Fic a

Reto 2021 Marzo Creativo

Historias de Albert y Candy

Presenta

Amor en Piedra

Por Mayra Exitosa

Capítulo 19

La manada de los leones

La segunda camada de Hana, quería repartirla con los hijos de los otros de la tribu, no es que no quisiera a los lobos, pero su casa ya estaba llena, los caballos le quitaban una parte de su tiempo, sus hijos otra y los lobos requería que alguien más les guiara a cazar, al hacerlos unidos a otros era mejor que ver camada tras camada tras él. Terry en eso le ayudaba lo antes posible deseaba que volvieran a él, todos y cada uno de los lobos de la tribu, sus mujeres estaban lactando, y él ya se estaba hartando de estar encerrado montando y luego montando. Sabía que, al haber perdido el aprecio de Hana, había sido en parte por permitir que Albert la acariciara y fuera él quien después la salvara, le debía mucho al rubio, por lo que él podía ver formar otra gama de lobos, ahora con esa combinación extraña del Mosh.

Albert notaba que las parejas ya tenían nuevos niños luego parecían haber demasiados, al dar los cachorros a Terry meditaba que ni se les ocurriera con tanto chiquillo, mandárselos a él, aceptaba a los que él había traído a la tribu y a los de su hermano porque estaba cazando para muchos que no podían, a los suyos que ahora temían que si no estaban con él los mataran, otros machos como la manada de leones y ahora que volviera el Mosh, ya también le estaba haciendo un techado allá donde cantaban, para que se llevara a su prole, que luego llenaba de pelos las pieles y todo lo que se encontraba le daba mucho más trabajo. Ahora miraba las pieles que le estaba preparando a su mujer, porque sabía que pronto el iría a buscarla y la cobijaría en el invierno y de su cuerpo no sacaría su miembro.

El abuelo Nobuk ahora que Lena estaba preñada, algo bueno había hecho, el semental todavía las podía, así para cuidarla aceptaba ayudar a Albert mostrándole a sus hijos su lengua les enseñaba unas palabras, las que ahora sabían les hablaba de otras, para cuando pasaba el tiempo los niños entendían varios de los lenguajes que había en el lugar, como el lenguaje de la tribu de los lobos, el de la antigua tribu de los caballos, la tribu del sol y la tribu de la planicie de los leones incluso palabras de la tribu de las plumas podían escuchar y comprender, así se comunicaban muy bien.

Las mujeres eran atadas ya no por Nobuk, porque aparte de estar ocupado la mayor parte de su tiempo no era tan bueno para atar a las parejas, pero muchos buscaban a Albert, quien en la entrada de su choza tenía listas y colgadas muchas tiras de piel, parecía que era bueno dedicarse a eso de unir parejas, así sabía que había muchas y marcaba una raya por cada una de las que había en la tribu. Las parejas unidas por él no compartían marido ni mujer, ataban un lazo en una mano en símbolo de que ahora eran pareja para siempre por decisión propia, así todas las mujeres que iban tenían su macho, cuando veían a Terry que él tenía dos mujeres, Albert aseguraba que eso era porque Nobuk los había unido, había atado una mano de Terry con una y otra mano con la otra.

Candy notaba con el crecimiento de sus niñas que pasaba el tiempo muy rápido y aun no encontraban a los de su tribu, a sus hijos y a su pareja, más ahora volvería a cabalgar, un ruido la sorprendía y Alex su hijo mayor se encontraba dormido, cuando el león que escondía salía a jugar. Al principio no lo podía creer ya estaba creciendo esa bestia, pero despertaba a Alex lo lamía y ella al descubrirlo, el niño usaba sus palabras de que no quería que un macho lo matara. Candy lo acariciaba y lo sacaba de la choza de tela, notando el espanto de los que estaban afuera, Alex les decía como lo había salvado, pero su olor podía atraer a otros a seguirlos, por lo que lo revisaba su madre y el niño nombraba a su león Tol. La madre se reía y afirmaba que esa era una leona, por lo que el tamaño ya era para poderse valer sola, la llevaban lejos y mataban algunas palomas, la distraían y a caballo regresaban, habiendo levantado todo para continuar su partida.

La madre le aseguraba a su hijo que no había hecho mal, solo que la leona comería demasiado, poco o más que un lobo y ellos no traían comida de sobra, necesitaban llegar con su padre y salir de esos lugares tan peligrosos, Tol era una hembra y si, se enseñó pronto a cazar, no fue al único cachorrito que Alex había salvado en el camino que llevaban, con ayuda de su madre había salvado a otra leoncita de nombre Jovi y tiempo después a un cachorro Galo, al igual que cuando ya crecían un poco, los soltaba muy lejos a caballo y se marchaban para continuar en su búsqueda, así no los hacían dependientes de ellos y podían sobrevivir, sin haberlos matado, una oportunidad que después formaría parte de alguna manada, al igual que ellos que habían salido de la tribu del sol, Alex ya estaba creciendo, su amigo Novar, hijo del hermano de su madre era de su camada, Alan hijo de Arché y Any, tenía unos tres años y era de la edad de sus hermanitas gemelas Camí y Casi.

Candy miraba a la luna, habían andado por muchos lados, la tierra quebrada no los dejaba pasar, pero en esa noche, sentía que ya a Albert no lo iba a encontrar, la tierra se lo había comido, o tal vez habría creído lo mismo y tendría pareja, más ella con sus hijas pequeñas y Kitty, no aceptaba perder la esperanza de encontrarlo. Lo añoraba, aunque había crecido mucho en conocimiento de esas manadas que nunca habían estado tan cerca y de esas nuevas piedras que podían ser todavía más filosas, todas esas nuevas cosas deseaba compartirlas con él.

En la tribu de los sobrevivientes del sol, los caballos ya eran muchos y la pareja de lobos ya tenían críos, todos eran de su tribu, solo temía que los leones de Alex fueran tan listos y los hubieran seguido, aun así Alex sabía que le hacían caso pero a nadie se lo decía pues aun habiendo recorrido tanto camino, su madre notaba que encontraban críos, eso podía significar que había otras manadas de ellos y pelea de machos constantes lo sabían porque ya habían matado a varios al intentar atacarlos, sus pieles eran suaves y formaban parte de su vestimenta.

Alex estaba creciendo largo y los demás eran parecidos a él, las niñas eran bonitas. Candy que lloraba por las noches y viendo la luna enorme y blanca, subía en lo alto y gritaba al viento su nombre, -¡Albert! la camada de lobos la seguía y aullaban con ella. Por la mañana ya habían recogido todo para marcharse, la sorpresa fue que Mosh estaba afuera. Los hombres de la tribu del sol ahora que se guiaban por ella estaban asustados, nadie lo atacaba solo permanecía sentado, Candy lo vio y corría a abrazarlo este movía la cola, por fin… la había encontrado.

Albert notaba que sus niños, aunque pequeños eran más independientes, se desarrollaban mejor que los hijos de los otros pegados a sus madres, así notaba orgulloso que ya eran buenos cazadores y pronto superarían a su hermano Tom. Su hermano cada vez estaba menos en la tribu constantemente se encontraban siendo atacados por una jauría de animales que parecían reírse de ellos, por lo que todos los hombres llegaban cansados por la manada que no alcanzaban y si los tenía a todos molestos pues estaban ganándoles las presas, los ladrones de esa jauría eran listos, también cazaban en manada, por lo que siempre se cuidaban de mantenerlos a raya.

Tom y Tony le contaban a Albert que esa jauría se estaba proliferando demasiado, ya estaba creciendo y se escondían entre toda la maleza, pero siempre se robaban las presas que cazaban para sus lobos, por lo que ahora tenían que estarlos llevando a todos, pues no se deshacían de la jauría que se reía, porque se estaban quedando con la comida que les correspondía.

Albert meditaba, había escuchado las risas de esos animales, sus niños las imitaban muy bien, pero por nada del mundo los expondría, eran sus hijos y no estaban listos para salir, esperaría a que crecieran un poco más, además había más de veinte hombres que iban con Tom, que no pudieran aguantarse de los animales risueños no era su problema, para el rubio que meditaba era que no les iba a entregar a sus descendientes como carnada, sus niños eran fuertes y hasta Mina podría cazar mejor que su padre Tom, pero eso no podía decírselo, porque el muy cobarde ahora tenía un hijo con Cory que tenía muy bien atendido, olvidándose de Don y Mina. No le debía nada, ahora esos pequeños eran más suyos que de él, por lo que no quería mostrar todo lo que les había enseñado.

Continuará...


Gracias por comentar en cada capítulo, por seguir leyendo esta historia,

sabemos que si usted lee un capítulo su numero nos dice el día del mes y esta historia con el reto termina en el 31

deseando sea de su agrado continuamos escribiendo en Historias de Albert y Candy

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa