Hola mis queridos lectores. ¡Espero que hayan terminado y empezado muy bien este año!
Espero que les guste este capi. Perdón la tardanza pero me ha costado bastante escribirlo para que no resulte tan pesado, y además, tuve que investigar un par de cosillas. Espero se entienda bien.
Para los que consultan, intento actualizar cada tres o cuatro semanas (en lo posible).
Mil gracias a Rosa, Arual17, Ferchus12356 (¿Que paso con el número 4?) y Zulaypao22 por sus comentarios. Me alegra mucho leer sus opiniones. No se preocupen que las cosas que se están preguntando, ya las tenía en mente para desarrollarlas en la historia más adelante.
Los personajes del universo de Detective Conan no me pertenecen. Es obra de Gosho Aoyama.
Casa de los maizales – Domingo 11.30 am.
Heiji había llegado hace 30 minutos aproximadamente, y junto con Kazuha entraron a la casa con la mochila que había traído el detective, los dos cascos y los guantes de él.
Al entrar y no ver a nadie, la de Osaka avanzó por el pasillo, sabiendo que sólo podían estar en dos habitaciones. Más chances de encontrarlos en una que en otra, y no se equivocó en su deducción.
Kaito estaba sentado en una de las camas de la habitación, hablando cómodamente con Ran. Ésta se encontraba sentada en la otra cama, donde yacía un detective plácidamente dormido.
Heiji vio a ambos hombres y se sorprendió al ver a Shinichi en ese estado, por lo que levantó una ceja en señal de interrogación.
- Estamos haciendo turnos de guardia a la noche. Le tocó el de ayer u hoy, como lo quieras ver – Dijo en un susurro el mago. – Tira tus cosas donde quieras, fue un largo viaje y debes estar cansado.
- Fue menos largo de lo que crees – Habló en voz baja mientras dejaba sus cosas en el suelo y contra la pared.
- Con semejante monstruo viniste a fondo ¿No?
- La ruta no es pista de circuito, así que tampoco me excedí demasiado. Agarré la ruta cuando apenas empezaba a aclararse. Si llegaba a viajar al mediodía con el calor que está haciendo, me cocinaba.
Heiji desvió su atención hacia la chica sentada en la cama. No había visto a Ran después de un año y algunos meses, por lo que pudo rápidamente notar los pequeños cambios que sufrió en todo este tiempo.
La de Tokio tomó su examen visual como una muy mala señal, sabiendo muy bien que ella no le agradaba en lo absoluto. Queriendo evitar cualquier escena innecesaria con Shinichi durmiendo, decidió romper el contacto y salir de la habitación.
- Empezaré a preparar el almuerzo – Dijo mientras se levantaba de la cama de la forma más sigilosa posible.
Apenas se había movido, pero aun así, bastó para que el detective de ojos azulados se despertara ante los cambios del colchón.
- No me digas que lo desperté – Dijo con culpa y cerrando los ojos con fuerza.
- Iba a pasar así que no te preocupes. Si estás muy cerca de él y realizas el más mínimo movimiento se despierta. Eso le pasa por desquiciado.
- Te estoy escuchando. – Y le revoleó la almohada, la cual esquivó muy fácilmente.
- Debes empezar a buscar otros métodos un poco más efectivos.
- Que pesado que eres. – Se quejó mientras colocaba un brazo sobre sus ojos.
- Especialista en eso. Despiértate primero y luego hablamos.
Ran y Kazuha no pudieron evitar reírse. Shinichi se sentó en la cama, observando que había más gente en la habitación que antes.
Heiji se apoyó contra la pared con los brazos cruzados.
- ¿Qué quieren hacer? Tienen dos alternativas. O les empiezo a explicar lo que está pasando y comemos después, o comemos primero y explico después.
- ¿Qué tan largo es el tema? – Consultó Kaito.
- Bastante y complejo.
- Comida entonces. Si voy a enterarme como moriré, mejor que sea con el estómago lleno.
- ¡Kaito-kun, no digas eso que es horrible! – Le reprochó la de Tokio mientras tres personas la vieron con sorpresa al llamarlo por el nombre. – Kazuha-chan, ¿Me ayudas hacer la comida?
- Claro – Antes de salir de la habitación, Kazuha se giró nuevamente. – ¿Te encargas tú entonces de…? – Dijo mientras señalaba con un el dedo índice la otra puerta de la habitación.
- Sí, no te preocupes. – Le respondió su novio.
- Intenta no ser muy tú – Le sugirió mientras se iba con Ran.
- ¿A qué se refiere con eso? – Murmuró en voz baja.
Las chicas se fueron, dejando a los tres hombres solos en la habitación con un elefante en el centro. Ninguno de los tres emitió comentario alguno y se quedaron viendo entre ellos. El silencio, la atmósfera asfixiante y el excremento del elefante invisible, se estaban combinando para crear una situación bastante incómoda.
- Entonces… ¿Todo bien acá?
- Heiji, apestas para aliviar tensiones. – Le exclamó el mago con los ojos en blanco.
- ¿Qué quieres que haga? ¿Qué me ponga a bailar el hula hula?
- ¿Estuviste viendo el Rey León? ¿Qué demonios te pasó en estos dos años? – Exclamó Kaito con cara de espanto.
- Culpa a Kazuha por ello. Claramente no te has puesto de novio allá, si no lo entenderías.
- ¿Algún problema con eso? – Dijo con fastidio.
- No. Sólo estoy intentando deducir que fue de sus vidas después de tanto tiempo.
- ¿Tú no tienes nada para decir? – Le reprochó el mago al del este.
- ¿Qué quieras que le diga? Sabes que hablar con él es como hablar contra la pared.
- Gracias. Me alegra que me recuerdes tan bien. ¿Tú estás bien? – Preguntó el de ojos verdes al otro detective al escuchar su tono de voz.
- Sólo cansado. Fue una noche complicada la de ayer, y veo que el día de hoy también lo será – Le respondió mientras que con los dedos se presionaba los ojos.
- Perdona si mi presencia te estresa. – Le recriminó con los ojos en blanco.
- No es por eso estúpido. ¿Por qué estás tan a la defensiva? Me refería a que tenemos que sacar a alguien de la habitación de enfrente, hay que escuchar lo que pudieron averiguar, debemos buscar un lugar donde meter tu moto, enseñarte el camino de escapatoria y nosotros… tenemos que hablar de ciertas cosas.
- Algo más? Estoy haciendo un gran esfuerzo para no saltarles encima en estos momentos, por ende, ¿Qué tal si te relajas un poco, dejas de hacer un checklist que parece no tener fin, y te duermes hasta que esté la comida?
- Olvídalo, ya estoy despierto.
- Como me gustaría tener tu viejo reloj en estos momentos.
Shinichi lo miró con los ojos en blanco. Se levantó y salió de la habitación para ir a la cocina donde encontró al dúo cortando vegetales. Tenía sed, por lo que se sirvió un vaso de agua. Tomó un par de sorbos y se quedó mirando fijamente el vaso como si fuese lo más interesante del mundo. Desde esa noche, se le quedaron varias cosas grabadas en la cabeza, y no podía sacárselas.
- ¿El vaso tiene algo? – Preguntó Kazuha al verlo.
- ¿Qué?
- Lo estás viendo de forma extraña – Dijo mientras señalaba el objeto que Shinichi tenía en la mano.
Heiji, quien había salido de la habitación junto con Kaito para tomar algo también, vio como los ojos de Shinichi se ensancharon como los de una persona que fue capturada in fraganti. Su mirada se fue desviando disimuladamente a la persona que se encontraba atrás de Kazuha, quien lo estaba viendo con una mezcla de curiosidad y preocupación por la situación. – "¿Soy yo o acá pasó algo?"
- No tiene nada malo, no me hagas caso. Sólo estaba pensando. – Dijo intentando escapar del tema… pero no del análisis de Heiji.
- ¿Cuánto falta para comer? – Preguntó el de Osaka mientras se servía jugo en un vaso para cambiar el tema.
- 30 minutos – Respondió la de ojos verdes. – ¿No te conviene poner la moto a la sombra? La última vez que la dejaste al Sol mi cola no tuvo una muy buena experiencia.
- No me provoques a responderte eso. – Comentó con una sonrisa pícara mientras cerraba los ojos y tomaba del vaso.
- ¡Heiji! – Dijo colorada mientras el resto se reía.
- Por cierto, después de esto, me vas a deber una materia anual, vacaciones por un mes, tres películas de acción que yo elija y muchas horas de sueño donde tú serás mi almohada.
- ¡Oye! Te estás abusando.
- Un poco y me lo merezco. Me hiciste perder un porcentaje de mi vida gracias a esto.
- Siempre tan exagerado – Decía mientras resoplaba con fastidio.
- Tu color de pelo va a volver al original, ¿No? – Consultó mientas veía su cabeza con atención.
- Algún problema con él – Dijo con los ojos en blanco.
- … - Y Heiji rodó los ojos para otro lado.
- ¡Me llegas a decir que me veo más vieja y te liquido Heiji Hattori!
- Que conste que lo dijiste vos y yo no dije nada.
- ¡Te mataré estúpido detective insensato! – Dijo mientras le golpeaba el brazo varias veces con una cuchara de madera y el detective salía por la puerta corriendo.
- Algunas cosas no cambian. – Opinó Kaito quien se había sentado en la mesa y los veía discutir.
- Menos mal. Al fin algo de normalidad en este grupo – Le contestó Shinichi.
Una vez que Heiji puso la moto bajo un árbol, ya estaba casi lista la comida. Estos días no estuvo muy apetente, pero en cambio ahora, tenía un apetito voraz.
Cuando estuvo con el resto del equipo, estaba realmente preocupado y nervioso. Quería apurarse para terminar de analizar toda la documentación y unir todos los patrones para poder venir para acá, por lo que estuvo concentrado la mayor parte del tiempo, olvidándose incluso de comer.
Se sentía mucho más tranquilo ahora, aunque todavía tenía esa leve hormonita peleadora que tenía ganas de explotar contra los otros dos hombres. Pero tenía que esperar para eso. Ahora tenía que encargarse de la chica problemática, a la cual, no conocía tanto. A decir verdad, no conocía mucho a ninguna de las chicas, salvo a Ran… aunque la perdió de vista el último tiempo.
Decidió ir por Aoko, por lo que tocó la puerta tres veces antes de entrar. Lo único que le faltaba es que se esté cambiando y no sería una linda forma para empezar una conversación.
Cuando abrió la puerta se encontró a la chica sentada de costado sobre el marco de la ventana.
- Hola Nakamori-san – Ésta solo giró la cabeza para verlo, con una expresión vacía en sus ojos – Ya casi está la comida. Vamos a almorzar.
- Me quedaré aquí – Primer respiro del detective.
- Emmm nop. Vas a venir y no acepto un no como respuesta.
- Ya te dije…
- Sí, ya te escuché. Pero después de almorzar hablaremos de todo lo que estuvimos averiguando.
- Entonces iré después de que almuercen.
- No me estás entendiendo.
- Hattori-kun, no tengo hambre – Heiji suspiró por segunda vez.
- Oye, no puedes continuar así. ¿De dónde sacarás la energía si necesitamos correr?
- Si esos tipos me hubieran matado desde el principio, les hubiera ahorrado el problema de tener que lidiar conmigo. – Y el de ojos verdes suspiro por última vez.
- ¿Siempre fuiste así de egoísta?
- ¿Ahora tú también vas a decirme lo mismo que tú amigo?
- Lo siento. Pero si te dijo lo mismo debo coincidir con él entonces.
- No...
- Déjame hablar como un externo que no sabe qué mierda pasó. No tienes idea de lo que estás diciendo. ¿Dices que es mejor haber muerto? ¿Sabes la cantidad de gente que murió en manos de estos tipos? ¿La cantidad de padres que perdieron a sus hijos, y que nunca más van a poder verlos con vida? ¿En algún momento se te cruzó por la cabeza como está tu papá con todo esto? ¿La cantidad de horas que estuvo trabajando, las pocas horas que ha estado durmiendo?
- Yo no le pedí que lo hiciera.
- No hace falta que se lo pidas. La gente que hace algo sin que se lo pidas, es con la que sabes que siempre contarás, la que se va a preocupar por ti, y es la que realmente te quiere. ¿No puedes ver lo importante que eres para el resto entonces? Tu padre se muere si te pasa algo. A los chicos los llamamos a las 5 de la mañana, y a la hora y media estaban arriba de un avión haciendo 9 mil kilómetros con tal de venir a ayudar. Kaito incluso vino, por más que pienses que es la peor mierda del universo. Tienes dos amigas que pudieron haberte abandonado para sobrevivir cuando caíste por el matorral o cuando querías cruzar el puente. Sin embargo, no lo hicieron, y hasta una terminó herida para dejarnos pistas sobre lo que había pasado y así poder encontrarlas. Entonces… ¿Qué otra prueba necesitas para entender lo que el resto siente respecto a ti? Lo mínimo que puedes hacer es cuidarte a ti misma e intentar mantenerte unida al equipo, por más que existan cosas que no podamos soportar de los integrantes. Piensa que ninguno de nosotros es perfecto, y que todos podemos cometer errores, incluso… tomar decisiones pensando que es la manera más adecuada, cuando quizás en realidad no lo es.
Heiji notó como Aoko había bajado por lo menos por un segundo la guardia para dejar a la vista ciertos rasgos de culpabilidad. Por lo que era hora de retirarse para dejarla que piense.
Llegó hasta la puerta y se dio vuelta.
- Nadie te dirá nada. Sólo ven a comer. Estamos todos en la misma situación, por lo que pensar y estar juntos, es lo que nos va a sacar de esto. Si nos separamos y cada uno va por su camino, no lograremos nada.
El de ojos verdes cerró la puerta tras él y se dirigió a la cocina donde todos lo miraron al entrar.
- ¿Cómo te fue? – Preguntó Kazuha con curiosidad.
- Veremos en un rato.
Esperaron 20 minutos, pero Aoko no salía de la habitación. La vena de Heiji se hizo muy notoria y estaba a punto de reventar.
- Heiji, ni se te ocurra – Dijo Kazuha colgándose del brazo para retenerlo en el lugar.
- Atravesaré esa puerta y la secuestraré. Te juro que la ataré a la silla y la haré comer hasta que le salga el arroz por las orejas.
- Déjala tranquila. Cuando quiera salir, saldrá.
- No creo que sea buena idea. Si no la sacamos del cuadro ahora… – Comentó el mago mientras miraba a Ran.
- Bueno, cómo dice el refrán… si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña. – Le respondió la karateca suspirando con cansancio.
Cinco minutos después, invadieron la habitación de las chicas. Aoko los vio sorprendida mientras veía como armaban una especie de mesa con un mantel sobre el suelo, y colocaban las cosas para comer y beber.
- ¿Qué están haciendo? – Preguntó no entendiendo nada.
- Ya que no sales, decidimos venir a comer aquí contigo. – Le respondió Ran mientras dejaba la arrocera sobre un plato de madera en el suelo.
- ¿Por qué?
- Ya te lo dije recién. Un equipo se mantiene unido como una familia.
- No fue eso lo que me dijiste.
- Bueno…fue algo parecido – Dijo mientras se rascaba la mejilla y se sentaba con el resto, en una especie de ronda sobre el suelo.
- Que cursi te volviste. – Le reprochó Kaito.
- Cállate soltero que tú no me puedes decir nada.
Aoko los vio a todos sin entenderlos. Ayer les habló muy mal a todos. ¿Por qué se obligaban a comportarse así con ella?
Miraba como se iban pasando los platos y hablaban entre ellos. Se quedó observando a Shinichi por unos segundos, quien ayer le dedicó unos adjetivos duros pero ciertos. Lo único que hacía era causar problemas y quejarse.
No sabía por qué, pero la mera presencia de Kaito la desestabilizó con sus emociones. Lo odiaba. Realmente lo odiaba. ¿Pero entonces por qué se sentía bien cuando estaba cerca? ¿Qué tan masoquista puede ser una persona?
Ayer se estaban llevando demasiado bien, como cuando eran adolescentes. Como si mágicamente se hubiesen olvidado de todo lo que pasó… por eso reaccionó tan mal. No podía creer que haya bajado la guardia de ese manera. Nunca podría olvidarse del daño que le causó. Él la traicionó, le mintió, se burló de ella y de su padre, y por sobre todas las cosas, de sus sentimientos… ¿O no?
- "Piensa que ninguno de nosotros es perfecto, y que podemos cometer errores, incluso… tomar decisiones pensando que es la manera más adecuada, cuando quizás en realidad no lo es.".
Lo que le dijo Heiji había causado un remolino en su cabeza. No se entendía y se estaba auto estresando. Pero si de algo estaba segura, es que no podía dejar que Kaito se acerque a ella nuevamente. No quería volver a sufrir del mismo modo que lo hizo. Le dolió mucho y le costó meses poder digerir la situación.
Al dirigir la mirada hacia él, vio que éste la estaba mirando. Su mirada no le transmitía ninguna emoción, como le ha enseñado su padre desde que era chico.
- Si no vienes a comer, tu estómago resonará como el de Toyama-san en el auto.
- ¡Kuroba-kun! – Exclamó la de Osaka con la cara roja.
- Oh, ¿Conocieron el monstruo tripal de Kazuha?
- ¡Heiji! ¡Cállate idiota! Aoko-chan, ven acá por favor, así dejan de hablar de mi pobre estómago.
- ¿Pobre? Eres terrible cuando tienes hambre, incluso puedes comer más que yo – Comentó su novio.
- Te juro que te mataré si no te callas… o peor aún, te prohibiré el acceso a ciertos beneficios. – Dijo ofendida mientras miraba de costado y emitía un jum con su garganta.
La saliva se le fue por el conducto equivocado de la garganta, con lo que Heiji empezó a toser. Su hermosa, tierna y querida novia le golpeó la espalda con tanta fuerza, que por un momento pensó que sus pulmones iban a salir volando. Indubitablemente, esto empezó una batalla verbal entre los dos, y más risas del grupo.
Aoko se fue acercando a ellos, recibiendo la atención de los presentes.
- Perdón por… lo de ayer. Pero si quieren que les sea sincera, no me siento del todo cómoda con ustedes acá – Dijo con un poco de timidez mientras se tomaba un codo con una mano.
- Ya te lo dije cuando esperábamos la comida el primer día. Tienes que soportarnos hasta que esto termine. Después nos iremos y cada uno por su camino. – Dijo Kaito.
Ran dirigió inmediatamente su mirada hacia Shinichi. El comentario le punzó el pecho como si una navaja sin filo le abriese lentamente el corazón. – "¿Otra vez se alejaría? ¿Por qué no podía quedarse?".
- ¿Otra vez? ¿No pueden quedarse un poco más? – Preguntó Heiji con sorpresa, calcando la línea de pensamiento de la karateca.
- Heiji, tú mejor que nadie sabe más o menos el por qué. – Le respondió simplemente el detective.
Heiji se decepcionó un poco por la respuesta. – "¿Más o menos? ¿A qué se refiere con eso? ¿O sea que no se curó todavía? ¿Y no solo eso, sino que ese no es el único problema? ¿Tan grave es que después de tanto tiempo no pudo recuperarse? Tengo treinta mil preguntas, cero respuestas y unas ganas tremendas de cagarlo a piñas".
- ¿La idea no era que comamos todos juntos? – Exclamó el del este al ver la cara de confusión y de enojo de Heiji.
- Coincido. Esto huele genial. ¡Buen provecho!– Comentó el mago mientras atacaba el arroz con los palitos. – Está exquisito. Y tú… ¿Vas a quedarte ahí parada o vas a sentarte con nosotros? – Le preguntó a Aoko.
Aoko se situó entre Ran y Kazuha mientras que éstas le alcanzaban un plato de comida.
Ran se movía como un robot. No podía dejar de observar con nostalgia a su amigo de toda la vida, y Shinichi se estaba poniendo incómodo por eso. Así que el detective optó por llevarse un pedazo de comida a la boca.
- ¿Está feo? – Consultó Ran preocupada al ver la expresión de Shinichi. Era la primera vez que preparaba la comida desde que llegaron.
- ¿Estás loca? Esto está buenísimo – Le respondió el mago que no podía dejar de comer.
- ¿Por qué tienes esa cara entonces? – Preguntó la karateca.
- Nada. Solo… hacía tiempo que no comía esto. Está rico Ran – Dijo sonriendo.
En otro momento hubiera saltado en una pata por el comentario. Pero ahora no podía dejar de verlo al sentir como una ola de melancolía rodeaba al detective.
Cuando terminaron de comer y de dejar las cosas en la cocina sin lavarlas, se sentaron en el living en una especie de fila: las chicas en el sofá, Shinichi en una de las sillas que trajo de la cocina, y Kaito en el suelo, entre Kazuha y Aoko, apoyando la espalda sobre la parte baja del sofá.
Heiji vio que el televisor era relativamente viejo, por lo que tuvo que conectar la notebook a través de un cable para que pueda duplicar la pantalla y así poder mostrar la foto panorámica que sacó con el celular.
Cuando la imagen se proyectó, todos a excepción de Shinichi se impresionaron. Demasiada gente, muchas noticias, hilos de muchos colores…
- No se traumen que ni siquiera empecé. Tú lo entendiste enseguida por lo que veo – Dijo mientras veía al otro detective.
- El que haya estado fuera de actividad todo este tiempo no significa que no pueda entender la lógica de lo que hicieron.
- "¿Fuera de actividad? ¿Con qué otra cosa voy a encontrarme contigo?" – Pensó el de Osaka extrañado.
- ¿Entonces…? – Dijo Kaito para continuar el tema.
- Intentaré irme al pasado, o sea… unos cincuenta años atrás, para poder ayudarlos a entender cómo se están manejando las cosas en el presente. Eiji Ken…
- ¿Se llama igual que tú? – Preguntó Kazuha levantando una ceja.
- Sin la letra h y no me compares con él por favor. Este tipo es el actual gobernador de la Prefectura de Hamatia. La pregunta es ¿Cómo llegó ahí? Resulta que Eiji Ken vivía en Tokio y era el menor de tres hermanos. A la edad de 11 años, perdió a su padre en un supuesto accidente, y su madre quedó viuda con una cantidad de deudas imposibles de pagar…
- Espera… espera, espera. ¿De dónde sacaron esa información? Dudo que sea pública. – Interrumpió Shinichi.
- ¿Recién empiezo y ya tienes preguntas? Aunque ya que lo mencionas… es una historia interesante.
3 días atrás – Akako y Saguru – Equipo aprovechadores de ancianos que juegan a a los autitos chocadores con sus sillas de ruedas.
- Sabes que no se nada sobre organizar eventos ¿No? – Le dijo el detective mientras colocaba el freno de mano del auto.
- Entonces te haré pasar por mi asistente.
- Tenemos la misma edad. – Dijo con los ojos entrecerrados.
- Entonces te haré pasar por mi novio. Me acompañaste a pasar el fin de semana en Hamatia y listo. Mejor excusa imposible.
- ¿Eh…..?
- Vamos Saguru-kun. Si te preocupa tu novia de Inglaterra, no se enterará.
- Como si la tuviese. Y si la tuviese no se lo ocultaría. Soy partidario de las relaciones transparentes así que muchas gracias.
- ¿Me estás cargando? ¿No tienes pareja?
- ¿Por qué la cara de escepticismo?
- No, es solo que estoy sorprendida. Solías volver locas a las chicas en el colegio con tu mera presencia.
- Si hay alguien que tenía a toda la población estudiantil atrás, eras tú. Tú tendrías que estar preocupada por tu pareja.
- ¿Qué pareja?
- Y después me dices a mí.
- ¿Cómo llegamos a hablar de esto? Se nos va a hacer tarde. Bajemos de una vez… cariño. – Le dijo mientras le guiñaba un ojo y le sonreía con diversión.
- Sí… esta mujer definitivamente será mi fin – Dijo suspirando mientras abría la puerta del auto para salir.
Ambos habían llegado a la residencia que habitaba hace años la madre de Eiji Ken. Eri había sacado la data en alguno de los informes que le pasaron, dado que el hijo había presentado una denuncia contra el lugar porque una enfermera se olvidó de darle una pastilla un día.
Como eran pocos los que podían salir y tenían pocas excusas, Akako se ofreció como voluntaria, con la idea de hacerse pasar como una alumna que necesitaba presentar un proyecto para una materia.
Llamaron por teléfono para ver si el plan funcionaba, y si bien no estaban muy convencidos al principio, se apenaron un poco de las súplicas de Akako. Por lo que la bruja terminó ganando la petición para ir al día siguiente.
Saguru al ver que se había dado la oportunidad, no dudó en ir con ella y alquiló un auto para movilizarse. En tanto que Yukiko aprovechó para cambiarles un poco la apariencia y que no pudiesen ser reconocidos por nadie.
Tocaron timbre, y esperaron hasta que alguien los atendió.
- Buenos días. Mi nombre es Reiko. Hablé por teléfono el día de ayer por un proyecto de la universidad.
- ¡Ah, buenos días! Te estábamos esperando. Ven pasa – Dijo una de las enfermeras del lugar mientras abría la reja.
Después de 20 minutos, la pareja se estaba aburriendo a la máxima potencia. Escuchaban a la enfermera hablar, y hablar mientras les enseñaba el lugar… y ellos solo querían encontrar a una sola persona. Saguru estaba intentando contener los bostezos y casi se lleva puesta una columna si no fuera por Akako que le agarró el brazo a tiempo.
- ¿Y se realizan grandes cumpleaños? – Consultó Saguru para ir al tema en cuestión e intentar despertarse un poco. – ¿Suelen festejarse?
- A veces. Muchos tienen poca familia. Solo dos o tres festejamos a lo grande todos los años.
- Qué lindo tantos abuelitos festejando ¿No amor? – Dijo mientras lo presionaba más del brazo – ¿Podemos preguntarle a ellos como la pasaron? Quizás los detalles que me digan sirvan para mi proyecto. – Dijo emocionada.
- Les preguntaré.
Hakuba la siguió con la mirada hasta que despareció por el pasillo.
- No estás muy… ¿Cerca? – Decía Saguru mientras miraba y sentía su brazo entre los pechos de ella.
- Si no hacía esto ibas a terminar desmayado del golpe que te ibas a dar. – Le regañó mientas lo soltaba. – ¿Estás bien?
- Sí, no te preocupes.
- Quizás no fue buena idea que hayas venido. Estás muy cansado.
- Estamos durmiendo poco con todo esto y encima el tono de voz plano de esta mujer me está matando. Igualmente, quería salir un poco y no iba a dejar que vengas sola tampoco.
- Awww que lindo que eres. – Le dijo juguetonamente mientras hacía trompa con sus labios.
- No pensé que eras del tipo… acaramelado. – Expresó con un leve rubor sobre sus mejillas.
- ¿Estoy escuchando quejas?
- No. Sólo... meras observaciones. A decir verdad, me agrada que seas así.
- Somos novios ¿No? Juega un poco o nos descubrirán. Y agradéceme también. Si te dejo solo con las chicas de acá… creo que te secuestran. Eres como carne asada para alguien que no come hace semanas.
- ¿A qué te refieres con eso?
- Saguru-kun… te están viendo el trasero desde que entraste – A lo que el detective arqueó una ceja.
- Y tú sabes eso porque…
- Observo.
- ¿A ellas o a mi trasero?
- ¿Quieres que realmente te conteste? – Dijo mirándolo con diversión a los ojos.
- Si yo te diera esa clase de respuesta probablemente me golpearías hasta que quede inconsciente.
- Probablemente te realizaría un hechizo por el cual no puedas sentarte por una semana.
- O sea… una flor de patada en mis pompas.
- Algo así.
- ¿Podemos hablar de otra cosa que no sea de mi retaguardia? – Con lo cual Akako lanzó una carcajada tan natural que varios abuelos se quedaron viendo a la pareja.
La enfermera que los estaba guiando se acercó nuevamente mientras los veía con una sonrisa. Era refrescante ver a jóvenes entre tantas personas mayores.
- Hablé con la seguridad de la señora Ken y no veían problema siempre y cuando esté uno de ellos. En cuanto al señor Yoshito, a esta hora juega mahjong con un grupo de abuelos de acá y te puedo asegurar que es mejor no interrumpirlos. A no ser de que quieras correr el riesgo de que te persigan con sus sillas y bastones.
- Mejor no me arriesgo. Con respecto a la señora Ken… ¿Seguridad? Oh. ¿Es una persona importante? No quiero molestarla entonces tampoco.
- No, para nada. Le vendrá bien la compañía dado que le encanta charlar. Nosotras ya nos sabemos la vida de memoria.
- Espero que la señora Ken pueda ayudarme entonces.
- Está en el jardín. Pasen tranquilos. Tengan en cuenta que en una hora y media aproximadamente almorzaremos.
- Muchas gracias – Dijeron los dos al mismo tiempo con una sonrisa.
Saguru tomó de la mano a Akako y se dirigió hacia el jardín. La acción tomó con un poco de sorpresa a la de ojos rojos, quien miraba con curiosidad sus dedos entrelazados a los suyos. Eran largos y finos, pero fuertes al mismo tiempo.
- No sé qué me pone los pelos más de punta. Lo que hablemos con esta mujer y su seguridad, o tu capacidad teatral.
- Tomaré eso último como un cumplido. La que está nerviosa ahora soy yo. ¿Cómo se supone que hablaremos con ella con un gorila musculoso presente?
- Hey, hey hermosa novia mía que quiere que juegue. Relájate. Estoy contigo. Estará todo bien – Le dijo con una sonrisa sincera.
- "¿Qué demonios fue eso? ¿Por qué las palpitaciones? No puede ser que Saguru me atraiga un poco. Es ridículo. Si apenas lo conozco y no lo veo hace años". – Pensaba mientras su cara parecía un volcán en llamas.
- ¡Qué hermosa pareja! – Dijo la abuela Ken mientras los admiraba.
- "¡No me la haga más complicada señora!"
- Que amable abuela. Estamos muy contentos de estar juntos. – Exclamó un contento Saguru mientras la abrazaba por la cintura y la atraía más hacia él.
- "¿Y yo tengo capacidad teatral? Espero no te estés aprovechando de la situación, descarado."
- Querida, estás muy callada. – Le preguntó la abuela.
- Perdón. Es que no quiero hacerle perder tiempo por una materia. Y usted parece una persona importante – Decía mientras veía al guardaespaldas con timidez.
- Nah, soy una mera vieja en una cueva llena de vampiros sedientos de sangre joven. Mi hijo es un poco sobreprotector y a veces exagera. – Dijo mientras señalaba con la cabeza al grandulón de seguridad y rodaba los ojos – No le hagas caso. Vengan, siéntense que mucho no voy a poder morderlos con la dentadura postiza. Entonces, me dijeron que organizas eventos…
- Sí, estoy estudiando y tengo que preparar un proyecto.
- ¿Por qué una residencia de mayores? No es el ambiente más lindo del mundo.
- Yo le di la idea – Interpuso Saguru al ver que Akako se había puesto tensa ante la pregunta. – Es verdad que no todas las personas llegan a un muy buen estado a esta edad. Si están acá es porque están solos todo el día y nadie puede cuidarlos, o porque tienen alguna condición que necesitan atención permanente. Entonces, uno cuando habla de organizar eventos se le viene siempre la boda a la cabeza. Como es aburridísimo siempre el mismo tema, le propuse que haga algo totalmente opuesto y que nadie haría para llamar más la atención de los profesores. Además, los mayores tienen derecho a divertirse en grande también, ¿O no? – Le preguntó guiñándole un ojo.
- Estoy muy de acuerdo contigo. Te pareces mucho a mi hijo.
- "Espero que no o me voy de Japón ahora… raptando a mi ficticia novia en el proceso obviamente" – Pensaba internamente el castaño mientras sonreía.
- ¿Entonces tiene un hijo? Me imagino que le han festejado el cumpleaños ya. ¿Qué número? – Preguntó Akako.
- Cumplí 82 este año. Y sí, me armaron un gran día.
La anciana se puso a hablar de cómo organizaron su cumpleaños con lujo de detalles. Mientas que Akako hacía que tomaba notas, Saguru pensaba en decirle al guardaespaldas que le pegue un tiro en el medio de la sien. Adoraba a sus abuelos y podía estar largo rato conversando con ellos. Pero convertirse en el psicólogo de la madre del desquiciado que está haciendo pelota una Prefectura hundiéndola en droga… era otro tema.
- Me alegra mucho que lo haya pasado bien. Me imagino que haber vivido toda su vida acá hizo que conozca mucha gente.
- Oh no querida. Soy oriunda de Tokio. Me mudé cuando quedé viuda y tuve que vender la casa para pagar las deudas y encargarme de mis hijos. Fue duro, pero con lo que nos quedó nos mudamos a Hamatia, donde los precios de los alquileres eran mucho más bajos.
- Oh, lo siento.
- Fue hace mucho tiempo.
- ¿Cómo hizo para seguir adelante? Me encantan las historias de superación. – Preguntó interesada la de ojos rubíes.
- Fue difícil. No conseguía un trabajo fijo y realizaba cualquier tarea doméstica que encontraba. Eso hizo que me separara bastante de mis hijos. Incluso el más chico que es el más inteligente, empezó a desesperarse cuando veía que los ingresos no eran los suficientes para pagar el alquiler y la alimentación. Creo que fue el que más lo sintió. Ese Eiji-chan.
- ¿Por qué lo dice?
- Ninguno de mis tres hijos pudo ir al colegio. Yo al trabajar todo el día y no estar en casa, provocó que ellos deambulen permanentemente en la calle buscando que hacer para divertirse. El mayor de ellos con 15 años empezó a trabajar al poco tiempo como repartidor de comida y así ayudarme a mejorar los ingresos. Si bien lo que ganaba nos ayudó, no alcanzaba para cubrir la comida de todos. Muchas veces él y yo nos quedábamos sin cenar con tal de que coman mis hijos más pequeños.
- Debió ser duro.
- Sí, lo ha sido. Eiji-chan con 11 años empezó a trabajar también.
- ¿Desde tan pequeño? – Actuó sorprendido el de ojos marrones.
- Sí. El dueño del restaurante donde trabajaba Kyousuke, mi hijo mayor, le ordenó un día que vaya a la casa de una persona. Dicha persona debía entregarle un paquete para que lo llevara a un lugar. Él por la cantidad de cosas que tenía que hacer, no podía ejecutarlo, por lo que le pidió a su hermano Eiji que lo haga. ¡Y cumplió muy bien! Fue así que ganó su primer trabajo.
- ¿Era repartidor también como el hermano?
- Sí. Recuerdo el primer día que vino y me comentó que había estado en una mansión lujosa llena de bienes, que ni él soñando podría obtener. Por un lado estaba orgullosa por él, y por el otro lado me había dolido un poco el comentario, pensando que nunca podría darle lo que veía ahí dentro. Pero el destino hizo que consiguiera un gran maestro.
Casa de los maizales – Actualidad - Domingo 3.30 pm.
- ¿Akako-chan y Saguru-kun hicieron eso? – Preguntó Aoko sorprendida.
- Sí. Ella piensa que lo que pasó es su culpa por haber cambiado el destino del viaje a último momento. Así que está trabajando activamente con el resto del equipo para ayudarlas también.
- Es una tonta al pensar eso. – Exclamó Kazuha con una sonrisa.
- Volviendo al tema… ese gran contacto resultó ser Dai Nakamura. Kisaki-san lo investigó y tuvo cientos de causas judiciales por negocios turbios que como siempre, terminaron en la nada misma dado que desestimaron las causas. Este hombre, era en realidad el que manejaba todo en Hamatia hace 50 años atrás – Explicó el del este mientras lo señalaba en la computadora.
- Oh, apareció el predecesor – Exclamó un aburrido Kaito.
- Sí. El chico no sólo era repartidor, sino que también era un mensajero que trabajaba para él. No era para nada estúpido el viejo.
- ¿Por qué lo dices? – Preguntó su novia.
- ¿Quién sospecharía de un niño de 11 años? Puede pasar cualquier control policial con una mera e inocente sonrisa. Tenemos a un experto en la mesa. – Dijo rodando los ojos hacia el del este, mientras recibía un alzamiento de ceja por parte de él. – Fue en ese momento que se involucró en el negocio de la droga. Empezó a venderla y a entender el negocio rápidamente, mientras escalaba posiciones.
- Y este Dai Nakamura claramente no sigue vivo – Dijo Kaito.
- Exacto. El peque de 11 años cuando creció, puso a trabajar dentro de la organización, a su hermano del medio. Si bien era el más vago de los tres, era el más peleador, por lo que terminó convirtiéndose en el asesino y mano derecha de Eiji-kun. Los padres de ustedes… – Dijo haciendo referencia a los hombres presentes - …encontraron un sinfín de casos de asesinatos no resueltos con las mismas marcas.
- ¿Qué marcas? – Preguntó la de ojos verdes.
- Todas las víctimas de esta gente aparecen con un tiro en la cabeza y les sacan los ojos.
- ¿Por qué hacen eso? – Volvió a preguntar horrorizada.
- Porque de esa forma te controlan. Es como decir, no me robes, no me desobedezcas y sobretodo no me traiciones, porque sabes quienes somos y lo que te pasará.
Las chicas no pudieron evitar un pequeño escalofrío por sus espaldas al enterarse de esto.
- Entonces, tenemos a un niño que empezó a ganar bastante dinero, teniendo como protector a su hermano mediano. Cuando alcanzó la edad de 23 años hubo un…conflicto complicado dentro de la Prefectura.
- ¿A quién mataron ahora? – Preguntó Kaito.
- A nadie. El problema era territorial. Este Dai Nakamura lo que hacía era parametrizar la Prefectura por zonas. – Explicaba mientras señalaba un mapa en la pantalla. – Tenías la zona comercial, la urbana, la rural y la no explotada. Ésta última es la que desencadenó el conflicto.
- ¿Lavado y coimas? – Preguntó Shinichi.
- Exacto. Querían lavar dinero con la construcción de un complejo de departamentos y un shopping. Además, querían cobrar una especie de derecho a los que habitaban.
- Entonces Nakamura -kun se negó y Ken-kun lo terminó sacando del medio. – Explicó Kaito.
- No spoiles la historia – Se quejó el del este. – Pero sí. Básicamente Kei-kun sentía que era una oportunidad que Nakamura -kun no estaba aprovechando. Por lo que sacó del medio al viejo y asumió el puesto, tomando control de la Prefectura. Luego solo necesitas un par de contactos, un par de jueces y fiscales y pum, eres gobernador.
- Gobernador por imposición. – Exclamó Ran indignada.
- Lamentablemente sí.
- No entiendo algo. ¿Por qué nadie hace algo? ¿Nadie lo notó o están todos prendidos de esto? – Preguntó Aoko.
- Bueno, aquí viene la parte complicada. Para evitar que esto suceda necesitas por sobre todas las cosas, un buen sistema judicial. Según Kisaki-san, la justicia descarta gran parte de las investigaciones que le lleva la policía porque se tratan de causas por consumo o porque están mal realizadas las investigaciones policiales. Si alguna de las dos sucede, entonces no se puede iniciar un proceso judicial
- O sea, que tenemos a la policía involucrada también. – Razonó Aoko.
- Sí. Kisaki-san analizó todos los casos presentados, encontrando pésimas investigaciones policiales con ausencia de pruebas, errores en los procedimientos, y ni te digo del armado de las causas. Además, muchos de los casos quedan pendientes a los exigentes y burocráticos procesos penales durante tanto tiempo, que son dadas de baja posteriormente.
Heiji aprovechó para tomar un poco de agua antes de seguir con la conversación.
- Por otro lado, el sistema que maneja la policía se encuentra abocado a propósito, a las investigaciones de casos individuales en lugar de concentrarse realmente en las organizaciones criminales, como lo son las redes de tráfico o el reclutamiento. Entonces, invierten una cantidad de recursos policiales impresionante y encima de forma ineficiente, en perseguir a personas, cuya detención no incide en la desarticulación del propio negocio, provocando que las redes sigan desarrollándose.
- ¿Qué hay de los departamentos internos de la policía? – Preguntó Aoko.
- Según la experiencia de nuestros padres, tanto Asuntos Internos como la División de Narcóticos, están involucrados. Ahora, ¿Por qué no lo detectó Seguridad Nacional en su momento? Porque no se dieron cuenta de que los informes que Asuntos Internos presentaba, estaban adulterados. Es así como no detectaron las deficiencias, irregularidades o la no aplicación de los procesos correspondientes en las distintas áreas de la Institución.
- Rei se infiltró para saber eso ¿No? – Preguntó divertido el detective.
- Sí. Estaba re caliente cuando lo descubrió. Como nosotros ya habíamos estado en la Prefectura Policial, no podíamos entrar. Así que Rei y Shuichi, una vez que el jefe de Rei los autorizó, se disfrazaron de policías para circular libremente dentro del edificio.
- ¿Y que data consiguieron? – Preguntó Kaito.
Prefectura Policial de Hamatia – Equipo de ninjas electricistas infiltrados que parecen payasos o modelos en vez de agentes – Dos días atrás.
- Te dije que nadie controla las entradas. ¡Maldición! Te tendría que haber apostado algo. – Exclamó Rei mientras se golpeaba con un puño la mano y subían las escaleras.
- Que no se te suban los humos. Si no fuera por las identificaciones de los dos policías que noqueamos y dejamos en los contenedores de basura, no podríamos haber entrado tan fácilmente.
- Siempre hay una forma. Igual, ya veo de dónde sacó Shinichi la manía de noquear gente en los asientos del subte – Dijo el rubio mientras entrecerraba los ojos con sarcasmo.
- Había que aprovechar la estadía de ambos para enseñarles cosas nuevas. No cuestiones mis métodos o te los aplicaré a ti.
- Ahora que lo recuerdo, me debes un par de rounds.
- Cuando quieras.
- ¡Ustedes dos! ¡Quieren ponerse las pilas y dejar de competir por una vez en su vida! – Gritó Jodie por los auriculares.
- Que novia más temperamental que tienes Shuichi. Te compadezco – Dijo mientras le golpeaba la espalda.
- Gracias Rei. Me alegra que me comprendas.
- Los mataré a ambos cuando regresen – Dijo a regañadientes la de ojos celestes.
Era de madrugada, y ambos agentes decidieron que era la mejor hora para infiltrarse luego de haber observado por un día entero la Prefectura con sus movimientos. La cantidad de oficiales a esa hora, era muchísima menor, por lo que escabullirse era más sencillo.
Gracias al jefe de Rei y la ayuda de su equipo, pudieron intervenir las cámaras del edificio, logrando que Jodie pueda verlos y guiarlos durante el proceso.
- Ugh, que apretados son estos uniformes – Se quejó el morocho mientras que con dos dedos intentaba estirar el cuello de la camisa.
- ¿Subiste de peso?
- Eso quisieras. La camisa no es de mi talla. Parece una camisa de fuerza. ¿Tú cómo estás? ¿Recordando los viejos tiempos? – Preguntó seriamente mientras lo evaluaba.
Si bien los dos se la pasaban burlándose del otro, ambos sabían muy bien los pasados de cada uno. Shuichi sabía que Rei era una excelente persona y lograba siempre ver para adelante o enfocarse en lo que debía hacer… pero eso no quitaba que los recuerdos te den un sopapo en el medio de la cara cuando menos te lo pensabas. Después de todo, sus cuatro mejores amigos de la Academia murieron, y ahora estaba disfrazado como un oficial reviviendo todo nuevamente.
El del FBI tampoco olvidó que durante mucho tiempo, Rei lo responsabilizó de la muerte de Hiromitsu Morofushi.
Tres oficiales salieron de una puerta para bajar las escaleras. Ambos, con el pulgar y el dedo índice, se tomaron las puntas de las gorras e hicieron una especie de saludo, ocultando gran parte de sus caras.
- Al menos pasamos desapercibidos sin problemas – Susurró Rei mientras veía para atrás con disimulo.
- No me contestaste la pregunta.
- Ah. No, estoy bien. – Dijo levantando un pulgar.
- ¿Estás seguro?
- ¿Desde cuándo necesitas reaseguramiento?
- Me culpaste durante años de algo. Creo que es normal que en esta situación que te pregunte las cosas dos veces.
- Ya hablamos de eso. ¿No? Relájate que ya llegamos.
Estaban frente a una gran oficina, cuya puerta tenía las palabras "Asuntos Internos". Al intentar abrir la misma, se dieron cuenta de que estaba cerrada con llave.
- Genial. ¿Nunca nada puede ser fácil? – Decía mientras sacaba un estuche con varias herramientas.
- Jodie, ¿Ves algo a través de las cámaras?
- No por ahora Shuu. Hay dos personas subiendo las escaleras, pero están en el cuarto piso. Si es que suben al octavo, tienen tiempo.
- Si no son ellos los que se meten en problemas, son sus novias. – Se quejó Shuichi.
- Vaya que tenemos amigos con problemas ¿No? No tenemos ni uno normal en el grupo – Comentó sonriendo mientras que intentaba desarticular la traba de la puerta a través del cerrojo.
- Y ellas no se quedan atrás que digamos. Son tal cual para cual.
- Mencionaste novias pero… ¿Cuál se supone que es la relación entre ellos ahora?
- No tengo ni idea. La única pareja definida es la de Heiji.
- Lástima que no pusimos cámaras o micrófonos allá.
- No hay mucha señal como para hacerlo. Pero hubiera sido divertido pisparlos.
- Rei tienes menos de 40 segundos. Siguen subiendo las escaleras. – Informó Jodie.
- Ok, ok. Esto debería hacer track en cualquier mom… - Y se escuchó el ruido que tanto esperaba. – Así me gusta hermosura.
- Ya deja de coquetearle a la cerradura y entra de una vez – Dijo mientras abría la puerta y lo empujaba dentro para cerrarla veloz pero silenciosamente a la vez.
Los oficiales llegaron al octavo piso y pasaron por enfrente de la puerta de ellos hasta que dieron con su oficina.
- No se fíen. Están a dos puertas de ustedes, así que no hagan mucho ruido. Por cierto… ustedes dos son más chismosos que cualquier mujer – Exclamó Jodie rodando los ojos.
- Oye, permítenos un poco de diversión. Después de todo, son nuestros pichones también. – Exclamaba Rei mientras abría un fichero y buscaba entre los archivos.
- ¿Qué cosa? – Esta vez la mujer alzó una ceja ante el comentario del rubio.
- ¿No te sientes mamá pata? Estuviste con ellos desde el primer día, los ayudaste a crecer y ahora son todos unos hombrecitos. ¿No te da cierto orgullo ver en lo que se convertirán después de esto?
- Rei, ¿Qué fumaste antes de entrar ahí? Espero que no le hayas compartido ninguna sustancia rara a Shuu.
- ¿Y después te quejas que se burlan de ti con el tema de los hijos? Me parece que Azuza en cualquier momento termina como una sandía. – Opinó el morocho.
- ¡Oye! – Exclamó sorprendido el agente mientras se percataba del doble mensaje.
- ¡O sea que seremos tíos! – Exclamó Jodie con alegría. – ¡El otro día vi unos zapatitos hermosos! Cuando volvamos los compraré así se los reservo.
- ¡Ya dejen de encajarme hijos!... y… ¿Qué hacías viendo cosas de bebés? ¿Te picó el bicho Jodie? Me parece que Azuza no será la única con forma de sandía si esto sigue así. – Se burló el de ojos azules.
- Mejor cállate – Le gritó en un susurro el del FBI.
- Pónganse a trabajar en vez de hablar tonterías.
- ¡Sí señora!
- Doble de peso cuando vuelvas a entrenar con nosotros Rei.
Shuichi no pudo evitar reírse. Estaban en el medio de una operación, pero no podía evitar pensar en lo mucho que Jodie había cambiado. Pasó de ser una mujer muy seria que vestía como una persona que no aparentaba su edad, a una joven afable que estaba mostrando su verdadero yo interno. El resolver el caso del padre y terminar con la Organización, ayudó mucho a que esos cambios se desarrollaran naturalmente. Podía verla más libre, más feliz… más como era ella antes de todo el enredo con esos malditos cuervos.
Lo positivo de lidiar con la Organización al menos, fue que obtuvo un carácter mucho más fuerte, no dejándose pisotear por nadie.
- "Menos mal, sino no habría mujer que pudiera controlarme de la forma en que lo hace ella… o a Shinichi…o a Kaito. ¡Maldición! ¡Como amo a esta mujer que es como un sargento!" – Pensaba el del FBI.
- Nada por aquí, nada por allá. Donde demonios están las denuncias. – Exclamó Rei mientras veía varias carpetas con la linterna.
- Les habrán prendido fuego. ¿No tienen depósitos para eso? ¿Con cada año contable no hacen un cierre?
- Es verdad que existen depósitos. Pero lo que estás pensando es documentación administrativa contable. La auditoría contable o financiera va separada de la auditoría procedimental policial.
- ¿No hay un canal de denuncias?
- Sí. Pero no lo van a usar. Yo por lo menos no lo usaría a no ser de que esté pensando en suicidarme.
- ¿No se supone que tiene que ser accesibles, confidenciales y anónimos? – Dijo Shuichi con sarcasmo.
- Muy gracioso. Igualmente, esas denuncias deben estar en algún lado. Siempre hay uno que imprime las cosas por si se pierden.
- Estamos en la cueva del lobo. Mientras menos evidencia mejor.
- No todos los policías son iguales. Tiene que haber alguien que lo haya impreso. Siempre en todo departamento, ya sea en una empresa o en una Prefectura Policial, hay una persona que es estructurada, metódica y ordenada.
- Tú eres el metódico en tu oficina ¿No?
- Nah. Ese es Kazami. Odio los papeles, informes y todo lo que sea trabajo de escritorio. Aunque sí soy metódico para la acción.
- Sí, eso lo sé muy bien.
Treinta minutos después y seguían sin encontrar nada.
- Me estoy aburriendo – Se quejó el Agente. – ¿Si empezamos a los tiros exigiendo que nos den la documentación?
- ¡No! – Gritaron los dos del FBI al mismo tiempo.
- Ufa.
- El que espera desespera y el que tiene que llegar llega – Le dijo Shuichi.
- La paciencia es una virtud. – Agregó Jodie.
- Yo tenía razón. No hay uno sano en este grupo. – Dijo mientras se golpeaba la cara.
- ¡Encontré uno! – Exclamó el morocho al leer el contenido de una de las carpetas.
Rei se acercó a él, y efectivamente eran denuncias internas. Luego de una hora de revisar papeles y más papeles, dieron a lugar con varias de ellas.
Todas ellas estaban con carpetas de cartón viejas, archivadas con esos broches para archivo metálicos que cada vez que pasabas el dedo sobre ellos te cortabas.
- Mejor que tengas la antitetánica al día – Exclamó Rei mientras insultaba por enésima vez por cortarse.
- Que porquería que eran los broches de antes. Ya de por sí, mi camisa es apretada, no creo que pueda esconder mucho de los papeles dentro de la ropa sin que se noten.
- Ni mencionemos los ácaros asquerosos que tienen estas cosas. Debe haber un ecosistema entero en este cuarto. Sabes la reacción que me va a agarrar después de hacer esto ¿No? – Dijo sufriendo mientras se ponía los papeles dentro de la camisa. – No pretenderás que me lleve todo yo, ¿No?
- Olvídate que me ponga esas cosas en los pantalones, donde está mi parte más importante.
- No estoy escuchando estas cosas. – Decía Jodie cansada del otro lado del auricular.
- Tú no te metas en las conversaciones entre hombres.
- Ponlo en la parte de atrás del pantalón y que se queden contra tu espalda tonto – Le respondió su novia. Aparte, llévenlo en carpetas o en alguna bolsa. ¿Me van a decir que no hay nada de eso en esa mugrienta oficina?
- Es mucho papel. No quiero llamar la atención con algo tan notorio.
- ¿Cuántas denuncias hay? – Preguntó la mujer sorprendida.
- Pppfff, no tienes idea. – Le contestó Rei mientras doblaba las cosas y las metía dentro de la gorra también.
- Chicos, alguien se baja del ascensor… y camina hacia ustedes. Espero que sean de otra oficina.
Rei y Shuichi apagaron las linternas. No había mucho lugar para esconderse. Debajo de los escritorios, no era una opción. Tirarse por la ventana tampoco… no eran ni Kaito ni Toichi. Correr tampoco, dado que estaban en el 8 piso. Hasta que bajen… los podían agarrar sin problemas.
- ¿Cuántos son Jodie? – Preguntó Shuichi pensando en atacarlos.
- Cinco personas.
- Genial. No podemos contra ellos a no ser que hagamos mucho ruido, y eso llamará la atención.
- ¡Hagan algo con las luces entonces! – Sugirió Jodie.
- Buena idea. Pero las luces están altas y son esos paneles de led – Observó Rei.
- Entonces… rompamos la tecla de la luz – Dijo el del FBI.
- Tienen 20 segundos – Cronometró Jodie.
- ¡Maldición! – Exclamó el agente mientras corría hacia la llave de luz y lo sacaba de la pared con sus herramientas para cortar el cableado.
Rei escuchaba los pasos cada vez más fuertes. Cuando puso la llave nuevamente a la pared se apresuró para esconderse atrás de uno de los escritorios junto con Shuichi.
- Así que probé la pasta de ese lugar, y era un asco. Como odio gastar plata en comida que no disfruto. – Contaba una de las personas a la entrada.
La puerta se abrió a los dos segundos, dejando entrar la luz del pasillo.
- Mmm. Qué raro. ¿La puerta estaba abierta? ¿Otra vez ese estúpido de seguridad se olvidó de cerrarla? – Exclamó a los gritos mientras tocaba la tecla de luz.
Al ver que no prendía, lo intentó reiteradas veces, no consiguiendo el objetivo.
- ¿No prende? – Consultó uno de los que estaba con él.
- No.
- Deben haberse quemado los cables. Toda esta instalación apesta. Habría que demoler el edificio y volver a construirlo.
- ¿Ves el teléfono con la linterna del celular? Fíjate si no puedes llamar a mantenimiento.
Shuichi le hizo una seña a Rei para que se meta abajo del escritorio con él.
Rei movió sus manos sobre el piso, hasta que dio con algunos cables finos. Supuso que eran los del teléfono, así que los cortó con el cuchillo que tenía a mano.
- No tiene tono. – Dijo el oficial.
- Esto es extraño. ¿Se habrá cortado la luz?
- ¿Sólo de esta oficina? El resto y el pasillo tienen luz.
- En este edificio todo es posible. Bueno no importa. Dejemos las cosas acá – Explicó mientras apoyaba su bolso en la mesa. – Iré a la oficina de al lado a que me presten el teléfono. Vaya forma de comenzar el día.
- Yo aprovecharé e iré al baño – Mencionó otro.
- Yo por un café. Son las 4 de la mañana y me caigo de sueño – Exclamó otro mientras bostezaba.
- Yo también quiero uno.
- Y yo.
- Yo también – Susurró bajito Rei para que nadie lo escuche… salvo su compañero quien sonrió divertido. Moría por uno también.
- Esperen que yo solo no podré traer todo.
- Vayamos todos. Mucho no podemos hacer hasta que no vengan los técnicos.
Ambos agentes suspiraron al ver que se marcharon. No tardaron más tiempo y se apresuraron a salir del lugar.
Casa de los maizales – Actualidad - Domingo 17.00 hs.
- Muchas de las denuncias, eran de oficiales criticando el modus operandi de las investigaciones. El problema es que al buscar a dichos oficiales en la base de datos de Seguridad Nacional, la gran mayoría estaba muerto o desaparecido.
- Que coincidencia – Dijo irónicamente el mago.
- Sí. Varios de los informes aducían de que el Área de Narcóticos, diseñaba y coordinaba erróneamente los operativos para combatir el crimen. Además de lo mismo de siempre ¿No? Malos sistemas informáticos de recolección de data, falsificación de información en los sistemas, mal análisis de la información, etc., etc.
- ¿Me vas a decir que no hay una sola persona que este viva y que haya hecho una denuncia positiva? – Se exaltó Aoko nuevamente.
- Hubo una. El oficial Yoshida… pero terminó muerto también.
- Estos tipos se toman muy en serio su trabajo ¿No? – Exclamó irónicamente Kazuha.
- Exactamente. Por suerte, Jodie y tu madre… – Dijo señalando a Shinichi –… dejaron buena impresión a la anciana que cuidada a los hijos de los Yoshida. Y ésta se comunicó con la esposa del oficial, convenciéndola de que nos llame para ayudarnos.
Casa de seguridad – Ayer – Sábado 11.00 hs.
- Yoshida-san, gracias por llamar. – Agradeció Jodie mientras entraba a la sala del living corriendo. – ¿Le molesta que la ponga en alta voz para que el equipo entero la escuche? No se preocupe que son todos de confianza.
Efectivamente aceptó, dado que Jodie se sacó el teléfono de la oreja para apretar la opción y dejarlo sobre la mesa.
- Bien, ya estamos todos atentos.
- Buenos días a todos. Mmm no estoy segura que es lo que buscan.
- Yoshida-san, soy de Seguridad Nacional. Ayer encontramos en la Prefectura Policial la denuncia que su esposo realizó a Asuntos Internos. Lamentablemente estaba incompleta dado que parece que sacaron varias hojas. Por ende, tenemos algunos gaps que completar.
- Disculpen que les pregunte esto, pero… ¿Cómo consiguieron el informe?
- ¿Resumidamente hablando? Noqueamos a un par de policías, les robamos las credenciales, los dejamos desnudos dentro de un contenedor de basura, tomamos sus uniformes y nos infiltramos.
- Debo admitir que me esperaba muchas respuestas pero no esa. – Dijo sorprendida – Déjame hacerte otra pregunta… ¿Cuántas hojas tiene el informe?
- Unas 13 aproximadamente.
- El que tengo yo, tiene 29.
- ¿Tiene el informe?
- Hideo era muy protocolar y cauteloso hasta donde pudo. Presentó uno a Asuntos Internos para probar el procedimiento… pero el completo con los nombres de los involucrados se lo quedó él en casa. Sabía con qué bueyes araba.
- ¿Lo ha leído?
- Sí. Muchas veces. Entendí porque me decía con pena, que cada vez que llevaba a nuestros hijos a la escuela, se acordaba de que la mitad de los delitos que estaban relacionados a las drogas, eran cometidos por personas que no habían terminado el primario, o que directamente no accedían a la educación. Es lo que impulsa esta Prefectura. La falta de educación, de trabajo y las condiciones de pobreza, te llevan a ir por el único camino que ellos quieren que conduzcas. Luego, te sacan del camino cuando no les sirves como si fueses una basura del piso.
- Sí, hemos hablado con la madre de Okero Giro – Respondió Jodie.
- Entonces ya saben a qué me refiero. Les enviaré el que tengo.
- Igualmente presiento que no todo está en ese archivo. Su marido era muy inteligente para dejar todo concentrado en un solo lugar.
- Mmm …ehh…
- Perdón. Soy Yusaku Kudo. El padre de Shinichi.
- Ah, entonces era cierto lo que me comentó Kaede.
- Ahora que lo pienso, nunca le habíamos preguntado el nombre a la anciana – Exclamó Yukiko con un dedo en la mejilla mientras miraba a Jodie.
- Tiene razón Kudo-kun. No todo está en ese archivo. Hideo dejó un casete. Lo encontré cuando estábamos preparando la mudanza.
- Cuando hablamos de casete… ¿Se refiere a los viejos dispositivos de cinta magnética que ya no se usan más? – Preguntó Heizo con curiosidad.
- Exactamente a ese tipo. Teníamos guardado un walkman que usábamos cuando empezamos a salir. Me extrañó que la etiqueta dijese "Nuestra canción. I want to hold your hands".
- Es de los Beatles – Agregó Saguru reconociendola al instante.
- Sí. Pero nuestra canción era "Eight days a week". Me extrañó poderosamente la atención por lo que escuché la cinta. Una sola vez. Resultó ser… un resumen de lo que estuvo haciendo, y de los pasos que estaba realizando.
- ¿Tenemos forma de poder escucharla? Dudo que tengamos algún dispositivo para escuchar esas cintas acá. – Pensó en voz alta Rei mientras veía a su alrededor.
- Miren que está casi lleno de ambas caras. No sé si recuerdan pero cada lado tiene una duración de 60 minutos. Yo no tengo problema de dejarlos en altavoz y reproducirla con un equipo que tengo acá. Es sábado después de todo y por suerte no trabajo.
- ¿Usted estará bien con esto? No debe ser fácil después de lo que le pasó – Preguntó Yukiko con un poco de empatía.
- Esta cinta está destinada a ser escuchada por personas que puedan realizar un cambio de una vez por todas. Me parece que ese momento llegó. Si ustedes pueden realmente hacer algo para que esta situación se modifique, estarían cumpliendo con lo que Hideo soñó desde siempre. Por favor, que su vida no haya sido en vano. – Suplicó con un tono de voz desgarrador que estremeció a los presentes.
- Puedo asegurarle que haremos todo lo posible para que ambos, padre e hijo, se pudran en una maldita prisión por el resto de sus vidas. Haré lo que sea para que sufran hasta el último día de sus vidas por todo lo que hicieron. Ya me lo tomé personal. – Exclamó Eri con resentimiento.
- ¡Eri-chan es la mejor abogada de Tokio… y mi tan famosa consuegra! – Interpuso Yukiko.
- Ah… la suegra de su hijo. Felicitaciones por cierto, Kaede me contó algo al respecto. No estaba al tanto que se habían casado aunque no me quedó muy claro el tema.
- ¡Esa señora es una linda! – Gritó con emoción Yukiko.
Casa de los maizales – Actualidad - Domingo 17.30 hs.
- ¡¿Qué cosa?! – Gritaron Kazuha y Aoko a todo pulmón sorprendidas.
- No me preguntes a mí. ¿Algo que no sepamos y quieran explicarnos? – Consultó el del oeste con los ojos entrecerrados mientras veía a los del este.
Tanto Shinichi como Ran, se habían quedado mudos, viéndose entre ellos por unos segundos. No había rubor en sus mejillas, ni exclamaciones como la que realizó la de Osaka recién.
- Bueno amor, creo que no podemos ocultarlo más. – Dijo Shinichi mientas suspiraba y posaba un brazo sobre los hombros de Ran, quien estaba sentada en uno de los extremos del sofá a su lado.
- "¡¿Cómo la llamó?!... ¿Me estás jodiendo?" – Pensaba Heiji sorprendido mientas veía la acción del detective.
- Perdón que no les contamos, pero fue un impulso del momento y tampoco sabemos muy bien cómo pasó – Agregó la del este riéndose un poco por la vergüenza y el nerviosismo de tener que confesarles lo que pasó.
- ¿Ran-chan? – Preguntó asustada Kazuha. Aoko se había puesto blanca.
- Cuando terminó lo de la organización, a la semana que salí del hospital fui a lo de Ran. Decidimos salir en vez de quedarnos a hablar en su casa y fuimos a un bar porque era muy temprano para cenar. Me acuerdo que hacía mucho calor… – Dijo mientras miraba a Ran buscando certidumbre sobre lo que recordaba.
- Espera, ¿A qué te refieres cuando dices que te acuerdas? – Preguntó Heiji seriamente.
- No nos dimos cuenta y empezamos a tomar mucho y medio que terminamos… emborrachándonos más de la cuenta.
- Creo que te quedaste corto. – Comentó ella.
- No sabemos cómo pasó. Pero cuando nos despertamos nos dimos cuenta que estábamos en la casa de mis padres en Los Angeles, y… casados. – Contó Shinichi mientras se tocaba el pelo en señal de nerviosismo.
- ¿Por qué creen que nos peleamos de la forma en que lo hicimos? – Agregó Ran. – No les mentí cuando dije que había sido serio. – Exclamó con pena mirando a las dos chicas.
- Todavía no entiendo cómo hicimos para subir al avión. – Pensaba Shinichi en voz alta.
- Yo sigo sin entender cómo hicimos para sacar los pasajes sin errores, agarrar nuestros pasaportes y sacar la US ESTA para mí.
- Lo peor de todo que llegamos perfectos hasta allá. Lástima que no me acuerdo de nada. Vaya boda la nuestra. Un desperdicio. – Se quejó el detective.
- Bueno, podemos repetirla sin borrachera si te parece. Cuando esto termine. – Le sugirió mirándolo a los ojos y sonriéndole.
- Mmm no es mala idea. – Le dijo correspondiéndole la mirada.
Kaito no pudo contenerse más y explotó de la risa. Lamentaba no haber grabado el momento para mostrárselo a Saguru. Las caras de los del oeste y la de Aoko… eran inexplicables e inolvidables. Valió la pena cada segundo de la actuación que les acababan de realizar.
- Heiji… es una broma, idiota. Tu alma puede volver a tu cuerpo cuando lo desees. Debe ser algo que habrá dicho mi mamá para explicar más sencillamente la situación. Primero que nada, si hubiera hecho todo eso, ¿Tú crees que Mouri-kun no me hubiese liquidado? – Explicó Shinichi mientras se separaba de la chica.
- "Si claro. ¡Vete a la mierda Shinichi! No estás ni un poco sonrojado después de abrazarte con Mouri-san. ¿Qué demonios significa esto? ¿Desde cuándo le dices amor como si fuese lo más normal del universo? A mí no me engañas. Algo tuvo que estar pasando acá. Los dos están actuando muy naturalmente. Esto no es normal para dos ex. Ni siquiera tartamudearon y se dedican esas miradas. Esto es muy extraño" – Pensaba Heiji con una vena muy notoria en su frente.
- Segundo, ¿Crees que a la semana de salir del hospital hubiera estado en condiciones de ponerme en pedo? Tercero, ¿No te llamé desde el aeropuerto para contarte lo que sucedió? Cuarto punto y el más obvio, yo no tenía 18 y Ran no había cumplido los 17 para ese entonces. Por lo que ni siquiera contábamos con la edad mínima necesaria para casarnos sin el permiso de nuestros padres. No puedo creer que te hayas creído esto y no hayas unido los grises. No somos malos actores entonces – Terminó mirando a Ran con una sonrisa.
- Ah, sus caras fueron tremendas. – Dijo Ran con burla mientras se reía.
- ¡Ran-chan! – Gritaron Kazuha y Aoko con los mofletes hinchados.
- Perdón, pero no pude evitar subirme al tren burlón de Shinichi. – Dijo sonriendo mientras juntaba las manos en señal de disculpa y les dedicaba una sonrisa.
- Siguiendo con el tema… – Interpuso Kaito después de calmarse un poco.
- ¿Cómo pretendes que siga hablando seriamente después de esto? – Gritó Heiji enojado mientras iba a buscar el botellón de agua a la heladera. Iba a necesitar más que agua fría después de esta escena.
- Tampoco para tanto. Fue divertido – Exclamó Kaito mirando a Shinichi, aprobando el acto con un pulgar levantado.
- ¡No lo fue! – Dijo exaltada Aoko.
- ¿Qué decía la cinta entonces? – Preguntó Shinichi para situarlos en la realidad nuevamente.
- ¿Quieren escucharla? La grabé con el celular por si nos perdíamos de algo. – Dijo Heiji mientras colocaba la botella y un par de vasos sobre la mesa.
El del este se puso a buscar el archivo de audio en su teléfono para reproducirlo, y una vez que lo hizo y le subió el volumen, volvió a la cocina por un par de vasos más y el rollo de cocina.
- "Amor, veo que encontraste nuestro walkman y me imagino que te habrá llamado la atención el nombre de la cinta, dado que no es nuestra canción".
- "Si estás escuchando esto, es muy probable que no esté más en este mundo y debes de estar mudándote en estos momentos. Haces bien en hacerlo. Lamento que esto haya ocurrido y que te haya dejado sola con los chicos. Pero recuerda que los amo y que quería hacer algo para mejorar el futuro de todos ustedes. Espero no me odies por ello."
- "Creo que mereces la verdad sobre lo que he estado haciendo. Solo prométeme que si piensas compartir esta información con alguien, sea con alguien que valga la pena. No des este material a la Policía, ni a la Justicia, ni a la cadena de televisión. Sabes muy bien que los tres están intervenidos por la misma gente. Debes ser paciente, pero en algún momento alguien aparecerá para hacer algo. No desesperes y medítalo bien antes de entregar esto a otra persona. Piensa que puedes llegar a ponerte en riesgo a ti y a los chicos si se lo das a las manos equivocadas".
- "Supongo que ya habrás leído el informe que dejé en casa. Ese informe está completo y no es el mismo que presenté a Asuntos Internos. Hice una prueba para ver como es el procedimiento interno de nuestra Prefectura ante las denuncias. Es muy probable que dure poco ahí pero ya conoces lo protocolar que soy, esperando que en algún momento las cosas cambien. Las cosas no están para nada bien".
- "Sabes muy bien que la policía está metida en todo esto. Debo decirte que es poco estimulante saber que estás trabajando para el enemigo y no poder hacer nada. Descubrí que no sólo la infraestructura está manejada y diseñada por el Gobernador, sino que además estamos entorpeciendo las investigaciones de Seguridad Nacional. Ya eso es bastante grave".
- "Para que te des una idea, se están arrestando a consumidores en vez de trabajar sobre las grandes redes. Esto provoca que se inflen los números en los informes y se crea que se está haciendo un buen trabajo combatiendo al narcotráfico, cuando la realidad es que es una insignificancia la cantidad de droga que se decomisa con respecto a lo que se comercializa en la Prefectura".
- "A su vez, la poca mercadería que la División de Narcóticos debería incautar e inventariar en Evidencias, es devuelta por ellos mismos al circuito comercial. Es decir, que están falsificando los informes con las cantidades retenidas. En el informe encontrarás los nombres de los que descubrí."
- "Con esa pista, empecé a seguir a cada uno de los integrantes de Narcóticos, tratando de averiguar dónde estaba el centro de distribución. Resultó ser ninguno… ¿Por qué? Porque esconden y distribuyen la droga de múltiples formas, por ejemplo en las copas de los árboles, en los motores de los autos abandonados, hasta en paquetes de harina que dejan en la calle. Luego vienen los chicos reclutados para venderla, y se la llevan. Incluso he visto a mujeres que se adosan la mercadería a su cuerpo para lucir como embarazadas. Te juro que no podía creer la cantidad de métodos que veía."
- "Como esto no me estaba ayudando a descubrir la ruta, me puse a ver qué hacía la justicia al respecto. Se ha acusado a varios fiscales, dentro de los cuales encuentras a Ryu Gojo, quien fue acusado múltiples veces de entorpecer las investigaciones por crímenes de estupefacientes y siempre fue absuelto por falta de pruebas. Este hombre, es íntimo amigo del Superintendente de la Prefectura y del juez Kenji Fukushima. Cualquier causa judicial relacionada con el negocio de la droga es revisada por este fiscal y por este juez. Y si alguien acusa al fiscal, el juez se encarga de sacarlo. Por supuesto, todas las causas son dadas de baja".
- "Una de las causas por venta y posesión de droga me llamó la atención, porque aparece el nombre del hijo del Superintendente de la Prefectura… quien ya sabemos, es amigo del hijo del Gobernador desde el secundario".
- "El hijo del gobernador, Hiroto Ken, ya sabemos a qué se dedica".
Heiji le puso pausa al audio.
- ¿Recuerdan la camioneta negra y el tipo que mató al otro cuando estaban en Hamatia? ¿Antes de que empezara todo esto? – Dijo dirigiéndose a las chicas con una sonrisa.
- Sí – Dijeron Aoko y Kazuha, mientras que Ran asentía.
- Ese era el hijo del gobernador.
- ¿Me estás jodiendo? – Dijo Kazuha.
- Nop. Ya que estamos hablando del tema… ¿Pueden por favor poner un poco más de atención cuando caminan la próxima vez? ¡Sigo sin entender cómo terminaron ahí! Y no me digas que es por distracción – Señaló a Kazuha con un dedo sabiendo que le iba a reiterar lo mismo que cuando llegó esta mañana.
Heiji volvió a reproducir el audio.
- "Empecé a hacerme un árbol de implicados… y no veo solución. No podemos hacer nada dentro de Hamatia. Y fuera de ella, nadie nos creerá porque está todo tan bien falsificado y decorado, que parecería que la gente en esta Prefectura está feliz como niños en un parque de diversiones. .. cuando en realidad está pobre y oprimida".
- "Incluso, hace unos días atrás, escuché a unos chicos de 16 o 17 años, decir que estaban preocupados por sus familias, sobre todo por sus hermanas más pequeñas. Parece que el modo de reclutar a los chicos es extorsionándolos a que vendan la droga y encima, paguen una cuota mensual por protección, para que la policía no los detengan a ellos y a sus familias. Si no lo hacen son partidarios de que los maten a ellos o a toda la familia, y si tienen hermanas o mujeres jóvenes, de secuestrarlas para introducirlas en el tráfico ilegal de mujeres. Escuché eso y me dieron ganas de entrar en la armería de la policía y ametrallar a toda la Prefectura Policial. No puedo creer que esté todo tan podrido. Y nosotros con una niña pequeña…".
No se escuchó nada por unos momentos hasta que se escuchó un resoplido de frustración.
- "Cada vez que veía una pista, era otra puerta que se cerraba. Pero un día, por las calles del centro de la ciudad, me encontré a otros chicos que esperaban a los turistas cerca de las entradas de los hoteles, lo que era sinónimo de vendedores".
- "Se me ocurrió seguir al más joven de todos… no debía tener más de 12 años y de seguro no debió ni terminar el primario. Lo seguí hasta que llegó a su casa y me quedé esperando toda la noche hasta el día siguiente. Fue casi al mediodía cuando vi que salió nuevamente a la calle con una caña de pescar con un colador en la otra mano".
- "Lo seguí a una distancia bastante prudencial y vestido de vagabundo para no llamar la atención con el uniforme. El chico se acercó al río principal de la Prefectura, donde se sentó sobre la orilla. Unió el colador a la punta de la caña y se quedó quieto ahí".
- "Lo primero que me pregunté es… ¿Para qué demonios quería un colador? Al principio pensé que estaba esperando a alguien, pero de repente, se levantó con la caña para alcanzar algo en el río. Resultó ser un conjunto de bolsas herméticas, con un globo dentro. Ahí descubrí que utilizaban los cursos de los ríos para trasportar la droga y el globo era usado para que el paquete flote. No voy a negar que no era ingenioso el sistema".
- "Ahora sabía cuál era la principal ruta de distribución y la gente que está incriminada… la pregunta es… como evidencio esto y a quién se lo muestro. Hay tanta gente metida en esto, y encima intocable por el poder que tienen… así que me estoy embroncando. Me siento frustrado por no poder hacer nada al respecto y… por eso estoy grabándote esto".
- "Hoy a la noche seguiré el caudal del río cuesta arriba para ver de dónde provienen los paquetes. Cuando hace tres días te dije que había logrado descubrir una posible ruta de distribución, reaccionaste bastante mal y con justa causa. Sé que tienes miedo de que algo me ocurra, y lo entiendo. Pero no sólo soy policía, sino padre y esposo. No dejaré que estos hijos de puta con poder se apoderen de todo de esta manera".
- "Esto será peligroso y no sé cómo resulte. Si resulta bien, me verás mañana y nos reiremos de esto. Si resulta mal… dile a los chicos que atesoré cada segundo con ellos, y que son lo que todo padre quiso tener. No puedo estar más orgullosos de ellos… de lo que crecieron, de lo que lograron y de lo que se convirtieron. También diles que los amo y que lamento que no pueda asistir al ballet de Keiko y al partido de fútbol de Sousuke. Sé que esperaban con ansias que pueda asistir este año pero no podré".
- "En cuanto a ti, quiero que continúes tu vida. Vete de aquí y se feliz, dado que es realmente mi único deseo. Yo ya no regresaré a tu lado, pero ten en cuenta que los estaré viendo siempre desde algún lugar. Sé que me mantendrán por siempre en sus corazones y en sus memorias, por ende te pido, que si puedes seguir con tu vida, lo hagas. Que si conoces a alguien, no huyas pensando que me estarías traicionando. Te conozco de toda la vida, y sé cómo piensas a la perfección querida, así que no me lo niegues. Creo que nada me haría más feliz que alcances la felicidad y que tengas a alguien que te cuide a ti y a los niños. Lo único que puedo entregarte en este momento, es mi último adiós y mi último te amo. Fuiste y serás por siempre el amor de mi vida por los ocho días de la semana. Fuiste la que me acompaño en todo momento, siempre en las buenas y en las malas. Y estaré eternamente agradecido al destino por ponerte en mi camino. Te amo Naomi".
Y el celular quedó mudo por unos segundos hasta que el audio terminó. Se quedaron quietos y en silencio por un largo momento. No emitieron palabras y lo único que escuchaban eran los ruidos de las narices de las chicas intentando contener el agua salada de sus lagrimales.
Kazuha se estiró del sofá para agarrar el rollo de cocina que Heiji había dejado desde el comienzo para sonarse la nariz y secarse las lágrimas. Una vez que sacó dos papeles, se los entregó a las otras dos para que hicieran lo mismo. Las tres estaban hechas un desastre con las últimas palabras de Hideo.
Heiji les sirvió agua para que se calmen un poco. Sabía que iban a reaccionar de esta forma, dado que es lo mismo que pasó en la Casa de Seguridad. No podía negar que también se le movió un poco el suelo al escucharlo la primera vez.
- ¿Queda mucho más Heiji? – Preguntó con voz sombría el mago.
- Con respecto a la cinta no. Acaba ahí. Pero sí faltan un par de cosas, entre ellas, los manejos actuales y el plan estratégico que tenían planeado los de la Casa de Seguridad. Hagamos lo siguiente. Ya son casi las 19.30hs. Terminemos por hoy y sigamos mañana. Fue mucho por un día. – Sugirió mientras cerraba la notebook haciendo que la imagen del televisor desaparezca.
Shinichi se levantó para dejar la silla en la cocina, y se dirigió a la habitación sin decir una palabra.
- ¿Por qué se puso en peligro sabiendo lo que podía llegar a pasarle? – Preguntó Aoko.
- Porque cuando amas a alguien de esa forma, estás dispuesto a darlo todo. No solo a protegerlo con tu vida, sino incluso a colocar su felicidad por encima de la tuya, aunque las consecuencias te duelan y te quiebren en mil pedazos. – Le respondió el mago dejando a la chica congelada.
Heiji no supo identificar el estado de Kaito. Sus ojos tenían una mezcla de emociones que no pudo determinar: enojo, angustia, ira, dolor. Vio cómo se levantó del suelo y se dirigió a la misma habitación que Shinichi.
El del este aprovechó para colocar la notebook cerca del televisor y que nadie se lleve el cable puesto. Cuando se dio vuelta, las tres chicas no se habían movido de sus lugares.
- ¿Están bien?
- Es imposible que salgamos de esto. – Dijo Kazuha con negatividad.
- ¿Por qué lo dices? – Preguntó agachándose sobre una rodilla en el piso, delante de ella.
- ¿Me estás cargando tonto? Después de todo lo que nos contaste es simplemente imposible. La gente involucrada, las cosas que hicieron…
- Kazu… primero que nada cálmate. Sé que es mucho para procesar pero no es imposible hacerlos caer. Sólo debemos pensar con estrategia y mover las fichas correctamente.
- Pero ella tiene razón. Hace más de 50 años que esto está pasando. ¿Qué te hace creer que se puede cambiar algo cuando llevan tanto tiempo en esto? – Le planteó Ran.
- ¿Saben qué tan antigua era la Organización de Negro antes de que la hiciésemos caer? Llevaba casi el triple de antigüedad que la que estamos combatiendo ahora, y encima desparramada por el mundo. Si pudimos contra eso, ¿Qué les hace pensar que no podremos contra esto? Nos tienen poca fe. – Exclamó ofendido.
- Pero no quiero que se involucren Heiji. ¿Qué pasa si les hacen daño? Tengo miedo. No quiero perderte. – Dijo abrazándose a su cuello con fuerza.
- ¿Van entendiendo como nos sentíamos nosotros tres, hace casi tres años atrás cuando todo esto recién comenzaba?
La respuesta era sí. Las tres empezaban a ser muy conscientes de eso. No tenían miedo de lo que podía llegar a pasarles a ellas. Estaban aterradas de lo que podía llegar a pasarles a sus familias, a sus amigos… y a ellos.
Shinichi y Kaito salieron de la habitación, por lo cual Kazuha se separó de Heiji al escuchar las pisadas de ambos. Llegaron al comedor vistiendo totalmente de negro, con una remera deportiva suelta y un pantalón largo de jogging de poliéster.
- Vamos a correr un rato. ¿Quieres venir? – Preguntó Shinichi al de Osaka con los ojos un poco… hostiles.
- ¿A esta hora? Paso. Gracias. – Dijo con un ojo entrecerrado al ver los ojos del detective.
Shinichi salió por la puerta y Heiji llamó a Kaito, deteniéndolo antes de que salga.
- ¿Ambos están bien para correr? – Preguntó con desconfianza.
- Sí, ¿Por?
- Shinichi no durmió.
- No pasa nada. No está ni por casualidad en sus límites. Sólo estamos re calientes. Así que si no liberamos un poco de agresividad… digamos que no vamos a terminar bien cuando hablemos. – Dijo sonriendo… aunque sus ojos denotaban un enfurecimiento contenido.
- ¿A qué hora terminan?
- Creo que tipo nueve.
- Ok.
Kaito salió por la puerta trotando hasta unirse a la caminata de Shinichi para entrar en calor.
- Es… la primera vez que hacen eso. – Observó Ran sorprendida en voz alta.
- Supongo que es el modo de liberar el estrés que tienen. – Pensó en voz alta el moreno. – ¿Por qué no aprovechan y salen un poco a cambiar el aire? Yo por lo menos, necesito salir.
Las tres le hicieron caso, y junto al del oeste, salieron al deck para terminar de ver el atardecer. En la cabeza de cada uno, existía un sinfín de dudas y preguntas. Pero por sobre todas las cosas, una incertidumbre sobre lo que iba a llegar a pasar.
