Fic a
Reto 2021 Marzo Creativo
Historias de Albert y Candy
Presenta
Amor en Piedra
Por Mayra Exitosa
Capítulo 5
La cueva sin leños
Lejos muy lejos de ahí, Aro con su pequeño hijo recién nacido se preparaba para el invierno, estaba cerca de las tribus de los osos, tenía frío y miedo, no había estado sola ni tan perdida como lo estaba ahora, extrañaba sus hijos grandes, pero ya no estaban con ella y seguro era que llegarían antes a su tribu y su padre los había dejado para que no volvieran, así ella con su pequeño hijo atado al frente, tomaba agua del río y continuaba buscando donde refugiarse antes de que llegara el hielo.
Una camada de hombres la veía, notándola madre de un niño y era una pálida, estaba muy lejos de su territorio, ahí entre todos la atrapaban y cada uno se montaba en ella porque la habían rescatado de perderse, con todo y su hijo atado al frente, fue montada por todos esos hombres que se levantaban la piel de oso y se iban haciendo uno con ella. Así al verla dócil la llevaron a una cueva de su tribu, donde había más personas, al parecer la cueva de la tribu de los osos, ahí toda su gente vivía, la dejaban para mantenerla caliente para todos, ya que había pocas mujeres.
Para Aro, el invierno llegaba, su hijo tenía abrigo y comida, ella tenía que aceptar a todo el que la buscaba, le daban alimento, agua y pieles, para luego montarla y muchos así lo hacían, la estaban cuidando, porque ellos para eso la habían traído, aunque a ella no le gustaba, que había temido el dolor si alguien más la tomaba, esos hombres no le lastimaban, no la trataban con rudeza, solo con la idea de poseerla y liberarse, aun así tampoco le agradaban, pero la indiferencia era solo por el hielo que se notaba fuera de la cueva y al final, se escaparía y se iría con su tribu.
Las mujeres en la tribu de los osos eran escasas, varias recibían cosas de distintos machos, no había pareja antigua, tampoco había muchas niñas, se apreciaban más niños y ellos se daban cuenta que tenían que traer más hembras, porque si no todos morirían, algunos hombres peleaban y terminaban montándose uno a otro, al final agotados se quedaban tirados cerca del fuego, porque no tenían más cosas para darles a las mujeres, sin embargo, a la pálida le daban de comer y atendía a todos, así uno a uno, ella tenía que soportarlos, ya que el invierno afuera podía dañar a su hijo, era todavía demasiado pequeño, como los de su tribu. Al ver a su hijo se parecía tanto a su hijo mayor Albert, para no olvidarlos le puso por nombre Tony, para recordar a su otro hijo que también le habían quitado. Muchas ocasiones, los miraba en su mente, y no podía evitar llorar. Si ellos estuvieran cerca, nadie jamás la tocaría, a su hermanito y a ella no les faltaría nada, ellos eran mejores que su padre.
En la cueva de Tom, pensaba en su madre y en su hermano, como estarían con ese hielo tan crudo y él habiendo escapado de su padre, tenía ahora una nueva tribu, pero en muchas ocasiones ver como esa tribu quería y protegía a todos los suyos, grandes o chicos, de todos colores, mientras que su madre y su hermano ya no tenían donde vivir, más pensaba en ellos y deseaba encontrarlos, un anhelo que le compartía a su mujer, sobre encontrar a su madre y a sus hermanos, le decía como eran su madre y hermano tenían el cabello color sol. Y ella no le creía porque el no tenía ese cabello.
Candy despertaba aún muy cansada tenía mucho frío y había calor, un hombre de su tribu la cuidaba, le daba de comer en su boca. Ella le hablaba y él le respondía en su lenguaje, diciéndole que era suya. La había salvado, ahora confirmaba que ya era su pareja Candy asombrada y gustosa se sentía feliz pensaba que tal vez vio que tuvo mucha fuerza y habilidad, su padre no lo iba a creer, pero no recordaba cómo había salido del río y se lo preguntaba, le decía que la había sacado y ahora ya no tenía que irse de su lado, él la cuidaría.
Ella feliz porque no necesitaba ser mejor que su camada así se levantaba, pero él la traía de nuevo hasta dentro de sus piernas para que no saliera, al ver hacia afuera, la nieve estaba cubriendo toda la entrada y un hueco en la parte alta era lo que había dejado para que el humo del fuego saliera.
Vio que estaba en un lugar diferente, ahora recordaba que ella había estado muchísimo tiempo en el río y se encontraba lejos de su tribu, por eso la había salvado, porque no había con quien compararla, así ya tenía pareja, si ella hubiera estado en su tribu, al ver a las otras hembras jamás la hubiera elegido. El continuaba calentando y le daba comida en su boca, luego ella lo vio y traía ropas diferentes a las de su tribu, pero hablaba como ella, por lo que le pedía que le contara donde estaban.
Él le respondía que estaba muy cansado, se lo decía así la tomaba y la colocaba en su lado, la tapaba con las pieles y se dormía. Albert notaba que los leños se acabarían y tenía que ir por más, con la llegada de su pareja, no pudo traer más ramas, así que dejaba que se consumiera el fuego, tapaba un poco el hueco y se cubría con las pieles, la subía encima suyo, ahora ya estaba caliente ella se acomodaba y como había dormido un poco, lo miraba entretenida, notando que el traía bello en la barba, lo tallaba con sus manos y su rostro, eso él lo estaba sintiendo agradable. Para ella admirada sabía que los de su tribu no tenían bello en la cara, luego lo revisaba y tenía bello en su pecho así lo rozaba con ambas metiendo en su pecho sus dedos luego con su rostro y su cuerpo notando que estaba tibio eso le gustaba. Pensaba que su padre carecía de eso, le buscaba más abajo y también tenía bello y se encontraba muy cálido, tocaba con su mano y le agradaba con el bello por esa zona, ella se acomodaba, haciendo que el sintiera como lo tocaba por todos lados. Albert la tranquilizaba y le quitaba la piel y los lazos que le había puesto como ropa, la juntaba a su pecho, luego la rozaba como ella lo había hecho, para que sintiera el calor y por fin se durmiera, la tapaba y ella al notar que estaba agotado lo abrazaba con sus piernas en sus costados y se acomodaba como si fuera un bebe en los brazos de su madre, para que él durmiera y ella trataba de hacer lo mismo al colocar su rostro en su cuello.
La mujer de Tom se encontraba preñada y quería que le diera más hijos como a la loba, muchos juntos, que la montara más para traer más hijos, a lo que él se reía porque ella lo quería encima todo el tiempo. Era de los más altos, al igual que el hijo de Lena, que no se encorvaban debido a que en los bosques todos eran delgados y se alimentaban con frutos y hierbas, no solo carnes.
Tom se sentía semental en celo en pleno invierno, aun con su mujer panzona, ella seguía deseando tenerlo entre sus piernas, ahora comprendía porque sus padres le enseñaron tanto, porque aun con la barriga ella se acomodaba para que le diera calor y que no se saliera seguido de su lecho, era una aprovechada, pero eso le gustaba. Dina era la hermana de Terry, ambos hijos de Riche y Lena. Ella se notaba distinta, también sabía mucho de hierbas y su madre tenía muchos cachorros, pero los mayores eran Terry y Dina, los otros estaban en las camadas creciendo y ella deseaba tener muchos hijos como ella. Riche ya era parte del grupo de los mayores, y Terry deseaba mujer, pero el invierno solo le daba a las que estaban dentro de la tribu, con tal de estar tibio, se decidía por una del grupo y mostraba sus pieles y sus cachorros a un grupo de familia, estos aceptaban que se la llevaran Kira era castaña, tez rosa y le daban a Terry a Kira, por lo que él se la llevaba al lugar que ya había estado preparando.
En la cueva, que se encontraba en alto, se sentía el aire y hacía mucho frío, pero su hermosa cabellos de sol se encontraba ahí. Albert cubría más el hueco, se iba hasta ella, notaba como se abría de piernas para adaptarse a él, estaba dormida se notaba pequeña como las mujeres de la tribu de los caballos, pensaba que si la hacía suya iban a tener más calor, así que para no asustarla, la sobaba y rozaba con su miembro en su parte intima, una y otra vez, esperando a ver si se despertaba y no lo hacía, así que continuaba… haciendo que ella se despertara, pero era muy dormilona, por el frío estaba muy cansada, y el ya no quería esperar.
Continuará...
Gracias por comentar, por seguir leyendo esta historia que cada día va tomando sentido,
esperando siga siendo de su agrado
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
