Pináculo dos meses después.
Alistair volvía del Bannor agotado, habían sido jornadas de viajes interminables entre los diferentes castillos de los banns. Llenos de conversaciones sin sentido sobre como ellos gobernarían si estuviera en su lugar intentando ganárselo a base de regalos y halagos gratuitos. Y lo peor de todo es si tenían hijas en edad de casarse, que eran exhibidas como yeguas tal y como se lo había comentado Alex en Denerim.
Deseaba llegar a Pináculo para poder descansar antes de volver a Denerim, la compañía de los Cousland era grata más allá de los motivos sentimentales hacia la Dama de Pináculo. Ellos no tenían nada que demostrar sus acciones hablaba por ellos.
Al anochecer Alistair y sus hombres divisaron las almenaras de Pináculo y por un momento el Rey sintió como si regresara a su hogar, bann Teagan se había unido a Alistair cuando este paso por su Bannor y se fijo en el semblante del hombre que había visto crecer había un brillo que no había visto y se preguntaba a que era debido, espoleo su montura y sus acompañantes hicieron lo mismo.
Ya era noche cerrada cuando la comitiva real llego a las puertas del Castillo de Pináculo, tanto Fergus como Alex bajaron a dar la bienvenida a Alistair y al resto de sus acompañantes.
-Majestad es un honor volveros a tener en nuestro hogar – le dijo Fergus mientras se arrodillaba.
Alex hizo una reverencia y le dedico la más sincera de las sonrisas.
-Nuestra casa es vuestra casa majestad- le dijo mientras lo invitaba a entrar- bienvenido seáis bann Teagan.
-Lady Cousland cada día estáis mas bella, no alcanzo a comprender como ningún hombre ha conseguido conquistaros –le dijo besándole la mano – esto tiene que ser delito en todos los rincones de Thedas.
-Sois demasiado amable, pasad aseaos, la cena estará servida en breve-
Alistair miro a bann Teagan con sorna, si tan solo supiese que estaba hablando con su prometida no tendría esa sonrisa de embobado en la cara.
-¿Ocurre algo majestad?- pregunto Alex quien había visto la sonrisa del Rey.
-No, nada simplemente me estaba haciendo la misma pregunta que bann Teagan-
-Bueno, puede que no haya encontrado el hombre adecuado- dijo la Dama de Pináculo entrando en el castillo.
Alistair y bann Teagan se asearon del polvo del camino y se reunieron con los hermanos. Cenaron tranquilamente en el salón familiar, esta noche no había nobles pendientes de las palabras del Rey y se podía relajar un poco.
-He pensado que podríamos viajar a Amarathine en barco – dijo Fergus – acabamos de botar uno en nuestros astilleros el "Eleanor".
-¿El nombre de vuestra madre? – pregunto bann Teagan.
-Sí, ya sabéis que durante la rebelión mi madre participo en varias batallas navales, es en su honor – aclaró Alex.
-Llegaríamos mucho más rápido que por el camino del norte y Robert gozaría un par de días más de nuestra compañía – dijo Alistair.
-Esa es la idea – le respondió Fergus.
Después de cenar pasaron al salón donde se sentaron al lado de la chimenea.
-¿Como ha ido por el Bannor? – pregunto Fergus mientras serbia unas copas de brandi antivano.
-Creo que bastante bien, como mínimo he podido ver de qué pie calza cada señor de esas tierras –
-Alistair lo ha hecho muy bien, por lo que he podido presenciar ha hablado sin mostrar sus cartas y eso es un punto a favor del monarca porque siempre tiene alerta a sus vasallos –
-¿Vamos a convertir la corte de Ferelden en el juego Orlesiano? – pregunto Fergus levantando una ceja.
-Espero que no – respondió Alistair.
-Bueno aprender un poco del juego tampoco esta tan mal – se quejo Alex – los orlesianos prefieren usar mascaras para no revelar sus emociones a sus adversarios yo prefiero aprender a controlar mis emociones.
-Alex es una experta en el juego – aclaro Fergus – por eso siempre padre se la llevaba cuando había de negociar algo con Orláis en nombre de la corona.
-Sabes perfectamente que eso no es así, pare confiaba en ti Fergus-
-Ya lo sé Alex, simplemente tú te pareces mas a mamá. Fue ella quien trajo todos esos profesores de todo Thedas, aunque parece que tú fuiste quien les saco mas partido-
-No te olvides de las profesoras que me trajo tu mujer- respondió Alex con sorna.
-Si Oriana podía ser muy persuasiva como buena antivana que era-
-¿Qué clase de profesoras?-
-Bueno – Fergus no sabía que responder a eso – la mayoría de mujeres en Antiva cree que si tienes a tu marido satisfecho en el lecho marital es menos probable que lo abandone y si lo abandona siempre hay mil y un venenos que no dejan rastro-
La cara de Alistair y bann Teagan era un poema.
-¿Le sacasteis provecho a esas clases? – pregunto Teagan.
-Eso mi apreciado Teagan solo lo sabrá mi marido, aunque si tenéis que juzgar la calidad puedo decir que mi hermano aquí presente salía caminando muy raro de vez en cuando por las mañanas-
-¡Alex!- se quejo Fergus.
-Vamos como si no os hubiéramos escuchado nunca – respondió bann Teagan.
-Ves te lo dije no erais tan silenciosos como creíais ser-
Alistair se sentía intrigado hacia la pequeña revelación sobre las artes antivanas.
-Caballeros creo que me retirare – les dijo Alex levantándose – mañana temprano tengo que coordinar lo que hemos comprado para reparar la villa que tenemos en Denerim, ayer nos confirmaron que las reparaciones habían acabado y cuando lleguemos me gustaría ponerla presentable.
-Buenas noches Lady Cousland – dijeron Alistair y bann Teagan.
Alex la lanzo una mirada a Alistair cuando paso por su lado que solo él pudo apreciar, lo había echado de menos e igual que el a ella.
Fue más tarde ya en plena noche cuando Alistair estaba en su cama escucho que una de las ventanas de su habitación se abría lo justo para que no hubiera corriente pero si para que entrara alguien menudo. Cogió su daga y se incorporo para hacer frente a su adversario pero a su pesar no fue tan rápido como creía que había sido y sintió el frio del acero en su garganta.
-Su Majestad ha estado lento – dijo una voz melosa junto a su oído – ¿ha perdido practica?
La voz aflojo su agarre y bajo su arma. Fue cuando Alistair se dio la vuelta lentamente con las manos en alto para enfrentar cara a cara su atacante. Sus ojos se encontraron con los ojos mas azules que había visto.
-¿Entonces has perdido práctica?-
-Puede que sí o puede que tú seas más hábil que yo- respondió con una sonrisa - ¿a qué debo esta majestuosa intrusión?
-Bueno no quería que nadie se percatara que había entrado en la habitación de su majestad-
-¿Mi Lady tiene malas intenciones?-
-Las peores – sentencio Alex enfundando su daga y dejándola en la mesilla.
Alistair la acerco hacia él, Alex olía a sal y a gracia de cristal un aroma sutil pero embriagador.
-¿Las peores? – pregunto Alistair antes de besarla.
Cuando sus labios entraron en contacto con los de ella la apretó más contra su cuerpo, podía notar como el pecho de ella se apretaba contra su torso. Alex perdió el mundo de vista ese hombre podía hacerla subir al cielo con solo besarla, estaba deseosa de comprobar cómo sería sentirlo recorrer su cuerpo con sus manos y notarlo en su interior.
-Han sido dos meses muy largos – susurró ella junto a su oído mientras sus manos exploraban bajo la camisa de Alistair.
-Para mí también-
Alex le saco la camisa a Alistair y por primera vez pudo ver el torso de ese atractivo hombre, estaba lleno de cicatrices antiguas algunas parecían dientes.
-¡Por el Hacedor! ¿Te duelen?- pregunto ella preocupada.
-No ya no, Wynne tenía buenas manos para la sanación ya casi no se ven. Es lo que tiene la guerra y mas contra los engendros- le dijo Alistair posando las manos de ella encima de las más extensas para que pudiera comprobar que ya no le dolían.
-Si Anora no me hubiera entregado os podría haber ayudado- se lamento ella.
-Hiciste lo que pudiste con lo que tenías en ese momento, no estabas recuperada como para combatir con Robb y conmigo. Pero mirando hacia atrás me alegro que no estuvieras en medio de la batalla-
-¿Crees que no se manejar una espada?- pregunto Alex ofendida.
-No, no he dicho eso pero no me hubiera podido concentrar en la tarea que teníamos entre manos sabiendo que podría pasarte algo-
La abrazo y la volvió a besar, esta vez fue él quien le quito la camisa a ella encontrándose con un pequeño corpiño y unos pechos voluptuosos que subían y bajaban al ritmo de la respiración de ella.
-Me duele admitir que no sabría como quitarte esto ni que fuera mi vida en ello- se quejo Alistair.
-No es tan difícil- le respondió ella – desata el lazo de mi cintura.
Alistair fue siguiendo las instrucciones que ella le daba, era como abrir un regalo. Un regalo increíblemente bello y excitante. Cuando el último lazo se abrió y el corpiño cayó al suelo revelo lo que durante tantos meses había imaginado. Un cuerpo curvilíneo, con unos pechos redondos pero se podía apreciar las sombras de la musculatura en su cuerpo y esa combinación lo intrigo aun mas si era posible.
La cogió en volandas tal y como había hecho meses atrás cuando salían de la finca del Arl de Denerim huyendo de las mazmorras de Arl Howe y el tumbo en la cama, le sacó las botas y se tumbo a su lado para volverla a besar.
Alex se sentía en el paraíso los besos de ese hombre la hacían perder la cabeza, cuando separo sus labios de los suyos Alistair fue recorriendo un camino de besos hacia su pecho donde empezó a lamerlos y mordisquearlos.
-Creo que deberíamos parar- dijo Alistair con un pezón entre los dientes.
-¿Qué? – se quejo Alex.
-No me malinterpretes me encanta tenerte así, pero que pasa si te dejo embarazada ahora, la gente hablara mal de ti y no quiero que eso ocurra-
-Me importa una mierda la gente Alistair – dijo Alex incorporándose – ¿Acaso crees que no se que dicen de mí esas señoritas tan bien educadas? Dicen que me he abierto de piernas con medio Thedas que seduje a Nathaniel y que su padre lo envió a las marcas libres por que el ya no quería nada mas conmigo. Que luego lo intente con Cailan pero que él era demasiado amable y respetuoso como para echarme de la corte. Cuando Nathaniel y yo estuvimos juntos casi 4 años y con Cailan ya te lo conté. Continuaran hablando y cuando se haga público nuestro compromiso echaran por suelo aun más mi reputación.
-¿Por qué harían tal cosa?-
-Ellas quieren ser reinas a toda costa y sus familias quieren las ventajas de pertenecer a la familia del Rey, en el momento que digas que te quieres casar conmigo empezaran las intrigas palaciegas y yo seré el blanco de todos sus ataques. Incluso después de que nos casemos continuaran intentaran seducirte y ser tus amantes-
-Eso no va a pasar-
-Eso no lo sabes Alistair, aprovecharan cualquier momento de debilidad para interponerse entre nosotros. Lo he visto antes con mi padre, con Robb incluso con Fergus –
-¿Quieres decir que todos han tenido amantes?-
-Si- le respondió Alex apartándole la mirada.
-Robb tenía su cama siempre llena cualquiera de ellas hubiera sacado ventaja de un hijo, Oriana tubo un embarazo muy malo y una noche que discutieron Fergus tuvo un desliz. Y mi padre, mi madre enfermo cuando Robb y yo teníamos 8 años se acostó con otra durante una cacería. Yo misma me acosté con Cailan por despecho hacia Nathaniel-
Alistair se sentó a su lado, estaba claro que ella tenía miedo, miedo a ser traicionada por aquel que había jurado compartir su vida.
-Alex mírame – el la obligo a mirarlo – no tengo intención de hacerte daño, achácalo que me he criado en la Capilla y que nos han machacado con el tema de la fidelidad pero me clavaria una daga en el corazón antes de permitir que sufrieras por mi culpa.
Alex lo miro con lagrimas en los ojos, estaba cansada, cansada de ser herida por los demás, cansada de mostrarse imperturbable.
-Te quiero Alex, estoy enamorado de ti des del momento en que te vi y por eso quiero hacer las cosas bien. El Hacedor sabe que estoy haciendo esfuerzos titánicos para no bajarte los pantalones y hacerte mía hasta que no recuerdes ni cómo te llamas – Alex se rio con ese comentario – quiero que seas lo último que vea cuando me duerma y lo primero cuando me despierte, quiero compartir mi vida contigo y nada ni nadie te va a separar de mi eso te lo juro.
-Yo también te quiero – le dijo ella mientras él le secaba las lagrimas con los pulgares.
Le ayudo a ponerse la camisa y cuando ella hizo el gesto de levantarse de la cama la detuvo.
-Duerme conmigo esta noche- le dijo Alistair mientras la acurrucaba a su lado.
-¿No te importa que pueda decir bann Teagan si nos ve salir mañana juntos de la habitación?-
-No, así sabrá a que árbol no tiene que arrimarse-
Alistair la volvió a besar y la envolvió en sus brazos, por primera vez en la vida se sintió en casa. A la mañana siguiente cuando abrió los ojos ella todavía dormía, resiguió las líneas de su cara con el dedo se harían muy largos los días hasta que por fin pudiera tenerla.
-Alex- le susurró acariciándole la cara con la nariz – despierta.
Ella sonrió antes de abrir los ojos.
-Hola – le respondió como si fuera un secreto entre ambos.
El la beso y la estrecho aun mas contra el entrelazando las piernas con las de ella.
-Alistair a no ser que quieras pasar el día en la cama, deberíamos bajar a desayunar-
-Un poco mas por favor – se quejo el contra su cuello.
-Me haces cosquillas – se quejo ella.
-Tendremos que levantarnos si no queda más remedio-
Alex se quito la cadena de oro donde llevaba el anillo de compromiso y se lo puso en el dedo. Alistair se la quedo mirando y sonrió.
-Que vengan a por mí si tienen valor-
-Hacedor por eso me enamore de ti- le dijo tirándose con ella otra vez en la cama.
-Alistair Theirin me haces cosquillas – dijo ella entre risas.
Llamaron a la puerta interrumpiendo el divertido momento que estaban viviendo.
-Majestad – era bann Teagan.
Alistair y Alex se levantaron de la cama.
-Ahora que – susurró ella.
-Pasa Teagan –
Bann Teagan entro a la habitación y se encontró a Alistair a medio vestir y a Alex con la camisa abierta, el pelo suelto totalmente despeinado y la cama desecha.
-Oh, no sabía que teníais compañía puedo excusaros ante Fergus si queréis-
-No, no será necesario. Cierra la puerta-
El bann hizo lo que Alistair le pidió.
-Alex y yo nos comprometimos hace dos meses-
-¿Fergus lo sabe?-
-Sí, no quisimos decir nada porque no sabíamos como irían las cosas en el Bannor y no quería poner una diana en su cabeza mientras yo no estaba. Lo queríamos hacer oficial en la asamblea por favor se discreto-
-Lady Cousland vais a romper muchos corazones incluido el mío – le dijo bann Teagan con una sonrisa.
-Bueno parece que he encontrado el hombre adecuado- dijo Alex cogiendo de la mano a Alistair
-Me alegro mucho por los dos se os ve muy felices-
-Lo estoy Teagan, lo estoy. Creo que Alex y yo nos deberíamos adecentar un poco-
Bann Teagan salió y dejo solos a la pareja.
-Alguien tenía que ser el primer en saberlo- se encogió de hombros Alistair.
Se pusieron decentes y bajaron a desayunar.
-Según bann Teagan lo vuestro ya no es tan secreto – se quejo Fergus.
-Vamos Fergus, no te enfades –
-Tampoco lo hubiéramos podido esconder mucho mas, no sois nada discretos – se quejo- en fin ya está hecho.
Desayunaron los 4 y Alex pidió que Alistair lo siguiera hacia las cuadras.
-Te presento a Vilya – le dijo parándose delante de un bello caballo negro – es para ti, es mi regalo de compromiso.
Alistair lo acarició y el caballo se inclino para que pudiera tocarlo más.
-Alex es precioso, no hacía falta que compraras nada-
-No lo he comprado, es mío y me gustaría que te lo quedaras tú. Es un pura sangre de Ferelden quedan muy pocos. Me lo regalo tu padre cuando cumplí 14, era un potrillo asustado cuando me lo dio, me parece justo que lo tengas tu-
-Pero tú te quedas sin el-
-No, parece que mi padre y él se pusieron de acuerdo. Mi padre me regalo una yegua de Ferelden – le dijo señalando hacia otro establo donde había una preciosa hembra de color gris perla- ella es Nenya. Ellos son pareja ya sabes que los caballos de Ferelden se aparean de por vida.
-No sé qué decir, nadie me había hecho un regalo tan magnífico-
-Entonces acéptalo sin más-
-Entonces lo acepto, tengo muchas ganas de que cabalguemos-
-Esa frase puede ser sacada de contexto- le dijo Alex levantando una ceja.
-Eso también, pero esta vez me refería a los caballos-
-Hare que los suban al barco, para cuando nos vayamos hacia Amarathine –
-¿Cuando zarpamos?-
-Al anochecer, hoy hay marea alta y lo aprovecharemos además parece que tendremos viento a favor-
Al anochecer todos subieron al Eleanor esperando por la mañana divisar los muros de la ciudad de Amarathine.
