Advertencia: Yaoi, lemon, blah, blah, blah...

Disclaimer: Por favor, Saint Seiya no me pertenece, no es de mi propiedad, para mi desgracia y la de los homofóbicos.

Parejas: MiloxCamus y algo de ShuraxAioria.

Reviews:

Ridula: ay! Señora, acaso no imagina quien es?... en fin bueno la historia es sangrienta, mucho, sólo que por ahora me he moderado jeje, espero que este capitulo sea de su agrado. Bye-Bye.

Elena: lo sé, quién no se derretiría con una distracción como Camie, bueno, muchísimas gracias por leer, espero que este capítulo sea de tu agrado n.n.

Quejas, sugerencias, peticiones, felicitaciones, amenazas, observaciones en los reviews por fa. Espero que os guste.

Murder of Blood

By: Konoto-chan

Chapter III: Behind the wall

--Esos ojos... yo los conozco.-habló el francés al observar el dibujo, atrayendo tres pares de ojos que lo miraban sorprendidos.-Los he visto antes...-

--Hablas en serio, Camus?.-preguntó algo pasmado el griego.

--Si, tal vez no lo recuerdes pero ya conocemos a éste hombre.-habló el francés.-Fue hace menos de un año... su nombre es Daniel Novak... creo que en estos momentos esta en libertad condicional, fue arrestado y juzgado por robo y homicidio en segundo grado.-dijo tratando de recordar con claridad.

--Oh, ya lo recuerdo.-dijo el ojiazul.-Ese hombre es un cínico de lo peor.-habló con una mueca de desagrado en el rostro.

--Dicen que no forzó ninguna entrada, no es así?.-cuestionó el pelirrojo.

--No, creo que robó mis llaves sin que yo lo notara, por que creí haberlas perdido, y nos dijeron que las encontraron pegadas a la puerta después de que el hombre se fue.-habló el ojiverde.

--Lo que pasa es que ya hemos tenido tres casos iguales en ésta semana.-dijo con pesar el griego.-Y hay una mujer desaparecida.-terminó.

--Entonces debería considerarme afortunado?.-dijo sonriendo de manera nerviosa.

--Así es.-afirmó el francés.

KkKkKkKkKk

--Aquí está.-anunció Saga después de una exhaustiva búsqueda entre todos los archivos de una de las computadoras principales.

--Ya era hora.-se quejó Aioria con algo de fastidio, se incorporó de su, hasta ahora, asiento y se posicionó detrás de él para poder ver mejor el monitor de la computadora por encima de su hombro.

--Pues a la próxima lo buscas TU.-le espetó con enfado.

--Porqué yo?... ese es TU trabajo.-replicó.

--No soy sirviente de NADIE!.-dijo Saga comenzando a enfurecerse.

--Pues conozco a cierto joven de ojos verdes, que no soy yo por supuesto, a quien le encantaría DESMENTIR eso.-dijo esto con una sonrisa ante el violento sonrojo que cubrió las mejillas de Saga.

--Ya empezaron.-habló Milo soltando un suspiro de resignación.

--Siempre es lo mismo.-secundó Camus, mientras jugaba distraídamente con una pluma entre sus dedos.

--Nos quedaremos a dormir aquí o qué?.-preguntó el griego haciéndose oír.

--Sólo si el escandaloso se calla.-inquirió Saga aún con sus mejillas sonrojadas.

--A quién le dices escandaloso?.-preguntó el castaño.

--A ti, a quién más? ¬¬.-siguió.

--El burro hablando de orejas ¬¬.-

Y así empezó la guerra para ver quien decía los insultos más hirientes a su oponente en la menor cantidad de tiempo.

--Bocón!.-

--Esquizofrénico!.-

--Imbécil!.-

--Estúpido!.-

--Escandaloso!.-

--Amargado!.-

--Antipático!.-

--¬¬.-

--¬¬.-

--Ejem... ya terminaron?.-preguntó el francés, que desde hacía tiempo escuchaba pacientemente las tonterías que sus dos compañeros se decían el uno al otro, las mismas tonterías a las que ya estaba acostumbrado.

--Idiota!-

--Cara dura!.-

--¬¬

--¬¬

--Que bien, gracias!.-dijo sarcásticamente el pelirrojo, haciendo a un lado a Saga que estaba sentado frente el monitor.

--Porqué no se casan de una vez?.-preguntó el ojiazul sonriendo divertidamente mientras Aioria y Saga lo fulminaban con la mirada, haciéndole soltar una carcajada.

--Los que se aporrean se quieren.-dijo el francés cómo quien habla del clima, al tiempo que abría el expediente y pulsaba la tecla 'Enter' para imprimir.

--Cállate!.-exclamaron ambos ojiverdes al unísono.

--Aioria, que diría Shura si te viera en estos momentos?.-preguntó el rubio negando con su cabeza y sonriendo ligeramente.

--Shura no tiene nada que ver.-contestó el castaño molesto, con un suave rubor carmín en sus mejillas.

--Que diría si viera a su novio de veinticinco años discutir como un niño de tres.-dijo el griego riendo.

--Mira nada más, el muerto riéndose del degollado.-habló el pelirrojo detrás de Milo mesándole los rubios cabellos, provocando que la sonrisa del ojiazul se borrara y Aioria riera entre dientes.

--Mañana a primera hora hay que interrogar al sujeto...-habló Saga.-Su dirección está incluida en su expediente.-

--La descripción es idéntica, además de que las huellas encontradas en el arma coinciden con las de él.-finalizó el francés.

--Nos vamos ya?.-preguntó el rubio.

--Si.-asintió el pelirrojo.

--Quieres que te llevemos a tu casa, Aioria?.-ofreció el ojiazul.

--No, gracias.-declinó el castaño amablemente.-Debo esperar a Shura.-

--Saga, no quieres que...?... y Saga?.-preguntó el griego al no encontrar al peliazul.

--Se veía algo 'apurado' en irse.-dijo el castaño con una sonrisa divertida en el rostro.

--Bueno...-pronunció el ojiazul sonriendo nerviosamente.-Nosotros nos vamos.-dijo tomando suavemente la mano del pelirrojo y comenzando a caminar hacia la salida.

--Hasta luego.-dijo el francés.

--Adiós.-se despidió el ojiverde.

--La una de la madrugada!.-exclamó el griego al mirar su reloj y caminando por el largo pasillo que conducía hasta las puertas que daban hacia la calle.

--Cómo vuela el tiempo cuando uno se divierte, verdad?.-preguntó el pelirrojo que caminaba a la par de Milo.

--Es entretenido ver pelear a esos dos como si fueran una pareja de recién casados.-rió divertido el rubio.

--Kanon y Shura te matarían si te oyeran decir eso.-le regañó el bello joven francés, no pudiendo contener una sonrisa.

--Pero nadie les va a decir, verdad?.-preguntó fijando su mirada en el rostro de un contrariado Camus.

--Claro que no.-dijo sarcásticamente el pelirrojo negando con la cabeza.

--Noto un ligero tono sarcástico en tu voz, mi querido Camus ¬¬.-

--No es sarcasmo...-defendió el pelirrojo.

--Ah no?... entonces ilústrame y dime qué es entonces?.-preguntó mirándolo acusadoramente, deteniendo su caminata.

--Una mentira muy mal disimulada.-dijo Camus sonriendo inocente y encantadoramente, haciendo enternecer la mirada de falso enojo del griego.

--Que lindo eres.-Milo sonrió mientras enfocaba sus ojos azules en los caoba de Camus, a lo que las blancas mejillas del francés se tiñeron con un suave rubor carmín, deleitando al rubio.-Vamos a casa.-dijo besando tiernamente la frente del pelirrojo, quien asintió levemente.

KkKkKkKkKk

La última mano de pintura blanca y Daniel Novak había terminado la ardua labor que había comenzado apenas tres días antes.

Soltó un cansado suspiro, dejó la brocha sobre el papel periódico que había colocado estratégicamente por todo el piso de la estancia; con el dorso de la mano secó el sudor de su frente.

Con paso lento se encaminó hacia la cocina, en donde tomó un par de trapos y un pequeño balde con agua limpia. Caminó hasta llegar a la escalinata que daba al segundo piso y se dispuso a limpiar la sangre de cada uno de los escalones y algunas salpicaduras que habían alcanzado las paredes. Aún no estaba del todo seca y podría quitarla con facilidad, se inclinó hasta quedar sentado en el primer escalón; sumergió el trapo en el agua y lo exprimió quitándole el exceso de humedad y comenzó así a retirar sangre del piso. Las manchas escarlatas salían con facilidad, aunque en algunas partes se habían tornado marrón al secarse; una vez que el trapo estaba demasiado sucio, lo sumergía en el agua, que tomaba un color rojo escarlata más intenso cada vez que sumergía el pedazo de tela en el líquido. Más de una vez había tenido que cambiar el agua por una más limpia y cuando terminaba con un escalón pasaba al otro. De los escalones pasó a las paredes, de las cuales fue mucho más difícil sacar las motas marrones que manchaban la mayor parte de la superficie.

Después de dejar todo pulcramente limpio se incorporó para así poder ponerse de pie, al entrar a la cocina de nueva cuenta tiró el agua que estaba teñida de un rojo escarlata oscuro por el lavabo, se encargó de lavar bien los trapos y a la vez sus manos, eliminando así cualquier rastro de sangre que halla podido quedar. Abrió unas pequeñas puertas en busca de algún aromatizante que eliminara aquel olor metálico y dulzón de la sangre.

Tomó una lata de color blanco y esparció algo de su contenido por el lugar, era obvio que no podía eliminarlo por completo, ya que aquel peculiar aroma era muy difícil, por no decir imposible, de eliminar; así que se conformó con lograr al menor opacarlo un poco. Creando como resultado una extraña combinación entre el fresco perfume del aromatizante y el olor agridulce de la sangre que antes manchaba gran parte de las escaleras y las paredes.

Se encaminó hacia la pequeña pero cómoda sala de estar y se dispuso a retirar las numerosas hojas de papel periódico, colocándole la tapa a la lata de pintura, y recogiendo la brocha que había usado para pintar la pared. Una vez que se deshizo de todo, subió las escaleras y entró al cuarto de baño para darse un largo y relajante baño de inmersión, de esos que duraban cuando menos media hora. Al salir secó sus húmedos cabellos castaños con una toalla, se vistió con ropa limpia y se dirigió a su habitación que estaba frente al baño, abrió la puerta, todo estaba a oscuras pero no se molestó en encender las luces, se dejó caer pesadamente en el suave y blando diván. Su cuerpo le reclamaba la falta de descanso en forma de desagradables punzadas en su espalda y su cabeza, haciéndolo esbozar una mueca de dolor, para después relajarse por completo y caer en un profundo sueño inmediatamente.

KkKkKkKkKk

--Centro de New York, Domingo 5 de Noviembre 7:36 a.m.--

/Ding-Dong/

El molesto ruido del timbre le hizo fruncir el ceño, sin embargo sus ojos no se abrieron.

/Ding-Dong/

Otra vez aquel molesto ruido.. Porqué nunca podía dormir en paz!... hizo una mueca de molestia, se dio vuelta sobre un costado a la par que ocultaba su rostro entre sus brazos, gruñendo guturalmente y con molestia. Quien quiera que estuviera tocando de esa manera tendría que largarse, por que él no pensaba levantarse.

/Ding-Dong/… /Ding-Dong/… /Ding-Dong/

Esta bien!… esta bien!.. aquel timbre comenzaba a molestarle... y mucho!. Con la mayor pereza del mundo se levantó, y al mirar por entre las cortinas

alcanzó a divisar un par de automóviles de color negro. Los reconoció. Prefecto, lo único que le faltaba: lidiar con el FBI desde tan temprano.

/Ding-Dong/

Ah no!… si querían que saliera tendrían que esperarse hasta que se cambiara de ropa. Por dios santo, que persona en su sano juicio está despierta al quince para las ocho... en domingo!. Se vistió calmadamente y aún descalzo bajó la escalinata, se dirigió hacia la puerta principal y la abrió lentamente.

--Buenos días, puedo ayudarles?.-preguntó lo más amablemente que pudo, aunque podía detectarse un ligero tono hostil en su voz.

-- Daniel Novak?.-preguntó, recibiendo un asentimiento por parte del otro.-Somos agentes del FBI y queremos hacerle unas preguntas.-Saga fue el que habó.-Nos permitiría pasar?.-preguntó.

--Claro.-dijo con una falsa sonrisa y haciéndose a un lado para abrir la puerta y dejarlos pasar.-Tomen asiento, por favor.-dijo señalando el amplio sillón en la sala de estar.

--Gracias.-pronunciaron tanto Milo como Saga, mientras que el francés miraba sospechosamente la pared.

--Emm... gustan algo de beber?.-preguntó intentando atraer la atención del pelirrojo, ya que le ponía nervioso la manera en la que miraba la pared. Y lo logró.

--No, gracias.-dijo declinando el ofrecimiento al igual que el rubio y el peliazul.-Nos permitiría ver su habitación?.-pidió.

--Claro.-dijo algo sorprendido con la petición.-Si gusta que lo acompañe.-ofreció.

--No.-negó rápidamente.-Sólo indíquenos dónde está, mi compañero tiene algunas preguntas que hacerle.-aclaró.

--La última puerta a la derecha.-dijo algo extrañado.

--Gracias.-dijo para seguidamente tomar de la mano a Milo y llevarlo con él escaleras arriba.

--Qué pasa, Camus? Porqué pediste ver su habitación?.-preguntó el rubio algo confuso.

--No lo notaste?.-inquirió, recibiendo una negativa por parte del griego.-Todo es muy extraño.-fue lo único que dijo para después caminar la distancia hacia la puerta de la habitación y girar la perilla.-La casa es vieja, y una de las paredes de la sala parece nueva.-siguió.

--Tienes razón es extraño.-acordó el ojiazul.

--Todo está demasiado limpio y ordenado, incluso para alguien normal.-pronunció el francés al divisar el interior de la habitación.

KkKkKkKkKkKk

--Le molesta que grabe nuestra conversación?.-preguntó el ojiverde.

--No, adelante.-aceptó el ojigris.

--Bien, dónde estuvo usted el viernes de la semana pasada?.-preguntó.

--Aquí.-respondió inmediatamente, lo cual era mentira, anteayer se habían cumplido tres semanas desde la última vez que había dormido en casa.

--Hay alguien que pueda constar de que usted se encontraba en casa?.-cuestionó.

--Acaso eso es tan importante?.-inquirió desafiante.

--Está usted consiente de cuales son las pautas que se le impusieron al darle libertad condicional?.-preguntó el peliazul mirándolo seriamente.

--Si.-

--Esta consiente de que cualquier violación a cualquiera de esas pautas le ocasionaría cadena perpetua, dependiendo de la gravedad.

--Lo sé.-dijo asintiendo.

--Entonces, conteste mi pregunta... hay alguien que pueda constatar de su presencia aquí el pasado viernes?.-volvió a insistir.

--No.-aquella inquisidora mirada comenzaba a ponerlo nervioso.

--No se encontraba usted en el cetro de la cuidad?.-cuestionó.

--No.-respondió.

--No invadió ud. el apartamento 217 a las 3:15 a.m.?.-preguntó cada vez con más insistencia.

--No.-contestó cada vez más nervioso, no sabía que era, pero algo en la mirada de ese hombre le hacia sentir extraño, cómo si pudiera leer su mente.

KkKkKkKkKkKk

--Tienes una pluma?.-preguntó Camus al rubio que revisaba el baño de la habitación.

--Qué?.-preguntó asomando su cabeza por la puerta.

--Que si tienes una pluma?.-volvió a cuestionar.

--Emmm... si.-dijo al buscar en sus bolsillos encontrando una y tendiéndosela al francés.

--Gracias.-pronunció tomándola y dirigiéndose hacia la cama. Deshizo un poco la cama, zafando el cobertor y las sábanas de una de las esquinas.

--Qué estas haciendo?.-inquirió el rubio viendo extrañado las acciones del pelirrojo.

--El cuarto esta demasiado limpio y ordenado, es cómo si nadie viviera aquí.-dijo colocando la pluma debajo de las blancas sábanas y acomodando cuidadosamente el cobertor sobre éstas.-Con esto sabremos si realmente está cumpliendo con las reglas de su libertad condicional.-dijo terminando, y dejando la cama tal y como había estado antes de que ambos entraran.-Volveremos en una semana, y si la pluma sigue allí, sabremos que no ha dormido aquí.-dijo inteligentemente.

--Bien, bajamos ya?.-cuestionó.

--Si, vamos.-asintió y ambos salieron de la habitación y bajaron la escalinata hacia el primer piso.

--Ya terminaste, Saga?.-preguntó el rubio entrando a la estancia en la cual estaban sentados el peliazul y el ojigris.

--Si.-dijo presionando el botón de apagado de la pequeña grabadora y poniéndose de pie.

--Perdón las molestias y gracias por su tiempo.-pronunció el bello ojiazul.

--S-si.-dijo 'algo' nervioso Novak, para seguidamente acompañarlos hacia la puerta. Una vez que salieron, espero a que se fueran, cuando los perdió de vista se recargó de espaldas a la puerta y se dejó caer lentamente hasta quedar sentado en el piso. Suspiró entrecortadamente, le temblaban las manos. Se había salvado esta vez, pero quizá para la siguiente no tendría tanta suerte...

KkKkKkKkKkKk

--Centro de New York, Sábado 11 de Noviembre 3:18 p.m.--

/Ding-Dong/

--Si?.-preguntó al abrir la puerta, pero sus ojos se abrieron con asombro al ver quien... o mejor dicho quienes estaban afuera.-Q-qué desean?.-preguntó.

--Perdón por molestarlo de nuevo pero... necesitamos hacerle algunas preguntas?.-pronunció Aioria con una ligera sonrisa.

--Claro, pasen?.-dijo bajamente abriendo la puerta.

--Gracias.-dijo el castaño entrando a la casa seguido por Milo y Camus.

--No ha salido de aquí, o sí?.-cuestionó el pelirrojo.

--No.-mintió simplemente el hombre de cabellos castaños, encogiéndose en hombros.

--De acuerdo.-habló captando la significativa mirada del francés.-Nos permitiría ver su habitación?.-preguntó el griego.

--Eh... de nuevo?.-preguntó extrañado.

--Si no esconde nada no tiene por que temer.-habló el ojiverde.

--Claro.-asintió.- Ultima puerta a la derecha.-indicó.

Con un 'gracias' ambos jóvenes subieron escaleras arriba, caminando por el largo pasillo hasta la última puerta a la derecha. Al entrar el rubio se dirigió directamente a la cama, que estaba pulcramente hecha, la deshizo revelando el bolígrafo debajo de las sábanas y el cobertor.

--Lo atrapamos.-pronunció el ojiazul, mostrándole al francés el bolígrafo.

--Ya lo creo.-secundó.

Milo dejó el bolígrafo debajo y lo cubrió, dejando la cama tal y como había estado. Bajaron las escaleras.

--Todo bien, oficiales?.-preguntó el ojigris sonriendo.

--Si.-dijo el pelirrojo.

--Podría...?-pero el sonar del teléfono interrumpió la pregunta de Novak.-Disculpen.-se excusó saliendo de la sala de estar para contestar la llamada.

--Lo encontraron?.-preguntó el castaño dirigiéndose a sus dos compañeros.

--En el mismo lugar.-respondió el rubio.

--Bien, ahora por lo menos podremos arrestarlo por violar su libertad condicional.-dijo Aioria recargándose en la pared.

Pero apenas recargó su mano cuando la frágil pared se rompió, y mas el castaño quedó con el brazo metido en el agujero hasta el codo.

--Aioria, que hiciste? o.o .-preguntó alarmado el ojiazul.

--Y-yo no hice nada o.o''...-trató de excusarse.-S-sólo m-me recargué un poquito o.o.-dijo igual de sorprendido y alarmado los otros dos.

Iva a sacar su brazo, pero sintió que un par de manos frías lo sujetaban fuerte y desesperadamente. El pelirrojo y el rubio vieron como el rostro de su amigo pasaba del nerviosismo al terror, el castaño soltó un grito y trató de sacar bruscamente su brazo, pero aquellas manos se lo impedían.

--Aioria?.-llamó dudoso el griego, pero sólo recibió una mirada asustada por parte del ojiverde.-Saca tu brazo de allí.-

--N-no pue-do.-dijo dificultosamente.

--Porqué?.-preguntó con extrañeza el francés.

--P-por que algo... me esta sujetando.-dijo en un quedo murmullo.

Una de las manos que se aferraba al brazo del castaño lo soltó para posarse en el borde del agujero de la pared, haciendo presión y zafando algunos escombros, haciendo el suficiente espacio para sacar el rostro. Era el rostro de una mujer: pálida, con grandes sombras negras debajo de los ojos, algunos golpes en el rostro y rastros de sangre seca. Los ojos apagados miraron suplicantes los verdes de Aioria.

--Ayúdeme.-dijo en un susurro apenas entendible, sus cabellos raídos y desaliñados cubrían algunas partes de su rostro. Los tres jóvenes se apresuraron a agrandar el agujero en la pared, lo suficiente para que la pobre mujer saliera.

--Veo que ya lo descubrieron.-dijo la voz fría y sin expresión de Novak desde la entrada a la estancia.-No me sorprende.-dijo sonriendo y recargándose en la pared a sus espaldas.

--Daniel Novak, queda arrestado por los cargos de violar su libertad condicional, allanamiento de morada, secuestro e intento de homicidio.-recitó el rubio colocando las esposas en las muñecas del ojigris, quien no opuso resistencia alguna.-Tiene derecho a guardar silencio, ya que todo lo que diga será usado en su contra en una corte.-siguió.-Tiene derecho a adquirir un abogado, si no puede pagarlo el estado le proporcionara uno.-terminó, el ojigris simplemente cerró momentáneamente sus ojos.

--Puede aflojarlas un poco, me lastiman.-pidió como si fuera lo más natural del mundo tener una mujer moribunda llorando histéricamente en el piso de tu sala y con unas esposas apresándote las muñecas.

Daniel Novak fue juzgado en la corte de New York el miércoles 15 de noviembre. Fue encontrado culpable de los cargos de secuestro, allanamiento de morada, doble intento de homicidio y violación de su libertad condicional. Sentenciado a cadena perpetua.

KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk KkKkKkKkKk

Muchas gracias por leer. Espero que haya sido de vuestro agrado.

Antes de irme una pequeña pregunta: Qué les perecería el poder ver Milo y Camus como padres aunque sea por tres semanas?.

Ja Ne!