ENTRE el CIELO y la TIERRA
¡Piii! se oyó
el silbato de un tren en la estación de King Cross. Mientras
que la gente iba y venía por los andenes. Al mismo tiempo que
eso ocurría, una chica con el pelo castaño y
enmarañado, se despedía de su amigo.
Hermione se
acerco a Harry con una sonrisa nerviosa y con los brazos abiertos.
Necesitaba uno de sus abrazos. De esos que solo él sabía
dar. Esos que te reconfortaban el alma y que sin necesidad de
palabras te expresaban su apoyo incondicional. Él enseguida
accedió al deseo de su amiga. No te preocupes todo saldrá
bien- le susurró en el oído. Esta simplemente asintió
con la cabeza. ¡Piiiii! Se volvió a oír el
silbato de un tren.
-Creo que ese es mi tren- dijo separándose
de Harry.
-Bueno ya me tengo que ir- dijo sujetando fuertemente el
asa de su maleta. Y dirigiendo una última mirada a Harry se
despidió de el. Adiós- le dijo antes de dar media
vuelta y dirigirse hacía su tren.
-¡ No vuelvas sin
él!- oyó como le gritaba Harry.
Después de
subir al tren y un poco más tranquila, se fue a buscar su
compartimiento. El hecho de que Harry la apoyara la ayudaba a seguir
adelante. Una vez que encontró el vagón, y después
de dejar la maleta en la parte de arriba de este se sentó al
lado de la ventana y se puso a observar a las personas que estaban en
los andenes mientras esperaba a que el tren se pusiera en marcha.
Allí habían personas de todo tipo, desde los que
esperaban la llegada de un ser querido, hasta los que se estaban
despidiéndose de estos. Al poco noto como el tren se ponía
en marcha. No pudo evitar sentir una pequeña punzada de
nervios en el estomago. ¿Y si Ron no quería hablar con
ella?- se pregunto preocupada. Aunque no le extrañaría
después de lo que había ocurrido. Había estado
tan ciega. Es verdad eso que dicen que hasta que no pierdes a alguien
no te das cuenta de lo importante que es. Y eso es lo que le había
ocurrido a ella. No se había dado cuenta de lo importante que
era Ron, para ella hasta que lo había perdido. Y mientras
observaba el paisaje a través de la ventana, volvió a
recordar lo ocurrido hacía unos meses.
Aquel día
no me sentía bien, no tenía ganas de ver a nadie y
decidí no bajar a cenar. Sabía que mis amigos estarían
preocupados por mi, pero no me veía con fuerzas de enfrentarme
a ellos. Así es que busque un lugar tranquilo en el que poder
estar sin que nadie me molestara. Al final, acabé metiéndome
en una de las aulas vacías que habían en Hogwarts.
Me
senté detrás de un pupitre polvoriento a pensar. No
podía evitar sentirme mal, mañana era el día de
nuestra graduación. Se suponía que debía estar
feliz, como lo estaban el resto de mis compañeros. Pero yo no
me sentía así. Harry y Ron me habían dicho que
no me preocupara, que seguiríamos viéndonos que a pesar
de que cada uno tomara un camino diferente seguiríamos siendo
los tres amigos inseparables de siempre. Sabía que tenían
razón, pero también sabía que nada volvería
a ser como antes. Que lo primero que vería por la mañana
ya no serían la cara sonriente de Ron ni la mirada tierna de
Harry. Que ya no mantendría esas largar conversaciones con mis
amigos (con Ron discusiones) y tantas otras cosas. Habían
pasado tanto juntos, el primer año cuando Harry se enfrento a
Lord Voldemort, en segundo cuando me quedé petrificada, en
tercero cuando Harry descubrió que Sirius era inocente, en
cuarto con el torneo de los tres magos y el alejamiento de Ron y en
quinto cuando... cuando Sirius atravesó el velo. Al recordar
esto no pude evitar que una lágrima rodara por mi mejilla. Y
tantas otras cosas que habían pasado. No, ya nada volvería
a ser como antes. Y el miedo, si el miedo de lo que se avecinaba.
Tanto Ron como yo conocíamos la profecía. Una noche
Harry nos contó lo que había ocurrido en el despacho de
Dumbledore al final del quinto año. Harry conocía su
destino y a pesar de todo se mantenía firme. Realmente era
admirable.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no oí
que la puerta se habría y que alguien entraba en el
aula.
-Hermione ¿qué haces aquí?- oí
la voz de Ron que me hablaba. Al escuchar su voz, no pude evitar dar
un pequeño salto.
-Ron ¿co como me has
encontrado?.
-Por el mapa- me respondió Ron con una pequeña
sonrisa.
-Es verdad el mapa no había pensado en eso.
-¿Qué
haces aquí? me volvió a preguntar mientras se acercaba.
¿Por qué no has bajado a cenar?.
Evité
mirarle a los ojos, no quería que viera que había
estado llorando. No tenía hambre- le respondí mirando
el pupitre que tenía delante. Entonces noté como Ron se
agachaba y se ponía a mi lado.
-Hermione no me mientas te
conozco y se que te ocurre algo. Sabes que puedes confiar en Harry y
en mi- me susurró dulcemente.
Al oír esto levanté
la cabeza y miré a Ron a los ojos. Cuando lo hice vi
preocupación en su rostro.
-Ron- fue lo único que
pude decir antes de abrazarme a él y echar a llorar. Durante
unos segundos Ron se quedo con los brazos a los lados, no era normal
ese comportamiento en mi. Es más nunca en los siete años
que me conocía nunca me había visto así. Cuando
consiguió reaccionar, me abrazo y me paso la mano por mi
enmarañado pelo a modo de consuelo. Después de unos
cinco minutos dejé de llorar y me separé de él.
-Lo
siento- le dije secándome las lágrimas. Pero es que y
le conté todo. Ron me escucho en silenció sin apartarse
de mi lado.
-Eso es lo que me pasa- terminé de decir. Ahora
seguramente pensaras que soy una tonta.
Pero Ron no se rió.
Sino que me puso las manos a ambos lados de la cara y mirándome
a los ojos- me dijo: no Hermione no creo que seas una tonta.
No
le contesté simplemente me quedé mirándolo con
los labios ligeramente abiertos. No estaba segura pero parecía
que me estaba mirando de una manera diferente a como solía
hacerlo normalmente. Eso y el hecho de que su rostro estaba cada vez
estaba más cerca del mío. Pero lo que me termino de
desconcertar, fue cuando sentí sus labios sobre los míos.
No
me lo podía creer mi amigo mi mejor amigo me estaba besando.
No rechacé el beso, pero tampoco correspondí a este.
Simplemente me quedé como petrificada.
Yo siempre había
sido muy buena para los estudios, todo el mundo que me conocía
sabía que cualquier cosa que me preguntaran tendría la
respuesta, pero ante esto no supe que hacer. Por eso cuando Ron se
separó y me miró esperando mi reacción no pude
evitar que el pánico me invadiera. Por una vez en mi vida no
supe que decir o hacer.
Lo único que oía en mi
cabeza era el latido desbocado de mi corazón. Por eso cuando
Ron abrió la boca para hablar, no le dejé hacerlo.
Simplemente me levanté y me marché corriendo de allí.
No dejé de correr hasta que no llegue a mi habitación,
ni siquiera cuando pasé por la sala común y oí
como Harry la llamaba me paré.
Después de cerrar la
puerta me apoyé en esta, y cerré los ojos intentando
calmarme.
-Muy bien Hermione Jane Granger. Haz el favor de
calmarte- dije en voz baja.
Cuando ya me sentí un poco más
relajada me separé de la puerta y me miré en un espejo
que había en la habitación. Me puse delante de este y
observé mi cara. Estaba bastante roja, tanto que podría
competir con el pelo de un Weasley. Aunque no estaba segura de si mi
rojez se debía a la loca carrera que había realizado o
al beso. El beso- recordé rozándome los labios con la
yema de los dedos. Intenté aclarar mi agitada mente. ¿Qué
es lo que había pasado?.
¿Qué tu mejor amigo
te ha besado?- me contesto mi conciencia.
-Si ello ya lo sé
¿Pero por qué?
Tal vez porque le gustas- me
respondió.
Ante esto no pude evitar que se me escapara una
pequeña carcajada. Si claro ahora va a resultar que él
esta enamorado de mi.
¿Por qué no?- me volvió
a contestar mi conciencia.
-Porque si él sintiera algo por
mi me lo habría demostrado hace tiempo. O me habría
dicho algo.
Yo diría que hace un rato te lo ha demostrado-
me contesto esta nuevamente.
-Oh ¡cállate!- dije
alejándome del espejo y sentándome en la cama.
No
puedo soy tu conciencia- me contestó esta de nuevo.
-Ahora
no puedo pensar con claridad. Creo que será mejor que me valla
a dormir. Mañana va a ser un día muy duro y necesito
estar despierta- pensé mientras me acostaba en la cama.
Y
también tienes que hablar con Ron- me recordó mi
conciencia antes de quedarme dormida.
Al día siguiente, mis
compañeras de cuarto Parvati y Lavender me despertaron
temprano. Bueno más bien sus gritos me despertaron. Me costó
un poco ubicarme y recordar lo que había pasado la noche
anterior, pero enseguida me vino todo a la memoria. Ron fue lo
primero que pensé. Me sentía fatal por el estúpido
comportamiento que había tenido. No debería haber
salido huyendo de esa manera. Tenía que hablar con él,
no podía dejar las cosas así. Y con esta decisión,
me levanté y dándole los buenos días a mis
compañeras, me metí en el baño para darme una
ducha.
Cuando bajé a la sala común, me encontré
con Harry, el cual estaba hablando con Dean sobre la fiesta que
estaban organizando para esa noche.
-Buenos días- dije
acercándome a ellos.
-Buenos días- me contestaron
ambos.
-Bueno Harry- luego seguimos- le dijo Dean despidiéndose
de este y dejándonos solos.
-Hermione que te parece si
bajamos a desayunar. Tengo tanta hambre que creo que sería
capaz de comerme un hipógrifo- me dijo Harry poniéndose
una mano en el estomago.
Me reí con este comentario. Si
claro. Pero... ¿no esperamos a Ron?- dije mirando hacía
las escaleras para ver si aparecía.
-Creo que no se
encontraba muy bien. Me dijo que no le esperara. Y que bajara a
desayunar.
-Oh- dije un poco decepcionada. Ya que ha pesar de los
nervios que tenía al pensar que tenía que verlo, quería
aclarar las cosas con él. Bueno entonces creo que será
mejor que bajemos a desayunar.
-Si- me contesto Harry dirigiéndose
hacía el agujero de la entrada.
Durante el trayecto hacía
el gran comedor, ninguno de los dos habló. Cada uno tenía
la mente ocupada en sus cosas. Hasta que Harry me preguntó
algo que me hizo pararme en seco.
-Hermione te puedo preguntar
algo.
-Si claro Harry ¿qué pasa?.
-¿Qué
ocurrió anoche?
Al oír esto me paré y me
quedé mirando a Harry el cual no se había dado cuenta
de que ya no estaba a su lado.
-A que ¿a qué te
refieres?-le pregunté nerviosa. ¿Ron le habría
contado algo?
-Pues a que... pero se calló al darse cuenta
de que ya no estaba a su lado, sino que me había quedado unos
metros detrás de él. Harry se me quedó mirando
extrañado pero no dijo nada.
-Bueno- dijo volviendo al tema
principal. Primero esta el hecho de que no bajaste a cenar- empezó
a decir enumerando con los dedos. Después se que Ron te fue a
buscar, pero antes me fui yo a dormir que apareció él y
por último esta tu desenfrenada carrera hacía los
dormitorios. Termino de decir Harry plantándose delante de mi
con los brazos cruzados.
-Y bien ¿qué pasó
anoche?-me volvió a preguntar con la ceja levantada y mirada
suspicaz.
No sabía que decirle. No quería mentirle,
pero tampoco sabía si contárselo primero quería
hablar con Ron. Así es que intenté quitarle
importancia.
-Bueno veras... anoche no me encontraba bien y por
eso no baje a cenar. Lo siento Harry no quería preocuparos.
Y...
-¿Y?
-Y...
-Buenos días- oí la voz
de Neville que se acercaba a nosotros.
Y ¡salvada!- pensé
soltando un suspiro de alivio.
-Buenos días Neville- le
contesté con una sonrisa.
-Buenos días Neville- le
dijo también Harry.
-¿Qué hacéis
aquí? ¿No bajáis a desayunar?
-Si ya bajamos
Neville- le dijo Harry.
-Si, vamos contigo- le dije. No quería
quedarme a solas con Harry, sabía que me volvería a
preguntar.
Bajamos al gran comedor, donde nos reunimos con
nuestros compañeros y en el que el tema principal fue como no
la fiesta de graduación.
Durante el desayuno, no estuve muy
pendiente de la conversación que se mantenía en la
mesa. La verdad es que la mayoría del tiempo estuve más
pendiente de la puerta, esperando que apareciera mi pelirrojo amigo.
Pero Ron no apareció.
Un poco preocupada, me dirigí
a la sala común, pero allí tampoco estaba. Me acerque a
unos chicos de sexto preguntándoles si le habían visto,
y me contestaron que si que hacía unos veinte minutos que se
había ido.
Después de darles las gracias, di media
vuelta y me fui a buscarlo. Lo busque por todo el colegio pero no lo
encontré. Cansada de buscar, me fui a la biblioteca, cogí
un libro y me senté en una de las mesas que estaban cerca de
las ventanas. Me quedé durante unos instantes mirando la tapa
del libro antes de abrirlo. Sabía que en ese libro no estaba
la respuesta a mi problema, pero leer me ayudaba a relajarme y en ese
momento lo necesitaba.
Me centré tanto en la lectura, que
cuando me quise dar cuenta, ya había pasado la hora de la
comida.
-¡Que tarde!- pensé cuando vi la hora en mi
reloj. ¡Y ni siquiera he empezado a guardar las cosas en el
baúl!
Salí de la biblioteca y me dirigí a
toda prisa a la sala común. Cuando llegué, no me paré
a ver si estaban Harry o Ron, atravesé la sala común y
me dirigí a mi habitación.
El resto del día,
lo pasé guardando los libros, ropa y objetos que tenía
por allí. Estuve sola casi toda la tarde, exceptuando el rato
que estuvo Parvati buscando no se que cosa.
Cuando por fin
terminé de guardar todo, me senté en la cama soltando
un suspiro de cansancio. Esto me pasa por dejarlo para el último
momento- me reproché.
Y entonces me di cuenta de que esa
era mi última noche allí, y con un poco de nostalgia me
quedé observando la habitación.
-Siete años-
dije casi en un susurro mientras que por la ventana entraban los
últimos rayos de sol.
Pero no tuve tiempo para mucho más,
porque al poco una muy animada Lavender entró por la puerta.
-¿Hermione que haces aquí? Baja a la sala común
estamos celebrando nuestra graduación. Y antes de que pudiera
decir o algo hacer algo estaba siendo arrastrada por Lavender la cual
me llevaba cogida de la mano.
Una vez abajo, me encontré
con una bulliciosa sala en la que la cerveza de mantequilla, las
risas y la comida eran la nota dominante. No tuve que buscar mucho
para encontrar a Harry, ya que este cerveza en mano se acerco
sonriente.
-Hermione ¿dónde has estado todo el
día?.
-Oh, en la biblioteca leyendo y el resto del día
guardando las cosas en el baúl.
-Nunca cambiaras. Hasta el
último día tienes que ir a la biblioteca- me dijo Harry
negando con la cabeza.
- Ya me conoces los libros son mi mundo- le
contesté. Por cierto ¿has visto a...?
-A Ron. Si
esta hay sentado - me dijo señalando con la cabeza una butaca
que estaba cerca de la chimenea.
-Gracias. Voy a hablar con él.
Y despidiéndome de Harry me acerqué a donde estaba
sentado. A medida que me iba acercando me iba poniendo más
nerviosa. Pero no daría marcha atrás no ahora. Tenía
que hablar con él y aclarar las cosas.
-Hola Ron- le dije
sentándome al lado suyo.
-Ah hola Hermione no te había
visto- me contesto este parpadeando un par de veces y volviendo a la
realidad.
-¿Cómo estas?- le pregunté un poco
nerviosa. No sabía como abordar el tema.
-Bien- me
respondió.
Después de eso ninguno de los dos dijo
nada. Es más si alguien se hubiera fijado en nosotros se
habría dado cuenta de lo incómodos y tensos que
estábamos.
-Hermione yo...-dijo Ron rompiendo el silencio.
Me quedé mirándolo, parecía que al final iba
a sacar él el tema.
-Hermione yo...- volvió a decir
soltando un largo suspiro y cerrando los párpados. Yo lo
siento. Siento lo que paso anoche yo no debí... no debí
haberte besado.
-Ron...
-No por favor déjame terminar-
me dijo mirándome a los ojos. Yo no se que me pasó, me
deje llevar por un impulso. Yo... lo siento de verdad que lo siento.
Espero que me puedas perdonar. Pero sobre todo si hay algo que no
quiero es perder tu amistad.
Miré a Ron a los ojos y vi un
gran sentimiento de culpa. Parecía bastante apenado. Al verlo
tan mal, no pude evitar abrazarle.
-No Ron perdóname tu a
mi. Me comporte como una estúpida. No debí haber salido
huyendo de esa manera- le dije dándole un fuerte abrazo.
Ron
un poco más relajado, me correspondió al abrazo.
-Que
te parece si nos perdonamos mutuamente- me dijo cuando nos
separamos.
-Esta bien- le contesté con una
carcajada.
-¿Amigos?- me dijo tendiéndome la mano y
con una sonrisa.
-Amigos- le contesté cogiendo la mano que
me tendía y devolviéndole la sonrisa.
Hermione
estaba tan ensimismada en sus recuerdos que no se dio cuenta de que
la puerta del vagón se abría, dando paso al revisor del
tren. No reacciono hasta que no oyó como este le pedía
el billete.
-El billete por favor- pidió el hombre.
-¿Qué?-
dijo Hermione apartando la vista de la ventana y mirando al revisor
el cual estaba esperando en la puerta.
-Así perdone. Un
momento por favor- le dijo Hermione mientras buscaba el
billete.
-Aquí tiene- le dijo dándole el billete
para que lo ticara.
-Gracias- le contestó el hombre
devolviéndole el billete y volviendo a cerrar la puerta del
vagón.
Después de aguardarse el billete Hermione
miró por la ventana de nuevo, no sabía donde se
encontraban. Para suerte suya acababan de llegar a una estación.
-Aún quedaba viaje por delante- pensó apoyando la
cabeza en el respaldo. Y cerrando los ojos se sumió de nuevo
en sus recuerdos.
Después de que aquella noche
aclaramos las cosas, todo volvió a ser como antes. O al menos
eso creía. Harry y Ron entraron en la escuela de aurores y yo
trabajaba en el Ministerio. Y aunque nuestras respectivas
obligaciones nos tenían muy ocupados, siempre encontrábamos
tiempo para vernos. Pero las cosas no eran tan sencillas como
parecían. Las desapariciones de magos y también de
muggles, cada vez eran más frecuentes. Todo el mundo sabía
a que se debían, pero nadie se atrevía a hablar del
tema. La gente tenía miedo. Y a pesar de que la Orden luchaba
contra los mortífagos, les resultaba bastante difícil
mantenerlos a raya. Y por otra parte estaba la profecía. Harry
sabía que Voldemort estaba al acecho y que la batalla final
estaba cerca.
Y la batalla llego. Nunca olvidaría ese día.
Harry fue tras Voldemort, mientras que los Miembros de la Orden, Ron
y yo nos enfrentamos contra los mortífagos. La lucha fue
encarnizada. Los hechizos y maldiciones iban a tal velocidad que
apenas si eran perceptibles.
Y de repente. Todo ocurrió en
cuestión de segundos. Me estaba defendiendo de los ataques de
un mortífago, cuando... Alguien a mi lado empezó a
gritar. Miré hacia mi derecha y vi a Ron tumbado en el suelo
retorciéndose a causa del dolor. Un mortífago le había
lanzado un cruciatus.
-¡Ron!
La puerta del vagón
se volvió a abrir dando pasó esta vez a una anciana.
Nuevamente Hermione volvió al presente.
-Buenas tardes
querida ¿te importa si me quedo aquí?. Es que el tren
va muy lleno y no hay vagones libres- le dijo la mujer.
-Oh, no
claro que no me importa. Pase por favor- le contestó Hermione
levantándose y acercándose a la anciana. ¿Quiere
que le ayude con la maleta?- le pregunto al ver la maleta que llevaba
la mujer.
-No, no te preocupes querida. Ya puedo yo con ella. Pero
gracias- le dijo la anciana con una amable sonrisa.
Después
de que la anciana guardara su maleta, Hermione volvió a
sentarse en su sitió al lado de la ventana. Mientras que la
mujer se sentó en frente de ella pero cerca de la
puerta.
Hermione miró a su nueva compañera de viaje.
Era una señora mayor, con el pelo blanco el cual lo llevaba
recogido en un moño. De mejillas sonrosadas, y con unos
chispeantes ojos azules.
-¿Tienes hambre querida?- le
pregunto la anciana abriendo su bolso y sacando un paquete. Son
galletas, las he hecho yo.
Hermione se quedo mirando las galletas.
La verdad es que tenían una pinta estupenda y ahora que se
daba cuenta, no había comido nada desde esa mañana.
-Si,
gracias- le contesto Hermione cogiendo una.
-Coge las que quieras,
llevo más en la maleta.
-Muchas gracias- dijo Hermione
cogiendo otra. Están riquísimas.
-Te gustan. Me
alegro- le contesto la anciana con una sonrisa. Es que voy a ver a mi
nieto que se ha casado hace poco. Y de pasó le voy a llevar
estas galletas, son sus preferidas.
Estuvieron un rato hablando.
La anciana le hablaba de su nieto, y Hermione la escuchaba mientras
comía sus deliciosas galletas. Al final la anciana llego a su
destino, y se despidió de Hermione no sin antes darle un
paquete de galletas.
-Gracias por todo- le dijo Hermione a la
señora abriendo la ventana del compartimiento. La mujer que
estaba en el andén, se despidió de ella con la mano. Al
poco el tren volvió a reanudar su marcha, y Hermione volvió
a estar sola.
-Que señora tan agradable- pensó
guardándose el paquete de galletas que le había dado.
Si Ron estuviera aquí, seguro que ahora se las querría
comer todas.
-Ron- dijo en un susurró borrándosele
la sonrisa de la cara.
Al final, todo acabo. Voldemort
fue derrotado. Los mortífagos huyeron sin poder creer que el
señor oscuro había sido vencido.
Nadie de la
Comunidad mágica se podía creer que la pesadilla había
terminado. Pero así era. Harry al fin era libre. Las
cosas cambiaron. Una nueva comunidad mágica empezó a
nacer. Una en la que la palabra miedo no existía. Si, hubieron
grandes cambios. Y no solo en la Comunidad, si no también en
una persona. En Ron. Desde aquella terrible batalla, no era el mismo.
Al menos no conmigo. Me evitaba, apenas si respondía a mis
cartas. Porque según él o al menos eso me había
dicho Harry, estaba muy ocupado con sus estudios de auror. Y las
pocas veces que conseguía verlo me rehuía. Hasta que un
día cansada de su comportamiento, decidí hablar con él
y poner las cartas sobre la mesa. Y así lo hice. Me presente
en la Madriguera por sorpresa. La señora Weasley fue quien me
abrió la puerta. Se alegro de verme y me dijo que Ron estaba
en su habitación. Después de darle las gracias, subí
a su cuarto y llamé a la puerta.
-Pasa.
Abrí la
puerta y entre. Estaba igual que la última vez que lo había
visto. Llena de posters de los Chudley Cannons. Ron estaba tumbado en
su cama con los brazos detrás de la cabeza y con la cara
girada hacía la pared mirando un punto muerto. Al parecer,
pensaba que la persona que había entrado era su madre, porque
cuando cerré la puerta me pregunto.
-¿Qué
quieres mamá?
Al ver que no recibía respuesta, giró
la cabeza hacía mi, y cuando vio que era yo dio tal salto en
la cama que por un momento creí que chocaría contra el
techo.
-Her... Hermione ¿qué haces aquí?- me
preguntó. Parecía bastante sorprendido de verme.
-Bueno
pasaba por aquí y he pensado voy a ver si Ron esta en casa y
le hago una visita.
-¿De verdad?- dijo sentándose en
la cama mientras me dedicaba una sonrisa un tanto triste.
-No
exactamente. La verdad es que he venido a hablar contigo.
-¿Conmigo?.
Sobre que- me pregunto con cara interrogante.
-¿Por qué
me evitas Ron?- le pregunté de manera directa. No pensaba
marcharme de allí sin una respuesta.
-Hermione yo no te
evito- me contestó de manera pausada y tranquila.
-Si que
lo haces, me evitas. Estas frío y distante conmigo.
-Lo
siento si estoy un poco distante, pero es que mis estudios me tienen
muy ocupado. Harry ya te lo ha dicho.
-Oh, sí Harry ya me
lo ha dicho- le conteste sarcástica. Pero sabes que ocurre.
Que no me lo creo. Os conozco muy bien a los dos, y se que él
te esta encubriendo. No se que es lo que os lleváis entre
manos. Pero te digo una cosa Ronald Weasley no pienso moverme de aquí
hasta que no me des una explicación- le dije poniéndome
delante de él con los brazos cruzados y el ceño
fruncido.
-Hermione siento tener que decepcionarte, pero la verdad
es que como Harry y yo ahora te digo...
-Si ya sé tus
estudios te tienen muy ocupado. Y yo te vuelvo a decir lo mismo que
no te creo ni una palabra.
Ron no me contesto, simplemente se
levanto de su cama y se acerco a la ventana que había en su
habitación la cual daba a la parte trasera de la casa.
-Ron
me estoy empezando a preocupar. Por favor dime que es lo que te
ocurre. ¿Es que estas enfadado conmigo?. Porque si es así
me gustaría que me lo dijeras.
-No estoy enfadado
contigo.
-¿Entonces que es?
-Ya lo sabes.
-No, no lo
sé. No se porque estas tan distante conmigo. Quiero que me
digas la verdad.
- Hermione por favor no insistas más.
-¿Por
qué tan horrible es lo que tienes que decirme?. Porque si es
que no me quieres volver a ver yo...
-Tampoco es eso.
-
¡Entonces que es!. ¡Ron, dímelo quiero saberlo!-
le grité harta de sus evasivas.
Entonces se giró
bruscamente hacía mi y me dijo algo que nunca creí que
saldría de sus labios.
-¡Estoy enamorado de ti!
Después de eso, los dos nos quedamos mirando en silencio.
Yo incapaz de hablar, y él consciente de que había
dicho algo que no quería decir. Durante unos segundos, que se
me hicieron eternos, ninguno de los dos dijo nada. Hasta que al igual
que la última vez, fue Ron quien rompió el
silencio.
-Lo que te he dicho es verdad. Yo...- dijo cerrando los
ojos para volver a abrirlos a continuación. Estoy enamorado de
ti. Ya era demasiado tarde para echar marcha atrás.
Y de
nuevo el silencio volvió a hacerse entre los dos. Lo único
que se oía, era a la señora Weasley, que estaba en la
cocina preparando la cena.
-¿Desde cuando?- fue lo único
que conseguí decir.
Ron me miró durante unos
segundos antes de contestar. Desde hace más tiempo del que yo
creía. Pero hasta hace poco no me di cuenta de que...- hay
hizo una pausa.
-Pensé que era lo mejor- dijo más
para si mismo que para mi. Que si me distanciaba de ti tal vez...
pero cuanto más me alejaba de ti, cuanto más intentaba
apartarme de tu lado más te quería.
Y eso me hace
pensar en todas las veces que quise cogerte y besarte pero tenía
que fingir que no pasaba nada cuando en realidad me moría por
hacerlo. Termino de decir con una sonrisa triste, antes de apartar la
mirada.
-Ron... yo no sabía que tu...
-No tienes porque
decir nada- me corto sin mirarme a la cara.
Entonces, me volvió
a dar la espalda, y posando de nuevo la vista en la ventana me dijo:
-Creo que será mejor que te vallas.
-Ron
yo...
-Hermione. Por favor vete- me dijo en un tono de voz apagado
que nunca había oído en él.
No insistí
más. Di media vuelta y me marche por donde había
venido. Después, no recuerdo muy bien que pasó. Solo se
que me fui de la Madriguera, sin despedirme de la sra. Weasley, y que
aparecí en mi casa.
Días después, recibí
una carta de Harry en la que me invitaba a su casa. Harry se había
ido a vivir fuera de la bulliciosa ciudad, y de sus "queridos
tíos". Los cuales habían recibido con un entusiasmo
extremo la decisión de su sobrino. Estaban tan contentos, que
incluso se habían ofrecido a ayudarle con la mudanza. Idea que
Harry rechazo. La casa no era muy grande, de dos plantas con un
pequeño jardín en la parte de atrás, suficiente
para una persona.
Llamé a la puerta y al poco fue abierta
por este. Hola Hermione ¿cómo estas?-me preguntó
con una gran sonrisa.
-Bien- le contesté.
-Pasa no te
quedes en la puerta- dijo apartándose para que pudiera entrar.
-Me hizo pasar a la sala de estar. Esta estaba compuesta por una
chimenea, encima de la cual habían fotos de nosotros tres
cuando estudiábamos en Hogwarts, de sus padres y una de la
familia Weasley al completo las cuales al vernos entrar, nos
saludaron con la mano. Dos sofás los cuales estaban encarados,
y en medio de estos había una pequeña mesa. Una
estantería con libros de defensa contra las artes oscuras,
encantamientos, quiddich... Y algunos cuadros en la pared. La verdad
es que era una sala bastante acogedora.
Harry me ofreció
sentarme en uno de los sofás. Y así lo hice.
-¿Quieres
algo?- Un té, café, una cerveza de mantequilla, pastel,
galletas...
-No gracias. Estoy bien.
Harry asintió con
la cabeza y se sentó a mi lado. Me alegro de que hayas podido
venir- me dijo con esa mirada tan única en él.
Yo le
devolví la sonrisa.
Después de eso nos quedamos en
silencio. Acompañados únicamente, por el crepitar del
fuego en la chimenea.
-Y ¿para que querías verme? -
le pregunté. En la carta que me mandaste me decías que
querías hablar conmigo.
-Oh, si la carta- dijo Harry
desviando la mirada. Bueno... yo quería hablar contigo de Ron.
Parecía un poco nervioso.
-¿De Ron?- le pregunté
un tanto sorprendida. ¿Por qué quieres hablar
conmigo...?. Y entonces me di cuenta. ¡Un momento!. ¿Tu
lo sabias?
-Sí.
-¿¡Qué?- exclamé
levantándome del sofá. Quieres decir que tu sabias que
él... que él...
-¡Y no me dijiste nada!
¿desde hace cuanto que lo sabes?.
-En realidad siempre lo
he sabido- me dijo con una sonrisa nerviosa.
-¡Harry!
-Hermione
escúchame. Si es verdad que yo ya lo sabía, pero si me
dejas que te lo explique. Por favor siéntate- me dijo
indicando con la mano para que volviera a tomar asiento en el
sofá.
No dije nada, me volví a sentar y esperé
en silencio a que Harry me explicara sus motivos.
-Si no te lo
dije. Fue por le prometí a Ron que no te lo contaría.
Además eso es algo que tenía que decirte él.
Me
quedé analizando lo que me acababa de decir. Harry tenía
razón, solo Ron tenía derecho a confesarme sus
sentimientos.
-Perdona Harry. Es verdad eso es algo que solo él
tenía derecho a contarme.
-No te disculpes, si yo hubiera
estado en tu lugar probablemente habría reaccionado de la
misma manera. Además en parte yo también tengo algo de
culpa. Debí haber convencido a Ron para que hablara
contigo.
-No te preocupes, tu hiciste lo que creías que era
más correcto. Después de esto, nos volvimos a quedar en
silencio. Y entonces le pregunté algo que desde hacía
rato me rondaba por la cabeza.
-Harry me gustaría pedirte
un favor. Quiero que me cuentes todo lo que sabes. Me miró un
tanto sorprendido. No se esperaba que le dijera algo así. Así
es que después de subirse las gafas, las cuales se le habían
resbalado por la nariz, comenzó a relatarme lo que Ron le
había contado.
Sé lo que ocurrió la noche
antes de la fiesta de graduación. Al oír esto no pude
evitar ponerme un poco roja. Harry continuo hablando. Ron me lo contó
al día siguiente. Estaba hecho polvo. Me dijo que te había
besado y que tu habías salido huyendo. Yo sabía lo que
sentía por ti, y a pesar de lo que había ocurrido le
anime para que siguiera adelante. Le dije que tuviera valor y que te
confesara sus sentimientos. Pero él me dijo que no.
Me
dijo:
- Harry si cuando la besé reaccionó así.
Que crees que hará cuando le diga que me gusta. Probablemente
dejaríamos de ser amigos.
Yo abrí la boca para
replicar, pero Harry pareció que sabía lo que iba a
decir, porque me contesto.
- Si ya se que tú no romperías
tu amistad con Ron por eso. Pero él tenía miedo de tu
reacción. Así es que decidió que no te diría
nada y que te pediría disculpas dejándolo todo en un
incidente, y me hizo prometer que no te contaría nada.
Después de eso, Ron ya no volvió a hablar del tema.
A ti te trataba como a una buena amiga, pero yo sabía que aún
sentía algo por ti. La manera en que te miraba cuando creía
que nadie le observaba... De nuevo noté como los colores
subían a mi cara. Harry al ver mi rojez soltó una
pequeña carcajada. Yo le lancé una mala mirada y dejo
de reírse.
-Bien ¿dónde estaba?- dijo
carraspeando así. Él te trataba como a una buena
amiga...
Hasta que hace dos meses me confesó algo que yo
ya sospechaba desde hacía tiempo.
Me dijo que te quería.
Que se había dado cuenta que estaba enamorado de ti.
Supongo... – dijo con el ceño ligeramente fruncido- que se
dio realmente cuenta de lo que sentía por ti tras la caída
de Voldemort.
Al oír su nombre, no pude evitar que un
escalofrío me recorriera la espalda. Harry continuo hablando
sin darse cuenta del efecto que ese nombre había provocado en
mi.
Yo le dije-continuo hablando- que tenías derecho a
saberlo, que al menos te diera la posibilidad de elegir. Pero él
me contesto que tu solo le veías como a un amigo. Yo le dije
que eso no lo sabía con certeza. Y el me contestó: No
Harry es mejor dejar las cosas como están. Para ella soy Ron,
uno de sus mejores amigos. Y así es como debe ser.
-Esta
bien no se lo digas- le dije. Pero ¿por cuanto tiempo piensas
que vas a poder ocultárselo?. ¿Acaso crees que ella no
se va a dar cuenta?
-No tiene porque saberlo. No si tu me ayudas-
me contestó.
-Y así lo hice, durante estos dos
meses he estado encubriéndole. El resto ya lo sabes.
Cuando
Harry termino de hablar yo aparte la vista y me quedé mirando
el suelo. Me sentía una persona despreciable, había
hecho daño a uno de mis mejores amigos y no supe darme cuenta.
Y ahora yo te pregunto- me dijo Harry sacándome de mi
ensimismamiento.
-¿Qué sientes por tu Ron?. No supe
que contestarle.
Una vez en mi habitación, pensé
en lo que Harry me había preguntado. ¿Qué sentía
yo por Ron?. La verdad es que nunca me había parado a
pensarlo. Sabía lo que sentía por Harry. Era uno de mis
mejores amigos, alguien en quien podía confiar y a quien
quería como a un hermano. Eso era algo que tenía muy
claro. ¿Pero y por Ron?. A el también le quería,
a pesar de nuestras continuas peleas y discusiones, sabía que
al igual que con Harry podía confiar en él por encima
de todo. Pero... ¿le quería solo como a un amigo?. Me
di cuenta de que no tenía la respuesta a la pregunta y me dio
miedo.
Durante los días siguientes a la tarde en la que
estuve en casa de Harry, las cosas fueron de mal en peor. No hacía
más que meter la pata en el trabajo. No podía quitarme
de la cabeza esa pregunta. ¿Qué sentía realmente
por Ron?. ¿Por qué la respuesta de es solo tu amigo no
me convencía?. Tenía la sensación de que
inconscientemente intentaba auto convencerme de que le quería
solo como a un amigo.
Hasta que una tarde lluviosa de Abril me
trajo la respuesta a mi pregunta. Esa tarde estaba sola en casa. Mis
padres estaban fuera, porque unos amigos suyos les habían
invitado a cenar. Estaba terminando unos informes cuando llamaron a
la puerta. No esperaba la visita de nadie, así es que mire por
la mirilla antes de abrir.
-¡Harry!- exclamé cuando
vi de quien se trataba. Inmediatamente abrí la puerta, para
encontrarme con un muy mojado Harry.
-Harry ¿qué
ocurre?- le pregunté.
-Se ha ido- fue lo único
que me dijo desde el umbral de la puerta.
-¿Quién se
ha ido?- le pregunté confusa. No sabía de quien me
estaba hablando.
-Ron, se ha ido.
-¿Qué Ron se ha
ido?¿a dónde?-le pregunté. Harry no se de que me
estas hablando. Pasa y explícamelo.
Le hice pasar a la sala
de estar y después de que se secara con un movimiento de
varita, me explico lo que había ocurrido.
Harry me dijo que
Ron le había mandado una carta en la que le decía que
se había marchado. Que no se lo había dicho antes
porque sabía que intentaría hacerlo cambiar de opinión.
Que necesitaba aclarar sus ideas y que no sabía por cuanto
tiempo estaría fuera. Que le perdonara por haber sido tan
egoísta y no habérselo contado en su momento. Y que
cuidara de ti- termino de decir Harry dándome la carta para
que la leyera.
Yo cogí la carta y con manos temblorosas la
leí. Cuida de Hermione decía la última frase.
Me
quedé hay sentada leyendo esas palabras una y otra vez. Sin
escuchar lo que Harry me estaba diciendo. Solo reaccione cuando se
sentó a mi lado preguntándome si me encontraba bien.
Entonces levanté la cabeza e incapaz de hablar, deje que las
lágrimas rodaran por mis mejillas las cuales no pude contener
por más tiempo.
Si, aquella carta me trajo la
respuesta a mi pregunta, porque tuve que perderlo para darme cuenta
de cuanto le quería. Y es que estar enamorada y no saberlo, es
peor que saberlo y no querer admitirlo.
Y ahora estoy aquí
delante de su puerta con la esperanza de que no sea demasiado tarde-
pensó Hermione con el corazón latiéndole tan
rápido que creía que se iba a salir del pecho.
Después
de inspirar y expirar el aire como unas tres veces en un intento por
tranquilizarse y de repasar mentalmente todo lo que quería
decirle, Hermione se acerco al timbre para llamar.
Pero justo
cuando iba a hacerlo, la puerta fue abierta dando pasó a Ron.
Por un momento Ron creyó que empezaba a tener alucinaciones.
No, no podía ser ella- pensó mirando a la persona que
tenía en frente. Tuvo que oír su voz para darse cuenta
de que no estaba empezando a perder la cordura.
-Hola Ron- le dijo
intentando que sonara de manera casual. No quería que notara
lo nerviosa que estaba en esos momentos. Ya que si el corazón
antes le latía deprisa, ahora lo hacía el doble de
rápido.
Por su parte Ron no se podía creer que
Hermione estuviera allí, que hubiera hecho ese viaje tan largo
solo para... para... Entonces se dio cuenta de que no sabía el
motivo por el cual su amiga estaba allí.
-Hermione ¿qué
haces aquí?- le pregunto Ron sorprendido y confundido a la
vez.
-Esa pregunta se me empieza a hacer familiar- le contestó
ella bromeando.
Ron no contesto, demasiado alucinado aún
por la presencia de Hermione allí.
-Ron ¿no me vas a
invitar a entrar?- le preguntó Hermione sujetando con las dos
manos el asa de su pequeña maleta. Se que te sorprende verme
aquí, pero esto empieza a pesar- le dijo levantado un poco la
maleta. Se sentía un tanto incomoda ante la fija mirada de su
amigo.
-Que... así perdona- le dijo este reaccionando al
fin y apartándose a un lado para que Hermione pudiera
entrar.
Una vez que Hermione estuvo dentro oyó como Ron
cerraba la puerta a sus espaldas. Y antes de encararse a él,
cerro los ojos y dio un largo suspiro en un intento por
tranquilizarse. Estaba muy nerviosa. Después de hacer eso, se
giró hacía su amigo y con una gran sonrisa le dijo
¿supongo que te estarás preguntando que hago aquí?
-Pues si he de serte sincero, la verdad es que sí- le dijo
este con cara interrogante. No es que no me alegre de verte- le dijo
gesticulando con las manos. Es solo que me sorprende.
-Bueno en
realidad yo... esto no es fácil. Ron... yo... empezó a
decir. Pero no pudo seguir hablando porque fue interrumpida por
este.
-¡Pero que maleducado que soy!- dijo Ron golpeándose
la mano con la frente. Has venido a verme y yo en vez de hacerte
pasar te tengo aquí de pie en el recibidor. Lo siento
Hermione. Por favor pasa- le dijo Ron con el brazo extendido hacía
delante. Hermione miró a Ron con la misma cara que habría
puesto si este le hubiera dicho que tenía una araña por
mascota.
-Hermione ¿te ocurre algo?- le preguntó
este al ver que su amiga no reaccionaba y que le miraba con cara
rara.
-No...no estoy bien- le contestó intentando recuperar
la compostura. Y es que le hecho de que Ron le hubiera cortado para
decirle eso, la había desbaratado por completo.
-Ven pasa-
le dijo este abriendo una puerta que daba paso a una pequeña
habitación. La cual por cierto estaba un poco revuelta.
Perdona el desorden- le dijo este un poco avergonzado pero es que aun
no he tenido tiempo de terminar de instalarme.
Hermione miro a su
alrededor, observando la habitación. Estaba llena de cajas de
cartón apiladas una encima de la otra, también había
un sofá con una sabana encima y una chimenea a la cual le
hacía falta una pequeña limpieza. Y en medio de ese
desorden, una gran ventana con cortinas rojas por la que entraba el
sol de la tarde, iluminando toda la estancia.
Cuando Hermione
termino de examinarla volvió a posar sus ojos en Ron quien la
miraba de manera expectante.
-No esta mal- le contestó.
-Si,
bueno no es una gran casa pero es lo más decente que he
encontrado por esta zona. Lo que pasa es que esta muy sucia pero en
cuanto la limpie un poco parecerá otra- le respondió
Ron con una sonrisa.
Hermione solo asintió con la cabeza
quedando los dos en silencio. Momento que ella aprovechó para
hablar. Ron yo...
-Y ¿cómo te van las cosas?- le
preguntó Ron.
-¿Qué?. Bien- le respondió.
Ron yo quiero...
-Y ¿Harry como esta?
-Ha... Harry esta
bien- le respondió. Hermione se dio cuenta de que Ron no solo
intentaba evitar que ella le sacara un tema si no que además
parecía un poco nervioso e incomodo.
-Ron he venido
porque...
-Ya se porque has venido- le contestó. Has venido
para pedirme una explicación sobre porque me fui ¿verdad?-
le dijo serio.
Hermione no le contestó. Silencio que Ron
interpretó como un sí.
-Lo siento- le dijo. Se que
me he comportado como un cobarde al marcharme de esa manera. Sin dar
una explicación y dejando solo una carta a modo de despedida.
Pero... era algo que necesitaba hacer. Así es que siento
decirte que si has venido para convencerme de que vuelva a casa,
tengo que decirte que por el momento no tengo intención de
hacerlo- le dijo mientras quitaba la sabana del sofá y la
tiraba hecha un bolo al suelo.
Hermione se quedó
observando como su amigo después de quitar la sabana del sofá
se dirigía a las cajas con la intención de empezar a
sacar lo que había guardado en ellas. Mientras, Ron hacía
eso, Hermione se quedó observándole con detalle. Su
pecosa cara- pensaba mirándole de manera tierna- , su inocente
mirada, su nobleza, su lealtad, su valentia...
Y por fin le
confeso lo que había querido decirle desde el mismo instante
que le había visto aparecer por la puerta.
-Ron
-¿Si?-
le contesto este mientras cogía otra caja.
-Te quiero.
Ron
dejo sin querer caer la caja al suelo, levantando una gran
polvareda.
-¡¿Qué!- le preguntó
mirando a Hermione sorprendido. No estaba muy seguro de haber oído
bien.
-Que te quiero- le volvió a decir dando un pasó
vacilante hacía delante.
Ron se quedo mirando a Hermione
con expresión de sorpresa. No se podía creer lo que
acababa de escuchar. Que ella le quería. No, no podía
ser verdad. Ella no podía... después de todo lo que
había ocurrido. Y entonces Ron creyó entender el porque
le había dicho eso.
-Yo también te quiero- le
dijo.
-¡De verdad!. Eso quiere decir que me perdonas.
¡Ron...!- le dijo mientras notaba como los ojos se le llenaban
de lagrimas a causa de la emoción- tenia... tenia tanto miedo
de que ya no me quisieras, después de lo que pasó...
-Hermione
claro que te quiero- le dijo como si fuera la cosa más obvia
del mundo- Porque no iba a hacerlo... eres mi mejor amiga. Por
supuesto que te quiero.
-¿¡Qué?- fue lo único
que consiguió articular.
-El hecho de que me haya ido-
siguió hablando Ron el cual no se había fijado en la
cara de Hermione en esos momentos; ya que si lo hubiera hecho abría
visto la expresión de desconcierto de su amiga- no significa
que me valla a olvidar de Harry y de ti. Y por supuesto mucho menos
os voy a dejar de querer, sois mis mejores amigos.
-¡¿Qué!-
volvió a decir.
-No te preocupes, a pesar de la distancia
siempre vamos a ser los tres inseparables amigos de siempre- le dijo
poniéndole una mano en el hombro a modo de apoyo y con una
sonrisa. Entonces Ron se fijo en la expresión de su amiga.
Tenía la mirada como ausente, parecía que le habían
lanzado un petrificus.
-¿Hermione te encuentras bien?- le
preguntó preocupado.
-¡¿Qué!- fue su
única respuesta.
Ron achaco el comportamiento de su amiga,
al cansancio del viaje. Debes estar cansada del viaje. Ahm... tengo
una habitación de invitados. Si quieres te puedes acostar un
rato y descansar mientras yo preparo algo de cena- le decía
Ron mientras que ella seguía en el mismo estado de shock.
Bueno no es que sea un gran cocinero pero me defiendo- le dijo
sonriendo.
-Ven te enseñare tu habitación- dijo
cogiendo la pequeña maleta y dirigiéndose hacia la
puerta.
Hermione se quedó mirando el lugar donde hacía
hacia poco había estado Ron, observando ese espacio intentando
asimilar lo que le acababa de pasar. Y cuando lo hizo se puso
furiosa. No había recorrido tantos kilómetros para eso.
Apretó los puños, se fue detrás de él, le
puso una mano en el hombro le dio la vuelta y...
Y esta vez fue
Ron quien no supo como racionar cuando ella le beso. No fue un beso
apasionado, ni tampoco un tímido roce de labios. Sino más
bien una suplica de perdón. Necesitaba que le perdonara su
estúpida ceguera, todo el daño que le había
hecho pero sobre todo necesitaba que le perdonara el que no se
hubiera dado cuenta antes cuanto le quería.
Ron no
correspondió al beso, demasiado alucinado ante lo que estaba
pasando. Esto no es un sueño- fue su único pensamiento
coherente. Sentía los labios de su amiga y sus manos posadas
en su nuca.
Cuando Hermione finalizo el beso, y aún con sus
labios sobre lo de Ron y con los ojos cerrados, le susurró- te
quiero.
Después de ese impulso, Hermione se separó
un poco de él, esperando su reacción ante lo que
acababa de hacer y decir, y aunque en el fondo tenía miedo de
que la rechazara, esperaba su respuesta. Pero esa respuesta no
llegaba. Ron estaba hay de pie mirándola sin saber que decir,
y es que en esos momentos dentro de él habían un montón
de emociones y sentimientos cruzados.
-Ron... Ron di algo por
favor- le dijo Hermione al ver que no decía nada. Pero Ron
seguía sin pronunciar palabra.
Hermione abatida se alejo
de él apartando la mirada. Se que no tengo ningún
derecho a decirte esto, no después de todo lo que ha ocurrido.
Te he hecho daño y no sabes cuanto lo siento- dijo haciendo
una pausa. Tu... siempre has estado a mi lado, y yo... no supe darme
cuenta de lo importante que eres para mi, no hasta que fue demasiado
tarde y ahora estoy aquí, confesándote que te quiero,
que no puedo vivir sin ti. Porque te quiero Ron, te quiero con toda
mi alma. Y... he venido hasta aquí, solo para decírtelo...
-Hermione- le dijo Ron reaccionando al fin.
-Si.
-Cállate.
-¿Qué? ¿Por qué...
pero no pudo terminar la frase, ya que los labios de Ron no la
dejaron. Hermione tardo unos segundos en reaccionar, pero cuando lo
hizo no dudo en corresponderle al beso.
-Siempre he pensado que
la única forma de hacerte callar era de esta manera- le
susurró con un último roce de labios.
-Pues
funciona- le contestó con una sonrisa y con los brazos
alrededor de su cuello. Solo te pido una cosa- le dijo seria. No
vuelvas a marcharte.
-Nunca más te dejaré- le dijo
acariciándole la mejilla y uniéndose en un nuevo
beso.
No se lo que me deparara el futuro, pero se que pase lo que
pase se que estaré junto a él- pensó Hermione
mientras la noche los cubría con su manto.
FIN
