó el mago.
- Yo vine con el auto de Shinichi – Explicó Agasa.
- ¿Tenías auto? – Preguntó al detective con cierta sorpresa, aunque solo recibió una arqueada de ceja.
Shuichi pensó sobre las posibilidades estratégicas de las distintas combinaciones que podía realizar. Y solamente, llegó a una. La cual… no iba a gustarle nada a alguien.
- Haibara-san, Chikage-san y yo, iremos en el auto de Toichi-kun. Sí o sí por un tema de licencias, tiene que ser uno de ustedes dos – Explicó haciendo referencia a los Kuroba - Y me parece bien que venga una mujer en caso de necesitar… contención femenina. Haibara-san podrá estar bien instalada para cuando lleguen, por si tiene que revisar o tratar heridas. Yo iré de back-up hasta asegurarnos que todo sea seguro.
- ¿Por qué no me gusta a donde va esto? – Exclamó Kaito en voz baja.
- Shinichi y Kaito, ustedes irán por ellas.
- ¿Tú estás loco? – Dijo un serio mago con un deje de enojo en su voz. - ¿Por qué no va Saguru mejor? – Comentario que sorprendió a Ginzo.
Hakuba miró periféricamente como Akai le negaba con la cabeza disimuladamente.
- Kaito, claramente tú estás en mejores condiciones físicas. Además, eres más hábil que yo y te las sabes arreglar mejor en situaciones de estrés. Puedes disfrazarte o disfrazar a otro más rápido que cualquiera.
- También mi padre.
- Hijo, me halagas. Pero tiene razón. Tú eres el más ágil de todos nosotros. Mi edad ya está un poco avanzada para hacer algunas cosas – Le replicó su padre.
- Tú estás muy tranquilo – Dijo mirando a Shinichi.
- El único que tiene licencia de mi auto es el profesor Agasa. Ya me lo esperaba desde el principio. Además, no creo que ellas se calmen al ver a tu padre, Saguru o a Shuichi en la puerta de la habitación, a quienes no conocen mucho. – Le explicó calmadamente.
- Ah, porque van a estar re tranquilas cuando nos vean a nosotros dos. – Le dijo irónicamente.
- Kaito-kun, te lo dije una vez. El clavo que sobresale, es el martillado. Y en esta ocasión, se necesita a alguien que no las haga sobresalir porque les van a volar las cabezas – Le dijo Akako mientras el mago la miraba sorprendido. No era la primera vez que le decía esa frase.
- De acuerdo, me rindo. – Dijo regañando mientras levantaba los brazos. No esperaba tener que verse tan pronto con Aoko. – Sólo tengo una consulta. ¿No hay chances de que lo reconozcan a este? – Preguntó mientras que doblaba su pulgar en dirección a Shinichi.
- ¿Este? Tú no te quedas muy afuera de la ecuación tampoco. – Le reprendió su amigo.
- Pasaron más de dos años, ya debe estar todo enterrado. – Supuso Shuichi.
- Si te refieres a lo de la Organización, el tema todavía sigue activo. – Le respondió Heiji.
- ¿Me estás cargando? ¿No tienen otra cosa de qué hablar? – Se exasperó Jodie.
- Tendrían otra cosa para hablar si dos personas no hubiesen desaparecido de la nada por tanto tiempo. – Contestó con ironía mientras ojeaba de mala manera a ambos desaparecidos.
- No puedo creerlo. Bueno, el resto queda en tus manos Rei -Dijo el del FBI.
- Ok. Nosotros seguiremos viendo las conexiones entre todo lo que averiguamos. Igualmente, considerando el espacio de la casa, lo más probable es que al corto plazo ustedes vuelvan ¿No?
- Sí, veremos qué tan severas pueden ser las heridas y una vez que veamos que todo sea seguro, volveremos a darles una mano. No me extrañes tanto – Dijo con su sonrisa habitual.
- Ah querido amigo ya me estoy sintiendo nostálgico – Dijo suspirando con melancolía mientras se colocaba una mano en el pecho - Cuando esto termine, te golpearé. – Dijo con tono amenazador.
- Y ahí vamos de vuelta – Exclamó Jodie cansada.
Al escuchar la última frase de Furuya, Shinichi y Heiji se vieron directamente a los ojos al recordar sus mensajes. La distancia que había entre ellos, era abismal. ¿Cómo una relación donde ambos se trataban como hermanos, quedó tan distante y fría? En todo este tiempo, no se acercaron ni a decirse hola. Para lo único que entablaron conversación, fue para razonar la localización de las chicas.
Los ojos de Shinichi se oscurecieron un poco mostrando una seriedad absoluta nuevamente. Y Heiji sabía muy bien por qué… Y cierta culpa lo invadió, por lo que terminó perdiendo el duelo de miradas.
- Shinichi, ven que te doy las llaves del auto y te digo unas cosas – Interfirió el profesor que había visto la escena.
Shinichi se acercó a él, detallando que el profesor se encontraba mucho más delgado.
- Veo que Haibara-san lo puso a dieta estricta. Está mucho más delgado profesor – Dijo con una sonrisa apenas visible en su rostro.
- Bajé 12 kilos. Había empezado a tener problemas en las rodillas y viste lo activo que son los chicos. Así que algo tuve que hacer. Pero no me vengas tú a hablar de estado físico. ¿Qué demonios estuviste haciendo? – Preguntaba mientras palmeaba su brazo derecho.
- Larga historia.
- Lo sé. Me alegra verte mejor muchacho. Nos tenías muy preocupado.
- Sé que con mi padre se hablaban, así que me imagino que debe estar en tema.
- Eso no quita que no nos preocupemos por ti. Se te extraña – Dijo con una sonrisa mientras buscaba las llaves en su campera - Y déjame decirte que con Ai-chan, no somos los únicos.
- ¿A qué se refiere?
- Ah no sé, no sé… Aquí tienes las llaves – Dijo mientras estiraba su mano. – Está estacionado a la vuelta de la cuadra.
- Gracias profesor. ¿Lo estuvo usando?
- Digamos que Ai-chan me prohíbe que use tanto tu auto como el mío. Pero lo hemos encendido día por medio para que cargue la batería, y algunos fin de semana lo hemos usado a velocidad para que las cañerías se mantengan sanas. No deberías tener problemas de fluidos, batería o nafta. Es un lindo auto. Déjame decirte que hice algunos arreglos con él.
- ¿Qué le hiciste? – Preguntó asustado. Sintió como el corazón se le paró por un segundo, y no era justamente por el problema físico que tenía. No lo había usado casi nunca desde que lo compró... Tacha eso. ¡Solo lo usó cuando tuvo que sacarlo del concesionario hasta su casa!
- Tranquilízate. Al auto no le hice nada salvo cambiarle la batería por si las dudas. Le inventé unos accesorios que te vendrán bien en esta situación. Primero, las patentes son movibles.
- ¿Eso no es ilegal? Dime que no estuviste usando mi auto de esa forma en todo este tiempo – Decía mientras entrecerraba los ojos.
- ¡Claro que no! Te puse las patentes de mi escarabajo. Cosa que si tienes que cambiarlas para distraer a alguien, sólo debes destrabarlas desde adentro y encontrarás las tuyas.
- Voy a aprovechar para que me lleguen todas las multas entonces – Dijo con ironía.
- Oye, oye. Que ni se te ocurra. Por otro lado, ahora no está negro el auto, sino gris. Tiene un cobertor que se adhiere a la estructura del auto… y no – Dijo resaltando la negativa cuando sabía que lo iba a interrumpir – No te daña la pintura. – A lo cual recibió un respiro de alivio.
- Gracias. Igual no sé de qué me preocupo. Seguro terminará rayado y agujereado. Pobre auto.
- Intenta volver sano en lo posible.
De repente, si bien Shinichi se encontraba de espaldas, sintió como una persona se movía hasta ponerse detrás de él.
- Mouri-kun. – Dijo mirándolo periféricamente sin darse vuelta mientras el profesor Agasa veía al recién llegado.
Ya esperaba cualquier cosa. Desde gritos por haberle ocultado lo de Conan y haberlo puesto a dormir incontables de veces, insultos por haber peleado con su hija o los peores golpes que un experto en Judo puede dar por haberse metido con ella.
Pero simplemente se limitó a posar una mano en su cabeza refregándosela fuertemente como hacía en raras ocasiones cuando era Conan.
- Me alegra verte. Hazme un favor y trae a Ran devuelta por favor. Cuidala mientras tanto.
Shinichi se dio la vuelta. Estaba totalmente sorprendido aunque no dejó que se le notara en la cara. Ambos se miraron a los ojos sin tener que mediar palabras. No eran necesarias.
Shinichi solo pudo asentir con la cabeza, encontrando una sonrisa de aprobación de Kogoro.
Del otro lado del salón, Akako se acercó a Kaito.
- Kaito-kun, ¿Estás bien?
- Sí. ¿Tú estás bien?
- Sí, no me pasó nada. ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Quise buscarte de…varias formas – Dijo resaltando las palabras para que entienda el doble sentido - Y no pude encontrarte. Siento mucho lo que pasó con Aoko-chan – Dijo mientras que con la mano derecha se agarraba el codo izquierdo.
- No te preocupes Akako-chan. Hay cosas que no están destinadas a ser.
La chica se quedó sorprendida por sus palabras. Eran absolutamente decididas, y eso la desequilibró.
- "¿Acaso Kaito-kun ya había enterrado los años de amistad con Aoko-chan? No puede ser. ¿Decidió olvidarse literalmente de todo? ¿Qué está pasando aquí? Él no era de esta forma. Es más, cambió radicalmente, aunque no logro identificar si para bien o para mal"
- "Poco queda del joven y carismático mago lleno de energía que hacía reír a todo el curso. Su mirada me aterra un poco. Es muy seria. ¿Es que acaso fue tanto el daño de ese día? Esto de no tener los detalles me exaspera un poco. Aoko-chan tampoco es muy abierta. Si puede poner un muro de titanio alrededor de lo que pasó ese día, mejor".
Cuando iba a retrucarle el comentario, Shuichi que se encontraba con Jodie y Rei, viendo los equipos de comunicación, interrumpieron la conversación.
- Ya todos sabemos lo que debemos hacer. – Mientras repartían las cosas y les arrojaba a Kaito y a Shinichi los auriculares y tres pares más. – Todos estaremos en contacto. Ustedes dos recuerden lo que siempre les dije. El león no puede protegerse de las trampas y el zorro no puede defenderse de los lobos. Uno debe ser por tanto un zorro para reconocer trampas, y león para asustar a los lobos. ¿Listos? – A lo que ambos afirmaron con la cabeza.
- Kaito – Gritó su padre mientras le arrojaba un pequeño bolso. – Quizás te sirvan las herramientas. – Con lo cual, su hijo le sonrió en agradecimiento sabiendo lo que era.
- Espera Kudo-kun – Le dijo Ai mientras le entregaba lo que parecía ser un blíster de pastillas – Llévate esto. Llámame cuando estén fuera de peligro y yendo para la casa. – Con lo cual Shinichi las guardó en uno de los bolsillos de su mochila.
- Shin-chan, llévate mi bolso también. Quizás necesites ropa de mujer. – Le comentó su madre.
- Shuichi, ¿Crees que es seguro que sigamos saliendo y entrando por la puerta de adelante? Encima tenemos varios bolsos – Exclamó Rei viendo lo cargado que estaban. - Atrás hay una pared de casi 3 metros de altura, pero con la ventaja de que está ligada a una medianera que da directamente a la calle.
- Nosotros podremos salir por adelante y llevarnos nuestras mochilas. – Dijo Chikage. – Después de todo Ai-chan puede aparentar ser mi hija. – Decía mientras la abrazaba con cariño.
- Lo único que me faltaba era una hermana.
- Ohh Kuroba-kun – Dijo la niña mientras cantaba su apellido con dulzura tétrica - ¿Quieres que te diga hermanito a partir de ahora?
- Vámonos ya de aquí – Le suplicó a Shinichi mientras un escalofrío le recorría la espalda. Podía tirarse dentro de un acuario que ya ni los peces podían asustarlo tanto como tener a esa… mujer de hermana menor.
- Iremos por atrás con los bolsos – Comentó un risueño Akai.
Los tres hombres salieron, encontrándose con el muro. Tenían 6 bolsos en total con ellos, más las mochilas que estaban en sus espaldas nuevamente. Shuichi vio el escenario y se metió dentro otra vez.
- Yo iré primero y luego me tiras los bolsos – Dijo Kaito mirando con rareza a Shinichi al ver que Akai se había metido dentro de la casa nuevamente.
Kaito tomó distancia de la pared y empezó a correr. Cuando estaba lo suficientemente cerca, apoyó la punta del pie sobre la pared y empujó la misma hacia abajo. Extendió la cadera lo más que pudo para ganar mayor altura, al mismo tiempo que estiraba sus brazos. Con la mano izquierda tocó y empujó la pared hacia abajo para impulsarse aún más y así poder con la mano derecha llegar al borde de la pared. Una vez que quedó colgado, usó la mano izquierda para agarrarse del borde y bastó con realizar saltitos con sus pies y fuerza con sus brazos para subirse fácilmente.
Shinichi al verlo arriba empezó a rebolearle rápidamente los bolsos. Cuando terminó, vio como la ventana del segundo piso se abría y Shuichi salía saltando de la misma al muro sin problemas.
- Olvídense. No pienso hacer tanto esfuerzo desde tan temprano cuando hay otras alternativas. Ya estoy viejo.
- Tienes solo 15 años más. – Dijo el mago con los ojos en blanco no creyendo la excusa que les acaba de dar, mientras veía como agarraba tres de los bolsos.
- Ustedes dos tienen exceso de energía. Rei tiene razón. Yukiko-chan, cuando vuelva mejor que me digas qué les estás dando de comer.
Shuichi y Kaito, con los bolsos encima, empezaron a caminar con cuidado para no ser vistos. Mientras tanto, Shinichi tomaba una distancia más corta que la que tomó Kaito para subirse. Tenía muchísima más fuerza que el mago en las piernas, por lo que no necesitaba tanta distancia.
- Shin-chan. Ve con cuidado ¿Sí? – Le pidió su madre mientras recibía una sonrisa por parte de su hijo para tranquilizarla.
Corrió y realizó los mismos movimientos que Kaito, excepto los saltitos sobre la pared cuando ya se encontraba agarrado del borde. Bastó con una simple flexión de sus brazos para encontrarse arriba. Dos segundos después, ya había desaparecido de la vista de todos.
- Estará bien. No te preocupes. Es más fuerte de lo que pensamos – Dijo Yusaku mientras la abrazaba por la cintura.
Yukiko se apoyó en su pecho dejando que la seguridad de su marido la envuelva como siempre. Era su lugar favorito en el mundo.
- Sí, lo sé. – Dijo mientras suspiraba – Salió igual de cabeza dura que ti.
Equipo Back-up
- Chikage-san, tenemos que llegar vivos. ¡Te pareces a Yukiko-chan cuando maneja!
Shuichi iba en el asiento del acompañante, agarrado de la manija que se encontraba arriba de la ventana. Ya pasó más de una hora y media desde que se fueron y eran casi las tres de la tarde.
- No seas tan exagerado – Le exclamó Ai en el asiento trasero mientras disfrutaba del viento que entraba por la ventana y del paisaje. – Además, tú manejas peor.
- Haibara-san tiene razón. Cambiando de tema, tendríamos que comprar algunas cosas para que coman ¿No? Traje mi tarjeta por lo que no será problema.
- No sería mala idea dado que llevamos ventaja. Deberíamos comprar lo que sea no perecedero en alguno de los pueblos que pasemos y lo más fresco cuando estemos más cerca. Así no llamaremos tanto la atención.
- ¿Cuántos días estimas que se queden?
- No sabría decirte. Depende de que tan rápido se pueda mover el equipo de Rei.
- Si van a ser 5, mejor que por lo menos compremos para una semana – Pensó en voz alta la de pelo violáceo.
- Me parece bien. Contemos 6 por si las dudas. Estimo que Heiji y Saguru nos van a servir al comienzo, pero luego estaría bueno que alguno venga también.
- Supongo que será Hattori-kun, considerando que Toyama-san estará con ellos.
- Haibara-san, ¿Puedo preguntarte algo? ¿Pasó algo entre Heiji y Shinichi que no me haya enterado?
- ¿También te diste cuenta?
- Para no hacerlo.
- Si tú no lo sabes, menos yo. ¿Igualmente piensas juntarlos?
- Ya son grandes. Dejen que se arreglen solos – Opinó Chikage.
Equipo kamikaze
Ya estaban por llegar a Hisaya y no hubo cruce de palabras en todo el viaje. Shinichi estaba tranquilo, pero ansioso a la misma vez. Kaito estaba nervioso, pero malhumorado.
- Oye, ¿Estás bien? Estuviste callado todo el trayecto.
- Uf, estoy genial. – A lo que Shinichi frunció los labios en señal de desagrado con la respuesta irónica. Ya conocía lo suficiente a Kaito para saber cuándo estaba de buen o mal humor.
Shinichi puso las balizas y estacionó el auto a un costado.
- ¿Qué haces? Todavía estamos lejos.
- ¿Quieres bajarte?
- ¿Te volviste loco? – A lo que recibió una seria mirada.
- Vuelvo a repetirte lo mismo que te dije antes de que te subas al maldito avión. Todavía estás a tiempo de decidir lo que quieres hacer. Nadie te está obligando a que hagas algo que no quieres hacer o algo que no te sientas a gusto.
- Ya lo sé. Sabes que no es eso.
- ¿Pues entonces qué mierda te pasa? Porque hasta ahora has estado con cara de traste y en silencio. Para que pase lo que pasó hace casi dos años, prefiero que me digas que no quieres hacer esto y todos lo entenderemos.
Kaito suspiró. Esto todavía no había empezado y ya estaba cansado.
- Tienes razón, me estoy comportando como un tonto. Estoy nervioso nada más. No me hagas caso.
- Ah, porque yo no.
- Tú pareces estar bien. – Le dijo con reproche y una mirada de no creerle.
- ¿A qué te refieres? Porque no lo estoy ni un poco.
- Pareces seguro y confiado. No parece que tengas miedo de encontrarte cara a cara con Mouri-san.
- ¿Eso es lo que te mantiene intranquilo? ¿La reacción de Nakamori-san?
- Probablemente esa razón tenga un alto porcentaje sobre mi mal humor actual. Hasta ahora, todos los escenarios que me imagine… son bien negativos. Así que me estoy preparando mentalmente para aguantar lo peor.
- Kaito, discutir dentro de los próximos días quizás sea lo que menos pase. Una puede estar herida, y el resto va a estar con los pelos de punta con todo esto. Recuerda cómo te sentiste cuando estábamos tras la Organización.
- Eso era distinto, en ese caso éramos los cazadores.
- Si, con un miedo permanente de que la situación se invierta y seamos los cazados… que dicho sea de paso, estuvimos a milímetros de que nos hagan añicos. Sólo relájate un poco. Si dentro de los próximos días se pone pesada la cosa nos apartamos un poco y listo. No vale la pena discutir con ellas en esta situación. Además, yo voy a estar ahí también. A lo sumo tiro un balde de agua fría sobre todos nosotros y se acabó el tema.
- Se acabó tu vida. Vas a quedar entre dos chicas con artes marciales fuertes y una desquiciada que es capaz de perseguirte con un palo de escoba.
Ambos se imaginaron la escena y entraron a reír. Shinichi una vez que se calmó decidió seguir la marcha.
- Estaba pensando. Están cerca del subte ¿No?
- ¿En qué piensas?
- Shuichi siempre nos enseñó a ver el peor panorama y esperar lo peor ¿No? Hipotéticamente hablando, si estamos en un apretón no podremos escapar cómodamente. Suponte que te quedes con el auto cerca, necesitamos huir, nos subimos, y ya está. Nos encierran y terminamos con una bala en el cráneo.
- Buen punto. ¿Quieres dejar el auto a una estación de subte de distancia y usarlo como mecanismo de salida?
- Exactamente. Yo lo dejaría a dos de distancia. Ya son pasadas las tres de la tarde. Hasta que las encontremos, se hará la hora pico. Sería el mejor escenario para escapar.
- Habría que tener cuidado con las cámaras nada más. Ok, cámbiame la dirección del GPS en el teléfono. ¿Tienes tu tarjeta de subte?
- ¿Me estas cargando? Claramente no. ¿Para qué iba a llevármela a Estados Unidos? – Decía mientras ingresaba la nueva dirección y eran dirigidos por otra ruta.
- Hay algo que se llama billetera. Tiene una parte adentro que se llama tarjetero, que es donde además de las tarjetas de crédito puedes poner otro tipo de tarjetas.
- Ja, ja. Muy gracioso – Le dijo sin reírse para nada.
- Compra una cuando lleguemos. Me pregunto si ellas tendrán la suya.
- Por si las dudas compro 4. No voy a arriesgarme a que me saquen los ojos porque un maldito molinete nos detuvo.
Luego de media hora, lograron estacionar a cuatro cuadras de la estación. Kaito se guardó los 3 auriculares inalámbricos que tenía para las chicas en el bolsillo de su campera.
Cuando se subieron al subte, ambos tenían los anteojos de sol puestos para no llamar tanto la atención y no ser reconocidos, aunque estaba resultando difícil. Las mujeres los estaban ojeando desde todos los ángulos. Estaban rogando nada más que nadie los reconozca. Así que básicamente… las ignoraban como hacían siempre.
- ¿Sería mejor dividirnos para encontrarlas? – Consultó Kaito.
- Tenemos dos problemas.
- Qué raro. – Dijo con los ojos en blanco. – ¿Serían?
- Uno, no creo que en las recepciones de los hoteles nos digan si están o no sin una buena razón. Dos… si escaparon de la forma en que lo hicieron, dudo terriblemente de que se hayan hospedado con sus nombres verdaderos.
- Genial. Encima ya no existen más los registros a mano como antes. Ahora es todo digitalizado, por lo cual, tendrías que ser un maldito hacker… ufa. Ya se está perdiendo la gracia de robar cosas porque no las hay. Ahora todo es digital.
- No estoy escuchando esto – Dijo mientras que con dos dedos se frotaba los ojos por debajo de los anteojos.
- ¿Tú tienes alguna foto de Mouri-san contigo en el teléfono?
- No. Sabes que lo dejé. Además, me reconocerían a mí.
- Ugh, es verdad.
- ¿Qué hay de ti? A ti no te reconocerían en tu estado normal.
- También dejé el teléfono acá. No era un…requisito indispensable – Resaltaba las últimas palabras haciendo comillas con sus dedos.
- Llamaré a Jodie una vez que salgamos de la estación.
Cinco minutos después, salieron por las escaleras que daban a Ise al 4100. Empezaron a caminar hacia el oeste y aprovecharon a llamar a Jodie quien atendió al segundo pitido.
- Shinichi, ¿Qué pasó?
- Nada, tranquila. Ya estamos cerca de donde retiraron efectivo. Necesito una foto de alguna de las tres chicas con alguno de los padres para que Kaito pueda disfrazarse. De esta forma podemos indagar a los recepcionistas de los hoteles sin llamar la atención.
- ¡No! ¡Espera! Mejor que sea de Mouri-san o de Nakamori-san, el acento de Osaka me mata a la hora de imitarlo – Exclamó Kaito al arrebatarle el teléfono a Shinichi.
- Ok, ahora enviamos una al grupo. Vayan con cuidado. Recuerden que una vez que se pongan los auriculares los podremos escuchar por el radio.
Al minuto recibieron una foto de Aoko con su papá, y Kaito se la quedó viendo por un momento mientras caminaban.
Aoko no había cambiado mucho. El único gran cambio que vio fue que se dejó el pelo hasta los hombros en vez de hasta la mitad de espalda, dándole un aire algo más adulto... pero no tanto. Seguía con la misma cara de nena de siempre, casi el mismo físico y el mismo estilo de ropa.
- Estamos a dos cuadras del primer hotel. Estoy sorprendido que no te hayas llevado puesto ningún poste de luz todavía. – Le indicó Shinichi.
- Que gracioso. Sabes que no hace falta que esté mirando el camino para ver lo que me rodea. Dame un segundo – Dijo mientras se metía en un pasadizo. Un minuto después salió convertido en Ginzo. – Uy que calor que hace hoy. Encima con esta ropa encima.
- Va a ser mejor que estemos distanciados por si las dudas. Veré mientras tanto que pasa por los alrededores – Dijo mientras se colocaba el auricular y Kaito hacía lo mismo. Esto dio el alerta al resto de los integrantes, dado que ya podían escucharlos.
- Ok. Y aquí vamos.
Eran seis hoteles, y este era el primero. Ya eran las tres y media de la tarde, por lo que tenían menos de tres horas para encontrarlas y aprovechar la hora pico. Debían apresurarse.
El primer hotel era muy simple y se encontraba sobre la misma calle que el subte. Al entrar y dirigirse a recepción, se dio cuenta que era más como un hostel. Vio el tablero con llaves atrás de recepción, notando que no había muchas habitaciones, y tampoco había muchas desocupadas.
- Buenos días, ¿En qué puedo ayudarlo? – Preguntó el recepcionista.
- Buenos días. – Dijo enseñándole la foto en su celular - Mi hija vino con unas amigas a visitar a unos amigos nuevos que tiene. Me dijo que se estaban hospedando por esta zona pero no puedo recordar el nombre del alojamiento y tampoco logro comunicarme con ella. ¿Puede ser que esté hospedada acá?
- Mmm, no recuerdo haberla visto. ¿Quiere decirme su nombre para ver si la encuentro por sistema?
- Ah, es que es un problema. Me comentó que la reserva fue realizada por una de sus amigas y no por ella. Y la verdad, no las conozco. Gracias por la ayuda igualmente. Que tenga buen día.
- Lamento no poder ayudar. Hasta luego.
- "Bueno, uno menos. Quedan cinco" – Pensó Kaito.
Luego de caminar por las distintas calles y haber intentado dos veces más, llegaron al cuarto hotel. No se encontraba a la vista porque no estaba en la calle principal, sino que estaba a cuatro cuadras de la misma.
Cuando entró, el ambiente le resultó bastante distinto al del resto. Era de baja categoría pero se encontraba a tope al revisar el tablero de llaves.
- Hola, ¿Qué quieres? – Preguntó el recepcionista que se encontraba sentado con los pies sobre la mesa. Estaba mensajeándose con alguien por teléfono y mascando chicle con la boca abierta.
- "Ahora entiendo por qué tiene pocas estrellas" – Pensó el mago con una gota de sudor. – Hola – Le enseñó la foto – Estoy buscando a mi hija y a sus amigas. ¿Están acá? No puedo comunicarme con ellas. – Le dijo cortadamente y con mucho malhumor.
El hombre contempló la foto por unos cuantos segundos mientras seguía mascando ruidosamente. Situación que estaba hartando al joven mago.
- Ah sí, el trío que está buenísimo ¿No? – A lo que todos dejaron lo que estaban haciendo (excepto Chikage que tenía que seguir manejando), para escuchar atentamente a lo que iba a pasar a partir de ahora. – Igual esa foto es vieja. Ahora está rubia esa chica, por eso no podía identificarla al principio.
- Eh, sí, es vieja. Odiaba su color de pelo.
- Le queda mejor el rubio. Me gustan las rubias amigo. Aunque las tres están buenísimas. Sobre todo la morocha, tiene unas piernas y unas… – Le dijo con mirada lasciva mientras mascaba más fuerte, abría más la boca y movía sus manos sobre su pecho como dimensionándolos.
- ¿Me puedes decir en qué habitación están? – Lo interrumpió mientras apretaba sus puños. Tenía tantas ganas de matarlo a golpes.
- En la 714. No anda el ascensor, así que deberás usar las escaleras. Espero que no estés muy viejo para eso, amigo.
- Espero que no…amigo – Dijo con los dientes apretados intentando sonreír falsamente.
Mientras Kaito se dirigía a las escaleras para empezar a subirlas…
- Más directo imposible ¿no? – Le dijo Shinichi a través del auricular.
- Primero. Odio la gente que hace tanto ruido cuando masca chicle. ¡Maldición por qué no cerrarán la boca! No necesito escuchar el enjuague salival que le están haciendo a la gomita.
- ¡Kaito, que asco! ¿No sufrirás de Misofonía?
- Déjame de joder Shinichi. Segundo, ¿Qué diablos es eso? Tercero, mejor espera, no quiero saberlo. Cuarto, deja de agregarme cosas raras que ya bastante cosas tengo. Quinto, si el día de mañana llego a tener una hija y escucho que alguien se refiere a ella de ese modo, te juro que le rompo la cara y lo mato. ¡Ah, lo que me tuve que contener! – Explicaba mientras se deshacía de su disfraz en el segundo piso y empezaba a subir los escalones rápidamente.
- ¡Te apoyamos Kuroba-kun! – Dijeron los hombres del equipo de la casa de seguridad a los gritos.
- Me había olvidado que estaban todos – Dijo desconcertado al escucharlos.
- ¿Para qué corres? Sube tranquilo. ¿O estás ansioso? – Preguntó Jodie con burla para incentivarlo un poco más.
- Estoy calentando el cuerpo porque sé que me van a moler a palos apenas pise esa habitación. Y antes de que me digan algo, si quieren apostamos.
- ¿Por qué piso vas? – Preguntó Shinichi.
- Sexto. Y este lugar es repugnante, ¿Cómo pudieron quedarse acá?
- Sólo estuvieron por tres días, y mientras menos agradable, mejor para ocultarse. Por ahora está todo tranquilo afuera. Ten en cuenta de que son las cinco de la tarde ya.
- Ok.
- Kaito…
- ¿Qué?
- No mueras.
- ¡Vete al diablo Shinichi!
Cuando Kaito llegó al séptimo piso, se dio cuenta de que la habitación se encontraba casi al final del pasillo. Comenzó a caminar despacio para que sus pisadas no llamen mucho la atención. Vio que las salidas de emergencia estaban al inicio del pasillo, con lo cual, era una desventaja en caso de tener que escapar con urgencia.
La decoración era tétrica. La alfombra era de un color rojizo marrón que ya no sabías cuál era el color original. Se notaba que no la lavaban nunca y agradece que le estén pasando la aspiradora de vez en cuando. Algunas puertas tenían el número caído, otras se encontraban abiertas y en otras… se escuchaban ciertos gritos de placer y gemidos que dejaban pocas posibilidades de imaginarse lo que estaban haciendo ahí dentro.
- Kaito, ¿Dónde te metiste? – Preguntó Shinichi que estaba escuchando todo.
- Estoy en el piso 7. Mejor no preguntes. Espero que por lo menos cambien las sábanas de este lugar. ¡Qué asco! Apenas las sacamos de acá las metemos adentro de un lavadero de autos.
- No te quejes que no es tu auto por suerte.
- Shinichi, ¡Cámbialo después de este… viaje! Bueno, llegué. ¿Hago el chiste de noc noc quién es?
- Toca de una vez, cobarde.
- Me alegra haberlos conocido a todos. Me despido. – Dijo con tono funerario.
