Fergus escucho detenidamente el relato sobre los hechos ocurridos en Pináculo, apenas podía creer como su mujer y su hijo habían sido brutalmente asesinados, la muerte de sus padres no fue más fácil de escuchar así como las penurias que habían pasado sus hermanos hasta llegar a ese momento.
-¿Qué tal es Alistair como rey? – pregunto Fergus.
-Tiene mucho que aprender pero creo que lo hará bien – dijo Alex.
-Tiene muchos gestos que me recuerdan a Maric – le dijo Rob – él no quería ser rey pero acabó aceptando, la alternativa no era buena con Anora en el trono la vida de ninguno de nosotros hubiera sido fácil.
-Esperemos que no se contamine con las intrigas de la corte, parece un buen muchacho –
-Los nobles ya intentan hincarle el diente – le conto Alex – ya están paseando a sus hijas igual que un campesino pasea sus cabras para poder venderlas.
-¿Crees que padre no hubiera hecho lo mismo? – pregunto Robert sabiendo que eso molestaría a su hermana.
-Robert – le recrimino Fergus – sabes perfectamente que nuestro padre no era de esos.
-Si no lo hizo con Cailan por qué crees que lo haría con Alistair –
-Bueno….Cailan te miraba como una hermana, Alistair te mira como mujer – aclaro Robert.
-No sé a qué te refieres – dijo Alexa apartando la mirada de su hermano mientras notaba como el rubor le subía por las mejillas.
-Te has puesto colorada –
-Dejémonos de niñerías, tendríamos que bajar al salón a cenar no queremos ser descorteses con el rey – dijo Fergus
La cena con Alistair y los demás nobles de la corte fue corte, todos se interesaban por la repentina vuelta de Fergus y cómo quedaría Alexa después de devolver el Teyrn a su hermano.
-Decidme Lady Cousland ¿qué planes tenéis ahora que tenéis que devolver el título a vuestro hermano? – pregunto la hija de Arl
Bryland.
-Como bien habéis dicho mi lady mi hermano ha recuperado plenos poderes sobre Pináculo, pero que yo no regente el poder sobre las tierras de mi familia, no quiere decir que no pueda implicarme en ayudarle – le espeto Alexa.
-Mi hermana regresara conmigo a Pináculo y me ayudara a recuperar las tierras de nuestra familia – dijo Fergus – como bien sabéis quedan algunos focos de resistencia que apoyan a los Howe además las tareas de reconstrucción son muy pesadas y me vendrá muy bien su ayuda.
-¿Decís que vuestra hermana cogerá las armas para ayudaros? – pregunto la joven sorprendida.
-No veo por qué no lady Bryland – dijo Robert – mi hermana es muy hábil con las espadas además los caballeros de Pináculo le son muy leales.
-Todo el mundo sabe cómo se ha ganado esa lealtad – susurró la muchacha.
-¿Las cenas siempre son así? – pregunto Alistair a Fergus.
-Normalmente los cuchillos no vuelan tan obviamente, pero todas las jovencitas nobles del reino saben que os tendréis que casar e intentan hacer méritos para llamar vuestra atención y desprestigiar a sus adversarias – le aclaro Robert.
Alistair puso mala cara sabía perfectamente que tendría que casarse con alguien y engendrar un heredero al trono pero no esperaba que fueran abordarle tan pronto con el tema.
-Si no es mucha molestia Teyrn Cousland antes de volver a Pináculo ¿me podríais aconsejar sobre las peticiones de los nobles? – pregunto tímidamente Alistair.
-No es ninguna molestia majestad – le respondió.
Los días fueron pasando y la reconstrucción de Denerim estaba bien encaminada, Fergus había ayudado a Alistair a familiarizarse con la nobleza de Ferelden y había descubierto que el nuevo Rey de Ferelden no era tan incompetente como al principio creía que seria. Alistair tenía afán de aprender a gobernar aunque no había sido su primera opción.
Por su lado Alexa empezaba los preparativos para regresar a Pináculo ante la atenta mirada de todas aquellas que deseaban meterse en la cama del Rey, pues para las hijas de los nobles menores de Ferelden, la dama de Pináculo era un obstáculo.
