- Es precioso!

- Si!

- Y tiene mucho espacio al descubierto...

- ...por lo que es ideal para poder jugar en tus momentos libres al...

- ...Quidditch! - gritaron al unísono todas las voces masculinas jóvenes del grupo, recibiendo algunas miradas de reprobación por parte de las mujeres.

El joven de azabache y largo cabello sonrió mirando la estupenda vista de delante suyo. Acababa de llegar, junto a los demás, con un traslador a algún sitio de Rumania. Delante del joven, una pradera de verde hierba se extendía a lo largo del pequeño montículo en el cual habían aterrizados, la mayoría en el suelo. Rodeando el prado, había un verde y espeso bosque, en el cual, des de la posición del joven podía verse, entre el bosque, delante de él, un impresionante castillo de piedra, muy grande y bien conservado. Podría incluso compararlo con Hogwarts. Rodeando todo esto, unas altas y verdes montañas, los acompañaban. Había tanto verde...en comparación a lo gris de la cuidad...

- Mirad, creo que debemos ir allí, al castillo ese de ahí - dijo Harry llamando a sus acompañantes, que se acercaron como pudieron hacia Harry. El moreno de la cicatriz, llevaba un pantalón oscuro y un jersey verde ligero, puesto que a pesar de la brisa fresca que llegaba entre ellos, el sol picaba de verdad. Volteó el joven y sonrió más viendo a su lado a toda la familia Weasley, a su familia...mirando a otro lado, se encontraba con una divertida rubia de ojos azules, una mujer hermosa, llamada Luna Lovegood, junto a una curiosa Nymphadora Tonos, con los cabellos rosas pero más largos que cómo la vio por primera vez, acompañada de otros Aurores pertenecientes a la orden del fénix, cómo ojoloco, Kinsgley y otros. Draco Malfoy estaba junto a Ron, que ambos miraban a Harry con orgullo, sabiendo que a Harry nadie le impediría ganar el torneo...

Una mano se posó en el hombro del chico, haciendo que se volteara, encontrándose a unos dorados ojos, junto a unos cabellos castaños, casi dorados y largos hasta un poco por la zona de la nuca, y una gran sonrisa en el rostro. Remus Lupin, seguía diciéndole Harry, parecía más joven de lo que era...bastante. Y la verdad era que tenía esa apariencia, las pociones matalobos que antes tomaba, ahora, gracias a un añadido de Dumbledore, y para desagrado de Lupin y Snape, el mismo último también, causaban en él cambios físicos, cómo el de aparentar más joven. A Harry le había cambiado mucho la vida, a mejor, des de que en su día derrotó al Lord oscuro.

- A partir de esta noche... vas a tener que enfrentarte con cosas...bueno...ya lo verás, con más cosas de las que te imaginas...incluso, las que no son...

- ...pruebas en regla..., lo se, Remus...me lo has dicho cómo cientos de veces des de que supiste que me escogieron cómo elegido de este maldito Torneo... - dijo Harry, cortando al atractivo adulto, haciendo que ante las palabras del joven, riera de manera agradable.

- Es la verdad, Harry...

De pronto, algo grande y suave se pegó a la pierna del moreno de la cicatriz. Dio un pequeño respingo, pero nadie pareció notarlo. Bajó su brillante y esmeralda vista hacia la "cosa" que le había acariciado la pierna...y sonrió con nostalgia e ilusión.

- Sirius...ya sabes que no me gusta que hagas eso, bastante tengo con los sobresaltos de Ron por cualquier cosa, que encima vienes tu y...

- ¿Yo? ¿Qué pasa conmigo? - preguntó una voz a uno de sus lados, identificada luego cómo la de su amigo Ronald. Algunos rieron la pregunta. Harry sólo sonrió.

-"Ya sabes que me encanta hacerte eso... a tu padre le pasaba lo mismo, cuando estaba concentrado en algo, sea los estudios, sea observar a tu madre des de la ventana al lago, siempre lo asustaba de esta forma..."

Esa voz había sonado en la mente de Harry, que sonrió y miró con divertimiento al gran perro negro que en ese momento estaba mirándole también.

Le parecía tan extraño todo aquello...a Harry aún le costaba acostumbrarse a tener a Sirius entre ellos...puede que no cómo antes, pero por lo menos estaba vivo.

Y todo gracias al velo de la muerte. Ni Harry ni nadie sabe que pasó exactamente allí, pues lo único que se les informó, fue que tenían que acudir una tarde al despacho de Dumbledore. Los tres más jóvenes tuvieron que ausentarse unos días de sus clases en la academia, pero, gracias a la sorpresa, a ninguno le dio importancia...

Simplemente, a la hora acordada, entraron en el despacho del director de Hogwarts, que estaba de pié, esperando a Harry, con un gran perro negro al lado, que se tiró encima de Harry en cuanto lo vio. A la pregunta formulada de Ron, sobre que significaba aquello, una simple palabra de Dumbledore lo aclaró todo.

- "Sirius"

Esa palabra, ese nombre hizo que el joven ojiverde volviera a sentirse mas vivo, más extraño...poco antes de enterarse de eso, el joven aún llevaba la culpa de la muerte de su padrino estampada en sus ojos. Dumbledore simplemente les explicó lo que sabía, que en el departamento de misterios, en la sección del velo de la muerte, una noche había ocurrido algo, que hizo que de dentro del velo, saliera un perro negro, que luego identificaron cómo del joven Potter. La única pega, es que Sirius, al menos de momento, sólo podía estar en su forma animaga, de Canuto, y no podía transformarse en persona. Sirius se podía comunicar ante él y cualquier persona mediante la mente, sus mensajes eran captados con su antigua voz, pero en la mente de otras personas, por lo que podía pasarse el gran can negro y Harry horas mirándose y estando en silencio, cuando en realidad, lo que hacían era hablar y hablar. Todos lo sabían ya, todos los de la orden, claro...Sirius podía hablar con quien quisiese...pero no podía escucharle la persona que no quisiese que escuchara...él controlaba.

- Bueno, pues... - empezó Ginny Weasley, de 19 años, una niña convertida en una hermosa y pícara mujer de rojizos cabellos esparcidos a lo largo de sus hombros, de mirada castaña y pecosa cara, vestida con un vestido blanco, con unas sandalias amarronadas. Pero se vio cortada y callada, y obligada a voltearse, al igual que todos, por un viento medianamente anormal y una pequeña luz detrás suyo. Cuando el viento paró, una luz hizo aparecer en el suelo, a causa del traslador que llevaba, a una chica hermosa, de negros cabellos y de ojos rasgados al estilo oriental.

- Cho! - dijo con voz algo cansina Luna, mientras la ayudaba a ponerse en pie.

- Si, perdonad, e tenido que coger este ultimo traslador, por que no e encontrado otro antes...lo siento... - intentaba disculparse la chica de 21 años, vestida con un vestido amarillo demasiado corto, con un escote de pico, un tanto alargado, que hizo alarmarse disimuladamente a Molly Weasley.

- ¿Qué haces aquí, Cho? - preguntó la señora Weasley, con un intento de voz amable. Sirius gruñó por lo bajo. Cho Chang, no caía en gracia entre los amigos y prácticamente familiares de Harry, por que des del desastre de quinto año, la chica había intentado de todo para volver con él, aunque él nunca había vuelto a caer en una de sus trampas. Trabajaba la chica de secretaria para el ayudante del encargado del departamento de Deportes Mágicos, y cómo para eso no hacia falta estudiar mucho, hacía mas tiempo que conocía el ministerio, por lo que la chica, al enterarse de algo que contenía las palabras "Torneo" y "Harry Potter", no había dudado ni un segundo en buscar información e irse con Harry, según ella:

- "Es para darle una sorpresa..."

A Harry le fastidiaba, pero al final, optó por ignorarla, no hacerle demasiado caso, tampoco es que se viesen mucho, puesto que él estaba estudiando...pero aún así, ella siempre encontraba la manera de encontrarse con él.

- Gracias, Luna - dijo la chica, dedicándole una sonrisa hipócrita a Luna, que le respondió con una igual. Una de las formas para estar más cerca de "su objetivo personal", según ella, era acercarse y entablar amistad con sus amigos, o familiares, por lo que muchas veces, torturaba a Ginny y a Luna con sus grandes charlas sin ningún tipo de interés por tal de mostrarse simpática.

- Pues...e venido aquí, para estar con Harry y animarle! - dijo dando pequeños saltitos, bastante ridículos, ah decir verdad.

- Bueno, ahora no importa... - dijo Harry, algo cansado y fastidiado por la presencia de la chica. Era hermosa, de eso no había duda, pero des de finales de su quito año en Hogwarts, no sentía nada por la chica, y el estar acosado por ella muchas veces le importunaba bastante - Ahora ya estas aquí...bueno, pues tenemos que dirigirnos hacia ese castillo... ¿verdad?

- Si, eso es lo que iba a decir antes de que "alguien" - dijo Ginny enfatizando en la última palabra el tono de su voz- me interrumpiera.

- Bueno...pero el problema es el bosque - dijo Draco.

- Si, una brújula no nos ayudará mucho, la verdad...nos perderíamos igualmente...

- ¿Por qué, Remus? - preguntó uno de los gemelos Weasley, George, en este caso.

- Por que estos bosques, son mágicos, no sólo por la magia de los animales en sí, si no por la de antiguos brujos que se resguardaban aquí, cuando algo realmente malvado para su vida le perseguía...además - dijo mirando con orgullo a Harry - han preparado expresamente estos bosques para el Torneo...ahora son mas peligrosos, tienen mas magia...y mas protección anti muggles - dijo, acabando la explicación y viendo la cara que Harry había adquirido al pronunciar la frase "ahora son mas peligrosos".

- "¿Tienes miedo, querido ahijado?" - le preguntó mentalmente a Harry su padrino, mientras Remus reía ante la ocurrencia de su amigo. Paró de reír y Sirius empezó a gruñir en cuanto Cho fue corriendo hacia el atractivo moreno, empujando "sin querer" a Draco y a Ginny, colgándose luego de uno de los brazos del chico, mientras tiraba de él con una sonrisa que ponía enferma a mas de una mujer, diciendo:

- Vamos al castillo, Harry! Venga! - decía mientras le tiraba de la mano. Pero Harry era un hombre, tenía mas fuerza que ella y no se dejaba llevar.

- Si Cho, pero espera...

- ¿A que? El castillo está ahí en medio...no se va a mover, venga...solo hay un bosque de por medio...

- Es evidente que esta chica no escucha cuando la gente habla... - dijo en un susurro Remus, causando risas ahogadas a Sirius, cómo podía, puesto que estaba en forma de perro, y a Draco y Ron que estaban cerca.

- Pues bueno... - dejó ir el joven moreno de la cicatriz, mientras era arrastrado por Cho para abajo del verde montículo en el que se encontraba. Pero de improviso, con una suave brisa, una voz les sorprendió en la entrada del bosque.

- Por aquí... - el que había hablado era un joven de unos 27 años de edad, de pelo rubio y ojos casi negros, vestido con una capa roja con un escudo muy extraño. Una pluma lila intercalada con la silueta en negro de un dragón volando. Todos se dirigieron hacia allí.

- ¿Quién debe ser? - preguntó una chica de pelo negro, morena y de ojos casi rojos.

- Ni idea...supongo que ahora nos lo dirá - respondió el chico a su lado, de ojos aguamarina y cabello castaño metalizado.

A parte de la familia Weasley, Remus, algunos Aurores y Luna, habían ido parte de una pequeña delegación de la academia Imphoderus, más que nada, los más adelantados de la clase de los tres chicos, de su curso. Los Weasley y demás, en realidad, eran añadidos, que, en teoría no podían ayudar en nada...las demás academias sólo llevarían a sus delegaciones, aunque puede que, como en esta ocasión, también a algunos familiares...aunque en teoría no se podía...

Cuando llegaron dónde el chico, antes con expresión seria, al verlos, suavizó su rostro, sonriéndole a Harry y a los demás.

- Soy Harold Corlison, ayudo a organizar este Torneo... vengo del ministerio. Cualquier duda o lo que sea, me preguntáis... - dijo, con un leve acento extranjero, mientras daba un apretón de manos al chico y a Lupin, para después mirar al can negro y sonreírle - bueno, vamonos...

- ¿...Pero... cómo? - preguntó la voz aguda de Chang.

- ¿Siguiéndome te parece buena sugerencia? - le respondió con fastidio en la voz el chico. Era evidente para todos, o por lo menos eso creía Harry, que Cho no empezaba bien en el lugar...

- "Puede que Cho no haya captado el tono y el doble significado de la pregunta...no se, pero no me importa mucho...y pensar que tengo que pasarme aquí casi todo un año..." - pensaba Harry, siendo escuchado esta vez por su padrino canino.

- "Venga, Harry, anímate...esto será muy interesante..."

- "¿Cómo el torneo de los tres magos?" - le preguntó telepáticamente con ironía sonada.

- "A mi no me van las ironías, Harry..."

-"Hacerlas si, pero que te las digan no..."

- "Habrá mucho choque entre una academia y otra...sobre todo con la de Austria, esa tiene mucha fama de ser una de las mas crueles del mundo...pero una de las mas eficaces..."

Cuando Harry se quiso dar cuenta, estaba caminando detrás de Harold, junto a su padrino, Draco, Ron y Lupin, no dejando hueco para la chica oriental, para fastidio de ella.

- ¿Cómo te manejas por todo esto? - le preguntó des de detrás, Bill, el hermano mayor de los hermanos pelirrojos, al, en ese momento, guía.

- Tengo que conocerlo a la fuerza...

- ¿Cuándo llegarán y cómo, las demás academias? -preguntó Luna, sorteando un árbol con una rama muy rota y grande.

- Pues...creí escuchar que llegarían cómo vosotros, más o menos...pero en otros puntos estratégicos, para no encontraros hasta el momento de esta noche...el cómo, pues con trasladores, al igual que todo el mundo... - decía Corlison, mientras no despegaba la vista de enfrente.

- ¿Y Albus Dumbledore? - preguntó con interés Tonks, intentando, sin éxito, saltar una piedra que tenía en medio del camino, cayó y Remus tuvo que ayudarla a ponerse en pié.

- Dumbledore...a sido de los primero en llegar, junto a vuestro director...

-¿Crosient? - dijo más en afirmación que en pregunta, Tonks.

- Si...

- Pensaba que Dumbledore sería uno de los que nos recibirían... - dijo algo decepcionado, el señor Weasley.

- No se preocupe, lo verá esta noche... - decía la voz del chico de ojos negros, ahora, centelleantes, puesto que estaban llegando al castillo.

:... Mientras, en otro lugar del bosque...:

- Bueno, estarán a punto de llegar... - dijo un aciano de larga barba plateada, ojos claros enmarcados por unos anteojos en forma de media luna. Sus ropajes se componían de una túnica blanca, con algunas ropas encima, color rojo... estaba mirando un reloj de bolsillo en el momento en que, sorprendiéndolo a él y a Jaques Crosient, un suave viento hizo que guardara cuidadosamente el reloj.

Se encontraban a una cierta distancia del castillo, dentro del bosque, al lado de un río, que más a dentro del bosque, conducía a un bonito lago, no tan grande cómo el de Hogwarts, pero muy fondo y cristalino. Albus y Jaques estaba en un puente sobre el río, al lado de un pequeño claro entre medio de tantos árboles. Con ellos se encontraba una chica algo redondita, de aspecto agradable, de la edad de Harold, con el pelo rojizo rizado, y con ojos lilas, vestida con una túnica que disimulaba un poco lo redondo de su figura, siendo en realidad, un pequeño bebe en crecimiento.

- Bueno, parece que ya están aquí... - dijo la chica, llamada Lirien Bloksat.

- Eso parece... - contestó mirando a la luz suave que, junto al viento, empezaba a hacerse notar.

En un instante, la luz les cegó un momento, y acto seguido, el sonido de un breve rumor de voces se apagaba. Dumbledore y Jaques se acercaron al hombre en apariencia más alto, el más mayor del reduido grupo.

- Arcandis...Worelz Arcandis, director de la academia Sirhosels... ¿Cómo estas, buen amigo? - le preguntó el anciano de barba plateada, dándole la mano, gesto que agradeció correspondiéndole el director. Crosient imitó a Dumbledore y encajó la mano también con él.

Entonces, Jaques se percato de algo, la pequeña delegación, incluido el mismo director, iban ocultos con unas largas y oscuras capas negras. Al parecer, la idea de quitarse las capas no les apetecía, pero los rayos del sol que empezaron a picar hicieron cambiar de opinión a más de uno, que empezó a arremangarse las mangas de sus jerseys. Otros se quitaron la capucha de la capa, dejando ver sus rostros, todos pálidos, con ojos brillantes, pero, lo que llamó más la atención, es que tenían un aire de dureza y determinación muy duro en la mirada.

- Hola, Albus...al parecer, estoy igual que tú... - dijo el director de la academia de Austria. Jaques se le quedó mirado. Aún no se había quitado él tampoco la capa. O Arcandis sabía legeremens, o captó la mirada del director de la academia rival, lo que fuera, pero, con una disculpa, Worlez se quitó la capucha, para deslizar por sus pálidos dedos, la capa entera.

Ante los asombrados ojos de Crosient, que se esperaba a un hombre anciano, parecido a Dumbledore, un hombre de aspecto joven y jovial entregó la capa a uno de sus alumnos. El director no aparentaba tener más de 30 años, la piel era muy pálida y tenía un cabello largo, recogido en una pequeña cola, de color azul verdoso, muy brillante, junto a unos ojos azules eléctricos. Su ropa, al contrario de lo que creía Crosient, algo cómo las túnicas habituales de Dumbledore, constaban de un pantalón algo entallado y una camisa blanca, pero todo disimulado bajo una chaqueta de adornos dorados y verdes aterciopelados. Al ver que lo estaba observando, Worelz habló.

- Supongo que le debe sorprender mi...aspecto - dijo el director, como si fuera lo más normal del mundo.

- Pues...la verdad...no lo imaginaba así...

- No se preocupe, me gusta sorprender...

Ante la atenta mirada de Dumbledore, los alumnos, algunos desprendidos de sus capuchas, otros no, miraban con curiosidad el sitio donde se encontraban. Lirien se estaba presentando ese momento ante el apuesto director, que le besó la mano en señal de respeto y saludo.

- ¿Qué ocurre, Albus? - le preguntó Worelz al ver a su amigo, director de Hogwarts, mirar con atención a sus alumnos, concentrándose en la parte central de la piña que formaban la delegación.

- Creo que hace demasiada calor como para que lleven esas calurosas capas encima suyo...

El anciano de la barba plateada giró su rostro hacia el del ya sonriente, de forma algo pícara, director de Sirhosels.

- Tienes razón... - y girándose ante sus alumnos, que se pusieron rectos ante la mirada penetrante de su director, les dijo - quitaos las capas...no hacen falta...

Ante los ojos de Dumbledore, Crosient y Bloksat, una lluvia de capas, dejadas caer con un movimiento de la mano, deslizándose por las formas de cada cuerpo, la capa caía hacia el basto pasto, hizo revelar la identidad de los estudiantes. Tanto el anciano de las gafas a media luna cómo el director de la academia Imphoderus coincidieron en la mirada, y la desviaron hacia la delegación, encontrando a quien parecían buscar. Crosient esbozó una sonrisa torcida, mientras le recordaba a Albus y a Arcadius, que estaba cerca.

- Parece que todo va a salir como estaba planeado... - dijo con voz ronca.

- Si...ciertamente tenemos las de ganar... - inquirió Arcadius, desviando la vista de un alumno suyo al bosque que los rodeaba.

- ¿Qué haremos ahora? - preguntó uno de los alumnos, interrumpiendo la pequeña conversación sostenida por los tres directores. Era un joven de piel pálida, ojos castaño oscuro que parecían tener un pozo en ellos, y unos cabellos cortos, pero brillantes, de color negro blanquecino. La vista de Worelz se desvió hacia el alumno, que al sentir la mirada de su profesor, se acobardó e intentó disimular.

- Pues lo mas obvio, tenemos que ir hacia el castillo que se percibe a bastantes metros de aquí, supongo que la chica, Lirien, acompañada de los dos directores y jueces del Torneo, nos enseñarán el camino... ¿Me equivoco? - contestó una voz ajena a la conversación y respondiendo a ala pregunta del chico, que miró hacia atrás, sonriendo un momento, mientras se dirigía hacia sus compañeros.

Dumbledore se quedó mirando al sujeto que había hablado, y sonrió, contestándole.

- Tiene usted toda la razón...

- ¿Y cuando nos encontraremos con nuestros rivales? - volvió a preguntar la voz, indiferente y candente de sentimientos.

Worelz miraba al alumno que había hablado con la mirada cambiada. Ya no era alegre y jovial, a los ojos de Crosient, si no, fría, calculadora, pero... ¿Orgullosa?

- Esta noche, ante de cenar...allí será cuando las dudas en general, las normas explicaciones se explicarán.

- Creo, Albus, que mis alumnos están algo cansados, por lo que creo conveniente en empezar a desfilar hacia el castillo, para que al menos, puedan descansar algo y familiarizarse con sus a partir de ahora, habitaciones y todo, hasta la hora de la cena.

- Tienes razón, Arcandis, ¿Empezamos a ir, Jaques?

El hombre de ojos azules tuvo un pequeño sobresalto al sentir nombrarse, ya que había estado todo el rato mirando al alumno que les había respondido. Los rumores eran ciertos, al parecer...

- Esto...eh...si, si, Albus...Lirien, por favor... - dijo algo nervioso, dándole indicaciones con la mano a la chica, que, con una sonrisa, se dispuso a enseñarles el camino hacia el castillo.

De camino hacia el castillo, Worelz Arcandis miraba muy de vez en cuando hacia su pequeña delegación, con aires de dureza y una mirada fría y inflexible. Crosient no sabía cómo iniciar una conversación en la que pudiera mediar palabra con el director de Sirhosels, por lo que, el anciano de gafas a media luna, la inició por el.

- Y bien...Worelz... ¿Algún alumno que se te haya revelado un poco?

El joven director le miró con una sonrisa torcida en el rostro, mostrando sus blancos dientes.

- No suelo permitir que eso pase muy a menudo, Albus, lo sabes...

- Siempre hay quién - respondió.

- ¿Jaques, y en tu academia? - le preguntó el director de cabello azul verdoso muy brillante, sorprendiéndolo, pero sin dejarse intimidar.

- Pues siempre hay alguien... aunque parece que al ser mas mayores y al escoger esta carrera, se han vuelto un tanto serios.

- Eso siempre pasa...en todas las generaciones que han pasado, que han sido muchas, por la antigua academia de Austria, siempre ha pasado lo mismo...lo e comprobado...

Cómo respuesta a la que ignoró, Jaques le dedicó una mirada de interrogación y recelo, que Dumbledore vio cuando se giró un momento al verlos tan callados.

- "No puede haber pasado tantas generaciones, él es mas joven que yo, y por muchas que haya visto..." - pensaba.

- A lo largo de los siglos se aprenden muchas cosas... - continuó Worelz, dejando aún mas confundido al director de Imphoderus.

Algunos alumnos sonrieron entre ellos al escuchar eso.

- Va a ser un curso divertido... - dijo uno de ellos.

- Pues si...las academias se presentan interesantes... - contestó otro.

- Daría cualquier cosa por cambiarle el sitio al elegido...

- Cuando quieras, te lo regalo - le contestó detrás de él una voz que hizo estremecerse al chico. - Esto no va a ser cuestión de que te digan que vayas a recoger una flor al bosque en un margen de cinco minutos, ni que tengas que dar dos vueltas al castillo totalmente descalzo intentando pisar la mayor cantidad de piedras y rocas puntiagudas posible... - siguió, la persona, des de detrás.

- Lo sé...pero es que no sé, se me hace raro...

La persona, bajo la atenta mirada discreta de su director, optó por no decir nada y mirar con frialdad al castillo que se convertiría en su hogar durante el próximo año.

- Profesora McGonagall, no sabía que estuviera ya aquí - le dijo con una sonrisa Molly Weasley.

- Si Molly, he llegado junto a Albus esta mañana...

Harry le dedicó una mirada cómplice a su ex profesora que correspondió ella con una ligera sonrisa de complicidad.

- Podéis mientras ir a pasear por lo que será vuestra...casa, este año - dijo una voz fría y calculadora detrás de el moreno de la cicatriz.

- "Anda cállate un rato y vete a lavarte el pelo por una vez en la vida"

Snape miró con odio al perro que estaba junto a Lupin en ese preciso instante, que gruñó levemente, mientras Harry, intentaba con poco éxito, que la risa nos e escuchara demasiado fuerte.

- Oye, Harry, que te parece si vamos hacia las habitaciones a instalarnos... - empezó Ron.

- Está bien, por mi, no hay inconveniente.

- ¿Vais a instalaros? - preguntó la voz de Minerva McGonagall. Eso llamó la atención de las personas que ya desfilaban hacia los corredores, donde, anteriormente, Harold, antes de entrar en la gran edificación, les había indicado dónde quedaban, más o menos, los dormitorios.

- Pues... - empezó Ginny, algo confundida - ...si no hay inconveniente, eso pretendíamos...

- No, inconveniente no hay, pero para Harry si.

- ¿Y eso? - preguntó el aludido.

- Pues, Harry, primero, no tienes equipaje.

El moreno se giró, confundido, hacia dónde todos habían dejado sus respectivos baúles, maletas, etc., y caminó hacia allí. Buscó ante la mirada atenta de sus compañeros de viaje, frenéticamente, su equipaje, el cual llevaba hace un momento con un conjuro reductor, mientras su ex profesora de Transfiguraciones, esbozaba una sonrisa escondida.

- Tu equipaje ya ha sido enviado a tu habitación.

Ron miró a su ex profesora, algo ofendido.

- ¿Y nuestro equipaje?

- Señor Weasley, el señor Potter es uno de los elegidos, es nuestro elegido... él tiene una recámara para él solo, al lado de la de los demás...

- ¿Al lado e nuestra habitación? Para eso no valía la pena ocupar otra habitación...una cama más, y listo...

- Al lado de los elegidos de las demás academias... - aclaró la sub. directora de su antes colegio de magia.

- Pero menudo morro que tiene!

Todos rieron ante esa muestra de buen rollo en el grupo, puesto que se veía a leguas que Ron estaba por caerse de la risa al suelo.

- Entonces... ¿Y yo donde duermo? - preguntó Harry, algo desconcertado.

- En el bosque! - dijo Ron, ya des del suelo, partiéndose.

- Si, debajo de alguna roca gigante, habitada por algún Hipogrifo desbocado, si te parece... - contestó con ironía, el chico moreno de la cicatriz.

- Bueno, da igual, los elfos llevarán vuestras vuestro equipaje a las habitaciones...

- No, da igual, quiero ver donde dormiremos... - dijo Fred, dirigiéndose hacia los corredores, mientras los demás, Harry incluido, le seguían.

- ¿Necesitamos contraseña?

- Para esto no, señorita Weasley...se supone que la gente que participa aquí, es lo suficiente mayorcita como para poderse fiar... - contestó Minerva, viendo cómo Ginny corría para atrapar a su familia, mientras le hacía una seña con la mano.

Cuándo llegó ha una gran puerta, la abrió, ya que era un pasadizo sin continuación. Abrió la puerta y se encontró con un salón, con algunas sillas, y cuatro puertas. Todas menos una, estaban cerradas. Ginny, entonces, pudo comprobar, mientras pasaba por al lado de las puertas, que cada una tenía el nombre de la supuesta academia a la que pertenecían. La puerta con letrero "Imphoderus" estaba medio abierta, la abrió y la cerró detrás de ella.

- Guau! Esto es impresionante... - susurró.

- Si, tiene hasta Red Flú en la chimenea! - le contestó Charlie, mientras pasaba por al lado de Ginny. Luna se puso a su lado y ambas sonrieron.

Gracias a la Red Flú, cuando acabaran los pequeños descansos de su academia de Sanadoras, podrían visitar a Harry, y a los que estaban en Rumania en cualquier momento, estando ellas en Londres. El salón, era parecido a la sala común de Gryffindor. Había una gran chimenea, unas ventanas y un a pequeña terraza, con grandes ventanales. También, cuadros y alfombras por toda la estancia, y mesas de madera bien pulidas, acompañadas de cómodas butacas rojas, y alguna que otra librería. Dos puertas, una a cada lado de la chimenea, daban a entender que esos eran los cuartos, diferenciados entre chicos y chicas.

Ginny entró en la puerta que indicaba "mujeres", y vio, con sorpresa, dentro de ella, otro pequeño salón, con unas sillas, alguna mesa pequeña con alguna planta, y una gran ventana. De la ventana, al lado derecho, una puerta de madera, en la que, detrás de ella, se alojaban las chicas, los dormitorios. Supuso que la de los chicos sería parecido. Salió de allí, encontrándose para salir a Harry, Draco y Ron.

- Nos vamos a dar un paseo por ahí - dijo Ron, mirando a su hermana un momento, para luego salir tras sus dos compañeros, como si nada.

- Nos han puesto una habitación para Ron y para mi aparte! Los dos en la misma, pero, al fin y al cabo, es mejor que nada... - anunció Draco. Harry sonrió y Ron seguía mirando con curiosidad el lugar.

- Tengo ganas de que llegue esta noche... - empezó Harry, mientras los tres se dirigían, a paso lento, paseando y observando con interés su alrededor.

- ¿Para que?

- Para echarme de una vez en la cama y dormir dos días de tirón - dijo, mientras sus amigos se reían.

Moreno, pelirrojo y rubio ya habían llegado a los jardines, dónde un suave y verde pasto les hacía de manto. Se sentaron en él y se quedaron callados, observando a todos los lados con interés. El castillo, no era tan alto cómo el de Hogwarts, pero tenía más plantas bajas, algunas sin segundas plantas, y por lo que Harry percibía, también tenía más mazmorras. No llegaba a tantos pisos, pero aún así era alto. Algunas grandes torres sobresalían de la estructura, haciéndola aún más siniestra y fría. Tenía grandes ventanales, y, según lo que le sabía contado McGonagall, había un pueblo, parecido a Hogsmeade, pero en versión "Rumania", con casas más antiguas, al estilo del país, y en vez de leyendas sobre fantasmas, leyendas sobre vampiros, puesto que muchos antiguos vampiros transilvanos pasaron por ese pueblo.

- He, Harry, ¿Pasa algo? - le preguntó la voz de Draco, un rato después. Algo sobresaltado, Harry le miró, y, algo avergonzado, se acababa de dar cuenta de que se había quedado mirando el castillo con melancolía.

- No, nada, es que...

- Esto recuerda a Hogwarts - dijo de pronto Ron.

- Si, era en Hogwarts, en lo que estaba pensando...

Draco y Ron intercambiaron miradas rápidas, y volvieron sus rostros al cielo con una sonrisa.

- ¿Sólo en Hogwarts?

Harry miró algo enojado a sus amigos, que sonreían al cielo.

- Pues en todo lo que pasamos... - dijo de mala gana. El atractivo rubio y su compañero bajaron las miradas hacia Harry, y, quitando la sonrisa pícara de antes, se dedicaron a sumergirse en sus propios recuerdos, recordando lo irrevivible.

- "Recuerdo la primera impresión, al ver Hogwarts por primera vez...y la impresión al verlo por última vez...o eso pensaba...pues he ido alguna vez más, des de que estudio en Imphoderus...pero, la sensación era la misma..."

Un escalofrío y unos nervios instalados en su estomago, sobresaltaron a Harry. No tenía anda que ver con el hecho de estar recordando. El extraño escalofrío pasó y los nervios del estomago también. Harry frunció el ceño mientras miraba la hierba y pensaba en los nervios esos tan extraños. Unos minutos en silencio, ninguno de los tres chicos hablaba.

Un escalofrío mas fuerte que el anterior y una sensación fría hizo que el chico se voltease hacia dónde venía la sensación.

- ¿Qué pasa? - le preguntó a su lado Ron, que cómo Draco, los dos chicos, uno a un lado de Harry, se habían estirado en el pasto.

- Nada... - dijo despacio, sin dejar de fijar su vista en el castillo.

Estaba convencido, siempre acertaba en este tipo de cosas. Alguien los estaba observando, pero se estaba concentrando en él., en Harry. Con una mirada desconfiada, Harry posó sus ojos en cada una de las ventanas del castillo, o eso le hubiera gustado. Las miró por encima y se concentró en las que parecían mas sospechosas o escondidas.

Nadie.

- "¿Cómo es posible? Se que observan...pero..."

Unos ladridos le hicieron sacar de su ensimismamiento. Mientras Draco y Ron se incorporaban, el chico, que estaba sentado, miraba cómo un alegre Sirius ladraba acaloradamente a los tres jóvenes, junto a un Remus que lo miraba con cara confundida. Cuando los dos nuevos integrantes del antes trío del pasto verde estuvieron lo suficiente cerca, Sirius se tiró encima de Harry, pero el chico, a sabiendas de lo que le venía encima, se apartó con una gran agilidad. Sirius se dio de morros contra la tierra de verde, mientras los demás se partían en el suelo.

- "No le veo la gracia...me duele el morro, gracias a ti..."

- "Es tu culpa por querer fastidiarme...además..."

- "¿Ademas?"

- "En ese momento estaba investigando..."

- "¿Por qué y a quién?"

- "Por nada...pero...hace ya rato que tengo la sensación, la inquietud de que me están mirando..."

- "..."

- "Siento la mirada de quien sea...pero miro y no veo quien es..."

- "Hay muchas ventanas por aquí..." - dijo interviniendo una nueva voz en la conversación, la de Lupin.

- "Lo se..."

- Eh! Vosotros! Dejaos de tantos misterios, o lo contáis en voz alta o nos metemos en la conversación esa.. - alertó el atractivo rubio, mirándolos con burla. Todos se miraron, y Sirius le hizo una última pregunta.

- "¿Aún están mirándote?"

Harry calló, intentando encontrar la inquietud dentro de él, los nervios y el escalofrío anterior.

- "No"

- No, nada, no era nada... - dijo excusándose, Harry.

- Bueno... - dijo mirando con recelo al chico, el joven rubio.

- Remus... ¿Por qué antes mirabas de esa manera a Sirius? - preguntó de pronto, Ron.

- ¿Cómo le miraba?

- Pues... cómo confundido, no se...

- Ah! Ya lo recuerdo...es que Sirius cuando os ve así de tranquilos, ya sabéis que se embala...se vuelve mas loco de lo que ya está...

- "Oye, que no pueda hablar no significa que no pueda escucharte..." - dijo una voz algo enfadada dentro de la mente del hombre y los chicos, lo que hizo que algunos estallaran en carcajadas, y el hombre, riera con emoción contenida.

- Que si, Sirius, lo que tu digas...

- "No me vaciles..."

- No vacilo a nadie, Canuto...

- "No, Moony, a nadie..."

- Bueno, total, que ahora está en un sitio que no conocemos, y, por muy buenas personas que sean las demás delegaciones no los conocemos de nada...y siendo tan curioso cómo lo es Sirius...

- "Atención, Moony, cuidado, no te des por aludido..."

Lupin hizo caso omiso al cometario.

- Pensaba en comprarle un bozal...

Las bromas por mente de Sirius se acabaron al instante, en el que el perro negro se le quedó mirando con cara de:

- "Ha este se la ha ido la olla"

- No Canuto...tienes que empezar a controlarte...ni que sea mínimamente... - dijo en voz mas baja al ver a un grupo de chicos ir hacia los jardines, en dirección contraria a la de ellos. Eran de una de las delegaciones de las diferentes academias, pero no sabían de cual. No llevaban uniforme, cómo ellos, y supieron que ninguna, o eso pensaban, llevaría.

- Supongo que cuando empiecen con el Torneo, aunque puede que no llevéis túnicas, llevareis algo que os identificará cómo de vuestra academia - dijo a media voz el joven hombre de ojos dorados, mirando aún al grupo de chicos que miraban el bosque con gran interés.

Un fuerte golpe de viento y la velocidad de Harry al voltearse hizo que el viento le diera en toda la cara.

- ¿Harry? - preguntó Draco, que junto a los otros, acababa e ver a Harry levantarse y voltearse con gran velocidad y con una mirada de enojo en sus ojos esmeraldas, hacia el castillo.

- "¿Otra vez?"

- "Si"

El joven de pelo azabache recogido había vuelto a sentir otro escalofrío, pero esta vez muy fuerte y una inquietud y nervios que le sacaban, en cierta manera, de sus casillas. No le gustaba que lo observaran en secreto, de eso no podía decir nada bueno.

Ante el silencio que se hizo, el chico siguió mirando el castillo, hasta que deparó en una de las ventanas de una de las torres más altas. Sólo veía a una silueta negra, medio difuminada, pues era a mucha distancia. Pero esa silueta no se apartaba, y la sensación de que le estaban mirando seguía, por lo que había sido aquella persona...Harry notó entonces una mirada fría clavada en sus pupilas, y notaba también, cómo ninguno de los dos, quería apartar la mirada. E contacto no se rompía y el chico empezó a lagrimear por prácticamente no pestañear.

- Señor Potter! Profesor Lupin! - se oyó una voz, que les gritaba. Harry rompió el contacto visual, bajando la mirada hacia Minerva McGonagall, que se estaba acercando a ellos y haciéndole señas con las manos. Sus compañeros se levantaron de la hierba y Harry volvió a mirar hacia la ventana, pero ya no había nadie.

- "Mierda"

- ¿Qué pasa, Minerva? - preguntó Remus, con educación mientras cogía a Sirius por la cola para que no se fuera por ahí, ya que le can negro había vislumbrado a un pequeño grupo de chicas a lo lejos, y quería visitarlas. Cuando notó lo tirante de la cola, miró a Remus de mala manera.

- Dentro de una hora y media tienen que estar en el comedor principal...

- ¿Tan pronto? - preguntó Ron.

- No es tan pronto como cree... ¿Donde ve usted los rayos de sol, señor Weasley?...ya está oscureciendo... -dijo ceñudamente la sub. directora de Hogwarts.

Entonces Harry se dio cuenta de que ya no tenía tanta calor y que la luz que los iluminaba, era apenas unos rayos de sol muy escasos y más que nada, eran pequeñas hadas las que iluminaban los jardines, y las antorchas de fuera y de las habitaciones, reflejadas por las ventanas.

- Se me ha pasado enseguida... - se dijo, sorprendido, mientras se dirigía junto a los demás hacia la habitación de ellos. Ahora iban a bañarse, y cómo Harry aún no tenía habitación, le habían dejado una de sus mudas en la habitación de Draco y Ron, y se ducharía, ese día, allí. Cuando atravesaron la "sala" de la academia Imphoderus, todo era un caos, por parte de las mujeres...y eso que no había demasiadas. Los chicos se estaban duchando y cada uno tenía en su habitación su ropa y todo bien puesto, mientras que la s chicas, iban de un lado al otro, ya bañadas, cuando faltaba una hora, con unos zapatos que no eran suyos, pidiendo consejos sobre cualquier cosa, y reclamando prendas perdida, que, según las chicas, habían escondido ellos para divertirse.

Harry, junto a Draco y Ron, subieron a la habitación para ellos, y entraron. Tenían baño particular. Draco decidió ser el primero, más que nada, por que fue el que más corrió.

- Joder...otra vez... - suspiró Ron, con una mano en la frente. Draco siempre tardaba mucho, y esta vez sólo tenían media hora, puesto que ya habían perdido un cuarto de hora en el salón, discutiendo sobre unos zapatos que afirmaban algunas chicas, que les habían desaparecido. Media hora para cambiarse y cucharse cada uno, reunirse todos abajo, y el cuarto de hora que sobraba, para averiguar dónde quedaba el comedor principal...

Veinticinco minutos después, gracias a un milagro, o eso es lo que afirmaba Ron, ya estaban los tres duchados y medio vestidos. No se arreglaron demasiado, simplemente...cada uno se puso a su "estilo", algunos, como cierto rubio, con ganas de ver a las "chicas" de las otras delegaciones. Entonces, Harry, mientras se estaba poniendo la camisa negra, abrochándose uno de los botones, reparó en un tapiz situado al lado de la puerta del baño, entre la puerta y un armario. Le pareció raro.

- ¿Y eso? - preguntó Harry señalándolo. Draco lo miró y respondió mientras terminaba de ponerse el calzado.

- Ese tapiz...es una puerta que llevaba algún sitio...no me preguntes, antes, cuando estabas en la ducha y Ron a salido para buscar no se que...

- Fred se había llevado mis zapatos!-respondió su amigo pelirrojo, des del baño, donde se estaba peinando.

- Bueno, pues eso, me ha llamado la atención, y e bajado un poco...solo hay unas escaleras y creo que después un pasadizo...sólo se, lo e visto a distancia, que había una puerta...supongo que irá a laguna otra habitación...no se, puede que a la de los chicos, o no se...pero estoy convencido de que para entrar no será tan fácil...no creo...que con solo un empujón se pueda abrir... - dijo el chico, mientras ya se había ido al baño, a peinarse. Harry se quedó mirando al tapiz, que mostraba un extraño dibujo, y se dirigió el también al baño, donde apenas cabían los tres. Harry cogió un peine uno que le quitó a Ron, y se peinó el largo pelo, para después recogérselo en una cola. Dos minutos después, todos estaban abajo ya esperándolos.

- Hola Harry! - dijo con voz melosa, Cho - estas muy guapo!

Harry se sintió incomodo cuando notó como la chica, que llevaba un vestido corto, rojo de cuello de barco, s quiso abrazar a su brazo, pero él no se dejó. El chico llevaba una camisa negra de manga corta bastante ajustada, y unos pantalones oscuros, pero su sonrisa blanca y su piel pálida, contrastaba enormemente con la ropa.

- Bueno, venga...vamos allá... - dijo Ron, algo nervioso, aunque no quisiera admitirlo, pero se le notaba por lo rojo que estaba.

- Pero... ¿Alguien sabe dónde tenemos que ir? - preguntó la voz de Molly por detrás. Cho Chang giró la cabeza con reprobación en la mirada.

- Yo! - dijo Luna - antes ha venido la Profesora McGonagall, y e aprovechado y se lo e preguntado.

- Entonces, Luna, la primera... - dijo Harry, dejando pasar a la chica rubia. Harry vio des de lejos cómo el licántropo miraba el reloj con algo de nerviosismo. No les quedaba mucho tiempo.

Luna se puso a caminar, girando esquinas, bajando escaleras, y volteando paredes. Hasta que al final, llegaron a unas grandes puertas de madera, dónde de dentro se escuchaban voces, no muy altas, pero conversaciones entrelazadas.

- Se supone que es aquí... - dijo Luna.

- No creo que te estés equivocando... - respondió Ron, mientras Draco lo volteaba a ver, con una sonrisa en los labios.

- Pues entonces... - empezó Harry, pero un sonido de pasos lo aturó. Todos giraron la cabeza hacia el lado del cual provenía el ruido, y encontraron allí a alguien viniendo de cara. A medida que se iba acercando fuera quien fuera esa persona, Cho, se cogía del brazo a Harry sin él evitarlo, y lo estrechaba mas.

- Potter...me han mandado decirte que "te quedes"...no puedes entrar - mencionó la voz del personaje, mientras, con ojos entrecerrados, todos veían acercarse al profesor de Pociones, Snape, con su cabello negro y graso, su piel pálida en extremo y sus negras túnicas.

- ¿Por qué?

- Dumbledore me lo ha dicho...

- ¿Para qué esa estupidez? - preguntó Remus, con mala cara. Sirius, entonces, y como era normal, gruñó pero con fuerza. Snape no se dejó impresionar y lanzó una mirada de desprecio al can negro.

- Se presentarán uno a uno, a los elegidos...pensaba que lo sabías, Lupin...

- Da lo mismo...y nosotros tenemos que pasar, ¿no?

- Si...

- ¿Y Harry?

Snape miró al moreno con odio contenido y desdén, pero le hizo el ademán de que lo siguiera. El chico se apartó del grupo, con algo de desconcierto, pero con un "Hasta luego", algo convincente, mientras Cho, le tendía la mano para que la cogiera él. Pero el chico de los brillantes ojos esmeralda le dio la espalda, haciendo que una furiosa chica oriental cerrara los puños con rabia contenida y entrecerrando los ojos al ver que las puertas de madera se abrían poco a poco.

Mientras, para Harry y el odioso profesor de Pociones, el recorrido hasta una pequeña sala de por allí cerca se les pasó rápido. Harry entró, y puso ver y apreciar allí dentro, que se encontraban los demás elegidos. La pequeña sala sólo estaba iluminada por dos velas, puesto que no necesitaban más. El chico, sin decir nada, observó a dos personas de espaldas a él, de la misma estatura más o menos, halar entre ellas. Rápidamente supo que se trataban de chicos, posiblemente de los elegidos, puesto que la anchura de los hombros y los musculosos brazos lo delataban. Miró hacia otro lado, encontrándose a Jaques, que le hizo un ademán, halando con una mujer de unos 50 años, baja y con aspecto alegre i jovial, y un hombre de la edad de su director, más o menos, más serio. Suponía que eran los directores de las academias, pero...

- "¿Quién falta? O más bien... ¿Quienes? Son cuatro academias, y aquí solo están los elegidos y directores de tres..." - un susurro hizo interrumpir al joven mago sus pensamientos y voltearse hacia la zona más oscura de la habitación, de la cual, al cabo de unos segundos de mirar bien, le pareció distinguir dos sombras. Una más alta que la otra.

- "Han de ser los que faltan..."

- Buenos, bienvenidos, elegidos... - dijo una voz detrás de él. Harry se giró, y los murmullos cesaron. Dumbledore, con sus gafas de media luna, estaba plantado delante de ellos, en el umbral de la puerta, mientras, con una sonrisa, los miraba, acompañado de dos hombres que no conocía, Snape y una mujer de cabellos verdes, muy enredados, o mas bien, muy rizados, con aspecto de haber visto a un fantasma devorando su cena, y unas grandes gafas de culo de baso redondo, parecidas a las de Sybill Trelawney, al menos para Harry.

- Seréis llamados, uno a uno, para la presentación. Tenéis que ir a la puerta principal del comedor, donde antes vuestros compañeros os han dejado. Y simplemente, cuando las puertas se abran, tendréis que pasar, y ya está. ¿Alguna pregunta?

A Harry le pareció estúpida la pregunta, pero no dijo nada. Estaba más claro que el agua, por lo que parecía, nadie levantó la mano.

- Bueno, hasta luego - dijo Albus, mientras, tras él iban los que habían ido con él, junto a los cuatro adultos que estaban en la habitación con ellos, los directores. Ahora el moreno, pudo ver, de refilón, a uno de los que se estaba en la parte oscura de la habitación. Sólo vio a un hombre joven y alto, de unos veinte tantos largos y de cabello negro, recogido, cómo el, en una pequeña cola. En cuanto los adultos se fueron, ante la sorpresa de los presentes, o eso creyó Harry, las velas se apagaron y La puerta se cerró. El chico notó movimiento a uno de sus lados, y creyó percibir que los chicos que antes hablaban se habían separado, cada uno unos metros del otro chico.

- "Sólo parece que haya aquí tres personas...y no cuatro" - pensó Harry, puesto que, el único ruido que había, era, a veces, algún cambio de posición de él o de alguno de los chicos de ambos lados, por la ropa. En cambio, la persona que antes estaba en el rincón oscuro, no hacía ningún tipo de ruido, y Harry llegó a temer que se la hubieran llevado y él no se hubiese dado ni cuenta. De pronto, y contra todo pronóstico, el chico que estaba a su derecha empezó a avanzar hacia la puerta, dónde después, sin decir una palabra, la abrió y se fue, cerrándola a su paso. Todo volvió a estar en silencio, y la breve luz que había apareció al abrir la puerta se había esfumado cómo si jamás hubiera existido.

- ¿Dónde ha ido? - preguntó una voz de chico a su izquierda. Harry notó cómo el chico se acercaba a él, y en un intento para no chocarse con alguien, una manó se posó en el hombro del moreno.

- Esto...

- Bueno, por lo menos se que hay alguien aquí...es que no veo tres en un hipogrifo - empezó el otro, ya a su lado.

- ¿Dónde ha ido el otro? - repitió esta vez Harry, preguntándoselo a su nuevo compañero.

- Pues no sé...

- Dumbledore dijo que nos llamarían...pero no...

- No se ha escuchado a nadie...

- ¿A alguien se le ha ocurrido pensar que ya lo hayan llamado? - preguntó una voz totalmente nueva y desconocida, que hizo estremecerse y sobresaltar a los dos chicos. Esa voz era fría y cadente de sentimientos, y estaba más cerca de lo que Harry recordaba que estuviera antes alguien detrás suyo.

- Pero...no hemos escuchado a nadie...

- ¿Y? ¿Acaso esto no es el mundo mágico?

La voz no volvió a hablar y de repente, el chico de la cicatriz en la frente empezó a oler en el aire a lavanda... ¿Era eso posible? Harry sacudió la cabeza, intentando quitar esos pensamientos y esas imaginaciones suyas de la cabeza. Era imposible. ¿Cómo diablos podía oler a lavanda en una habitación oscura, con tres chicos dentro, y...? Un momento...

- "¿Tres chicos dentro? ¿Y si algunote ellos es una chica? Todo es posible en una habitación no muy grande, oscura y con dos desconocidos..." - pensó con ironía, el chico.

- "Harry Potter"

Harry se sobresaltó bastante... ¿Quien se lo había dicho? En la habitación nadie había vuelto a hablar... ¿Y si se trataba de la llamada que Dumbledore dijo?

- "Al fin y al cabo, al otro chico parece que també lo han llamado, y se ha ido sin que nosotros escucháramos nada..."

- "Harry Potter" - volvió a repetir la voz misteriosa. El moreno decidió atreverse y, con paso decidido, aunque nervioso por dentro, se encaminó hacia la puerta con cuidado de no chocar con nada ni nadie. Llegó a la puerta, y tanteando un poco hasta encontrar el pomo, abrió la puerta, y la cerró detrás de él mientras sus ojos se acostumbraban a la luz de las antorchas del pasillo. Caminó en dirección recta, hiendo en dirección contraria a la que Snape le había llevado antes. Al final, llegó ante las puertas de madera por las cuales habían entrado sus amigos antes, y esperó, nervioso, a que se abrieran las puertas. Dentro se escuchaban murmullos, y eso hizo que la poca serenidad que su rostro ofrecía desapareciera un momento.

Las puertas, con un chirrido siniestro, se empezaron a abrir poco a poco, dando paso lentamente a una esclarecedora pero inquietante luz blanca, algo amarillenta de las velas que iluminaban el comedor principal. El murmullo que Harry escuchaba antes de que las puertas se empezaran a abrir, desapareció en unos segundos completamente, dejadnos un Harry todavía más nervioso. Las puertas cada vez de abrían más y el chico, a quien le parecía que sus piernas no resistirían la presión de las miradas sobre él, decidió no mirar a los lados, a las mesas, si no, solamente hacia delante. Y, con la mirada de determinación en sus ojos esmeraldas, empezó a avanzar por un pasillo entre las mesas que no miró, al principio a poco a poco y con inseguridad, pero la voz atronadora, fuerte y clara de Albus Dumbledore, presentándolo, le dio confianza y seguridad.

- Chicos y chicas de las academias para Aurores, les presento al elegido de la academia Imphoderus, de Gran Bretaña. Harry Potter! El ahora hombre que con sólo un año venció a Voldemort - entre los aplausos que se habían iniciado antes, algunos, por un momento, disminuyeron su fuerza a causa de los escalofríos, pero todo siguió igual, mientras Dumbledore seguía presentándolo - , y que en su séptimo curso en el colegio de magia y hechicería Hogwarts, recibió la orden de merlín de primera clase por vencer a Lord Voldemort, y otras acreditaciones y títulos que siempre me olvido nombrar, - ante eso, el moreno se sonrojó bastante - salvando a la comunidad mágica de este mundo! Harry Potter representará a Imphoderus en este Torneo, haciendo gala de sus dotes cómo futuro Auror, de todas sus capacidades, tanto psicológicas cómo físicas!

El aplauso del comienzo, terminado el discurso, se hizo todavía más sonoro y unos cuantos silbidos por parte de los gemelos Weasley, y, seguramente, Ron y Draco, hicieron a Harry sonreír. Su nerviosismo se vio rápidamente eliminado, dando paso a un valor y orgullo en su ser, Caminó con una sonrisa, a pasos seguros hacia las escaleras que elevaban el resto del salón de esa parte, dónde Había una gran mesa redonda en medio, que, recordándole a los dulces de los muggles, estaba redondeada por dentro, dando lugar a otra mesa, más pequeña que la de fuera, que era donde ocupaban los profesores, con cuatro sillas alrededor. Dumbledore se encontraba de pie, cómo los demás profesores, de su mesa. Harry se dirigió rápidamente hacia allí, y, con un gesto nervioso, empezó a darle la mano a cada uno de los adultos ahí presentes, a modo de saludo. Una sonrisa por parte del anciano director de Hogwarts, unos ojos hinchados de orgullo de la profesora McGonagall, y una mirada de profunda molestia de Snape, hicieron que Harry sonriera sinceramente ya todo el mundo. En cuanto se dio la vuelta hacia el pública, se dirigió hacia el medio, a uno de los lados superiores de Dumbledore, junto a, quien suponía, otro elegido. Era uno de los chicos de la sala pequeña de antes. Harry le sonrió y el chico, de su edad, con una mirada azul pasivo y unos cabellos cortos y relucientemente anaranjados, junto a una ropa azulada, dotada de conjunto pantalón oscuro y camiseta de manga corta clara, que le correspondió, dándose un apretón de manos.

- Soy Alan Morinso, y represento a la academia Gelleires, de París - dijo el chico, ahora llamado Alan, con todo el bullicio que aún aplaudía.

- Un placer - dijo Harry.

Cuando el ambiente se hubo calmado un poco, acabando con los últimos silbidos por parte de sus amigos, Dumbledore empezó a hablar, posiblemente presentando a otro elegido. Harry entonces, apartando algunos cabellos fuera del alcance de su vista, se fijó en el público. Cómo en Hogwarts, las velas flotaban para dar luz y había cuatro mesas, pero no rectangulares. Eran todas redondas, pero sin el "agujero" de los dulces de los muggles, según Harry. Eran cuatro mesas muy grandes, con muchas sillas alrededor de ellas, y ahora, las sillas ocupadas por gente, y las mesas, por platos vacíos y copas sin llenar.

- "Supongo que el hecho de que se parezca tanto a Hogwarts es que Dumbledore sea uno de los máximos organizadores de este torneo..." - pensó Harry - "Aunque, puede que los demás colegios, o academias de magia tampoco sena tan diferentes a Hogwarts..no se"

Un nuevo estallido de aplausos hizo a Harry sobresaltarse brevemente y aplaudir cómo el resto de la gente. Acababan de presentar a otro de los elegidos, y ahora ya les estaba dando la mano a los profesores y demás. Harry se sintió desconcertado y algo avergonzado, puesto que no se había dado cuenta ni había escuchado nada.

- Aarón Forsyth, representa a la academia Clorbtheis, de Moscú, Rusia - le susurró una voz a su lado. Harry se giró y pudo ver entonces a Alan, que lo miraba con una sonrisa.

- Gracias - respondió el chico de ojos esmeraldas, algo sonrojado. Los dos chicos se miraron y dirigieron la mirada hacia el chico, Aarón. Era un chico algo más alto que ellos, con pinta de ser algo más fuerte que ellos, con una mirada casi negra y los cabellos más rubios que Harry había visto jamás, exceptuando, quizá, a Luna o Draco. Llevaba una túnica grisácea, con un conjunto de pantalón bastante ancho y blanco debajo, y una camisa de tres cuartos blanca, pero con algún tipo de dibujo negro en el centro. El chico, Aarón, se dirigió hacia ellos, y junto a una sonrisa ancha y bonachona, les dio un apretón de manos.

- Hola.

- Encantado - dijo Harry.

- Un placer conoceros a los dos - respondió.

Harry se sorprendió. A pesar de que cada uno estuviera en un país diferente, ninguno tenía acento a extranjero. Suponía que les habrían enseñado bien a utilizar el idioma.

- Bueno, señores y señoritas - dijo Dumbledore, sobresaltando a algunos que creían que iban a empezar a comer, como por ejemplo, Ron, que, según la vista de Harry, veía cómo su madre le estaba recriminando con la mirada - Queda un último elegida al que presentar. Alguien conocido por muchos, y por otros muchos no. Fue una de las mejores alumnas que Hogwarts haya tenido jamás - Harry en ese momento, cómo los de su delegación, empezaron a prestar atención.

- "Esto me suena..."

- ...su brillante mente le llevó a puesto de monitora, y, años más tarde, al de premio anual...

- "Por dios...esto no puede ser...Dumbledore, habla claro de una vez!" - Harry se empezaba a notar un nudo en el estomago y un presentimiento. Inquietud era lo que veía el muchacho moreno al ver a Los Weasley, ya los demás.

-...se marchó y desapareció de muchas vidas durante dos años...

- "Demasiada coincidencia...pero...no puede aparecer ahora...espera... ¿Por que estoy pensando en "esa" persona? Puede hablar de otra...claro, es eso...habla de otra..."

- ..y ahora, ha sido la elegida para representar a Sirhosels, su academia de Aurores...una de las mas bien preparadas, pero más duras del mundo mágico...gracias a su gran colaboración en la guerra contra Voldemort... - las puertas empezaron a abrirse, y Harry estaba muy nervioso.

- "Es imposible..."

- ..se le fue dada, cómo al mismo Harry Potter...

- "Cállate, por favor..."

- ...la orden de merlín de primera clase...

- "Si dios existe, le pido ahora que no me torture más y que haga de mi mente, de mis pensamientos, una equivocación..."

- ...además, de eso, ahora, la elegida es...aparte de futura Auror...y contrastando con el hecho de que su director es de la misma especie de las que ella mata...es una de los más renombrados, serios, y sanguinarios, aunque no lo parezca, eficiente primero de todo, de los Caza Vampiros del mundo mágico...

Las puertas seguían abriéndose poco a poco, Harry rezando interiormente, y, e director de Sirhosels, sonriendo de manera impasible al escuchar gritar a una de las chicas de la delegación de Rusia, su auténtica naturaleza.

- ¿Es entonces, el director de Sirhosels, un vampiro?

- Veo que lo ha captado a la primera, señorita...pero no es nada...em... - Dumbledore se quedó en blanco por un momento, buscando la palabra adecuada - ..sanguinario...

- Ya no muerdo tanto cómo antes - fue el comentario socarrón por parte de Worelz Arcandis.

- ¿Por eso...? ¿Por eso me dijo que a lo largo de los siglos se aprenden muchas cosas...? - se dijo Crosient más a si mismo que al director aludido. Él le sonrió de lado, dándose cuenta, Jaques, que sus dientes, eran blancos y sobretodo los caninos, algo más puntiagudos que el resto...

Con un golpe seco, las puertas se abrieron por completo, dejando paso a una figura andar con paso decidido. El comedor había quedado en completo silencio, de no ser por Dumbledore, anunciando a la recién llegada.

- Demos la bienvenida a la elegida y Caza Vampiros de Sirhosels, Austria, Hermione Granger!

Los aplausos, por parte de la mesa de la chica, y poco a poco las mesas de las demás delegaciones, con un retardo notorio por parte de las de Imphoderus, que no se lo podían creer, no se hicieron esperar demasiado. Entonces el moreno de cabello recogido se dio cuenta de algo. La mesa de la chica, de la delegación de Austria, era la mas seria y silenciosa de todas. Aplaudía cuando debía, pero no con pasión. Pero en cuanto vieron a Hermione, a su elegida desfilar hacia allí, el comedor se llenó de aplausos, algún silbido, no siempre por parte de su academia, y miradas de respeto y orgullo.

Entonces Harry comprendió el por que de algunos silbidos no hechos por la delegación suya.

Hermione Granger, podía presumir de cuerpo y de belleza, y Harry le costó bastante no soltar alguna burrada.

Hermione era una mujer. Definitivamente lo era. Sus curvas eran pronunciadas, sus piernas largas, su vientre liso, su pequeña cintura...una figura envidiable, para más de una mujer. Su cabellos, antes enmarañado, ahora caía en suaves olas de castaño a lo largo de su espalda, más o menos hacia un poco mas de la mitad. Sus labios eran rosados bastante pronunciados, su cuello...pálido y delicado.

Y a Harry lo que le sorprendió más fueron sus ojos. Sus ojos, unas bellísimas orbes castañas...antes con el brillo de inteligencia y bondad, ahora...fríos, impenetrables y con el brillo de maldad y astucia.

Iba vestida con una túnica negra cómo un pozo sin fondo, y debajo de ella, se percibía una camiseta negra de tirantes delgados, con dos hebillas relucientes que unían los tirantes rojos sangre con la camiseta negra. Debajo llevaba una falda negra y larga, con dos rajas que iban des de los muslos hasta abajo del todo, haciendo que más de un chico se deleitara mirándolos, pero ella, se movía de forma que no se viera más de lo debido, hechizando a muchos con sus pasos tranquilos, duros y fríos.

- ¿Qué es eso que lleva en el cinturón? - preguntó la voz d Alan, señalándolo.

- Realmente, era eso...una espada enfundada en la cintura de la chica.

-"Es esa Hermione! Dios no existe y si existe, es que no le caigo bien..."

Hermione llegó hasta dónde los profesores, dándole la mano a cada uno y saludando fríamente a cada uno de los profesores, pero dedicándole una breve sonrisa a su director.

- ..pero...pero...ahora que caigo...Si Granger es una Caza Vampiros...¡¿Cómo puede tener de director a un Vampiro!

Hermione se dirigió hacia los tres elegidos restantes, causando cierta tensión entre ellos. El moreno no sabía cómo reaccionaria ante ella. La chica le dio la mano a Aarón, que sonrió, pero ella no le devolvió el gesto. El siguiente fue Alan, hizo lo mismo. Era el turno de Harry. Harry creía derretirse de la vergüenza, de la reacción de ellos dos. Pero ella no hizo nada, simplemente, le miró a los ojos, clavando una mirada hiriente en Harry, y le estrechón fuerza la mano, para después dirigirse al lado libre del moreno de ojos verdes. Al joven aún le duraba la mirada de ella, cuando una voz a su lado, extraña, suave y sin sentimientos le susurró:

- Hola, Potter.

Harry se quedó congelado en el sitio. Miró de reojo a Hermione, a quien parecía que nada pudiera hacer que le cambiaran el rostro serio de la cara.

-Ahora que ya están todos presentados, iremos todos a comer... - a unos cuantos se le iluminó el rostro-...después de que explique las normas más elementales. Cuando acabemos de comer, se les explicará algunas otras cosas que deben saber...

- "Hermione Granger..." - pensaba Harry, con ahora, un repentino sentimiento de furia en su interior. - "Hermione está aquí..."

Lo siento, tendré que contestar a los reviews en el proximo capitulo, de verda que lo siento, pero estoy muy liada, con los de noche vieja, año nuevo, reyes...las fiestas, las compras...lo siento

FELICES FIESTAS Y PROSPERO AÑO NUEVO A TODS!

Gracias por leerme, espero que os haya gustado, y me gustaria que alguien me dejara algun review, los contestaré en el proximo capitulo, y vulvo a disculparme... adios!

Muchos besos y abrazos,

Atte.

Hermian Vampiress (llamadme Gise)