Fic a
Reto 2021 Marzo Creativo
Historias de Albert y Candy
Presenta
Amor en Piedra
Por Mayra Exitosa
Capítulo 3
Los hijos de Nobuk
La joven mujer de la tribu de las plumas se llamaba Lena y Riche le proporcionaba un lobo cachorro para que lo cuidara, mientras ella quedará cargada con sus hijos, él le traería cachorros de lobos para que tuviera quien la cuidara, ya que cuando el saliera a cazar, pues la madre de los críos de lobo estaba ahí en la tribu y con eso estaría más que agradecida si ella se los cuidaba. La loba estaría al pendiente de ella, por tener uno de sus cachorros, dándole de comer, habiéndolo destetado ya la hembra.
Lena se acostumbraba a la tribu nueva, no extrañaba porque ya no tenía muchos peligros como los había en el bosque, donde había mosquitos venenosos y serpientes que podían abrazarte y dejarte sin aliento por lo que ya no tenía que cubrirse, ahora un hombre la creía suya y la cuidaba, le daba animales, le daba pieles, comida y ella imitaba a las demás hembras en ese lugar, que parecía estar bien, nadie la trataba con indiferencia. Poco a poco hablaba como ellas con modismos y palabras, mientras que iba conociendo a la tribu.
Lejos de ahí en la tribu de los caballos, Aro daba a luz un bebe pálido. Nobuk, lo miraba con recelo, pensando que ya venía cargada, pero había contado las lunas y él estaba seguro de que era suya, cuando la tomaba, así que esperaba que el pálido agarrara color y fuera como él. Mientras tanto, ahora estaba en otra parte de la cueva, donde se encontraban más familias, ya no estaba en ese lugar de peleas por mujeres o machos, era más tranquilo, pero la educación era la misma, brava y peles a la menor provocación.
Con el tiempo para Aro su bebe ya estaba creciendo con ellos, era más largo y se parecía a los suyos, mientras que los de la tribu eran cortos y sus cabelleras obscurecidas, lo miraban con recelo y cierta pelea continua. De nuevo Aro cargada con otro bebe, este si traía la cabellera obscura, pero la mirada clara y seguía siendo alto como su hermano y de piel pálida. El mayor fue nombrado Albert y el segundo Tom.
No había esperado, Nobuk quería hijas, para tener parejas e intercambiar con las familias, pero solo traía hombres, que para colmo eran grandes, en todo su físico y altos, mientras los demás carecían de esas piernas alargadas. Así Aro notaba que a sus hijos no los aceptaban como parte de la tribu, les evitaban y ella los enseñaba con sus costumbres, por lo que cada que tenía relaciones, le daba agua con hierbas a su pareja para que no se vaciara en ella y no tuviera más hijos por su seguridad y debía escaparse. La mayoría del tiempo estaba despierta, mientras que él dormía y ella se quedaba cerca de él. Lavándose, como lo hacían las mujeres cuando se cuidaban en su tribu. Aro les enseñaba a sus hijos su lenguaje, porque era probable que en esa tribu como hombres no los quisieran y pensaba que era mejor irse de ahí y llevarlos con los suyos, los hijos del sol.
Nobuk ahora como se dormía, se levantaba temprano y veía a sus hijos dormidos, así tomaba a su mujer desprevenida y se montaba para cargarla más seguido. Nobuk llevaba a sus hijos a caminar, y notaba que estaban más altos que los que habían nacido de las camadas de los demás, por un momento quería estar contento, pero los rostros de pelea de los otros lo hacían enfadar. Los jóvenes habían aprendido mucho, de las dos formas, tanto la de su madre al no ser aceptados por las hembras de la tribu, como la cultura de caza y pelea de su padre que se encargaba de que ellos supieran lo que tenían que hacer, incluso, los ponía a ver parejas en apareamiento, y las costumbres de los machos. Mientras que Aro la madre de los jóvenes, en su lengua advertía que en otras tribus no debían ser así, porque los matarían.
En la tribu de los lobos también habían nacido camadas de muchachos, tanto como de cachorros de lobos que ya iban acumulando, así los niños de la tribu crecían con la forma de los ancianos para prepararlos para la vida. El hijo de Riche y Lena era llamado Terry, tenía el color de la piel blanquecina, los ojos de un color azulado obscuro muy extraño, pero combinaba con todo el surtido de la camada de la tribu y pronto serían parte de los hombres fuertes que pelearían por defenderla y se harían muchos más para no ser atacados.
En la tribu de los caballos, los mayores no querían al pálido enorme. Aro ya lo había notado avisándole a sus hijos que tuvieran cuidado y no tuviera miedo, que se fueran a buscar a su tribu los cabellos de sol y ahí sería aceptado. Tom decía que si él también se iría y ella les decía que era rumbo al donde el sol se mete, había mucha agua, por eso ella salía al río y cuando nadie los veía los enseñaba a nadar, como los de su tribu que aprendían desde niños que, si algo malo pasaba, ella huiría a buscar a su tribu y que allá los encontraría. La tribu de Nobuk aceptaba al segundo con recelo, ya que estaba igual de alto, pero su agilidad y fuerza superaba a los de la tribu, así que le daban la orden de que buscara donde dejarlo para que se fuera el pálido con los suyos.
Aro ya se encontraba cargada de nuevo con otro bebe y no estaba feliz de que se fuera su hijo mayor, ya que ella era igual a él, por lo que buscaba la forma de salir y escaparse, ya que a su hijo lo amarían en su tribu, era por mucho enorme y fuerte como les agradaban en su tribu. Sin embargo, para Albert ya de grande hecho un hombre fuerte, con su miembro largo, su mirada penetrante, con lo que llamaba aún más la atención su habilidad, esa fuerza que podía con más de dos de la tribu y la agilidad que tenía. Era por mucho lo mejor así se lo llevaba su padre con la cabeza tapada, por caminos lejanos donde podía caminar rumbo al lugar de donde había traído a su madre. Ya estaba rebasando su estatura y todavía no era un hombre con hijos, cuando lo fuera sería todavía más grande, pensaba Nobuk, más sabía que era suyo y por más que deseaba evitarlo, sentía cierto rencor con su tribu.
Aro, se recuperaba ahora con su bebe pálido el tercer hijo a quien al verlo recordaba a los otros dos que se había llevado Nobuk, así se escapaba al ver que su pareja no los cuidaría, no eran merecedor de una familia. Para los días que tardaba en volver se hicieron muchas lunas. Nobuk ya había dejado lejos a Albert y solo había regresado con Tom, pero su mujer y su otro hijo ya no se encontraban, así el salía de nuevo a buscarlos hizo de todo, pero dio con ellos, tenía mucho que se había ido, casi junto a él uno o dos días después, cuando se fue llevándose al pálido mayor, le informaban los de su tribu, que había tenido otro pálido igual al mayor, así ella se había ido.
Nobuk la quería ya no quería otra mujer, pero tuvo que ir a pelear para quedarse con una mujer nueva, porque no podía estar solo sin aparearse constantemente, eso lo hacía ser el macho fuerte, si no lo hacía sería débil y no sería jefe nunca. De nuevo en la cueva de las orgías, Nobuk recordaba a la pálida todo el tiempo, su forma de no pelear y darle gusto era lo que más le agradaba.
En la búsqueda de la madre y de su bebe, el segundo hijo Tom, se separaba y llegaba a la tribu de los lobos, ahí una mujer lo convencía de irse con él, su cabellera negra, su piel blanca y él ya joven se iban tras ella, para luego meterlo en la tribu donde tenía que formar parte del grupo. Por haber seguido a su mujer. Esa era la trampa, cuando faltaban hombres en esa tribu, las mujeres lo atraían y la familia los dejaba unidos a ellos.
La pelea con los jóvenes de la tribu de los caballos fue más fácil para Nobuk, pero las mujeres eran de ahí de la tribu, así que tomaba a una que apenas estaba por primera vez, la hacía suya con fiereza y gritaba molesto para que no se la quitaran, luego de haber perdido a su pálida ya no era lo mismo, porque Aro nunca se fue con otro, nunca lo hizo pelear por ella. La nueva mujer de nombre Teka después de haberla poseído frente a todos los jóvenes con una maestría de agresividad en vez de quedarse y compartirla, se la llevaba a su lugar y se quedaba en la otra cueva de familias, donde tenía sus cosas, ahí se quedaba con ella, montándola por mucho tiempo, para que se cargara y esta vez no tuviera pálidos. No la dejaba irse ni despegarse, la ataba a él la mayor parte del tiempo, mientras se acostumbraba.
Continuará...
Gracias por comentar, se estará actualizando diariamente, sé que no estamos acostumbrados a fics estilo documental,
pero al ser un reto, se puede tener diversión a los siete días de haber subido capítulos,
ya que todas hayamos leído como se dan las situaciones más típicas y a la vez entretenidas,
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
