Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. La historia es de TouchofPixieDust y los personajes son de Rumiko Takahashi, yo únicamente traduzco.

Capítulo 4: Kikyo

23 de septiembre

Kikyo se despertó sobresaltada. Su brazo le hormigueaba hasta los dedos. La toqué. Eso no había pasado nunca. Se frotó su mano suavemente, luego se puso de lado y sacó su collar. Al mirar la perla, notó que tenía un brillo rosa, aunque el brillo se estaba desvaneciendo lentamente. La chica, Kagome, afectó a la perla. Qué extraño.

Se incorporó suspirando. Todo es tan extraño. No entiendo nada. A lo mejor debería pedirle consejo a Kaede.

Escondiendo la perla una vez más, Kikyo se preparó para su viaje. Habían pasado más de cincuenta años desde que había visto por última vez a su hermana Kaede, aunque había mantenido el contacto por otros medios. Le enviaba pergaminos y regalos a su hermana a través de un conocido de confianza, pero Kikyo no podía mirarla a la cara. El día que se había marchado había sido el mismo día que había clavado a Inuyasha en el Árbol Sagrado con su flecha hechizada.

Al cerrar los ojos, pudo imaginarse vívidamente al medio demonio. Tenía el pelo largo y plateado, y los ojos dorados. Era guapo de una manera salvaje. Si no fuera por aquellas orejas caninas encima de su cabeza, podrían haber podido ser amigos, puede que incluso algo más. Pero una miko no puede tener una relación con un demonio. Las relaciones fuera de la simple amistad estaban fuertemente desaconsejadas para las sacerdotisas y eran completamente insólitas con un demonio.

Negó tristemente con la cabeza. Ojalá no hubiera intentado robarle la perla, entonces ella no habría tenido que dispararle. Fue su afecto por el medio demonio, sin embargo, lo que le evitó matarlo. Lo había dejado allí, clavado al árbol, mientras le daba la espalda y volvía a la aldea. Le había entristecido dejarlo allí, pues una vez lo había considerado un amigo.

Ojalá fuera humano.

Se le había pasado por la cabeza usar el poder de la perla para volverlo humano, pero Inuyasha quería usar el poder para convertirse en un demonio completo. Era una razón más de porqué su relación nunca podría ser.

Cuando Kikyo empezó su viaje de vuelta a su aldea natal, pudo sentir un par de ojos sobre ella. Está aquí.

—Deja de seguirme, Inuyasha.

Sí, el hanyou estaba libre de su largo y hechizado sueño ensartado en el Árbol Sagrado. El encantamiento solamente había durado cincuenta años. Hacía varios meses, se había despertado y se había liberado. No le había llevado mucho tiempo encontrarla. Aunque hasta el momento no había hecho ningún intento de hablar con ella. Era solo a través de sus poderes de miko que podía sentir al medio demonio. La semana anterior había visto dos veces su traje rojo de rata de fuego mientras desaparecía entre los árboles.

Ya no eran amigos. Pero seguían sin ser enemigos. ¿Qué somos?

Kikyo pensó en la chica que había visto en sus sueños. Se preguntó si ella tenía problemas parecidos. Mientras caminaba por el polvoriento camino, se permitió el extraño lujo de soñar despierta. Pensó en la chica de apariencia amable, Kagome, y en la vida que probablemente llevaba.

Ignoró los ojos dorados que estaban sobre ella y continuó con su largo viaje.

El sonido de hojas crujiendo y de roces siguió el camino de Kikyo. Inhalaría profunda y tranquilizadoramente, y fingiría que no sentía la presencia de Inuyasha. Para el anochecer, estaba recitando oraciones para mantener su temperamento bajo control. Una miko siempre está calmada y serena. Nada la preocupa… ni siquiera irritantes demonios perro. Calmada, serena, y bajo control.

Sin emociones. Estate en paz. Estate calmada… serena… se dijo con la mandíbula apretada. Relajó el agarre mortal que tenía sobre su arco y se concentró en aclarar la mente. Al concentrar sus pensamientos en la chica que había visto en su sueño y en la extraña reacción de la perla hacia ella, consiguió pensar en algo que no fuera Inuyasha. Solo había visto brillar a la perla una vez antes, y eso fue aquel día en que la perla la eligió como su protectora.

Las sombras crecieron y el cielo se oscureció. Kikyo encontró un claro y depositó sus pertenencias. Reunió algunos palos y ramitas, y tuvo rápidamente un fuego ardiendo con una pequeña ayuda de sus poderes de miko.

Los pensamientos sobre Inuyasha desaparecieron cuando Kikyo miró a la fuente termal que era apenas visible entre los árboles.

Me pregunto si ella estará ahí esta noche. Una vez más, Kikyo se permitió el lujo de soñar despierta. Durante las últimas noches, la chica llamada Kagome y ella se habían visto en sus sueños. Una vez, la chica había logrado ver a Inuyasha y le había preguntado por él. Lo único que iba a revelar Kikyo era su nombre. Estaba mucho más interesada en averiguar más sobre la época de Kagome. Sonaba maravillosa.

La chica siempre parecía estar al borde de la risa y la dicha. Parecía inocente y dulce. Parecía feliz.

—Ojalá pudiera ser ella.

La perla empezó a brillar.