FIC
Amor Olvidado
Por Mayra Exitosa
Fic Alterno con los personajes de Candy
- Mami ¿A qué horas llega Papi?
- Llegará por la noche, mi amor, tal vez ya estés dormido, lo verás en la mañana.
- Dile que vaya a contarme un cuento.
- Te lo contaré yo, Anthony, vamos. Candy miraba el reloj ya debía haber legado hacía media hora, pero tal vez el mal clima, mejor sería no preocupares, Albert manejaba muy bien, era muy responsable, debía estar por llegar en cualquier momento.
- Señora, le llaman del aeropuerto, en el hangar privado están esperando al señor.
- ¿Cómo dices?
Las cosas no se veían bien, Albert no había trasbordado investigando aun a qué hora había salido de Australia, resultaba que ni se había presentado en el hangar donde tenía el jet en espera, algo estaba pasando, no querían preocuparse, pero nadie sabía dónde estaba, el hotel había sido liquidado por la mañana, el negocio fue todo un éxito, le había llamado para confirmarle a George que los documentos ya estaban en el portafolio y que los había enviado por valija para las firmas.
Candy deseaba volar, pero con el embarazo no podía salir del país, Tony estaba muy pequeño y no se quedaba con nadie, ella lo cuidaba personalmente, era una madre devota y esperaba a su marido en casa. Ahora George le pedía calma y esa había salido volando cuando el mayordomo le dio la llamada. Tony estaba necio, ya tenía tres años y esperaban un hermanito o hermanita, no deseaban enterarse del sexo del nuevo miembro de la familia. Con siete meses de embarazo, los aviones no permiten los vuelos, pero en el caso del jet privado, los pilotos no podían permitirse perder a la única heredera, si es que algo malo le pasaba al Sr. William Albert Andrew.
Lejos de ahí aun en Australia, en un rancho olvidado por las personas, un auto había explotado en el voladero de una caída monumental, el dueño de la única casa, se había dado a la tarea de ir a revisar que había pasado, le llamaba a su perro viejo y con la misma lentitud que él, ambos subían a la camioneta para ver de que era el humo que salía por la montaña. La carretera estaba a muchos kilómetros de ahí, al parecer quien manejaba había equivocado su ruta y tomaba a la derecha en vez de la carretera al aeropuerto, ir viendo los teléfonos celulares no era una buena costumbre, los negocios importantes no esperaban.
El viejo Walter llegaba a la orilla y le gritaba a su perro,
- Quédate aquí, esto huele mal, chaco.
El hombre mayor tomaba su sombrero para que no se le volara y se asomaba a ver a un autop de esos de lujo, caído en el barranco, con el rostro arrugado movía la cabeza negando de un lado a otro y le comentaba a su perro,
- Aquí ni un milagro salva nada, estamos en el fin del mundo, Chaco, este auto ya le dijo adiós.
- ¿Adiós?
El viejo abrió sus ojos asustado, el perro le había respondido, giraba buscando y vio a un hombre herido, quien se sobaba la cabeza, estaba sangrando y las ropas rasgadas no había nada que decir, para el viejo Walter, era un milagro, estaba en la orilla del barranco más hondo de todos los alrededores y ese hombre debía haber saltado del auto en el último minuto.
- ¡Santo Dios! Hombre que me has dado un susto de muerte, ya pensaba que este perro me había respondido, anda subamos a la camioneta, antes que te desangres, mira esa herida en la cabeza y esa otra en el costado, además estamos muy lejos de la ciudad, así que deja ponerte algo para que detenga la hemorragia.
Albert se dejaba atender observaba todo y cerraba los ojos, ya nada podía decir, se había desvanecido. El viejo Walter manejaba como podía, al llegar la bruja de su vecina que vivía a unos terrenos de ahí estaba enojada esperándolo.
- ¡Maldita bestia!¡ hasta que vienes!, mira tú becerro ese loco, me ha tumbado la cerca.
- ¡Bruja del demonio! Ven a ayudar, se me está muriendo el muchacho.
La mujer que había odiado siempre a su vecino al ver al hombre sangrando, cambiaba de actitud y se iba para poner un hombro y meterlo a la casa de su mayor enemigo en el mundo, el viejo Walter.
- Walter, en mi jeep traigo un botiquín, corre que este ya no la va a librar esta noche.
- Que tu boca se haga chicharrón, yo no voy a cargar con el muerto solo, diré que los trajimos los dos.
Asustada, buscaba agua en la casa de Walter, la misma que había conocido cuando joven, había atrevido a entrar después de tantos años que se juro no volver a pisar esa propiedad. Recostaron en un viejo sillón al joven y apenas pudieron le curaban con la experiencia que ambos tenían.
Esa pareja de vecinos ya tenían casi cincuenta años de no hablarse, con el herido ahí, todo se había olvidado, era como si los dos fueran los responsables de él joven. Ella no se movía de la casa, se quedaba cuidando la frente y cambiándole las vendas, el había cocido la herida como si fuera uno de sus animales, pero con ella ahí, lo había hecho tan perfecto, como un cirujano, no deseaba que le gritara que mal había atendido al hombre, así que los dos se turnaban sin preocuparse en llamarse uno al otro, el la cubría en el sillón y ahora Albert se quedaba en una habitación en la cama.
- Ya hice café, Molly. También hay pan recién horneado.
- Gracias Walter ¿Cómo sigue el chico?
- Mejo, ya paso la fiebre, anda ven, dejémoslo un rato, ahorita nos turnamos de nuevo.
- Hay que avisar al sheriff
- Mejor esperamos, con la humareda no tardaran en venir.
- Si, es mejor, no quiero que digan que mis vacas se le atravesaron o que el becerro tuyo ese le hizo girar a su auto.
- Pero si eso fue muy lejos, mujer, como van a pensar que fueron nuestras vacas.
- ¡Tengo miedo! Ese sheriff loco, siempre esta culpándome de todo y tu le sigues la corriente.
- ¡Como crees! Anda ven, yo no solté al becerro, se ha de haber salido y en todo caso, fue a tu terreno, no a matar a este cristiano.
En Chicago, Candy recibía noticias muy desalentadoras, el auto había salido del hotel, el iba manejando y ya se dirigía al hangar, pero nunca llegó, las autoridades estaban buscándolo y en cuanto tuvieran noticias de él se las harían saber.
- George, debes ir a buscarlo, yo no puedo moverme así.
- Tranquila Candy, el debe estar bien, solo esperemos no puedo irme en estos momentos, firmo varios convenios importantes, tengo la agenda llena, pero en cuanto libere eso, iré por él, lo traeré a como dé lugar.
- Tengo miedo, mucho miedo de que algo malo le haya pasado, el ya me hubiera llamado, sabe que estamos con el embarazo y….
- Tranquila Candy, lo conoces muy bien, debió haber tenido un incidente menor, nada de que preocuparse.
- Eso espero.
En Australia,
El viejo Walter, traía la despensa y buscaba saber algo de quien había sabido de la humareda o de si el sheriff estaba buscando información, como si no hubiera pasado nada, nadie comentaba sobre el caso. Se acercó al Sheriff y este estaba sentado con el sombrero en la cara y medio dormido, así ni como hablar con él, se retiraba y se subía a la camioneta donde el chaco ya lo esperaba.
- Molly, ya llegue, mujer. ¿Cómo sigue el chico?
- Dormido, respira bien, pero no hay señales de que desee despertar.
- Déjalo recuperarse, no seas tan desesperada, lo mejor es que no perdió sangre, anda hay que hacer un buen caldo de gallina para alivianárlo, se la metemos y veras como despierta.
- ¿Viste al sheriff?
- sí, todo sin novedad, nadie comenta nada del chico, como si no hubiera pasado, todo bien tranquilo.
- Mira Walter, cuando despierte, salimos y lo llevamos cerca del hospital de la ciudad, lo dejamos en una banca y listo. El viejo Walter la vio, estaba preocupada por si los culpaban, pero ella estaba en su casa, como jamás la había visto, se baño y cambio ahí, se sentía muy bien tener a la Molly ahí, si se deshacía del chico, ella se iría, lo mejor era hacerla sentir en casa y que continuara ahí por más tiempo, así ambos serian cómplices y estarían en paz.
- Tendrías la sangre tan fría para dejarlo abandonado, si es como un hijo pa´ mi, y mira que nunca he tenido uno.
- Pero no fue porque no quisieras, si bien que andabas con la Martha y con la Cristina, de caliente no te falto nunca nada.
- ¿Quién dijo eso? La Martha andaba con el Peter y la Cristina se casó con el vaquero aquel con el que te acostaste después de la borrachera aquella que contaban
- ¿Tas loco Walter? Yo no me acosté con nadie.
- Pos yo menos.
De pronto la conversación se vio interrumpida…
- ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
-Ándale Molly, el muchacho ya despertó, ve haciendo el caldo de gallina. - A ver mijo, no se levante, la Molly le va a hacer un caldito, ¿Cómo te sientes?
- No recuerdo nada…
- Que bueno mijo, el susto que te diera si te cuento como te encontré… casi a un paso del voladero, muchacho. Tu auto se fue a pique, explotó el muy mugroso ese, si no ha sido por eso, yo no me doy cuenta que estabas ahí.
- ¿Usted es mi padre?
- Ganas tienes, mijo. Yo no tengo hijos, la Molly tampoco, pero vamos a ver si cuando se te baje el chichón ese, recuerdas algo, ahorita quédate quieto mira que traías rajado el costado, yo te cocí, así que no puedes levantarte, debes estar unos… meses, si meses con nosotros.
Walter, sonreía si por él fuera serían años, la Molly no se había acostado con aquel vaquero que se quedo con la Cristina.
Continuará
Gracias por sus comentarios, continuamos con el reto de subir fics, deseando que todas convenzan a Tuty de que me deje continuar todas las historias, le agradezco mucho a Rocío por la idea que me dio para hacer este fic, al contarme como deseaba ella una historia y que pudiera inspirarme a escribir esta historia, sé que no soy muy buena escribiendo y menos cuando lo hago tan de prisa, pero me encanta saber lo que sucede dentro de la historia y creanem me da mucha ansiedad por continuar cada uno de todos los que faltan, esperemos hacerlo lo antes posible,
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
