Fic a
Reto 2021 Marzo Creativo
Historias de Albert y Candy
Presenta
Amor en Piedra
Por Mayra Exitosa
Capítulo 17
Los cachorros de Albert
El regreso a su tribu con más caballos, con más personas que no eran todos de los suyos, pero estaban solos y había niños perdidos, ver a otros que ya estaban llegando a su nuevo lugar, era bonito porque muchas chozas empezaban a formar con cierta distancia para cada uno tener su hogar. Para el rubio ver a su hijo Arón abrazar a Albert chico y ambos correr con su abuelo Nobuk. Y que le tocaba al enorme rubio, la loba Hana que corría y se le echaba encima, reclamándole su ausencia y enseguida todos los cachorros tras ella como si él fuera el padre del surtido de coloridos cachorritos. Mosh gruñía, Hana se enojaba y lo defendía, como que le gruñe a quien la cuido mientras él no hacía nada. Terry al verla con camada nueva, pensaba que estaba ya sus hijos por nacer de inmediato la llamaba y ella ni lo miraba, le hacía el desprecio, ahora lo había cambiado, Hana solo quería a su tapete peludo. Le daba carne, le atrapaba aves y tenía cachorros igual que ella.
Terry abrazaba a su madre, sus mujeres llegaban con él agotadas, la niña de Terry no se sabía dónde estaba, así la daban por muerta, solo el solecito, la pequeña rubia de nombre Mina, hija de Tom y ya no estaba Dina. Por lo que Cory, se ofrecía a ayudarle con sus hijos, ya que no tenía pareja. Tom ni tardo ni preocupado aceptaba, no por los niños, sino por él que necesitaba quien lo cuidara. Tony fue abrazado por su padre, este le contaba lo de la tribu del sol había desaparecido ahora solo había agua y él le aseguraba que su madre debía estar bien, porque no creía que fuera a quedarse tranquila con las rocas encima, ya que se encontraban cerca del mar y ellos podían nadar.
Nobuk notaba que Tony ya estaba más alto que él y no era como Albert, este era lampiño como los de la tribu del sol, no tenía pelo en pecho, ni barba abundante como Albert y su padre, pero que más daba, así llamaba la atención de la pequeña Rosy que no dejaba de mirarlo y él joven rubio ya la había traído todo el camino en el caballo, calentándole el trasero la había cuidado del frío, ambos se estaban procurando solo esperaba que entrara en su celo y creciera un poco, al final ya eso sería muy pronto.
Comentar con su tribu sobre los mamuts, sobre el nuevo río y sobre la tierra de la tribu del sol, fueron temas que se llevaron toda la tarde hasta muy entrada la noche. Lena se perdía con Nobuk. Terry se iba con su par de hembras. Tom le pedía a Albert que le atara el lazo a él y a Cory. Como que ya lo estaban sitiando a casar a todos, porque él era el único que no encontraba a su hembra y la loba no dejaría que nadie más se le acercara. Así como si fuera oficial, los ataba y ni se esperaba, corrían afuera y el muy listo de Tom más que veloz, a montarse a su hembra, ella misma le había echado el ojo por todo el camino y hasta se habían escapado y juntado varias noches en el trayecto, si eso de que los atara nomás lo hacían por puro gusto, por si les decían algo, pero si ya ahí todos se buscaban una pareja en cuanto se pudiera nadie se quedaba solo, incluso él tenía a media manada de hijos y cachorros.
Albert chico y Aron notaban que ya Lena no estaba, que las hembras estaban ocupadas, así se quedaban dormidos junto a su padre, como les había enseñado su mamá, que solo con él estarían bien. La pequeña, solecito de Tom, Mina se unía al grupo, ella se sentía bien con Albert y buscaba mover a los chicos reclamando su espacio. El rubio que ya no decía nada, vio como uno a uno de los cachorros se le acomodaba, sus hijos ya tenían quien los abrigara, seis cachorritos encima y él ni gruñir podía, porque la Hana se molestaba.
Ya muy entrada la noche, entre niños que ni eran suyos y que estaban llegando a su gran choza, con los cachorros de Mosh, se levantaba y los dejaba de lado. Veía cerca de la puerta al hijo de Tom, Don, quien estaba ahí recostado, lo tomaba y lo unía a su prole de cachorritos. Otro más que se le unía y él tenía uno más que debía estar con su madre, caminaba un rato fuera de las chozas muchas ya estaban haciéndolas como la suya, con piedras, más no estaban completas y lo que les urgía era estar más tiempo montados que construyendo su casa. Varios de los niños, estaban desparramados por todo el lugar, eran los que se habían unido y ya no tenían a nadie más, así su casa estaba llena, se llevaba a dos más y uno más pequeño, que temblaba por todo. Los acomodaba y de adrede se los colocaba a la loba Hana, para que sepa lo que se siente que mientras duermas te aparezca más gente.
La manada de lobos afuera lo seguían a distancia a Albert, al verlo cerca de los acantilados el rubio con sus pensamientos gritaba al eco, el nombre de su hembra - ¡Candy! Mosh toda la manada de lobos que ya estaban ahí, lo imitaban, aullando en su noche, con la luna de testigo, que donde quiera que estuviera, el estaba pensando en ella. La luna estaba en alto, los lobos observaban, el sentado lanzaba una piedra al viento y caía por los acantilados lejos se escuchaba el eco. Los aullidos de sus lobos lloraban como un lamento, su hembra estaba en otra parte, y él la encontraría, solo que ahora todos estaban en sus montas y temía por la seguridad de sus cachorros, por lo que no se movía.
Allá donde la tierra se había separado un grupo de la tribu del sol estaba triste, habían perdido a varios al ser atacados, pero ella los había ayudado y les daba con lanzas pequeñas, entre los ojos y en los costados, matando a todo aquel león que atacara a los suyos. Una hembra con dos niños, y una pareja, que traían lobos y caballos, los habían salvado a todos. Los leones ya los tenían sitiados, luego de la separación de la tierra, esta fue en medio de la tribu del sol, como si fuera así, las casas de más problemas y odio, habían caído al mar.
Parma, una rubia alta pareja de un hermano de Candy, le contaba todo lo que había pasado, la tribu tenía discordia, desde que ella se había ido, luego en la tierra cercana la tribu de los osos y las plumas se había unido y ahora cazaban cerca de ellos, sus hijos eran altos, sus mujeres igual, solo los machos considerados osos antiguos estaban gruesos y encorvados. Esa raza, también se había quedado separada, vivían cercanos y ahora el mar los había llevado, había otras tribus y esas se habían quedado en la gran roca que flotaba en el agua.
Candy le preguntaba por sus padres y su hermano Chan le decía que ellos estaban en el centro de la tierra a salvo y Aro la madre de su pareja era feliz, tenían una hija llamada Ayún. Toda la tribu que se había quedado de este lado del mar, ahora se iban con Candy, quien les enseñaba lo que Albert a ella, hacer lanzas piedras, lancitas pequeñas con piedra en punta lanzadas por madera arqueada, por lo que terminaba llamándose arco y lanzas pequeñas.
Candy estaba con Any y su pareja Arché. Ambas estaban embarazadas, solo que Candy como tenía un hombre muy grande como pareja, su vientre era enorme y no podía montar los caballos, caminaba con su pequeño hijo Alex y la hija del señor de los lobos, a la que Alex llamaba Kitty. Quien había sido encontrada por Alex y ahora vivía unida a su pequeño hijo, ya que su madre con su enorme barriga no podía elevarla en sus brazos, todo el tiempo, la tomaba Alex de su mano, ahora que ya caminaba. Las familias de la tribu del sol no podían quedarse en la planicie de los leones, Arché era un descendiente de una mujer del sol, y se los explicaba, ahí todos los mayores murieron por los leones. Por lo que cinco parejas con niños, algunas viudas jóvenes y otros solteros grandes que las tomaban en resguardo se unieron a seguirlos, ayudados por cada caballo que encontraban se fueron haciendo más en el camino de la joven que conocía todo el valle nuevo, Candy. De las tribus unidas de los caballos, los lobos y el sol.
Alex miraba a una manada y el león estaba matando a los cachorros, como se lo había dicho su madre y lo había visto hacía mucho tiempo, así, uno de los gatitos corría hasta él, y este lo metía en su saco de piel, en la que lo escondía para que ese león no lo matara. Vio como acababa con los otros y pensaba en Arón y Albert pequeño. Que ojalá estuvieran con su padre, para que nadie los matará. Kitty estaba feliz, besaba y mordía al gatito, que comía lo mismo que los lobos, aves, carnes y presas pequeñas.
Continuará...
Gracias por comentar y continuar leyendo esta historia en cada capítulo, adelantando para avanzar en otras historias que han estado pidiendo ;)
deseando sea de su agrado continuamos escribiendo en Historias de Albert y Candy
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
