ACLARACIONES los personajes y lugares acá mostrados pertenecen a J.K Rowling la historia sin embargo es escrita por diversión, gracias.

No todos los personajes siguen el tiempo del canon, se han adaptado a las necesidades de la historia.

La familia de Hermione en esta historia son squib no muggles.

Les agradezco su apoyo y espero sus comentarios.

Mi destino

BY SANDY HYUGA

Las personas necesitamos de la locura, de lo contrario nunca se es libre (Nikos Kazantzakis)

ARCO 1. PRIMERA GUERRA DE SANGRE

CAPITULO 2

El odiaba los funerales. Detestaba el ritual que los seres humanos insisten en ofrecerle a la muerte. Las flores, la música, las interminables palabras y los llantos.

A pesar de eso, esta historia es distinta, los guardianes no tienen familia, ni historia, no hay grandes reuniones, no hay quién recibe el final a sus muertos, llego al último sitio que dio fin a la guardia para observar y analizar.

Su compañero junto con los novatos se encontró allí de pie, con el rostro severo y los ojos secos, la guardiana aún envuelta en una fiesta ritual. Decidieron ir a enterrarla junto a su abuela en el mausoleo de los guardianes. No hubo una peregrinación para darle un final, no hubo un discurso emotivo por sus logros y lo que recordaban de ella. Era una versión menos dinámica y más elegante de un funeral en tiempos de guerra. Esto era solo un presagio de lo que ellos comenzarían a encontrar ahora.

Se estremeció y se alegró de que se encontraran nuevamente solos mientras atravesaban las puertas del templo, el sol brillaba como el filo de una espada, pero el aire apestaba un ritual mágico. Encontraron unas piedras con símbolos grabados con un código. El mensaje declarado "Tendremos una pista en las entrañas de la tierra, se activó la profecía, ha nacido…" no termino el mensaje pero era algo.

Lanzaron varios hechizos de verificación, sin importar que fuera el código identificado ¡vigilancia constante! Dirían por ahí para descartar cualquier trampa. Introdujo la mano y comenzó a sacar tierra, se había olvidado de los guantes otra vez. Esa incomodidad lo ayudaba a no prestar atención a la tristeza que emanaba el templo y el olor fresco de la tierra removida que le recordaba a un cementerio. Sufrió el paso del tiempo en una tarea que se volvió mecánica y esperó a encontrar algo siguiendo el eco de los últimos pasos de la valiente guardiana. Al cabo de un rato encontró una caja, adentro un juego de dos pequeños collares.

Colocar con cuidado la caja en el piso, entonces les había parecido sentir algo, algo que les había hecho tensar los músculos y sentir el vientre. Un pulso de magia salió de los collares con una intensidad tan física como si hubieran dado un puñetazo.

Fascinante

Pero la lucecita de alarma no se había apagado. No era la lucecita de alarma que se encendía ante la presencia de magia oscura o una maldición. Ellos estaban después de todo entre los mejores rompe maldiciones del mundo. No, había sido un pulso de magia arcana o druida de los mismos tiempos antes de Merlín.

Ellos sabían lo que era, y agradecían a la valiente guardiana por protegerlos. Sellaron todo, destruyeron la piedra con el mensaje, volvieron la tierra a su lugar y colocaron barreras para sellar y colocar el templo completamente impenetrable de las mismas que usaban la orden de nivel superior.

Con la rapidez de un parpadeo, todo desapareció. La transición había sido tan suave que casi no se había notado el movimiento, se iban a guardar y custodiar los collares hasta la llegada de la guardiana elegida, ellos harían su parte.

Informar a su superior en un mensaje incrustado cuando llegue al nivel 5 donde solo el jefe podría saber a grandes rasgos lo que encontraron, sin detalles. Tiempos difíciles, tiempos de guerra, el mundo no será igual una vez termine, esperaban poder verlo al final. Ellos continuarían trabajando, en silencio bajo las sombras.


— Black, Potter

—Moody

—Este va a ser duro, Potter, Black.

—Ya nos hemos dado cuenta cada día son peor. ¿Quiénes son las víctimas? — Afirmo Potter

—Un refugio de paso en su mayoría... son niños con unos pocos nacidos de muggles que tuvieron la desgracia de quedar abandonados acá.

En circunstancias normales, posiblemente un grupo completo de aurores más en la escena del crimen. El hecho de que solo tres aurores mayores estuvieran asignados significa que el número de incidentes aumenta en un nivel que el departamento de aurores no pudo manejar, esto era un punto de quiebre para el ministerio.

No era bonito. Para James, la muerte nunca fue una experiencia ni pacífica ni un paso a la otra gran aventura como lo profesaba Dumbledore. Era un repugnante final en la mayoría de los casos, la guerra solo hacia esa causa una conmoción, como un escenario deliberadamente montado para resultar ofensivo, por el olor que la recibió al llegar, supo que más que la muerte hubo tortura allí recientemente.

—Auror.

James se detuvo y mostró la placa junto con Moody. A él la intuición le había dicho con razón que si no se identificaba con rapidez la varita de ese chico tembloroso tenía en la mano lo dejaría sin sentido. Tendría que ser una escena sacada del infierno, le dio lastima con el novato, sabiendo que no hace mucho él había sido uno.

— Señor Black, Señor Potter, Mayor Moody — sus ojos tenían una expresión espectral y era incapaz de reposar la mirada en un punto.

—Descríbame la situación

—Señores- repitió de nuevo. Suspiro, tembloroso — Recibimos un mensaje de alerta por actividad mágica no identificada en este lugar, no hubo ningún mensaje del personal enviado a una revisión sin intervenir e informar, orden de evacuar si se identifica la presencia de Mortifagos en el área, al llegar a una revisión vi que había varias mujeres y varios niños muertos en el edificio, por la escena hacía varias horas que estaban muertos, no había presencia de nadie en el lugar.

— ¿Están ahí? — bajo la vista hasta el nombre que lleva sobre el bolsillo del pecho - ¿auror Finnigan?

—Sí, están...- trago saliva con dificultad y James percibió que una expresión de terror le mudaba el rostro. Moody simplemente asintió. — Revisar los alrededores por pistas y poner una barrera para evitar que vuelvan a entrar.

— ¿Y cómo ha comprobado que todos los sujetos han fallecido, Finnigan? ¿Les tomo el pulso?

Él se sonrojo, pero el tono de piel no aparentemente más saludable que el tono anterior verdoso que había mostrado.

—No señor. Seguí el procedimiento, protegí la escena, notifiqué al ministerio directamente, certifiqué visualmente el fallecimiento, la escena está totalmente intacta.

— ¿Ha abandonado su puesto, Auror? ¿Aunque sea por un momento?

Por fin pudo reposar la mirada en los ojos de él, sin verse apunto de desmayar.

—No señor. En un momento, creía que tendrían que hacerlo. Es mi primer... y me ha costado un poco mantener la vigilancia.

— Me parece que usted está muy bien, quisiera decirle que esto mejorara con la experiencia pero sería mentirle en estos tiempos escenas como estas solo empeoraran sin embargo sabe ¿qué significa eso Finnigan?

— No señor

Significa que somos lo único que se interpone entre ellos y las víctimas, significa que nuestro trabajo para alguien es la diferencia entre la vida y la muerte, significa que su fuerza y fortaleza será una diferencia en esta guerra.

La mirada de miedo del novato Auror cambio con cada palabra, y ahora fue una mirada de decisión y fuerza. — Entiendo señor y... gracias, escuchamos eso muy poco últimamente.

—Hay que revisar el edificio y tendremos que determinar qué sucedió, comenzaras a aprender desde hoy novato.

Ya no era un novato, así que no hay ninguna duda que el estómago se le revolvía a la vista de los cadáveres, de la carne abierta, sino que tiene una punzada de dolor en el corazón. Luego emergió la rabia, cuando vio el alcance de la tortura realizada a estos niños…cuando vio a un bebe entre ellos solo pudo pensar en el suyo, moriría antes que le pasara algo. Solo otro día de trabajo en una guerra sin título.

Dos horas más tarde, después de escribir informes, James luchó por tener toda la información al día para dársela a Mayor Moody, el preciso la dura tarea de hablar con la ministra y comenzar a arreglar las cosas, el dudaba que eso fuera posible. En este punto era una guerra abierta y ya nada podía hacer el ministerio.

Quería sacarse la presión de encima, repasar los hechos paso a paso con alguien que escucha, lo apreciara y lo apoyara. Alguien que, durante un rato, se interpusiera entre él y los fantasmas de lo que fue. Y de lo que podríamos ser. Quería a Lily pero ella estaba delicada su estado no le permitiría soportar estas escenas. Hablaría con Sirius un rato… tal vez Frank…dudo sabiendo que él estaría en la misma situación y con las mismas preocupaciones de él.

—Tienes poco tiempo, lo que sea que hagas no le digas a nadie más que a mi ¡vigilancia constante! hay oídos por todo lado, asegúrate de que haces el nudo limpio y fuerte.- se fue cojeando con fuerza fuera del ministerio, desapareció un segundo después sin mirar a nadie más.


Severus Snape es un hombre de muchas facetas como cualquier Slytherins que se precie había que ser astuto para sobrevivir en un mundo en plena guerra sin embargo su situación actual era una verdad que lo golpeaba con fuerza. Las vacaciones no resultaron ser lo que creía, inevitablemente pensó nuevamente en la sangre derramada de los muggles que personalmente no importaban pero tenían un impacto en su sique el nivel de tortura e indiferencia por la vida humana, el fuego consumiendo lentamente los cuerpos, después de haber recibido un sin número de cruciatus, la agonía y el dolor de una muerte que jamás quisieras presenciar, niños, adultos, mujeres no importaba eso le demostró que esta guerra sin sentido no traía más que dolor, él no quería eso para su vida tarde; se dio cuenta del error que había cometido no obstante tampoco imagino nunca lo que la vida preparo para él.

Él no era una persona emocional, pero dejó escapar magia accidental en su ira. La esencia de una historia es la existencia de un fin, una meta. El ganar al igual que perder, tiene su cuota de dolor ¿A eso se refiere? ¿Existe en realidad? La redención para aquellos que por convicción o supervivencia se convirtió en el verdugo que atormenta todos los sueños, tal vez no viva para ver el final de esta guerra, pero eso no significa que se siente a esperar el final.

Ahora que puedo verlo todo hacia atrás, queda claro que sin darme cuenta fui armando palmo a palmo su propia destrucción, fui seducido por las artes oscuras pero escogí el peor camino para transitar.

Siendo un adolescente se deleitaba con los combates verbales era diferente y hasta divertido ser lo más creativo y sarcástico posible, lo más rápido posible. Los duelos mágicos eran iguales solo que un poco más emocionantes y necesitaban un poco más de energía. Esto… se apartó de ella; una muggle sin nombre que imploraba clemencia componiendo una mueca de asco, guardando la varita en su túnica y dándole la espalda salió rápidamente de aquel lugar, sencillamente no tenía sentido. La máscara de frialdad e indiferencia parecía ser su firma, la sangre le hervía por dentro, a paso seguro ignoro aficionados Mortifagos que emocionados alzaban la voz y celebraban el derramamiento de sangre, mientras agrupaban los muggles en apretadas filas como si fueran ganado ¡locos, sádicos todos ellos!

Se apareció directamente a su casa, dando un fuerte golpe cuando cerró la puerta, cambio su mirada; sus ojos como dos pozos oscuros y profundos mostraban un odio aterrador hacia todo en el mundo, tenía rabia, frustración, ira por todo lo que pudo y no ha podido ser. Era un hombre amargado y roto, sin rumbo ni sentido.

—¡Maldita sea! — Lanzo un vaso contra la pared, Objetos venían y sobrevolaban en el cuarto, había destruido casi todo, cuando por fin se calmó, se reprochaba haberle dedicado tanto tiempo a un asunto tan insignificante, inhalo y exhalo aire lentamente tratando de volver a su estado natural. Así pasaron horas y horas. Que sabor amargo en su boca.

Toda la reunión estuvo mal desde el principio, el señor oscuro estuvo notablemente ausente, se decía había recibido información importante de Rabastan lestrange y desde ese momento, no se ha visto nada de él.

No podía negar estuvo intrigado por ello, él era después de todo un superviviente y la información puede ser tan valioso o más que el dinero. Fue a esta "fiesta Mortifaga" para recaudar información no pudo esclarecer más de dos hechos, la primera se ha dado la orden de investigar todos los nacimientos para julio del próximo año, la segunda todas las mujeres en estado de embarazo para esas fechas debían ser ejecutadas, opciones extremas y sin sentido pues se espera que la población crezca… sangre pura y toda esa basura. La orden lo dejo sin habla mientras permanecía apelotonado sin saber que hacer.

Desde Hogwarts ha pasado varias horas de introspección siendo al inicio feliz con sus éxitos ser un maestro de pociones le ha otorgado gloria con el señor oscuro siendo un adolescente tonto e idealista hasta que no lo fue… cada año el señor oscuro está más… ido, loco y cruel, lo que al inicio era una marca de orgullo ahora era una marca de deshonra, se arrepiente de esta vida y no sabe cómo salir de ella, habita totalmente solo.

Por un momento sintió repulsión y terror, desearía salir corriendo pero no era posible. Fue al baño lavándose la cara con abundante agua fría, su mirada oscura se dirigió al espejo, su reflejo mostraba un hombre que no quería ser, un Mortífago, sus manos estaban manchadas de muerte y dolor, directa o indirectamente.

Saliendo del baño se acostó y comenzó a meditar las posibilidades; un golpe en la puerta lo trajo de vuelta a la realidad, con varita en mano se dirigió a abrir sabiendo que no podía ser ningún Mortifago pues nadie sabía su lugar de residencia. Se aseguró de ello.

Decir que estaba sorprendido era quedarse corto ver a Lily potter en su puerta con cara de angustia bueno no estaba preparado para ello.

— Puedo pasar?

Automáticamente dio un paso para permitirle la entrada sin pronunciar palabra. No sabía cómo abordar esta visita.

Se sentó en uno de los muebles viejos en aquella sala de estar y la miro señalándole una de las sillas.

– Decir que estoy sorprendido por tu visita es… completamente inesperado dada nuestros más recientes altercados.

— Yo lo se… yo tengo mucho que hablar quisiera un oportunidad… -Ella sonrió, contenta de ver un rostro familiar. Durante el trauma de los últimos días, curiosamente lo había perdonado. La guerra hace eso te pone todo en perspectiva que no todo es blanco y negro que hay matices grises no tan claros que se desdibujan en la realidad. En aquel momento, no podía centrarse en lo negativo, tenía que estar positiva y esperanzada, aunque esto implicara aferrarse a los buenos recuerdos y bloquear todo lo demás. Severus Snape era un viejo amigo y viejo compañero desde que comenzó su vida con la magia. Tuvieron sus altibajos como el fiasco donde la llamo sangre sucia pero con esfuerzo habían pasado a ser amigos tentativamente ya no tan cercanos como antes y no de acuerdo en muchas cosas. Me apena decirlo pero era mis puntos de vista tan cerrados y obtusos lo que creaba tal hostilidad, James no ayudaba tampoco sabiendo que lo detestaba. Dado sus antecedentes todo esto se mantuvo oculto al público, es decir, mortifagos.

— ¿te? – acercándose a la cocina no pudiendo permanecer quieto. Las imágenes del día lo atormentaban y sabiendo la ascendencia de Lily lo apenaba.

— Parece que te hayan dado una paliza-

– Una noche difícil.

— Eso he oído. - Los labios de Snape dibujaron una expresión de asco, pero sus ojos permanecieron serios. Era un hombre alto, de manos grandes, le ofreció él te que siempre tenía mientras la observaba y valoraba que podía necesitar y el motivo para lo que esperaba en ese lugar. Ella estaba en alerta, Notó.

— Ciertamente aunque aprecio tu compañía espero que me digas el motivo de tu visita- Los años habían hecho que estar a su lado fuera difícil, su matrimonio con Potter no ayudo, nunca pudo comprender sus motivos, siempre juzgando… criticando pero aun así para el su opinión tenía un peso enorme en su mente, en su imagen.

La última vez que hablamos…err discutimos no estaba de acuerdo con tu apoyo a los Mortifagos sigo en mi postura pero también sé que no eres una mala persona severus yo quiero creer que todavía queda algo del niño con el que crecí—

Severus inclinó la cabeza hacia un lado. Una pausa, el silencio en auge. – Quizá he llegado a comprender que la presión excesiva y la idiotez adolescente me llevo por caminos inesperados pero agradezco el voto de confianza..., no soy inocente ni quiero ser un mártir por esta desafortunada circunstancia.- respondió su voz aun con ese tono tranquilo, casi suave del que no había pensado que fuera capaz.

–No, realmente no lo eres pero puedo decir que has aprendido cosas que de otro modo no hubieras visto y aunque estamos en polos opuestos aun eres importante para mi… -

–Potter sabe que estas acá…- tratando en vano de cambiar el rumbo de la conversación.

–Si.

–Estuvo de acuerdo… - pareciéndole increíble que no estuviera acá varita en mano e insultándolo.

–A regañadientes…

–Era de esperar- afirmando un hecho.

–Sé que la relación de ustedes nunca llegara a ser más que un cordial y frio saludo de cruzarse con el dentro de la misma habitación-

–Eso es ser generosos sinceramente.- el odio era mutuo, solo el respeto por Lily impidió que ambos se matasen, aunque ganas no le faltaron en las redadas mortifagas.

–Quisiera tu ayuda severus… sé que es mucho pedir pero necesitamos información del otro lado-

–No confió en Dumbledore y lo sabes- una expresión de sorpresa o quizás de decepción, no sabría identificarla, se dibujó en el rostro de ella. Desapareció en cuanto asintió.

–No es para la orden… es por mi… - respondió

–Quieres que sea tu espía… no creo que potter sea tan negligente en protegerte, ni que potter requiera protección.- ella parecía el más frágil de los seres que había visto o esperado de ella. Negándose a mirarlo a los ojos.

— No es ese potter quien me preocupa…

Snape palideció sabiendo la información que había aprendido y la orden de matar a todas las mujeres embarazadas o estar pendientes del nacimiento de los niños en julio. – No…Lily no puedes… tu no…

Asesino se le vino a la mente. Eso lo hizo estremecer. No sería tan malo si la víctima no fuera Lily… una chica que fue su mejor amiga, que fue su primer amor, que se había vuelto tan importante como una familia.

Lily no pudo aguantar más y soltó un llanto desgarrador — quieren matarlo, realmente no puedo permitirlo… ¡ayúdame!

–Necesitas esconderte, nadie debe saberlo… incluso saberlo yo es un riesgo…- estaba temblando, pero sus brazos se apretaron alrededor de ella, mientras sollozaba en su pecho y las blasfemias y los gritos ahogados era todo lo que podía pronunciar, entendió entonces porque potter accedió a que viniera y por un breve instante aplaudió su esfuerzo.

Varios minutos u horas cuando el impacto inicial de la noticia paso volvió a sus posturas, otra ronda de té con un poco de una poción calmante siguieron su conversación.

–Eres un maestro oclumens severus puedes esconderle información al señor oscuro es por eso que aún podemos hablarnos.

–No soy infalible…- se levantó abruptamente dándole la espalda, la tensión en su máximo esplendor.

–Pero puedes ser la diferencia entre la vida y la muerte en este caso… - suplico.

–Porque conmigo…Dumbledore y su orden no sería la mejor opción- analizaba cada ruta cada solución que encontraba tenía un pero… estaba fuera de su liga. Su oclumancia hizo efecto guardando el pánico al fondo y poniendo su mente fría, él tenía información podía ayudarla… seria riesgoso pero en este punto sabia tal vez no vería un mañana al menos así su vida valdría algo.

–Yo necesito tener más opciones, información lo sabes… tener recursos pero no los datos para ponerlos en práctica es un decisión estúpida, james lo amo… pero necesitamos más que valentía para salir vivos de esta guerra… tenemos sospecha de un espía en la orden yo en este punto confió en muy pocos.

— Aun así no puedo hacer que me guste, ¿o sí?- la ansiedad embargaba su cuerpo. Había escuchado rumores de un infiltrado en la orden pero está bien resguardada la información no sabía quién sería el soplón en este punto.

–Quienes saben de tu… estado…- pronuncio lentamente.

–En este punto solo la orden pero no sabíamos de la infiltración antes…

– ¡maldita sea! Eso es malo- Sabiendo que lo más probable que el círculo interno ya lo supiera y más seguro el señor oscuro.

– ¿Estás preparado para enfrentar los retos que se avecinan? Tenemos que saber si contamos con tu lealtad absoluta.-

–Siempre- y la abrazo.

Sonreí levemente. Se levantó para irse pero todavía se sentía…horrible. Sobre todo. Horrible y culpable. Y lo siento pero no había tiempo para nada más que esto. La culpa seguía ahí, anidada justo al lado del dolor. Pero cuando se acurruco para dormir, ella se sintió un poco mejor.

*******.

Las negras nubes tormentosas se extendían en todas las direcciones. Ya no se veía ningún trozo de cielo azul, ni siquiera una franja en el horizonte. Poco después, el cielo adquirió una tonalidad gris oscura. La primera gota de lluvia cayó como pequeñas agujas. Y, después, otra. Y cinco más. En cuestión de segundos, las gotas de lluvia cayeron con regularidad.

La lluvia caía como una cortina de agua sobre aquel desolado cementerio. Los árboles asomaban por delante, sus ramas cobrando vida en apariencia, las lapidas de mármol blanco parecían surgir como puñales de la oscuridad. Lucius Malfoy caminaba tranquilamente sobre las tumbas hundidas, a su lado llevaba encadenado a un prisionero.

Percibió un movimiento a un lado y giró rápidamente la cabeza hacia la derecha. Lo que primera vista parecía una sombra se materializo una mujer, tenía puesto un vestido antiguo que delineaba su figura, unas finas botas negras de tacón alto, su cabello negro chorreaba agua, las gotas se deslizaban por su rostro perdiéndose entre la hierba.

El prisionero abrió grandemente los ojos y por acto reflejo intento dirigir su mano a donde usualmente tenía la varita. Una carcajada estalló en el lugar. Un temblor de miedo recorrió su cuerpo, pero intento que su expresión fuera de calma, fracasando estrepitosamente. Ya lo habían torturado, tenía mucho miedo, por la gente, por el mundo, sus visiones eran después de todo exactas y aun pudo ocultar detalles, todo cambia todo son probabilidades inconclusas, el mundo dependía de su silencio, este era su fin, no había una realidad donde el viviera y lo sabía, ahora todo depende de lo que dejo atrás.

— ¿Se encuentran ya todos? – preguntó Lucius con impaciencia.

La boca de la mujer insinuó una sonrisa. Una sonrisa sebosa e inquietante.

— Vienen un poco retrasados mi lord espera…

Lucius asintió la cabeza con pereza y jalando al prisionero más bien arrastro, avanzó hacia la capilla principal.

El prisionero notó un nudo en el estómago a medida que se acercaban, sentía la muerte respirarle en la nuca. Vio dos monumentos de ángeles en piedra que custodiaban la entrada y le pareció la más cruel de las ironías. -linda forma de entrar al infierno- pensó Una niebla espectral se mezclaba con el humo, una neblina que ahora reconocía como espíritus, espíritus que lo acompañaban a su final dándole valor a lo que tenía que venir, su destino y su sacrificio al mundo. Todos con el mismo mensaje – ten valor…

A penas ingreso hizo contacto visual con el señor tenebroso, su mirada era afilada e intimidatoria, de pronto el suelo se inclinó. Luces de colores estallaron en sus retinas. Tuvo que encorvarse y las manos se le pegaron a los muslos, entre parpadeos y gemidos, intentaba comprender qué clase de tortura era esa. La cabeza le daba vueltas, como si hubiese perdido el dominio de su mente. – ten valor… repetía mentalmente, sabía que no estaba solo en su dolor.

— Oídme bien sangre sucia. Necesito algo de vos y no te irás hasta que lo tenga –exclamo con furia.

El viento gélido lo envolvió y lo congelo por dentro, pero no fue nada comparado con el frío que sus palabras le inyectaron. Con los dientes apretados, sacudió la cabeza para expresar su resistencia. Se obligó a ser valiente y lo miró directamente a los ojos. . – ten valor… escuchaba sus susurros y lamentos de quienes lo acompañaban. Intento escupir, pero la lengua se negó a obedecer y la saliva cayó por su barbilla. El sonido del reloj del campanario de aquella iglesia daban las nueve en punto. Cada campanada era el anuncio de su sentencia de muerte. Soltó un alarido de dolor. Se retorció de costado y vomito.

Sintió la necesidad imperiosa de salir corriendo. Se imaginó a si mismo saliendo por la puerta y corriendo hacia el final del cementerio, estaba tan desorientado que, por un momento, creyó que lo había hecho.

Sentí una descarga de pánico, y entonces ocurrió.

— Vas a decirme ahora lo que quiero saber… ¿Dónde está el libro? ¿Quiénes son los elegidos? ¿Quién es el niño? ¡dime ahora donde esta! ¡donde! Sé que lo has visto, tienes rasgos de vidente según se - le gritó. Profundos cortes marcaron entonces su piel, y un dolor agudo nubló sus sentidos. La sangre no dejaba de salir y una debilidad se apodero de su cuerpo. Trataba inútilmente de arrastrarse y huir.

Vio que seguía sus movimientos como una serpiente asechando su presa. Sabía lo que le esperaba, pero saber que iba a morir no amortiguaba su intenso deseo de sobrevivir. – No tengo nada que decir…. ¡Yo no sé nada! ¡Nada! – Y sabiendo su final sonrió – Tu Ambición será tu muerte, has desencadenado tu propia destrucción… las piezas están en marcha.

Un grito de furia junto a una frase se escuchó – ¡avada kedavra!

Y el cuerpo inerte de aquel prisionero quedo tendido en el suelo con sus ojos mirando hacia el cielo. Mientras una única lágrima se disolvía en el aquel charco de sangre.

Solo los lamentos de aquellas almas que acompañaron la muerte de aquel mensajero y protector lloraron la muerte del hombre valiente de quien nadie sabría el nombre y sin embargo dio tanto por el mundo.

UNAS SEMANAS DESPUES….

La memoria no siempre es secuencial, hasta el punto que los acontecimientos unos detrás de otros, son en el mejor de los casos recuerdos sin sentido, he logrado mantener un pensamiento recto, lógico y racional hasta el punto que veo todo en cámara lenta, tengo en la mente escenas fugaces fragmentos que conforman una exposición en el fondo de mi cerebro. No obstante, haré el esfuerzo por ordenar esas imágenes y relatarles a todos ustedes este encuentro.

Era un turno como cualquiera haciendo rondas por el callejón Diagon respondiendo llamadas por ataques que se intensificaron, nos llamaron de un pueblo cercano se encontraba en pleno ataque.

Bastaron unos minutos para llegar, atisbé por encima del hombro con cautela y vislumbre una sombra tenebrosa proyectada, una silueta de hombre, la silueta de un Mortífago. No sabía cuál era su objetivo, pero una sensación desagradable me removió el estómago y estaba la siempre perpetua ira. A pesar de que no tenía ni idea de quién era ese hombre ya lo odiaba.

— ¡BOMBARDA! Una fuerte explosión alejo la sombra del lugar, a través de la máscara vio su mirada; fue terrible, fue la mirada de un monstruo que ve a un par de presas suculentas.

— ¡Adava kedavra! - grito el motifago.

El rodo por el suelo quitándose a tiempo, el olor a hierro de la sangre floreció en su lengua. Poco a poco hechizo tras hechizo se fue acercando al centro del pueblo cerca de las tiendas donde uno de los mortifagos había desistido de los hechizos y comenzó a los golpes a torturar a una mujer muggle que tenía un pequeño bulto entre sus brazos, tal vez squib, este era al fin y al cabo un pueblo con población mágica, poca pero había.

La mujer hizo una mueca mientras golpe tras golpe comenzaban a llover sobre ella y solo podía protegerse con una de sus manos inútilmente, mientras su cuerpo protegía aquel bulto de ropa. Trataba de escaparse gritando y pateando. Estaban armando un gran alboroto la vista donde más de las figuras vestidas de negro con máscaras plateadas se agrupaban y ella renovó sus luchas.

James estaba intentando acercarse pero mortifago tras mortifago se lanzaba a detenerlo, Sirius lo alcanzo no mucho tiempo después.

— ¡ellos están aquí! ¡están aquí para matarnos a todos!- uno de los aldeanos estaba gritando antes de ser alcanzado por un hechizo.

Una mujer no mayor a la que había visto siendo golpeada Salió corriendo de la casa cercana para agarrar a la mujer que sollozaba en el piso cuando el mortifago se distrajo con los gritos, quien tenía los ojos muy abiertos y estaba pálida al ver a los mortifagos reunidos.

James y Sirius lograron despejar el área acercándose a las mujeres. Uno de los mortifagos lanzo una maldición reductora hacia ellos, pero las protecciones, que se mantuvieron quietas, aguantaron, la maldición se disolvió en un destello y un escalofrió de luz blanca.

Las mujeres se acurrucaron juntas en el suelo, protegiendo aquel pequeño bulto con esmero, junto al cuerpo inanimado de un hombre mientras diez mortifagos convergían frente a ellos, sus varitas apuntadas y listas para matar.

La mujer golpeada en su desesperación y llanto entrego el pequeño bulto a la otra mujer, golpeada como estaba; tenia sangre saliendo por varias heridas y un gran golpe en la cabeza cuando uno de los mortifagos lanzo una maldición ella se lanzó interceptando el hechizo mientras un grito de agonía pura resonaba en el aire.

James había visto magos sometidos a la maldición cruciatus antes, había visto a Voldemort someter enemigos y mortifagos por igual, había visto las demostraciones de Moody. Nunca lo había visto administrado a alguien tan indefenso, no se dio cuenta cuando grito el mismo entre el llanto y la desesperación de la otra mujer y lo que sabía era un bebe entre esas mantas.

— ¡Para! ¡Detente, por favor!- grito nuevamente la otra mujer mientras veía a su hermana siendo torturada, mientras ella intentaba correr a donde ellos se encontraban, arrastrándose por el piso.

Bellatrix se rio a carcajadas, una sonora carcajada maniaca que pareció llenar el mundo con fuego – A dónde vas sangre sucia…- Caminaba por entre los mortifagos con seguridad y arrogancia. — Mátalos a todos que no quede ninguna mujer ni ningún niño en este pueblo…

— ¡maldita sea James estamos rodeados! ¡Donde están todos!- Sirius se protegía y atacaba al mismo tiempo espalda con espalda con James mientras el intentaba llegar a la mujer y al bebe que lloraba.

La mujer logro llegar a ellos mientras daba la espalda a los mortifagos, le paso el pequeño bulto a James que intentaba inútilmente mantenerse erguido con el peso de ella mientras con la otra mano continuaba los ataques.

Una maldición cruciatus traspaso el escudo y dio de lleno a la espalda de la mujer pero se negó a soltar el pequeño bulto de su cuerpo, James estaba estresado tenía la mitad de la mujer contra él y el brazo agarraba firmemente el bulto que lloraba, tenía impotencia e ira por la mujer que ahora sostenía en brazos, ella gorgoteo y gimió cuando la maldición de tortura ondulo y trajo un dolor inimaginable en su piel, su rostro torcido, sus ojos llorosos, mientras gemía en una agonía insoportable.

Ella jadeo de dolor contra el cuello húmedo de James cuando por fin pudo entregarle con firmeza él bebe mientras se giraba, con la cabeza colgando para mirar con odio al mortifago – no te la llevaras… sobre mi cadáver estúpidos…-ella jadeó, sus brazos moviéndose convulsivamente alrededor de los hombros de James intentando ponerse erguida - han matado a mi hermana, a mi esposo, atacaron mi pueblo… no dejare que acabes con ella…- y se lanzó sobre el mortifago con una fuerza que no pensó que tendría.

Mientras forcejeaban los dos enredados en el pavimento mientras el hechizo surgía infalible y verdadero y cerró los ojos cuando su mundo explotó en un destello verde, su magia ondulante, cruda brotó de su piel, llenando su sentidos con una luz blanca brillante retorciéndose y arrastrándose desde debajo de su piel hasta que explotó.

James y Sirius se pusieron a cubierta a tiempo durante la explosión y sin pensarlo ambos se aparecieron del lugar.

Llegaron a la mansión en medio de la sala de estar cubierto de tierra, sangre y un llanto de terror de un bebe que no entendía lo que pasaba pero sufría confundido.

Lily salió corriendo inmediatamente gritando por james con su corazón latiendo con adrenalina, la varita en mano temblando estaba tan apretada que se veía que dolía.

—¿james? ¡Sirius! Por Merlín que sucedió… ¿Quién es ese bebe?

James gimió mientras intentaba incorporarse para sentarse solo para darse cuenta de que no podía sentir nada, oír solo un pitido… como si estuviera flotando en el aire pero tenía el peso distintivo de un bulto entre sus brazos.

Sirius por su parte cayó sin forma al suelo con varias heridas sangrantes y un gemido de quien se ha roto varias costillas.

El llanto del bebe se hizo más agudo conforme pasaban los minutos, objetos flotantes y algunas ventanas rotas; Lily retiro con delicadeza el bulto de los brazos de su esposo mientras arrullaba suavemente tratando de tranquilizar a la criatura, abrió las mantas y distinguió una bebe de no más d meses de edad con ojos marrones y pelo castaño con algunos rizos desordenados, una fina cadenita en su cuello con el nombre de Hermione. Entendía perfectamente que con el trauma ella acaba de tener un ataque de magia accidental.

Luego de unos minutos una mirada de curiosidad vino de la bebe mientras Lily seguía arrullándola, una vez calmada ella miro con curiosidad todo, pero todo el episodio la dejo agotada.

James quien se había levantado a auxiliar a Sirius ladraba órdenes a los elfos domésticos para que le dieran pociones curativas.

—Ella está tranquila ahora ¿Quién es?

—No lo sé, su madre o tía me la dio hoy en el ataque al pueblo al norte de Hogsmeade, era un infierno, no hubo suficientes aurores y la orden no llego a tiempo, creo que la tía era una nacida de muggles que a final causo una gran explosión.

—Joder si por poco quedamos atrapados nosotros- gimió Sirius desde la silla, sentándose lentamente los miro con absoluta seriedad. – Voldemort está acabando con todas las mujeres y niños pequeños que sean mágicos Lily tendremos que tener extrema precaución esta pudo ser la única niña sobreviviente.

Lily se dio la vuelta y echó una rápida mirada a quien ahora sabia se llamaba Hermione. Las lágrimas acumuladas en los ojos de la bebe, que estaba intentando meter su minúsculo puño en su boquita. Sabía lo que significaba. Pensaba en la situación actual con el señor tenebroso presionando en la nuca, la idea tangible que en cualquier momento, ella tendría que tomar otro rumbo, las ordenes de ejecución comenzaron, San mungo puso protección adicional al ala de maternidad pero nadie estaba seguro, las mujeres tenían terror de salir a las calles la sola sospecha de embarazo era una condena de muerte, gracias a Severus ellos supieron de esa orden antes de las primeras muertes.

James miro los ojos centelleantes que su esposa tenía clavada en él. Cuando se ponía así, no había forma de razonar con ella. Se volvió con desesperación a Sirius que estaba sentado al extremo del salón.

— La cuidaremos entonces, sabemos que tiene magia

—No sabemos si tiene más familia podrían estar buscándola…

—Mientras tanto estaremos a cargo de ella y puedes james buscar información sobre su familia

—Está bien

Aquello era un sueño hecho realidad para Lily era una gran satisfacción, suponía el quebrantamiento definitivo de la orden de Voldemort, una vida salvada. Se preguntó encantada qué pensaría de eso el señor oscuro.

—Hemos perdido varios niños y mujeres… nunca había visto morir a tanta gente. Es horrible.- exclamo Sirius.

—Mejoraremos las protecciones- exclamo James decidieron mantenerse en la mansión las protecciones fueron mejoradas y efectivamente todo quedo sellado y completamente aislado solo unos pocos selectos sabían su ubicación. Todos se fueron a descansar.