Disclaimer: Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.

Notas: Capítulo ligero para transitar al siguiente tramo de la historia.

Se recomienda discreción al lector.


"Empecé una broma

Que hizo llorar al mundo entero

Pero no vi que la broma era sobre mi, oh no"

I started a joke / Faith no more

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X

Rojo amanecer

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Rojo. El color rojo era todo lo que sus ojos percibían cuando trataban de mirar hacía el hueco por donde se colaba la luz a la cueva donde estaban. No había sido la idea más brillante regresar a esconderse a la cueva de Tsunade-sama, ahora que Konoha sabía que la mujer había intentado ayudarlos, alguien podría encontrarlos fácilmente. Pero después del desastre que causaron en Konoha, Kiba cayó inconsciente a mitad del camino y entre Shino y Hinata tuvieron que cargarlo hasta su guarida, tampoco podían ir al bar o a la nueva residencia.

— Ese sujeto, Michiaki Kabane va tras tus ojos, Hinata. —murmuró Shino mientras los dos estaban acostados en las nuevas camas de su refugio, estaba mucho mejor condicionado que la primera vez que llegaron, estaba más limpio y había comida suficiente para los tres.

— ¿Qué debemos hacer? —preguntó Hinata mientras limpiaba el sudor de su frente con un paño húmedo. Aquel amanecer era bastante frío pero el cuerpo de ellos hervía debido a la fiebre que padecía sus cuerpos en un intento de combatir las toxinas que habían ingerido y que ahora estaban expulsando de su cuerpo, sumando el cansancio y el dolor se hacían presentes de manera violenta en cada uno de sus músculos. Por lo menos Kiba estaba inconsciente y no estaba sufriendo de los efectos secundarios como los otros dos.

— Tenemos que irnos... el país del silencio será un buen lugar para ocultarnos de Konoha y de Michiaki.

El sonido de las aves anunciando el amanecer era lo único que se escuchaba a parte de sus dificultosas respiraciones.

Hinata se giró para mirar a Shino, quien estaban acostados a su lado.

— Shino-kun... Ahora que matamos a las personas que nos hicieron daño... ¿Qué sigue?

El solo movimiento hizo que una serie de descargas de dolor azotaran el cuerpo de la chica.

— Konoha no dejará de buscarnos, Michiaki también lo hará... debemos desaparecer y empezar una vida lejos... no será difícil, Kiba consiguió los medios para sobrevivir, no podemos hacer menos que eso... ahora Kiba nos va a necesitar más que nunca.

Hinata sintió un nudo en la garganta, ajeno al dolor que envolvía todo su cuerpo.

— Yo... Shino-kun... quiero vengar la muerte de Akamaru... a pesar de que no fue mi culpa, Michiaki estaba ahí por mi.

Shino exhaló pero se arrepintió de hacerlo, el dolor era casi incapacitante.

— Ir directamente a los golpes no servirá con ese hombre... quizá solo Kakashi Hatake y su sharingan podría ser un rival para él.

— Pero dudo que Konoha... —empezó a decir Hinata pero de pronto tuvo una idea. — ¿Tenten-san quería ayudarnos, no?

— Sí, ¿Qué tienes en mente, Hinata?

— Podríamos arreglar un escenario en que Konoha se encuentre con Michiaki y ellos se hagan cargo de él.

Shino meditó sobre las palabras de su amiga.

— ¿Sabes que si no nos vamos ahora, probablemente sea una condena de muerte para todos? Ya sea alguna aldea ninja, un cazarrecompensas o Michiaki nos encontrará y al parecer los efectos secundarios del Akai Chi son más fuertes de lo que imaginé...

— Ko hará cualquier cosa que le pida, y Tenten-san podría simplemente ser una mensajera...

— Hinata... tuvimos suerte de que Naruto ni Sasuke Uchiha estuvieran en la aldea cuando atacamos... de verdad tenemos que irnos ahora o no habrá un futuro para nosotros.

El silencio los envolvió de nuevo. Shino a pesar de su rostro serio, soltaba pequeños quejidos cuando una ráfaga de dolor lo envolvía, definitivamente debía preparar algún analgésico para cuando terminarán de usar el Akai Chi, su cuerpo de por sí estaba dañado por culpa de su clan, y ahora le sumaba el daño que él mismo se ocasionaba.

— Pero Akamaru...

En un exabrupto causado por el dolor y el cansancio, Shino se giró y sostuvo a la chica de las manos con más fuerza de la necesaria.

— Nada te asegura que las palabras que Ko Hyuuga te dijo sean ciertas, no me voy a quedar un segundo más en el país del fuego, si tu quieres ir tras Michiaki, estás sola, Hinata, Kiba se irá conmigo, así tenga que llevarlo dormido a cuestas.

Hinata sintió sus manos ser estrujadas por el chico, quien la soltó solo porque el dolor de su cuerpo no le permitió seguir ejerciendo fuerza.

— Shino... —murmuró la chica cuando vio una lágrima que se derramó en el rostro del Aburame que volvió a acostarse boca arriba.

— Lo siento, Hinata, pero estoy cansado... de alguna manera siento que todo acabó y eso está bien para mi, no quiero más problemas, solo quiero vivir en paz.

Hinata también comenzó a llorar, y cada sollozo le dolía como mil infiernos.

— Hola, padre.

Hiashi Hyuuga miró con odio a la mujer de cabellos azules que estaba parada frente a él, pero antes de que pudiera lanzarse contra ella, Ko lo sujetó de las manos.

— ¿Qué haces, idiota?

— No lastimará a Hinata-sama de nuevo.

— ¿Estás traicionando a tus líderes solo por una niña sin valor? —exclamó el abuelo Hyuuga, cuando sin poder reaccionar a tiempo, Hinata lo golpeó cerrando sus puntos de chakra.

— Hinata-sama es la verdadera heredera del clan, la lealtad del Boke siempre estará con ella. —dijo Ko mientras Hinata se acercaba y cerraba los puntos de chakra de su padre, entonces los insectos de Shino sujetaron las manos de ambos hombres y los obligaron a arrodillarse ante ellos. Una vez que Ko tuvo las manos libres, se arrodilló frente a Hinata e hizo una reverencia con la cual su frente tocó la tierra.

— Si Hinata-sama nos dice que sigamos a Hanabi-san, lo haremos, pero la mayoría piensa que ella seguirá los pasos de su padre... aún si no puede regresar a reclamar su lugar para dirigirnos, su palabra será nuestra ley porque siempre nos vio como iguales y sabemos que Hinata-sama heredó la voluntad de Neji-sama. —dijo Ko mientras se levantaba un poco pero permanecía de rodillas.

— Sigan a mi hermana, ella hará lo correcto... confío en ella.

Ko asintió y con una sonrisa bajó la mirada, aceptando el mandato de su líder.

— Así que el Bouke le rinde pleitesía a una desertora, que bajo ha caído el clan... —murmuró el abuelo, cuando Kiba lo pateó en el estómago sin ningún miramiento.

— Solo pueden hablar si alguien les pregunta algo.

— Creen que nos doblegaremos ante tres mocosos... —Kiba golpeó a Hiashi hasta que la sangre empapó su ropa, salpicando al abuelo que miraba con evidente miedo en su mirada.

— Podrán decir que somos unos mocosos pero hemos causado suficiente muerte como para saber que no volveremos a sentirnos jóvenes. —dijo Shino mientras Kiba se limpiaba los puños en la ropa de Hiashi y después retrocedía.

— No den un paso... —Hiashi sintió el chakra de Shikamaru y de su hija llegar. Sonrió socarrón porque aún si ese era su final, le había dado a Shikamaru todas las herramientas para destruir a Hinata, no solo para vencer su técnica de pelea, sino para destruirla emocionalmente.

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Unos días después

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— ¿Ya tienes un plan en mente? —preguntó Kakashi cuando Shikamaru le informó que necesitaría a Sasuke y una autorización para salir de la aldea.

— Sí, tengo información que me gustaría verificar por mi cuenta.

Kakashi se recargó en su silla y suspiró.

— Necesitas un equipo, no vayas solo.

— Sí, también iba a pedirte apoyo.

El peligris asintió.

— Bien, ¿A quién tienes en mente?

— Ino y Chouji.

— Ino está en entrenamiento con Ibiki-san, no puedo dejarla ir.

Shikamaru chaqueó en un gesto serio pero decidido.

— Entonces con Chouji bastará.

— ¿No quieres que un par de ANBUs te acompañen? O el equipo Gai no se negaría a ir contigo.

— Para el plan que tengo en mente solo necesito a Chouji y que Sasuke y sus serpientes sirvan como mensajeros entre nosotros y Konoha.

El Hokage suspiró cansado.

— Deberás reportarte cada dos días, tendrás el presupuesto que necesites y solo trata de que no te lleve tanto tiempo, ¿de acuerdo?

Shikamaru sonrió contento.

— Sí, Hokage-sama.

Kakashi miró al pelinegro que estaba parado muy derecho frente a él. Se veía distinto y no lograba definir de qué trataba ese cambio, se veía casi como el viejo Shikamaru de no ser por su entusiasmo por empezar una misión.

— ¿Saber la verdad de aquella noche cambió tu forma de ver al equipo ocho, Shikamaru? —preguntó el mayor.

El Nara apretó ligeramente los labios y asintió.

— Supongo que fue tonto de mi parte creer que ellos matarían a Kurenai-sensei, me dejé cegar por el dolor de ver a Mirai huérfana.

Aquella respuesta satisfizo al Hokage.

— ¿Entonces estás de acuerdo en traerlos con vida para que sean juzgados en Konoha?

El chico asintió.

— Si todo sale bien, no será necesario pelear, ellos solos vendrán caminando.

— Supongo que ya habrás pensado en tu estrategia, marcha ahora mismo y no olvides cifrar tus reportes.

Shikamaru asintió y salió de la oficina a toda prisa.

— Shikamaru-kun... —una voz femenina lo llamó.

— ¿Sakura-chan?

La chica llegó corriendo hasta él con un maletín mediano de color blanco en las manos, solo necesitó un par de segundos para recuperar el aliento.

— Naruto-kun se enteró de lo sucedido y dijo que regresaría de Kirigakure para acompañarte en tu misión.

— Dile que no se preocupe, Naruto nos ayudará más si sigue estudiando y mejorando las relaciones diplomáticas de Konoha con otras aldeas, además, Sasuke ya me ha ofrecido su ayuda, así que no tienen de qué preocuparse.

— ¿Sasuke-kun se ofreció? —la chica frunció el ceño, aquello no era muy normal para tratarse del vengador.

— Creo que imaginó que Naruto querría abandonar todo para ir tras Hinata, y es normal, fueron pareja por un tiempo... pero Sasuke sabe que es momento de que Naruto se enfoque solo en conseguir su sueño de ser Hokage, por eso lo hizo.

Sakura sonrió. Era cierto, desde que Sasuke salió de la cárcel había tenido un comportamiento ejemplar y a su modo apoyaba a Naruto para conseguir su objetivo de ser Hokage.

— Me alegra escuchar eso, pero igual, toma esto. — y le estiró el maletín. — Es un kit médico, es algo grande pero está bien surtido, si lo racionas podría durarte más de medio año, también le añadí píldoras del super soldado, sueros y todo lo necesario para crear antídotos, hay plantas e instrumentos... — Shikamaru tomó la maleta con un asentimiento. — Ino me dijo que eras bueno haciendo pomadas y algunos medicamentos por que tu clan se especializa en ello, así que te añadí un pequeño pergamino con indicaciones para hacer el antídoto para contrarrestar el veneno de Shino.

— ¿Estuviste trabajando en esto? Ino me dijo que estabas muy ocupada.

— Sí, encontramos muchas muestras de veneno en los cuerpos de los Inuzuka, supuse que sería de utilidad encontrar algo que ayudara a combatirlo.

— Te lo agradezco, Sakura. —el chico hizo una pequeña reverencia.

— No dudes en pedir ayuda si la necesitas. —y la chica se marchó de regreso al hospital.

Con el maletín en la manos, Shikamaru se dirigió a su casa, donde una persona inesperada le abrió la puerta.

— Chouza-san... —murmuró Shikamaru un poco sorprendido al encontrarlo en su propia casa.

— Siento no haber avisado que estaría aquí, pero vive a despedirme de mi hijo. —dijo el hombre mientras Shikamaru asentía mientras sentía un hueco en su estómago al recordar que no tenía a su padre Shikaku para guiarlo en esos momentos tan complicados. — Pero también vine a darte unas palabras, Shikamaru.

El chico asintió y caminando al Doujo se encontró con Chouji, quien estaba terminando de arreglar su mochila de viaje.

— Obtuve el permiso de Hokage-sama y tendremos todos los recursos que necesitemos. —dijo el chico mientras se sentaba en el piso junto a su amigo y al padre de este.

— Imagino que tienes un plan, ¿no, Shikamaru? —preguntó Chouza con seriedad. — Vine para poner mi experiencia, de algo podría servirles.

Shikamaru asintió. Desde la muerte de su padre y de Inoichi, Chouza había empezado a tomar misiones más difíciles y peligrosas, y cuando no estaba en misión, bebía hasta quedar inconsciente, todo para olvidar que había perdido a sus mejores amigos para siempre. Pero luego del ataque a Konoha, Shikamaru supo ver que Chouza quería la máxima pena para el equipo ocho, así que confiaba en su criterio.

— Logré poner en orden mis emociones, ya no siento odio hacía el equipo ocho, pero aún así deseo encontrarlos y traerlos ante la justicia de Konoha. —miró a Chouji. — Nuestro objetivo no es matarlos, sino traerlos de regreso.

Su mejor amigo asintió.

— ¿Cómo lo haremos?

— Les tenderemos una mano y cuando confíen en nosotros, los sellaremos y los traeremos de regreso.

— No será fácil... si bien Konoha no los incluyó al libro bingo, cuando las otras aldeas se enteren de lo sucedido no dudarán en ficharlos e ir tras ellos. —opinó Chouza. — Tienen que actuar rápido antes de que terceros se involucren.

— Supongo que no será difícil tenderles una mano, pero ¿Cómo sabemos que no nos atacaran? Viste cómo desaparecieron los consejos del clan Hyuuga y Aburame, no dejaron más que un rastro de sangre. —preguntó Chouji.

— Si nos atacan, supongo que será cosa de ellos o nosotros, pero espero no tener que llegar a ese punto. —Shikamaru mostró el mediano maletín blanco que llevaba con él. — Sakura-chan nos dio la manera de contrarrestar el veneno de los insectos de Shino, además Kiba mencionó que Akamaru no volvería, así que supongo que su fuerza será menor y será fácil para las técnicas de Chouji contenerlo... en cuanto a Hinata, Hiashi me enseñó a pelear contra el Byakugan... lo importante será enfrentarlos de manera separada.

Chouza alzó una mano.

— A veces se atrapan más moscas con miel...

— ¿Qué piensas, papá?

— Visité ayer a Hana Inuzuka en el hospital, ella está abogando por ellos, dijo que Hinata la salvó de morir incinerada... eso significa que la chica sigue siendo débil.

— ¿Qué sugieres, Chouza-san?

Shikamaru intentó no sonreír, él ya había pensando en lo que Chouza sugeriría, pero oírlo le hizo reafirmar que era la estrategia correcta.

— Si enamoras a la Hyuuga, ella bajará la guardia.

Chouji miró horrorizado a su papá.

De los tres miembros del equipo diez, Chouji era probablemente el más noble, pues mientras Shikamaru e Ino amaban la paz, ellos no dudaban que el medio justificara el fin. Pero a diferencia de ellos, el Akimichi tenía un código moral un poco más estricto y escuchar que su padre le hablaba a Shikamaru de usar los sentimientos para atrapar a Hinata fue un gran shock, eso no era algo correcto. Sabía que su padre había cambiado mucho desde la muerte de sus mejores amigos, pero aquello era demasiado en su opinión.

— No creo que sea correcto... —murmuró el joven Akimichi.

— Hijo... —Chouza hizo que su hijo alzara la vista. — Tu viste cómo decapitó a su padre y su abuelo, un ser sin miedo como ella es demasiado peligrosa... pero si hay amor, volverá a humanizarse y no será capaz de volver a decapitar a alguien.

— Pero eso pondrá en un riesgo demasiado grande a Shikamaru... no... no quiero perderlo...

Se hizo un silencio incómodo en el doujo, sin duda Chouji no quería vivir lo mismo que su padre... no podría ser tan fuerte.

— Todo saldrá bien, Chouji, Sasuke Uchiha me ha dado algunos pergaminos con genjutsus bastante útiles, así que no hay gran peligro al acercarnos a ellos.

Shikamaru trató de convencerlo, aunque si era honesto, tampoco estaba muy seguro de cómo sería recibido por la chica, pero estaba convencido de que lo lograría de alguna manera.

— Aún así...

— Chouji... —lo llamó su padre. — La misión está encima de todo, sé un buen shinobi y obedece a tu líder.

— Además, no van a estar tan solos... —Ino apareció por la puerta del doujo. — Les traigo un regalo.

La chica se sentó junto a ellos y les entregó a cada uno un kunai normal, excepto por un listón blanco que colgaba en el mango en el mango.

— ¿Esa es la inscripción de conjuros Yamanaka? —preguntó Chouza viendo el kunai en manos de su hijo.

— Sí, pasar tanto tiempo estudiando y trabajando en el área de inteligencia tiene sus ventajas... esto es un comunicador, sirve mejor que un simple transmisor de frecuencia de onda, así estén a mil kilómetros de distancia, podrán comunicarse conmigo. —dijo la chica con alegría. — Lo único que tienen que hacer es clavar el kunai en alguna superficie y decir mi nombre 3 veces, si necesitan hablar con el otro solo dígamelo y yo los comunicaré, será una conexión mental mientras no suelten el kunai.

— Es perfecto... gracias Ino. —dijo Shikamaru.

— Definitivamente me molesta no poder ir, pero confío en ustedes.

Chouji sostuvo con fuerza el kunai, esa misión empezaba a mostrarse muy difícil.

— Tu serás nuestro apoyo desde Konoha... ¿Podrías darle uno a Sasuke?

Ino alzó una ceja.

— Claro... aunque no entiendo porqué...

— Él será parte de la misión, podríamos necesitar contactarlo.

— De acuerdo, le enviaré un kunai lo más pronto posible. —dijo la chica.

— Vayan sin preocupaciones, yo ayudaré a Yoshino-sama a cuidar de Mirai, la niña estará en buenas manos.

Los dos chicos asintieron.

— Y... chicos... —Chouza se puso de pie y su mirada se perdió mientras hablaba. — Si los miembros del equipo ocho mueren, nadie se los podrá reprochar... el consejo quería que supieran eso... y quizá los tres chicos les agradezcan por terminar con el infierno que viven...

Chouji miró a Shikamaru quien asintió con seriedad.

— Si ellos eligen no volver, nos haremos cargo. —y el Nara se puso de pie para acompañar a Chouza a la puerta.

— Adiós, hijo, regresa con vida.

Chouji miró con tristeza a su padre y a su mejor amigo salir del doujo.

— ¿Qué te molesta, Chouji? —le preguntó Ino al verlo tan apagado. — ¿Estás preocupado?

— Es solo que temo no poder evitar que Shikamaru cometa alguna locura.

La rubia suspiró.

— Chouji... extrañamente Shikamaru está más centrado que nunca, todo el ímpetu pasional que tuvo luego de la muerte de Kurenai-sensei pareció apagarse cuando supo la verdad hace unos días... creo que Shikamaru necesita hablar con ellos para poder cerrar ese ciclo.

— ¿Pero si lo matan? Tu no viste la facilidad con la que Hinata tomó la cabeza de su padre como si fuera un trofeo...

— A diferencia de ellos, Shikamaru tiene mucho por lo que vivir, sabe que su madre, Mirai, Temari y nosotros dos lo esperamos con vida, así que no va a ponerse en riesgo si no tiene algo que le ayude a salir con vida, además sabes que Sasuke es muy fuerte, él los respaldará si necesitan pelear, así que... solo haz lo que te dice Shikamaru y vuelvan juntos. —la chica le sonrió. — Y si tienes dudas o necesitas algo, no dudes en usar mi kunai, juntos sacaremos a Shikamaru de los líos en los que se meta, ¿no?

El castaño sonrió.

— Sí, muchas gracias Ino.

— No te preocupes, Shika es el más listo de la aldea, solo deja que cierre esto para que pueda seguir con su vida... oí que Temari fue seleccionada para ser la embajadora de Suna en Konoha, así que dense prisa y regresen para que podamos continuar con nuestras aburridas vidas, ¿si?

Chouji asintió, sí, daría lo mejor de sí mismo y confiaría en Shikamaru y en el consejo de su padre... al final de cuentas su padre tenía razón en que quizá sería mejor terminar con el infierno que Kiba, Shino y hinata estaban viviendo... sus ojos vacíos eran realmente aterradores.

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Sasuke creyó que aquella misión de rastrear al equipo ocho sería fácil, pues con solo regresar al bar donde encontraron a Tenten y Lee, pudo encontrar fácilmente un edificio abandonado en los límites del país del país del fuego y del agua. Preguntando a los aldeanos supo que una mujer ciega de largos cabellos azules y un par de gemelos habían sido vistos comprando ese lugar, pero que abandonaron sin más.

Se quedó algunas semanas cerca del edificio y del bar, esperando a que alguno de los tres apareciera, pero al parecer realmente habían decidido irse a otro lugar, por lo que decidió ampliar su rango de búsqueda. Mientras Shikamaru y su compañero Chouji buscaban por el país de las olas, Sasuke se dirigió al país del Hierro, lugares que Tenten mencionó en su informe, pero Sasuke confirmó que solo fueron pistas falsas. Entonces, Sasuke decidió visitar los bares y sitios más transitados y fue donde sintió una corazonada que decidió seguir.

El Uchiha estaba comiendo un poco de dangos en un local pequeño, pensando cómo tres personas malheridas pudieron pasar desapercibidos y desaparecer del mapa cuando unos murmullos llamaron su atención.

— Tan solo escuchar ese nombre me hace estremecerme...

— Lo sé, pero escuché que alguien lo vio en el País del Silencio.

— Me alegra, eso es muy lejos de aquí y es un lugar perfecto para alguien como él, ese lugar está igual de podrido que Michiaki.

Sasuke alzó una ceja, sin duda había memorizado el informe de Tenten sobre lo sucedido con Hinata y Kiba, así que era muy probable que si encontraba a Kabane Michiaki este lo llevara a ellos, pues tenía como objetivo conseguir el byakugan no sellado de la chica.

Pagó su consumo y se marchó a una zona alejada del pueblo, sacó un kunai que tenía un listón blanco y los clavó en la madera de un árbol cercano.

— Hey, Sasuke ¿Qué necesitas? —preguntó la agitada voz de Ino.

— Comunícame con Shikamaru.

— Por supuesto... por cierto, el Hokage necesita que regreses, Naruto se casará en unos días y quiere que estés presente. —dijo la voz de la chica en la cabeza de Sasuke.

— Hm... haré lo posible por llegar.

Entonces el silencio lo envolvió y unos segundos después escuchó la voz de Shikamaru.

— ¿Encontraste algo, Sasuke?

— Realmente no, pero creo que sería bueno revisar el país del silencio... Michiaki podría estar por ahí. — pensó Sasuke y escuchó que el chico vacilaba.— Ustedes están en el país de las olas, tomen un ferry y llegaran antes que yo... yo iré a Konoha.

— Ino ya nos contó que serías padrino de Naruto... que problemático. —murmuró con aburrimiento el Nara.

— Bueno, ya tienes una pista, apuesto lo que sea a que Michiaki está buscando a la Hyuuga incluso más que tu.

Shikamaru chasqueó la lengua.

— Seguiremos tu pista, Sasuke...

— Bien... por cierto, ya tengo lo que me pediste. —Sasuke no pudo evitar sonreír. — Te lo daré la próxima vez que nos veamos en persona.

— ¿Lograste recrear el edo tensei?

— Así es, es una versión de menor duración y no controlarás mucho a tu marioneta, pero servirá el tiempo suficiente para que des el golpe final, conseguiré el ADN durante mi visita a Konoha.

— Siempre es bueno contar con una ventaja extra, nos vemos Sasuke.

— Hasta pronto, Nara.

Sasuke sonrió, ese sujeto realmente lo sorprendió, pues a pesar de haberse desecho de su odio por los traidores, continuaba con su plan de acabar con ellos de la manera más retorcida posible: resucitar a los muertos. Definitivamente tenía suficiente material para ganarse al futuro consejero y mantenerlo a raya si algún día pensaba ir en contra suya.

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Viajar cuando tu cuerpo se siente como recién salido de la licuadora no es agradable, pero en cuanto Shino y Hinata pudieron ponerse en pie sin derrumbarse del dolor, cargaron su carreta de víveres y con el cuerpo aún inconsciente de Kiba. Los libros y terrarios de Shino eran la mayor parte del equipaje, la chica apenas llevaba unas armas y ropa para los tres. Antes de salir, Hinata se cortó el cabello y se colocó un velo que usualmente utilizaban las mujeres viudas para cubrir todo su rostro y Shino se colocó un traje de campesino, al tiempo que pintó su cabello de negro y su piel de un tono más bronceado para cambiar su apariencia; ninguno de los dos tenía chakra suficiente para usar un henge y menos querían volver a beber Akai Chi tan pronto.

Dejaron flores en la tumba de Akamaru y sellaron la cueva esperando que nadie la encontrara, así marcharon al sur, a la Villa Nadeshiko, la cual atravesaron para llegar a su puerto y tomar un bote pesquero que por una buena suma de dinero los llevó sin dejar registro alguno y que los dejó en el puerto principal del País del silencio.

Durante el viaje marítimo Kiba despertó, y al escuchar lo que sus amigos habían hecho para escapar de los refuerzos que Konoha enviaría por ellos, asintió y se quedó en silencio absoluto mirando el mar abrirse ante ellos. Ni Shino ni Hinata hicieron algo para hacer el viaje menos aburrido, todos estaban emocionalmente desgastados, sin contar que sus cuerpos aún resentían el esfuerzo extra que hicieron.

En silencio desembarcaron y con el dinero que tenían, pagaron a un cochero para que los llevara a la aldea de la Cortina, el cual resultó ser un lugar tan anárquico como los rumores decían. Apenas pusieron un pie ahí, Kiba tuvo que arremangar su camisa y mirar con furia a cada sujeto que se plantaba frente a ellos para robarles. Ahí no había policía ni autoridad más que la del más fuerte, así que Kiba descargó su furia silenciosamente matando a cada persona que se cruzó en su camino.

En ese lugar no había manera de ganar dinero como cazarrecompensas, porque todos eran criminales y la jurisdicción de las cinco grandes naciones no llegaba hasta allá, así que los insectos de Shino se encargaron de manipular a muchas personas para robarles su dinero. Lo insectos también los ayudaron a encontrar una enorme casa vacía a las afueras de la Aldea de la Cortina, los pobladores les dijeron que en ese lugar había sido una de las casas de campo del viejo Daimyou, así que mataron a todos los que estaban ahí y se establecieron en esa enorme casa de momento.

Apenas tenían unas pocas semanas de haber llegado y por fin Kiba decidió hablar primero.

— Compraré un bar en la aldea, quiero tener mi propio lugar. —dijo mientras los tres comían en silencio.

— De acuerdo. —dijo Hinata mientras se acomodaba el velo, desde que huyeron de la cueva, jamás volvió a salir en público sin él.

— Supongo que yo también debería buscar algo, no debemos estar juntos por si nos encuentran aquí... —exclamó Shino mientras terminaba de comer su arroz y colocaba el tazón en la mesa junto a sus palillos de madera.

— ¿Qué haré yo en este lugar? Es enorme... —gimió la chica... la idea de estar sola le parecía aterradora, no quería vivir sin sus amigos... eran la única familia que le quedaba.

— Puedes volver a tener tu casa de citas aquí, nadie creería que la princesa Hyuuga está en un lugar así y además vi a muchas mujeres vender sus cuerpos... si les ofreces un techo y comida trabajaran para ti. —señaló Shino.

Hinata miró su tazón a medio comer y suspiró.

— Supongo que podría darles un poco de protección aquí... —la chica miró a sus amigos, quienes estaban perdidos en sus propios pensamientos.

Desde la muerte de Akamaru, Kiba no volvió a tocar una gota de alcohol, al principio vieron lo difícil que pasó su etapa de desintoxicación pero lo sufrió en silencio, quizá como una penitencia por la muerte de su mejor amigo. Tampoco intentó tocar a Hinata de nuevo y se mantuvo en un mutismo casi total.

— No olvides que será un burdel, no un lugar de beneficiencia, Hinata... en este lugar la única cosa que tiene voz es el dinero y la fuerza.

Después de aquellas palabras los tres se quedaron en silencio total, estaban tan rotos que cualquier otra palabra habría estado de más.

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Unos días más tarde que sus amigos se marcharon a buscar sus propios lugares, Hinata se dispuso a limpiar y arreglar aquella enorme casa de dos pisos, pero se dio cuenta de que era imposible que ella sola terminara antes de que el invierno llegara, así que se aplicó un henge para parecer una mujer mayor, de ojos negros y cabello rubio, pero con su velo cubriendo su cabeza y parte de su cara, tenía terror de que un día Akabane Michiaki apareciera y tomara sus ojos.

Después de caminar todo el sendero que la conducía al centro de la aldea, saludó a todas las mujeres que vio y les dijo que estaba buscando a mujeres que trabajaran limpiando y que una vez que estuviera listo el lugar, que abriría un burdel.

— ¿Quién pagará por tener sexo? —le dijo un hombre que la escuchó en la calle. — Es tan fácil como tomar a la primera mujer que veas en la calle y romperle la ropa...

Mientras decía eso puso una mano en el hombro de la chica, quien sujetó su mano y le aplicó una llave que lo hizo gritar de dolor.

— No me toques... —y lo soltó, pero el hombre se lanzó contra ella, pero la chica fue más rápida y sacó un kunai que traía escondido entre la ropa, cortando de un tajo la garganta de ese sujeto, quedando empapada de sangre pero terminando con el problema.

Todos los transeúntes la miraron un poco extrañados, no era raro que alguien muriera en una pelea espontánea, lo raro es que una mujer había sido la causante.

— Si son mujeres y quieren un techo y recibir un pago por su cuerpo, las espero en la vieja mansión de las afueras. — fue lo último que dijo antes de retomar su camino sin quitarse la capa ni limpiar su kunai manchado de sangre, a esas alturas Hinata estaba demasiado entumida como para sentirse mal por lo sucedido.

Pero lo que jamás esperó fue que al atardecer hubieran cerca de treinta mujeres en las afueras de la mansión, era demasiado.

— ¿Saben por qué están aquí, no? —preguntó la chica, quizá no había sido muy clara, pues había desde niñas hasta mujeres de edad avanzada.

— Los hombres nos violan sin parar, si por lo menos nos dan algo de dinero para comprar pan, valdrá la pena. —dijo una chica como de doce años.

Hinata las miró y todas asintieron.

— Supongo que en ese caso son bienvenidas... sé que en este lugar no hay reglas ni leyes, pero en los terrenos de esta mansión, mando yo. —dijo Hinata colocándose una venda negra en los ojos pero usando el henge de cabello tan rubio como el de Naruto.

Todas las presentes asintieron y Hinata empezó a organizar aquel lugar para que todas pudieran descansar esa noche. Al día siguiente, muy temprano al amanecer, se levantó y con sus ojos cubiertos con una venda, comenzó a dar órdenes.

— Las chicas menores de quince años y las mujeres mayores serán personal de cocina, limpieza, ropa y vigilancia, las demás trabajaran con sus cuerpos.

Y así contó a 10 niñas, de las cuales solo 2 venían con sus madres y el resto eran huérfanas, había 5 mujeres de edad avanzada pero que fueron muy participativas para ayudar a Hinata a organizar al resto. Mientras todas empezaron a limpiar la mansión, Hinata salió a poner algunas trampas para cazar animales en el bosque, ahora tendría muchas bocas que alimentar, jamás esperó juntar a tantas mujeres tan rápido.

Unos días después la mansión volvió a estar limpia y en mejores condiciones, pero también estuvo más llena de gente, al parecer se había corrido el rumor de que si querías vivir mejor y eras mujer, tenías que ir a esa casa.

— Asako-sama —era el nombre que Hinata había tomado en el País del Silencio. — Unos chicos quieren hablar con usted. — le dijo una de las niñas que trabajaban como vigilante.

— Gracias Ko-chan. —respondió Hinata mientras bajaba las escaleras, ajustaba la venda de sus ojos y el velo sobre su rubia cabellera.

Los pensamientos de la chica vagaron hacía sus amigos Kiba y Shino, quienes se sorprendieron cuando escucharon del revuelo que la casa de citas de Hinata estaba causando y buscaron ayudarla. El País del silencio era enorme y anárquico, por lo que los hombres decían que no tenían porque pagar por sexo, pero la gran mayoría de las mujeres de la aldea de la Cortina se estaban refugiando en esa mansión maldita, por que decían los rumores que la dueña del lugar mataba con la mirada a todo aquel que fuera a causar destrozos al lugar. Lo que no sabían es que Shino había desplegado a sus insectos, por lo que cualquier maleante era envenenado antes de que se pudiera dar cuenta.

— ¿Qué buscan, jóvenes? —eran tres chicos como de 14 años los que estaban frente a la mujer en el patio de la gran casa que aún no comenzaba a funcionar.

— Oímos que atacaron a las mujeres que fueron a comprar provisiones a la Aldea, queríamos ofrecer nuestros servicios... mi padre tiene una panadería y él padre de él, —señalo a otro chico. — Tiene una pescadería y el de él, —señaló al tercer chico. — Tiene una tienda que vende cosas que los comerciantes y piratas traen a nuestra aldea, así que puede encontrar telas y objetos para sus mujeres, todo se lo traeremos hasta acá para que no tengan que exponerse a la aldea.

Hinata pensó en sus palabras, no sería una mala idea.

— Bien, visitaré a sus padres para cerrar el trato, pero si es una farsa sepan que no los perdonaré. —Hinata se sorprendió de sus palabras... ¿En que momento se tomó tan en serio su papel de líder?

— Sí, señora.

Unos días más pasaron y Kiba le prestó un poco del dinero que estaba haciendo con apuestas, con lo cual Hinata terminó de condicionar su burdel y pronto anunció su apertura.

Al inicio algunos hombres llegaron con la intención de tener sexo sin pagar, pero Hinata desarrolló un sistema para combatir eso. Primero pagaban y luego pasaban con su mujer preferida, pero si la lastimaban de una manera alevosa y grave, una de las niñas vigilantes le avisaba y desde el piso superior, Hinata le lanzaba una aguja de sembon al hombre, pero eso no lo mataba, ni siquiera lo hería, esa aguja contenía el olor de las hembras de los insectos de Shino, por lo que los insectos rodeaban al incauto, desgarrando su piel y dejándolo moribundo. Aquella medida tan drástica ayudó a que los hombres empezaran a controlarse con las mujeres de la casa, quienes empezaron a llamar "madre" a Hinata por el papel de protectora que significaba para ellas.

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Habían pasado casi tres meses de su llegada y la aldea había cambiado muchísimo con la creación del burdel de la ciudad.

— Pronto podré contratar un médico... —comentó Hinata mientras terminaba de contar los billetes que entregaría a Kiba para devolver el préstamo que este le hizo, más algunos intereses.

— Oí que hay cerca de sesenta mujeres en la casa... —señaló Shino mientras daba un sorbo a su copa de sake.

— Dicen que todas las mujeres de al aldea están ahí... Debe ser horrible.

— En general se portan bien, si hay problemas con unos azotes basta... —respondió la chica mientras servía más sake a las copas de sus amigos, en esos momentos estaban en la nueva casa de Shino, que estaba en un acantilado desde el que se podía ver toda la aldea de la cortina, incluida la mansión de Hinata.

Shino miró a su amiga.

— Creo que fue un error hacer todo esto. —siseó Shino. — El burdel cambió por completo la dinámica de la aldea, muchas mujeres abandonaron a sus esposos y se llevaron a sus hijas a la mansión, ahora los hombres deben pagar por sexo y eso ha causado mucho revuelo... si alguien nos busca no necesitará ser un genio para encontrarte Hinata... y más rápido te identificarán si ven a mis insectos custodiar la zona.

— Pregunté a todas las mujeres y dicen que de Konoha solo llegan comerciantes, de cualquier forma no muestro mis ojos a nadie y mi cabello ahora lo decoloro y pinto de rubio para no gastar chakra con un henge.

Kiba suspiró.

— Da igual, la mansión está cobrando fama... no dudo que pronto lleguen viajeros del país solo para visitarla, además está en la salida de la aldea que tiene el puerto más gran de país, pero sí creo que deberías ir nombrando a otra persona que dirija el lugar si no estás, Shino tiene razón, no es bueno llamar tanto la atención.

Hinata suspiró.

— Supongo que tienen razón... me haré pasar por una de las chicas por un tiempo, le pediré a una de las mujeres mayores que finja ser la dueña de todo.

Kiba alzó su copa.

— Por el dinero fácil.

— Por nuestra libertad. —dijo Shino alzando su copa.

— Por nosotros. —murmuró Hinata y los tres bebieron sus copas hasta el fondo.

— Quita los insectos de la mansión, si Hinata se ocultará entre las chicas, un sembon bien dado se encargará de los malditos abusivos, tenemos suerte de que no casi no haya ninjas y los Samurais de aquí sean tan aburridos.

Shino asintió.

Hinata miró por la ventana y contempló su mansión. No era feliz, y empezaba a creer que nunca lo volvería a ser, pero por lo menos tenía un objetivo que la obligaba a levantarse de la cama cada mañana, proteger a esas mujeres se había vuelto su misión y la mantenía lo suficientemente ocupada como para pensar en clavarse un kunai en el corazón cuando sentía que sus manos estaban empapadas de la sangre de su sensei y de su padre. Si bien ya no había mucho que hacer por ella, aún podía ofrecer un lugar seguro a esas mujeres.

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Al día siguiente Hinata reunió a la mujer mayor en la que más confiaba y más tiempo llevaba ahí y le dijo que su trabajo ahora sería hacerse pasar por la dueña de todo, y una vez que todas quedaron enteradas del cambio, se asignó una habitación en la parte baja de la casa, donde podría recibir a los clientes que la eligieran aunque claro, nadie quería acostarse con una mujer ciega... hasta cierta noche, días después, que un extranjero la solicitó.

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Muchas gracias por leer

Akai chi significa sangre roja en español. Si les gustó, los invito a dejar un review y añadir esta historia a sus favoritos, nos leemos pronto.

Jueves 19 de mayo de 2022