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Las predicciones del catcher del ex-equipo de Seido son verdaderas. El silencio impecable por parte de su pareja no hace más que aumentar con los días, creando una sensación de culpabilidad latente que se siente más acentuada si llama directamente y pregunta por él. Para Miyuki tal hecho no debe significar nada, incluso cuando ve el teléfono y observa que el último mensaje de Narumiya tiene más de dos meses.

El asunto es que Kazuya ni siquiera contestó, dejando que el calendario avanzara y las horas junto a otros minutos más volaran en dirección lejana. No entiende que es esa desazón que lo golpea de frente, fría, amarga, como una realización tardía y un despertar helado que hace que no pueda articular otra palabra.

Con esa necesidad de respuestas que empieza a cernirse sobre él y sintiéndose en parte atrapado in fraganti, deja el teléfono de lado, recostandose en la almohada que está junto al moreno y ver el techo de la habitación. Incluso si lo desea, no puede obtener respuestas de inmediato porque su compañero está descansando y el letargo perezoso solo es contagioso, o esa piensa, porque cerrar los ojos y pensar en alguna excusa es lo primero que se le viene a la mente.

Miyuki no se da cuenta en ningún momento porque está absorto, ido en esos pensamientos que giran alrededor de Narumiya que, ese compañero que cree dormido abre los ojos después de un rato, revisando su teléfono con el único mensaje intercambiado entre ambos pitchers.

Para él, Sawamura, quien no le da muchas vueltas a lo que hace, todo sale bien: al fin ha expuesto que su relación es algo más frente al otro pitcher y marcar una línea territorial, donde sus mensajes y los otros no son contestados con la misma prioridad. Se da por bien servido, vehemente de sus principios donde el compartir un vínculo especial no es parte de ello.

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Narumiya Mei no recuerda otra mirada más dura que la de su entrenador, ni que sea exactamente difícil de complacer a una persona además de él para recibir sus elogios. Pero se ha equivocado terriblemente, porque el estoicismo de Takigawa es demasiado y aunque está acostumbrado a tratar personas así por su ex-catcher 'Masa-san', lo del recién ingresado catcher es otra cosa, con un rostro que no regala sonrisas fácilmente ni le da la pasión que quiere en el juego.

Es demasiado callado para su gusto, demasiado perfecto en las instrucciones que le hacen cerrar la boca y siente terriblemente fácil el armar una batería con él.

— Carlos, ¿Me falta algo? — Mei habla un día en los vestidores, poco antes de empezar las prácticas y sacarse la playera de la universidad para colocarse la del uniforme para entrenar apropiadamente.

El aludido gira su rostro, sorprendido ligeramente por la pregunta y sonriendo como si hubiera descubierto algo interesante, quedándose callado unos instantes al ver los ojos azules ver la playera como buscando algún detalle que no le gustara y finalmente hablar. — ¿Sientes que algo te hace falta, Mei? — A diferencia de muchas veces, el tono de voz es más calmado, cálido y reconfortante para apaciguar a su compañero. Si bien Carlos se preocupa por esa cabecita rubia también la admira, porque esa pregunta solo significa que se está preparando para un cambio en su vida, para avanzar a pasos gigantes.

El pitcher no despega la vista de la playera que está a medio poner, con el número 1 en ella y aprieta los dedos en respuesta, sus ojos claros solo muestran la pura resolución que está digiriendo. — No es difícil seguir las instrucciones de Takigawa. — La cabeza rubia se inclina, terminando de colocar la playera para alistarse e ir al campo.— Pero se siente como si me estuviera probando aún.— Las cejas se juntan ligeramente, signo claro que denota el disgusto en el enunciado mismo y grita internamente que no está de acuerdo.

— Yo soy el As, Carlos.

Mei eleva el rostro, sin perder de vista el fondo del casillero, habla como si fuera una consideración privada y no la que está reclamando ahora frente a más de un compañero.

El receptor solo puede pensar que es muy egoísta, altanero e incluso engreído; pero no puede dejar de esperar con ansias ese cambio prometedor, es ese cuerpo más pequeño que el suyo que lo alienta a mejorar un poco más todos los días.— Lo eres, Mei.

La plática se queda en eso y proceden a terminar de cambiar los uniformes para salir al campo y empezar la rutina diaria del calentamiento. Por la declaración, el primero al bate del equipo de las Águilas sabe que será más intenso que el día anterior, lo puede ver en esos ojos llenos de fuego, en el trote conciso y las pupilas que solo saben ver al frente.

'Que comprometido'

Es uno de sus pensamientos antes de voltear a ver a Shirakawa, quien no necesita otra palabra de por medio para que asienta a una pregunta inexistente y sean coaccionados por la espalda del pitcher. De todas las estrellas del béisbol, nunca se han arrepentido de seguir ciegamente a la que tienen enfrente, colocandose a sus costados como los buenos protectores que no necesita la figura ejemplar del pitcher.

La escena es vista desde lo lejos por el catcher que vino de Estados Unidos, sin saber qué pensar exactamente, la vibra que transmiten los ex-jugadores de Inashiro es la competitividad de sus auras que impulsa al resto de los jugadores. Es una escena similar a la que ve en el equipo Americano: Un núcleo sólido atrayendo a los jugadores a su alrededor y mandando energía para mejorar y hacerlo brillar aún más.

No es de extrañar que sean parte de la alineación principal, ni que sean los últimos en dejar de entrenar todos los días, sus cabezas están llenas de béisbol, de lo que pueden mejorar para darle más variaciones a los tiros de Narumiya y ejecutar diferentes estrategias con distintas variantes de situaciones inesperadas, desde que van en juegos justos en la baja de la novena hasta un pitcher al que no pueden batear correctamente y sus tiros son complicados de conseguir en hits consecutivos.

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El primer mes que llega Takigawa Chris Yu al equipo de las Águilas es ya un excelente ejemplo a seguir en las ligas, liderado por el pitcher y animado por los tiros aterradores de su cuarto al bate, las piernas rápidas de otro de los jugadores y un bateo de manual. Es un digno equipo de primera división.

La sorpresa sobre el famoso jugador del equipo no termina ahí, continúa con un caprichoso rubio en las comidas, un escándalo perfecto para un niño y una reprimenda que no se puede hacer llegar porque él no quiere involucrarse innecesariamente con los demás, Takigawa Chris Yu solo llega en temporada de juegos donde los entrenamientos son más pesados, contratado por algunos meses en ese equipo para fortalecer el liderazgo y enseñar al As del equipo un poco sobre estrategias. El catcher de las Águilas no pide demasiado, en realidad, le da igual la atención que se le preste a sus instrucciones, su pensamiento se dirige más a que la disciplina en el equipo debe ser inherente a estas alturas. No se equivoca. Los pares de ojos de todos los jugadores están sobre él, escuchando con atención sobre las estrategias y reflexionando sobre algunas cosas que quizá deban entrenar antes de poner en práctica todo lo escuchado.

Los consejos del catcher son especialmente puestos a prueba por el pitcher, quien no sabe si convencido o no de su nueva metodología lo ve empezar a calentar desde lo básico, observando el reforzamiento de las bases y moldeando así los músculos de las piernas, los brazos y adquiriendo más resistencia mediante el trote que se le da al patio de juego.

Takigawa no debería sentirse demasiado sorprendido sobre la actitud centrada del As del diamante, es natural como todos los demás, como los jugadores profesionales que ha visto en las ligas de Estados Unidos y ha aprendido a lidiar con ellos mientras crea un ritmo funcional para ambos. Pero algo se siente mal, más allá de esa rivalidad que tenían en los viejos tiempos, tener a tres personas de Inashiro es demasiado sorprendente, ¿Los otros dos tienen tanta fe en esa persona tan pequeña que lo seguirían a todas partes?

Su respuesta no tarda en llegar esa misma tarde, cuando el entrenamiento acaba y la mayoría de los jugadores se dirigen a los servicios para relajar los músculos y tomarse un respiro más suave en ese día.

Sus ojos, que normalmente no tienen un punto en el cual fijarse, son atraídos con fuerza sobre las tres cabezas que solo han tomado un respiro para limpiar el sudor de sus frentes y tomar tragos largos de agua.

'Se siente como si hubiéramos regresado a Inashiro.'

Takigawa ni siquiera está interesado, pero los sonidos además de los compañeros que pasan a su alrededor se han desvanecido de sus oídos, escuchando las voces de los involucrados.

'Solo que el Tirano no ha crecido.'

Shirakawa aprende ese apodo que le parece divertido de usar cuando están en privado, solo ellos que conocen secretos del otro, que comparten una vida cotidiana y se han acostumbrado a ese nivel de confianza.

'Ah.' Es una exclamación infantil, como la de un hermano cuando es malcriado por los mayores, siendo así el centro de las bromas. '¡Ustedes pueden irse, no los necesito aquí!'

'¿De verdad, Mei?' El tono de voz de Carlos ha cambiado, a uno dónde está dispuesto a meterse con el otro solo para divertirse, por supuesto, es entretenido también seguirle el juego a Shirakawa. 'Porque escuché de los Superiores que recientemente se han escuchado sonidos en el almacén, tu sabes, podría ser cualquier cosa.'

El catcher de Estados Unidos está seguro de que no ha escuchado otro comentario tan infantil, después de todo son jóvenes que están a un paso de la adultez. Su expectativa es traicionada, porque vio una mirada que se dirigió con rapidez al almacén, un temblor casi imperceptible y escuchó risas que le siguieron después de la declaración.

No es el orgullo que ve herido por ser burlado de esa manera, es la búsqueda de soluciones lo que detecta en los ojos azules que conectan casi en el mismo instante que se percata de su presencia y es señalado. 'No es así, prometió entrenar conmigo, ahora solo va a cambiarse las ropas para continuar entrenando.'

Y Mei hace una seña con la mano, indicando al que de pronto fue metido en la conversación que debe de apresurarse con lo que sea que tiene por hacer y regresar rápidamente.

Shirakawa, uno de los iniciales en la alineación al bate, niega con la cabeza, ya detectando desde el inicio que los nervios de Narumiya le hacen decir cosas y que esa no es más que un escudo improvisado que solo le servirá para más adelante. Carlos no dice nada, solo sonríe cómplice de algo que no estaba planeado y le dirige una mirada rápida al catcher que tienen como reemplazo temporal del jugador regular que está de baja por una enfermedad.

Los dos de Inashiro no se van a pesar de todo, empezando a estirarse nuevamente después de su breve descanso y continuando cada uno con sus respectivas actividades. Los entrenamientos no pueden ser iguales desde que cada uno tiene diferentes posiciones por defender y reclamarse el mejor en ellas. Nada cae en reclamo cuando el catcher no decide volver, porque su opinión no ha sido preguntada al respecto.

Pensando en eso, ¿Tenían otro catcher en el equipo para que entrenara con el pitcher? Porque así solo es una pérdida de tiempo el lanzar la pelota a la red sin recibir retroalimentación sobre la desviación de la pelota o el tacto de la misma cuando pega en el guante.

El catcher no debería de perder esa oportunidad de conocer más sobre el pitcher con el que actualmente está armando una batería. No debería pero, su tiempo simplemente es limitado, aún tiene que hacer un chequeo de periodico de su hombro y algunas pruebas de rendimiento que son necesarias para mantener en buen estado sus músculos.

El desastre de no avisar -lo llama desastre porque ese humor que no comprende invade su espacio- concluye en un Pitcher que luce ligeramente más molesto de lo usual, rechaza toda carga de responsabilidad porque no fue notificado previamente.

Sin embargo, al final del entrenamiento, tan resignado como no se había sentido antes, se acerca al jugador de cabello rubio y abre su boca, sintiendo la irritación inexplicable apenas quiere articular una palabra. — Entrenaré contigo, Narumiya.

No sabe en qué punto de sus predicciones ha salido un resultado insatisfactorio, o si falla en leer la atmósfera del día, porque contrario a ver la sonrisa que corre por los labios de Narumiya cuando consigue lo que quiere, ve una cara de completa sorpresa seguida de una búsqueda rápida como si no creyera que le están dirigiendo la palabra.

— ¿Ya está mejor tu hombro? — Después de todo, el tema sobre la lesión del catcher es de dominio público. son pocas ocasiones como esas que el encanto infantil de pitcher desaparece y solo deja la cara estoica, seriedad por sus facciones desarrolladas a unas más maduras sin perder su encanto.

— Solo fue un chequeo médico, estuvo curado hace meses.

— Está bien, le diré entonces a Carlos que traiga otra bebida. — Luego un asentimiento de esa persona apenas unos centímetros más bajo que él y un llamamiento de un nombre que no es el suyo gritando que traiga otra bebida.

'Oh, su Majestad'

Puede leer eso de los labios del otro, encantado de divertirse como quiere después de todo el entrenamiento inicial.

— Chris, no tienes que hacer esto.— Katsuyuki, el único que parece conocer al catcher de EEUU de antes, se acerca, interviniendo antes de que comiencen sus entrenamientos individuales . — Narumiya suele entrenar hasta tarde, no es necesario. — Parece como si lo quisieran alejar, pero el enunciado es mera preocupación por el otro, entendiendo que no pocos son los que pueden lidiar con semejante cantidad de entrenamiento. — Además, solo está molesto porque ayer le jugabamos una broma.

Y es eso, Takigawa se siente más tranquilo y puede ver los comportamientos más sumisos de sus compañeros para calmar al Pitcher. Sus labios se abren, pero incluso si quiere retirarse ahora mismo, es imposible, ha hecho un compromiso que solo deja pasar con una mano colocada en el hombro del bateador y pasa de largo, colocandose el guante porque sabe que será una jornada extensa gracias a la advertencia dada previamente.


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Este capítulo lo tengo casi a inicios de mes, pero olvidé la contraseña de acá y no lo había podido subir. Me dio algo y ya estoy continuando todas las historias aunque no tenga idea de lo qué iba a escribir, jeje.