N/A: Hola a todos!

Supongo que notarán que no estoy tardando TANTO entre actualización y actualización ( tengan en cuenta que alterno el trabajo de Moonlight y el de Propiedad xD ) con lo que las salidas, técnicamente, siguen siendo quincenales.

Este próximo lunes comienza mi vida universitaria, no se como vaya a afectar eso mis tiempos de publicación, pero entiendo que no habría mayor diferencia...a lo sumo mayores retrasos en tiempos de exámenes, pero eso no sería novedad XD.

Muchos saludos a los reviewers anónimos, tan dulces ellos/ as XD también a la gente que me tiene este fic entre sus alertas (8) y entre sus favoritos (13) aunque casi ninguno deje reviews (si, fue una indirecta...la sutileza nunca ha sido lo mío xD) se aprecia muchísimo ese gesto :)

Bien, dejo de entretenerles XD, como saben, el Show debe continuar

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Moonlight Sonata

Capítulo sexto: Aquel estúpido de pelo grasiento

La mañana del día jueves se mostraba casi paralela a la que se había dado durante el primer día de clases, el sol brillaba de manera agradable, como posiblemente no lo volviese a hacer hasta que llegase el lejano mes de marzo.

Como ya era costumbre patente, las charlas se veían centradas en los últimos partidos de Quidditch, o en lo dura que había sido la Profesora McGonagall al mandarles a escribir un informe de un pergamino de largo sobre los principios de la transfiguración en su primer clase.

Muchos parecían preocupados por el dichoso informe, por su parte, Lily sonreía satisfecha mientras untaba un poco de mermelada de naranja sobre su tostada, pues había aprovechado la tarde libre que tuvieron tras Transformaciones, asegurándose de terminar el trabajo de cabo a rabo.

Sorbió un poco de su té (-Procurando no hacer ruido, la educación ante todo – Solía recordarle su madre de tanto en tanto ) y le dio una pequeña mordida al pan, se sentía mas confiada, desenvuelta.

Lo cierto es que, en una primera instancia, imaginaba que, siendo una hija de muggles (todavía no se acostumbraba a esa palabra) le costaría un poco adaptarse y ponerse a corriente con todo este asunto de los movimientos de varitas, el estudio de las estrellas y el preparado de dificilísimas pociones...pero lo cierto era que no parecía haber mucha diferencia entre sus poderes y los del resto, incluso la Profesora McGonagall la había felicitado por conseguir transformar su fósforo en una aguja perfecta, mientras que había regañado a Peter Pettigrew (de sangre pura) por habérselas ingeniado para transfigurar su fósforo en un pavo real.

Aunque fuese conciente de que, por mucho que se esforzase, la gente como Lucius Malfoy siempre la miraría como algo que se les ha pegado al zapato, no podía evitar esa necesidad de demostrarles que se equivocaban. De poder darle al mundo pruebas concretas del porqué había ganado el derecho a ser parte de este prestigioso colegio.

Decidió respirar hondo y tratar de despejar su mente...o lo más probable sería que terminara obsesionándose con todo el asunto, dio un vistazo al resto de la mesa y sonrió un tanto reconfortada.

Por fortuna, sus compañeras de habitación eran en extremo agradables, a ninguna parecía importarle en lo más mínimo sus orígenes, es más, en tan corto tiempo, ella, que siempre había sido rehuida por sus compañeros de clase por ser la rara ( apodo otorgado por Petunia, su "adorable" hermana mayor) , se veía riendo de tonterías, haciendo chistes e incluso siendo el centro de atención.

Había hecho muy buenas migas con todas, pero sentía mayor empatía con Alice Dowell, una chica bajita y de mejillas llenas, sonrosadas; Tenía el cabello, de un tono rubio ceniza, a la altura de los hombros. Y, si bien era extremadamente tímida, sus brillantes ojos aguamarina resultaban sumamente expresivos.

- Este...Lily...- La llamo la rubia en cuestión con una voz muy suave, frágil, sus mejillas tomando un poco más de color. La pelirroja dedujo, con razón, que el sentirse observada no ayudaba mucho a la ya retraída jovencita – Deberíamos ir a pociones...las clases empiezan en menos de cinco minutos...

-Tienes razón – aprobó con una sonrisa mientras el resto tomaba sus mochilas y emprendía camino rumbo a las aulas, el sonido de bancos arrastrándose y alegres charlas reverberando por los pasillos de mármol.

En la puerta del gran comedor las jóvenes gryffindor se encontraron con sus compañeros de curso, que parecían inmersos en una apasionada charla sobre Quidditch...realmente iba a costarle todo este asunto de la adaptación...era cierto que ya le habían explicado, a grandes rasgos, de que iba "El mejor juego del mundo mágico": Sabía que había siete jugadores por equipo, cuatro balones y que, el equipo que atrapase la snitch dorada conseguía ciento cincuenta puntos, por lo cual, en la mayoría de los casos, se adjudicaba la victoria.

Y aunque entendía de que iba el asunto...realmente no le parecía del todo interesante... significaría eso que había algo malo con ella?...lo haría eso un poco menos bruja y aún más muggle?

La atribulación debió haberse hecho evidente en sus facciones, pues Remus, quien parecía ser mucho más perceptivo que el resto de los chicos, le dedicó una sonrisa comprensiva, alentadora. Junto a ella, Alice se sonrojó de manera profusa.

- No tienes por que preocuparte Lily – Le dijo con tono amable mientras el pequeño contingente de leones caminaba a paso lento por las mazmorras – Tarde o temprano terminarás por amar el Quidditch

- Es que sencillamente no termino de entenderlo – Exclamó alicaída, junto a ellos, Sirius, radiante por la nueva victoria, le mostraba a James y Peter su imitación de la técnica del famoso golpeador del Puddlemere United, Julius "Rompe-mandíbulas" Cracius – Todos hablan del "Padmer-no-se-que" como si fuese la gran cosa y yo...pues no se...

- Bueno...- Susurró el muchacho de ojos miel para meditar un segundo y luego proseguir – velo de este modo: El Puddlemer United es el equipo más antiguo de la Liga y uno de los mejores... para que te hagas una idea...sería algo así como nuestro Manchester United – concluyó con una sonrisa.

- Haaa – Exclamó mucho más tranquila...bueno...su padre siempre fue fanático del Liverpool...pero supuso que no hacía diferencia, fue entonces que recordó un pequeño detalle que había pasado por alto – Oye Remus...uno de tus padres es muggle, no?

- Mi madre – Corroboró Lupin con una sonrisa – es gran fanática del Manchester...recuerdo cuando ganaron la Copa de Europa en el sesenta y ocho...jamás había visto a una mujer beber tanto...por alguna razón, papá parecía complacido – Concluyó con una risa mansa que fue acompañada por una carcajada de la pelirroja y una risita aguda de la rubia, que, al notar como la miraban se volvió a sonrojar.

- Tu eres Alice, no? – Preguntó el de pelo castaño dedicándole una sonrisa, las mejillas de la chica de ojos claro irradiaban suficiente calor como para derretir el Antártico – Creo que no nos hemos presentado como corresponde...Mi nombre es Remus Lupin

- S...si – Respondió muy cohibida, el pañuelo que llevaba en su mano hecho jirones por los nervios – Soy...Alice Do...Dowell

- Es un placer – Exclamó para luego señalar a sus amigos – Por cierto, ellos son Sirius, James y Peter, creo que ya los habías visto, no?

- Hola! – Saludaron los tres, el de anteojos con un tono musical, el gordito tímidamente y el joven Black con una sonrisa aristocrática...la cual flaqueo un poco tras notar como aquellos ojos aguamarina miraban al distraído Lupin con una expresión solo calificable como "lovy-doby"

- Ho...hola – Saludó con un hilo de voz, parecía un tanto intimidada por la mirada casi fulminante que le lanzaba el de ojos grises – Al...al contrario, el placer es mío – Su rostro tomando un peculiar color magenta mientras estrechaba la mano que Remus le había acabado de ofrecer.

Sirius, quien al parecer había escuchado la charla con atención, o cuando menos notó las mejillas ardientes en el rostro de la atribulada Alice, como quien no quiere la cosa, procuró poner distancia entre su amigo y Dowell, colándose entre los dos y posando su brazo sobre el hombro del castaño.

- Creen que será muy complicado todo este asunto de las pociones? – Preguntó el de ojos grises con tono casual mientras a la lejanía podían avistar un pequeño grupo de jóvenes de la casa Slytherin, con quienes tendrían que compartir clases, ingresando al aula.

- Bueno...dicen que el Profesor Slughorn es bastante agradable si sabes caerle bien... – Comentó James desacomodándose el pelo en acto reflejo – Mi madre opina que era un buen profesor, pero mi papá siempre creyó que era un perfecto idiota – concluyó con una risita.

- Supongo que no nos queda más que averiguarlo, no? – Sentenció Remus con sencillez mientras se adentraban al aula repleta de vapores espesos.

- CDE -

Tras al menos hora y media de clases, Remus no estaba seguro de que le agradase el dichoso Profesor Slughorn...lo cierto es que sabía mucho de su cátedra, sin embargo, parecía no poder evitar lisonjear a los alumnos de las familias más importantes o a aquellos que parecían ser especialmente talentosos, dándole al resto un trato de la más cortés indiferencia.

O cuando menos esa fue la sensación que le dejó tras haber mirado con frialdad la poción para curar forúnculos en la que Sirius, quien tras el altercado durante el desayuno del primer día, estaba totalmente distanciado de su familia, y él habían trabajado durante los últimos cuarenta y cinco minutos, a la cual había calificado simplemente como "aceptable".

El joven de cabellos castaños no estuvo del todo seguro, pero podría haber jurado que el obeso profesor, de largos bigotes plateados similares a los de una morsa, parecía un tanto decepcionado por que ninguno de los dos tuviese alguna habilidad extraordinaria en lo que insistía en llamar "el arte de hacer pociones".

- Parece que los rumores son verdad entonces... – Acotó Sirius con tono indiferente mientras se balanceaba en su silla, unos bancos más adelante Slughorn calificaba la pócima en la que había estado trabajando Sara Asquiew, una chica de Slytherin bastante paliducha, cuyo padre era un alto funcionario en Gringotts, como una de las mejores que hubiese visto en mucho tiempo, su compañera de banco, quien había hecho la mayor parte del trabajo, pasó completamente inadvertida.

- A que te refieres? – Preguntó el joven Lupin aunque supiese perfectamente en que dirección soplaban los vientos, mientras tanto, embotellaba un poco de la poción terminada para que fuese calificada de manera "oficial". Unos bancos más allá, el sujeto de barriga prominente felicitaba de manera ferviente a Severus Snape, un niño extremadamente pálido con cabellos de un aceitoso color negro y una nariz desproporcionadamente grande quien, al parecer, había conseguido aún mejores resultados.

- Bueno, supongo que habrás notado que parece tener ya designados a sus favoritos – Comentó con una mueca sonriente, limpiaba las balanzas de cobre con un trapo húmedo para luego comenzar a guardar los ingredientes– Según tengo entendido, suele poner en un pedestal a los alumnos particularmente buenos o a aquellos de familias bien posicionadas.

- Pero...tu familia cumple con esa descripción, o no? – Señaló teniendo la gracia de arquear una ceja, revolviendo de tanto en tanto la poción que emitía un vapor color verde lima y despedía un intenso olor a pino.

- Rem, se que eres más inteligente que eso – Opinó con una sonrisa sincera – Sabes perfectamente (-como cualquiera que hubiese estado desayunando el lunes) que, en estos momentos, de mi familia no puedo esperar ni un "buenos días" – concluyó poniendo los ojos en blanco en clara señal de fastidio – Ayer mismo la ridícula de Bellatrix intentó lanzarme el maleficio de las piernas unidas...Ho no, no, no te preocupes! – Agregó al ver el rostro asustado del compungido Remus – En mi familia es solo otra forma de decir "Ojalá te mueras"

- Lamento eso...- Susurró Remus, inseguro de cuales serían las palabras más apropiadas, sus ojos color miel buscaron los de color gris, en un intento por demostrar que era sincero, en ellos solo había una expresión indescifrable...aunque, de alguna extraña manera, le transmitían un poco de tranquilidad.

- No importa – Replicó con tono cortante, aunque no estuviese enojado, sencillamente no era su tema de conversación favorito...así que optó por tocar cualquier otro – Oye...has notado que Ali...

-MARAVILLOSO, MARAVILLOSO! – Exclamó, el Profesor Slughorn de manera eufórica, aplaudiendo con sus paquidérmicas manos a una, completamente abochornada, pero más que satisfecha, Lily Evans – Acérquense todos! – Demandó jovial mientras agitaba sus rechonchos dedos de malvavisco – Acérquense y vean esta maravilla!

Lentamente la pequeña multitud se concentró, los de Gryffindor se mostraban satisfechos por que tanta alharaca fuese fruto del trabajo de una compañera de casa, los de Slytherin, quienes parecían estar al tanto de los orígenes de la jovencita de ojos verdes, sonreían con descortés escepticismo

- Miren todos! Esta es, sin miedo alguno a equivocarme, la mejor poción para curar forúnculos que haya visto en toda mi vida – Exclamó con un tono tan honesto que resultaba como una oleada de aire fresco entre tantas viciadas nubes de adulación – Pueden apreciarlo? El brillo idéntico al color de una manzana madura? Y aún así, si revolvemos la superficie podemos apreciar las diferentes gamas de verdes, lo cual indica la precisión con la cual se calcularon los ingredientes.

Muy a su pesar, los alumnos de la casa de la serpiente no pudieron evitar exclamar un sentido "hooo" cuando, al revolver un poco el caldero, la poción se agitó en un espectro de verdes casi psicodélicos.

- Mi querida... – Continuó entonces Slughorn tras olfatear el suave vapor nacarado, que emanaba un intenso aroma a hierbabuena – Estas completamente segura de que no posees algún antepasado con grandes poderes mágicos?

- No...no lo creo señor – Respondió un tanto sonrojada, Remus y los demás leones le dedicaron intensas sonrisas, los de Slytherin hablaban en murmullos y reían entre dientes, Sirius, quien al parecer había escuchado algo, los fulminó con la mirada - Yo soy hija de muggles.

- En verdad? – Preguntó desconcertado, sin embargo, la grosera expresión se vio reemplazada casi al instante por una un tanto analítica – Es curioso como esas cosas suceden, no creen? – Comentó con perturbadora naturalidad

- No realmente – Dijo James en un tono frío que Remus no le había oído todavía pero que parecía equiparable al que usó con Malfoy durante el viaje en tren.

Slughorn le lanzó una mirada oblicua y, cuando parecía que se disponía a soltar un comentario el timbre del final de hora resonó con fuerza en los pasillos del castillo.

- Es curioso como vuela el tiempo, no creen? – Opinó el hombre de ojos color oliva con una voz cantarina mientras botaba sobre si mismo, como si fuese un globo lleno de agua – Será mejor que vayan a su próxima clase, nos veremos el próximo jueves!

Con un pomposo movimiento de varita vació el contenido de los calderos, y tras menos de cinco minutos dedicados a terminar de guardar materiales, el alumnado en pleno se retiró del aula.

-CDE-

Caminaban todos juntos, pues, les gustase o no, solo había un camino para salir de las mazmorras, los leones se dirigían a su clase de Encantamientos, mientras que las serpientes tenían Defensa Contra las Artes Oscuras.

Podía sentirse una corriente de aire frío, que bien podría deberse tanto a factores climáticos como a lo recóndito de su ubicación actual. Los pasillos subterráneos de Hogwarts tendían a ser mucho más fríos que los del resto del castillo, persistía en el ambiente un vago olor a humedad, entendible, si se tenía en cuenta que aquellos viejos pisos de piedra no veían la calidez del sol desde que fuese construido el colegio, aproximadamente hace mil años.

Las conversaciones eran entremezcladas, difusas y resonantes por el eco de los largos pasillos, como suelen serlo en cualquier escuela, sin embargo, las malintencionadas palabras de buena parte del grupo sobresalían por sobre el resto.

O cuando menos eso creía James, quien podía sentir como las palabras de los Slytherin, quienes caminaban a poco más de medio metro delante de los Gryffindor le quemaban en los oídos, a su lado, pudo notar como los ojos de Lily, quien por lo visto también podía escucharlos, se humedecían contra su voluntad.

El chico de anteojos busco entonces la mirada de sus compañeros, Sirius ya había sacado su varita y le lanzó una mirada decidida, Remus se mostraba serio, limitándose a asentir mientras que Peter tenía en sus labios una mueca similar a una "s".

- De verdad que es increíble...- Susurró una voz que el muchacho de ojos avellana creyó reconocer como la de Severus Snape.

- El viejo Sluggy debe de estar perdiendo facultades... – Opinó Antonin Dolohov, un chico de cara larga y un tanto retorcida, en un murmullo alto mientras la comitiva de serpientes se carcajeaba socarronamente – No me extrañaría que se jubile en poco tiempo...Mira que soltarle cumplidos a la sangre sucia!- Sentenció mientras estallaban en risotadas maliciosas.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso

- Si vuelves a repetir semejante estupidez me encargaré de que pierdas más que tus facultades! – Exclamó James en voz alta, extremadamente aireado, tras haberlo oído, el grupo de serpientes en pleno se había dado vuelta, sacando sus varitas. La mayoría de los Gryffindor siguieron el ejemplo.

Los Slytherin intercambio miradas astutas, cargadas de regocijo, evidentemente todo estaba saliendo según lo planeado.

- Esa necesidad de parecer un héroe, y defender a la sangre sucia...– Exclamó en susurros claros el de pelo grasiento - Supongo que tu eres Potter, no? – No era una pregunta, sino más bien el establecimiento de un hecho – Lucius ya nos ha comentado acerca de ti...

Dolohov estalló en una sonora carcajada, parecía encantado por algo que acababa de recordar, las orejas de James tuvieron la gracia de enrojecer.

- Imagino que eres igual que tus padres... – Agregó Snape con un siseo desagradable, su rostro pálido, enmarcado por dos cortinas de graso pelo negro, mostraba una expresión del más profundo desagrado. James sintió que podía devolverle la cortesía sin mayores esfuerzos- Un loco amante de los muggles, no?

- Si eres capaz de decir semejante estupidez sin duda eres uno de los perros que sigue a Malfoy, no es así? – Preguntó el de anteojos con tono aburrido para luego emitir un prominente bostezo – No hubiera esperado menos de alguien tan particularmente feo.

- Muy maduro de tu parte Potter – Siseó Snape con dientes apretados mientras los de Gryffindor reían a carcajadas – Eso explicaría como llegaste a formar parte de tan selecto grupo: Un puñado de magos mediocres, la sangre sucia, el mestizo, y el traidor a la sangre.

Las saladas lagrimas rodaban por las rollizas mejillas de Alice, quien se tomaba con mucha fuerza del brazo izquierdo de Lily. La pelirroja contenía el llanto, tomaba la varita con su mano derecha, que temblaba dividida entre la ira contenida y el miedo, hacía lo posible por recordar los maleficios que había aprendido haciendo su trabajo de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Peter era un gran manojo de nervios, sabía perfectamente que entraba en la categoría de "magos mediocres", sin embargo, en aquel momento se sentía profundamente agradecido de estar en la misma casa que James, Remus y Sirius...y de poseer control semejante sobre su esfínter...

Evan Rosier, un chico de cabello castaño y ojos pardos que relucían con malicia, festejó el último comentario de Snape con una risotada estridente que reverberó en los pasillos

- Y tu de que te ríes? Infeliz! – Gruñó Sirius con los dientes apretados, su varita lanzando chispas, Remus amagó a tomarlo del brazo para controlarlo – Te crees muy listo, no? Pues acércate para que te demuestre lo que este traidor puede hacer!

- Black, Black – Replicó Rosier con aristocrático acento londinense, sus armoniosas facciones contorsionadas en una mueca arrogante – Por favor, juraría que tu buena familia te había enseñando cuando menos una o dos lecciones de etiqueta...pero supongo que no...ni una pizca de educación y esa particular necesidad de revolcarte en la inmundicia, estos sucios amiguitos tuyos realmente han hecho mella en ti, no es así?

Sirius echaba chispas y estaba que reventaba de cólera, el joven de ojos miel tubo que tomarlo de los brazos y apelar a toda sus fuerzas para poder contenerlo. Peter y Jeanne Castle, una niña Gryffindor de cabello negro e intensos ojos marrones, hacían lo propio con James, quien vociferaba improperios mientras Snape y el resto de su curso dibujaban sonrisas satisfechas ante lo que consideraron una clara victoria.

- SUÉLTAME REMUS! – Rugió Sirius tratando de alcanzar con su mano izquierda a sus enemigos, blandiendo su varita en el cielo como si fuese un látigo – SUÉLTAME Y LOS HARÉ POLVO!

- No – Dijo el mencionado con un tono calmo pero extremadamente firme, algo destacable pues lo hacía mientras se las ingeniaba para inmovilizar a alguien que le sacaba mas o menos una cabeza de alto – Tienes que controlarte Sirius!

- Sería buena idea que le hagas caso a tu novio Black – Opinó Dolohov con desparpajo para luego alzar su varita, y, aunque Snape le lanzó una mirada de advertencia, se dispuso a realizar el primer ataque real – Diffin...! – Sin embargo, no llegó a conjurarlo pues frente a él se había sentado...un gato

- Pero que demonios... – Exclamó exaltado Ebanus Travers, un Slytherin de piel morena y cejas pobladas – No es esa maldita gata del conserje? La señora Norris?

Su pregunta se vio contestada cuando, ante sus ojos, la gata se transformó en una bruja de porte severo y lentes de montura cuadrada. Los jóvenes de la casa de Salazar tuvieron la gracia de palidecer, la mayoría de los Gryffindor lucían un tanto aliviados, James y Sirius se limitaron a emitir un asombrado "wow!".

- No señor Travers – Dijo la mujer con tono seco dando respuesta a la pregunta que hiciese unos momentos antes – me temo que no soy la señora Norris. Naturalmente – Agregó – Aunque claro, ustedes lo lamentarán más que yo.

- Pero Profesora...- inició Snape con voz conciliadora, sin embargo optó por callarse cuando Minerva McGonagall le lanzó una significativa mirada.

- Nada de peros, señor Snape – Dijo la mujer de apretado rodete, no había levantado la voz, pero sus ojos llameaban, estaba decididamente molesta – Las peleas en los pasillos de este Colegio están terminantemente prohibidas, por este despliegue de irracionalidad, la casa Slytherin perderá veinte puntos.

Por cierto – Agregó antes de que siquiera pudiesen gruñir por los puntos perdidos - Cualquiera sea su opinión acerca de los orígenes de las demás personas Señores Snape, Dolohov y Rosier, me temo, no nos interesan. Así que, los invito a reservar semejantes comentarios para situaciones como pueden serlos sus más intimas y banales conversaciones, sin duda alguna, el señor Malfoy sabrá enseñarles como – Repuso sin expresar cambio emocional alguno, sin embargo, las aletas de su nariz vibraban enérgicamente - Esta vez será solo una advertencia, pero no duden que, de volver a repetirse, podría ser causal de expulsión, yo misma velaré por que así sea.

- Si Profesora – se limitaron a responder para luego salir a paso rápido, antes de que la bruja pudiese castigarlos o sacarles aún más puntos.

- Y ahora...- Comenzó McGonagall centrándose en sus estudiantes, Peter y Jeanne habían soltado al chico de ojos color avellana, quien tenía los lentes torcidos. Alice había dejado de llorar, pero tenía los ojos hinchados, junto a ella, la joven Evans le dedicaba a su profesora una sonrisa tímida, llena de gratitud. Remus seguía tomando a Sirius de los brazos aunque ya hubiese dejado de forcejear, pero lo soltó como si le hubiese quemado cuando los intensos ojos negros de la hechicera se centraron en él, arqueando una delgada ceja negra.

- También le sacará puntos a Gryffindor Profesora? – Preguntó el jovencito de cabellos castaños con tono inseguro. La mujer lo miró con sus penetrantes ojos negros, y, aunque Remus creyó que lo regañaría acerca de las actitudes impertinentes o algo así, tubo que sentirse asombrado cuando vio como la comisura de aquellos pálidos labios amagaban una sonrisa.

- No, no le sacaré puntos a Gryffindor – Contestó mientras los chicos de primer año estallaban en un pequeño festejo, el cual culminó con la misma fugacidad con la cual había comenzado, pues la jefa de casa les echaba una mirada severa que permitía disimular muy bien sus ganas de soltar una carcajada – Sin embargo, señores Black, Potter espero que en el futuro puedan llegar a dominar mejor sus reacciones, como imagino saben, de haber respondido a las palabras de Snape y los demás, me habría visto en la penosa necesidad de castigarlos a ustedes también.

- Nos comportaremos mejor Profesora – Repuso Sirius en un tono extremadamente convincente, Remus, Peter y James, un tanto más acostumbrados a las desventuras que implicaban convivir con un Black tuvieron que hacer un esfuerzo considerable para no resoplar en sarcasmo.

- Eso espero – Concedió la mujer de ojos oscuros – Ahora deberían irse a clases, el Profesor Flitwick es un mago extremadamente bondadoso, pero ni siquiera él tolera las tardanzas.

Mientras la comitiva de Gryffindors se ponía en marcha, la Profesora retuvo a Remus, arguyendo que necesitaba comentarle algo acerca de su desempeño en las clases, una vez que se hubieran marchado todos, los chicos lanzándole miradas preocupadas, McGonagall lo miró a los ojos y habló.

- No te preocupes Lupin – Le dijo con una sonrisa al notar lo pálido que se había puesto - Solamente necesitaba comentarte que el Director desea verte el próximo lunes por la tarde... te sería posible asistir?

- Hem...si...por supuesto – Respondió más que impresionado – Disculpe Profesora...estoy en problemas?

- No, no – descartó ella con un movimiento desdeñoso de su mano – Solamente desea ultimar detalles contigo, ponerte al tanto de lo que a programado para...tu sabes.

- Ho! – Respondió elocuente, pudo sentir como un terrible peso desaparecía de su pecho, por algún motivo, tras su "encuentro" con el Profesor McClaws se sentía intranquilo, casi como perseguido, si aquellos ojos tras los lentes de montura cuadrada leyeron su mente, nunca lo supo, pero esa fue la impresión que le dio.

- Por cierto, el Profesor McClaws me ha pedido que les informe a ti, Black y Potter que el día de hoy llevarán a cabo su castigo en las escoberas, procura decirle a ellos – Exclamó con tono serio, luego agrego en un tono más bajo- Se que el puede ser extremadamente duro a veces...sus años de carrera lo han marcado un poco, pero no te sientas intimidado, has tu mejor esfuerzo, y procura no darle excusas para poder castigarte. Todo saldrá bien.

- Se lo agradezco profesora – Dijo con una sonrisa sincera – Procuraré hacerle caso.

- Bien...ahora vete – Aprobó McGonagall – Si te apuras es posible que el Profesor Flitwick no te ponga tarde, yo debo ir a entregar unas planillas de notas al Profesor Slughorn – Agregó agitando unas hojas de pergamino que llevaba guardadas en uno de los grandes bolsillos de su túnica.

Lupin asintió, saliendo al trote por los pasillos, con la esperanza de no cruzarse con el gruñón de Filch que, de seguro, lo castigaría por correr en los pasillos.

-CDE-

Si había una cosa de la que Sirius Orion Black estuviese seguro en su vida, en ese mismísimo momento, mientras tenía que lijar las imperfecciones de los palos de las escobas con el frío viento del inminente otoño golpeándole el rostro, esa era que odiaba con todo su ser a Procyon McClaws.

Tal vez para James, quien era un obseso fanático de todo cuanto se relacionara en lo más mínimo con el Quidditch, esto fuese lo más cercano al Paraíso, pero él, sin dudas ya estaba harto, estaba seguro de que sus manos tenían más astillas que las que tubo Dumbledore en toda su vida, lo cual era decir algo.

No solo habían tenido que lijar cada uno de los mangos, sino que también tendrían que cortar las ramitas torcidas en las colas y calibrar los palos, lo cual les tomaría toda la tarde. Y no solo eso, sino que en el proceso tendrían que escuchar el constante discurso de Madame Hooch, una bruja de ojos amarillos y corto cabello negro que no paraba de hablar acerca del partido más corto del mundo o de la escoba más veloz de la historia, de no ser por que sospechaba que James tenía algún interés por la pelirroja, Sirius hubiera apostado que se había enamorado de la hechicera, pues la escuchaba como embobado mientras sacaba lustre a una vieja "Estrella Fugaz".

Podía ver como a la distancia, Hagrid, el guardabosques, podaba el césped con una cortadora del tamaño de un elefante pequeño, canturreaba el último éxito de Celestina Warbeck ( "Noche de estrellas fugaces") mientras que, por su parte, Remus trabajaba en silencio con una vieja Barredora 5, de tanto en tanto sus ojos color miel le lanzaban miradas llenas de disculpa, plenamente conciente de cuanto es que odiaba este castigo.

Sirius debía reconocer que, por (muy) bien que le cayese Remus, encontraba enervante aquella necesidad que tenía por achacarse la culpa de todo cuanto pasase a su alrededor.

Resultaba enojoso por que era completamente lo contrario a la realidad: En el poco tiempo que llevaban de conocerse, ya existía un mapa delimitado dentro de ese micro universo que eran los alumnos del primer año de la casa Gryffindor.

Tanto él como James eran quienes tenían mayor tendencia al caos y Peter solía limitarse a reírse de sus payasadas, mientras que Remus sería quien rodaría sus ojos en fingido hartazgo (-Aunque por dentro se muera de risa, el muy descarado –Solía decirle de tanto en tanto, para luego darle un coscorrón amistoso) e intentaría ponerlos en vereda, o cuando menos enmendar los daños colaterales de las explosivas personalidades de sus amigos.

El chico de cabellos castaños era una gran maraña de misterios y enigmas y, por algún extraño motivo, Sirius se prometió a si mismo que se encargaría de desentrañarlos uno a uno.

Continuará

N/A: Bien, bien, otro cap en tiempo y forma, yay! para mi xD

Creo que de momento no hay mucho que acotar...mañana comenzaré a trabajar en el cuarto cap. de Propiedad...y nada, corrijo esto y publico que tengo que haces otras cosas uu

Espero poder leer sus preciados reviews (Son mi sabia XD), los invito a leer el resto de mis historias y demás perversas publicidades para las cosas que escribo xD

Saluda atentamente

Viosil Uab