Como fuere, les dejo otro fragmento de este lamentable conjunto de palabras y verborreas que es mi fic, en esta oportunidad especialmente dedicado a mi estimadísima Tomoe KR Lupin, en honor a su cumpleaños, que fue hace unos días XD. Felicidades a ella :D
Disclaimer ( Debe salir cada tanto xD) : Merlín sabe que nada de esto me pertenece, salvo tal vez McClaws XD, todos son propiedad de la genial, pero aún así malvada, J.K Rowling
El show debe continuar XD
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Moonlight SonataCapítulo cuarto: Sorting Hat
- Suere! – Musitó Remus con aspecto de profunda concentración mientras hacía una precisa floritura con su varita, un pesado tomo titulado "El libro reglamentario de hechizos I" de Miranda Goshawk se tambaleaba sobre su regazo.
El brazo de la túnica se conectó entonces al hombro y comenzó a unirse, precisas puntadas de origen mágico mediante, el chico regordete miraba con la boca abierta como los pequeños destellos de color verde aguamarina danzaban por la prenda, reparándola con esmero.
- Muchas gracias – Exclamó Lily, quien a su ves apartaba el polvo tanto de su ropa como en la de James – No se como haré para pagarles por todo lo que han hecho...
- Noes nada, solo un último movimiento y...listo! – Sonrió bastante satisfecho consigo mismo, guardando su varita en el bolsillo de la túnica para luego cerrar el libro con un sonoro "tud", dejándolo sobre una pila de revistas de Quidditch en el baúl abierto de James.
- Quedó muy bien – Confirmó Lily con una sonrisa tironeando con suavidad de la prenda, a fin de probar su punto – gracias de nuevo Remus
- Yo también he terminado aquí – Dijo Sirius, mirando con ojo crítico su obra. Había cerrado la herida en la sien de James... no era un trabajo perfecto, pero cuando menos no le quedarían cicatrices.
- Podrías haber tenido un poco más de cuidado... – Protestó James guiñándole un ojo, tomando aires de héroe trágico – Cualquiera diría que alguien como yo merece un poco más de cariño y afecto...
- Aunque, como ven – Añadió Sirius con desparpajo - todo parece indicar que el daño cerebral es irreversible... - Todos, incluido James, rieron.
- Guau! – Exclamó entonces el chico rechoncho, sus ojos celestes abiertos con asombro. Una vez pasado el conflicto con los Slytherins parecía mas confiado – Esos encantamientos fueron geniales! Realmente tienen aptitudes para estas cosas, no?
Remus rió un tanto avergonzado, Sirius se limitó a arquear una ceja, no parecía del todo impresionado, miró entonces su reloj de pulsera.
Permanecieron entonces en un silencio un tanto incomodo, Sirius, Remus y Lily sentados en la butaca derecha. James y Peter en la izquierda. Los separaba el baúl abierto de James, en su interior podían verse unas cuantas túnicas prolijamente dobladas y pilas de revistas de Quidditch e historietas.
- Miren! – Exclamó entonces James con su voz particularmente alta, su nariz pegada a la ventanilla – Nos detenemos!
- Es cierto! – Corroboró Lily quien observaba como desaparecía el ultimo valle del camino y se transformaba en un pueblo de calles empedradas y casitas de madera con aspecto colonial.
Una voz retumbó entonces en el tren.
- Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, les será llevado por separado al colegio
Tras cinco minutos, pudieron vislumbrar la estación de Hogsmeade, el Expreso de Hogwarts traqueteó de manera sonora un par de veces y finalmente se detuvo, quebrando con sus escandalosos silbidos el letargo en el andén de suelos empedrados.
Remus podía sentir su corazón latir con nerviosismo, apartó de sus ojos un mechón de pelo con una mano temblorosa y miró a sus compañeros: Lily parecía a punto de desmayarse, el chico gordito (por cierto, debía preguntarle su nombre en algún momento...) temblaba como si le hubieran aplicado la maldición piernas de gelatina, Sirius, por su parte, tenía una mueca de confianza, pero no conseguía engañarlos del todo, Remus pudo notar que se encontraba extremadamente pálido y que tenía los labios muy apretados, como si por la simple acción de abrirlos pudiera perder su alma. James parecía tener la reacción más extraña dentro del grupo, cerró su baúl con un golpe seco, lo aseguró y se dispuso a salir al pasillo, sin dejar de reír de manera casi maniaca en ningún momento.
El resto intercambió miradas inquietas, optando por seguirlo por los pasillos ya repletos de estudiantes que se agolpaban por salir del tren.
No pudieron dejar de notar como un contingente de prefectos y premios anuales corría de aquí para allá, con caras de profundo fastidio. Los gritos de Fregotego! Reparo! Scourgify! se repetían una y otra vez de manera clara y notoriamente hastiada.
Volvieron a intercambiar miradas, esta ves cómplices, y sin poder evitarlo, tras descender al andén, estallaron en carcajadas.
Sus risas resonaban en la oscuridad que se veía cuarteada solo por el resplandor de la luna gibosa menguante, el vaho de sus alientos se mezclaba con los vapores de la caldera y las emanaciones de las coladeras creando una suerte de mística en el ambiente. Podían sentir el frío de una de las últimas noches estivales acariciando sus pieles, los alumnos de los cursos superiores marchaban con paso ligero a unas carretas que parecían, según dedujo Remus, ser tiradas por arte de magia.
No tubo, sin embargo, demasiado tiempo para distraer su mente con misterios acerca de carruajes arrastrados por fuerzas invisibles, pues todos a su alrededor dieron gritos ahogados de asombro, volteó para ver cual era el motivo de tanto asombro y no pudo evitar imitar el gesto: Ante ellos se encontraba un hombre de aspecto imponente. Debía medir cuando menos lo que dos adultos de alto por cuando menos cinco de ancho, su cabello enmarañado y su poblada barba se confundían con su denso abrigo de piel que parecía estar hecho de topos. Sus ojos negros como escarabajos relucieron ante el brillo del farol que llevaba en su mano derecha
- Primer año! Los de primer año por aquí! – Gritó con vos jovial haciendo que algunos alumnos se estremecieran. Dio media vuelta y comenzó a marchar, sin prestar demasiada atención a si realmente lo seguían.
El grupo de primer año intercambió expresiones nerviosas. James y Sirius fueron los primeros en avanzar, miradas de clara emoción dibujadas en sus rostros. Ante el gesto Remus solo rió y comenzó a avanzar, seguido por Lily y un chico que no había visto antes, bastante pálido y con cabello negro algo sucio. Luego de que ellos avanzaran, el resto del contingente pareció no poner reparos y comenzó a marchar, bastante juntos los unos a los otros.
- Deben marchar con cuidado! – Les advirtió Hagrid con una sonrisa amable luego de que llegasen a lo que parecía ser un sendero coronado por árboles tupidos – No ha quedado ningún rezagado? - Preguntó contándolos mentalmente.
Caminaron por el estrecho camino por al menos otros cinco minutos, algunas de las niñas temblaban e incluso una sollozaba y se tapaba el rostro, una de sus amigas la guiaba del brazo, tratando de evitar que tropezase. El silencio solo se veía interrumpido con alguna expresión malsonante de Hagrid, quien parecía enredarse con las zarzas del camino, evidentemente, demasiado pequeño para alguien de su complexión.
- En un segundo tendrán la primera visión de Hogwarts – Exclamó Hagrid por encima del hombro, unas cuantas hojas de algo que bien podía ser roble aún enredadas en su problemático cabello castaño oscuro – Justo al doblar esta curva
Mientras el grupo procedió a exclamar un sonoro "hoooooo", Remus estuvo completamente seguro de que nunca antes había visto algo tan maravilloso en toda su vida.
El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y atalayas.
- No más de cuatro por bote! – Gritó Hagrid algo más serio mientras señalaba una pequeña flota de botes de madera alineados en el agua junto a la orilla.
James hizo una seña y subió a uno de los botecitos, Sirius y Remus subieron sin protestar, por su parte Lily los saludo con una mano y señaló a un grupo de tres chicas que parecían impacientes. Ellos devolvieron el saludo y vieron como el asiento libre era ocupado por el muchacho rubio ( Remus consideraba que realmente debía preguntarle su nombre...pero no era muy buen momento...no con el castillo ante ellos).
- Están todos listos? – Volvió a gritar Hagrid, quien ya había ocupado un bote para el solo – Vamos! ADELANTE! – El hombre gigantesco agitó entonces lo que parecía ser un paraguas rosado.
Fue entonces que la flota comenzó a moverse sola, en perfecta sincronía. Desplazándose con calma por el lago que parecía hecho de cristal, Sirius aventuró una mirada a las aguas y pudo comprobar que resultaba imposible distinguir el fondo.
El castillo parecía hacerse cada vez más grande ante sus ojos, llegó un punto en el que se les ordenó bajar la cabeza mientras se introducían por un mar de hiedra y zarzas espinosas que Hagrid parecía lograr evadir con movimientos de lo que definitivamente era un paraguas rosa. Pasando el camino de enredaderas, se escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco donde se erigía el castillo. Cruzaron entonces un canal subterráneo que parecía atravesar el castillo, para luego detenerse en lo que parecía ser un puerto subterráneo, donde debieron trepar una serie de riscos empinados.
Localizaron finalmente un pasadizo oculto entre las pilas de rocas, desembocando en un terreno de césped prolijamente cuidado a las sombras del castillo.
Subieron entonces por una escalinata hasta dar con una gigantesca puerta de roble.
-Están todos aquí, no? – Preguntó finalmente, obteniendo solamente asentimientos y alguna sonrisa nerviosa.
Hagrid levantó entonces un gigantesco puño y golpeó tres veces la puerta del castillo.
-CDE-
La puerta se abrió de inmediato. Los recibió una mujer de porte severa, cabello negro y elegante túnica esmeralda. James abrió la boca para hacer un comentario, pero consideró más prudente el quedarse callado.
- Los de primer año, Profesora McGonagall – Dijo Hagrid con un gesto de su descomunal mano derecha.
- Muchas gracias Hagrid – Respondió con una gentil inclinación – yo los llevaré desde aquí
Abrió entonces de par en par el portal. Los alumnos tuvieron la gracia de enmudecer, con un gesto, la profesora los invitó a seguir avanzando, por el vestíbulo hecho del más exquisito mármol, la habitación se encontraba iluminada por antorchas. Al final del pasillo había una escalinata que debía llevar a los pisos superiores, a un lado, se encontraba un portón cerrado del cual provenía un bullicio increíble, allí, razonó Remus, debían estar el resto de los estudiantes.
La Profesora McGonagall, sin embargo, los llevó a una pequeña habitación vacía, lindera al gran portal de madera, donde los alumnos se encontraron más cerca de lo que jamás habían estado, o volverían a estar. Los murmullos excitados fueron entonces acallados por el sonido de una garganta aclarándose.
- Bienvenidos a Hogwarts - Dijo la profesora McGonagall levantando la voz, aunque no fuese realmente necesario, pues todos la escuchaban con avidez - El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor deberán ser seleccionados en las diferentes casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasarán el tiempo libre en la sala común de la casa.
Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, sin duda alguna, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.
La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio.
Así que sin más que acotar – agregó luego de acomodarlos en una fila y tras desistir en un vano intento de acomodar la maraña de pelo que James tenía en su cabeza - Síganme
Volvieron entonces al vestíbulo y cruzaron finalmente el portón de madera.
El lugar era sencillamente asombroso. La habitación se hallaba divida en cuatro mesas entre las que se repartía el alumnado, sus rostros iluminados por miles y miles de velas que flotaban por sobre sus cabezas. Los platos, cubiertos y copas parecían estar hechos de oro puro. Al final de la habitación se hallaba una tarima, sobre la cual se erigía una mesa en la cual descansaban los profesores, frente a ella detuvieron su marcha, enfrentando en una fila al resto de los alumnos y dando la espalda a los profesores
Los alumnos los observaban entre susurros. Unas chicas de Hufflepuff miraban con interés a Remus, quien optó por sonrojarse y fijar su atención en el techo. Su boca se abrió entonces de par en par, ante la imagen del cielo estrellado.
- Un lindo efecto, no? – Susurró Sirius a su derecha, también mirando el cielo raso – Según se, Ravenclaw era una fanática de la astronomía, y esta fue una creación suya...
- Me habían contado de esto – Acotó James a su derecha, a todas luces totalmente emocionado – Pero no me esperaba que fuera tan...
Remus no pudo saber tan que era el cielo raso, pues en ese mismo momento la Profesora McGonagall mostraba un sombrero viejo y bastante gastado sobre un taburete de madera, llamando al orden.
La mayoría de los alumnos temblaban por los nervios, a una chica de trenzas castañas incluso le dio un tic en el hombro, todos contemplaron con atención el sombrero.
Se hallaba muy remendado y parecía ser extremadamente antiguo, tenía parches aquí y allí. El silencio duró solo unos segundos, pues el sombrero comenzó a moverse, dejando a la vista una rasgadura ancha como una boca y comenzó a cantar
Han de estar habidos
de información
Y se preguntarán
quién diablos soy yo?
Pues soy el sombrero
Seleccionador
que comience entonces
mi noble canción
Lily tenía los ojos abiertos como platos, esto era demasiado...podía sentir como el remolino de información se agitaba con intensidad en su cabeza, sus manos temblaban y era perfectamente conciente de que se hallaba mas pálida que la muerte, aventuró una mirada, Remus parecía perfectamente normal, tenía una sonrisa queda y salvo por unas ojeras pronunciadas y por el hecho de encontrarse extremadamente delgado, no parecía haber nada malo en él.
De Gryffindor serás
si posees el valor
de Ravenclaw solo,
si tienes la razón
Sirius no parecía preocupado en lo más mínimo, siempre y cuando se omitiera el hecho de que lucía incluso mas pálido que ella y que había comenzado a murmurar algo que bien podría ser " no me importa lo que ella piense" . Normalmente abría ponderado esas palabras con mayor atención, pero estando como estaba, temblando de pies a cabeza, no las consideró demasiado relevantes.
Si piensas de forma audaz,
Slytherin será tu hogar
si solo sabes trabajar
Hufflepuff te acogerá
Por su parte James, resultaba, por lejos, la persona más rara que hubiera encontrado ese día. Pareciera que siempre se estuviera riendo, expectante de todo cuanto los esperaba, ahora mismo se encontraba moviendo sus dedos de manera casi frenética, parecía no notar que sus lentes patinaban por el puente y estaban a medio camino de caer al piso. Suspiró de manera agotada y se enfocó finalmente en el sombrero.
Así concluye esta
mi bella canción
Pues que comience entonces
la Selección!
El Gran Comedor rompió entonces en aplausos, el sombrero realizó una reverencia...o cuando menos, lo más parecido a una reverencia que pueda llegar a realizar un sombrero y volvió a permanecer inmóvil.
El murmullo volvió a silenciarse cuando la Profesora McGonagall se adelantó, desplegando un extenso rollo de pergamino.
- Cuando yo los llame, deberán ponerse el sombrero y sentarse en el taburete para que los seleccionen – dijo – Alwin, Anneth!
La chica del tic nervioso avanzó con los ojos muy abiertos, sus pasos rígidos. Tomó el sombrero y se sentó en el taburete, el sombrero se movía, aparentemente le murmuraba cosas al oído, luego de unos momentos gritó:
RAVENCLAW!
- Asquiew, Sara!
SLYTHERIN!
- Barclay, Sebastian!
HUFFLEPUFF!
- Beckard, Mary!
RAVENCLAW!
- Black, Sirius!
Mientras Sirius avanzaba con paso firme, no pudo dejar de notar como el Gran Salón se llenaba de murmullos de "Otro Black" y "Allí va un Slytherin". Se paró junto al sombrero, lo tomó con manos rígidas, se sentó y lo puso en su cabeza.
- Mmm...otro Black – Susurró la voz – Pasan los siglos y no se cansan de venir, no es así? Supongo que tienes perfectamente claro a que casa deseas ir, no?
- No a Slytherin – Gruñó Sirius – No quiero saber nada de ese lugar
- En verdad? – Preguntó el sombrero con interés – Pero en ti reside la audacia, tienes potencial y una mente inteligente, no hay duda de que allí lograrías la grandeza, estas seguro?
- No me importa- Gruñó mientras apretaba los bordes del taburete con sus manos, sus nudillos completamente blancos – No quiero tener nada que ver con ellos...
- Se necesita mucho valor para tomar esta decisión joven Black... te deseo buena suerte en...
GRYFFINDOR!
El joven de cabello color tinta se sacó entonces el sombrero y entre los vibrantes aplausos de la mesa Gryffindor y las miradas escépticas de los Slytherin se apresuró a tomar asiento en la segunda mesa de la izquierda. Una sonrisa encantada en su rostro mientras estrechaba manos con sus nuevos compañeros de casa.
Aventuró una mirada a la mesa de Profesores, el obeso Profesor Slughorn, jefe de la casa Slytherin, le dirigía una mirada incrédula, el Director Dumbledore lo miró solo por un segundo, pero estuvo seguro de que le guiñó un ojo.
Tomó asiento y escuchó pasar unos cuantos nombres más, Burby, Carwin, Castle, Clowes, Dolohov, Emerson...
- Evans, Lilian! – Dijo entonces la Profesora McGonagall, mientras Lily tomaba asiento, su rostro pálido como el de un fantasma...un fantasma particularmente pecoso. Como fuere, el contraste entre su piel blanca y su cabello de un rojo espectacular resultaba fascinante.
- Hay mucho talento en esta cabeza, y aunque lo dudes, también mucho valor, no te sientas intimidada pequeña, después de todo eres una...
GRYFFINDOR
-CDE-
Tanto James como Remus sonrieron mientras veían como la pequeña pelirroja avanzaba a la mesa de los leones, sus mejillas, orejas, cuello e incluso sus pecas se habían tornado de un color carmín mientras era recibida por una mansalva de aplausos y saludos afectuosos.
Tal vez el flujo del tiempo se había descompuesto de alguna extraña manera, pues Remus pudo jurar que había pasado una eternidad antes de que la Profesora McGonagall llegara a la letra L. Solamente fueron siete minutos.
- Lovegood, Aristóbulus! – Dijo la profesora, acomodando sus gafas de montura cuadrada
Aristóbulus Lovegood era, según pudo notar Remus, la persona más excéntrica que había visto en su vida: Llevaba un collar hecho de lo que parecían ser corchos y huesos de pollo. Traía consigo un muy intenso olor a ajo, sus gafas eran casi dos veces más grandes que unas convencionales y le otorgaban, en conjunto con sus ojerosos ojos celestes, un aspecto de completo chiflado.
Avanzó desde el extremo izquierdo de la fila, pasando junto a James, quien parecía hacer grandes esfuerzos para no reírse en su cara, y de Remus, quien le sonrió con simpatía. Cruzó con ellos un gesto desafiante, como esperando escuchar alguna burla de su parte...lo cual fue contraproducente, pues la mayoría del comedor, e incluso algunos profesores, reían con poco o nada de disimulo. Finalmente los Profesores Dumbledore y McGonagall tosieron en simultaneo, invocando un silencio inmediato. Lovegood se sentó con el sombrero sobre su cabeza y esperó. Tras al menos un minuto el sombrero gritó:
RAVENCLAW!
El anuncio se recibió con aplausos muy entusiastas, pocos de ellos provenientes de la mesa del águila.
- Lupin, Remus! – Dijo, finalmente, la mujer de porte severa
En su corta, corta vida, Remus jamás había sido tan conciente de cuan fascinantes eran sus pies...no es que no le llamaran la atención las decenas de miradas curiosas que se enfocaban en su diminuta persona, ni que toda la mesa de profesores lo mirara expectante, o que Dumbledore lo mirase de manera casual con sus enigmáticos ojos azules, o como escuchó con claridad un grito de "Tu puedes Remus! Wooo!" que no dudó en atribuir a Sirius...es que...en un momento como este, mientras tomaba el sombrero con manos temblorosas y lo colocaba sobre su cabeza...técnicamente casi sobre sus hombros...sencillamente no había algo más fascinante que sus pies.
- Por las barbas de Merlín! – Susurró el sombrero en un gesto tanto escandalizado como emocionado – Te garantizo que tras casi mil años en el negocio, nunca había visto a alguien como tu por aquí – Remus no estuvo seguro de si eso fue un cumplido, así que optó por no hacer comentario alguno – Pero sin duda, ubicarte en una casa será un reto interesante, y yo AMO los retos – Comentó el sombrero con una risa bastante cálida para lo que es un rejunte de trapos remendados.
- Yo...- Articuló Lupin con grandilocuencia
- Ho, no te preocupes! – Exclamó el sombrero bastante más relajado, Remus pudo jurar que de haber tenido una mano el sombrero la abría agitado en un gesto conciliador – Así que...veamos que tenemos aquí...Ho...HO!...inteligencia...audacia...mucho valor...voluntad, ansias de mejorar...joven Lupin, déjame decirte que eres fascinante en más de una forma...
- Ho...gracias...supongo...
- Vamos! Tienes potencial...pero tenemos que trabajar un poco con esa autoestima...o la completa falta de ella, para el caso...pero te dejaré ir ahora, o todos empezarán a decir que nos hemos enamorado, no crees?– Rió con una sonora carcajada que por un momento pareció dividirse en cuatro – Solo para que los sepas, al final no me quedan dudas...tal vez tu cabeza no lo note aún, pero tu alma lo grita a los cuatro vientos. Sin dudas serás un excelente...
GRYFFINDOR!
Tomó el sombrero en sus temblorosas manos y lo apartó de su cabeza, depositándolo en el taburete. Miró primero a Dumbledore, quien le sonrió sin reparo alguno, luego a McGonagall quien le dirigió una mirada muy cálida y finalmente a la mesa Gryffindor que, al juzgar por el alboroto, parecía feliz de recibirlo.
Caminó a paso ligero hasta la mesa y se sentó junto a Sirius quien procedió a palmearlo con fuerza en la espalda y desacomodarle el pelo de manera ferviente.
- Te dije que podrías – Exclamó Black, una sonrisa en sus labios mientras el joven de cabello castaño terminaba de estrechar manos.
- Creí que me moriría de nervios – Confesó Remus en murmullos mientras la ceremonia de selección retomaba su curso – Pero creo que mi papá estará complacido de saber que quedé en su casa – Concluyó con una vaga sonrisa.
- No creo poder decir lo mismo de mis padres... – Acotó Sirius con una mueca desdeñosa, mientras, en la distancia, Mahogany, Mary Ann se convertía en una nueva alumna de la casa Hufflepuff – Bah...al diablo con ellos...
Remus amago poner una mano en su hombro, en gesto conciliador, pero se detuvo antes de hacerlo.
- Pettigrew, Peter! – Dijo la Profesora McGonagall
- Ho...así que el gordito tiene nombre? – Susurró maliciosamente Sirius mientras el chico de cabello rubio y ojos acuosos avanzaba hasta el taburete – No crees que parece una especie de flan hecho con carne y telas?
- No seas malo...- Lo reprendió Remus quien hacía un esfuerzo considerable por no reír – O Merlín y la mala suerte te castigarán...
El chico de pelo negro solo respondió con un resoplido y una pequeña carcajada.
GRYFFINDOR!
- Lo ves? – Respondió Remus con una mueca de sabelotodo. Sirius puso sus ojos en blanco pero río de buena gana.
Peter corrió entonces hasta llegar a ellos, con la gracia y delicadeza que solo puede alcanzar un elefante en una cristalería, para sentarse frente al chico de pelo negro.
- Hola! – Los saludó Peter entusiasta mientras estrechaba algunas manos – Es bueno verlos de nuevo!
- Es verdad – Aprobó Remus con una sonrisa, sus ojos cerrados y su cabeza arqueada en un gesto perruno – No lo crees así, Sirius?
Sirius se limitó a arquear una ceja, su rostro con gesto de claro aburrimiento. Remus se limitó a patearlo con el mayor disimulo del mundo por debajo de la mesa, nunca dejando de sonreírle a Pettigrew.
- HAAG! Maravilloso! – Siseó con dientes apretados mientras fulminaba a un Lupin de aspecto inocente quien, a los ojos de cualquier otro, se limitaba a mirar como Pestternomie, Samantha era recibida con honores en la casa Slytherin.
-CDE-
No podía faltar demasiado, razonó Peter mientras buscaba los resto de alguna rana de chocolate entre los pliegues de su túnica, seguramente el próximo sería el turno de...
- Potter, James!
El chico de alborotado cabello azabache avanzó y tomó el sombrero en sus manos con una seguridad tal que, francamente, resultaba preocupante. Peter supuso que de cierta forma eso era genial... después de todo, quien no querría tener la seguridad, que poseía James Potter? O la suficiente confianza en si mismo como para luchar por lo que deseaba y consideraba justo?
James era, a todas luces, una persona genial, y tenía el poder suficiente como para enfrentarse con la gente de los cursos superiores y vivir para contarlo. Por su parte, estaba convencido de que no poseía suficiente poder mágico para llenar un caldero... Sirius y Remus parecían tener potencial... todo indicaba que le había tocado ser parte de el mejor de los grupos.
Y se sintió complacido consigo mismo por ello.
No fue sorpresa para ninguno de los tres jóvenes sentados en la mesa cuando el sombrero gritó casi de inmediato "GRYFFINDOR"
James caminó entonces rumbo a la mesa, para sentarse junto a él, Peter, portando una de las sonrisas mas grandes, y tal vez, desquiciadas de toda la historia.
Tanto Remus como Sirius lo saludaron con el mayor entusiasmo, mientras el mismo felicitaba a su nuevo compañero, Pettigrew estuvo seguro de que, en esta oportunidad, no fue necesario que nadie patease a nadie por debajo de la mesa.
- Me asombra lo rápido que te seleccionó – Murmuró Remus al chico de anteojos
- Bueno...teniendo en cuenta que desde los cinco años soñaba con llegar aquí – Comentó con avidez, señalando la mesa gryffindor con un floreo de su mano – deja de ser algo del todo asombroso... – concluyó rascando su cabeza algo avergonzado.
- Merlín...yo a esa edad aún mojaba la cama – Acotó Peter con un dejo de vergüenza
El grupo estalló en sonoras carcajadas, incluso el muchacho regordete reía, aunque se notaba en su rostro que se sentía bastante abochornado. Fue una suerte, supuso James, que un segundo antes Severus Snape se convirtiera en alumno de la casa Slytherin, de lo contrario, semejante escándalo en un ceremonia de este calibre solo podía terminar en su primer detención...y...bueno...quería, cuando menos, dejar pasar un día antes de eso.
Como fuere, luego de que Severus Snape, quien según Remus pudo notar, tenía una nariz desproporcionadamente grande ( "del tamaño de Yorkshire" – Según Sirius) se sentara en la mesa de las serpientes, la Profesora enrolló el pergamino y se retiró del comedor, llevándose consigo el taburete y el sombrero.
Regresó un minuto después y enfiló a la mesa de los profesores, sentándose a la derecha del director, el Profesor Albus Dumbledore.
El mismo se puso de pie unos segundos después, sonriéndoles de manera bonachona y declaró:
"A comer!"
Y, por arte de magia, las mesas se vieron repletas con la mayor variedad de alimentos que la mayoría hubiera visto en su vida. Peter parecía estar por morir de felicidad.
- No lo había notado...-Acotó Remus con dignidad – Pero me estoy muriendo de hambre! – Y para corroborar su versión, su estomago optó por rugir de manera poco elegante, haciéndolo enrojecer profusamente.
- También yo – Dijo Sirius entre carcajadas mientras se servía cantidades casi obscenas de puré de papa y roast beef – Por Dios! Esto es el paraíso! – Exclamó tras probar un poco del puré.
- Oigan...y "gue pahó co guiguy?" – Preguntó James, su boca llena de una masa desagradable que en sus mejores épocas podría haber sido reconocida como puré de zanahorias y carne guisada con arvejas.
- Qué dijo? – Preguntó Remus desconcertado, tanto por la masa de aspecto desagradable como por la "habilidad" de James para poder expresarse incluso con ella taponándole la garganta.
- Creo que dijo que tiene sífilis – Respondió Black poniendo una cara de tal inocencia que podría obligar a los ángeles de menor rango a revolcarse de la envidia.
Remus resopló para contener la risa. James fulminaba a Sirius con la mirada...aunque posiblemente no consiguiera el efecto deseado, pues tenía una poco de puré de zanahoria en la mejilla.
- Qué es sífilis? – Preguntó Peter con verdadera inocencia – Te pondrás bien, no James?
- No tengo sífilis! – Gruñó molesto mientras Sirius reía a carcajadas y Remus tapaba su boca con una mano, sus ojos dorados brillando por la risa contenida, finalmente logró contenerse y se acerco un poco a Peter, estirándose un poco por sobre la mesa.
- Es una enfermedad que surge cuando... – Comenzó en tono claro para concluír en susurros que solo podían ser oídos por el chico de pelo rubio
- Haaa...Ew! – Exclamó horrorizado, mientras se apartaba sutilmente de James, sus mejillas pasando del blanco amarillento del papiro a un color verde enfermizo...lo cual no le impidió reducir la población mundial de muslos de pollo en unos cuantos dígitos.
- Que NO tengo sífilis! – Gritó el chico de anteojos poniéndose muy colorado mientras el resto volvía a reír – Pregunté que pasó con Lily. Dónde esta ella?
- Hooo! – Dijo Sirius manteniendo su expresión inocente – Esta por allá – Respondió señalando a la pelirroja en cuestión, sentada junto al resto de las chicas Gryffindor de primer año. Lily parecía estar mas tranquila, hablaba animadamente con una chica que James creyó reconocer como Jeanne Castle.
Realmente, la pelirroja parecía mucho mas segura de si misma...o cuando menos eso parecían indicar las caras de sus compañeras de curso, quienes se desternillaban en risitas tontas por algún ingenioso comentario suyo.
James no pudo dejar de notar como, inconscientemente, la joven apartaba un denso mechón de sedoso cabello de fuego, acomodándolo tras su oreja derecha, donde reposaría solo unos segundos, para volver a caer como una cortina sobre sus ojos de deslumbrante color esmeralda.
En el intento por acomodarlo nuevamente volteó por un momento y pudo notar que era observada. Cruzaron miradas, y una pequeña sonrisa, luego de eso, Lily se dio vuelta y siguió charlando con sus amigas y, por algún extraño motivo, James Potter se sintió mucho más ligero.
- James! Ho James! – Exclamó Sirius con voz cantarina, agitando una mano de arriba a abajo frente al mencionado – Estás con nosotros? – Preguntó ligeramente preocupado
- Si! – Respondió tal vez demasiado rápido – de maravilla!
- Seguro? – Preguntó Remus arqueando una ceja – Estas muy colorado...
- N...No es nada! – Exclamó agitando las manos como si fueran molinos – Es que recordé que soy...alérgico!...si, alérgico a las...arvejas!
- Merlín...existe tal cosa? – Preguntó Peter azorado mientras trataba de decidirse entre la inmensa cantidad de postres y golosinas varias que se conjuraron ante sus ojos minutos antes.
- Aparentemente – Acotó Sirius mientras devoraba su helado de chocolate almendrado y cereza a grandes lametazos.
- No necesitarías entonces ir a la enfermería? – Preguntó Remus preocupado, lo cual no impedía que acabara sin compasión con una enorme porción de soufflé de chocolate con crema – Si eres alérgico y ya las comiste...
- No te preocupes – Dijo James dando un aire de héroe trágico – Lo peor que me podría pasar sería estar afiebrado...y los efectos no duran mucho, es más, ya me siento mucho mejor, gracias – Exclamó cerrando el caso con una velocidad impresionante, solo equiparable a la velocidad con la que su porción de pastel de ruibarbo procedía a extinguirse.
Finalmente, tras unas cuantas risas y miles de unidades de azúcar consumidas, los postres desaparecieron, dejando los platos y cubiertos tan impecables como siempre.
El silencio se hizo absoluto, y, aunque en un primer momento Remus no pudo descifrar el porque, tras unos segundos pudo notar que en la mesa de profesores, el Profesor Dumbledore se había puesto de pie.
- Bienvenidos! – Dijo abriendo sus brazos, como si intentara dar un abrazo colectivo, sus ojos de un azul hechizante brillando con alegría - ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts!
Ya que hemos comido y bebido de manera tan soberbia, espero me permitan, unas cuantas palabras:
Los de primer año deben tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. – James y Sirius gruñeron, un tanto decepcionados. Remus rió de manera un tanto queda -
El señor Filch, el celador, me ha pedido que les recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos. – James y Sirius gruñeron, aún más decepcionados. Remus se limitó a palmear a Sirius, tratando de transmitirle su sentidas condolencias.
Las pruebas de Quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso. Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con Madame Hooch, recuerden que los de primer año no tienen autorizado participar en los equipos... – James y Sirius gruñeron, definitivamente decepcionados, Remus procedió a rascarse la nuca con un poco de vergüenza ajena - pero esperamos que apoyen de manera entusiasta a los representantes de sus casas.
Finalmente...Les deseo un muy buen año, espero que todos ustedes puedan llegar al próximo mes de julio pudiendo afirmar que sus cabezas están siquiera un poco más llenas, así que sin más que acotar, los invito a retirarse a sus salas comunes – Concluyó alzando su copa e invitándolos a hacer lo mismo.
Mientras lo hacía, Remus pudo jurar que la vista del director se hallaba fija no solo en él, sino en todo su grupo de amigos. Ojos dorados encontraron solo por un segundo a las orbes azules, resplandeciendo en un infinito gracias.
- Por Hogwarts! – Exclamaron todos al unísono, las estrellas aún reluciendo en el techo encantado.
Continuara
N/A: Otro capítulo que se va...por cierto, para los que no se sientan amigos del inglés "Sorting Hat" es el nombre original del Sombrero Seleccionador, por cierto, no me demanden por su canción, mis contactos cooperadores saben que estube horas tratando de sacar algo medio decente XD
Por cierto, sigo batiendo records personales, este cap tiene poco más de seis mil palabras o.O
Hem...realmente no me siento como para agregar notas adicionales, me temo que las vacaciones me han producidos desordenes de sueño, y, como las estrellas de rock, me encuentro en una etapa de decadencia XDDD
Bien, antes de irme me gustaría saludar nuevamente a Tomoe por su cumpleaños (E instándola a actualizar cuanto antes) e invitándolos a ustedes, simpáticos lectores, a visitar los fics de Shespider y Zaratustra, dos autoras que, me temo, no reciben el crédito que su genialidad amerita. Mis mejores deseos a ellas. ( Y no, no son ni mis amigas y tampoco les hago el favor, es solo que considero que escritoras de su calibre deberían ser tenidas más en cuenta).
Como sea, debo ir a bañarme... Así que muy buena suerte y nos veremos en la próxima actualización, probablemente en la primer semana o mediados de la segunda semana de Febrero.
Mucha suerte, los que pueden, disfruten de sus vacaciones, que yo lo estoy haciendo en grande xD
Saluda Atentamente
Viosil Uab
