A sólo un día de la famosa fiesta, Yume encontró algo de tranquilidad al pasar el resto de la semana ignorada completamente por quienes siempre se burlaban o la molestaban, aquello era un descanso para la pelirroja. Yume seguía viendo a distancia y en silencio a Ivanov, aunque cuando él trató de acercarse un par de veces, Yume simplemente huyó, no podía si quiera imaginar lo que pensaba de ella después de haber visto su cuaderno de dibujo (al cual ya daba por perdido).
Durante el receso, Yume salió al baño después de cuestionarse si ir mientras toda la escuela estaría afuera. Entró y salió sin mayores percances pese al susto de haber visto a Emily en el camino, pero la peli naranja parecía ignorarla por completo. Lavó sus manos y salió tranquila pensando en lo bien que se sentía no tener que estar en constante vigilancia. Un par de chicos empezaron a discutir en el pasillo, Yume se espantó, pero decidió apresurar el paso y alejarse de ahí, ese era su plan; al estar peleando se empujaban y discutían, algunos estudiantes se acercaron a ver la posible pelea bloqueándole el paso a la pelirroja.
Sin saber cómo fue, en la conmoción de la discusión, la fueron empujando hasta quedar en la entrada del baño de hombres, intentaba pedir permiso, pero con su voz tan baja nadie la escuchaba, trató de salir de ahí, cuando sintió que alguien la sujetó de los hombros y la tiró al piso, quedando sin lentes nuevamente.
– Ay no de nuevo – empezó a tocar a su alrededor, pero logró encontrarlos
– ¿¡Qué demonios haces aquí, este es el baño de hombres!? – la voz del chico sonaba furiosa
Yume se puso sus lentes y miró en dirección a la voz para disculparse, cuando se dio cuenta que era Yuriy, se puso tan nerviosa que no pudo hablar, en especial al ver que terminaba de subirse el cierre, causando que enrojeciera demasiado y a la vez no pudo retirar la vista.
– ¡Miren esto! – entró Garland seguido de varios chicos – la chica de la basura, está arrodillada frente al nuevo, y en los baños – Yume volteó a verlos, estaba demasiado roja pero no podía hablar, entre los chicos reconoció a los dos que discutían afuera – parece que tenemos a una pervertida –
Yuriy la miró tratando de entender por qué estaba en el baño cuando alguien agregó.
– Garland, pero si es la misma que se te declaró frente a tu novia diciendo que pensaba en ti todas las noches –
Yume notó como Yuriy la estaba mirando y empezó a llorar.
– ¡Ya basta! – dijo el pelirrojo – esto fue un accidente
– Pues claro que fue un accidente, ni su familia la quiere – distorsionando las palabras del pelirrojo
– No me refiero a ella – Yuriy mostró una fría mirada, se veía bastante molesto.
– Vaya, parece que al nuevo le gusta esta cosa – los chicos empezaron a gritar – así que trajiste a tu novia a pasar un rato contigo en los baños, ¿no es así? –
Garland se había dado cuenta que a Yume le gustaba Yuriy, en especial cuando Emily robó el cuaderno de dibujo y encontraron los bocetos del chico; después de haber olvidado hacer el trabajo de Garland, el moreno había planeado hacerla parecer que acosaba al pelirrojo aun cuando él iba a los baños y unirlo a las burlas hacia ella, pero ahora la estaba defendiendo y Garland no lo iba a permitir.
Gracias al escándalo de los varones, muchas alumnas y algunos chicos, observaban curiosos llamando la atención de los profesores.
– ¿Que está pasando aquí? – un profesor se abrió el paso para encontrar a Yuriy parado frente a Yume, quien seguía en el piso
– Profesor, este chico trajo a su novia a los baños – acusó Garland
Los varones empezaron a gritar lo mismo para que todos afuera escucharan.
– Vengan los dos conmigo a dirección, ¡Ahora mismo! –
Cuando Yuriy salió del baño los chicos empezaron a aplaudirle por «su hazaña», causando molestia en el pelirrojo, aunque fue el profesor quien calló a los chicos. Cuando Yume salió las mujeres empezaron a murmurar y los varones empezaron a gritarle que cuándo podría darles una cita a ellos y cosas por el estilo, haciéndola llorar.
– ¡Basta, ella no es así! – gritó el chico de baja estatura yendo a abrazarla, poco más alto que ella, lo reconoció como el hermano de Mitzy
– ¡La pelirroja tiene dos novios al mismo tiempo! – se escuchó el grito de Emily, a quien no notaron en medio de conmoción
Yuriy se percató que era obra de Garland (evidentemente con ayuda de otros), se molestó de las burlas al ver a la chica llorando sin nadie que le creyera.
– Takao no es su novio – dijo Sergei tratando de ayudar
Ante los comentarios de que los trataba de encubrir finalmente Yume llevó sus manos a la cabeza, no podía creer todo lo que estaban diciendo sobre ella, poco a poco se fue arrodillando, preocupando a Takao, quien temía haber empeorado las cosas y Mitzy, quien corrió a acercarse a Yume. Yume estaba temblando y llorando, Mitzy no sabía cómo ayudarla.
– ¿Por qué no tienes el valor de aceptar que tú la metiste al baño para molestarla? – finalmente gritó Yuriy señalando a Garland, nadie dijo nada – yo estaba solo en el baño cuando ella entró cayendo y tú después de ella – Garland miraba con odio al pelirrojo
– ¡¿Qué está pasando aquí?! – finalmente llegó el director, los alumnos se fueron y sólo quedaron Garland, Yuriy y Yume
Mitzy no quería dejarla sola, Kai la abrazó, así como Sergei abrazó a Takao, ambos hermanos pidieron a sus novios esperar afuera de la dirección para saber qué pasaría con ellos, pero tuvieron que volver a clases.
Entre las acusaciones de Yuriy y los argumentos de Garland, no había algo claro.
– Señorita Arakawa, ¿quién de estos dos jóvenes está diciendo la verdad? –
– Obviamente ella va a decir que no fue su culpa – reclamó Garland
– Silencio, joven Siebald – el director volvió a preguntarle a la pelirroja – ¿quién tuvo la culpa? –
Yume no podía culpar al chico nuevo, pero tampoco podía delatar a Garland, no después de sus amenazas.
– Yo… – todos la miraron sin entender – yo tuve la culpa del malentendido – tomó aire para mentalizarse al hablar y no tartamudear – me distraje y entré al baño equivocado – agarró su falda mirando el piso – cuando vi a Ivanov me puse nerviosa e intenté salir, pero me caí y fue ahí que él nos vio – Yume se culpó del asunto fingiendo no conocer a Garland
Después de la llamada de atención a los tres por el alboroto, se le prohibió a Yume salir el fin de semana y pasaría su sábado en detención en la biblioteca.
Los tres salieron en silencio de la dirección, apenas dieron vuelta en el pasillo Garland le recordó a Yume.
– Espero que no faltes mañana – Yume lo miró preocupada
– Pe… pero, estoy castigada… – dijo deteniéndose
– Déjala en paz, gracias a ella no te castigaron – trató de defender Yuriy, aún sin saber quién era Garland en el mundo de la pelirroja.
– Vaya que eres entrometido – jaló a Yume como abrazándola – ella y yo tenemos algo especial que hacer mañana, ¿no es cierto? – mientras la rodeaba por los hombros con un brazo, con su mano derecha apretó las mejillas de la pelirroja
– Pe… pe… perdón por causarte problemas, I… Ivanov – Yume se disculpó con Yuriy excusando la actitud de Garland
– Bien, te veré mañana – Garland se fue a su salón
Era la primera vez que Yume estaba cerca y a solas con Yuriy.
– ¿Por qué no dijiste nada? – el pelirrojo se paró frente a Yume antes de dirigirse al salón – dudo que sea la primera vez que te hace algo así, era tu oportunidad de contar la verdad –
– Perdóname – Yume mostró una pequeña y forzada sonrisa – esto fue demasiado para mí –
Apenas terminó su frase, los estragos del estrés de todo lo sucedido, finalmente pasaron la cuenta al cuerpo de Yume, quien no había dejado de temblar desde el baño. La pelirroja vio a Yuriy comenzar a volverse borroso con un rostro de preocupación y de pronto todo obscureció. Yume se había desmayado de nuevo, Yuriy la atrapó en el aire y la llevó a la enfermería, donde otro profesor llevó a Yuriy a retomar sus clases mientras revisaron a la chica. Al ser su segundo desmayo y gracias a que su padre prefirió enviar que podían atenderla como consideraran mejor en la escuela, esta vez Yume terminó en el pequeño hospital local, le realizaron un par de estudios donde descubrieron que simplemente estaba bajo mucho estrés, así que no requirió medicamentos, pero cuando le avisaron a su padre sobre la situación, dijo que sólo tenía que dejar esa «estúpida personalidad» negándose nuevamente a llevársela o ir a verla siquiera.
Yume volvió en la tarde sintiéndose mejor. Así la pelirroja se dirigía a los dormitorios, ya que le habían dicho que solamente necesitaba descansar, fue ahí que vio el pequeño grupo de Mitzy. Al parecer discutían por algo, o al menos los hermanos Kinomiya parecían discutir con Ivanov.
– ¡Ahí está! – Takao fue el primero en notar la presencia de la pelirroja
– ¿Estás bien? – Mitzy se acercó preocupada
Yume se contrajo al ser el centro de atención y al ver que incluso el pelirrojo, parecían estar preocupados por ella. Nuevamente estaba demasiado roja.
– Ven, seguro necesitas descanso – Mitzy miró al grupo, pero en particular al pelirrojo – no necesitan abrumarla, yo la cuidaré –
Mitzy la acompañó a la habitación, Yume dijo que se bañaría, esperando que al salir ella no la estuviera esperando. Mitzy le sonrió, estaba sentada en la cama con un libro en mano.
– ¿Puedo preguntar qué pasó? – el tono de Mitzy era gentil
Parecía que Yume estaba por escapar, pero solamente se asomó fuera de la habitación para revisar que no hubiera nadie, cerró la puerta y se sentó en su cama. La pelirroja explicó el malentendido tal como lo dijo en dirección.
– Y cuando Ivanov me preguntó si en verdad había pasado eso, fue que me desmayé… supongo por todo lo que pasó… –
Mitzy rio un poco discretamente y Yume la miró con duda ladeando la cabeza, Mitzy rio un poco más al verla con aquel gesto.
– Eres tan inocente – se acercó a abrazarla, poniéndola algo roja, mientras Mitzy acariciaba su cabello – las dos veces que te desmayaste fue cuando te habló Ivanov –
Yume se quedó pensando en esas palabras, no encontraba relación alguna entre hablar con el pelirrojo y sus dos desmayos, se veía que en verdad se estaba esforzando por entender la situación.
– Como sea – trató de cambiar el tema aún divertida por la expresión de la pelirroja – ya que no puedes ir mañana a la ciudad y tienes que descansar, ¿por qué no pasas el día con nosotros? Aunque dudo que el pelirrojo se una, mi hermano habla demasiado y no le cae muy bien… ¿Qué pasa? – la pelirroja se veía muy nerviosa
– Nu… nunca he… con… convivido con nadie del internado… – Yume se notaba triste al confesar aquella información
– ¿Nunca has tenido amigos? – Yume negó triste con la cabeza ante la pregunta – bueno, yo quiero ser tu amiga – los ojos de Yume brillaron con emoción, pero a su vez se notaba temerosa
– Pero nosotras no podemos ser amigas – finalmente le dijo a Mitzy
– ¿Por qué no? Dame una buena razón – cruzó los brazos esperando respuesta
– Bueno… tienes novio –
– Esa no es una buena razón –
– ahm… eres popular… – agregó nerviosa tratando de buscar excusas
– ¿popular? ¡Qué buena broma! Intenta de nuevo –
– Em… – se detuvo antes de decir más – ¡no puedo ser tu amiga! – exclamó bajando su cara hasta sus rodillas – no quiero que mi infierno empeore – no pudo controlarse y empezó a llorar
Mitzy pudo notar que había algo más, pero al verla llorar así simplemente le dijo que estaba bien y que dejaría de insistirle, aunque se propuso a conocer la verdad, era evidente que algo pasaba con la pelirroja.
Finalmente llegó el sábado Mitzy salió con Kai a la ciudad, iban tomados de la mano. Yume vio cuando Kai llegó a esperar a su compañera, como se saludaron y lo felices que se veían juntos. Se dirigió a la biblioteca a cumplir con su detención, al pasar frente a los dormitorios de chicos, cuyo edificio estaba frente al de chicas, separados por una fuente, muros de ladrillo y arbustos, notó a Garland a la distancia hablando con otros chicos. La misma fuente era el centro de cuatro cruces, los dormitorios de frente entre sí y la entrada del instituto que estaba abierta fines de semana para que salieran los alumnos con permiso y frente a la misma, el edificio principal donde se tomaban las clases y estaba la oficina del director. La pelirroja era esperada por un prefecto en la biblioteca, quien le dio el trabajo que tenía que realizar.
Mientras Yume estaba en su detención, el pelirrojo, aún en los dormitorios, escuchó los planes de Garland para la fiesta.
– Pero está castigada y esa tipa siempre cumple todo al pie de la letra – reprochaba uno de los chicos
– Ella irá, sabe que tiene que ir – Garland sonaba seguro pero molesto
– ¿En verdad crees que funcione? –
– Por supuesto, sólo necesita suficiente alcohol y dejará ver su verdadera naturaleza – Garland mostró una sonrisa un tanto perversa – además, todos tendrán su turno –
– Pero, ¿Y tu novia? –
– No es que cambiaré a Emily, simplemente le enseñaré algo interesante a esa estúpida pelirroja, además ya piensa en mi todas las noches, ¿no? ¿Por qué no darle un incentivo? Después de que termine con ella, pueden hacer lo que quieran; ya tiene la reputación de zorra, simplemente ayudaremos a que sea verdad – los chicos empezaron a reír y siguieron hablando sobre el plan de Garland.
Yuriy no podía creer lo que estaban planeando hacerle a Yume en la fiesta. Sabía que al tener detención estaría en la biblioteca, pero recordó que pese a estar castigada, había dado a entender que iría tal como le dijo Garland.
El día de Yume pasó sin cambios, aunque estaba castigada, disfrutaba aquella seguridad de ser vigilada por profesores, al menos hasta que el castigo terminó y tuvo que retirarse a los dormidos, en el camino vio a Garland de nuevo a la distancia, su mirada le dijo todo, tenía que hacer acto de presencia en la dichosa fiesta o en definitiva le haría pagar. La pelirroja temía por lo que Garland pudiera hacer si no iba a la fiesta, al estar en su mundo de preocupaciones, no se dio cuenta que era observada de lejos.
Cuando comenzó a atardecer, Yume se preparó. Se puso una de sus largas faldas que le llegaban a media pantorrilla, una blusa sin escote de manga larga y encima un suéter que usaba abierto, todo color negro. Salió cuidando no ser vista por las maestras del dormitorio, caminó hasta la fuente, la entrada no sería buena opción, sabía de otra salida, pero nunca se había acercado a esta. En la parte trasera de la entrada del internado, se encontraban las bodegas de los talleres y detrás de estas, el estacionamiento de los profesores y demás personal, ahí estaba su salida.
Caminó por las bodegas, el estacionamiento estaba algo vacío, comparado con un día entre semana; la pelirroja vio la salida por donde podían entrar y salir los automóviles, se mentalizó para romper las reglas de su castigo y salir.
– Aquí voy… –
Una mano tapó su boca y la jaló a unos arbustos detrás de las bodegas. Yume empezó a forcejear.
– Shhh – escucharon pasos, probablemente de algún profesor
Yume volteó a ver a quien la había asustado, para notar a Yuriy. Se puso demasiado nerviosa al estar rodeada por él en el piso.
– No puedo creer que de verdad piensas escaparte por ese tipo, ¿acaso te gusta? –
Yume muy nerviosa negó con la cabeza
– Entonces, ¿por qué arriesgarte así? – el pelirrojo pudo notar algo en el rostro de Yume
– El castigo de la escuela no será peor a su castigo… –
– Así que de verdad te molesta – Yume se preocupó al ver su situación revelada – ¿Por qué no dices nada a nadie? Al menos podrías tratar de defenderte –
Yume empezó a llorar en silencio, Yuriy al ver que no había algún profesor a la vista, sugirió que se fueran de ahí.
– No puedo, tengo que ir a la fiesta –
– ¡No irás! – exclamó molesto el pelirrojo espantando a Yume – ¿Sabes lo que planearon para esa fiesta? – la pelirroja negó con la cabeza
Aquella mirada enojada, la hizo sentir rara, por un lado, se sentía nerviosa y espantada y a su vez, aquella mirada fría la reconfortaba
– Ese bastardo de Garland, quiere alcoholizarte y dejar que se aprovechen de tu estado de ebriedad – la pelirroja empezó a llorar llevando ambas manos a su rostro
Sin saber qué decir para calmarla, colocó sus manos en los hombros de Yume tratando de darle algo de aliento, aunque la pelirroja terminó llorando más. Yuriy se acercó un poco más y la pelirroja recargó su frente en el pecho del chico permitiéndose llorar más. Permanecieron así un rato, al menos hasta que Yume cayó en cuenta de que prácticamente estaba abrazando al pelirrojo, se puso nerviosa, dejando de llorar; trató de separarse mientras se disculpaba, pero Yuriy no la soltó.
Yume alzó su rostro y terminó mirando en la intensidad de aquella mirada fría que por alguna razón la hipnotizaba, estaba completamente roja y gracias a las lágrimas sus ojos se veían más brillosos. Yuriy bajó lentamente sus manos de los hombros, hasta las manos de Yume, ambos enroscaron sus dedos; Yuriy la sentía temblar. Dejándose llevar, Yuriy se agachó acercándose al rostro de la pelirroja.
– Eres muy pequeña – susurró en un tono en el que nadie le había hablado jamás
– Lo siento – se disculpó con una voz suave y temerosa
El rostro de Yuriy estaba frente a ella, podía sentir la respiración del chico en su piel
Las miradas de ambos fijas en el otro, el pelirrojo no dijo nada, pero se acercó y los labios de Yuriy tocaron los de Yume, quien primero se trató de negar poniendo sus manos sobre el pecho del chico, pero al sentirlo sus manos subieron a su cuello y las manos de Yuriy la abrazaron por la cintura.
El pelirrojo comenzó a dejarse llevar en el beso e intentó comenzar a usar su lengua. Apenas Yume sintió la humedad de la lengua del pelirrojo entrar a su boca, dejó de moverse, quedó paralizada y asustada, sus piernas temblaban demasiado y finalmente comenzó a llorar. El pelirrojo al percatarse de la reacción de la chica, se separó preocupado de haber hecho algo que la hiciera sentir mal.
– Lo siento… sé lo que dicen de mí, pero yo no soy así – Yume llevó sus manos a su rostro comenzando a llorar, estaba demasiado avergonzada por haberse dejado besar de aquella manera.
Yuriy destapó con cuidado el rostro de Yume, sus ojos se veían brillosos gracias a las lágrimas. Yume lo miró tratando de contenerse un poco, sentía su cara hirviendo. El pelirrojo acarició con suavidad el rostro de la chica, quien cerró los ojos apretándolos y mirando a otro lado. Ante aquel gesto, Yuriy dudó soltándola y como un reflejo, Yume salió corriendo, casi tropezando.
En su vergüenza, la pelirroja se olvidó de la fiesta y corrió de vuelta a los dormitorios, aun tratando de cubrir su rostro. Entró corriendo a encerrarse y fue directo a ocultarse a la seguridad de las sábanas, se resguardó acercando sus piernas lo más que pudo a ella. Recordó el momento, la vergüenza, los ojos de Ivanov… sin pensar tocó sus labios recordando aquel beso, lo cual la llevó a revivir la sensación de las manos del chico en su cintura. Un extraño calor recorrió su cuerpo y junto a un escalofrío, su vergüenza creció ahogando contra la almohada un grito entre nerviosa y frustrada por lo sucedido, lentamente el grito se convirtió en llanto.
Al llegar la noche, los alumnos volvieron al internado, al menos aquellos que no habían planeado escaparse a tener algo de diversión «extracurricular». Mitzy volvió a los dormitorios después de pasar el día con Kai, y ya que Yume estuvo castigada, lo que Mitzy menos deseaba era pasar su día con su hermano mayor.
Antes de abrir la puerta, escuchó ruido, abrió sin hacer ruido, creyendo que podría ser alguien que intentara sabotear nuevamente la habitación que ahora compartía con la pelirroja. La perilla giró lentamente y en silencio, la puerta comenzó a abrirse y sigilosamente la cabeza de Mitzy se fue asomando para finalmente descubrir el origen de aquellos ruidos que ahora podía distinguir como el llanto ahogado de Yume, aún cuando se notaba lo fuerte que debía sonar aquel llanto, la pelirroja de verdad había logrado silenciarlo casi por completo.
Mitzy se preocupó de que alguien le hubiera hecho algo, así que decidió anunciar su presencia tocando la puerta suavemente.
– He vuelto, ¿Yume? ¿Estás aquí? –
Casi desde el instante que sonó la puerta, el cuerpo de la pelirroja no sólo detuvo aquel llanto, también permaneció en silencio absoluto; Mitzy dudó en hablarle a la pelirroja, pero saber que estaba llorando la había preocupado.
– ¿Yume? ¿Estás despierta? –
«Seguro no querrá hablar» pensó Mitzy sin llegar a tocar a la chica bajo las cobijas, se detuvo y mejor apagó la luz.
– Buenas noches –
Apenas se apagó la luz, Mitzy sintió como llegó de prisa el cuerpo de Yume a abrazarla, sorprendida, Mitzy iba a prender la luz de nuevo.
– No sé qué voy a hacer – Yume abrazó con más fuerza a su compañera de cuarto.
– Tranquila, ¿qué pasó? –
Sin soltar a Mitzy, la pelirroja, quien temblaba demasiado, dijo en un tono casi inaudible.
– Ivanov… Ivanov quiso poner su lengua en mi boca –
Aquella no fue la mejor combinación de palabras, pues Mitzy entendió que el pelirrojo trató de besarla a la fuerza.
– ¿Ivanov? – se soltó para dejar de darla la espalda a la pelirroja – ¡No lo creí capaz de algo así! –
Yume al no darse cuenta que sus palabras habían generado un malentendido, lo tomó como que incluso a Mitzy le sorprendió que el pelirrojo se hubiera fijado (aunque fuera por unos instantes) en ella.
– No te preocupes – Mitzy acarició el cabello de Yume – no volverá a pasar –
Yume no sabía si sentirse bien o no, pero una cosa era segura, aquel malentendido con lo sucedido, causaría algunas situaciones.
El domingo Mitzy convenció a la pelirroja de unirse al pequeño grupo. Nerviosa y temerosa Yume siguió retraída a Mitzy hasta la parte trasera del internado, después del campo de football, en donde se encontraban los campos para cricket y equitación, así como los establos para los caballos.
– ¡Apúrate Mitzy! – gritaba Takao agitando su brazo en el aire
Kai, Sergei y Takao se sorprendieron al ver a la pelirroja aparecer escondida detrás de Mitzy.
– Ho… hol… – Yume estaba demasiado nerviosa
– ¡Hola! ¡Al fin Mitzy te trae! – Takao habló con tal naturalidad que no se dio cuenta que interrumpió el saludo de la pelirroja– siéntate aquí –
Takao sacó comida que nadie supo de dónde o cómo consiguió, ni siquiera su novio.
– come lo que quieras – le puso un pequeño macarrón rojo en las manos – ya me había presentado, pero – se comió un chocolate – soy Kinomiya Takao, hermano de Mitzy –
– Mi nombre es Sergei Ryvakov –
– Nada de enamorarte de mi rubio, sé que su cuerpo es hermoso, pero es mío y las niñas no son su tipo – le guiñó el ojo sonrojando un poco al chico y poniendo nerviosa a la pelirroja
– Así deberías presumirlo con tu familia – agregó Kai para hacerlo callar – Kai Hiwatari – miró sin mucho interés a la chica y Mitzy lo abrazó riéndose de su comentario
Los tres la miraban, haciéndola sentirse rara y fuera de lugar.
– Yume, tu turno – le susurró Mitzy
La pelirroja la miró con duda, ¿turno de qué?
– ¿No piensas decirnos tu nombre, Yume? Eso no es muy amable de tu… –
– ¡Déjala en paz! – el golpe de Mitzy en la cabeza de su hermano lo interrumpió – no la presiones –
– Ah, es cierto, no me presenté – Yume pensaba en voz alta para si – pero… ¿cómo supiste mi nombre? – lo miraba con duda y Takao reía culposo
– Mitzy nos ha contado sobre ti – agregó Sergei
– Me… – inhaló profundo – me llamó Yume Arakawa y he estudiado aquí toda mi vida, estoy en el salón de Mitzy y no asisto a ningún taller –
Los cuatro la miraron sorprendidos de la velocidad en la que habló, pues al momento de exhalar, sus palabras salieron rápido y sin ninguna pausa. Yume se sonrojó al verse como el centro de atención, pero Takao no tardó en hacerle la plática, integrándola poco a poco. Takao y Sergei estaban sentados de frente a Kai y Mitzy, quien a su lado tenía a Yume.
– ¡Aquí! ¡Traje dulces! – Takao saludaba a alguien
– Creo que a ya lo conoces – agregó Sergei gentilmente
Al ver a Yuriy con aquella mirada enojada y molesta sentarse, instintivamente la pelirroja agarró y apretó la mano de Mitzy.
– ¡Tú, pelirrojo! ¿Cómo te atreves a acercarte después de lo que hiciste? –
Yume moría de la vergüenza, había confesado en secreto su beso y ahora todos estaban por descubrirlo.
– ¿Qué te pasa Kinomiya? no le hice nada – la miró recordando no haberla podido besar bien
– ¡Te aprovechaste de ella, maldito acosador! –
Los tres chicos lo miraron sorprendidos y Yume no entendía ahora aquel reclamo a Ivanov
– ¿Qué? – miró a Yume sin entender el reclamo de Mitzy – ¿eso le dijiste? – Yume no pudo responderle – ¿acaso crees que soy como él? – Mitzy se acercó a empujarlo, el pelirrojo miró de nuevo a Yume, esta vez se veía enojado – debiste ir a tu estúpida fiesta entonces – le dijo a Yume antes de irse ignorando a los demás
– No, espera Ivanov… – Yume se levantó, su voz apenas se había escuchado – ay no, la fiesta, ¿qué voy a hacer? No, no, no –
– Está bien, Yume. Tranquila, ya se fue – Mitzy trataba de reconfortar a la pelirroja
– Vaya, Arakawa ya se olvidó que somos amigos y nos cambió – Yume sintió terror al escuchar la voz de Garland
– ¿Eres amigo de Yume? – Takao se sorprendió ante el comentario de su compañero de clase
– Desde luego, justamente venía a invitarla a salir por que ayer estuvo castigada por un penoso malentendido, ¿no es cierto? – Yume tuvo que asentir, hasta que entendió que el moreno esperaba que fuera con él en ese instante – supongo que te veré mañana entonces, es una pena que nos cambiaras –
Garland se retiró, nadie pudo verlo, pero estaba furioso.
– wow, no pensé que fueras amiga de él… – decía Takao quien no continuó al ver a Yume correr a seguir a Garland
En la distancia, alcanzaron a ver que Yume parecía disculparse y Garland la abrazó para caminar con ella hasta que se perdieron entre los árboles
– No sé si eso sea amistad – dijo Sergei con algo de preocupación ante la escena
– No creo lo que dicen de ella, pero ahora entiendo por qué es fácil que haya malentendidos – dijo Takao entré preocupado y confundido
– ¡Takao, no digas eso, ella no es así! – Mitzy miraba preocupada en la dirección en la que habían desaparecido
Garland caminó abrazando a Yume hasta alejarse tanto que la pelirroja comenzaba a arrepentirse de tratar de disculparse, pero no decía nada
– Después de ti, inepta – dijo Garland en un tono tranquilo antes de señalar la cerca donde de marcaba el final del internado
Sin poder oponerse, Yume tuvo que irse con él, tenía miedo por lo que pasaría, pero el miedo al no haberle hecho caso, era peor.
– Bien, bien, bien – finalmente la llevó hasta una barda hecha con piedras que separaba la carretera por la que casi no se veían automóviles pasar – ahora, dime por qué crees que estamos aquí – Yume miró alrededor, no había nadie que pudiera ayudarle
– ¿Por qué no fui a la fiesta? –
– ¿Y qué más? –
Garland parecía tranquilo, Yume pensó tratando de hacer memoria, pero al tardarse en responder, una violenta bofetada la llevó contra el piso quedando recargada en la barda
– Tenías prohibido juntarte con Kinomiya, ¿Y qué haces? Te haces amiga de los dos hermanos –
– Perdón, fue en accidente, en verdad iba a ir a la fiesta, pero… – se tapó la boca
– ¿Pero qué? – la agarró del cabello azotándola contra la barda – ¿qué hiciste maldita? – le dio un puñetazo en el estómago – ¡Habla! –
– Iva… alguien me dijo que no fuera… pero en verdad iba a ir Garland, por fa… – tres golpes cayeron en el cuerpo de la pelirroja
– ¿Por qué te dijo que no fueras? ¿Le dijiste algo? – Yume negó en silencio cubriéndose con las manos – repíteme exactamente lo que te dijeron – la acorraló con el cuerpo contra la barda – ¡Dímelo! – gritó con fuerza al pegar contra la misma
– Me dijo que querían hacerme tomar y… –Yume no pudo pronunciar la palabra
– ¿Quién fue? – Yume trataba de decir que es no era relevante – Dime quién fue maldita perra – la sujetó del cuello y empezó a apretar despacio, pero con fuerza
– Ivanov – dijo al sentirlo apretar demasiado su cuello
– Me vas a decir todo lo que pasó – alzó la falda de Yume suficiente para meter una pierna debajo de esta y hacérsela sentir a la pelirroja entre sus piernas – o usaré tu asqueroso cuerpo como se me de la gana –
Con terror a la amenaza, Yume tuvo que confesar las palabras de Ivanov sobre la fiesta y que el pelirrojo sabía que Garland la molestaba
– Vaya que sí eres una zorra, ¿te acostaste con Ivanov? – Yume negó con la cabeza
– Sólo me dio un beso, pero me avergonzó mucho cuando… –
Garland la hizo callar con un beso, Yume empezó a llorar al sentir que la lengua de Garland entró en cada rincón de su boca. El moreno se separó de Yume.
– Bien, me desobedeciste, desobedeciste a Emily, me hiciste quedar mal en la fiesta, hablaste sobre nuestro secreto y trataste de fingir que no hiciste nada –
– Por favor, no lo haré de nuevo, haré lo que sea, pero… –
Aquellas palabras le dieron la pauta a Garland, la hincó jalándola del cabello y la forzó a darle un oral. Aunque Yume lloraba, Garland la tenía atrapada contra la barda y Yume no tuvo otra opción que «colaborar» hasta que Garland eyaculó en su boca.
– Me das asco, ni para esto sirves – la recostó en el pasto – ayer todos te íbamos a dar algo que te iba a gustar y preferiste al pelirrojo – le quitó el uniforme – más te vale que nadie sepa de esto o esta vez irás al cementerio –
Yume, ya aterrorizada por tanto tiempo, no pudo decir nada mientras quedó desnuda frente a Garland, sólo lloró.
– Tu cuerpo me da asco, pero esto lo haré por tu querido pelirrojo, para que cuando te toque, no dejes de pensar en mí –
Garland se masturbó hasta eyacular sobre ella, Yume lloraba en silencio al sentir algo caliente por todo su cuerpo y se levantó para vestirse. Creía que ahí había terminado su castigo y trató de ponerse de pie.
– Eres lo más asqueroso que he tocado, así que no te preocupes, no tengo interés por hacerlo de nuevo; pero aún no cumplo mi promesa contigo – la dejo vestirse – te dije que, si alguien se enteraba, te daría unas vacaciones –
Yume reaccionó muy tarde, Garland la pateó hasta dejarla inconsciente y se retiró. En efecto, nadie los había visto; el moreno volvió al internado como si nada y regresó al edificio principal lejos de donde lo vieron los hermanos Kinomiya y su pequeño grupo, asegurándose de ser visto por varios alumnos y profesores lejos de lo que sin duda encontrarían después.
Garland contó como Yume, al no poder ir a la fiesta por estar castigada se le ofreció y lo invitó a escaparse del instituto, pero la rechazó y por eso volvió. Aquellos rumores se esparcieron de inmediato, incluso llegaron al pelirrojo, quien pese a estar molesto con Yume, se preocupó.
Cuando Mitzy y los demás regresaron a los edificios principales para cada pareja pasar tiempo a solas con sus novios, escucharon lo que se decía por toda la escuela, sorprendidos y aunque no lo querían creer, recordarla corriendo tras Garland, no ayudaría mucho a la chica, así que no dijeron nada al respecto.
Los profesores no tardaron en ir a buscar a la pelirroja, quien esa noche no volvió al dormitorio, preocupando a Mitzy.
– ¿Dónde estás Yume? – miraba preocupada la cama de la pelirroja – ¿En verdad trataste de escapar con ese tal Garland? –
