Hola de new! Aqui esta el segundo capi. de este extraño fic xD lo escribi mientras me lamentaba x no haber asistido al concierto de HIM ToT estoy en la depresión total! snif... x eso opté x hacer algo productivo en lugar de sentarme a lamentar mi desdichada suerte... buaaa...!

Les agradezco infinitamente a las que postearon en el primer capítulo arigatou a:

Diana, Yunax-2, Renaissance Lady-K, Shady Darklight, Inusuki

Y bien... comenzemos!

Disclaimer: Chrno Crusade es de Daisuke Moriyama y bla bla bla... ust saben xD¨

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Entre El Cielo & El Infierno

Capítulo II

Lazos Familiares

No estaba molesto… ¡Estaba furioso¡Jamás había sido "humillado" de tal manera! Sin lugar a dudas Satella se las pagaría ¿Qué se estaba creyendo esa mujer!

- ¡Claire! – la dulce voz de su maestra le aplacó un poco el mal humor y se giró para verla hablar por teléfono - ¿Reporte de Física? Uh… no sabía… supongo que lo haré en la noche… ¡No me recuerdes eso! – exclamó asustada – No ha vuelto a suceder pero tengo mi dotación de botellas de agua bendita… sólo por si acaso… ¡No lo soñé! Estoy segura… ehm… bueno, casi segura… nooooo tonta… ¡El que vi tenía el cabello platinado! – Chrno se sobresaltó un poco pero no entendía bien de que hablaban - ¿Mi amor platónico? Ah… estem – sus mejillas se arrebolaron rápidamente – Neh… no fue él… pero ambos tenían… ya sabes… - bajó el nivel de su voz obligándolo a agudizar el oído – Cuernos…

El chico se levantó bruscamente de su asiento, Rosette lo miró aún con el leve rubor en rostro.

- Tengo que colgar, hasta mañana Claire…

Dejo el inalámbrico en la mesita, pero sus manos temblaban suavemente, casi imperceptible para cualquier persona… pero él podía oler el miedo.

- ¿Estás bien? – preguntó acariciando los finos cabellos morados de Chrno.

- Si…

- Bien… los demás están estudiando para un examen. Vamos a dar un rápido repaso a lo que has estado viendo y la próxima clase avanzamos en algo ¿Te parece?

Chrno asintió suavemente, la chica lo condujo a la sala para que pudiera hablar en voz alta sin perjudicar a nadie… aunque empezaba a pensar que era un niño autista o algo por el estilo…

Fueron las cuatro horas más aburridas de su vida, sin quitar lo difícil que era mantener los ojos abiertos… se tambaleaba en su lugar, dejando por ratos caer su cabeza hacia el frente y dejarla colgando mientras roncaba.

- ¿Chrno? – murmuró acechando bajo su flequillo – Niño… eres un caso perdido…

Suspiró pesadamente y salió de la sala, pensaba hablar al respecto con su prima pues jamás había visto tan poco interés en un niño… una cosa era no querer estudiar por flojera y otra era de plano ignorar todo. Aclaró las dudas de sus alumnos, o las que quedaban, y se fue despidiendo de ellos mientras salían en silencio por la sala para no despertar a Chrno; en cuestión de minutos ya se habían marchado todos los niños, dejándola con él. Se sentó nuevamente a su lado y un instinto… no maternal, mas bien protector de hermana mayor, la impulsó a recostarlo con cuidado en su regazo procurando ser lo suficientemente silenciosa para no despertarlo. Sin querer, empezó a jugar con la trenza del niño, jamás había visto que una criatura de su edad llevara tan largo el cabello y mucho menos morado… pero todo en ese chico era extraño, hasta sus profundos ojos rojizos que parecían examinar todo a su alrededor.

Se sentía tan cómodo que frotó su cabeza en lo que parecía ser la más cómoda almohada que jamás hubiera probado, mostrando levemente sus colmillos…

- ¿Chrno? – sonrío instintivamente al escuchar su nombre pronunciado con tanta ternura, un fuerte olor a rosas silvestres inundó todo su sentido del olfato, extendió sus brazos y rodeo "algo" que estrechó fuertemente contra su rostro – Ya casi llega tu prima…

- ¿Prima? – dijo con voz ronca abriendo sus ojos rápidamente, descubriendo que tenía a Rosette abrazaba por la cintura y ese olor era proveniente de la piel de ella - ¡PERDÓN! – gritó rojo como tomate sentándose mecánicamente como un resorte.

- No tienes que disculparte – dijo.

- ¡P-pero… es que… oh… uh¡NADA! – bajó la vista clavándola en la alfombra color marfil de la sala.

- Está bien, estuvimos repasando por 4 horas seguidas… es normal que te diera sueño – reflexionó descartando toda idea de hablar con su prima – Yo igual estoy agotada… pero todavía tengo que hacer la tarea…

- ¿Tarea? – preguntó mirándola tímidamente - ¿Va a la escuela?

-Así es… el próximo año entro a la Universidad – sonrío - ¡Pero no me hables de "usted" que me siento vieja! Sólo tengo 18 años… ¿Y tú?

- Yo… - miró su reflejo en la ventana tratando de recordar que edad aparentaba - ¡12 años!

- Que envidia… Me encantaría volver a tener esa edad…

- Disculpe… oh… mejor dicha disculpa… pero es que tengo una duda.

- ¿De lo que repasamos?

- No… la escuché hablar por teléfono… y… dijo haber visto a dos personas con cuernos… ¿Qué fue eso?

Rosette quedó pálida y la sonrisa se fue volviendo seca hasta desaparecer por completo… ese olor amargo nuevamente a miedo invadió la nariz de Chrno, síntoma de que no había sido algo muy grato.

- Estás muy pequeño para que te esté contando cosas así – murmuró – Si luego no puedes dormir tu prima me matará…

- Neh… no dice nada… - dijo como dándole poca importancia al asunto.

- Bien… ¿Recuerdas la tormenta que hubo la semana pasada?

- ¿La eléctrica? Como olvidarlo – pensó en voz alta, ese día había hecho corto circuito el refrigerador y tuvo que comprar otro nuevo.

- Bien… pues…

¨¨¨¨¨¨Recuerdo¨¨¨¨¨¨

La casa permanecía en penumbras, al parecer acababa de caer un rayo muy cerca provocando el falseo de la luz en la mitad de la ciudad. Descendió descalza por las escaleras, palpando el barandal y la pared para no caer, temblaba de miedo… nunca había sido muy amante de la oscuridad y la tormenta solo terminaba de asustarla. Siguió su camino palpando las paredes, apenas iluminando su camino los rayos que resplandecían hasta ser destellantes; sus manos tocaron unos finos hilos, suaves y sedosos, asustada se separó rápidamente de ese lugar pues ella conocía bien su casa y jamás había visto algo parecido ahí, con miedo extendió nuevamente sus pálidas manos tratando de tocar esos hilos pero no había nada.

Suspiró aliviada.

- Mi imaginación – dijo tratando de calmarse y siguiendo su camino hacia la pequeña bodega bajo las escaleras.

Rápidamente sacó una linterna, intentó prenderla y no obtuvo resultado, la golpeó suavemente contra la palma de su mano haciendo que prendiera, sonrío más tranquila y se dio la vuelta chocando con algo, levantó la fuerte luz amarilla enfocando a una persona que la miraba fríamente. Gritó aterrada y soltó la linterna que rodó por el suelo, la levantó y volvió a apuntar en la misma dirección pero ya no había nada, tragó saliva con fuerza y se aparragó contra la pared respirando agitadamente; sintió cosquillas en su cuello… esos hilos le acariciaban el rostro y caían por su pecho, trató de huir pero unos fuertes brazos la rodearon cubriéndola por completo, miró de reojo notando que esos hilos eran cabellos platinados que brillaban fuertemente con la luz de la linterna.

- Que bien hueles – le dijo el hombre con voz ronca estrechándola con más fuerza contra su pecho, sintiendo su espalda que temblaba de miedo – Y tu piel es más tentadora de lo que pensé… - acercó sus labios al cuello de ella erizándola por completo, pero incapaz de articular palabra alguna, estaba aterrada.

El hombre la acunó en sus brazos, llevándola como a un indefenso gato sumiso, hasta el sillón mas amplio de la sala dónde la recostó colocándose sobre ella, besando con ansias el cuello… lamiéndolo suavemente, quemándole la piel en cada contacto.

- No lo hagas… por favor… - dijo temblando, apenas con fuerzas para empujarlo – Te lo suplico…

- Es hora de que le ruegues a tu Dios… - le susurró al oído mientras con su lengua jugaba con el lóbulo de su oreja derecha – María Magdalena…

- ¡Me confundes! – exclamó forcejeando - ¡Suéltame!

- Muero por hacerte mía… eres deliciosa… ¿Sabías?

- ¡Déjame! – sollozó amargamente - ¡Quítate¡Auxilio!

- Reza… - le dijo con una sonrisa burlona mientras lentamente sus manos se posaban sobre sus pechos - ¡Reza! – ordenó con brutalidad.

- ¡Dios Mío! – gritó mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Extendió los brazos tratando de aferrarse al borde de la mesa junto al sillón, pero ese hombre la jalaba divertido ante sus pobres intentos de huir. Encontró un pequeño frasco circular que sin pensarlo se lo estrelló en la cara; el extraño gritó y pudo ver por primera vez unos ojos dorados que brillaban con furia y… unos enormes cuernos negros en medio de su larga cabellera. La piel del hombre parecía quemarse al contacto con el agua… pero su vista se nubló y se desmayó producto de la impresión.

¨¨¨¨¨¨Fin Recuerdo¨¨¨¨¨¨

Su rostro permanecía rojo por haberle contado semejantes cosas a un pobre niño "inocente" y sin malicia (Nota de la autora: Si ella supiera xD ) y Chrno sin lugar a duda reconoció al autor de semejantes barbaridades… aunque no pudo evitar fantasear un poco ante la narración, que obviamente estaba suprimiendo algunas cosillas subidas de tono, y en el fondo no lo culpó… pues la había estado mirando durante la historia encontrándola muy atractiva.

- No le cuentes esto a nadie ¿Si? – pidió mirándolo sin poder borrarse ese rubor.

- No lo contaré… - dijo pensativo - ¿Te llamó María Magdalena?

- Si… y lo que le aventé fue agua bendita… me la regalaron en un bautizo y la tenía olvidada, pero de algo sirvió.

- ¿Y por qué dijiste que no sabías si lo soñaste o no?

- Pues… estoy casi segura de que fue realidad porque cuando me desperté estaba empapada y la botella se encontraba hecha añicos en la alfombra… - recordó temerosa – Pero mis amigas dicen… - dudó quedando aún mas roja – Nada, olvídalo…

- ¿Qué cosa? – preguntó con curiosidad.

- No no no – negó moviendo la cabeza de un lado a otro – Suficiente te he contado…

- ¡Ándale!

- ¡No¡Eso no! – le jaló las mejillas suavemente – Cuando nos conozcamos más entonces te platicaré sobre eso ¿Si? Es algo muy personal…

- Buueeno – dijo derrotado.

Tocaron la puerta con dos fuertes golpecitos, Rosette se levantó y abrió saludando a Satella con una sonrisa.

- ¿Cómo se portó?

- Muy bien – dijo mirando al pequeño Chrno que estaba junto a ella – No parece un niño de su edad… actúa como si fuera mas grande.

Satella miró de manera asesina a Chrno quien simplemente bajó la mirada evitándola u.u

- Bien, gracias por todo, señorita Christopher…

- No hay de que ¡Hasta luego!

Chrno y Satella abordaron el vehículo rápidamente y se marcharon, aunque el primero no pudo evitar obsérvala mientras se alejaban… ahora que se fijaba bien ese vestido azul solo resaltaba su perfecta anatomía femenina… involuntariamente se sonrojó imaginándose él en lugar de ese demonio que la había estado acosando.

- Morboso – masculló acomodando su cabello pelirrojo.

- ¿Eh¡Claro que no!

- Aja, la estabas mirando como borrego…

- ¿Y si lo hice qué¡Es MI problema!

Mientras discutían, Satella hacía su Alto en la esquina, el sonido de una fuerte explosión los hizo mirar instintivamente hacia el retrovisor a tiempo para ver la puerta de la casa Rosette que volaba por los aires hasta la mitad de la calle.

- ¡Aion! – gritó Chrno dejando que sus ojos resplandecieran de un rojo sangre.

- ¿Aion¿Estás seguro?

- ¡Si¡Ella me contó que ya la había intentado… violar!

- ¡Santo Cielo¿Qué esperas¡VAMOS!

Salieron disparados del automóvil, en la carrera Satella sacó un guante negro, con una gran gema en medio, que se lo colocó a toda velocidad. El pequeño niño le llevaba una gran delantera, sentía el corazón latirle con furia, su hermano… hacia años que no lo veía. Entró enfocando rápidamente sus ojos furiosos en la chica acurrucada en el rincón de la sala temblando, cubriéndose el rostro con los brazos, sólo atinó a correr a su lado ignorando la mirada dorada sorprendida que lo seguía.

- ¡Rosette¿Estás bien! – preguntó asustado abrazándola con fuerza.

La rubia lo miró sin detener el temblado de su cuerpo.

- Ten cuidado – dijo mirando al frente.

Chrno se giró con una lentitud casi desesperante, mirando al imponente ser con alas y traje blanco que se erguía con una gran espada en la mano y grandes cuernos negros.

- ¿Has perdido tus cuernos, o qué? Pequeño – preguntó tratando de ser indiferente pero con cierta preocupación en su voz.

- Aion… - se levantó poniéndose frente a la chica - ¿Qué intentas?

- Nada que sea de tu incumbencia, hace muchos años que decidiste separarte de mí… - gruñó – de nosotros… ¿Y por qué estás con esa apariencia?

- ¡Tampoco es de tu incumbencia! – gritó enojado.

- No le grites a tus mayores – agitó su espada con fuerza levantando piedras del suelo, despedazando el hermoso acabado de la alfombra, y lanzándola con tra ellos.

Rosette gritó y se refugió en sus brazos como si eso la fuera a salvar… escuchó el ruido de las piedras proyectándose a sus lados… pero no contra ella, acechó temerosa sobre sus brazos notando que estaba refugiada en una especie de capullo negro… lo tocó con curiosidad con las yemas de los dedos.

- No hagas eso – le susurró una voz en su nuca.

El capullo se abrió y levantó asustada la vista, sus ojos estaban desorbitados, junto a ella estaba otro chico de la misma estatura que el tal Aion, con enormes alas que la habían protegido y… cuernos… Una rápida imagen le vino a la mente cubriendo sus mejillas de un tono rojo vivo¡Era él¡No podía ser verdad…! Deslizó la mirada por la larga cola que le nacía de la nuca y se cubrió la boca asustada, pero no retrocedió, estaba demasiado conmocionada por su presencia; pero recordó al pequeño niño que la estaba defendiendo y miró en todas direcciones, aterrada.

- ¿Y Chrno¿Dónde está Chrno?

- ¿Si? – dijo el chico algo apenado, tendría que dar largas explicaciones después…

- ¡Dios Mío! – exclamó - ¿Eres Chrno!

- Si…

- Como siempre aprovechando de tu apariencia de niño para acercarte a las mujeres – dijo Aion moviendo su espada de manera amenazadora - ¿Y qué harás¿Atacarme¡Hazlo¡Mata a tu hermano!

Rosette se incorporó refugiándose tras Chrno, sintiendo seguridad tras su cuerpo… aunque algo nerviosa…

- Mátame tú, Aion… así serías más feliz sin la existencia de alguien como yo en tu feliz familia…

Aion entrecerró los ojos furioso, pero con cierto brillo lastimoso en ellos; bajó la espada y se acercó hasta Rosette quien tembló al verlo tan cerca, aferrándose a las alas de Chrno; tomó su mano contra su voluntad y la besó suavemente, la chica se la arrebató de inmediato pegándose más al demonio de cabello morado.

- No importa donde la guardes… la encontraré – le dijo Aion dándole una última mirada a Chrno y salió por la puerta trasera con paso lento.

Satella estaba estática en la puerta, jamás había visto al hermano de Chrno y optó por no intervenir en pleitos familiares… su misión era ver por la seguridad de Rosette y ella estaba bien.

- ¿Estás herida? – preguntó Chrno mirando su polvoriento vestido.

Rosette negó rápidamente con la cabeza aún con las mejillas sonrojadas. Chrno pudo notar de inmediato ese suave tono rojo que adornaba el rostro risueño de la chica… y recordó parte de su conversación telefónica…

¿Mi amor platónico? Ah… estem... Neh… no fue él… pero ambos tenían… ya sabes… Cuernos…

¿Acaso… se refería a él…?

- No pienses estupideces – se dijo así mismo convenciéndose de estar equivocado.

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Iep... ¿Qué les parecio? Ahhh no sé ustedes pero me encanta el personaje de Aion :P weno... es un malvado, pero es mi malvado favorito ;)

Ñam... ¿Qué más...?

/me intenta recordar... o.o

Ahhh ya no sé >.

REVIEWS! pls:D

Helena Venus