Advertencia: Yaoi, lemon, blah, blah, blah...
Disclaimer: Por favor, Saint Seiya no me pertenece, no es de mi propiedad, para mi desgracia y la de los homofóbicos.
Parejas: MiloxCamus
Murder of Blood
By: Konoto-chan
Chapter II: Those eyes
--Ayer vi los cortos de una en la televisión, no se veía tan mal, pero no lo sé...-de pronto su pequeña conversación se vió interrumpida por el sonar del teléfono.-Diga?.-dijo el pelirrojo descolgando el auricular al estar más cerca del aparato.-Ahora?.-preguntó.-Esta bien... espera...-con su mano hizo el ademán de cómo si estuviera escribiendo en el aire, dándole a entender al rubio que quería una pluma, el mayor la encontró en una de las mesas cercanas al sillón donde ambos estaban sentados, el francés no sólo tomó la pluma sino que tomó entre sus manos la del rubio.-Mfh... cuál era el número?.-preguntó.-217?... si, lo tengo.-dijo escribiendo una dirección en la palma de la mano del ojiazul.-Esta bien, en media hora...-dijo finalmente para después colocar en cortar la llamada.
--Creo que ya no iremos al cine.-suspiró el rubio.-Esto es en el centro.-dijo leyendo la dirección escrita en su palma.
--Si.-dijo poniéndose de pie.
--A veces odio éste trabajo.-bufó el ojiazul con algo de molestia.
--Lo sé.-secundó el pelirrojo.-Pero qué se le va a hacer?.-dijo encogiéndose en hombros.
--Hn.-fue lo único que el ojiazul pronunció poniéndose de pie, malhumorado.
--Vamos, no te enojes.-le dijo sonriendo.
--No estoy enojado.-refutó el rubio infantilmente, cruzándose de brazos
--Sí, si lo estás.-contradijo el bello pelirrojo agrandando su sonrisa.
--No, no lo estoy ¬¬.-insistió Milo cerrando sus ojos en actitud obstinada.
--Milo, te conozco perfectamente.-dijo sintiendo los fuertes brazos del rubio rodear su estrecha cintura, abrazándolo por la espalda.
--Lo sé.-dijo dejando suaves besos en la tersa piel del cuello del pelirrojo pasando sus dedos por las suaves hebras cobrizas.-Me dejas hacerte trenzas?.-preguntó el rubio enredando un mechón de largo cabello entre sus dedos.
--Sólo si tú me dejas hacerte coletas.-dijo el francés a modo de respuesta, sacando una risa divertida de los labios del ojiazul.-Vamos, es tarde...-habló separándose del agarre del griego.
--Mmmmffhh!... No me lo recuerdes.-dijo suspirando con fastidio.-No quiero ir T-T.-gimoteó infantilmente.
--No seas berrinchudo, Milo.-dijo Camus sonriendo divertido.-Quién te viera es estos momentos diría que tienes tres años... no veinticinco.-rió buenamente.
--¬¬ ja, ja, ja... muy gracioso.-habló el rubio, enfurruñado.
--Vamos.-dijo dejando un suave beso en los labios de Milo, y aunque era algunos centímetros más bajo que él (Konoto-chan: exactamente cinco centímetros más bajito que el lindo escorpión n.n) podía lograr que el rubio se inclinara un poco.
--Cómo lo haces?.-preguntó el joven griego cerrando sus bellos ojos.
--Cómo hago qué?.-cuestionó mirando confundido al no entender la pregunta.
--Cómo haces que mi enojo desaparezca?.-dijo con una sonrisa floreciendo en sus labios.-Cómo haces que todo el mundo desaparezca?.-preguntó para después volver a unir sus labios con los carnosos del pelirrojo.
--Secreto, amor.-habló el pelirrojo al partir en beso, guiñó un ojo coquetamente, haciendo sonreír al ojiazul, para acto seguido tomar una de sus manos y conducirlo hasta la puerta, por la cual salieron.
KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk
Dieron las doce con diez minutos cuando ambos llegaron frente a un alto edificio en el centro de la gran ciudad, entraron y caminaron hacia el elevador.
--Pode... podemos ir por las escaleras?.-preguntó con voz nerviosa el rubio al ver que el pelirrojo estaba por presionar el botón para que el elevador bajase.
--Qué?... pero si son siete pisos!.-dijo el francés un tanto asombrado, pero su asombro desapareció el recordar el miedo claustrofóbico que le tenía el griego a los elevadores.-Milo, no voy a subir siete pisos de escaleras cuando hay un elevador.-dijo mirándolo inquisidoramente.
--Sabes que aguanto cuando mucho dos o hasta tres pisos, pero son siete... Acaso quieres que me dé un paro cardiaco?.-preguntó cada vez mas nervioso, se sobresaltó cuando el tenue timbre anunció la llegada del elevador.-En serio, Camus, no quiero entrar allí.-dijo cuando las puertas se abrieron para dejarlos pasar.
--Vamos, no pasará nada.-habló el pelirrojo sonriendo dulcemente.-Yo estoy contigo.-dijo tomando una de las manos del rubio entre las suyas y lo jaló dentro.
--Mmmm.-gimió Milo al ver como las compuertas se cerraban, y comenzó a sentirse sofocado.
--Calma, no pasa nada.-dijo con voz suave el francés tomando ambas manos del ojiazul.
El griego cerró sus ojos fuertemente cuando sintió cómo el elevador comenzaba a moverse, apretando las manos del francés entre las suyas, y mientras mas subían mas incómodo y sofocado se sentía. Y cuando ya no podía mas dirigió una de sus manos hacia el botón para hacer parar el elevador, pero fue interceptado por el pelirrojo.
--Pero...-intentó decir mirándolo suplicante, pero un dedo en sus labios le calló.
--Shhh... no digas nada.-dijo tomando el rostro, ahora pálido de Milo entre sus manos.-Mírame.-dijo en un susurro.-No pienses en nada, sólo mírame.-dijo acariciando ambas mejillas, mientras que el griego se concentraba únicamente en los bellos ojos del francés.-Cierra tus ojos.-pidió.
Milo cerró sus orbes azules con lentitud. El pelirrojo eliminó la distancia entre ambos, dejando un tierno beso en los labios del rubio, un suave toque apenas más efímero que el aliento, pero que fue profundizado cuando los brazos del ojiazul lo rodearon por la cintura, acercándole lo más posible a su propio cuerpo. Mordió con suavidad el labio inferior del francés, quien separó ligeramente sus labios, dándole la oportunidad de invadir su boca con su lengua sin premura, embriagándose con el exquisito sabor que ésta poseía, mientras los dedos del francés acariciaban los dorados cabellos. Su miedo y nerviosismo se esfumaron cual polvo al viento cuando sus labios tocaron los de Camus. Pero prontamente y contra su voluntad, la falta de aire los hizo separarse y romper el beso. Un tenue timbre les anunció que ya habían llegado y las compuertas se abrieron.
--Ves cómo no pasó nada?.-preguntó sonriendo dulcemente.
--Si... gracias.-dijo el griego sonriendo de igual manera y ambos salieron del elevador y se encaminaron por el largo pasillo.
Era un caos total, había varios miembros del cuerpo de policía interrogando a los departamentos vecinos en busca de cualquier dato o información que les pudiera ser de alguna utilidad. Pero muchos sólo negaban con la cabeza y decían que no sabían nada, para después cerrar sus puertas, o aparentemente lo hacían, ya que sólo emparejaban la puerta, dejando una pequeña rendija por la cual podían ver y escuchar, (Konoto-chan: metiches ¬¬).
-- Hola, chicos.-habló una voz con alivio, muy conocida para ambos.- Que bueno que llegaron.-dijo un joven de ojos verdes.
--Hola, Saga.-saludó el francés.
--Qué tal, Saga?.-saludó el griego, pero notó que el rostro del ojiverde estaba pálido.-Qué sucede?.-preguntó.
--Quiero morirme... estoy harto, eso es lo que pasa!.-dijo bastante alterado.
--Y eso?.-preguntó un tanto sorprendido el pelirrojo.
--Un día de estos va a volverme loco.-habló histérico, masajeando con los dedos sus sienes.-Sino es que ya lo estoy.-
--Quién?.-cuestionó el rubio, dudando acerca de la salud mental de su amigo.
--Dios mío!...-exclamó pasándose una mano por el cabello.-Habla hasta por los codos!.-dijo cubriendo su rostro con sus manos.
--Ohh...-pronunciaron tanto el ojiazul y como el pelirrojo comprendiendo el por que de la desesperación de su amigo.
--Cómo es que le permitieron venir?.-preguntó el francés.
--No lo sé, y no me importa... lo único que quiero es que cierre esa gran bocota.-dijo el hombre al borde de la histeria.
--Oh, Saga!.-se escuchó decir a una voz bastante irritante y chillona.
--No, demonios!.-maldijo el ojiverde palideciendo.-T-tengo que irme.-
--No te preocupes, nosotros te cubrimos.-habló Milo, mirando al pelirrojo quien asintió con la cabeza, dándole a entender que estaba de acuerdo.
--Sagita!.-se escuchó, esta vez mas cerca.
--Gracias!... les debo una.-dijo para prácticamente echarse a correr.
--Hola, francés!.-saludó una chica de largos cabellos lilas, para acto seguido lanzarse contra Camus, enredando sus brazos por el cuello de éste, cayendo ambos estrepitosamente al piso.
--Auch!.-se quejó el pelirrojo.-La próxima vez que desee taclearme, 'señorita'... avíseme.-dijo intentando incorporarse, pero el peso de la chica no le dejaba.
--Vamos, no seas así, francés...-dijo la chica. Nunca le había llamado por su nombre, siempre era así 'francés'.-Dónde esta Saga?.-preguntó.
--No lo sé.-dijo haciéndose el desentendido.
--Saga, espera!.-exclamó al ver al ojiverde presionar rápidamente el botón del elevador, se puso de pie y corrió tras él, pero las compuertas se cerraron casi en su nariz, y al ver que bajaba, optó por las escaleras.
--Estas bien?.-preguntó el ojiazul ayudándolo a levantarse.
--Si.-respondió, ya de pie.
--Saga debería demandarla por acoso sexual.-dijo Milo riendo.
--No creo que a Kanon le haga mucha gracias que 'esa' acose a Saga.-habló el francés conteniendo su risa.
--Claro que no, se volvería loco, además... Kanon siempre ha sido celoso.-acotó el rubio.-Si viera cómo lo acosa todos los días, sería capaz de matar a la pequeña vaca.-completó riendo buenamente.
--Eso quisiera verlo...-dijo sonriendo.
--Camus, Milo... los estaba esperando.-saludó un joven de aproximadamente la misma edad que ellos, de cabellos castaños y bellos ojos verde esmeralda.
--Qué tienes para nosotros, Aioria?.-preguntó el griego.
--Hn, algo un poco fuera de lo común.-dijo suspirando.-Al parecer un hombre invadió el departamento, pero no forzó ninguna cerradura.-dijo caminando dentro de la estancia.-También encontramos esto...-mostrando un revolver.-Pensamos que era un simple ladrón, pero no se llevó nada... y el arma tiene un silenciador, lo cual indica...-
--Que no venía a robar... sino a matar.-completó el pelirrojo.
--Exactamente.-secundó el castaño.-Es el tercer caso idéntico esta semana.-dijo suspirando.
--Algún herido?.-preguntó el ojiazul.
--Si.-respondió el ojiverde con pesar.-Un joven, pero no es ninguna herida de bala... mas bien fue una puñalada.-objetó.
--Puñalada?.-preguntó algo sorprendido el rubio.-Y él está...?.-
--No, no logró tocar ningún órgano vital... y esta en el hospital, recuperándose...-
--Podrías... hacerte cargo de llenar los informes?... Saga tuvo que irse.-pidió el pelirrojo.
--Claro, con gusto...-dijo sonriendo el ojiverde.-Aunque también hago esto por agradecimiento hacia él.-dijo sonriendo.
--Agradecimiento?... porqué?.-preguntó confundido.
--Por que logró que la bocona se fuera de aquí.-comentó riendo.-Ya me tenía harto.-
--Y que lo digas.-refutó el rubio.
--Bien, será mejor que vayan al hospital.-dijo Aioria.-Necesitan interrogarlo.-
--Esta bien.-
KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk--Disculpe.-llamó el rubio a la joven recepcionista del hospital.
--S-si? o/./o.-balbuceó la pobre muchacha completamente sonrojada.
--Buscamos a un paciente que haya ingresado con una puñalada en el costado, entre las 3:30 y las 4:30 am.-dijo el ojiazul.
--S-si... e-en el segundo piso... e-en la hab-habitación 256 a la d-derecha.-dijo entrecortadamente.
--Gracias.-dijo para después dirigirse hacia Camus que lo miraba con una sonrisa divertida en los labios.-Qué es tan gracioso?.-preguntó mirándolo confundido.
--Es que...-pausó para después señalar a la chica que seguía con su mirada sobre Milo.-Enamoraste a la recepcionista, Milo.-dijo para después reír quedamente.
--Que?.-dijo por lo bajo mirando sorprendido a la chica, quien desvió su mirada rápidamente, sonrojándose, Milo simplemente sonrió.-Vamos.-dijo tomando la mano del pelirrojo y dirigiéndose al elevador, presionó el botón.
--Milo?.-llamó suavemente el francés.
--Qué?.-preguntó.
--Qué estas haciendo?.-preguntó.
--Cómo que qué estoy haciendo?.-preguntó confundido.
--Lo mismo te digo... acaso quieres subir al elevador por tu propia voluntad?.-preguntó.
--Qué...?.-dijo mirando sorprendido al pelirrojo, para después desviar su vista hacia las compuertas que se abrieron para dejarles pasar.
--Entonces...?.-preguntó el francés.
--Yo no... Qué diablos!.-dijo para jalar al pelirrojo hacia adentro y presionando el botón del número dos.
--Dios! El mundo se va a acabar.-bromeó Camus.-El Apocalipsis se acerca!.-
--Luego dicen que yo soy el infantil ¬¬.-espetó el rubio.
--Vamos, Milo... fue una bromilla inocente n.n.-dijo el joven francés aún sonriendo.-No te enojes.-
--No puedo enojarme contigo.-dijo el ojiazul sonriendo dulcemente, para seguidamente sellar los labios del pelirrojo en un suave beso.
El elevador se detuvo en el segundo piso, y ambos caminaron por el largo pasillo. Cada habitación tenía números de color plateado adheridos a la madera de la puerta.
249...
250...
251...
252...
253...
254...
255...
256...
--Se supone que aquí es...-dijo el rubio plantándose ante una puerta de color blanco con el número 256 en la parte superior.
--Ésta es.-afirmó el pelirrojo, tocando suavemente en la blanca superficie, escuchando una voz que decía un quedo 'adelante', ambos entraron a la estancia.
--Buenas tardes...-saludó el griego.-Somos del...-
--FBI.-completó un joven rubio que estaba sentado en una silla cercana a la cama, y poniéndose de pie.
--Exactamente.-secundó Milo.-Soy el agente y detective Milo Bizantino-dijo presentándose y estrechando la mano del joven.
--Mucho gusto, mi nombre es Steven Williams.-respondió el joven.
--Y él es...-dijo Milo refiriéndose al francés.
--Camus Siegel, mucho gusto.-dijo sonriendo.
--Mon Dieu!.-exclamó el joven de ojos mieles, tomando la mano del pelirrojo entre las suyas, dejando un suave beso en el dorso de ésta.- être un ange qui être devant de mon yeux? (Es un ángel quién está frente a mis ojos?).- habló en perfecto francés, los ojos de Camus se abrieron ampliamente ante aquellas palabras y un violento sonrojo se apoderó de sus blancas mejillas.- Non, vous être plus belle que un ange (No, tu eres más bello que un ángel).-dijo para después sonreír con dulzura y dejar un segundo beso en el dorso de la mano de un sonrojado pelirrojo.
Los ojos mieles del rubio miraban fijamente los aún sorprendidos ojos caoba de Camus. Milo se aclaró la garganta, atrayendo la atención del joven, quien soltó lentamente la mano de Camus, sonriendo al ver cómo un par de ojos azules taladraban los suyos. Milo, quien había entendido cada palabra, no podía evitar el sentir celos. Apartó a Camus delicadamente y se colocó delante de él en actitud protectora.
--Su novio es muy hermoso.-dijo con voz suave y calmada.-No me malinterprete...-dijo ante el ceño fruncido del griego.-Sólo estaba asombrado por la absoluta belleza de su pareja... además, yo ya estoy comprometido.-dijo sonriendo y señalando al joven de cabellos castaños que dormía tranquilamente en la cama... bueno, aparentemente dormido en la cama...
--Tu nunca cambias, verdad?.-dijo el joven de cabellos castaños que veía divertido la escena.
--Ya te sientes mejor, Lou?.-preguntó acercándose al castaño.
--Mucho mejor gracias.-dijo sonriendo.
--Que alivio.-dijo sonriendo de igual manera.
--Disculpen por interrumpir pero...-habló el rubio.
--Oh, lo siento... ustedes dirán, en que podemos servirles?.-dijo el joven de ojos verdes.
--Si, verá, hemos venido a hacerles unas cuantas preguntas sobre el altercado en vuestra casa.-dijo el pelirrojo con sus mejillas aún encantadoramente sonrojadas, aunque con menor intensidad.
--No logré verlo bien, por que estaba muy oscuro... pero logré verle los ojos, y eran unos ojos muy peculiares que difícilmente podría olvidar.-habló sonriendo de lado.-Si me prestan un lápiz y un pedazo de papel, podría dibujarlo.-comentó.
Una vez que le dieron lo que había pedido, se puso a dibujar. Después de unos cuantos minutos terminó.
--Listo!.-anunció tendiéndole el pedazo de papel a Milo.
Al principio el sorprendió, por que el dibujo era bastante bueno y real, tal parecía que aquel par de ojos parpadearían en cualquier momento.
--Esos ojos... yo los conozco.-habló el francés al observar el dibujo, atrayendo tres pares de ojos que lo miraban sorprendidos.-Los he visto antes...-
KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKkOk, hasta aquí por ahora, muchísimas gracias por leer y por vuestros comentarios, espero que este capítulo haya sido de vuestro agrado... Besos, Ja Ne!
