Ya era de día, Hermione tenía que ir a arreglar sus cosas y cambiarse de ropa, además de ir a ver a Neville para ver si estaría listo o no y así poder marcharse.
Abrí los ojos desorientada, no sabía dónde me encontraba hasta que volteé y vi a los cuatro Slytherin's en las camas y di una leve sonrisa, se sentía bien tener personas que te apoyan y mejor aún, personas que jamás creíste que te ayudarían.
Me levanté con cuidado, no quería despertarlos pero hubo alguien que si despertó aunque yo no hiciera ruido.
-¿Ya te vas? –dijo Draco en voz baja mientras se levantaba.
-Buenos días a tí también –dije sonriendo -y si, tengo que ir a cambiarme y ver si Neville ya esta listo –conteste viéndolo.
-Buenos días Granger –dijo sarcástico con una sonrisa -quisiera poder ir contigo ¿Sabés?
-Yo también quisiera que fueras conmigo –dije mientras le daba un abrazo el cuál él correspondió.
-Sé que estás nerviosa y esto será muy duro para tí, no te puedo pedir que hoy seas la persona más fuerte, hoy puedes derrumbarte pero mañana, mañana tienes que volver a levantarte y luchar –dijo él y a mi se me nubló la vista.
-Gracias Draco, gracias por estar conmigo desde la noticia, gracias por apoyarme y hacer todo lo que haces por mí, no sé cómo te pagaré todo –le dije soltando unas lágrimas mientras lo abrazaba más fuerte.
-No tienes nada que pagar, lo hago porque quiero, siempre estaré contigo, te lo repetiré cuántas veces haga falta, no estás sola Hermione –contesto él, él por primera vez dijo mi nombre y eso fue todo lo que necesite para calmar mis nervios.
Se quedaron en silencio, abrazados un poco más de tiempo, disfrutando de ese cálido abrazo antes de que ella se fuera pero ninguno se dió cuenta que tres serpientes con complejo de cupido escuchaban todo lo que se dijeron y esos tres cupidos sonrientes se dieron una mirada que decia —manos a la obra—
Torre de Gryffindor
Llegué corriendo a la torre, no quería que nadie me viera entrar tan temprano y comenzará a hacer preguntas, fui directamente a mí habitación a ducharme y alistarme para ir a buscar a Neville e irnos.
Baje lista para ir a buscar a Neville cuándo en la sala común veo a Neville, George, Fred, Dean, Seamus, Parvarti, Padma y Luna, si, Luna Lovegood de Ravenclaw y todos estaban vestidos de color negro. Yo me quedé parada viéndolo hasta que decidí acercarme.
-Buenos días, ¿Por qué están vestidos así? –pregunte desconcertada.
-¿Tu que creés Hermione? –dijo Fred
-Te vamos a acompañar, ya pedimos permiso –contesto George sin darme tiempo a mí a responder.
Mi vista se nublo nuevamente y no pude evitarlo, me puse a llorar y todos hicieron una ronda abrazándome.
-Eres nuestra amiga Hermione, te vamos a apoyar en todo –dijo Dean sonriendo.
-G-gracias esto s-significa muchísimo p-para mí –dije entrecortadamente por el nudo de mi garganta.
-No tienes que agradecer, tu siempre nos apoyas, te mereces recibir lo mismo –habló Neville.
-No estás sola –prosiguió Seamus.
-Así que si estás lista –dijo Parvarti.
-Vamos ya –continuó Padma.
-Vamos ya –respondí después de dar una respiración profunda y exhalando.
Todos íbamos saliendo de la sala común y yo me sentía más tranquila, realmente si tenía personas que me quieren y me apoyan y estoy agradecida por ello, en eso alguien me saca de mis pensamientos.
-Alguien estará muy feliz por tí Hermione –dijo Luna de repente.
-¿De quién hablás Luna? –pregunté curiosa.
-De un chico que tiene el mismo color de cabello que el mío –dijo son esa mirada soñadora que es marca Luna Lovegood.
Yo me le quedé mirando sorprendida, ¿Luna sabía que me llevaba ahora con Draco? ¿Pero cómo?
-¿Por qué dices eso Luna? –volví a preguntar viéndola fijamente.
-Oh, los torposoplos me lo dijeron, ¿él te hace feliz no? –dijo.
Yo no sabía que decir, estoy extremadamente sorpendida de lo que me está diciendo pero ella me transmite confianza así que...
-Si Luna, si lo hace pero no le digas a nadie, aún estamos pensando que hacer para contarlo a mis amigos –le dije en susurros.
-No te preocupes, yo guardo el secreto y cuentan con mi apoyo –prometio sonriente.
-Gracias Luna –dije dándole un abrazo y seguimos caminando.
Llegamos a la oficina de Dumbledore pues en la chimenea de la dirección iríamos hacia el ministerio.
-Gracias por permitir que ellos me acompañen –le dije al director
-Tranquila, vayan con cuidado –dijo suavemente y todos nos fuimos.
Cuándo llegamos al ministerio sentí mis nervios volver, sabía que me dirían algo más a fondo sobre la muerte de mis padres y no estaba lista para saberlo.
Todos nos acercamos a la recepción para hablar con el ministro y me pasó adelante, yo le pedí de favor que al menos uno de mis amigos entrará conmigo y por suerte acepto. Le pedí a Luna que me acompañará, ella me da tranquilidad y es lo que más necesitaba ahora.
-Señorita Granger, lamento su perdida –dijo el ministro Fudge.
-Gracias –conteste amablemente -¿me podría decir que sabe de la investigación? –pregunte ansiosa.
-Claro que sí, los informes demuestran que sus padres fueron torturados con el maleficio cruciatus por mucho tiempo, tenían cortes por todo el cuerpo y una frase en el estómago de ambos, escrita a base de cortes en la piel, la frase era la siguiente "No hay diferencia en el mundo sin estos muggles" pero no hay huellas en ellos.
Yo estaba en shock, no podía creer lo que escuchaba, es casi lo mismo que me dijo Ron pero él no puede saber algo de esto ¿O si?
-Seguiremos investigando para dar con los responsables del asesinato, lo siento señorita Granger, es todo lo que le podemos decir por ahora, en una hora dará inicio el entierro de sus padres, mi secretaria le indicará los detalles del mismo –siguió diciendo él mientras se levantaba de la silla y salía de la sala.
Luna solamente me abrazó y yo comencé a convulsionar por las lágrimas, ¿Por qué a mis padre? Ellos no le hacían mal a nadie, es que no lo podía entender, ¿Quién me odiaba tanto para desquitarse con mis padres? pero estaba segura, encontraré a los responsables, esto no se quedará así, no dejaré que los asesinos estén tranquilos con la sangre de mis padres en sus manos.
Nos levantamos y salimos, todos volvieron a abrazarme en una ronda y hablamos con la secretaria que daría los detalles del entierro.
Claramente no era lo que yo esperaba pero no podía hacer nada antes ya que estaban investigando los cuerpos y no sabía cuándo se podría realizar el entierro.
Nos dieron un traslador que nos llevó a un lugar tranquilo, sé que era un cementerio pero que estaba bien cuidado y se veía un lindo lugar para el descanso de mis padres.
Ellos estaban ahí, en sus ataúdes cerrados, no quise que los abrieran, no podría con eso.
Solamente me acerque junto a mis amigos para decirle adiós a mis padres, un adiós a medias pues la última vez que los vi fue cuándo regresé de año nuevo del año pasado, ni siquiera las cartas que tengo pueden marcar esa diferencia ya que sé que no eran ellos.
-Adiós mamá, adiós papá, los voy a extrañar mucho y eternamente los voy a amar, descansen en paz, ustedes no merecían irse de esta manera pero no me dejaré caer, lucharé como ustedes me enseñaron, yo estaré bien, tengo personas que me quieren, personas que me apoyaran y no me dejarán sola, sólo descansé tranquilos, nos volveremos a ver muy pronto, los amo, los amo mucho –dije llorando intentando que mi voz sonará lo más clara posible y así darles un adiós a mis padres aunque fuera una despedida incompleta.
