Para satisfacción de Emily, Yume no apareció el resto de las clases, nadie parecía notar o siquiera importarle que la pelirroja no estuviera.

– ¿Qué le hiciste a Yume? – finalmente Mitzy decidió encarar a Emily y su grupo al término de las clases

– ¿A quién? – Emily fingió no saber a quién se refería

– Arakawa Yume, la pelirroja que se sienta en el fondo… –

– Ah, la niña basura de la cafetería – agregó una chica

– No le digan así, su nombre es Yume y sé que le hicieron algo y por eso no estuvo en las clases –

– ¿Por qué te preocupas por esa amante de la basura? ¿Acaso es tu novia? –

– Es cierto, incluso pediste estar en su cuarto anoche, ¡Qué asco! –

Los comentarios de las amigas de Emily causaron murmullos en el salón y Mitzy estaba a punto de responder cuando Emily agregó.

– Ahí está tu novia amante de la basura – señaló a Yume quien aun se veía pálida y al verse como el centro de atención palideció más

Yume había vuelto a recoger sus cosas para irse a recostar (esconderse). Yuriy se levantó y se acercó con el cuaderno que había levantado en la cafetería.

– Esto es tuyo, ¿no es así? –

Yume se puso demasiado roja al ver al pelirrojo frente a ella

– Vaya… parece que no sólo le gusta la basura, también le gusta Ivanov –

Agregó una chica causando las risas de todos, Yuriy seguía con el cuaderno en mano y Mitzy miraba con duda a Yume después del comentario.

– N…no… no… – Yume no pudo decir más, después de las lágrimas que cayeron por su rostro, se desmayó.

El grupito de Emily salió ignorándola en el piso y nadie se acercó, salvo Mitzy.

– ¡Yume, Yume! – Mitzy escuchó a sus compañeros murmurando – ¡Alguien llame a un profesor! – grito regañando a sus compañeros.

Sin decir nada, Yuriy dejó el cuaderno en su banca y cargó a la pelirroja para llevarla a la enfermería, seguido por Mitzy.

– Recuéstenla aquí, me aseguró que se sentía mejor – empezó a revisarla, poniéndole el termómetro – me dijo que no tenía amigos que la ayudaran – miró de reojo a ambos

– Yo soy su amiga – dijo Mitzy esperando escuchar algo por parte del pelirrojo, pero no dijo nada

– Pues no tiene nada físicamente, pero parece que alguna situación la estresó tanto que su cuerpo simplemente colapsó. Llamaré a su familia, necesita descansar y lo mejor es que vaya unos días a casa –

Mitzy salió de la enfermería con Yuriy, quien no dijo nada y volvió por sus cosas para retirarse a sus respectivos talleres. Mitzy fue a buscar a Kai, a quien le comentó estar preocupada. Fueron al lugar donde siempre leían juntos. Kai estaba sentado recargado en el árbol y Mitzy leía acostada, con su cabeza sobre la pierna de Kai.

Pese a todo lo sucedido a la hora del almuerzo, todo parecía seguir normal en el internado. Cuando llegó el momento de volver a los dormitorios, Mitzy se alistaba para dormir después de haberse duchado, miraba la cama vacía de Yume.

– Ah… – suspiró – en verdad quería hacerme su amiga –

Mitzy fue a dormir y no fue hasta varias horas después que escuchó ruido, aún adormilada despertó para ver en la obscuridad que alguien agarraba algo y salía.

Sin prender la luz, Mitzy siguió la figura hacia el final del pasillo, donde se abrió una puerta; al entrar después de esperar un tiempo considerable para no ser vista, se encontró en el ático del edificio, no había nada en él, pero en el fondo, cerca de la ventana vio una silueta.

Se acercó sigilosamente y se dio cuenta de que alguien lloraba. Poco a poco la luz de la luna que entraba por la ventana la dejó ver a Yume, quien parecía escribir algo en un cuaderno mientras sollozaba.

– ¿Yume? –

La pelirroja soltó su cuaderno asustada tapándose la boca para no gritar, al ver a Mitzy levantó su cuaderno en silencio.

– Pensé que te habían mandado a tu casa –

Yume se detuvo hincada antes de recoger su libreta, mostró una pequeña, triste y melancólica sonrisa.

– Esta es mi casa… – Mitzy pudo escuchar la voz de la pelirroja quebrarse

– Pero el profesor dijo que tenías que descansar y… – Mitzy no pudo continuar al ver que Yume empezó a llorar dejando ver un poco del contenido de la libreta – ¿tú lo hiciste? – Yume tapó rápidamente el dibujo donde se veía el edificio principal del internado – ¿Estas en el taller de dibujo? –

– Por favor, ya basta — la pelirroja apretó el cuaderno entre sus brazos pegándolo a su pecho – yo no debería de dibujar, pero… –

Mitzy la invitó a volver y le preguntó por qué se negaba a dibujar, siendo que tenía talento.

– Porque soy mala en ello y… – nuevamente su voz se quebraba – y ahora lo saben… – no pudo evitar llorar, aunque se contenía por el ruido

– ¿Te refieres a esa Emily y sus amiguitos? – Yume asintió en silencio

– Era mi secreto… – Mitzy la abrazó – y ahora hasta Ivanov lo sabe –la pelirroja nuevamente lloró.

Mitzy no sabía cómo consolarla, siguió abrazándola.

– ¿Puedo ver? – finalmente preguntó Mitzy, con demasiada inseguridad la pelirroja le dio el cuaderno – ¡Qué bonitos paisajes! – Yume seguía mirando al piso, pero se ruborizó un poco con el comentario; Mitzy siguió hojeando cuando vio algo diferente a paisajes, edificios de la escuela y gatos, era un retrato o al menos un boceto, la persona en la imagen era el pelirrojo – ¿Ivanov? – escuchar el nombre puso exageradamente nerviosa a Yume quien ahora estaba demasiado roja y mientras ella se escondió bajo las cobijas, Mitzy había continuado – no sabía que también hacías retratos, ¿puedes hace…? –

Cuando se dio cuenta de cómo la pelirroja se escondió, miró el dibujo y cerró la libreta dejándola a un lado. Gentilmente destapó a Yume.

– ¿Te gusta Ivanov? – preguntó con el tono más gentil que pudo, pues no deseaba alterarla

Yume movió la cabeza demasiadas veces para negar, pero su gesto y su cara roja dejaron conocer la verdadera respuesta. Mitzy iba a decirle que no había nada de malo en que le gustara el chico hasta que la recordó decir «y ahora hasta Ivanov sabe», ¿entonces su secreto no era dibujar, sino que le gustaba el pelirrojo?

– No tienes por qué ponerte así de nerviosa, no diré nada, será mejor que vayamos a dormir – Mitzy quería preguntar por qué sus papás no habrían ido por ella, pero no quiso abrumarla con más preguntas – después de todo, necesitas descansar –

Yume despertó para encontrar a Mitzy terminando de peinar su hermoso cabello largo, lista para salir a clases. Yume la logró convencer de no esperarla diciendo que pasaría a la enfermería a ser revisada; en realidad temía que Emily las viera juntas después de las amenazas de ella y de Garland.

Después de que Mitzy dejara el edificio, Yume salió teniendo cuidado de no ser vista por sus dos agresores. En el camino recordó la plática con Mitzy, sin darse cuenta se perdió en el recuerdo del primer gesto de amabilidad que había conocido en esa escuela por parte de algún compañero, su rostro mostró una ligera sonrisa ante la posibilidad de al fin tener una amiga en su vida.

– Parece que estás de buen humor, basura – la voz de Garland la devolvió de golpe a la realidad, se paralizó, miró a su alrededor para buscar una forma de huir – Emily me contó que después de que tu rara amiga tratara de defenderte, te escondiste cobardemente todo el día – la jaló a la parte trasera del edificio, en donde estaban los enormes contenedores de basura – ahora inepta, dime, ¿dónde carajos está el trabajo que tengo que entregar hoy? – preguntó en tono bajo y lento pero amenazante

La mirada de Yume mostró que en verdad se había olvidado de aquel trabajo, en especial cuando cayeron sus lágrimas, pues sabía que tendría un castigo.

– Es broma, ¿cierto? – la jaló del cabello para arrodillarla de espaldas a él y jaló su cabeza hacia atrás – ahora dime, ¡Dónde está mi trabajo! – jaló más la cabeza de Yume hacia atrás poniendo su rodilla en la espalda de la pelirroja

– ¡No lo hice! – gritó llorando entre dolor y miedo

Garland la empujó violentamente contra el piso, dejándola en el suelo. Yume iba a levantarse cuando Garland le pisó la cabeza diciendo.

– Pagarás muy caro por esto – el moreno retiró su pie de la cabeza de Yume para soltarle una fuerte patada en el estómago, sacándole el aire, la levantó de forma agresiva sin dejarla recobrarse – y si dices algo sobre esto, te daré unas vacaciones en el hospital – dio un par de pequeñas palmaditas en la mejilla izquierda de Yume – ¿Quedó claro? –

Yume asintió aún sin poder respirar bien, Garland sacudió su uniforme y se alejó como si nada mientras la pelirroja llevó sus manos a su estómago y cayó de rodillas llorando del dolor. Cuando recobró un poco el aliento, miró los contenedores pensando en que hubiera sido mejor acabar en la basura como lo imaginó.

Yume caminó adolorida a su salón, pero su encuentro con Garland la había hecho llegar tarde, Mitzy iba a decir que tardó por ir a la enfermería, pero su uniforme sucio, el cual causó más burlas y regaños, le hizo saber que algo había sucedido.

Cuando terminaba la clase antes del receso, mandaron a llamar a Yume, quitando así a Mitzy la oportunidad de hablar con ella.

Yume fue llevada al teléfono de la dirección, donde tenía una llamada de su padre.

– ¿Qué es eso de te vieron hurgando en la basura? Si tanto quieres estar en la basura puedo dejarte vivir en las calles

– Fue un malentendido papá, dejé caer mi… tarea al bote cuando tiraba la basura de mi almuerzo y la trataba de recuperar… –

– No entiendo por qué eres tan estúpida – hubo un silencio incómodo – y eso de que quieren que vaya por ti porque te desmayaste, ¿acaso estás embarazada? –

– No papá, claro que no – respondió tan rápido como pudo

– Entonces ¿Quién es el tipo que te llevó a la enfermería? – la pelirroja se sorprendió con la información – dijeron que te llevó un alumno – Yume recordaba solamente a Emily, Mitzy e Ivanov

– Quizá el novio de alguna de mis compañeras que estuvieron cuando me desmayé, creí que había sido un profesor – hubo silencio al otro lado de la línea

– Más vale que no estés de zorra como con aquella carta, si te sientes mal ya di autorización para que te lleven a un hospital – se escuchó la voz de una mujer – ya voy cariño, ya casi termino con la buena para nada que tengo como hija –

– amor, la bocina – Yume alcanzó a escuchar la voz de la mujer

– como sea, debo ir a atender a mi esposa e hijo, así que no quiero más quejas sobre tu ineptitud, y por amor de Dios, ¡Báñate! Es una vergüenza que me hablen para quejarse de tu higiene –

El hombre cortó la llamada sin agregar más, Yume colgó la bocina y se retiró en silencio a los baños más cercanos, pero ya que era la hora del receso había gente en todos lados e inventando que tenía cólicos muy fuertes se quedó llorando en la enfermería. Cuando terminó el receso y había dejado de llorar volvió a su salón.

Quedaban tres días para el fin de semana, lo que significaba que la mayoría de los alumnos en el instituto se preparaban para poder salir el sábado y domingo a una pequeña ciudad cercana, que era donde la mayoría de los profesores vivían, así que los alumnos estaban vigilados, además de los policías. Al ser estudiantes de instituto, requerían de un permiso especial por sus tutores para salir, el cual la mayoría tenía.

Sin embargo, así como eran vigilados y podían salir, nunca faltaban quiénes organizaban fiestas e incluso quien lograba llevar alcohol (en especial algún ex alumno o conocidos de los alumnos).

Yume tenía también dicho permiso, pero las pocas veces que salía era a las zonas donde había más profesores y policías que alumnos por miedo a sus compañeros, pero prefería quedarse, pues el instituto era prácticamente para ella sola y solía sentirse más segura.

– ¡Miren lo que tenemos aquí! – Garland la abrazó rodeando sus hombros – la chica a la que le gusta hurgar en la basura – los chicos que iban con él empezaron a reír – no se rían – a pesar de que Garland reía también, trataba de controlarse y sonar «amable» – mejor, vamos a enseñarle a esta pobre amante de la basura lo que es la verdadera diversión – el moreno la recargó en la pared, pegando contra la misma con una mano, la mirada de Garland espantó a Yume – el sábado habrá una fiesta en la ciudad – se acercó a susurrarle al oído – y más vale que vayas, me lo debes por lo de hoy – los chicos empezaron a hacer ruidos como insinuando que le coqueteaba a Yume – vamos, vamos, saben que tengo novia, sólo quería hacer mi buena obra invitándola a la fiesta –

Ante la presión de los chicos del grado de Garland, tuvo que decir que iría a la famosa fiesta. La pelirroja no entendía por qué invitarla a una fiesta si no había hecho el trabajo de Garland; trató de no pensar mucho en ello, si se presentaba y escapaba a la primera oportunidad no pasaría nada malo.

Afortunadamente para ella, ese día no tuvo más encuentros desagradables. En la noche Mitzy trató de platicar con ella, pero Yume seguía negándose a ser amiga de Mitzy por miedo a las amenazas de Emily, sin embargo, ahora que Mitzy conocía su secreto sobre los dibujos, no le avergonzó dibujar en el cuarto, aunque Mitzy le dio su espacio mientras hacía su rutina nocturna de belleza para su piel y cabello.

Los días de Yume siempre eran iguales, escondiéndose de sus agresores y recibiendo regaños como consecuencia de aquel acoso escolar que sufría, aunque ahora evadía a Mitzy y su hermano, al menos durante el tiempo fuera del dormitorio, donde pese a sentir que que podría tener problemas, al final encontraba reconfortante poder hablar con alguien, aunque no hablaran de temas específicos.