EL SEXTO HORROCRUX
PROLOGO
-ufff… al fin he llegado. El viaje ha sido muy largo y una siesta no me vendrá mal.
Harry acababa de llegar al numero doce de Grimmauld Place, la casa que había heredado de su padrino Sirius Black. Aparte de ser el domicilio del joven auror Harry Potter que con tan solo 22 años era uno de los aurores mas reconocidos del ministerio, la casa también el cuartel general de La Orden del Fénix que tras la muerte de su fundador Albus Dumbledore la orden era dirigida por un pequeño consejo formado por Remus Lupin, Ojoloco Moody, Nymphadora Tonks, Minerva McGonagal y Harry. Harry había hecho grandes remodelaciones a la casa, aparte de añadir protecciones mágicas poderosísimas había añadido unas 15 habitaciones para que la orden pueda refugiarse en la casa y una extraña sala donde entrenar a los novatos. La habitación de Harry era algo más grande que el resto dado que todas sus pertenencias estaban ahí: había una cama pequeña en un rincón de la estancia, al lado de la cama una mesilla sobre la que Harry ponía siempre su varita mágica al acostarse. En una esquina estaba recostada su escoba voladora, la saeta de fuego (un regalo de su padrino Sirius). Y en la pared opuesta a la cama había un gran armario con incontables libros, objetos extraños que zumbaban y echaban humo y varias fotografías. En otro muro reposaban tres retratos, dos enmarcados en oro puro muy reluciente, en los que dormían placidamente Dumbledore y Sirius Black, y el otro enmarcado en plata, esta vez sucia y llena de polvo en el que no había nadie. Era el retrato de Phineas Nigellus el tatarabuelo de Sirius.
-Harry baja a comer hijo mío- Una dulce vez femenina llamaba a Harry con cariño.
-Enseguida bajo señora Weasley.
Harry salio al pasillo que tras la remodelación parecia menos terrorífico y estaba cubierto de retratos de importantes magos, luego bajo por la gran escalera de mármol puro y llego al vestíbulo en el que ya no estaba el retrato de Walburga la madre de Sirius.
Tras entrar a la cocina Harry tomo asiento, en la mesa se encontraban Ron Weasley en mejor amigo de Harry, Lupin, Kingsley Shacklebolt y Neville Longbottom. Hermione aun no había vuelto de sus vacaciones en El Caribe. Para cenar había salchichas.
-Minerva me ha pedido que vuelva a Hogwarts. – dijo Lupin sin mucho interés. – ¿a ti que te parece la idea Harry?
-Usted fue el mejor profesor que tuve yo mientras estudie en Hogwarts. – dijo Harry – sería estupendo que volviera.
-Además desde la muerte de Greyback ya no hay tantos prejucios contra los licántropos.- Esta vez había intervenido Shacklebolt.
-Es cierto, tendre que darle las gracias a Bill.
-Eyey! – dijo alterado Ron. – que yo también participé.
-Es cierto, pero no has acabado aun con ningún mortifago. – dijo Neville
-He tenido un viaje muy largo, creo que me iré a dormir. – dijo Harry esta vez en un bostezo.
Pero Harry no había llegado a su cuarto cuando oyó un gran estruendo debajo. Bajo deprisa a ver que pasaba. Al parecer Florean Flortescue estaba torturando unos muggles vecinos de la zona… pero… ¿Florean Flortescue?
-Eso tienes que ser un Imperius – dijo Harry mientras corría hacia la puerta de salida. – Flortescue nunca ha demostrado tener ningún resentimiento contra los muggles.
Florean Flortescue era el dueño de una heladería en el Callejón Diagon, y siempre había sido muy amable con los alumnos de Hogwarts.
-Petrificus Totalus. – dijo Harry apenas salió y los brazos y piernas de Flortescue quedaron muy rígidos y este cayó al suelo por falta de equilibrio. Pero no tardo en recobrar el movimiento, se puso de pie y comenzó a lanzar maldiciones a Harry.
-Protego. – Harry había logrado repeler todas las maldiciones.
-Desma… – Flortescue había atacado a Harry de nuevo
-Experlliarmus
La varita de Flortescue salió volando y este cayó desplomado hacia atrás
-Incárcero – Harry había logrado atar de pies y manos a Flortescue.- Finite Incantatem.
Flortescue cayó desmayado. Harry logro llevarlo a una casa desabitada, pues pensaba que llevarlo al cuartel general era inseguro. Espero y a la media hora Flortescue se despertó.
-Que hago aquí – dijo nervioso – yo estaba cerrando la tienda y el apareció intente defenderme pero el fue mas rápido, discúlpeme…
-Tranquilo, tranquilo, esta a salvo, le echaron una maldición imperius, pero no se preocupe, no es el primer inocente ni será el último que es utilizado por un mortifago. Pero ya paso todo. – Harry intentaba tranquilizar al Heladero- Ahora necesito que se relaje e intente recordar que fue lo que paso exactamente.
-Vera señor, yo estaba cerrando mi Heladería y un sujeto extraño apareció detrás, me lanzo un maleficio, intente defenderme, pero no funciono, a partir de ahí no recuerdo nada.
-¿le vio el rostro?
-No. Todo estaba muy oscuro, y me ataco por la espalda
-Habrá que averiguar quien fue – pensó Harry – porque sea quien sea ¿Por qué había elegido Grimmauld Place? ¿acaso sabía que Harry vivía allí?
