Fic a
Reto 2021 Marzo Creativo
Historias de Albert y Candy
Presenta
Amor en Piedra
Por Mayra Exitosa
Capítulo 15
Todo desaparece
Terry se había quedado a tras subiendo a un corcel, no podía con las dos hembras, una la subía a una potranca y la otra en otra más, para el seguir siendo el ultimo en salir de lo que las chozas que destruidas caían, no veía a su hija, no veía a sus hermanas, ni a sus padres, era el ultimo ahí. A lo lejos se distinguía un camino de animales corriendo por donde aún podían seguir. La tierra se desmoronaba y todos parecían subir, el lago se elevaba o se hundía, no lo podía saber solo era correr encima de los animales, como ellos los enseñaron, que ese cuadrúpedo animal, dependía del hombre para sobrevivir.
La madre de Terry, lena había corrido junto a Riche entre los arboles y estos comenzaron a caer, golpeando al hombre que empujaba para salvar a su mujer. Ella gritaba al verlo con su cabeza rota y corría regresando ha donde no le cayeran encima ningún árbol, no regresaba a donde estaban las chozas, parecía que todo se estaba inundando, por lo que subía escalando y un hombre se detenía, bajando a darle una mano, era Nobuk que sujetaba a uno de los caballos con su nieto Albert, ella lo aceptaba y así , la tomaba de las ancas para subirla y que cuidara del niño, mientras observaba como otras parejas no lograban salir y si no les caía una roca, el lago las hacía hundir.
Albert jalaba a los caballos, y vio a dos mujeres salir, tras ellas iba Terry, galopando para huir de todo cuando atrás se veía desmoronar, era horrible y se pensaba que donde se había quedado tan hermoso valle sin igual. Subía y no veía a nadie, los caballos y los lobos habían huido con la gente, Tom buscaba a su mujer, galopando en el corcel, con su hija atada a su pecho y veía a Albert que su hijo estaba con él, lo traía al frente y Tom le gritaba que de él no se separara, iría a buscar a todos, porque a nadie encontraba.
En lo alto de una loma, se podía ver de lejos, Albert miraba a todos los terrenos descubiertos, no había una sola alma moverse por ahí, y giraba buscando y no encontraba a nadie a quien seguir. Un terremoto y unas secuelas, asustaban una y otra y otra vez, fue los sonidos más estruendosos que jamás había escuchado, unos habían jalado por uno y otros por otro lado, nadie se miraba desde aquel lugar, estaba comenzándose a despejar, la corriente del viento y todo el asentamiento, volvía a la calma, más ningún alma se escuchaba por el rumbo en el que iba, con el caballo, la yegua y el crío, su sobrino temblando en su pecho, que le decía a su cuerpo, que él aun no estaba muerto, lo tenía llorando hambriento, habían pasado dos días buscando una huella, un camino, lo que fuera así bajaba del caballo y todos descansaban, un olor fétido cercano, anunciaba sangre y muerte, eran hombres y mujeres bajo piedras medio ocultos, el árbol tenía frutos, solo los tomaba en un bulto y luego se los daba al niño, para tapar a todos aquellos seres que nadie iba a terminar de sepultar.
Una piedra en lo alto, jalada con una barra, fue cayendo y cubriendo, los restos de aquellos seres desconocidos, que habían sido sorprendidos por una avalancha de rocas. No se veía nadie de sus conocidos, ni su gente o sus amigos. Pero la fruta estaba cerca, el agua también olería mal si los cuerpos continuaban descomponiéndose al sol, lo mejor era cubrirlos para así luego seguir. El pequeño estaba triste, sabía que no habían visto a nadie con vida desde hacía dos o más días, comida y agua había, mas mucha destrucción pronto acabaría con eso por igual, así llegaba a unas huellas de caballos en un acantilado y sorpresa que terminaran ahí las huellas. Albert asustado buscaba como bajar y el niño esperanzado miraba para ver si alguien estaba cerca, no podía ser posible que todos se hayan desaparecido, su madre, su hermano, y su papá con su hermanita, el los vio que se escapaban y todos habían salido de aquel espantoso lugar que en pozo hundido se había convertido.
La llegada al lugar había tomado tres días más, dos yeguas, y un macho, eran los que habían caído al acantilado, lo triste fue ver a una mujer con su hijo junto a esos animales, Albert hizo a su niño hacia atrás, pero el se fue valiente y descubría a su madre y a su hermano con olores pestilentes. Con tranquilidad y tapándose la cara con la piel, fue cubriendo con piedras los cuerpos de los caballos de la mujer e hijo de su hermano, y el niño, serio con sus lagrimas ardiendo, movía las piedras que el podía tomar y llevaba a dejarlas encima de quienes un día formaron parte de su familia, pues ahora sabía que el ya no volvería a ver a su hermanito y a su mamá.
Salir del voladero ya no fue fácil, seguía por el camino, por si se algo más encontraba, no había mas muertos, ni heridos, pero si salía a un río, así ahí la familia de caballos, su sobrino y él ahí descansaban.
Muy lejos de ahí, Nobuk también hacía lo que su hijo, cubría con piedras a una de las hijas de su compañera de viaje, Lena estaba distraída, abrazaba al pequeño Albert, y miraba como Nobuk, cubría los cuerpos de una pareja que había formado una de sus hijas, tan hermosa que era, no había tenido igual, era sonriente y dispuesta, siempre a trabajar, ahora ya no la vería y Nobuk sabía que estaban hallando cuerpos, más no seres con vida, el pequeño tomaba un fruta y se la daba a Lena esta le sonreía y partía la fruta, dándole al pequeño trozos en su boca y el se ajustaba colocando su cabecita bajo sus pechos, para terminar de comer, luego agotado se quedaba dormido, al saber que ellos lo cuidarían ahí. Nobuk extendía pieles y se recostaba, lena se iba y se colocaba en un lado junto con el niño, sorprendiéndolo agradablemente, pues sabía que había perdido a su pareja y ahora a una hija, pero se quedaba ausente, como si encontrara en él el cobijo que antes le dio Riche.
Albert miraba las estrellas cada vez más cerca, ahí al cerrar sus ojos, la veía a ella, aceptándolo por fin, oliéndola y probándola, sintiendo su cuerpo responderles y la añoraba, imaginar que ella fuera la que hubiese caído por ese acantilado, era lo peor, no se podía pensar al ver llorar al niño, gritándole por todos lados a Tom, para que viniera y lo abrazara, tuvo que hacerlo él, para que se calmara, lo arropaba como hacía ella le decía palabras que sabía que no entendía, ellos hablaban el lenguaje de la tribu de los lobos, ocupaba a su padre, Tom para que lo entendiera, le daba palabras de la tribu de los caballos y algo se entendía, y ni hablar de la lenga de la tribu del sol, porque el pequeño no atinaba a entender nada, pero ella sí, ella todo le aceptaba, todo le decía que sí, que la montara, que no parara, que la cubriera, que no temiera, todo era si con ella, y cuando por fin ya estaban bien, sus hijos le decían que no los dejara nunca, que ellos no vivirían si no estaban con él, y él los había mandado a caballo separándolos de su lado y aceptando a un niño que ni siquiera le entendía nada, porque no hablaban igual.
En la angustia de pensarla por fin se quedaba dormido y el niño se abrazaba, sentía miedo, frío, y estaban a la intemperie, el amanecer los sorprendía, rodeados de lobos, el niño los miraba, como si con eso los calmara. Al parecer lo conocían, o eso quería creer, ya Tom tenía un lobo, que no pudiera su hijo tener seis. El se paraba y todos se movían de un lado. Y ahí estaba, el maldito de Mosh, mirándolo satisfecho, con su loba panzona, y sin su gente a su lado. - ¡Mosh!
El lobo lo olfateaba y casi con ello preguntaba por Candy, pero no la veía, el muy ridículo como si lo supiera todo lo ignoraba y lamía al niño, como aceptando que tenía el rostro lloroso, la loba le ponía la cabeza en su mano, para que la acariciara, y el se iba a donde tenía a los caballos, al potrillo escondido y al macho alterado, este no era de la camada, miraba a todos los lobos y relinchaba, ahí estaba él, haciéndola de mediador, debía dejarle un rato que le diera patadas a ese traidor, que no trajo a su mujer y a sus hijos cerca de él, ahora venía siguiendo solo su olor, ¿y el de ella? ¿Dónde la había dejado? ¡el celo! Estabas muy entretenido cuidando a tu hembra que te olvidaste de la mía.
Continuará...
Gracias por seguir leyendo esta historia diaria y comentar cada capítulo,
deseando sea de su agrado continuamos escribiendo historias de Albert y Candy
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
