Fic a
Reto 2021 Marzo Creativo
Historias de Albert y Candy
Presenta
Amor en Piedra
Por Mayra Exitosa
Capítulo 16
La tribu de las manadas
La alegata de Albert contra Mosh hacía reír al niño, el cual no había dejado de estar triste ando extrañando a su madre y hermano que ya no volvería a ver, al final era el único compañero de desventuras, Don, hijo de su hermano Tom. El mendigo chamaco que se suponía no entendía nada, pero bien que se burlaba de la regañina que le daban al Mosh. Ya luego subía al niño en la yegua, ataba al potrillo a su madre y el garañón, se calmaba al ver que subía en él atando las cosas luego continuaba por el sendero, con todos los lobos al frente creyéndose superiores, como si ellos los guiaran, cuando los ladinos se sentían a gusto, porque Albert y compañía le habían hecho la mitad del trabajo, dos días más tarde, los gritos de búsqueda por fin daban resultado.
Tom y su hija en una fogata de descanso, gritaban al verlos llegar con caballos, con lobos, su hijo llorando apenas al verlo y el rubio agotado por tanto andar pensaba que, si subía de nuevo al caballo, a su trasero algo le iba a pasar. Bajaba molido, el chamaco decía palabras mochas, ni hablaba bien, pero Tom si le entendía todo y lo abrazaba, la niña que apenas se podía poner de pie, le ofrecía los brazos al rubio con su mirada culeca emocionada por tener a alguien que la mirara, ve que su padre tomo a su hermano y ella viene a que la tome en los brazos de él. Pero al hacerlo, la olía, estaba sana y con vida, los primeros seres que se encontraban luego de semanas quizás meses porque ya perdían la cuenta de tantas lunas y tiempo entre difuntos cuerpos y trayectos quebrados con temor a quedarse huecos. Tom al hablar con él confirmaban lo que le niño a medias tintas le había dicho, tres caballos, su hermano y madre hechos papilla.
Con Tom ya haciéndose cargo de su hijo, la güerita que parecía estar más contenta por verlo, ahora le daba preferencias, Tom estaba dolido ya no tendría a Dina y eso lo tenía descolocado, por lo que hacerle ojitos al rubio se le había puesto en meta a la pequeñina que con sonrisitas pedía un trocito, una poquito de agua, o hasta brazos para dormirse, el rubio solo pensaba en su mujer y sus hijos, saber lo que Tom padecía, no quería aceptarlo, los lobos salían y regresaban como que avanzaban y como que Tom no les entendía ni … signos, señas o patadas, solo cazaba y preparaba aves o carne para cuando regresaran, su recio hermano se había vuelto esclavo de esos mugrosos que ni el olfato les funcionaba ante tanto olor a muerte que podían detectar sin andarse paseando los holgazanes al no encontrar a nadie. Ahí estaba él haciendo fogata jugando con los niños, una piel cubría el fuego y la destapaba, haciendo piedritas o lanzas en el cielo, los niños miraban como con el humo enviaba al cielo por todos esos muertos que la tierra se había comido y no les dio aviso.
La sorpresa inesperada, llegaron ellos, su padre, Lena y su pequeño hijito tragón, que en cuanto lo vio le regalaba sonrisas, no crean que reconocía a su padre, era que le gustaba la güerita que se sentaba con él y ahí lo tenía entusiasmado. Las señales de humo las vieron desde muy lejos y Tom lo felicitaba por hacerle algo que jamás se le hubiera ocurrido para traerlos de vuelta, así quizás pronto vendrían los demás. El rubio no negaba ni aceptaba nada, lo había hecho para jugar con la güerita que cada día parecía más su hijita, pues evadía a Tom, que solo cuidaba de Don, ahora su único hijo varón, ya que había perdido a Ben.
Por la mañana el rubio notaba que se sentía humedecido y caliente algo no estaba bien, el rubio se estresaba y del suelo saltaba, la mugrosa loba ahora quería a su papá, y a luz daba tomando su pecho como guarida para la manada de bolas mojadas que le dejaba después de tanta lambida, como si el fuera Terry, sacaba cachorros y todos se acomodaron en la piel del rubio así que al saltar, la loba le gruñía el tranquilo se regresaba y los volvía a acomodar aceptando que sería la nana de los lobos del Mosh. Su padre se reía, a él no le había ido mal, tenía a Lena dándole mantenimiento, pues extrañaba a su marido y el entraba al quite como suplemento Riche.
Su hijo Albert chico, nada perdido, se la pasaba en los pechos de las mujeres, Lena ahora era su lecho personal y cuando ella quería que la cuidaran dejaba del lado al niño y agarraba al abuelo, metiéndole mano para que le diera lo que necesitaba la hembra. Su padre le comentaba que estaba muy triste, si esa era la tristeza no quería verla feliz, solo la recordaba monta que monta y ahora la monta no le faltaba.
Los lobos regresaban y el rubio que se había desvelado se quedaba dormido, con una manada de seis cachorros encima. La loba contenta porque ya había elegido padrino para sus cachorritos que todos estaban sanos, dormidos y ella más que feliz, llegaba Mosh y molesto gruñía porque sus cachorritos al mugroso rubio grande y peludo elegían. Dejar el lugar no fue tan sencillo, tenía que estar ahí hasta que la loba le dieran ganas de echarse y darles de comer, así él podía despegarse.
Pasaba el tiempo se iba de búsqueda, dejando a todos los reunidos en un lugar seguro, la nueva tribu se comenzaba a formar era algo cerca del mar, no le faltaba vegetación y había grandes piedras bajo tierra, no había cuevas, así que entre Tom y él habían construido una casa al estilo tribu del sol, enorme y espaciosa era la gran casa de Albert, medio chica y medio chueca era la casa de Tom, pero al final a él le gustaba y Albert no decía nada, porque cada día sentía tener, más lobos y caballos, por lo que esperaba que su familia regresara antes de que esas dos manadas ocuparan su casa.
Entre largas caminatas, Tom y Albert se fueron rio arriba y descubrieron que la tierra se había ido, ya no estaría más la tribu del sol, no había río que vinera de arriba y se calentara abajo, toda esa gran tierra se había separado. Ellos no lo veían, pero en una isla se había convertido y ya no irían caminando, tendrían que nadar o remar y eso aun no se les daba.
Tom con esa preocupación abrazaba a su hermano, porque ambos ya no tenían a su madre, así al regresar cabizbajos se encontraban a Tony y Aron el hijo de Albert. Quien al verlos se emocionaban, porque temían el ataque de un león y Arón solo se daba con vida si estaba con su padre. Luego de continuar de regreso encontraban Pat y su pareja, que con el golpe en la cabeza habían perdido a sus caballos y no veían bien, pero si se montaban bastante porque su hermana lucía una enorme barriga y él listo que decía no ver mucho ahí si alcanzaba a ver. Ni a unos cuantos metros encontraron a los caballos, así que ni hablar esos dos ya no podían estar solos ni lejos de los demás.
La manada de caballos en el regreso se iba acrecentando y a Terry con sus mujeres encontraban en el trayecto, otras dos para el crecimiento pues ya estaban de encargo y tenían muy ocupado al padre de los lobos, ahora que supiera que Riche ya le había cedido el trono. Tom fue oficialmente quien se lo contaba, lo que omitía era que Nobuk ya había sido el remplazo enseguida, pero eso se daría cuenta a su regreso, al final a él le había tocado estar con todos los cachorros mientras el mugroso del señor de los lobos no había estado ahí para poderlos cuidar ¡cómo! Si tenía a dos hembras que preñar.
Ahora viajaban de regreso más lento, recogiendo en el camino a los desbalagados de su tribu, pero como deseaba encontrar a su hembra, ella si que era la que le hacía falta, en el camino encontraron a otra de las hermanas de Terry, Cory sin su pareja, esta había sido cazada por los leones y ella en cuanto los veía salía corriendo asustada, ahí se enteraba que su padre y dos de sus hermana se había ido, ella agregaba que no solo su pareja, también se había perdido otra de las hermanas, la menor de nombre Rosy pero no la encontraba, ya en la noche acampando ella solita llegaba, la pequeña Rosy abrazaba a su hermano, lloraba porque aunque ella no tenía pareja, quería regresar con todos los demás. Ahora a Terry solo le quedaban dos hermanas y Tom solo había recuperado a Pat, por lo que Any no se sabía dónde podía estar.
En el trayecto tuvieron que regresar por otro lado diferente, había una cascada y un río que no conocían, lo que más los sorprendía fue ver a la manada de mamuts que bebían agua, eran muchos peludos y enormes. Miraban a los caballos y a dos de los lobos, pero estos no se separaban de Tom. Los caballos estaban con Albert, por lo que las bestias solo los observaban y estos se regresaban por el camino que habían elegido.
Continuará...
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deseando sea de su agrado continuamos escribiendo historias de Albert y Candy
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
