Hola! Primero que nadap quiero agradecer a esos fieles lectores que siempre leen mis disparatadas historias n.n

Gracias a: Inusuki, Flonne, ale, Rinsita-chan, Renaissance Lady-K y Asuma-chan

Gracias chicas, infinitamente agradecida!

Disclaimer: Ahhh lo de siempre, Chrno Crusade le pertenece a Daisuke Moriyama (me ganoooo ToT) y bla bla bla n.n

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Entre El Cielo & El Infierno

Capítulo IV

Una Vieja Historia

- ¿Chrno? – preguntó atónita con las mejillas suavemente sonrojadas.

- ¿Rosette…?

Rosette se alejó rápidamente retrocediendo de manera torpe a punto de caer nuevamente si Chrno no la volvía a sostener del hombro.

- ¡Perdón! – se disculpó apenada sintiendo como la mano de Chrno le quemaba la piel de los nervios - ¡No me fije¡Lo siento!

- No te preocupes – le dijo indiferente mirando el departamento de arriba del suyo - ¿Tú vives ahí?

- ¿Uh? – levantó la mirada – Sip… la señorita Satella me dijo que estaría segura aquí… aunque aún no sé porque… - meditó – No luce como un lugar muy seguro.

- Tiene la loca idea de que cuidaré de ti – murmuró – Vivo justo debajo de ti…

- ¿En serio!

- Si… - respondió sin comprender la emoción de la chica - ¿Estás viviendo con alguna amiga?

- No, ayer sólo me ayudaron a desempacar… - se cubrió la boca asustada y trató de hablar al mismo tiempo - ¡Discúlpenos si hicimos mucho ruido¡No volverá a suceder!

- Ahhh – entrecerró los ojos molesto consigo mismo de haber necesitado de compañía humana la noche anterior – Eso espero… me dio mucho trabajo dormir con tanto ruido…

- ¡No se preocupe¡No sucederá nuevamente! – el celular de Rosette comenzó a sonar con el opening de Full Metal Alchemist, Rewrite - ¿Aló¡Ahhh¡No grites, Claire¿Qué¡Dios Mío¡Voy para allá!

Colgó y sin despedirse se dio la media vuelta corriendo a toda velocidad, su amiga le acaba de decir que el profesor le daría 10 minutos de tolerancia o suspendería la materia…

- ¡Rosette! – le llamó Chrno haciéndola detenerse en seco - ¿No quieres que te lleve?

La rubia miró el Chevy en el que estaba recargado Chrno y asintió, aunque dudaba que su pequeño corazoncito resistiera tanto… sufriría un ataque de nervios antes… por estar cerca de ese demonio.

- ¿Dónde estudias? – preguntó abriéndole la portezuela como todo un caballero.

- En "Santa Magdalena" – respondió con inocencia.

Chrno se quedó estático¿Cómo se había fijado en el mugre escudo del saco! Golpeó con disimuló el techo de coche dejando helada a Rosette, se había prometido no volver a poner un pie en ese lugar…

- Rosette… yo… - miró fugazmente a la chica hecha un manojo de nervios, siempre se ponía así frente a él – Es una escuela religiosa¿Verdad?

- Si… antes era sólo un convento pero tomó ese nombre porque…

- Ahí vivió María Magdalena – le interrumpió cabizbajo.

- Exactamente…

Meditó rápidamente el asunto, bien podía negarse y bajar a la chica pero… ¿No sería algo demasiado cruel?

- Algún día tendré que superarlo… - pensó cerrando la portezuela de Rosette.

Desde unas esquinas antes se podía ver perfectamente la enorme edificación de un estilo arquitectónico antiguo pero de una belleza cautivadora, y desde esa distancia podía ver perfectamente el punto donde comenzó todo…

Se detuvo en la acera de enfrente sin dejar de mirar la escuela, había cientos de chicas y chicos dispersos por el lugar que ignoraban que esa "leyenda" que siempre contaban los maestros fuera verdad y que uno de los personajes de ella estuviera justamente a unos escasos metros.

- Muchas gracias – dijo Rosette algo incómoda por el repentino silencio que había habido desde que salieron de los departamentos.

- No hay de que…

- Bien… - vio a Anna haciéndole señas de que se apresurara y señalando la torre mas alta del convento, la misma torre que Chrno no dejaba de ver.

- ¿Qué irás a hacer a ese lugar? – le preguntó Chrno tomándola fuertemente de la muñeca antes de que bajara del auto.

Rosette se estremeció, un miedo recorrió desde su muñeca hasta el corazón dándole un escalofrío que casi la convulsionó.

- Estudiar – respondió mecánicamente Rosette.

Anna se percató de que algo extraño estaba pasando y corrió hasta ella preocupada.

- ¿Estás bien? – inquirió tomando de los hombros a Rosette que estaba más blanca que una hoja de papel.

- Si – mintió tratando de evitar los ojos de Chrno.

Anna le dirigió una mirada severa al demonio haciendo que la soltara.

- Vamos… el profesor Remington ha vuelto y te está esperando…

- ¿Remington? – murmuró Chrno inaudible para las chicas.

- ¿Y Economía? Voy a suspender la materia y…

- Remington ya ha hablado con el profesor para que puedas reponer luego esas horas… - miró a Chrno con desconfianza – Mejor hablamos en el camino, vamos Rosette.

- Gracias por traerme – agradeció Rosette haciendo una pequeña reverencia y salió disparada del lugar junto con Anna.

- ¿Por qué corres¡No es para tanto! – gritó Anna tratando de alcanzarla.

- ¡Luego te cuento! – exclamó mirando rápidamente a Chrno, sin duda alguna era un demonio… su sola presencia la estremecía – Sólo quiero alejarme lo más rápido posible…

- Rosette…

Chrno permaneció en el mismo lugar, se había bajado del auto y estaba recargado en un costado mirando el convento… ¡Cuantos recuerdos le traía ese lugar santo! Busco un cigarro en el auto y lo encendió, hacía años que no fumaba… pero eran demasiadas cosas en muy pocos días y él precisamente no se caracterizaba por su fuerza de voluntad y sus buenos hábitos.

- ¿Chrno¿Qué haces aquí? – la voz de su jefa se escuchó acercándose.

- Buenos días, Satella Harvenheit – saludó mientras fumaba distraídamente.

- Pensé que habías dejado de fumar…

- Nunca lo dejé, sólo no se me había apetecido.

- Como sea… Tienes el día libre, tengo varios pendientes que ver en el convento con la Hermana Kate y no estaré en la oficina.

- ¿Cómo qué pendientes? – preguntó con enojo - ¿Cómo el que esa mujer esté en esa maldita torre!

- Uhm… me imaginé que te enterarías de una u otra manera…

- ¿Cómo no iba a enterarme si pusiste a la chica a vivir cerca de mí?

- Era el lugar más seguro que teníamos…

- ¡Pudiste haberme avisado!

- ¡Te hubieras negado! – gritó más fuerte que él dejándolo callado – Ayer le conté varias cosas… traté de suprimir lo más que pude a María Magdalena…

- ¿Cómo que cosas?

- Cosas que ella quería saber… quien era Aion, dónde estaba su hermano, los apóstoles… preguntó por ti pero dije que casi no trataba contigo y te limitabas a trabajar para mí.

- Hm… - suspiró - ¿Y su hermano?

- Sigue en Europa, se negó a venir por más que Fiore trató de convencerlo… al parecer era el sueño de ambos que él lograra esa beca y no quiere desperdiciarla…

- ¿Y la otra apóstol?

- Frente a tus narices en la misma torre que "esa" mujer – lo miró – Remington volvió en la madrugada, la chica, Azmaria Hendric, está viviendo conmigo…

- ¿No puedes llevarte a la otra contigo?

- Es inútil hablar contigo… ¿Qué no entiendes o te haces¡Tú hermano, personalmente, ha ido a buscar a esa chica¿Crees que yo podría hacer mucho contra Aion?

Hubo un minuto de silencio en el que ambos parecían meditar, en una de las ventanas del convento vieron a Rosette platicando animadamente con un rubio alto al que, desde lo lejos, Chrno le gruñó.

- Podría hablar con Remington…

- ¿Para que cuide a Rosette de mi hermano? – preguntó sin creerle.

- Pues ya que tú te niegas…

- De acuerdo… la cuidaré…

- ¡Perfecto! – exclamó sonriente – Bien… ¿De verdad quieres ver por qué Rosette y Azmaria van a esa torre? – los ojos curiosos de Chrno le bastaron como respuesta – Sígueme… y trata de no hacer mucho barullo.

Y en esa, tan mencionada torre, estaban Rosette Christopher, Azmaria Hendirc y Ewan Remington, las dos primeras sentadas en un sillón algo viejo pero conservado y el último de pie junto a la ventana contando la famosísima leyenda del convento, sólo que ahora agregando ciertos detalles… como el hecho de que Magdalena no había muerto a causa de los estigmas como siempre decían, sino que había sido secuestrada por un demonio y muerto a manos de Aion.

- ¿Pero por qué la mató? – preguntó consternada Azmaria, de cabello lila claro, piel blanca con grandes ojos inocentes que remarcaban su edad, 12 añitos.

- Aún no lo sabemos… sólo hay una persona que podría decirnos pero se niega a hablar al respecto… - respondió Ewan mirando disimuladamente a Rosette quien parecía comprender de quien se trataba.

- ¿Chrno? – murmuró para sí misma pero lo suficientemente alto para ser oído por los demás.

- Así es…

- ¿Y por qué se niega? Es decir… ¡Él la secuestró! Mínimo podría contar que pasó…

- Es de carácter algo difícil…

- Si me he dado cuenta – sonrío Rosette jugando disimuladamente con un mechón suelto.

Y las emociones del libre albedrío de Remington le hicieron una mala jugada sonrojándose levemente ante la chica, pero sólo siendo notado por Azmaria que río por lo bajo divertida con la situación.

- Un momento – la sonrisa de Azmaria se borró por completo – Eso quiere decir que sigue vivo… ¡Y que es un demonio! – exclamó asustada recogiendo sus pies sobre el sofá.

- Se separó poco tiempo después de su hermano… unos trabajadores de una Industria nos dijeron haber visto un ser con cuernos deambulando por el lugar… al llegar lo encontramos muy mal herido y por piedad, no sé de que ser, aún conservaba sus cuernos.

- ¿Qué pasa si pierden sus cuernos? – preguntó Rosette interesada.

- Mueren… - suspiró ante el creciente interés de la rubia por la demonología – Los cuernos son la fuente de fuerza en los demonios, absorben energía astral a través de ellos.

- Si no los tienen, no hay como hacerlo – caviló Azmaria con temor, los temas de demonios, cuernos y maldad la aterraban.

Rosette abrazó a Azmaria dejando que su cabeza descansara en su hombro.

- No te asustes… no va a pasar nada.

La puerta de la biblioteca antigua, se abrió haciendo un chillido muy fuerte; los tres presentes se giraron encontrando a Satella y a Chrno.

- Chrno – dijo Rosette sorprendida.

- ¡Chrno! – gritó Azmaria aterrada aferrándose a Rosette y tratando de refugiarse tras el sofá como si fuera un escudo bendecido por el mismo Papa.

- ¿Qué le pasa? – inquirió Chrno en susurro a Satella.

- Supongo que ya les deben de haber contado…

- Ahhh genial…

- ¡Buenos días! – exclamó Satella sonriente acercándose amenazadoramente a Remington encerrándolo en un fuerte abrazo.

- Ahhhhh me ahogas –se quejó completamente rojo mirando tímidamente a Rosette quien reía amenamente.

- ¿Desde cuando vienes a aquí? – preguntó Chrno mirando fríamente a la rubia.

Azmaria ahogó un grito y volvió a esconderse tras Rosette.

- Hace un par de meses – respondió lo más tranquilamente que pudo – La Hermana Kate había insistido en que tomara clases de Demonología… normalmente eran a la última hora… pero hoy me he sorprendido de que sea temprano y con una apóstol.

- Como si eso te fuera a servir – bramó Chrno.

Todos permanecieron en silencio, hasta Satella había soltado a Remington y buscaba la manera mas sabia de en suavizar la situación. Remington se recargó en la ventana y miró por fuera, justo como hacía muchos años había hecho minutos antes de que Chrno entrara y le robara a su amada Magdalena…

- ¡Ya sé¡Tengo una magnífica idea! n.n – exclamó Satella sonriente.

- Conociendo como son tus "magníficas ideas" – comentó Chrno recordando que lo había hecho fingir ser un niño para acercarse a Rosette.

- Ignoraré ese comentario ¬¬

- ¬¬

- Como les decía… Como Chrno tiene el día libre ¿Por qué no salen los tres a divertirse el resto del día? Yo personalmente hablaré con la Hermana Kate para que las deje salir.

- ¿Con Chrno? – preguntó Rosette.

- ¿Con esa mujer? – inquirió indignado Chrno poniendo a Rosette furiosa.

- ¿Con el demonio! – gimoteó Azmaria hundiéndose más en el sofá.

- ¡Que bueno que se llevan bien¡Así que andando¡Vayan! – ordenó Satella jalando a Rosette y Azmaria para luego empujarlas junto con Chrno fuera de la biblioteca.

La puerta se cerró bruscamente dejándola a solas con Remington, quien por cierto estaba algo cabizbajo y sin ánimos.

- Estás algo grandecito para querer salir con ellos – dijo Satella recargada en la puerta mirando a Remington desde el otro lado de la biblioteca.

- Sabes que no es eso – río – No lo entenderías…

Los tres chicos estaban fuera del colegio, Chrno caminando imperante por delante de ambas chicas, Rosette justo tras él y Azmaria temblando aferrada al saco de la rubia.

- ¿Y qué quieren hacer? – preguntó de mala gana Chrno.

- ¡Vamos a alguna plaza! – sugirió Rosette sonriente tratando de calmar a la apóstol – Así podríamos entrar al cine, comer helado, almorzar en algún lado… ¿Tú que dices Azmaria?

- Yo voy en la cajuela – dijo pálida como si estuviera viendo un fantasma.

- ¡Vamos Azmaria¡Diviértete!

Rosette sonreía amistosamente, y sin saber en que momento o cómo, el demonio vio su brazo rodeado por los delicados brazos de la rubia quien le sonreía amigablemente con las mejillas sonrojadas.

Y… tampoco supo como o mucho menos por qué, ese tono sonrojado de las mejillas de la chica inundaban el suyo poniéndolo nervioso y extrañamente feliz.

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Reviews! ya saben que los adorooooo:D

juju un Chrnito n.n quien no quiere un Chrnito! jajaja

Nos leemos pronto! Xaou!

Helena Venus