FIC

Amor Olvidado

Por Mayra Exitosa

Fic Alterno con los personajes de Candy

- ¿Se despertó, Walter?

- Un poco, luego, luego, me dijo Papá

- ¿Papá?

- Tú crees, está mal el pobre chamaco, hombre, démosle de tu caldo, ya verás como eso lo resucita. La Molly de inmediato, lo acomodaba en su regazo, a lo que el Walter la observaba, pensando, que no se había acostado con el vaquero ese y el que la había tratado tan mal por aquel baboso, si estaba re feo, Molly tenía malos ratos, pero no malos gustos, si bien que se conservaba solita, ya habían perdido a todos los de la familia, y la fueron dejando sola, el ya solitario estaba, y andar perdiendo el tiempo, teniéndola tan cerca, la hubiera traído a su casa y hasta se hubiera quedado todo lo que quisiera. Pero que faltaba, si ya estaba ahí, el chamaco le había dado la solución.

En Chicago, Candy no dejaba de orar, le rogaba a Dios que trajera a su Albert, sano y salvo, que nada malo le pasara. Anthony despertaba y buscaba a su padre, a lo que se había ido a atrapar un canguro de Australia y no lo había alcanzado así que si no lo atrapaba, que le iba a traer a Tony.

- ¿Mi papá traerá un canguro?

- Si, Tony, tenemos que buscar cómo vamos a tener un canguro en la casa. Dile a John que venga para que le haga un corral, tú me vas diciendo si queda listo el corral, esperaré a que tu Papi llame para que traiga el canguro.

- Si mami.

Candy había preparado al personal para entretener al niño, hasta saber lo que le había pasado a su esposo, la angustia le hacía estar incomoda y bajaba sus alimentos, por más que deseaba comer bien, el solo pensar en la espera de Albert, le quitaba el apetito, asegurando de tomar las vitaminas para terminar su embarazo en buen estado.

En Australia, Molly ya tenía cambiada las sabanas, había mandado al Walter a traer cosas de su casa, y ese ni tardo ni perezoso, de inmediato traía hasta el colguije de la puerta de ella, así que no extrañara nada, la Molly debía quedarse a cuidar del muchacho hasta que se recuperará, porque muerto, no lo iban a entregar.

Las tardes pasaban, las fiebres los unían y no la de ellos a su edad, sino las del rubio que ya tenía barba y que por fin había pasado de una fiebre larga a una más llevadera, los días eran para ambos viejos, una charla entre ellos, mismo que Albert escuchaba y observaba como esa pareja estaba cuidándolo, pero no lo nombraban, solo le decían el chamaco, al perro lo nombraban chaco, la señora era Molly y el hombre Walter.

- Molly, ¿Me da agua por favor?

- Si mijo, aquí esta, te puse una jarrita para que pidieras y tomaras.

- Gracias.

- Ya llevas cinco días ahí en la cama, mijo, quieres caminar un poco, eso de que te carguemos y te cambiemos las cobijas no es suficiente, mira yo sirvo de bastón, y tu caminas.

- Mejor dígale a Walter, el me ayudará a caminar, usted debe dormir.

- Mijo, dormí aquí, en ese sillón, para cuidarte.

- Se ve cansada, Molly, usted ha sido muy buena conmigo, pero… no han mencionado mi nombre.

- Esperábamos que lo dijeras mijo, pero ya esta morado el chichón ese y nomás que te pongas mejorcito, te llevamos con el doctor.

- Bien.

En ese momento entraba Walter, con una sonrisa efusiva y sus ojos grises, le miraba satisfecho comentando,

- Mijo quiere que lo ponga a caminar, ves Molly, mijo me quiere a mí, ándale, vete a dormir a la otra cama, yo lo cuido y camino con él, tu descansa todo lo que quieras, estas en casa ya te dije, aquí te quedas.

- Si, Walter, pero cuídalo mucho, no lo canses, ya deje comida lista, nomás de servir.

- Cuando te levantes, tu ropa esta en los cajones para si deseas bañarte.

- Iba a ir…

- No es necesario, ahí en tu habitación esta tu gata, ya le di agua y comida.

- ¿Y el chaco no la atacó?

- No, fíjate que ni la ha visto, ella no sale de la camita que le puse.

- Ah bueno. Deja veo.

Walter la vio salir y Albert lo observaba, luego este giro y le guiñaba un ojo diciéndole,

- Mijo, este arroz ya se coció, usted nomás déjese querer, que la Molly ya lo acepto, ahora falta que me acepte a mí.

- ¿Molly, hizo arroz?

El viejo sonrió de nuevo efusivamente, y ayudando al chamaco le contestaba muy contento,

- Mijo, hizo de todo, esta re feliz desde que llegaste, ya casi la mudo completa pa´ca, usted dígale que no se vaya y que se quede con nosotros, luego lo llevo al doctor a mijo.

- Bien.

En Chicago, Candy despedía a George, por fin iría con un grupo de investigadores para saber sobre Albert, el auto de renta no fue devuelto, se pensaba que podía haberse perdido por distracción. Ya estaban con las investigaciones avanzadas y no se sabía nada del auto, podía haberse perdido en el área de pantanos, o de plano irse a las llanuras, el caso es que Anthony seguía haciendo un corralito para su nuevo canguro, Candy continuaba comiendo mal, muy angustiada sin perder la esperanza y George necesitaba ahora de las firmas de William si quería continuar en el avanzado negocios de la familia.

- Nos e preocupe, Señora. No volveré sin él.

- Lo sé George, sé que lo traerás, llámame de cualquier cosa que sepas, lo que sea, necesito saber si es necesario que vaya para allá.

Candy veía partir el jet, orando con toda su fe, acompañada de varios sirvientes, se subía de nuevo al auto, en espera de noticias de su amado. La Tía de Albert, y la familia ya venían en camino, al saber que se encontraba desaparecido su sobrino querido.

En Australia, el chaco ya aceptaba a la gata, al chamaco, a la Molly y hasta la vaca lechera que habían traído para que no les faltara leche fresca.

- Ve por ella, Chaco.

El perro le traía el intento de pelota que había fabricado con trozos de tela y cuerda. De pronto se mareaba y escuchaba a un niño gritarle " Papá" Albert se levantaba asustado y Walter que estaba en la mecedora viendo que el chaco ya le había dado la pelota y no la tomaba, como se levanto y ya mero daba al suelo, corría gritando,

- Molly, mi muchacho, Molly, ayúdame.

- ¿Qué tiene, mijo?

- Apenas y lo agarré ya iba pal´ suelo, mujer

- Tráelo, debe tener hambre, ya tenemos que ver si lo llevamos al doctor, o le traemos al doctor, anda en mi cofre hay dinero, dime cuanto hace falta pa´ curar a mijo.

- Oye Molly, yo tengo pa´ pagar al doctor, si el muchacho solo está tratando de acordarse de cómo se llama, para no asustar a los del hospital, por eso nos estamos esperando, mujer.

- Es que mira, se encuentra muy pálido, Walter.

- Que querías, si hizo mucha fuerza pa´ aventarle la pelota al chaco, anda, vamos a acostarlo y luego vemos si ya se acuerda de su nombre pa´ llevarlo al doctor o mañana voy y traigo a uno.

En la recostada del chamaco, el dijo delirante

- ¡Anthony!

- ¡Oíste! Se llama Anthony, hasta tiene bonito nombre, nunca se me había ocurrido un nombre así de bonito, si fuera mijo, yo le hubiera puesto así. Declaraba la Molly al Walter quien al terminar de ponerle la cobija este la abrazaba y le decía,

- Pues míralo, Molly, ahí ´ta nuestro hijo, que te apuras, ya tenemos uno. Ni modo que nuestra edad te traiga un chiquillo, si así fuera uno nuestro, igualito a este y le llamaríamos Anthony, como te gustó a ti.

- ¿De verdad, Walter?

- Si, mi Molly. Deja que se cure nuestro muchacho para verlo partir, así todos los viejos ven partir a sus hijos.

- Si, Walter, la hija de Rosa, se fue de aquí hace mucho, dicen cosas feas de la muchacha, pero la Rosa es muy feliz, ya tiene seis nietos.

- ¡Seis!

- Si, Walter, seis surtido de chamacos.

- Ah pues hay que decirle al Anthony que queremos nietos, que luego nos diga cuantos tiene y tu vas y le cuentas a la Rosa, los nietos que nos diga el muchacho. La Molly sonreía y abrazaba al Walter, ya tenían un muchacho y estaba más guapo que la hija de la rosa y de los muchachos de los otros del pueblo, así que si el chamaco tenía hijos, ellos tendrían nietos, aunque estuvieran en otro lugar.

Continuará


Gracias por sus comentarios, continuamos subiendo fics, gracias a Rocío por la idea que me dio para hacer este fic,

al contarme como deseaba ella una historia y que pudiera inspirarme a escribir esta,

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa