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Sin más, comencemos…

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Joan y Tsukumo tenían su propia batalla en contra de las fuerzas del dios Ares por lo que debían ser listos y evitar caer ante sus enemigos.

- Mis poderes no parecen afectarle, es un tipo duro de matar, necesito pensar en cómo derrotarle – susurró Phobos el cual estaba buscando una manera para vencer al mexicano el cual no estaba retrocediendo para nada.

- ¿Qué pasa Phobos? ¿Acaso… tienes miedo?

- ¡¿Tenerte miedo siendo un estúpido humano?! ¡No me hagas reír! Yo no tengo miedo de nada, es más, el que debería tener miedo eres tú.

- Pues entonces no veo que realmente me estés dando algo de miedo, eres el dios que reencarna ese sentimiento y no eres capaz de hacerme temblar, que patético – Joan sonaba confiado y eso causaba más odio en Phobos quien no se creía que alguien como el mexicano le estuviera encarando eso.

- Eres un… ¡maldito humano, te arrepentirás de haberme desafiado! – el dios elevó su energía cósmica para finalmente hacer aparecer un enorme meteoro el cual parecía hacerse más y más grande.

- ¿Qué es eso?

- Como sabrás, los humanos supieron de la existencia de mi reino ya que supieron por alguna razón que mis dominios estaban en el planeta Marte y era el satélite que lleva mi nombre, por lo que espero que estés preparado para el impacto que provocará.

- Estás demente Phobos, ¡un impacto de ese calibre destruiría la Tierra!

- Mataste a mi hermano y eso no lo puedo permitir, si logro eliminarte, los demás Caballeros no tendrán oportunidad contra mí – el dios era algo burlesco, pero ahora estaba lleno de ira y la locura estaba apoderándose de su ser y no le importaba lo que fuera a pasar.

- Demonios, esto se salió de control, ese satélite tiene como no sé cuántos kilómetros de tamaño, pero en caso de que golpeé la Tierra será un desastre total – susurró Joan, aunque el satélite no fuera del mismo tamaño que la Luna, aun así, sería un poder destructivo planetario – debo detenerlo a como dé lugar.

- Veamos si puedes con esto… ¡Agujero Stickney! – un cráter se abrió debajo de Joan desconcentrándolo por un momento y eso fue aprovechado por el dios del miedo para lanzar el enorme cuerpo de piedra el cual estaba cayendo con gran velocidad hacia el planeta, esto fue visto por todos los cuales temblaron de miedo por eso.

- Joan – Tsukumo estaba preocupada por su amante, no obstante, tenía su propia batalla contra la muerte en batalla, Keres.

- No te distraigas perra, ¡no te distraigas! – la mujer seguía batallando contra la peli negra, esta tenía una fuerza física fuerte y le estaba haciendo lucha a Tsukumo.

Los Caballeros de Tauro siempre han sido caracterizados por la enorme fuerza física que poseían, aunque esta vez parecía no ser el caso de la japonesa, aun así, su cosmos le daba una fuerza bastante alta.

- Vaya, parece que la Dorada tiene que darse de las de valiente, al final de todo ustedes los humanos no sabrán jamás como superarnos.

- Puede que sea cierto, los humanos no sabemos cómo ser dioses, es algo que no podremos hacer, no obstante, si nos esforzamos podemos darles batalla – la peli negra se separó un momento de la diosa quien no lucía nada feliz de las palabras de la nipona.

- Tonterías, das pena diciéndome de esas cosas – exclamó Keres quien se lanzó hacia Tsukumo chocando puños, las cosas parecían igualadas, aunque la diosa sonrió por lo bajo.

- ¿Qué estás planeando?

- Sencillo Tauro, veamos si son ciertas las palabras que dices – la diosa saltó hacia el cielo y su cosmos maligno se hizo presente – ¡Ajedrez mortífero!

Antes que la Dorada dijera algo, fue llevada a otra dimensión en donde cayó en lo que parecía ser un tablero gigante de ajedrez en donde nada más Keres estaba encima de todos y en el techo estaban imágenes de la diosa Keres mirando fijo a la peli negra.

- ¿Dónde me encuentro?

- Sencillo Tauro, mi técnica Ajedrez mortífero es tal y como lo escuchas, estás en un tablero en donde cada vez que pase el tiempo pasarás un tormento.

- No entiendo, ¿Qué tiene que ver el ajedrez con el tormento?

- Ya lo verás – la diosa de la muerte en batalla trajo consigo múltiples piezas de ajedrez las cuales fueron puestas en la posición en la que normalmente se colocaban, los peones en frente, seguidos de las piezas de poder como los alfiles, las torres, los caballos, el rey y la reina.

Las piezas eran de color negro y aunque parecían simples piezas, estas parecían emitir un aura maligna y no solo eso, varias figuras parecidas a Keres estaban subidas en las piezas de ajedrez.

- Ataquen – varios peones se movieron rápidamente hacia Tsukumo quien estaba por esquivar, pero más peones atacaron por detrás de ella.

- ¿D-De donde salieron?

- ¿No lo sabes? El ajedrez tiene dos lados en el tablero por lo tanto hay también un ejército de piezas las cuales también tendrás que esquivar porque si no un golpe que te den y estás muerta – sonrió Keres, los peones volvieron al ataque los cuales iban a la carga contra Tsukumo quien los esquivaba, no podía descansar ya que siempre estaban llegando de todos lados, no fue hasta que uno de ellos la embistió de lado y Tsukumo se arrastró por el suelo, las cosas se complicaron más al levantarse escuchó un relinchado y al voltear la mirada, una patada le dio en el rostro haciéndola sangrar un poco de la nariz.

- Este caballo es fuerte.

- Los Caballos pueden saltar en forma de L en un tablero, además, son conocidos por sus fuertes patadas y que son muy peligrosos en el ajedrez, espero que sepas a lo que te enfrentas en esto – los equinos del tablero iban tras la peli negra quien ya estaba dispuesta a atacar.

- ¡Gran Cuerno! – el ataque de Tsukumo fue directo hacia el caballo el cual se destruyó, no obstante, no era el único, además, esa técnica solo podría destruir un solo enemigo ya que notó que los cuerpos de las piezas eran duros – si uso mucho el Gran Cuerno lo más probable es que mi energía se vaya bajando, no obstante, vamos a ver qué hago para destruir todas estas píezas.

- ¿Qué ocurre Tauro? ¿Por qué esa expresión? Solo acepta tu destino, las palabras que me dijiste no eran más que solo eso, palabras – sonrió Keres sentada en una de las piezas, Tsukumo estaba pensando en que hacer y esta sin más golpeó el suelo del tablero haciéndolo temblar – ¿Qué haces?

- ¡Nova Titánica! – el tablero entero comenzó a agrietarse y sin más, una gran cantidad de lava surgía de las fisuras provocadas por el ataque de Tsukumo, estas subían más y más hasta que el sitio explotó con fuerza, esta era una técnica destructiva y requería una buena cantidad de cosmos, segundos después el sitio se disipó del humo y estaba casi todo destruido.

No había rastros de Keres o de las piezas, por un momento Tsukumo pensó que las cosas habían terminado, después de todo no miró que ella hubiera escapado.

- Fue un buen ataque Tauro, no obstante, siento que te faltó algo más de potencia para tan siquiera dañarme – la peli negra miró arriba, Keres estaba sentada en una de las piezas mientras caía con ella, no solo eso, sino también parte de las demás piezas que supuestamente había destruido Tsukumo con la Nova Titánica.

- ¿Cómo es posible?

- Puede ser que hayas destruido parte del tablero, pero no has destruido mis piezas, aunque mis peones fueron aniquilados, aún quedan las demás piezas en el juego.

- Entonces lo que haré es destruir las demás piezas con mi cosmos de nuevo – antes de hacerlo, dos caballos llegaron al encuentro de la peli negra dándole fuertes patadas que la mandaron a volar hasta aterrizar con fuerza en el suelo.

- No hables tan deprisa Tauro, mis piezas son resistentes como el mismo diamante, por lo que te costará romperlas con facilidad.

- Demonios, esto está duro – susurró la chica limpiándose la sangre de la boca producto del golpe de los equinos.

- Muy bien, sigamos con esto – las piezas estaban de nuevo puestas y fueron al ataque contra la peli negra por lo que sin más esta se levantó y siguió atacando a las piezas, estas eran rápidas y aunque Tsukumo era fuerte, esto era difícil para ella.

Los caballos eran fuertes con sus patadas duras y que hacían herir a la Dorada, aunque esto solo era una parte del tormento que estaba llevándose a cabo, no obstante, a su mente vino una idea.

- Ahora que lo pienso, los caballos pueden dar fuertes patadas, aunque los toros también son conocidos por sus golpes con sus cuernos, también pueden dar patadas con potencia, si logro hacer eso, puedo destruir esas piezas – pensó la peli negra, en eso, decidió concentrar parte de su cosmos en sus piernas las cuales brillaron – si puedo hacer un ataque nuevo, podré avanzar más en mi futuro como Caballero Dorado.

- ¿Acaso te estás rindiendo? Las cosas con los Caballeros Dorados realmente dan pena, pensar que eres alguien de ese rango y estás dejando de atacar, lamentable – Keres sonrió por lo bajo y mandó a los caballos a matar a Tsukumo, aunque justo la peli negra abrió los ojos y fue corriendo hacia ellos.

Los equinos fueron a darle su merecido a la Dorada, pero esta ya con la idea de hacer algo por lo que al momento en que las piezas estaban por darle con sus patas un golpe decisivo, pero Tsukumo respondió del mismo modo usando sus piernas y hubo un choque de patadas entre los dos, esto duró unos segundos hasta que finalmente se separaron.

- ¿Habrá funcionado? – pensó la Dorada, no obstante, los dos caballos comenzaron a fracturarse y de la nada, terminaron hechos cenizas, cosa que sorprendió a la diosa.

- ¿Cómo es posible? Son muy duros y una patada simple no podría hacerles nada.

- Tienes razón, no obstante, olvidaste algo y es que las patas de los caballos son fuertes, pero en sí, los toros tienen más fuerza en las patas por lo que una patada de un bovino es más efectiva que la de un caballo.

- Maldita, no por algo la constelación que representas es un toro, pero que importa, solo porque los caballos fueran derrotados no importa, hay más de eso que ver – dos caballos más fueron hacia Tsukumo y esta hizo lo mismo, las patadas que le dio a los caballos fueron devastadoras y destruyeron a los equinos.

- Las patadas de los toros son más potentes que las de los caballos, no creas que con eso me ganarás, incluso si vienen más ataques – Tsukumo miró como es que venían dos figuras en forma diagonal hacia ella golpeándola y haciéndola retroceder.

- Los caballos podrían haber sido derrotados, pero los alfiles se encargarán de ti – los mencionados alfiles fueron hacia Tsukumo, aunque ella estaba preparada para eso, sus puños chocaron con estos y finalmente los hizo retroceder, no obstante, cuando estaba por darle otros golpes, una fuerte embestida le dio de frente mandándola atrás, la peli negra tuvo que sobarse un poco el golpe dado.

- Los afiles son rápidos, pero si hay algo que cuesta derrocar es una poderosa barrera, algo así como una torre – la diosa le mostró la pieza indicada – la defensa que se mueve por línea recta y esta vez, no creo que las patadas de un toro sean capaces de tirar una torre.

- Eso ya lo veremos – susurró la peli negra, una vez limpiada la sangre producto del golpe con la torre, Tsukumo se puso de pie, aunque atrás de ella le dio un golpe con la torre de nuevo por lo que esta retrocedió, se levantó de nuevo, pero las 4 torres rodearon a la chica quien no encontraba un método para contrarrestarlas.

Keres estaba confiada, no obstante, la peli negra bajó los brazos, esto fue tomado por la diosa de la muerte en la guerra como una señal de rendición.

- Bueno, supongo que la victoria es mía, has perdido Tauro, es un jaque…

- No, no has ganado, aunque sea la defensora de la armadura dorada de Tauro, antes fui Casiopea por lo tanto tengo más cartas bajo mi manga, así que, si las torres no son capaces de caer ante las patadas de un toro, entonces vamos a ver cómo es que son derrumbadas por una explosión volcánica.

- ¿Cómo que explosión volcánica? – el tablero comenzó a agrietarse de nuevo, solo que esta vez la cosa estaba con más potencia ya que en vez de ser igual que la Nova Titánica de antes, esta vez fue con más potencia – ¿Qué haces?

- Los volcanes crean explosiones gigantescas, pero las piezas saldrán volando y quién sabe si tú puedes salir bien parada, por lo que recibirás esto – lo que estaba debajo del suelo era una especie de volcán a punto de entrar en erupción.

- ¿Q-Que es esto?

- ¡ERUPCIÓN DE AMBROSIA! – la poderosa erupción de origen volcánico estalló haciendo que las piezas cercanas se hicieran humo debido a la lava saliendo disparada para todos lados, esto duró un buen momento hasta que se disipó todo. Esto fue más poderoso todavía ya que el tablero estaba irreconocible – ¿la derroté?

- Me temo que te falta para poder vencerme Tauro – encima de ella, estaba de nuevo Keres sentada en una pieza, aunque cayó otra más frente a ella.

- Se supone que la lava debió haberte acabado.

- Es cierto que las demás piezas fueron destruidas, es una pena la verdad, pero te queda enfrentarte a la pieza más poderosa de todas, la reina – la pieza estaba frente a Tsukumo y le dio un fuerte golpe de frente, la oji azul se levantaría, pero fue golpeada de nuevo por esta.

- Es rápida, no entiendo cómo es que no la puedo ver con facilidad, puedo sentir por donde aparecerá, pero siempre cambia de posición.

- La reina en el ajedrez es la única pieza del tablero la cual puede moverse por todo el tablero y su única función… es acabar con todo rival que encuentre – la Dorada miró la pieza de nuevo y esta vez fue hacia ella dándole múltiples golpes por todos lados, las heridas se hacían evidentes, segundos después la peli negra estaba de rodillas, poseía múltiples heridas en todo el cuerpo y no fue hasta que la reina volvió a aparecer a su lado.

La pieza le dio un golpe a su costado mandándola a retroceder, no solo eso, sino que sintió su brazo sangrando y le dolía, esta se lo tomaba.

- Parece que tu brazo fue roto en el proceso, morirás a manos de la reina – la diosa de la muerte en guerra estaba segura, no obstante, la Dorada entendió algo y es que en el ajedrez había una sola regla y era que la pieza que había que proteger a toda costa era una sola.

- Ya tengo la clave de la victoria, es hora de arriesgar todo o nada – el cosmos lo concentró en su brazo bueno y lo apuntó a la reina o al menos eso quería aparentar.

- Vaya, parece que ya no tienes poder para hacer esto Tauro, es mejor que te des por vencidas.

- ¡Nova de las Pléyades! – fueron cantidades de esferas de cosmos las cuales salieron disparadas hacia la reina o al menos, ese era el objetivo ya que estos se desviaron hacia donde estaba Keres quien se sorprendió por eso. El golpe dio en la pieza que tenía la diosa y esta salió disparada.

- ¡¿Cómo demonios hiciste eso?!

- Si esto es como el ajedrez entonces la pieza que tienes es el rey, aquella que tiene que ser protegida por todas las piezas del tablero, así que esa pieza es la que tengo que derrotar – exclamó Tsukumo quien se paró, aunque estaba herida en el brazo y en varias partes de su cuerpo, eso no le impedía darse por vencida, es más, su cosmos siguió elevándose alcanzando un nivel aún más alto del que poseía y corrió a gran velocidad hacia la pieza del rey.

- ¡No lo harás! – la pieza de la reina fue puesta delante, a pesar de esto, Tsukumo no tenía miedo y siguió corriendo a más no poder, parecía un toro buscando embestir con sus cuernos.

La cabeza de la peli negra dio de lleno con la pieza, aunque sangró por eso, también logró destruir la pieza y salió disparada hacia Keres quien se puso en medio y justo fue un cabezazo justo al pecho de la diosa quien voló hacia la pieza del rey estrellándose contra él, el golpe fue contundente, su pecho estaba destrozado y los ojos los poseía blancos.

- Jaque… mate – la dimensión en la que estaban se destruyó y volvieron al mundo terrenal en donde la peli negra notó como es que el asteroide gigante seguía con el objetivo de destruir el mundo.

- ¡Tsukumo-san! – Kurashiki y Shinonome fueron a ayudar a ponerse de pie a la peli negra.

- Estoy bien… ¿cómo va Joan?

- No avanza todavía, parece que el satélite golpeará la Tierra – exclamó Shinonome por lo bajo.

- ¡Van a morir todos! – Phobos se escuchaba confiado, no obstante, el cosmos de Joan empezó a explotar hasta que finalmente se mostró en su físico, su cabello se hizo largo adaptando el color dorado – ¿Qué?

- ¡Vamooooooooos! – el poder de Joan se hizo superior por lo que este hizo retroceder el satélite hasta que finalmente lo lanzó de vuelta a Phobos quien lo intentó detener, pero el castaño logró hacerlo retroceder hasta mandarlo hasta el espacio, el dios del miedo estaba anonadado.

- ¿C-Como es posible? ¿Qué demonios eres? ¡No eres un humano normal!

- Adelante Phobos, ven a pelear cobarde – el dios del miedo estaba encolerizado, pero parecía que el poder de Joan era superior al suyo, pero en eso…

- Tuve suficiente.

- ¿Eh? – el cosmos de Ares se sintió en todo un lugar lo que llamó la atención de todo el mundo.

- He tenido suficiente – en todo su esplendor, el dios de la guerra se hizo presente y los cielos se adornaron con color sangre y los rayos se hacían evidentes – ¡ATHENA, ACABEMOS CON ESTO!

- Ares – susurró la hermana de Ramón la cual se alzó mirando al dios de la guerra, el cosmos de ambos dioses hacía temblar al mundo y también un poco al universo, parecía que algo malo pasaría.

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Continuará…