Muchas gracias a Valeaaguirre123 y a Nena Taisho por sus reviews, no sé si aún están por acá, pero si es así, gracias :)
Valen oro.
El cap es cortito, pero espero les guste. Podría haber más... :)
.
.
.
.
Kagome podría jactarse de ser una de las pocas personas que conocía bastante bien al peliplata, pero nunca lo haría; por una parte, sería creerse demasiado, y por otra, jamás osaría quitarle el carácter "enigmático" ni aunque quisiera. Ella sabía que él optaba por no hablar a veces, no obstante, esta vez eso la confundió más, porque solo le había hecho una pregunta casual... Si tan solo pudiera adivinar lo que pensaba. O será que, ¿lo había olvidado?, ¿y si lo de la nota en el girasol no era algo tan importante?
Como una niña, la azabache frente a él lo veía hacia arriba como alguien que espera percibir una respuesta con impaciencia, completamente inocente de lo que evocaba. Podía verlo en esos grandes ojos chocolates.
— ¿Sesshōmaru?
Ante su genuina e inmensa curiosidad, él no pudo evitar curvar levemente sus labios.
La azabache parpadeó, ¿estaba viendo bien? ¿Por qué de pronto parecía que él estaba...? Estaba sonriendo para ella por primera vez, y tan cerca. Su curiosidad se esfumó, olvidó lo que deseaba saber por unos instantes, sin poder pensar en nada más que la imagen de ese hombre frente a sí sonriéndole.
Se asustó de ella misma, y bajó la cara para no verle. ¿Cómo se le ocurría sonreír?, ¿así nada más? Toda ella era un caos interno que solo podía permanecer quieta sin verle directamente.
Esto… ya no era algo que estaba manejando con naturalidad, ¿verdad?
Cuando reunió la suficiente voluntad, habló—: S-si l-lo olvidaste… s-solo… Está bien, no hay problema, es solo una nota y…
En ese momento, el ambarino alzó la mano y la posó en su mejilla. La morena se quedó inmóvil, no esperando ni en un millón de años dicho gesto.
—Las letras Significan: una Bella Durmiente —murmuró él.
¿Durmiente?
¿De qué hablaba?...
¿Por qué su mano…?
La mano era cálida, y de pronto esa calidez le supo muy familiar; se quedó muy tranquila a pesar del torbellino de emociones que experimentó en ese segundo. Diminutas corrientes recorriendo su cuerpo, y entonces rememoró esa caricia, el mismo día que hablaron en el sofá. El mismo tacto... Movió su propia mano con timidez para volver a ponerla sobre la del peliplata, reconociendo finalmente esa escena en la que no pudo evitar querer perpetuar y conocer el origen de esa caricia.
— ¿Acaso yo...?
—Aunque, en tu caso, no te despertaste con el beso, qué extraño.
Se sintió morir.
— ¿Be-beso?! Eso quiere decir… —las imágenes en su mente se hicieron más nítidas—. Ese beso el otro día, ¿fue real? ¿No fue un sueño?
— ¿Creías que fue un sueño?
Inquirió el peliplata, sin reproche o perplejidad, entendiendo secretamente el porqué de sus acciones.
— ¿No lo fue? ¡Ay no! —¡Que la tierra se abriera ahora mismo bajo sus pies! Estalló la morena, llevándose ambas manos a las mejillas, y apartando un poco la cara por si las niñas se percataban—, ¡Cuánto lo siento, lo siento, lo siento tanto! Qué pena, Sesshōmaru.
Esto no podía estar pasando… ¿Acaso estaba soñando otra vez?
Pestañeó descoordinadamente conforme procesaba lo que acababa de descubrir, y su vergüenza aumentó—. Debes pensar que soy una descarada, por andar así, como si nada... después de... ¡No!, no tengo cara para verte.
El ambarino quería decirle algo, pero ella se cubrió los ojos sin dejar de hablar atropelladamente.
¿Cuánto tiempo transcurrió desde entonces?, ¿una, dos semanas?
— ¿Cómo no me disculpé antes contigo?, qué pena... ¡Pero no es como parece! Te juro que yo pensé que… Créeme, si no lo hicieras, yo…
—Kagome, te conozco. Te creo.
La chica se estrujó más el rostro con sus manos, y como queriendo asegurarse de que lo que oía era cierto, inquirió—: ¿En serio?, ¿no me mientes?
Él contorneó la mirada. La verdad, también estaba advirtiendo por primera vez su confusión, pero lejos de sentirse ofendido, como Kagome suponía, lograba comprender por qué había actuado diferente las últimas dos semanas; a veces inquieta de repente, lucía apenada y nerviosa... Si ella supiera ahora mismo que, a sus ojos, era la mujer más pura que conocía. Con cautela se acercó y la animó a quitarse las manos. La azabache vaciló antes de aceptar del todo sus palabras, pero verle un instante le bastó para asimilar que era franco.
—Gracias —remarcó aún consternada—. Disculpa el alboroto, yo… Yo no sé cómo disculparme, después de todo este tiempo, de lo que has hecho por mí y yo te… Y que no te haya dicho algo antes…
Cortó de pronto sus palabras. Ahora que sabía eso era real, y debió pasar cuando estaba adormilada, evidentemente sin control de sí o de sus impulsos, se asustó de pensar más...
—Espera, dime una cosa, ¿no me comporté de forma inapropiada? O sea… No es que yo sea así, claro está. Lo que quiero preguntar es…
¿Iba a preguntarlo?, ¿y si la respuesta era peor de lo que imaginaba?
El peliplata descifró su expresión—. Quieres saber si hiciste algo ¿indecoroso, después?
Ella se llevó una mano a la frente, abochornada—. Si fui irrespetuosa contigo de alguna forma. Además de... el beso, por supuesto.
—No pasó nada. Dormías.
Kagome tuvo un segundo para tranquilizarse. Pero solo uno, aun si no había sucedido algo más eso no cambiaba el hecho de que lo había besado. El ambarino hizo un movimiento, a lo que ella le miró de nuevo, se veía pensativo; entonces él ponderó:
—Tu pregunta… ¿Realmente no lo recuerdas, o sí?
Vaya pregunta… Sí lo hacía. Y sí lo habría hecho hace tiempo si no les hubiera huido tan tajantemente a sus memorias de esa noche. Ahora, sin embargo, la morena podía recordar más claramente el que, además de que se había despertado casi abrazada a él… En realidad, en esos momentos ella no fue la única que lo besó. El peliplata también lo hacía.
¿Lo hizo? Más inquietudes surgieron en su mente…
¿Por qué…?, ¿y por qué yo?
—Ya lo recuerdo —confesó en un murmullo, mirando algún punto en el suelo—… Es decir, antes, solía pensar en eso, pero creía que era un sueño, y que eventualmente se desvanecería de mi mente, pero no lo hizo. Me sentía culpable de no olvidarlo… Por eso no te dije nada…
—"No olvidarlo", eh… —reflexionó, y posó sus ojos en algún punto a su costado—. Tampoco yo lo pude hacer.
El corazón femenino volvió a saltar desbocado en su pecho, y no podía no darse cuenta. Sintió el calor acumularse en su cara.
—Sesshōmaru, yo…
¿A qué realmente se debía ese golpeteo frenético de su corazón?, ¿a sus palabras, al hecho de que el beso fue real, o a que fue mutuo por alguna razón?
¿Cuál razón?, ¿qué había allí? Era muy pronto para que pudiera sopesarlo, si tan solo no hubiese creído todo ese tiempo que eso no había ocurrido. Ahora hasta su inquieto corazón le impedía descifrarse.
El peliplata decidió inquirir—: ¿Debería disculparme también?, no deseo que pienses que me aproveché de…
— ¿Ah?, no, no ¿cómo crees? Incluso si no recordara nada, confío en ti más de lo que… E-es decir —trató de corregirse torpemente—, confío en la imagen que tengo de ti, ¿entiendes? Y eso no cambiará. Más bien…
— ¿Y cuál es?
— ¿Eh?
— ¿Qué imagen tienes de mí, Kagome?
¿Cómo saberlo? Ahora mismo estaba al borde de la locura de tanto pensar en él, de alguna forma, jurando que todo había pasado en su sueño… No, quizás en su corazón siempre supo que había sido real. Muy real. Eso le hizo descubrir que en realidad esa zona de su cabeza donde tenía las ideas sobre él, era muy grande, era como un enorme laberinto que hasta ahora no se había percatado que albergaba.
¿Cuánto tiempo estuvo construyéndolo? Durante meses... o tal vez años, desde que lo conoció. No se había dado cuenta de que su cariño y admiración eran tan inmensas… Posiblemente terminaría descubriendo que llamarlo "admiración" no era suficiente.
¿Era el momento para meditar en eso?
—Creo…, creo que eres inteligente, el más inteligente que conozco. Eres un buen hijo, buen hermano, y buen amigo, aunque a veces parece como si no te importara demostrarlo, los que estamos cerca de ti lo vemos claramente.
Ella lo vio...
—También pienso que eres modesto, de una muy extraña y enmascarada forma —sonrió apenas—; si alguna vez tuviste algo de codicia en tu interior, ahora ya no queda rastro de eso en ti, pues has sabido apreciar todo lo que tienes. Oh, y con los niños, creo que serás un buen padre... Ah.
¿Qué había dicho?
El ambarino sonrió, ella volvió a enrojecer. Sea como sea, su amistad estaba ahí; Kagome había aprendido a expresarse libremente con él sin reparos, aunque hasta ese momento nunca le había dicho de esa forma lo que meditaba. De todas maneras, ¿desde cuándo pensaba en él con hijos?
Mejor se reservaba lo que quedase de ese descubrimiento.
—Creo que eso es lo que puedo decir por ahora. Todavía estoy muy confundida, y apenada contigo. Sí, sobretodo apenada…
—Probablemente fuera sido mejor, que siguieras pensando que fue un sueño.
—No, no digas eso. Es que… creí que…
"Nunca pensé que fuera a ser capaz de atreverme a besarte"
Sesshōmaru siempre representó muchas cosas para ella, pero no besas a alguien por casualidad, al menos no ella. Además, se autodenominaba cobarde para esas cosas, siempre lo había sido. Con decir que ni en sus sueños —y ahora no tenía dudas— habría concebido besar a alguien tan…
Lo cierto es que tenía mucho qué pensar…
Sesshōmaru se sintió conmovido. A decir verdad, él mismo podría llegar a imaginar que ese pequeño e íntimo momento, tan maravilloso y dulce, había sido una fantasía, pero en su caso, estaba seguro de que, aun y cuando tuvo la posibilidad de evitarlo, había deseado besarla. Antes de perderse en el hechizo de sus ojos chocolates, no, mucho antes de estar sentado a su lado en ese sofá, él anhelaba su cercanía.
La interrogante era… ¿por qué ella lo había besado a él?
—Está bien, Kagome. Conserva tus sentimientos para ti el tiempo que necesites. Examínalos a tu propio ritmo, así como yo lo hice y lo seguiré haciendo.
Ambos tenían mucho por descubrir.
La razón detrás de un beso.
.
.
.
¿Fin?
Ok. No sé por qué una vez que estoy a punto de publicar me vuelvo indecisa. Disculpen la demora, aún estaba pensando cómo iba a concluir este cap, y si puedo terminar el epílogo (en verdad quiero hacerlo).
¿Y qué opinan? Cuando tejí la historia en mi mente, me divertí mucho imaginando la vergüenza que iba a sentir Kagome al descubrir que su romántico y atrevido sueño no fue ningún sueño xD Y este capítulo se centró justo en eso; a decir verdad, creo que nuestro Sessh ya merecía saber cuál era la postura de Kagome respecto a eso. Se besaron, por favor. ¡Reacciona, Kag! jejeje... Sin embargo, todavía no comprende lo que la motivó en aquel momento, y es que, como ella misma se dijo, "no besas a alguien por casualidad".
Así que, ¿qué dicen ustedes?, ¿profundizamos la historia para ver qué ocurrió luego de esta conversación?
De antemano, ¡gracias por pasar a leer! Cada vez noto más inactividad, así que los autores y lectores que aún persisten, valen oro.
-Dulcechiiel.
