Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.

Rating: Va a comenzar siento T+ pero probablemente suba a M.

Aviso importante: Conforme avance el fic, se van a abordar temas no aptos para todo público, se recomienda que no lean menores de edad o personas sensibles a ítems como violencia, sexo, conspiración y muerte de personajes.

No me voy a centrar en el romance, porque quiero probar con otro tipo de narrativa, voy a experimentar con el género de aventura, misterio y otros sentimientos como el odio, el egoísmo, la lujuria y la ambición. Respecto a parejas, algunas serán crack, otras canon (De antemano aviso que no habrá NaruHina fuera del primer capítulo).

Se recomienda discreción al lector.


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One last thing

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I.

Shitsubou

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— Fue una gran reunión la de ésta noche, ¿No? — Preguntó una hermosa peliazul mientras caminaba tomada del brazo de su novio Naruto Uzumaki.

— Si, fue genial verlos a todos de nuevo, hace mucho tiempo que no lo hacíamos, Dattebayo…

Caminaban por las calles oscuras de Konoha, pero se sentían seguros, pues estaban en su aldea natal, aquella que fungía como la capital de la alianza shinobi.

— Estaba pensando, Hinata-chan… — Naruto se detuvo y Hinata lo miró atentamente. — ¿Crees que sea muy pronto para que vaya a tu clan a pedir permiso para que podamos salir oficialmente?

El rostro de ella se coloreó de rojo y aquello hizo sonreír al rubio, le gustaban todas las reacciones que causaba en ella.

— ¿Estás seguro? — Preguntó ella un poco nerviosa, sintió la necesidad de jugar con sus dedos, pero se armó de valor y trató de permanecer lo más tranquila posible. — Para padre eso implicaría que nos estamos comprometiendo quizás para contraer matrimonio en el futuro. — El rojo de sus mejillas se intensificó al decir aquello.

Naruto sonrió y rascó su nuca un poco apenado.

— Ya lo había pensado, quizás esa sea una buena idea, digo, si no te arrepientes cuando me conozcas más.

Ella negó fervientemente con la cabeza.

— Jamás podría arrepentirme de conocer a Naruto-kun, te he admirado toda mi vida y estoy segura de lo que siento por ti. — Cerró sus ojos y exclamó con más fuerza de la necesaria, demostrando lo avergonzada que estaba, pero al mismo tiempo demostrando la fortaleza de sus sentimientos.

Él sonrió con calidez y tomando delicadamente la barbilla de ella, depositó un breve y casto beso en sus labios. Cuando se encontraron sus miradas, sonrieron como si hubieran cometido alguna travesura y continuaron con su camino.

Cuando llegaron al complejo Hyuuga, se despidieron con un beso igual de casto.

— Regresa a salvo de tu misión, Naruto-kun. — Le dijo ella aun tratando de calmar los frenéticos latidos de su corazón.

— No te preocupes, será pan comido, lo difícil será estar fuera de la aldea tantas semanas. — Hizo un puchero como si fuera un niño pequeño. Hinata le sonrió y acarició su mejilla.

— Es importante que el héroe de la guerra ninja continúe trabajando por la paz, confío en Naruto-kun más que nadie en el mundo.

— ¿En serio?

— Hai. — Y poniéndose de puntillas, depositó un beso en su mejilla. — Confiaría mi vida a Naruto-kun.

Fue turno de él para sonrojarse y darse media vuelta, pues si seguía ahí, no sería capaz de marchar a su misión.

— Nos vemos pronto, Hinata-chan.

— Hai, ve con cuidado.

Y una vez que el rubio hubo desaparecido del horizonte, tocó la gran campana de la entrada en espera de que el portón se abriera.

— Buenas noches Hinata-sama, Hiashi-sama y su abuelo desean hablar con usted. — Anunció Ko, quien fue quien abrió la puerta.

Si no fuera porque se encontraba tan emocionada y exaltada por su recién encuentro con el rubio, se hubiera percatado de la preocupación de su protector.

— Hai, iré ahora mismo. — Le dedicó una reverencia al castaño y marchó en dirección a la gran mansión.

Había pasado poco más de medio año desde que la guerra ninja había acabado. Hubo grandes bajas como las cabezas de los clanes Nara, Yamanaka y Aburame, además de muchos heridos y gente que quedaría con secuelas físicas y psicológicas por el resto de sus vidas, pero en Konoha nadie se daba por vencido.

Tsunade regresó a su puesto de quinta Hokage, pero ya empezaba a inmiscuir a Kakashi Hatake en todos los deberes de ser Hokage, pues deseaba retirarse lo más pronto posible. Ya estaba cansada y consideraba que Konoha merecía un líder más joven y dispuesto a gestionar los nuevos tratados de paz y de comercio que estaban surgiendo en el mundo shinobi.

Actualmente Naruto y Hinata tenían cuatro meses de haber comenzado a salir, solían almorzar juntos en los campos de entrenamiento o cenar en Ichiraku ramen cuando ella salía a una misión. Las cosas marchaban realmente bien entre los dos y la gente los consideraba como la pareja más adorable de la aldea.

Naruto se encontraba muy feliz, pues Sasuke había regresado a la aldea, lo malo, que él debía pasar un par de años en la cárcel de la aldea, pero estaba seguro de que cuando Kakashi-sensei fuera Hokage, juntos encontrarían la manera de sacarlo lo más pronto posible. Sin él, no hubiera sido posible ganar la guerra, aunque en realidad ese argumento ya había servido para evitar la condena de muerte para el Uchiha.

Sakura continuaba su trabajo en el hospital de Konoha, desarrollando nuevos ninjutsus médicos y preparándose para en unos años asumir el puesto de directora del hospital. Estaba feliz y entregada a su trabajo.

El equipo Ino-Shika-Cho entró a trabajar al departamento de inteligencia de Konoha, Ino era la asistente de Ibiki, pues se estaba especializando en el área de interrogatorios. Shikamaru hacía labores de inteligencia y Chouji lo ayudaba, aunque también se estaban preparando para tomar el liderazgo de sus respectivos clanes. Tenten y Lee alcanzaron el rango Jounnin y continuaron cumpliendo misiones y junto a Kakashi, cuidaban de Gai-sensei.

Kiba también llegó al rango de Jounnin y solía dividir su tiempo entre seguir especializándose como ninja de rastreo y cortejar a cuanta chica hermosa pasara frente de él. Por su parte, Shino, al morir su padre, el hermano menor de su padre tomó las riendas del clan y él se sintió libre de tomar la profesión que quisiera, así que se preparó para ser profesor en la academia shinobi, pues deseaba contribuir en la formación de las nuevas generaciones y cuidar que la voluntad de fuego siguiera en los corazones de los futuros shinobis.

Así iban las cosas en Konoha, la calma que prosigue a la tormenta suele ser sobrevalorada porque se cree que no puede llegar una tormenta tan pronto como terminó la anterior. Pero estaban equivocados, y eso lo iban a aprender con sangre y sudor los integrantes del equipo ocho.

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Hinata caminaba hacía el doujo de meditación que solían utilizar su padre y su abuelo, muy sonriente y con pasos firmes. Al llegar se hincó frente a la puerta mientras tocaba esperando permiso para entrar.

— Adelante. — La voz de su padre le respondió y abrió la puerta, después se puso de pie y entró, se volvió a hincar y cerró la puerta de madera y papel. Finalmente se puso de pie y caminó hasta el cojín vacío que se encontraba frente a su padre y abuelo, aunque extrañamente Hanabi también estaba ahí.

La peliazul se preocupó al ver el rostro compungido de su hermana, era apenas un leve fruncimiento de entrecejo, pero ella la conocía lo suficiente para saber lo que sentía.

— Has tardado en regresar, niña. — Dijo su abuelo mientras servía una taza de té y se la ofrecía a la chica. Ella la aceptó con la elegancia y etiqueta que se le había enseñado desde niña.

— Lo siento, el entrenamiento se ha extendido un poco más el día de hoy. — Hizo una breve reverencia y regresó a su posición recta.

— Hanabi y tu deben pelear ésta noche — Hiashi tomó un sorbo a su té. — El consejo del clan ha decidido que es momento de elegir a una heredera.

— Yo acepto la pelea — Respondió Hanabi y cerró los ojos. Sabía que Hinata había mejorado mucho y si le preguntaban, diría que no sabía quién ganaría.

— ¿Qué sucederá con quien pierda? — Preguntó Hinata con preocupación, de pronto la felicidad de estar con el rubio se esfumó y dio paso a la precaución.

— Será sellada y asignada al Bouke como muestra de que la rama principal está conformada solo por lo mejor.

Fue turno de Hinata para fruncir un poco el ceño, pero solo un poco, pues ese era el máximo gesto facial que era aceptable dentro del clan Hyuuga.

— Sabemos que has mejorado, Hinata. — Hiashi habló sin ningún atisbo de emoción, como si no estuviera hablando de sus dos hijas. — Así que con una última pelea será suficiente para determinar la supremacía de una de ustedes, la que será mi heredera.

Hinata apretó los puños que estaban sobre su regazo y respiró profundamente antes de hablar.

— Si ese es el caso, apelo a mi derecho de nacimiento para renunciar a mi puesto como heredera del ancestral clan Hyuuga. — Hanabi abrió los ojos y miró a su hermana, mientras Hiashi negó con la cabeza y el abuelo Hyuuga suspiraba cansado. — Yo, Hinata Hyuuga, ante dos testigos del consejo, renuncio a mi derecho de nacimiento. — El silencio gobernó en el doujo y Hinata dedicó una suave sonrisa a su hermana. — Confío en que Hanabi-sama será capaz de liderar al clan mejor de lo que yo podría hacer.

— ¿Es tu última palabra? — Preguntó el abuelo Hyuuga.

— Hai.

— Explica el motivo de tu renuncia. — Inquirió Hiashi y se puso de pie. La boca de Hanabi se secó.

— Deseo mantener a mi hermana menor a salvo del agravio que significa ser marcada.

— Serás enviada al Bouke. — Recordó el abuelo.

— Está bien. — De pronto sus mejillas se colorearon — Las personas del Bouke pueden pedir un permiso especial para vivir fuera del clan.

— ¿Debo pensar que estás renunciando a tu lugar como mi heredera para salir del clan? ¿No portas con orgullo tu apellido? O... ¿Es acaso por tu relación con el joven Uzumaki? — La mirada de Hiashi se afiló.

Hinata se sorprendió de que su padre lo supiera, no sería capaz de haberla mantenido vigilada… ¿O sí? Justo cuando despegó sus labios para decir algo, su abuelo se puso de pie.

— Despreciar su linaje por un hombre… Todos en esta habitación sabemos que Hinata-sama es más fuerte que Hanabi-sama, pero tu debilidad de carácter y fantasías de amor te hacen un fracaso a mis ojos. — El abuelo alzó una mano y un par de ninjas Hyuuga entraron y sujetaron a Hinata de los brazos y la pusieron de pie.

— En efecto, Hanabi tenía la oportunidad de ir al Bouke al ser más débil que tú, pero un Hyuuga fuerte como tú, no. Te convertirías en un símbolo de esperanza para ellos y eso es inadmisible. — Hiashi miró a los guardias. — Enciérrenla en los calabozos de la mansión. Más tarde nos encargaremos de decidir qué haremos con ella.

Hinata sintió como los guardias le ponían un par de esposas que se encargaban de absorber el chakra y golpearon los tenketsu de sus brazos para que se detuviera su flujo de chakra y no pudiera defenderse.

¿En qué momento las cosas habían resultado así? Pensó que aprobarían su relación con Naruto, era el héroe de la guerra ninja y su clan siempre buscaba hacerse de poder político, ¿Por qué?

— En estos momentos quedas expulsada del clan y despojada de todos tus privilegios, honores y posiciones dentro del clan. Hanabi, pasa a ser la heredera, — Hiashi miró a su hija menor. — No seas un fracaso como tu hermana. — Alcanzó a escuchar Hinata mientras la sacaban a empujones del doujo.

Hiashi y el abuelo abandonaron el doujo, dejando a una consternada Hanabi en su lugar.

«Todos en esta habitación sabemos que Hinata-sama es más fuerte que Hanabi-sama». Esas palabras se repetían en la mente de Hanabi una y otra vez. Amaba a Hinata pero oír esas palabras de parte de su amado abuelo… No, ella no iba a ser gentil como su hermana. La fortaleza de Hinata había surgido gracias a su admiración hacía un hombre, su decisión de ser mejor fue inspirada por elementos externos a su orgullo Hyuuga y ahora el resultado de ello era su destierro del clan.

No, Hanabi iba a ser fuerte por Neji, por su padre y por su legado. Iba a ser fuerte y un día conseguiría unificar el clan y traer de regreso a su hermana, para así demostrar que era más fuerte que ella y que había conseguido lo que ella no.

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Había pasado una semana desde la última reunión de compañeros de generación, y Kiba aún esperaba una respuesta de aquella hermosa rubia a la que invitó a salir, pero al parecer la Yamanaka lo había olvidado porque jamás lo buscó.

— Odio tener tanto tiempo libre — Metió un dedo en su oreja y se rascó. — No entiendo por qué no hemos tenido ninguna misión en una semana, Akamaru. — El perro ladró. — Ya sé, pero tampoco quiero llegar a casa, huele muy raro últimamente... ¡Lo tengo! — Se levantó de golpe. — Vamos a buscar a Hinata, quizás un poco de entrenamiento nos caiga bien.

Avanzó por las calles de la aldea seguido de su fiel amigo. Tocó la campana del portón del ancestral clan y un Hyuuga le abrió.

— ¿Qué desea?

— Busco a Hinata, soy su compañero de equipo.

— Hinata-sama no se encuentra disponible en estos momentos. — Respondió de manera seca el sirviente.

— Oh, bueno, ¿Puede decirle que me busque en cuanto pueda? — Preguntó el Inuzuka.

— Lo siento, nadie puede molestar a Hinata-sama, intente dentro de unos días. — Y le cerraron la puerta en la cara.

Realmente odiaba a todos los estirados del clan Hyuuga, en serio no entendía cómo fue que su dulce compañera de equipo había nacido en ese lugar. Muy molesto emprendió el regreso a su casa. No tenía caso buscar a Shino, él estaba muy ocupado últimamente con las clases de la academia ninja.

Llegó a los enormes terrenos del clan Inuzuka, no tenían un gran portón como el de los Hyuugas, pero si una barda de dos metros que impedía que los perros salieran. Empujó la puerta de madera y entró.

Siguió el camino de piedra que lo dirigía la casa principal, en su clan no había división de ramas, en realidad no eran un clan muy grande, pero todos se llevaban bien, o eso pensaba él. Abrió la puerta de su casa y encontró a su hermana revisando unos papeles en la mesa principal.

— ¿Hay algo nuevo? — Preguntó sin saludar, sus modos no eran mal vistos dentro de su clan, bueno, siempre y cuando su madre no estuviera cerca.

— Kiba, debemos hablar. — Dijo Hana, mientras apretaba sus sienes en búsqueda de impedir que avanzara su dolor de cabeza.

— ¿Qué ocurre? — Se dejó caer en una silla y subió los pies en la mesa.

— Kiba, el consejo del clan quiere que Akamaru se quede en casa unos días para que se aparee con unas cachorras que están en celo.

— Oh amigo, te va mejor que a mí en esas cosas, suertudo. — Y le dio un pequeño codazo al gran perro que estaba sentado a su lado. Akamaru ladró.

— También hay otra cosa. — El semblante de su hermana se ensombreció. — El clan está presionando para que apliques a ANBU, consideran que es necesario que el clan incremente su presencia dentro de puntos de mayor importancia en la aldea. Creo que han tomado esa decisión en vistas de que los hijos del triángulo Ino-Shika-Cho están dentro de la torre trabajando.

— No me interesa, Hana, te lo he dicho mil veces, estoy bien siendo jounnin, la paga es buena y tengo tiempo para dormir.

— Kiba, sabes que en nuestro clan los hombres deben obedecer…

— Si, si, ya me contaste mil veces la historia de por qué papá salió corriendo de aquí. Pero no creo que haya ningún problema, alguna de las chicas del consejo puede meterse a ANBU si así lo desean.

— Kiba… — El tono de reproche de su hermana lo fastidió.

— Hana, no me interesa. Voy a dormir. — Y se marchó junto a Akamaru escaleras arriba a su habitación.

Pronto cayó la noche y se acostó en su cama, aún con las palabras de su hermana en mente.

— No me interesa cambiar mi vida, no son ellas quienes se van a jugar el pellejo en ANBU, tal vez debería irme como escolta del señor feudal en la capital, por lo menos dejaría de escuchar las peticiones de Hana y los gritos de mamá. — Dijo para sí mismo y para Akamaru, quien lanzó un pequeño gruñido dando a entender que estaba de acuerdo con su amigo humano. — Aunque tú vas a tener unos días felices. — De pronto tuvo una idea. — Ya sé, yo también puedo tener un poco de desestrés. — Y metió la mano bajo su cama y sacó una revista para caballeros.

Sacó una lámpara y un pañuelo que tenía dentro del cajón de su mesa de noche y se sumergió entre sus cobijas. Empezó con su particular empresa cuando de pronto se percató del ruido que hicieron unos kunais volando fuera de su habitación. Dejó la revista y todo dentro de sus cobijas, se acomodó la ropa y salió descalzó hasta el patio trasero de su casa.

Si le hubieran dicho lo que iba a presenciar, jamás lo hubiera creído. Las mujeres de su clan tenían rodeada a su madre, quien con un solo kunai desviaba los que ellas le lanzaban.

— ¿Qué demonios está sucediendo aquí? — Preguntó Kiba con ferocidad. Akamaru a su lado se puso rígido y comenzó a gruñir a los perros que acompañaban a las mujeres.

— Esto no es de tu incumbencia, largo. — Le gritó Tsume mientras continuaba luchando, cuando de pronto un kunai rozó su costado y con ello bajó la guardia.

— Kiba, regresa a la casa. — Hana llegó a su lado, y con la tristeza reflejada en su rostro le dijo lo siguiente. — Estás interfiriendo en el viejo ritual del clan.

— ¿Ritual? ¿De qué hablas? — La desesperación comenzó a hacer mella en Kiba, uno de los perros atacó al perro de su madre, y otros más se unieron a la batalla.

— Kiba, regresa a la casa. — Un par de lágrimas surcaron el rostro de Hana. — O irán tras de ti.

— ¡Que lo intenten! — Exclamó — Akamaru, vamos. — Y entonces se lanzaron para llegar junto a Tsume.

Akamaru apartó con gruñidos a los demos perros y lobos que atacaban al compañero de Tsume, mientras la mujer daba un paso lejos de Kiba.

— Mocoso impertinente, te dije que esto no te importa. — Murmuró Tsume mientras sostenía una herida en su brazo.

— Kiba, tienes un segundo para largarte con la cola entre las patas o el siguiente serás tú, los hombres no pueden presenciar el ritual de renovación. — Gritó una de las mujeres mayores que atacaban a su madre.

— Me vale mierda su ritual o lo que sea, están lastimando a mi madre y no me quedaré sentado con los brazos cruzados. — Exclamó él mientras tomaba un kunai del suelo y se ponía en posición de ataque.

Tsume sonrió con tristeza. Había criado a un chico muy idiota, pero de buen corazón. Entonces un nudo se formó en su garganta, toda su vida había estado consciente de que ese momento llegaría, que el ritual en el que murió su madre la iba a juzgar como hizo con todas las líderes del clan Inuzuka desde tiempos inmemoriales. Tal vez no eran tan antiguos como los Hyuuga o los Uchiha, pero también tenían tradiciones arcaicas.

Miró a Hana y le pidió perdón en silencio. Ante su muerte ella iba a tomar ahora las riendas del clan y viviría al igual que ella, con la preocupación de no saber cuándo sería su turno de luchar en el ritual Inuzuka.

— Hana, llévate a este pedazo de idiota y prepárate, es tu turno de mantener a flote el clan, recuerda todo lo que te enseñé. — Tsume golpeó a Kiba con fuerza en la nuca y lo dejó inconsciente. — Mi muchacho... sé fuerte. No es fácil ser hombre en el clan Inuzuka. — Le dijo antes de comenzar a pelear. — Akamaru, cuida de él.

El perro de pelaje blanco sollozó y siguió a Hana, quien tomó en sus brazos al chico y lo arrastró en dirección a la casa. Contuvo las lágrimas y miró una última vez a su madre.

Sin perder tiempo, llevó a Kiba y a Akamaru al interior de la casa, donde cerró con llave la puerta y se sentó junto a su hermano, llorando y lamentando que el ritual hubiera llegado tan pronto. No se sentía lista para tomar el lugar de su madre.

Un rato después, Kiba despertó y miró con furia a su hermana.

— Exijo que me expliques por qué demonios estamos aquí y no afuera con madre. — Gritó con furia.

— Te lo explicaré… — Hizo una pausa, había tenido tiempo suficiente para limpiar sus lágrimas y ordenar su cabeza. — Como sabes nuestro clan tiene un gobierno matriarcal, pero no solo eso, sino que se funda en el principio del más fuerte. — Kiba apretó los puños. — La matriarca será puesta a prueba cada cierto tiempo por las mujeres más fuertes del clan, madre ya había luchado antes y logró sobrevivir. De esa manera demuestra que sigue siendo la hembra alfa y todos se inclinan ante ella.

— ¿Por qué nunca supe de eso? — Preguntó mientras comenzaban a sangrar sus puños de la presión que ejercía.

— Porque ni tú ni los hombres no pueden presenciar el ritual, temo que te hayas metido en problemas al saltar a defender a nuestra madre, eso podría significar que desafías el matriarcado y que buscas oponerte a las leyes del clan. Por eso madre te dejó inconsciente. — Hana miró el reloj que había en una pared, pronto saldría el sol y con ello debían salir y saber si su madre lo había logrado.

Voy a morir, Hana — Le dijo su madre hace unos días. — Es común que una matriarca supere el ritual una vez, pero aún tengo un par de lesiones que obtuve en la guerra ninja, y no soy tan optimista como para creer que la volveré a librar. Así que vete preparando y cuida que el idiota de Kiba no se meta en problemas, ese mocoso no atiende a razones y temo lo que puedan hacerle las personas del consejo si él se mete.

— Kiba… — Dijo Hana.

Pero entonces la puerta de la casa fue abierta de una patada y por ella entraron las mujeres del consejo.

— Venimos en búsqueda de la nueva líder del clan. — Exclamó una de las mujeres, Hana vio que el cielo comenzaba a pintarse de naranja.

— Yo soy Hana Inuzuka y reclamo mi derecho de nacimiento. Soy su nueva líder y guía de la manada. — Repitió las palabras que su madre le había enseñado hace tantos años, cuando iba a vivir el primer ritual.

Todas las mujeres se inclinaron ante Hana, reconociéndola como su nueva líder.

En cambio, el corazón de Kiba se detuvo y salió corriendo de la casa, encontrando en el patio trasero, el cuerpo sin vida de su madre.

Se sentía estúpido por no haber podido hacer nada para ayudarla, esas estúpidas leyes de clases y las malditas heridas que le robaron la vida a su madre. Sollozó y Akamaru aulló de dolor, también el compañero perro de su madre estaba muerto, ese ser gris con un parche, era abuelo de Akamaru, y quien lo entrenó antes de ser puesto en las manos de Kiba.

— Siempre tuviste que protegerme — Dijo mientras sorbía y dejaba salir miles de lágrimas. — Yo quería protegerte, demostrarte lo bueno que podía hacer… y no me dejaste, ¿Por qué, madre?

Abrazó el cuerpo sin vida de su madre y se manchó con la sangre que aún permanecía fresca. Pero antes de que pudiera hacer algo más, un kunai se incrustó en su brazo izquierdo.

— Líder, tu primer acto oficial es ordenar el arresto de Inuzuka Kiba por obstruir el ritual de la antigua matriarca.

Los ojos de Kiba se abrieron a lo máximo y pudo ver el rostro sin emoción alguna de su hermana.

— Kiba será incomunicado por unos días… — Intentó decir, pero la mujer más anciana del consejo de acercó.

— La insolencia que hizo el joven Inuzuka amerita más que un simple encierro. Su castigo será permanecer en la bodega del clan, entregando su semilla, dios sabe que los hombres no aguantan estar entre nosotras, pero por desgracia los necesitamos para generar descendencia.

Kiba no podía creer lo que estaba escuchando, era ridículo, ¿Lo iban a usar como una especie de vaca, ordeñando semen?

— No pienso hacer nada de lo que digan, este clan está enfermo, ya entiendo porque papá se marchó, debí irme con él. — Escupió, aunque sabía en el fondo de su corazón, lo mucho que amaba a su madre y a su hermana. — Hana… — La miró con súplica, pero las mujeres del consejo también la observaron.

Fue así como Hana comprendió porque su madre era de carácter tan fuerte, solo así se podía gobernar sobre un clan lleno de personas temperamentales.

— El encierro deberá ser suficiente… — Pero antes de que terminara de hablar, una de las mujeres, atravesó el costado de Kiba con una larga lanza. Akamaru se lanzó contra la mujer, mordiendo su cuello y provocando una hemorragia bastante grande. Aquello fue todo.

Tiempo después Hana aún se preguntaría si las cosas hubieran podido salir de otra manera, en un escenario donde su hermano no terminara casi muerto por los ataques que veinte mujeres y sus perros le ocasionarían. Se preguntaría si hubiera podido salvar el ojo izquierdo de su hermano, el cual fue pinchado con un kunai cuando lo trataban de inmovilizar.

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Un par de días después, siendo viernes, Shino regresó a su casa en el clan Aburame, pues entre semana vivía en un pequeño departamento cerca de la academia, pero ahí no podía tener sus colonias, así que iba a casa el fin de semana para cuidar de ellos.

Él se caracterizaba por ser un chico reservado y silencioso, pero si era honesto, la nueva soledad de su casa dentro de los terrenos del clan Aburame lo sobrecogía. Pensar en la muerte de su padre en la guerra ninja lo lastimaba, pero pensar que su madre había muerto de tristeza, lo destrozaba.

Caminó hasta el laboratorio y comenzó a alimentar algunas colmenas y a limpiar a aquellas que hacían un poco de tiradero en su ausencia. Mientras lavaba uno de sus utensilios, encontró un libro que Hinata le había regalado en algún cumpleaños, sabía perfectamente que dentro había un par de flores prensadas para ser usadas como separadores.

Extrañaba a sus compañeros, la academia absorbía casi todo su tiempo, y el poco que le quedaba lo usaba para mantener a sus amados insectos.

Tal vez debería ir a verlos pronto. — Pensó, aunque de pronto le llegó la idea de que ellos también podían buscarlo. — Tal vez están muy ocupados o ya se olvidaron de mi — Hinata estaba saliendo con Naruto y Kiba…, era Kiba, así que por experiencia sabía lo poco sensible que podía ser para mantener sus lazos de amistad.

Ya hacía medio año que esa casa pasaba la mayor parte del tiempo deshabitada, así que decidió que haría un poco de limpieza. Con un pañuelo en la cabeza y guantes de goma, empezó a limpiar el suelo de madera y después enjabonar el piso; sacudió el polvo y abrió las cortinas.

Al terminar, observó complacido su trabajo y pensó que su madre estaría orgullosa de él. Mientras meditaba qué preparar de comer o salir a algún lado, un par de golpes tranquilos se escucharon en la puerta principal. Se dio prisa en abrir y se encontró con Shiki Aburame, el hermano menor de su padre y actual líder del clan.

— Buenas noches. — Saludó el hombre, que también usaba gafas y un enorme abrigo.

— Buenas noches. — Respondió Shino con su característica tranquilidad.

— Hay un asunto que te concierne y quisiera que lo habláramos. Si no es molestia, podríamos caminar un poco, dicen que el aire fresco ayuda a despejar la mente.

— De acuerdo. — Asintió Shino y avanzó detrás de su tío.

Su relación nunca había sido cercana, por lo que Shino se preguntaba qué querría su tío. Cuando murió su padre, el consejo del clan decidió que era necesario que alguien con experiencia tomara las riendas del clan, por lo que eligieron al hermano menor de Shibi Aburame para tomar ese cargo, el cual aceptó con la sobriedad esperada por las costumbres de su clan, pero Shino notó un brillo de satisfacción en sus palabras.

— ¿Te va bien en la academia? — Preguntó de improviso su tío. Shino notó que se dirigían al bosque donde criaban las mayores reservas de insectos del clan.

— Si, es gratificante saber lo que los niños pueden aprender.

— Un trabajo no muy concurrido dentro del clan.

— Padre decía que es importante proteger a los niños y enseñarles el amor por la aldea y su familia.

— Palabras muy sabías de parte de mi hermano — Shiki Aburame concedió. — Sin embargo, me pregunto si realmente planeas quedarte ahí el resto de tu vida.

— No lo sé, pero estoy seguro que es el lugar donde debo estar en estos momentos.

Si alguien los viera de lejos no creería que estaban conversando, sus bocas permanecían ocultas por los grandes abrigos y las gafas negras no permitían ver lo que sus ojos contemplaban.

— En lo personal, he tratado de enseñarle a mi hijo a ser paciente, es un chico listo y quiere hacer lo necesario por mantener fuerte y en alto el estatus del clan.

Shino asintió.

— Me gustaría que dijera claramente lo que tiene en mente, tío, los convencionalismos suelen requerir de tiempo que se podría invertir en cosas más provechosas.

— Así será, sobrino. Hay una antigua leyenda que habla del legendario escarabajo rojo. Se dice que es posible criarlo si se le da de comer sangre del heredero, y es así como obtiene su famoso color rojo.

Shino sintió que la colonia que vivía dentro de él comenzaba a agitarse y comunicarle que había peligro cerca. Entonces el chico se puso en alerta y sintió el chakra de algunas personas acercándose.

— Estoy seguro de que no insinúa que puedo ser alimento para el legendario escarabajo.

— No lo insinúo, lo digo. El consejo aprobó mi sugerencia. Ve el lado positivo, sobrino, todos en el clan agradecerán tu sacrificio, además de que no tendrás que seguir deshonrando el apellido Aburame al ser un simple profesor de niños. — Shino tomó un par de kunais de su pierna y vio llegar a algunas miembros de su clan rodearlo. — Además ya no hay nadie que se preocupe por ti. Tus padres están muertos y tus compañeros de equipo quizás no vuelvan a ver la luz del día.

— ¿De qué hablas? — ¿Qué tenían que ver Kiba y Hinata?

— Hace unos días Hiashi-sama nos ha informado que dio de baja a su hija mayor del registro shinobi, así que imitamos sus acciones y lo hicimos contigo. — Hizo una señal a sus compañeros de que apresaran a Shino. — Y sobre el Inuzuka, su hermana nos informó de que lo dará de baja en los próximos días. Los tres están bajo la antigua regla de Shitsubou.

De pronto Shino sintió un pinchazo en el cuello.

— ¿Shitsubou? — Preguntó antes de caer de rodillas, el veneno que le inyectaron estaba matando a sus amados insectos y al mismo tiempo lo estaba haciendo perder la consciencia.

— Así es, es una de las pocas reglas que comparten todos los clanes de Konoha. Cuando un heredero no cumple con las expectativas, se le deshereda y pueden ser utilizados para cualquier fin que beneficie al clan. En tu caso, vas a encubar una nueva colonia, que se irá alimentando poco a poco de ti, primero tus redes de chakra, después tus órganos, tu carne, tus huesos hasta que solo seas un montón de carne molida. — Shiki Aburame sonrió bajo su gran abrigo. — Y no te preocupes, serás un héroe para el clan, al proporcionarnos ese poder.

Shino intentó moverse, pero no pudo. Sus amigos estaban en problemas y no podía hacer nada por ellos. Kiba y Hinata no lo habían olvidado, estaban bajo esa estúpida regla y él, por estar tan ocupado, no se percató hasta que fue demasiado tarde. Pero no solo ellos estaban en peligro, sentía como su amada colonia, con la que había nacido y que había sido parte de la colonia de su padre, estaba muriendo, uno a uno caían dentro suyo.

Fue así como Shino comenzó a llorar de impotencia… Si tan solo fuera más fuerte. Pero él era un especialista en rastreo, sus amigos eran rastreadores como él. ¿Cómo se iban a defender por sí mismos de sus clanes? Se suponía que un clan te respaldaba y brindaba un hogar. Pero no, al parecer podían pesar más los deseos egoístas de los consejos, importaban más los intereses personales de los líderes. Y con ese último pensamiento, Shino Aburame perdió la conciencia.

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Continuará.


¡Gracias por leer!

Shitsubou: Decepción en japonés.

Dedico éste capítulo a Nava, tu cumpleaños ya pasó pero aún así te deseo un feliz cumple :)

Me temo que éste va a ser mi primer fic que no se centre en el romance. Aún no tengo en mente si habrá parejas y cuales, en su caso, aunque puedo adelantar que habrá lemon y una pareja crack para Hinata. Quise establecer el NaruHina en un comienzo porque va a ser un elemento detonante, pero no será la pareja del fic.

Habrá violencia, malas palabras, un poco de gore, sexo y más violencia conforme avancen los capítulos.

Agradecimientos infinitos a Annie Yue, quién está beteando ésta historia y cuyos comentarios, sugerencias y ayuda son invaluables., es gracias a ella que ésta historia tiene un estilo más pulido (menos errores) y que me señala los puntos de mejora, sin duda hemos trabajado mucho para hacer de éste fic una gran experiencia para los lectores.

Y finalmente, sobre los tiempos de publicación, ya tengo cuatro capítulos listos (las primeras ediciones de los tres primeros capítulos están en mi facebook Tamashitsumo en el álbum Team 8). Así que subiré cada dos semanas un capítulo ya escrito y de ahí las actualizaciones serán mensuales.

De antemano agradezco su apoyo y espero que les guste éste nuevo proyecto.

¡Saludos!

Viernes 29 de septiembre del 2017 (Sí, me gusta publicar en viernes xD)