Capitulo 3.

Sakura se sentó, empujando el cuerpo contra el cabezal de la cama. Atrajo las piernas hacia el pecho enrollándose en sí misma, alejándose de él tanto como la cama se lo permitía. Con una mano apartó el largo cabello rosado del cuello. Kakashi la observaba horrorizado, su peor pesadilla es lastimar a alguno de los miembros de su equipo, su familia. Lo que pasó con Rin no ocurriría nunca más. Mirándolo con recelo Sakura concentró su chakra en su mano derecha y cuando la luz verde comenzó a brillar la acercó a su cuello "¿Qué haces aquí?" Preguntó la mujer un poco asustada, odiaba escuchar ese tono y esa mirada acusadora en la cara de Sakura, dirigidas hacia él. Especialmente cuando tampoco entendía que estaba pasando.

Kakashi pasó una mano por su desordenado cabello, la miraba con la esperanza de que se esfumara en cualquier momento, esta tenía que ser la fantasía más extraña de toda su vida, Sakura jamás había sido protagonista en sus más locos y a veces calientes sueños. Pero la mujer seguía ahí, confundida y asustada. Kakashi miró a su alrededor "¿Qué haces tú aquí?"

"¿A qué te refieres?" preguntó la mujer mirando alrededor con el ceño fruncido.

"Esta es mi habitación, en la mansión del Hokage"

"No sé…no sé qué hago aquí" respondió confundida, dejando de curarse el cuello.

Kakashi se acercó a ella nuevamente, todavía podía ver la impresión roja de su mano en el cuello de la kunoichi. Cuándo intento tocarla, Sakura se alejó de él casi imperceptiblemente, asustada, el movimiento fue mínimo pero él lo había notado y esa oscuridad que vivía dentro él surgió a la superficie haciéndole sentirse como un monstruo nuevamente, una vez mató a Rin sin quererlo, pudo haber pasado lo mismo en esta cama. La mirada de Sakura se suavizó cuando lo miró a los ojos, relajó el cuerpo y volteó la cara para permitirle una mejor visión a Kakashi del cuello. Él solo la miró asombrado por la confianza que le estaba demostrando "Lo siento mucho, no sabía que eras tú. Dame tu mano" Sakura pareció entender en seguida y le dio una mano brillando en chakra verde. Kakashi dirigió la mano hacía donde estaba más lastimada. Se sentó de nuevo en la cama dándole espacio a Sakura de curarse a sí misma. Era momento de conseguir la lógica a que esta mujer haya amanecido en su cama, la observó, seguía concentrada con los ojos cerrados curando la herida que él acababa de hacerle. Entonces la miró más allá de la cara y el cuello. Sakura vestía una ropa de dormir demasiado diminuta, era inevitable mirar los pequeños pero perfectos senos casi desbordar la camiseta que traía, y el pantalón era tan corto que podía ver la pierna de la mujer de principio a fin.

Kakashi cubrió a Sakura con lo primero que encontró a la mano, que resultó ser una sábana. La mujer liberó su cabeza dejando de curar su cuello nuevamente para mirar a Kakashi y este solo dijo mirando hacia un lado "Traes poca ropa" todavía un poco confundida miro dentro del cobertor. La cara roja le indicó a Kakashi que ya la kunoichi había notado el pijama definitivamente demasiado pequeño que llevaba puesto, demasiado pequeño para estar en la cama con tu antiguo sensei y actual Hokage.

"No entiendo que hago aquí, con una ropa de dormir que nunca había visto antes, en una habitación que nunca había visitado, con mi jefe" dijo de forma acusatoria sosteniendo la sabana con fuerza contra su pecho. Kakashi la miró con el ceño fruncido "Y por cierto, puedo ver tu cara ¿Cómo es que puedo ver tu cara?" dijo con las mejillas sonrojadas, la mano de Kakashi se fue directo a su boca, no estaba usando la máscara, no tenía siquiera una camisa puesta, solo un mono y definitivamente no llevaba ropa interior debajo. Se puso de pie y fue directo al gavetero donde guardaba las camisas colocando una con mascara incluida.

"Eso mismo quiero saber yo, Sakura. Estoy en la misma posición que tú en este momento" Dijo de pie con los brazos cruzados mirándola desde el otro lado de la habitación. Pero antes de que Sakura pudiese responder algo, la puerta de la habitación se abrió y ambos estupefactos miraron como un pequeño niño entró a la habitación abrazando un perro de peluche muy parecido a Pakkun. Los ojos del niño prácticamente cerrados, como si estuviese caminando dormido. El chiquillo sin decir nada volvió a cerrar la puerta caminó hasta la cama se subió y se acomodó en el centro de la misma, a pocos centímetros de Sakura.

Lo más impresionante no era el hecho de que un niño pequeño hubiese entrado a la habitación, sino que era una versión en miniatura de Kakashi. El cabello alborotado y gris, los rasgos de su rostro muy similares al suyo, este sueño cada vez se volvía más y más extraño.

"Mami, Sayuri-chan ya se despertó. Seguro comienza a llorar en cualquier momento" Casi como magia se escuchó el llanto de un bebé en algún lugar fuera de la habitación. Kakashi y Sakura se miraron y volvieron sus miradas al niño. Kakashi se acercó y se agachó frente a la cama, cerca del niño.

"¿Hay alguien más afuera?" preguntó Kakashi mirando fijamente el rostro del chiquillo, el parecido con él mismo era indiscutible, especialmente así de cerca, incluso el lunar que él mimo tenía, el niño lo llevaba un poco más a la derecha que él. Pero encontró rápidamente una gran diferencia consigo mismo cuando el niño abrió los ojos.

Dos ojos verdes como el jade, lo miraron de vuelta, un color que solo había visto en los ojos de Sakura.

"Sayuri-chan está en su cuarto. Llorando" apuntó el niño cerrando los ojos nuevamente, se volteó y se acurrucó junto al cuerpo de Sakura, sin abrir los ojos dijo "Mami, papá se está comportando raro" Kakashi que todavía estaba agachado junto a la cama se dejó caer sentado, nunca en su vida algo lo había sorprendido tanto como esto.

Sakura acercó la mano y tocó la cabeza del niño acariciándole el cabello. La expresión en su rostro indicaba que lo hacía para asegurarse de que el niño fuera real. Un segundo después su mirada se encontró con la de Kakashi. Los ojos de Sakura estaban húmedos y abiertos como platos y Kakashi sabía que la expresión de su rostro era una copia de la de ella. El llanto del bebé resonó más fuerte y ambos miraron en dirección a la puerta. Kakashi fue el primero en ponerse de pie, recogió del piso el kunai que había soltado antes y lo tomó en sus manos, seguido de cerca por Sakura.

Kakashi siguió el sonido, hasta una habitación que él no tenía en uso y que hasta donde él sabía debía estar vacía. Empujó la puerta suavemente para que abriera con cuidado. La habitación estaba decorada en colores pasteles, el color rosado dominaba a los otros colores. El llanto provenía de una cuna al fondo de la habitación. Sakura lo empujo haciéndolo a un lado y corrió hacia el bebé que ya para este momento estaba gritando. Kakashi miró a su alrededor, había muchos juguetes y objetos de bebes que definitivamente no reconocía, ninguna de estas cosas debería estar aquí, en su casa.

Tan pronto Sakura alcanzó la cuna, Kakashi pudo ver unos pequeños brazos regordetes estirados hacía la mujer, quién no dudo en tomarla en brazos, Kakashi solo asumía que era una niña por la decoración de la habitación y también estaba el nombre que el niño de la cama les había dicho, Sayuri. Sakura estaba de espaldas a él, y no había podido ver a la niña claramente, así que se acercó. La niña comenzaba a calmarse con la atención de Sakura. La mujer tomó un rectángulo de tela que estaba dentro de la cuna y comenzó a limpiar el rostro de la niña de lágrimas "Esté bebé se parece a ti" dijo Kakashi sobre el hombro de Sakura tan pronto como tuvo una visión completa del pequeño ser humano.

La reacción de la bebita al escuchar la voz de Kakashi le sorprendió mucho, comenzó a forcejear en los brazos de Sakura para ir hacia a él. La niña estiraba su manito hacía Kakashi y él estaba totalmente perdido sin saber qué hacer. Sakura tomó una de sus manos y la llevó hacia la mano de la bebé y eso pareció calmarla.

Ambos miraban absortos como la niña sonreía complacida de tener un dedo de Kakashi en sus manos. El cabello era rosado, pero mucho más claro que el de Sakura. La forma de sus ojos era idéntica a los de Kakashi, aunque el color de los mismos era de un gri un poco más claro que los del Copy Ninja.

"Yo creo que tengo que cambiarle el pañal y seguramente darle de comer" dijo Sakura suavemente "Debe tener 6, 7 meses tal vez…¿Qué está ocurriendo Kakashi? Cuando fui anoche a dormir no tenía hijos. Ni siquiera he tenido una cita contigo"

"¿Quién dice que estos niños son nuestros?" preguntó Kakashi, fue una pregunta estúpida, pero nada de esto tenía sentido.

"¿En serio? Los dos parecen una copia fiel tuya, con la excepción del cabello rosado de esta niña" respondió a la defensiva.

"Y no olvides los ojos verdes del niño en la cama" respondió sin dejar de mirar a la bebita. Pero tuvo que dejar de verla cuando Sakura cambió de posición para mirarlo a los ojos.

"¿De verdad? Yo… no lo vi. Cuando se volteó hacia mí tenía los ojos cerrados" Sakura sacudió su cabeza tratando de buscarle sentido a todo lo que estaba pasando "Necesito cambiar el pañal. Mientras lo hago ve a buscar más pistas por la casa ¿Está bien?"

Kakashi asintió y salió de la habitación. No estaba seguro que estaba buscando o con que otra cosa se iba a conseguir así que sostuvo con firmeza el kunai nuevamente y se lanzó a lo desconocido, o lo conocido que ahora era totalmente extraño. Honestamente lo que menos quería conseguir era más niños regados por esta casa. Encontró otra habitación, justo enfrente de la que acababa de salir que parecía pertenecer al niño que ahora dormía en su cama. La cama de esta habitación estaba desordenada, pero podía ver que el cobertor era azul, decorado con pequeños Kunai. Muchos juguetes adornaban los estantes y paredes, no que Kakashi haya pensado en ningún momento ser padre, pero definitivamente no se imaginaba siendo la clase de padre que le compra demasiados juguetes a su hijo. Probablemente eran muchos regalos por ser el hijo del Hokage, eso tendría más sentido.

Kakashi siguió caminando y bajó la escalera a la planta baja, la vista de la planta principal era tan distinta en comparación con como la había dejado la noche anterior. En general era igual, pero había más cosas que él no recordaba haber visto antes, la influencia femenina era evidente, había flores en algunos estantes y mesas, portarretratos con fotos, cojines coloridos en el sofá, antes era una casa con el mobiliario necesario, ahora parecía más un hogar.

Kakashi se acercó a los portarretratos con curiosidad. Una foto del niño de la habitación, aún más pequeño, sonriendo en brazos de Sakura llamó su atención, ambos se veían muy felices. Pero la foto que se robó toda su atención, y que no pudo evitar sostener en sus manos fue una foto familiar, Sakura estaba sentada con un pequeño bulto entre sus brazos, el cabello que sobresalía del bulto era rosado claro, Kakashi agachado junto a ella, sus manos en los hombros del niño que parecía una copia fiel de él pero con ojos vibrantes y verdes.

Nada de esto tenía sentido, cómo podía existir un universo en el que él y Sakura tenían niños pequeños. Esto era más bien una pesadilla. Él nunca se acercaría a alguien lo suficiente como para tener una familia, era ridículo. Él esperaba que su clan muriese con él ¿Cuál era el propósito de traer a un niño a un mundo en el que solo se viene a sufrir? Volvió a colocar la foto en su lugar y se sintió asqueado, jamás tocaría a Sakura de esa manera, la sola idea no conseguía tener forma en su cabeza.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Sakura volteándolo hacia ella con una mano y depositando a la bebé en sus brazos con la otra. Quería devolvérsela, pero ya la mujer se había dado la vuelta en dirección a la cocina. Kakashi miró por un segundo a la bebita que con su manito trataba de quitarle la máscara de la cara ¿Cómo podía Sakura simplemente tomar todo esto como un hecho? ¿Acaso ella había hecho esto? comenzó a caminar irritado hacia la cocina para enfrentarla, pero se detuvo en seco cuando su mirada se posó en ella. La kunoichi estaba hiperventilando sosteniendo la isla de la cocina con fuerza. Su sospecha se esfumó en seguida. Se acercó y puso una de sus manos en la espalda de la mujer que evidentemente estaba teniendo un ataque de pánico. Kakashi la invitó a respirar con él y poco a poco la calmó.

"¿Cómo es que tengo hijos? ¿Contigo?" preguntó la mujer con la voz entrecortada, cuando finalmente pudo hablar.

"No lo sé Sakura. Necesitamos separarnos de los niños para poder investigar a fondo" dijo pensativo.

"¿A qué te refieres con 'separarnos'? No es como que estoy disfrutando despertar y descubrir que tengo 2 hijos que no recuerdo haber tenido dentro de mí, ni siquiera recuerdo como los hice, aunque evidentemente fue contigo, no hay discusión al respecto" dijo lo último señalando a la pequeña niña de cabello rosado que justo ahora masticaba una de sus manitas. Ver su pequeño rostro era verse así mismo "Pero son mi responsabilidad, no puedo simplemente deshacerme de ellos"

"No es a eso a lo que me refería. Quería decir por el día, tal vez dejarlos con tu madre. O llamar una niñera. Son niños ¿Quién crees que soy?" preguntó ofendido. Sakura suspiró aliviada.

"Muy bien, vamos a desayunar, estoy segura que no debería dejar a una bebé y a un niño pequeño sin desayuno. Y decidimos que hacer" Kakashi asintió. Sakura comenzó a hurgar en los gabinetes y en la nevera por ingredientes. Y Kakashi se dio cuenta horrorizado que la niña que tenía en los brazos comenzaba a babear su brazo, necesitaba colocarla en algún lugar, lejos de él. Miró a su alrededor y descubrió en una esquina una especie de prisión para bebés. Las había visto antes, colocas al bebé en ese espacio reducido, rodeado de paredes y te ocupabas de tus cosas por un rato. Se acercó y notó que había juguetes adentro, lo que le pareció perfecto. Sentó a la niña dentro de su espacio de contención y le colocó un conejo de peluche en las manos. Anunció a Sakura donde había dejado al bebé y volvió a la habitación para prepararse para el día.

Al entrar en la habitación su mirada se posó en el niño que aún dormía en su cama. Él nunca, nunca, tuvo intención alguna en reproducirse. De alguna forma pasó, en este sueño vívido ocurrió y no sabía qué hacer con lo que estaba sintiendo. Quería despertar, volver a la seguridad que la soledad le aportaba. Cruzó la habitación en silencio, tuvo que hacer varios intentos para encontrar sus cosas, muchas gavetas estaban ocupadas por cosas de mujer y la mitad del closet también. Cuando consiguió lo que buscaba entró al baño.

Lo único que le quedaba por hacer era caminar en los zapatos del hombre que hizo esta vida para sí mismo, mientras encontraba una salida.