Fic a

Reto 2021 Marzo Creativo

Historias de Albert y Candy

Presenta

Amor en Piedra

Por Mayra Exitosa

Capítulo 7

La tribu del sol

Las familias salían, pero algo si notaban todos sacaban lanzas y parecían usar armas. Albert los rebasaba en altura y también su vestimenta le daba protección, su barba a todos les llamaba su atención, pero Candy salía tras él, se ponía en el frente con su vientre abultado, comentaba que el la había salvado, que era su pareja y era suyo. Su padre un macho joven, salía hasta ella y Albert la movía alzando la mano con un puño y gritando que era su mujer, a lo que Candy comentaba que era su padre, su madre y hermanos corrían al ver tirado al hombre de un golpe con una sola mano.

Todos se miraban que él no portaba lanza, el traía piedras afiladas en un bolso, pieles y Candy lucía cubierta tanto delante como de tras y sus pechos estaban escondidos en piel por igual. Candy no dejaba que nadie lo tocara, estaba molesta y se los decía, que hablaba igual a ella, que era de su tribu y el viejo de la tribu le preguntaba por dónde había nacido y si había una tribu igual a ellos. - Mi tribu no me quería, mi madre Aro era de aquí, ella me envió y vendrá también, todos hemos escapado, ella fue robada por mi padre de la tribu de los caballos, la robo aquí y se la llevó, pero nadie la quiso cuando yo nací, porque soy de la tribu del sol.

Todos los hombres y mujeres por igual se sentaban en un círculo, para escucharlo hablar, comentaba de su hermano Tom que era alto y tenía su color de piel, pero su cabello era como el de su padre y a él lo dejaron volver, su madre iba a escapar y regresaría a la tribu del sol, porque temía por el hijo que ella tenía en su vientre, que luego se lo quitaran y le hicieran lo que a él. El viejo de la tribu contaba lo que veía, que no era cierto lo que ellos pensaban, que sus hijas estaban muertas, ahora notaban que se habían llevado a una de sus hijas, ese hombre era un descendiente de ellos, el tenía barba por el padre que robó a su madre, ahora confirmaba que debían buscar a la hija que les robaron, no iban a dejar que se vuelvan a robar a ninguna. Albert comentaba con la lengua que su madre le enseño y él les decía que sabía hablar con la tribu de los caballos, pero todos le temían por su altura, por su agilidad y que allá todo el tiempo era pelear por todo.

Eso también alertaba a los hombres, que si la tribu de los caballos iba hacía ahí, no esperaran clemencia, serían atacados y se llevarían a las mujeres, porque así los habían enseñado. Candy comentaba como se había caído, cuando ella buscaba su habilidad en el río les decía que, con él había conocido otras tribus, una en el bosque dentro muy escondido, otra en los limites y todas vivían con mucho temor. Albert agregaba que la tribu de su padre robaba mujeres y ahora era una tribu muy grande, ellos decían que eran muchos los de tribu del sol, pero Albert comentaba dibujando en la tierra, un circulo como el de ellos y decía, - Tribu del sol, tribu de los caballos. Encima de la tribu del sol hacia lo que el creía era la tribu de los caballos.

Para Candy que le dieran un lugar dentro de la tribu para hacer su casa, era ser aceptada con su pareja, luego le toco probar fuerza a su esposo y como lo temían era más grande y mas ancho a lo que él les aseguraba que su padre era igual, mas grande de espalda, pero un poco más bajo de estatura. El viejo comentaba que haberse mezclado la tribu los hizo más fuertes, que ellos ya tenían jóvenes menos altos y mujeres más pequeñas. Mencionado a Candy, la esposa de Albert, pero este inmediato abrazaba a su mujer y aseguraba que las mujeres de la tribu de los caballos eran como su mujer, para él ella era perfecta. Candy al entender eso, la hacía sentirse bien y se lo decía a su padre quien ya despertaba y que ella había hecho lo que le pidió tener un hombre fuerte que la protegiera y él la había rescatado, su hijo estaba dentro de ella.

Lejos de ahí, Aro hacía caminar a su hijo mientras le daba de comer, una tribu la quería atrapar, pero ella había aprendido de los osos y traía en su espalda una lanza piedras, a lo que todos se iban corriendo, ahora tenía con que defenderse. Tony era atado ya no en el frente de su madre sino en la espalda el pequeño comía y dormía, se cambiaba de piel y descansaba para ver a su hijo y lavarlo, ya que su estado era vulnerable al ser un pequeño aun, pero ella sabía que sería grande y fuerte como sus hermanos, porque tenía hermanos más fuertes que su propio padre.

Con el paso del tiempo, Candy ya daba a luz y tenía un pequeño blanco sin pelo, con una felicidad, su padre lo esperaba y ahora formaba parte de una tribu que lo consideraba un líder de la misma, el sabio más viejo comentaba con los mayores que debían tener preparados a sus jóvenes junto a él, para que se defendieran y les enseñara todo ese tipo de armas, sin embrago Albert también había crecido al tener las lanzas como una arma para cazar, no solo sus manos y cuerpo como lo hacía antes. Candy cubría a su pequeño después de enjuagarlo y limpiarlo, su madre le tomaba al pequeño y se lo mostraba a todos, Albert lo tomaba queriendo ser el quien lo tuvieran en sus brazos, el ser era tan frágil y se le dificultaba sostenerlo, a lo que Conor le comentaba como sostenerlo, colocándolo en su pecho y el pequeño al igual que su madre, se restregaba él haciendo reír a todos porque pensaba que el pecho de su padre era una piel para dormir.

Albert entendía como todos ahí eran tan diferentes a su tribu de los caballos, les gustaban los niños y las familias. Un grito sacaba de su juego a todos y una mujer llegaba, su niño Tony ahora caminaba. Verla fue sorprendente para Albert y ella fue a su encuentro con su hijo en sus brazos. Le mostraba al pequeño y ella mostraba a su hermano, en su lengua no solo de su tribu sino también mezclada con la tribu de los caballos y luego de un largo proceso, explicaba que ella era su madre y ese pequeño era su hermano. Aro iba hasta donde era su casa y comentaba donde vivía ahí una mujer mayor salía y la recordaba, era la esposa del anciano mayor, ella era realmente su hija. - Aro - Mamá. Ella ahora reconocía que esos dos cabellos de sol eran descendientes de uno de los sabios, ya que eran los que más edad tenían, Aro era una hija de un hombre mayor cuando esta había nacido, por lo que no tenía un padre joven como Candy, que era hija de una pareja muy recién formadas, mientras Aro era la ultima hija que había tenido el anciano y su mujer.

Aro se unía a la casa de su madre y ahí también su hijo Tony, quien encontraba muchos niños de su camada, que se sentaban con él y compartían sus pocos conocimientos, su forma de convivencia.

Tiempo después de tantas idas y vueltas por fin Tom llegaba con una larga tribu de personas con él, siendo esto una amenaza ante los de la tribu del sol. Tras de todos salía Albert, Tom ya no era joven, tenía barba en la parte baja no tan abundante como la de Albert y se presentaba diciendo su nombre y tratando de habar la lengua de su madre.

- ¡Tom! - ¡Albert! El reconocimiento del hermano, de su tribu y de saber que ahí se encontraban a salvo fue darles oportunidad de recibirlos, pero ninguno se acercaba a los lobos que para en ese tiempo, eran enormes bestias que cada uno podía subir en su lomo, eso les asombraba a los de la tribu del sol. Albert y todos los de su tribu, hombres y mujeres, usaban armas y Aro había llevado el uso de la lanza piedras de piel. Una rama que tenía de la tribu d ellos osos.

Tom con un poco de dificultad frente a todos ahí, comentaba donde estaba su tribu, como había buscado a su hermano y a su madre para llevarlos con él y que se fueran allá, pero verlos sano y bien, saber que su hermano era un líder en su tribu, lo hizo sentir a salvo. La salida de Aro y el baile de reconocerlo la hizo muy feliz, porque les decía a todos que ese también era su hijo. El sabio notaba que Tom era similar en altura a ellos, no tan alto ni tan grande como Albert, tenía barba solo bajo su rostro y alrededor de la boca y sorprendentemente este se la cortaba eventualmente. El trajo piedras afiladas con las que podía no solo cortar sino raspar la barba y se lo mostraba, dejando a todos sorprendidos, como él si se podía quitar con el filo el bello de su rostro, que esa la dejaba cuando hacía hielo. Y en el calor la podía quitar.

Continuará...


Gracias por comentar, cada día disfruto escribir un capítulo de esta historia, imaginarla y decirles como se va desarrollando

con conceptos tan básicos y asombrosos que para la vida actual solo es socializar y vivir.

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa