La llegada de Robert a Amaranthine no había sido agradable, el alcazar atacado por los engendros tenebros pero ahora que la situación estaba resuelta en gran medida y podían dedicarse a investigar lo que había ocurrido ahí y ponerle remedio.
La única buena noticia había sido la visita sorpresa de Alistair que hizo parada ahí en su viaje hacia Pináculo.
Robert i Alistair estaban en despacho que anteriormente había ocupado Arl Howe.
-Por el Hacedor, tenias que haber visto la cara que ha puesto esa Templaria – dijo Robert entre carcajadas.
-Se que tienen el deber de vigilar a los magos, pero entre vigilarlos y maltratarlos hay una fina línea y no quiero que se cruze – le respondió Alistair.
-Parece que Anders despertara en breve – dijo Robert – me alegro que haya sobrevivido a la Iniciacion, nos vendrá bien un sanador.
Alistar asintió solo con la cabeza, presenciar una Iniciacion a los Guardias Grises no era plato de buen gusto pero necesario para comprender los sacrificios de su orden.
-Y bien, ahora hablando de cosas mas serias – dijo Robert – se rumorea que Arl Eamon te quiere prometer a una princesa de Nevarra.
-Eso es lo que quiere el – afirmo Alistar – yo tengo alguien mas en mente si tu me das tu consentmiento por supuesto.
-¿Mi consentimiento? – pregunto Robert extrañado – eso te lo tendría que dar Fergus el es el cabeza de familia ahora.
-Ya lo se pero si a ti te pareciera mal….-dijo Alistar pasándose la mano por la nuca.
-¿Te gusta? –
-Si mucho, mas alla de lo físico tiene una personalidad atrayante –
-¿La protegeras? –
-Si –
-¿Incluso ante la nobleza por el simple hecho de que no pueda engendrar un heredero? – dijo Robert – ellos no saben lo difícil que será.
-Si –
-No puedo perdite que te le seas fiel – dijo Robert – aunque ahora creas que estas enamorado de ella, los matrimonios de la nobleza no son por amor sino por política.
-Rob me ofendes – le respondió Alisitar enfadado – Hacedor como puedes pensar eso de mi, hachacalo a que me he pasado la vida en la capilla pero la fidelidad es algo muy importante para mi.
Robert sonrio, eso era precisamente lo que quería oir.
-Entonces quien soy yo para impedirte que pidas su mano –
-Si ella me acepta –
-Creeme aceptara – le respondió Rob.
-En nuestra ultima conversación me dijo que ella no quería ser una mujer objeto – le respondió Alistair.
-Entonces impide que lo sea, Alex no es una muñequita la cual se vaya a romper, si tiene que ir contigo a la guerra ira a la guerra – le aclaro Robert – ella será tu mejor consejera creeme.
