CUERVOS.

Los días habían transcurrido con una tensa calma, los grafitis en las paredes en los distritos del Rukongai y algunos disturbios menores, habían sido ya el pan de cada de día, para eso las fuerzas especiales del segundo escuadrón salían constantemente a patrullar los barrios.

Así mismo, los rumores de los desencuentros internos en el Gotei 13, habían llegado rápidamente no solo a el reino de los hollow, sino que también a el mundo de los vivos, en especial a la casa Kurosaki en la ya heroica ciudad de Karakura.

-¿Me puedes decir por que estas escuchando ese programa de radio? Se la pasan hablando mal de mi – la voz de Ichigo Kurosaki irrumpió desde la otra habitación de la casa, la cual servía como una suerte de oficina improvisada, en ella solía trabajar en sus labores de traducción

-Si es un poco prejuicioso, pero me gusta la sección de "cocinando con Akon" – respondió su esposa Orihime Inoue ahora Kurosaki, quien había interrumpido su incesante tarareo mientras acomodaba frascos en una alacena con ayuda de sus espíritus acompañantes, los Shun Shun Rikka.

Algunos humanos tenían acceso a los medios de comunicación de la sociedad de almas, tanto Ichigo como Orihime eran miembros honorarios de los 13 escuadrones, un reconocimiento y un gesto político de parte del comandante Shunsui Kyoraku, por su valiosa participación en las atroces batallas del pasado.

-Ahora se de donde sacas tus ideas – dijo Ichigo tocando su mentón cubierto por barba de tres días – por lo menos gracias a este par nos podemos mantener informados de lo que pasa.

-Si, Rukia-San no responde mis mensajes, debe estar muy ocupada – respondió Orihime con un gesto de apremio.

En la casa de la familia Kurosaki era ya sabido el cisma en las entrañas mismas del Seireitei, sin quererlo, ni pensarlo, nuevamente Ichigo estaba en el centro de las conversaciones de los grandes jefes en el otro mundo, había gestos hostiles hacia todo lo que fuera ajeno, extraño o extranjero a lo largo y ancho de la sociedad de almas, y es que la herida que en el corazón de los habitantes del Rukongai habían dejado los últimos 100 años de tragedias, era una herida que no sanaría tan fácilmente.

-Orihime, será mejor que esta vez no intervengamos – apresuro Ichigo a decir a su esposa, tomándola del hombro con una pesadumbre en su mirada que Orihime no veía quizás desde la ultima vez que el shinigami sustito blandió su espada para escapar de la muerte.

Mientras tanto el podcast seguía en transmisión, era el momento de la participación de Mayuri.

"…. Señoras y señores, yo soy un hombre de ciencia y de datos, por eso este día les traigo uno más, sabían ustedes que hay alguien que ha estado involucrado en todas las desgracias que nos ha tocado en la última era – dijo Mayuri en su amarillista e incendiario monologo.

-¡SI! el prófugo criminal de guerra, Aiz.. - interrumpió con un grito eufórico y rabioso Hisagi.

-Por favor teniente, no me interrumpa – respondió Mayuri con una voz tranquila, deslizada casi como un susurro – me refiero a el mas grande genio del mal que el mundo a conocido, ¡Kisuke Urahara!

Al momento de emitir esas palabras la reacción de sus dos interlocutores fue notable, mientras Akon trato de disimular una sonrisa más bien cínica, Hisagi parecía decir para sus adentros "uff aquí vamos otra vez", porque era común y cotidiano que Mayuri utilizara a Urahara como el destinatario de sus rencores, y le era útil, por que le culpaba por el ascenso de Aizen, ya que fueron sus experimentos y su mente inquieta la que lo llevaron a crear el Hougyoku, y fue ese hecho lo que inspiro y pervirtió la mente de Sousuke Aizen, incluso con sus venenosas palabras emitidas en el popular podcast, había logrado incrustar en la psique de muchos, que fue el quien había creado a los Vizards como un arma que ni el mismo señor oscuro imagino, manipulando los hechos a su antojo y torciendo la verdad se había encargado de lanzar sus cortinas de humo, y su discurso llego aun mas lejos, al asegurar que Urahara era un conspirador y una amenaza, y que el poderoso y peligroso Ichigo Kurosaki lo obedecía a él y solo a él.

-Solo quiero concluir mi comentario dejando en claro, que ya se les termino la fiesta, no importa cómo te llames, Aizen, Shunsui, Ichigo o Urahara, a todos esos que le han faltado el respeto a la gloria del Sereitei, se toparan conmigo -culmino Mayuri con su rabioso discurso – y para eso necesito que estemos todos muy bien despiertos, más que nunca…"

Ante esto, Ichigo atino a pasar la mano por su cabeza y a cruzar miradas con su mujer, quien le correspondió con un gesto de incomprensión, e Ichigo se sintió sobrepasado, por que al pasar la mano por su cabeza sintió que tenia menos cabello, y se miro en el reflejo del horno de micro ondas, pero aparto su mirada rápidamente, porque se sintió viejo y su mirada se desvió a un sofá cercano a una ventana, y desde esa ventana se divisaba un jardín, en el sofá se encontraba perdido en sus pensamientos y ajeno a las tormentas que inquietaban a su padre, Kazui.

-Otra vez te mencionaron a ti junto con Urahara-san y a Aizen-sama – dijo Orihime quien no apartaba la mirada de su marido.

-¿Es necesario que le sigas llamando "sama"? – dijo Ichigo un tanto incomodo, pero sabia que la historia entre Orihime y el otrora Rey de Hueco Mundo había sido una historia llena de abuso y de violencia, que era solo un acto reflejo de el adoctrinamiento que sufrió por parte de Ulquiorra, el cuarto Espada, y aun así Orihime no guardaba una gota de rencor hacia aquellos que aun hoy en día reptan en las eternas arenas cerca de las Noches, no obstante la inconsciente devoción que algunos seguían guardando por Aizen, incluyendo a Orihime, le hacían hervir la sangre, así también era consciente que aquello solo se debía a el indescriptible miedo que seguía generando en el corazón de propios y extraños, y de nuevo le dio rabia, por que sentía que ese mismo miedo sentían algunos ante el.

-Lo siento, sabes que es un acto reflejo – respondió con sinceridad Orihime, y también con frustración, al no poder arrancarse por completo a las Noches de la piel.

-Lo sé, no es tu culpa, perdón es que sabes – Ichigo resoplo y una vez mas su mirada se dirigió a donde su pequeño hijo – quisiera que esta paz no terminara.

Orihime lo miro con expresión de sorpresa, siendo ella, una mujer sabia para entender los sentimientos de los demás, en especial si se trataba de Ichigo, lo entendió todo y en la mirada de Ichigo había miedo.

Había miedo en su mirada por que, después de todo, ahora las cosas eran diferentes, y ambos miraron a Kazui y el niño los miro, y el no conocía los viejos días de guerra, y no conocía de batallas o de perdidas, y ambos se dieron cuenta que ya no era tan fácil salir al campo de batalla, puesto que Ichigo sabía que ahora había algo que jamás quería perder, y eso eran las dos personas que estaban ahí, sin su amada Orihime y su pequeño hijo, su vida no tendría sentido, y de nuevo se sintió viejo, por que esta vez no sabía si podría ganar.

-¡Papi, Mami, miren unos cuervos en el jardín!- interrumpió Kazui a sus padres con una sonrisa limpia.

Mientras el proceso de juicio del comandante Shunsui seguía su curso institucional, la vida en la Sociedad de Almas tenía que continuar, sin embargo se vivían tiempos extraños, eran comunes los desacuerdos en las mesas familiares donde desde el inicio de los tiempos las familias compartían los alimentos y algo más, en cada familia había alguien a favor del juicio a el capitán comandante, por que añoraban un cambio, y sentían que la justicia nunca había llegado para todos, si no solo para los shinigami y las grandes familias, por otro lado, compartiendo en las mismas mesas familiares, había miembros que consideraban que se debía apoyar a el comandante, quien encarnaba a la Sociedad de Almas en su conjunto, y que cualquier señal de rompimiento interno generaría caos y anarquía.

Así mismo, esos debates internos ya se apoderaban de las conversaciones cotidianas en lo mas profundo de los 13 escuadrones.

En el perímetro cercano de el Sereitei, en una lujosa posada, Hisagi compartía algunas bebidas con varias personas, se podía ver a su lado a Akon, metido en su libreta de apuntes y compartiendo por momentos, también estaban Renji Abarai y el Teniente Izuru Kira, además de un par de jovencitas, sentadas a cada lado de el teniente del noveno escuadrón, el lugar estaba lleno de comensales a esa hora y con mayor razón, por la distinguida visita, así mismo Kira y Renji notaron que muchas personas ahí, usaban bufandas grises.

-Tengo que reconocer que no esperaba que su programa tuviera tanto éxito – dijo Kira sorprendido además de la popularidad creciente que Shuhei Hisagi había ganado, ahora las mujeres peleaban por su atención, los niños le pedían autógrafos y no era ajeno a los halagos de los ancianos.

-Para todos fue una grata sorpresa – respondió un embriagado Hisagi, tanto por los finos vinos, como por los aromas y sabores femeninos.

-La verdad es que está muy interesante – fue el turno de Renji para hablar, se sentía entusiasmado ya que a pesar de que conocía a Hisagi y Akon de hacia años, en su nueva faceta de celebridades era para ellos un auténtico renacimiento.

-Lo sé, no tengo idea a quien va apoyar mi capitán con su voto, pero… – dijo Kira con algo de amargura en su voz – en lo personal estoy en deuda con el capitán Mayuri, por salvar mi vida.

-Sabemos que el capitán Rose tomara la decisión más inteligente, al igual que los capitanes Kuchiki – respondió Akon cruzando la mirada con Kira y Renji, y su sonrisa denotaba malicia, el ajedrez político ya había comenzado, Kira sintió como si fuera empujado hacia uno de los bandos y Renji sintió una extraña sensación de lejanía con Rukia de imaginar que pudieran estar en diferentes partidas.

De pronto la puerta del lugar se abrió de golpe y en el umbral se presento una figura morena y esbelta, ante la cual los presentes no pudieron hacer otra cosa mas que mirar admirados y absortos, tanto por su belleza, como por su severa y atrayente personalidad.

-¡HISAGI!, ¿me puedes explicar a donde mierda quieren llegar con esto? - apareció gritando a todo pulmón, Yoruichi Shihouin.

-¿Te quieres tomar una copa?, Yoruichi-sama – respondió Hisagi con un tono burlón, que incluso Akon desaprobó con un gesto de negativa, las chicas que lo acompañaban habían quedado sorprendidas, por su parte Izuru y Renji parecían nerviosos e incomodos, ya que se veía que Yoruichi estaba molesta y no era buena idea seguir provocándola.

-No, no quiero, lo que quiero es que mañana mismo, en ese programa de pacotilla que tienen, salgan y se retracten de toda la mierda que ha dicho ese maniático de Mayuri Kurotsuchi – dijo Yoruichi apuntando con el dedo y elevando su reiatsu, en el lugar la gente seguía sentada mirando con inquietud, pero ya acostumbrados, ahora las peleas por culpa de discusiones de gente que pensaba diferente, eran cotidianas.

-Con todo respeto Yoruichi-sama, nos pide un imposible – fue el turno para hablar de Akon, sabia que a nadie convenia una pelea y menos si se trataba de enfrentar a la diosa de la velocidad – lo que podemos hacer es darle un derecho de réplica, si quiere ir mañana a nuestro podcast y dar su versión de los hechos.

-Oh, seria genial un debate entre el capitán Mayuri y Yoruichi – intervino Renji tratando de aligerar el ambiente, pero sus palabras no rindieron fruto.

-Ese debate me gusta, va a estar "on fire" amigos – grito Hisagi a el resto de las personas presentes y alzo su copa, y todos gritaron de emoción.

-Los debates los debemos de dar en los lugares y momentos adecuados, teniente – dijo Kira conteniendo tanto a Renji como a Hisagi quien mostraba un gesto de soberbia, Akon se mantenía serio con la mirada clavada en los dorados ojos de Yoruichi.

Yoruichi seguía enojada, porque ahora había gente en todos los rincones de el Rukon que clamaban por la cabeza de Urahara, quien aún debía purgar la condena por los pecados de sus ciencias prohibidas, además de que se pedía juicio para los llamados Ryokas que habían invadido el Seireitei para liberar a Rukia Kuchiki, una cruel injusticia, y de injusticias ella ya conocía mucho, y Yoruichi jamás lo iba a permitir.

-Véanse ahí con esas ropas negras y su actitud carroñera, parecen cuervos – dijo Yoruichi en un ultimo grito mientras abandonaba el lugar.

En el momento en el que Yoruichi abandono el lugar, el silencio se apodero de el recinto, era evidente que las palabras le habían calado hondo a los tenientes, que hasta esa hora, habían tenido una noche de placeres, "cuervos", susurro Akon y Hisagia apretó los puños, y se levanto de golpe, las mujeres que le acompañaban lo miraron nerviosas, mientras que Renji realizo un gesto a Kira indicando que debían contenerlo.

-¿Vieron eso compañeros?- grito Hisagi – eso es lo que somos para ellos, somos cuervos, somos la escoria, siempre lo hemos sido y siempre lo seremos, es verdad lo que dice el Capitan Mayuri, ¡esto tiene que cambiar ya!