I'm back baby! muajajajaja. Dios, 2 años desde la ultima vez. Demasiado tiempo, me ha pasado de TODO. No sé si alguien antes del parón estará interesado en seguir leyendo este historia, pero aquí estamos de nuevo.
Ahora trabajo redactando textos para blogs empresariales y me dejan agotada. Intentaré ser lo más constante que pueda en medio de todo.
¡Disfruten! Que hoy hemos traído a Austria. Que ya le tocaba.
Locura
Con aspecto cansado y frustrado, Roderich abrió la puerta de sus aposentos y se dejó caer en el sillón más cercano. El rey, con su apatía para asumir su rol y su fe ciega en el duque de Lerma*, lo exasperaba. « El duque de Lerma », pensó apretando los dientes, entrecerrando los ojos y sentándose correctamente por la rabia. « Ese miserable. Por querer estar cerca de una de sus villas, empezóle a hablar de todas las bondades de Valladolid a nuestro rey»— Mi señor sabíais que el verano de Valladolid es fresco. Mi señor sabíais que no hay mejor sitio para cazar que Valladolid. Mi señor sabíais que no hay ciudad mas animada que Valladolid. Mi señor, mi señor, señor— remedió con desprecio. —Y encima, el rey decide creerle y cambia las cortes de cuidad. Ya se cansará cuando vea que no puede ir al teatro tanto como le placiera— se llevó una mano al rostro y suspiró conteniendo su frustración
Súbito, el golpe de unos nudillos en su puerta lo sacó de su ensimismamiento—Pasad.
Era Veneciano llevando la copa de vino caliente con especias que había pedido. El niño aun vestía la insolencia en el rostro**. —Vuestra copa —afirmó acercándole la bandeja a su altura.
Austria la tomo. —¿Porqué ponéis esa cara tan desagradable?
—¿Qué cara? —respondió tranquilo, pero sin mudar de emoción. — Si me necesita estoy a su disposición— hizo una reverencia y cerró la puerta con suavidad.
Austria observó la entrada por donde había salido. Llevaba ya días así. Parece que el avance de los holandeses lo estaba alentado a revelarse—tendré que darle un escarmiento a él y a Romano. No podemos permitir que la paz que tanto nos ha costado construir nos la arrebaten dos sirvientes. —murmuró y sorbió un poco de su vino.
Las notas aromáticas y de sabor enfriaron su malestar y transportaron a su mente a otro lado. A uno muy lejano, que lo impulsó a levantarse del sillón e ir hasta su cómoda. Abrió un cajón, sacó una carta, dio un par de pasos y se sentó en la cama matrimonial, dejando la copa en mesa de noche.
Levantó la lengüeta de la carta. El sello carmín todavía estaba pegajoso. Sacó las hojas que había en su interior. No le hacía falta leerla, sabía de memoria lo que su marido le había comunicado. Las letras apelotonadas, borrosas, demasiado ladeadas a la izquierda eran testigo de su impaciencia, su desesperación para terminar la misiva y mandarla antes que despuntará el Sol para proseguir con su viaje.
Austria cálidamente sonrió. Ese era su esposo, aquel hombre falto de templanza y lleno de exabruptos. Aquel que siempre quería que todo se diera según su conveniencia y que estaba dispuesto a tomarlo por la fuerza si era necesario.
Aquel era el hombre al que ama.
Aquel hombre de rudos ademanes, seductora seriedad y aplastante seguridad y sinceridad…Cuando quería usarla.
Sí, ese era el hombre con el que se había casado y enamorado.
Y en esa carta con dicha le transmitía que Dios había puesto los vientos a su favor, tanto así que iba a llegar un mes antes de lo previsto: en septiembre.
Inspiró e exhaló y dio vuelta a una de las hojas. Allí con una letra más delicada había escrito el nombre de todas las colonias, junto a unos datos que le permitieran reconocer cada uno de ellos: los mayores y preadolescentes eran Cuba, la Española y Puerto Rico; los virreinatos eran Nueva España y Perú; la pequeña Filipinas, los rubios Banda Oriental y De la Plata, la colonia que ahora estaba despuntando era Nueva Granada…
Volvió suspirar y se tomó lo que quedaba de vino ¿Cómo iba a acordarse de todos?
Aun recodaba cuando España le daba estas indicaciones.
— Cuba es moreno de piel y de ojos— dijo paseándose por la habitación evocando los recuerdos de sus colonias.
—Esperad—dijo el austriaco deteniendo sus anotaciones asombrado—Dijisteis que Nueva España es moreno de piel y ojos.
—Y lo es.
—¿Entonces son iguales?
—No, Nueva España tiene el cabello lacio y Cuba más ondulado y es más marrón. Ademas, son diferentes tipos de morenos.
— Pero, Perú también tiene pelo negro…
—Y los ojos dorados.
—Y es moreno.
—Es otro tipo de moreno
—¡¿Ah?!
La cara de Austria debía ser un poema, porque España tuvo que hacer hartos esfuerzos para no reír.
¿En qué estaba pensado cuando se le ocurrió traer a todos esos niños a Europa? ¿Por qué España no lo detuvo? Definitivamente había hablado su ignorancia y desesperación al ver que el rey no quería hacerse cargo de lo que había heredado. ¡Incluso prefería dejárselo a un don nadie como el Duque de Lerma!
Se quitó la ropa, la tiró a la alfombra y se puso el camisón, se metió en la cama y se arropó. Ya recogería mañana el desorden, o lo harían sus sirvientes «Que más da». Posó sus gafas en la mesa de noche en su lado de la cama y apagó la vela. Su habitación se hallaba sumida en una profunda oscuridad. Pero él no podía verla, su mente estaba más allá, cien años más atrás anclada en sus recuerdos: en el día que le informaron que estaba prometido con ese reino ascendente y lleno de futuro y enemigos.
España
Sintió que sus cuencas oculares se abrían al máximo y su labio inferior se separaba levemente en una mueca de asombro. Sabía que nunca sería dueño de existencia, se lo había repetido hasta la nausea, empero, cuando arribó la noticia, no pudo evitar que un poso de frustración se formará en su estomago ¿Quién era él? ¿Cómo era? ¿Acaso lo obligaría a vivir una vida que no quería? No obstante, su molestia se transformó en angustia cuando le informaron que se dirigía hacia allá junto con la princesa*** para desposarlo.
Entonces un pensamiento más escalofriante y ridículo asaltó su mente «¿Será como Francia?».
Rodaba en la cama, urdiendo planes cada vez más absurdos para el personaje que su mente había ideado, perdiendo horas de sueño inútilmente. Lo comprobó el día que la delegación española arribó a casa del príncipe. Todos los ojos estaban tan puestos en el enlace matrimonial, en cómo los príncipes se habían gustado a primera vista, que nadie se había percatado del joven que aguantaba el brazo de la chica ni de la emoción que había aparecido en la cara de Austria.
Roderich había quedado cautivado por el verde oliva profundo de los ojos de su futuro esposo, y aunque trató de no hacer excesivo contacto visual mientras bailaban, su ojos no podían evitar quedar hipnotizados bajo ese verde primaveral, para luego volver a fijarlos en cualquier esquina ante la suave sonrisa que Antonio le dirigía.
En los días siguientes descubrió que el ibérico no era un bárbaro. Todo lo contrario, hablaba el latín con fluidez****, conocía la Biblia como nadie y era un hombre valeroso que había expulsado a los infieles de su tierra.
Era harto fácil concatenar una conversación con otra, hablar durante horas y continuar en la cena. Austria nunca había sido extrovertido, pero con España todo era tan sencillo, tan nuevo, tan inesperado…Que se sorprendía así mismo haciendo y sintiendo cosas que jamás imaginó.
Todo era perfecto.
Hasta que el cura les recordó que debían pasar por el rito nupcial.
Otra vez se le atragantó la angustia.
Y ya nada pudo hacer la mañana en que, en una iglesia contigua a la que se casaban los príncipes, con una ceremonia mucho más humilde, juraron sus votos, se dieron el sí, se pusieron los anillos y salieron caminando de allí callados y con la certeza de que la casa de Habsburgo había entrado en la monarquía española.
En lo que quedó de tarde, Austria no dejó de pasear por su dormitorio, debatiéndose entre una inconformidad y la resignación nerviosa de tener que dejar entrar en su cama a alguien que no había escogido. Porque eso era lo que iba a pasar en la noche, ¿verdad? Era lo que hacían todos los esposos al casarse, era lo que esperan todos de los príncipes recién casados: la confirmación de la unión.
Nunca había estado tan nervioso, nunca una mirada le había impuesto tanto.
Se arregló y lo esperó.
Y esperó.
Y esperó.
Y esperó.
Y fue en su búsqueda.
Pasó por delante del grupo formado en frente a la habitación de los príncipes, se quedó delante de la puerta que comunicaba con el dormitorio temporal España, la tocó y una voz le invitó a entrar. Lo halló en el escritorio, guardando la pluma y las páginas de su próxima carta.
—¡Austria! ¡Qué sorpresa! Había terminado de escribir una carta, deseaba empezar otra, pero en sueño me esta venciendo ¿Qué necesitáis?
Se quedó en blanco: después una angustiosa tarde, arreglarse a regañadientes, esperarlo eternamente sin estar seguro de si iba a aceptar recibirlo y haber caminado a toda velocidad con la exasperación como combustible, no sabía cómo proceder.
De repente, una ovación lo despertó. Los países se aproximaron a la puerta y pudieron ver la sabana que salía del cuarto nupcial envuelta en vítores.
Lo han consumado. Son marido y mujer. —murmuró España viendo el espectáculo.
Como vos y yo. —agregó.
No, nos no tenemos que embarcarnos en esa empresa. Nuestro matrimonio no está constituido por un hombre y una mujer, por lo que sería un pecado cualquier acercamiento de ese tipo******.
Sí, tienes razón…—dijo con voz apagada.
Ah, ¿queríais algo?
Ah, si desearos buenas noches. Mañana hay una fiesta en honor al enlace.
Entiendo, gracias por decírmelo. Buenas noches.
Buenas noches. —dio la espalda a la puerta y desanduvo el camino hacia su cuarto, mas, cuando arribó a la puerta de los enamorados sintió… ¿Celos?
Roderich sonrió ante el último pasaje evocado. Habían pasado tantas cosas, tantos momentos, tantas sorpresas, tantas alegrías…Quien diría que cuando se mudó a una tierra extraña con un idioma desconocido, llegaría a llamarla hogar y cada vez que tenía que partir contaba las horas para volver.
Y recordando se fue durmiendo, seguro de que mañana tendría que volver a estudiar los nombres de esos 18 niños que convivirían en su casa por un año. Seguro de que se encontraba un poco más cerca de su esposo amado.
*Duque de Lerma: era un aristócrata español que vivió durante el reinado de Felipe III. Se convirtió en el valido del rey consiguió controlar el reino y ser el que tomaba las decisiones, gracias a que el monarca prefiera enfrascarse en sus aficiones.
**Los reinos de Italia del norte siempre estuvieron en disputa con la Corona Española y después con la casa Habsburgo en Austria. A pesar de ser vasallos, debido a su poder económico y comercial siempre querían más independencia hasta que en 1620 hubo una matanza por un hecho que se conocí como La Conjura de Venecia ¿Resultado? Más independencia para Italia del norte.
*** Se refiere a Juana I de Castilla también conocida como Juana "La loca". Ella fue desposada por Felipe el Hermoso en Flandes juntos coincidieron a Carlos V, el primer monarca que junto la Corona Española y Austriaca. Se supone que a Carlos V no le tocaba reinar pero murieron sus dos hermanos mayores y tuvo que asumir las riendas del reino en Madrid.
****El latín era la lengua franca de esa época.
*****España ha tenido encuentros con hombres, pero la lucha contra Al-Andalus hizo que los cristianos se volvieran más fanáticos, lo cual siguió aumentando con Isabel la Católica (madre de Juana la Loca. De hecho, al llegar la delegación española a Flandes se quedaron desconcertados ante tanto "libertinaje".
Sabían que las camas con dosel se inventaron en Austria. Ese cuatro ojos es un pillo XDDDD. Y yo que lo tenia por señorito.
