Capítulo 15. If the sky comes falling down (cuando el cielo cae)

Hey brother. There's an endless road to rediscover. Hey sister, Know the water's sweet. But blood is thicker. Oh, if the sky comes falling down. For you there's nothing in this world I wouldn't do.

Avicii. Hey brother.

Las cosas se han complicado.

Emma Frost y Azazel hicieron algo en Egipto que desencadenó esto mucho antes de lo que presiente tenía que pasar.

Irene ha avisado a Mística al respecto.

Es apenas febrero de 1975.

Mística mira al niño azul jugando en el patio trasero mientras recibe las noticias.

Anoche tuvo ese sueño donde regresaba a la mansión de los Xavier en Westchester.

Soñó que se encontraba ante la verja de entrada, pero aunque siempre supo cómo abrirla, esta vez no pudo entrar. Estaba cerrada con candado, y atrancada.

Como en una pesadilla, gritó, llamando a Charles, a Hank, incluso a Erik… ¡qué tontería! Fue inútil porque no contestó nadie, y cuando por fin se atrevió a mirar a través de los barrotes oxidados, vio que la casa estaba deshabitada. Que llevaba así mucho tiempo.

No había chicos mutantes corriendo por el jardín y los arbustos de fresas verde lo habían invadido todo.

La mutante cambiaformas intenta sacarse esa imagen de la cabeza…

Al fin y al cabo fue sólo en sueños.

Después pregunta a Irene: – ¿Kurt está bien?

– Sí, es un niño adorable.

Irene y ella no se alejan mucho mientras se sube a un árbol con agilidad, da volteretas en una rama con su cola afilada y salta desde allí.

A Raven, el chico sigue recordándole mucho a Azazel.

Pero es en Charles en quien no para de pensar hoy…

En ella plantada enfrente del colegio de Charles. Su casa. Todo silencioso y frío como la piedra de las paredes.

En su sueño había pasado algo terrible… y no sólo a los mutantes. No había viento ni nubes, ni una sola ola rizaba las aguas del estanque del jardín. El aire pesaba.

¿Por qué?

Esta mañana, mirando a Irene, se pregunta si después de todo fue su sueño.

Al fin y al cabo, anoche se acostaron juntas.

.

Un mes antes.

Una tele se mantiene encendida en el fondo.

"Este enero se cumplirán dos años del descubrimiento de los mutantes durante los Acuerdos de París posterior a la Guerra de Vietnam. Uno de esos mutantes,… Erik Lehnsherr, atacó el presidente y a su gabinete en los terrenos de la Casa Blanca. Sus vidas fueron salvadas por una mutante joven, que lo frenó. Lehnsherr escapó y se ha convertido en el fugitivo más buscado del mundo. Por lo que respecta a ella, también desapareció. Pero se ha convertido en el símbolo de una nueva era. La cara de un mundo que no volverá a ser igual".

Remy mira por el rabillo del ojo a Anya en ese bar y luego al chico que los acompaña. – ¿Qué deberíamos hacer con él?

– Lo acabas de rescatar de ese lugar, ¿no? Tendrás que esperar a hablar con Emma. De momento tu idea de la venda en los ojos tendrá que servirnos.

– Lo he rescatado del internado que casi destruye con los rayos que lanza por sus ojos, sí. La bofia iba detrás suyo – Remy mira al adolescente de gafas de sol bebiendo una Pepsi Cola con pajita en la mesa. Susurra – Es aún un niño. Según los papeles que he encontrado, ha estado en un montón de casas de acogida.

– Tengo 15 años.

– Exactamente, lo que íbamos diciendo… – Le sonríe Anya.

Mira un momento a la barra del local. Se imagina en París, como no hace tanto tiempo. Habría bollos calientes, tostadas con queso y bizcochos de todo tipo, galletas con canela. Cruasanes, sándwiches franceses como el Croque Monsier con bechamel o el Pan Bagnat, y ese hojaldre con cabello de ángel que volvía loco a Alain.

Remy golpea la mesa, inquieto.

– Me da igual lo que pretenda hacer Azazel en El Cairo para encontrar a Emma. Podría tardar días… Si Henry Lounds no sabe nada de ella hoy mismo… tengo otra idea. Porque joder, Anya… ¿No querrás dejar a este mocoso en custodia de la CIA? ¿O que se quede con uno de los dos? Mon Dieu, no me gusta decirlo, pero no tenemos alternativa. Azazel no puede oponerse. Tenemos que pedir ayuda a ese Charles Xavier.

Anya le mira.

– ¿Y si simplemente buscamos a su hermano?

Sabe que tienen motivos más que de sobras para no fiarse de las autoridades, justamente porque ha visto cómo funciona Langley por dentro.

Hace memoria de algunas cosas que ha aprendido durante estos meses.

No solo sobre Trask.

En Connecticut, la CIA utilizó un ex guardia nazi para estudiar significados ocultos en los sellos soviéticos. Hace 20 años administraron LSD a enfermos o a presos de forma continuada para observar sus efectos sin que estos tuvieran conocimiento de sus objetivos. ¡Porque la agencia creía que podía influir directamente en el cerebro!

Lo ha escuchado de Emma cuando Lounds intenta jugar la carta de lo moral con ella y traspasa alguna línea.

Y luego está el enigmático y polémico John Edgar Hoover, que fue el primer director del FBI y estuvo al frente del espionaje estadounidense durante 48 años.

Trabajó para ocho presidentes diferentes y en la CIA se dice que sabía tantas intimidades de ellos -que no se podían decir- que por eso nadie se atrevió a pedir su cabeza.

.

Unos días después en la estepa lituana.

– Voy a ir a buscar a Emma.

Anya duda.

– ¿Cómo? Ella os pidió que esperarais a que se comunicara en Nueva Orleans. No quería dar la oportunidad a Siniestro para detectar que le estáis siguiendo…

Azazel la mira con ese gesto que al principio le parecía atractivo, pero ahora le resulta tan irritante, porque sabe que está a punto de tratarla como a una niña.

Suspira incluso antes de que él hable.

– Confía en mí, devotshka. Sé pasar desapercibido, ¿recuerdas? Voy a volver con ella. Prométeme que esperaréis. No deis ningún paso en falso. Os he traído aquí para devolver al cachorrito perdido como me pediste. Pero ahora dejad que Summers se encargue de su hermano; vosotros no hagáis nada hasta que volvamos. Gambit está inquieto… demasiado. No queremos los X-Men metidos en esto – le da un apretón en el brazo – Estoy seguro de que Emma lo tiene todo bajo control. Que es un fallo de comunicación.

– Pero…

– En menos de 24 horas habremos vuelto a contactar…

Anya estrecha las cejas al mirarlo. Después observa a su alrededor, para asegurarse que los dos gatitos famélicos que corren por el interior de esta casa en estado de semiruina en medio del bosque del lejano norte, no vuelvan a intentar trepar a su falda…

Azazel parece decidido.

Ella asiente y se estruja las manos entre sí, aunque intenta aparentar normalidad.

'¿Qué van a hacer si no han vuelto a saber de ellos en 24 horas?'.

Sea lo que sea lo que ha estado tramando Essex desde París y Washington, no puede ser bueno.

Saben de sobras que ha estado usando cadáveres de mutantes, pero no para qué tipo de experimento…

Desde que conoce a Emma ha sabido de Trask y Siniestro, y de todas las víctimas mutantes que han acarreado sus experimentos, ha visto fotografías… pero nunca una de esas historias que contaba Frost o leía en los informes de Lounds había sido tan oscura cómo esto…

Ya hace semanas que saben que ese hombre está flirteando con algo mucho más lóbrego esta vez… ¡si es que es posible!

Emma cree que la clave se encuentra en Egipto.

Ella intenta recordar cómo han llegado a este punto.

Anya dejó París atrás para saber más de su origen y luego se encontró con este grupo de Emma y Azazel.

Descubrió que la historia que ha aprendido no le ha contado nada de los mutantes y mucho menos de las atrocidades que han sufrido, y decidió quedarse… hasta que Emma le contara algo de su origen, porque está claro que Azazel y ella estuvieron allí, en su pasado… Quizás en el fondo pensaba que sería capaz de descubrirlo sola… Y luego está el hecho que siente que todo lo que ha hecho este último año tiene un sentido. ¡Uno de verdad!

Ni siquiera guarda esperanzas de volver al punto donde estaba en sus estudios; de perseguir esa ambición hacia la antropología que empezaba a cultivar, cuando resulta que la historia es una mentira que no habla de ellos, que los esconde…

Quizás si encontrara a alguien que pudiera guiarla en esto. Explicarle como puede equilibrar lo que sabe y todo lo que está aprendiendo y de lo que hace un año no tenía ni idea...

Hace chocar la lengua con los dientes en un gesto incómodo.

Todo se ha complicado demasiado desde sus días en París. Echa de menos a Elsa y Alain. Pero si les escribiera o contactara con ellos, puede que los metiera en un buen problema sin querer. 'Llegará el momento cuando será seguro'.

Tuvo la genial idea de intentar desenterrar sus orígenes buscando respuestas con Emma Frost, obviando que las estrategias de ésta están completamente fuera de la ley. Aliada o no a importantes figuras como Henry Lounds, el malogrado Bobby Kennedy…

Un movimiento de guerrilla por los derechos de los mutantes desde una mansión en Nueva Orleans.

Ese Essex ha estado recibiendo fondos del gobierno estadounidense con los que ha acumulado muchas víctimas, y ahora va por libre.

Si le pasa algo a Emma…

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Dos días de ruta por carretera después, Anya se encuentra en el aeropuerto de Vilna al lado de Remy, y con el mayor de los Summers protegiendo a su hermano como – dice – una vez hace muchos años le prometió a su abuela, sin ninguna noticia de Azazel.

Lituania está colapsada por la nieve.

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El Cairo, Egipto, mientras tanto.

En Egipto, Emma sigue a Siniestro, tras la pista de miembros de una extraña religión que adora al primer mutante, En Sabah Nur, y parece que han encontrado su tumba.

En Sabah Nur despierta y tiene la intención de destruir la civilización humana para crear un nuevo orden mundial. Desafortunadamente, Siniestro no estaba preparado para esto.

El plan de Essex ha ido mal desde el primer día.

Tenía la intención de usar a los humanos unos contra otros, resucitar a En Sabah Nur para lograr que triunfe una raza más poderosa de mutantes, por lo que se había vuelto más selectivo al elegir a sus víctimas en los laboratorios, sus experimentos. Sin embargo, no había contado con que En Sabah Nur tuviera su propia agenda.

El mutante ha escapado de alguna manera de su tumba, y cuando ve que esos seguidores humanos se acercan, su ira se apodera de él. Se necesita todo el autocontrol de Siniestro para evitar que mate a todos los que entran en contacto con él.

En Sabah Nur, sin embargo, encuentra otro camino.

– Te devoraré – dice En Sabah Nur. – y luego te escupiré.

– Mátame entonces – responde Siniestro. – No me importa.

En ese momento, sin embargo, aparece una luz blanca. Cuando Siniestro lo mira, se da cuenta de que es Emma, con un cuchillo de diamante apuntándolo.

– Si así es como debe terminar tu penosa existencia, que sea así – dice ella. – Has destrozado todo lo que amamos, pero aquí estás de nuevo. ¿Cómo te atreves?

Hubo una vez en que Emma podría haberlo matado sin dudarlo. Ahora, sin embargo, está ese monstruo que ha resucitado.

– Nadie puede tocar lo que es mío – le avisa En Sabah Nur.

Levanta un brazo hacia Emma y de repente todo empieza a temblar.

El suelo debajo de ellos comienza a moverse, y Siniestro cae hacia atrás hasta que su espalda golpea la piedra.

Se abre un boquete en el techo desde el cual se ve la calle. … y la calle los ve a ellos.

Emma camina hacia adelante y se para frente a En Sabah Nur.

– No sé quién eres. Pero este sujeto ha destruido a muchos como nosotros y otros para su propio beneficio – dice. – No puedo dejar que siga haciendo lo que quiera.

El suelo retumba bajo sus pies, y En Sabah Nur crece hasta parecer de un tamaño imponente.

– Recuperaré lo que es mío – grita, mirando a Emma con desprecio. – No me importa esa cucaracha. Pero tú… ¡No creas que puedes desafiarme! ¿Me escuchas? ¡Llegará un día en el que desearás nunca haber oído hablar de mí! –.

Y luego, sin previo aviso, el cuerpo de En Sabah Nur sigue transformándose hasta una versión mejorada de su aspecto original. Musculoso, temible. Al mismo tiempo, el suelo comienza a temblar violentamente, como si la tierra misma hubiera estallado.

Mientras Azazel aparece de repente en el aire, la voz de En Sabah Nur resuena entre las paredes.

– ¡Soy libre! – grita – ¡Libre para vagar por la Tierra, para cazar, para destruir! Aprenderéis a temerme, mortales, así como yo os conquistaré y tomaré lo que me pertenece.

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Antananarivo (Madagascar), ese febrero.

Erik mira a la mujer que está acostada junto a él en la cama, ligeramente confundido. – Mierda…

Anoche esa mujer le recordó un poco a Magda. No debería acostarse con humanos, pero todas las interacciones que tiene ahora son con esos críos que viven en este refugio suyo a las afueras de Antananarivo.

Suzanna Dane es una americana de paso en la ciudad con la que se encontró flirteando en un bar pasado la media noche. – Magda debió de ser una mujer extraordinaria – la escucha decir.

Eso le para de golpe. ¿Dijo el nombre de su exmujer mientras…? Es algo que no ha sido propio de él, no en las últimas dos décadas.

El alcohol…

Se toma su tiempo para vestirse, sintiendo que no puede moverse normalmente.

Ya no recuerda mucho sobre su matrimonio con Magda. Era bastante joven cuando terminó, demasiado joven para un matrimonio como el de ellos. Pero ambos eran supervivientes.

Suzanna Dane le mira, quizás dándose cuenta de que ha cometido una indiscreción, pero Erik apenas reacciona.

– Vístete, se ha hecho tarde.

Definitivamente, no va a permitirse cometer los mismos errores de Charles Xavier.

Nunca perdería del todo el control con algo tan estúpido como el licor, pero la frustración y la impaciencia que le provoca tener que esconderse, mientras espera noticias de Mística, no están sentándole bien; y toma un par de tragos fuertes de vez en cuando. ¿Dónde se han metido Alex y ella?

¿Qué le ha sucedido a su plan?

– ¿Ya te vas? – Escucha de nuevo a Suzanna murmurar entre sus sabanas. Pero irse no es el verbo exacto que usaría Erik en este momento. Más bien, «desaparecer por un rato», hasta que quien deje su cama y su habitación sea ella misma.

No debería haberla traído hasta aquí, pero odia las habitaciones mugrosas de motel de los humanos.

Puede que le recuerdan demasiado a otra época…

A otro alguien que no es Magda.

Dejó el casco atrás en Washington y Charles todavía no ha intentado contactarle ni una sola vez.

Eso quiere decir que respeta sus decisiones. Al menos de momento.

Quizás no va a hacer nada mientras Erik tampoco lo haga.

Se humedece los labios, pensativo. Luego, se viste.

No puede negar que Nina, la chica huérfana que ha acogido junto a Mortimer Toynbee, le recuerda mucho a su Anya.

Puede que, por eso, también encuentre a falsas dobles de Magda en bares de esta ciudad que odia.

La semana pasada no fue una Magda… fue un hombre bajito, castaño, de ojos azules, atractivo.

¿Por qué sigue viéndolos por todas partes? ¿No tiene bastante con lo que tiene?

Su mente le tortura a menudo con sueños de su preciosa hija muerta. Ha logrado esquivarlos tanto tiempo… y ahora… Trata de averiguar cuál es el motivo por el que últimamente siempre está en su mente… igual que Magda…

Es un esfuerzo inútil.

Su exmujer y su hija no volverán de entre los muertos.

El recuerdo de Anya está tan presente estos días que duele con especial crueldad…

Durante los pocos años en los que vivió, Anya miró siempre el mundo con los ojos muy abiertos, con fascinación... una sonrisa en su rostro, un alegre saludo burbujeante, fascinada con todas aquellas personas que se acercaban…

Sus preguntas nunca se detuvieron, a Erik siempre le asombró su capacidad para la sorpresa.

Le juró tantas veces que nunca permitiría que el mundo la hiciera sufrir, no cómo les había tocado sufrir a él y Magda, a sus padres, a su hermana Ruth…

Le prometió que no les apartarían…

Puede que todavía se culpe de su muerte.

.

– ¿Habéis visto eso? – Nina lee en voz alta el periódico en su destartalado, pero ya familiar refugio, mientras Mortimer la escucha desparramado en el sofá, jugando con su extraordinaria lengua de rana, y fingiendo un leve desinterés – Los testigos describieron el fenómeno como un terremoto de tipo poco común en la zona… – Lee y después coge aliento –… pero incluso así se sorprendieron al descubrir los daños que había sufrido este monumento funerario del antiguo Egipto escondido en las entrañas de la ciudad en vez de en el desierto –.

Parece tomar un poco de pausa. – Encontraron cadáveres en el interior, entre ellos el cuerpo desfigurado de un doctor que trabajaba en El Cairo, Nathaniel Essex, y al que se le acusa de saquear varias pirámides en un amplio radio del país, nadie sabe en busca de qué, puesto que solía dejar las mayores riquezas atrás. Algunos hablan de haber visto a una mujer de diamante y al mismo demonio minutos antes del movimiento de tierras, otros dicen que el demonio llegó después y se unió al caos gritando un nombre de mujer…

Erik la escucha en silencio.

Nina lleva el cabello negro por debajo de las orejas, su cutis es blanquísimo. Tiene veintitantos pero hace cara de niña, una chiquilla de cara sin afeites, vestida con tejanos.

A veces imagina que ese sería el estilo de Anya.

– ¿Entonces creéis que Frost está detrás de esto? – Pregunta Mortimer, consciente de la presencia de Magneto en la sala.

– Es como dijo Mística – Corrobora al fin Erik – Iban detrás de ese tipo. Parece que al fin lo habían encontrado y algo malo ha pasado…

– ¿Pero cómo de malo? Esto apenas está en las noticias. La sola idea asusta a Nina. Incluso si piensa que están seguros aquí, le aterra la idea de lo que la humanidad puede hacerles: – Quiero decir, si nos acusan a los mutantes de algo malo de nuevo…

– Los humanos son como bacteria – se reafirma Mortimer, antes de centrarse en la imagen de Nina que ahora se ha levantado y trastea con las tazas y los platos del desayuno en la cocina.

Erik está muy callado. 'Mortimer pensaba que habría algún tipo de acción cuando vino a buscarlo, pero parece que Erik está decidido a pasar desapercibido… o quizás solo espera noticias de Mística'.

Quizás con eso de Egipto han tenido suerte… y las cosas se empiezan a mover por fin.

Pese al momento de pausa, el tema no tarda demasiado en volver a las noticias de Egipto… y a Emma Frost.

Nina sale de la cocina y se pone de rodillas en el sofá, mirando la calle solitaria a través de la ventana.

– ¿Crees que deberíamos tratar de encontrar a Mística? ¿Erik?

No va a hacer falta.

– Creo que acabamos de hacerlo.

.

Raven acaba de llegar allí y hace muy mala pinta.

Lleva el cabello húmedo prácticamente tapándole la cara, los nudillos de los puños blancos de tanto apretárselos – va transformada en su versión humana –. La ropa mojada y su mirada azul cielo totalmente perdida.

– ¿Nos podéis dejar solos?

Mortimer bufa.

Pero es Nina quien no se mueve.

Es buena chica pero no quiere que le escondan cosas.

Este último año ha demostrado a Erik que puede fiarse de ella y a cambio este la ha empezado a tratar como a una hija…

La chica sabe que su poder es más bien superfluo si se compara con los demás…

Mortimer se ríe de ella porque asegura que "poder hablar con los pajaritos como Blancanieves" es absolutamente insubstancial. "Ridículo".

Nina en el fondo también lo piensa.

Por lo menos, el tiempo que ha pasado aquí la ha ayudado a librarse del apocamiento y de la timidez ante los extraños, actitudes que se afianzaron en ella después de morir sus padres y quedarse sola.

A veces incluso es lo bastante atrevida para contestar a Mortimer y hacerle callar.

Él y otros chicos que se refugian aquí durante periodos más o menos largos de tiempo y que entrenan con Erik la tratan como si fuera una niña indefensa.

Es diferente de cómo lo hace Erik.

Lehnsherr es distinto.

Es dulce, casi paternal con ella… pero la anima a probar sus poderes, a entrenarlos.

Gruñón y frío con los demás, sabe un montón de cosas y ha estado en un montón de sitios…

Con él ha aprendido mucho de quién es.

Ha dejado de ser una chica rara y sola para pasar a ser una mutante adulta.

Aun así, ella misma se dice cada día que su poder va a ser muy poco útil cuando lleguen los problemas. ¿De qué sirve ser mutante si su supuesto don no va a salvarla?

Nina intenta ser positiva.

Puede hacerse entender con todas las especies animales, no solo con los pájaros. Quizás eso si sirva de algo algún día.

Pero igualmente le asusta que haya una amenaza real como las de las historias que cuentan Magneto y los otros.

Por eso se resiste a obedecer e irse hasta que la voz de Erik se vuelve severa.

– Mortimer, Nina, subid arriba – Habla Erik. Se asegura que ambos jóvenes cumplan antes de volverse a mirar a Raven: – Habla. Aunque sabes que no somos socios ni amigos. Sin duda también quería ver a Essex muerto… pero parece que se nos ha adelantado Emma. Bien por ella.

Raven vuelve a su aspecto natural de Mística.

Azul.

– No puedes mostrarte amigable ni una sola vez, porque eso no traería la suficiente angustia, ¿verdad?… – Se queja. Acusándolo con los ojos brillantes, cansados. – Hay vidas de mutantes ahí fuera que nos necesitan. Emma estaba en El Cairo y ahora ha desaparecido… Azazel también. Pero no fueron ellos quienes mataron a Essex. Hay algo más poderoso… algo que despertó él mismo… y salió mal.

– Explícate… ¿y dónde está Alex Summers? Pensé que os habíais vuelto un duo inseparable.

– Tenía asuntos que arreglar con Charles.

Erik menea la cabeza. – Ya veo…

Está a punto de darse cuenta que ha sido muy estúpido…

.

No tendría que haber confiado ni un segundo en esa mujer humana.

La noche anterior solo buscaba sexo fácil y ella parecía insignificante.

Guapa como Magda, divertida, inteligente, pero una humana que no representaba ningún peligro para él ni para los chicos.

La posibilidad de un contacto con un cuerpo adulto le hizo confiarse demasiado.

Lo único que esperaba que hiciera era levantarse, vestirse y largarse. Desde el principio tendría que haber sospechado, tenía algo en los ojos…

Se da cuenta de que quería evitar como fuera uno de esos mugrientos moteles que tanto le recuerdan a esos meses en la carretera con ÉL…

… y se dijo que por una vez no tenía por qué pasar nada.

Otra vez.

Ya trajo a ese hombre de ojos azules a esa misma cama la semana pasada.

Lo ha estado haciendo por un tiempo pero no siempre en casa… en cuando se permite un día libre de los chicos… Un whisky o tres.

La bondad de Nina, que es una buena persona como Charles, demasiado confiada, lo ha ablandado.

Suzanna Dane acaba de llamar a la policía con un busca que llevaba muy bien escondido.

Mortimer la fuerza a bajar las escaleras cuando la pilla. Su lengua enrollada en su brazo obligándola a avanzar.

Se trata de uno de esos imbéciles. De los americanos, de la CIA.

Alguien que lo ha estado siguiendo un tiempo para comprobar que de verdad sea Erik Lehnsherr.

Por eso estaba en Madagascar.

Están en problemas.

.

.

Escuela Charles Xavier para Jóvenes Superdotados, 1975.

Scott se queja, mientras su hermano Alex lo guía con una mano en la espalda.

– Huele a viejo aquí. ¿Es esto una escuela o un museo?

– Uno más, y el último escalón.

– Vaya.

Casi se tropieza con una chica de su edad. Con cabello negro, arruga su frente suave de ébano para reñirle:

– Mira hacia dónde vas…

– No puedo…

Alex parpadea. – No es su culpa…

– ¿No?

La pequeña Ororo les mira desconfiada y entonces sonríe.

– Yo soy Ororo. Encantada.

– Fantástico. No necesito que una chica rara sienta pena por mí – suelta Scott.

Alex bufa. – Compórtate, ¿quieres?

Su hermano es aún muy crío.

Hank aparece poco después.

– ¿Alex Summers?

– ¡Hank McCoy!

– Vaya.

– ¿Dónde está el gran monstruo azul? – le pincha.

Hank se rasca la frente. – Yo, lo mantengo bajo control ahora.

– Este es mi hermano, Scott – le presenta – Vengo con… dos de los mutantes que lo llevaron hasta mí hace unos días. Estaba en Lituania y ellos iban con… ¡ya te contaré! Se han quedado en la sala de espera. Querían irse… he tenido que insistir para que me acompañaran… y les he pedido que por favor hablen con Charles. Algo le ha pasado a Emma Frost… son de su grupo… Habíamos dicho que partiríamos caminos al llegar a Nueva York… pero creo que la situación se ha complicado. Van a regresar a su grupo tan pronto como Emma Frost aparezca, pero no creo que entonces ella nos explique qué está pasando por sí misma, así que todavía tenemos algo de tiempo antes de que eso pase.

– Oh, fantástico – ironiza Hank.

– ¿Qué?

– Emma Frost significa problemas – exhala Hank McCoy. Yo me cuido de tu hermano, por favor, súbelos a la cocina, Charles los recibirá allí. – Intenta sonreír para confort del chico más joven, aunque resulta evidente que la venda de los ojos le impide verlo. – Bienvenido, Scott. Soy Hank McCoy, uno de los profesores aquí.

.

– Perdonadnos, pero Emma Frost no es exactamente una aliada para esta escuela – Hank anuncia sirviéndoles unos cafés.

Anya, que está inquieta, suspira.

Entonces, murmura hacia Remy: – Te lo dije… esto es una mala idea… Azazel nos pidió que nos quedáramos quietos.

Gambit ya sabe que es una mala idea, pero es la única que les queda que no implique a Lounds.

– Lo sé, lo sé. Pero algo muy extraño ha pasado con Emma… si no habría contactado ya. ¿Y qué me dices de nuestro demonio ruso? ¡Puff! – susurra haciendo una onomatopeya – Partió a buscarla y también se ha esfumado. Después de acceder a llevarnos a Lituania para entregar el chico a su hermano, dijo que estaría un día en El Cairo… como mucho… dos. Si han encontrado a Essex como dicen en los periódicos, ya sabes "la mujer diamante y el demonio rojo", y Essex está muerto, ¿por qué no han vuelto? Pensaba que eras tú quién tenía curiosidad por este sitio...

Hank los mira un segundo confundido: – Perdona, ¿qué nombre has dicho? ¡¿Azazel?!

Alex le devuelve la mirada sin decir nada.

Henry McCoy niega con la cabeza y continúa sorprendido: – Pero Azazel se supone que está muerto…

Ninguno de los dos mutantes del grupo de Emma lo está escuchando.

Anya baja la voz todavía más. – ¿Y qué va a hacer ese profesor Xavier al respecto? Ya sé que yo quería comer con él esa vez, pero… No sé, Remy.

– A mí tampoco me gusta pero…

Entonces Anya mueve la mano hacia la mesa un poco frustrada. Es casi como si lo tuviera en la palma de su mano: fuego.

Una llama, ardiendo en la punta de sus dedos.

– Es que… ¿qué hacemos aquí…? ¿y si es un error? Emma aún no me ha contado… ya sabes… No quiero hacerla enfadar y le prometí a Azazel que nos quedaríamos quietos hasta saber de ellos…

– Hey, vigila – advierte Alex, apartándose.

Se ha despistado un poco, nerviosa, enfadada, y su poder ha brotado de ella… sin avisar. Hace tiempo que no le pasaba. Ella rectifica con un suspiro.

Ayudó a Emma con esto de la CIA porque pensó que era lo correcto, ¡pero a estas alturas ya debería tener respuestas a algunas de sus preguntas!

Lleva días muy preocupada por Azazel. A quien ha cogido estima estos meses.

Éste se fue a por Emma después que entregaran a Scott a Alex.

Dijo que tenía un presentimiento.

Insistió que no fueran con él.

Por eso decidieron hacer ruta en carretera hasta Vilna y volver a América en el mismo avión de los Summers, y cuando aterrizaron… los periódicos ya iban llenos de esa historia de un incidente en Egipto…

Su opción era la de volver a la oficina y averiguar qué sabía Lounds al respecto, pero Remy no confía en las autoridades. Azazel le pidió que no hicieran esto…, y menos de una semana después, aquí están…

Ha calado fuego a la mesa sin querer.

– Mierda, mierda.

Anya da un respingo. Suelta un pequeño grito en ruso.

Alex se ríe. Es el momento que Charles Xavier elige para entrar en la sala.

Ha estado dando clase toda la mañana hasta ese punto.

Espera que esa clase de filosofía no haya sido mucho para los más pequeños. Hay alumnos brillantes como Ororo, pero no todo el mundo está a su nivel. La mayoría son aún demasiado jóvenes o están demasiado distraídos por la adolescencia y el descubrimiento de su poder.

"Entonces el pasado debe ser borrado, mientras que el presente permanecerá escrito. Empecemos ahora de nuevo. 'Sin recuerdos, en lugar de vivir hacia adelante y dar un paso atrás al mismo tiempo…'. ¿Qué es lo que el autor quiso decir cuando escribió todo eso? Esta va a ser vuestra tarea para mañana".

Hace una media hora que Charles sabe que esa chica que conoció en Washington está en su escuela, junto a Remy Lebeau, otro de los mutantes que trabaja para Emma…

Cuando vio a esa muchacha por primera vez le resultó conocida por alguna razón, pero no ató cabos.

Todos somos imanes… a veces atraemos, a veces repelemos… La vida lo ha llevado hasta muchos jóvenes como ella durante los años… Aparentemente fuertes, pero internamente todavía niños asustados por su poder…

Anya es diferente a otros porque reconoce en ella un tipo de carácter resilente… el de una joven mutante que pese a todo ha aprendido a reír, a amar, ¡que está buscando respuestas, pero también quiere hacer lo correcto!

Por esto fue tan fácil para Emma convencerla de esto de la CIA o para Remy Lebeau arrastrarla hasta aquí, pese a que no confía enteramente en ellos.

La habitación parece entera en llamas por un momento… Y es eso lo que alerta a Charles al final.

Aunque en realidad hay una sola llama en la mesa de la cocina.

Una que apaga ella misma cuando se da cuenta.

Los otros fogonazos que ha visto al entrar solo existen en la mente de la chica.

En esos pocos segundos, Charles ve miedo escondido en su interior. El pequeño susto que ella se lleva en consecuencia, los pensamientos que tiene al respecto. Cómo lo apaga.

Charles capta al vuelo el pensamiento fragmentado que logra conjurar ella después del primer susto.

A Anya le han pasado muchas cosas terribles cuando no ha podido controlar su poder en el pasado.

Pero ese ya no es el caso.

La joven se ha vuelto mucho más valiente en los últimos dos años.

Su apellido no es Da Costa.

Las piezas del rompecabezas empiezan a unirse y Charles va perfilando quién es Anya. La Anya que descubre le permite dibujar una verdad increíble, salida directamente del mundo de las sombras, del recuerdo que vio en una de aquellas noches en la carretera, desenredándose dolorosamente de la mente de Erik. Es como si un fantasma se convirtiera en alguien de carne y hueso ante sus ojos. Anya riendo, llamando a su padre, llorando entre las llamas. Anya asomada a la ventana en ese pueblo de Ucrania, con una sonrisa en los labios, un ayúdame.

Charles se dice a sí mismo que no puede estar equivocado. "Dios mío…".

Charles Xavier no va a olvidar nunca a Erik por años que viva. Es el amor de su vida…

Erik Lehnsherr es su amigo, su rival, el hombre que ama… ¡Charles piensa siempre en ese hombre exasperante y en la cantidad de veces que ha ido más allá del error, en lo muy equivocado que ha podido llegar a estar!

Hay algo diferente, de todos modos, en saber de este equívoco en particular…

Algo aterradoramente crudo en darse cuenta que esto Erik nunca lo supo antes, tampoco en el futuro del que vino Logan.

Charles Xavier cierra las manos en forma de puños sobre su silla de ruedas…

El descubrimiento de quién es Anya, la chica que acaba de prender fuego a la mesa de la cocina en plena discusión con Hank, es suficiente para llevarlo más allá de la incredulidad. Alex sigue riéndose y ella se disculpa. Ha apagado las llamas con un gesto suave de muñeca.

Charles aún se siente en shock.

Y duda. Al fin y al cabo él nunca contó con poder dar a su viejo amigo ese tipo de esperanza…

Su nombre no es Anya Da Costa.

Pero tampoco Anya Kórsakova

– Hola, cuánto tiempo – saluda Charles Xavier como si la cosa más extraordinaria no acabara de pasar en su cocina – Alex, bienvenido de nuevo. Anya, Remy Lebeau, tengo entendido – ofrece la mano a los dos jóvenes.

Alex habla primero aun con una sonrisa divertida en la boca. – Hey… tú no te ves nada mal. He traído a mi hermano, Scott. Está acomodándose en una de las habitaciones.

– Perfecto, perfecto. Me preguntaba si los recién llegados quieren ver la escuela, podríamos enseñárosla junto a Scott.

Remy reacciona de inmediato. – Discúlpeme pero al menos a mí no va a escolarizarme, y no creo que mi amiga Anya quiera volver a la escuela. ¿No es así, ma chère? – la mira.

– No estarían ofreciéndonos una matrícula en una escuela para niños si me hubieras escuchado – sonríe. Entonces mira a Charles Xavier – Discúlpenos, no queríamos interrumpir sus clases. Sabemos que conoce bien a Emma Frost. Lleva desaparecida semanas y pensábamos que nos podía ayudar.

Charles la observa por primera vez de muy de cerca.

Alex le habla entonces. – Charles… ellos me trajeron a Scott… no iban solos, les acompañaba Azazel… está vivo.

– ¿Azazel?

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Otra vez en Madagascar.

Hay un numeroso número de policías alrededor del que ha sido su refugio estos dos años.

Mística les enfrenta a su lado.

Pero Mortimer ha salido de la casa arrastrando a Suzanna y las cosas han empezado a escaparse de control.

Nina corre a su lado.

– ¿Qué hacemos?

Han venido a enfrentarse a ellos sin balas, con flechas y arcos sin metal. Con madera y otro material que no reconoce.

Es ridículo.

Hasta que deja de serlo.

Mística tumba a los primeros.

Él tiene controlado al jefecillo del grupo.

Hay suficiente metal en la casa para que la fabulosa idea de esos militares entrenados para cazarle no sea un problema.

Pero entonces Nina hace que un montón de pájaros caigan contra ellos.

Los hombres disparan asustados.

Mortimer grita y deja a ir a Suzanna que sale corriendo hacia sus compañeros.

Existe una décima de segundo de vacilación en Erik antes de girarse y ver el cuerpo de Mortimer en el suelo.

El de Nina.

Todo se ha ido al traste en un segundo.

Era solo una muchacha huérfana.

Le recordaba tanto a Anya…

No hay derecho.

Es su culpa.

No, es la de los humanos…

– Erik, espera, no… – Mística intenta que no enfurezca.

Él mata a todos los hombres que les rodean.

Solo Suzanna consigue huir porque Mística se interpone. – ¿Te has vuelto loco?

– Eso, eso es lo que han querido siempre de mí. Son basura.

Hay algo dentro de él…

Un trauma que revive bajo su piel.

'Hubo fuego. Anya quedó atrapada en el edificio en llamas. Mi pobre hija… Se parecía mucho a Nina, mi Anya. Era tan dulce, inteligente… Nunca lloraba, se limitaba a reír, con asombro y alegría, con esa risa que se parecía a veces a Magda a veces a mi hermana Ruth… pensando que la vida era una aventura magnífica, y que yo la protegería siempre…'.

Cuando desaparece de allí, Mística no es capaz de pararle.

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Busca a Dane por las calles poco iluminadas de la capital de Madagascar cuando se encuentra una cara conocida.

– Emma…

La mujer no parece conocerlo.

Como si estuviera siendo controlada y no fuera sí misma.

Detrás de ella aparece Azazel con la misma expresión vacía.

Está ese hombre que no había visto nunca jamás.

Que ni siquiera se considera un hombre.

– ¿Quién eres tú?

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En la Escuela de Charles Xavier. Hank pregunta: – ¿Crees que tiene que ver con lo que pasó noches atrás? ¿Ese sismo que detectamos?

– Pensé que podía ser cualquier cosa… pero debí explorar más con Cerebro… Que Emma y Azazel desaparecieran en un periodo de tiempo similar… Si es cierto, tengo un mal presentimiento.

– En realidad, ellos han dicho que hacía días que no sabían nada de Emma antes de que Azazel fuera a buscarla. ¿Qué crees que ha podido pasar?

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La razón por la que Charles es tan protector con sus alumnos es porque no quiere que nadie pase por lo que pasó con Cain y Markus. Hace tiempo que ha decidido que esperará hasta que los niños sean adultos para que se unan a los X-Men, les dara la oportunidad de volver al mundo y encontrar su propio lugar, tener la libertad que él tanto deseó, o quedarse y ayudar a educar a otros mutantes, enfrontarse a los retos que les presente el futuro.

Por eso sabe que sea cual sea el problema que se presente ahora… y seguramente es uno gordo… no va a empujar a niños como Ororo o el hermano de Alex, Scott, al campo de batalla.

Son chicos poderosos pero no están preparados.

Tampoco esa chica extraordinaria que ha detectado con Cerebro hace meses, pero que aún no ha ido a buscar a casa, porque le da miedo no poder guiarla bien.

Logan le habló de algunos de los errores que cometió en el pasado y, por el amor de Dios, no quiere repetirlos.

Ese chico, Remy, desconfía.

Es el único motivo por el que siguieron a Alex y no volvieron enseguida a Virginia.

Pero Anya tiene razón: van a necesitar la ayuda de la CIA para esto.

Conoce a alguien a quien puede recorrer.

No hace falta que sea Henry Lounds.

Moira.

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Peter llega buscando a Charles Xavier esa misma noche.

Se pasa por aquí muchas semanas para entrenar con los chicos, ver cómo van.

Peter busca en su bolsillo y saca su llavero.

Va cantando una canción que estos días se escucha mucho en la radio.

Another Saturday Night de Cat Stevens.

– Está bien – grita – Ya abro – Y eso hace, hábilmente, empuja la puerta sin retirar la llave.

ELLA está con Hank en las escaleras del hall y el resplandor de la lámpara de araña marca su silueta.

Por un momento, Peter se queda inmóvil ante el impacto de reconocerla; después da un paso adelante y al cabo de un momento la rodea con los brazos.

Ha estado muy preocupado demasiado para reconocer cuando sus ojos le engañan.

– ¡Wanda! – murmura, sujetándola – Tienes a mamá muy preocupada. ¿Dónde te habías metido?

Por supuesto es porque usa sus poderes antes que su cabeza.

Su madre siempre dice que ese es un problema recurrente que tiene.

¿Cómo iba a confundir a su hermana melliza con otra persona sino?

Es absurdo y un pensamiento que lo hace sentir enfermo.

Es entonces que ella se pone tensa y se aparta golpeándolo el pecho con una mano. ¿Qué le sucede?

– No soy… Wa… esa chica – dice ella sorprendida – Soy Anya. ¿Quién eres tú?

– Es una invitada de Charles – interrumpe Hank. Ella asiente.

– ¿Anya? – Él da un paso atrás. – Perdona, joder. – abre los ojos como naranjas mirándola bien. Ahora puede ver su rostro bien, no solo de perfil, y la luz de la lámpara ya no hace resplandecer su pelo. Es castaño, más claro que el de Wanda. Puede ver la diferencia en la forma de su respingona nariz, en el ángulo ancho de los pómulos. Es un poco más baja y no está tan delgada.

– Lo siento – susurra avergonzado – Es por la luz. Estoy tan preocupado por ella que pensé…

Realmente no puede explicar por qué, porque no tiene idea de lo que ella está haciendo aquí, pero siente que debería conocerla de alguna manera. Y, sin embargo, eso no tiene sentido. Ella solo lo mira y se ve un poco perdida y confundida.

– No pasa nada – Su voz también es diferente a la de Wanda. Más suave, en un tono más bajo.

Hank anuncia: – Charles no está. Pero tu cuarto está libre. Ven. Mañana puedes hablar con él – mira a Anya – Todos estamos cansados a esta hora.

Alex inquiere cuando se trasladan a Langley, Virginia:– ¿Así, realmente no las has visto en todo este tiempo? ¿Ni siquiera la has buscado en Cerebro?

– No hasta que estuve en Washington el pasado año – explica Charles.

– ¿Cómo dejaste las cosas con ella? ¿Algún resentimiento?

– No. Mira Alex, borré su mente, todos los recuerdos sobre nosotros. La playa, Cuba, todo esa época. Hace tanto tiempo, Alex. Antes de que el mundo supiera de los mutantes, pensé que… Era lo mejor para ella.

– ¿Y para ti?

Suspira. – Realmente no importaba lo que es mejor para mí.

'Había tantas cosas mal en ese momento… Erik se había ido… Raven…'.

Entran al fin en ese despacho.

Dejando congelada a toda una oficina de trabajadores de la CIA por el camino…

Uno de ellos va a derramarse encima el café caliente de la maquina cuando vuelva en sí.

– Moira MacTaggert.

– Charles Xavier – le ofrece la mano y la estrechan.

Ella sonríe. – Sí, sé exactamente quién eres.

– ¿Lo haces?

– Por supuesto que sí. ¡Estaba en la sala la última vez que viniste! He leído todos tus papeles. Es un placer tener tiempo para hablar de tú a tú por fin.

– Este es Alex Summers.

– Claro. Tomad asiento.

Alex puede ver que Charles está distraído. – Es maravilloso verte de nuevo. Reunirme contigo… sin más colegas… por primera vez. – Después de un vistazo poco disimulado a la mesa del despacho: – ¿Tienes un hijo?

– Sí.

– Tienes marido o... ¿Estás casada?

– Yo tenía un marido, pero...

Charles parpadea. – ¿Sí?

– Es difícil hacer este trabajo y llegar a casa a tiempo para la cena. Todos tomamos decisiones, ¿verdad?

– Sí.

– Profesor.

– ¿Sí?

Está actuando como un colegial, como la última vez que la vio aquí en Washington.

Aunque no estaba enamorado de ella, es una historia que le ha dolido que acabara de aquella manera hace una década.

La paciencia de Moira se está agotando.

– ¿Qué deseáis de mí?

– Pensamos que nos contarías lo que pasó en Egipto hace unos días. Tenemos motivos para creer que hubo dos mutantes implicados.

– Me temo que es información clasificada. Y, no quiero ser grosera, pero... ¿cómo entraste aquí?

– Tengo autorización de nivel 5.

– Desde que el mundo se enteró sobre los mutantes en el '73, ha habido cultos que los ven como una especie de segunda venida o signo de dios. Hemos seguido a uno de ellos – saca una carpeta llena de papeles y fotografías – Estos se llaman Ashir En Sabah Nur, el nombre de un ser antiguo. Resulta que había otra gente siguiéndolos. Nathaniel Essex ha sido un doctor que… bueno, parece que creía que este era uno de los primeros que hubo…

– ¿El primero de qué?

– Mutante. Se dice que los mutantes no evolucionaron hasta ese siglo, pero esa secta y Nathaniel Essex, por separado, creían otra cosa. Algunos dicen que tiene 10.000 años y que va a resucitar. No sé si es vuestra colega o no… pero esa mutante, Emma Frost, llevaba meses siguiendo los pasos de Essex por Egipto. Estábamos al tanto… – comenta Moira, sin confirmar que Emma tiene importantes contactos en la agencia – Se encontraba en El Cairo el día del sismo. Lo ha estado buscando por todo tipo de lugares y en Egipto concretamente… pirámides, sitios antiguos… Parece ser que Essex se hizo con unos jeroglíficos que describían un conjunto específico de poderes.

– ¿Crees que ha estado vivo todo este tiempo?

– No, creo que Essex estaba empeñado en usar cuerpos de mutantes para transferirle sus poderes y que Emma y otro mutante que suele ir con ella estaban allí cuando ocurrió algo fuera de lo común. Creo que hace unos meses que descubrió que ese era el nuevo proyecto de Essex… en unos documentos que encontraron en unos laboratorios en Italia.

– Perdona que te interrumpa. Entonces este que dices… Es una especie de mutante todopoderoso…

– Exactamente. Donde quiera que este ser estuviera, siempre tuvo cuatro seguidores principales. Discípulos. Entra en su mente y se hace con sus consciencias. Según las escrituras que hemos encontrado solo tiene que haber una mínima duda en ellos para conseguirlo.

– Como los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

– Lo sacó de la Biblia.

– O la Biblia lo obtuvo de él.

– Eventualmente terminaría mal. En un cataclismo. Una especie de… Apocalipsis.

– El fin del mundo.

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Remy golpetea con los dedos la superficie de la litera en la habitación que les han prestado, mientras la espera. Ha dicho que quería dar una vuelta por la mansión. '¿Cómo puede ser posible que tarde tanto en subir?'.

¿Qué le ha picado a él para insistir tanto de venir aquí, en vez de aprovechar la desaparición de Emma y Azazel para librarse de esta especie de contrato no firmado que tiene con ellos y largarse por su cuenta?

Supone que porque él solo no puede protegerla.

No tendría que haber consentido que Anya viniera nunca a América. Desde entonces, siente que la chica es su responsabilidad…

La cháchara de alguien lo distrae de repente, se mueve hacia la puerta… hay alguien en el corredor.

Había visto antes ese chico de pelo gris.

No sabe dónde.

– Ey – Anya le sonríe al verlo en la puerta – Esta casa al parecer no para de recibir visitas.

Gambit niega con la cabeza mirando con desconfianza a Peter y volviéndose a meter en la habitación.

– No quiero saberlo – confiesa – ¿Hay alguna novedad sobre Emma y Azazel?

– No, aún no.

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Raven llega a Nueva Jersey con el pequeño Kurt y malas nuevas al día siguiente…

Erik no tardará en salir a las noticias. Le van a acusar de ser el responsable de un montón de muertes.

Charles está ya allí en su escuela con Moira y Alex.

Remy se mantiene muy callado y Anya no se separa de su lado.

Han compartido esa habitación y se han levantado con la luz del día.

Ninguno de los dos ha hablado mucho desde ayer de lo que significa estar aquí. Desobedecer directamente los deseos de Emma.

Observan.

– Es bueno verte, Raven. Bienvenida a casa – anuncia Charles guiándola hacia la biblioteca.

– Esta no es mi casa.

– Lo fue una vez.

– No, Charles, era tu casa. Yo vivía aquí… pero apenas la reconozco ahora.

– Bueno, tengo planes para este lugar, quiero darle la vuelta, convertirlo en un campus real. Una universidad. No solo para mutantes, incluso para los humanos también, un lugar donde vivir y trabajar, crecer juntos.

Raven se exaspera. – Realmente creí eso una vez. Cambiarlos después de D.C.

– Lo hicimos.

– No. Todavía nos odian y nos temen.

– Es más difícil de ver porque están más educados al respecto, pero...

– Me cansé de creer en esa mentira.

– ¿Por eso no estás en tu forma azul natural?

Ella alza las cejas. – Sí, me cansé de ser la cara de un mundo ideal que no existe.

– El mundo es mejor.

– Tal vez en Westchester. Por ahí fuera, los mutantes siguen corriendo, escondiéndose, viviendo con miedo, muriendo. Solo porque no hay una guerra, no significa que haya paz. Si quieres enseñar algo a tus alumnos, enséñales eso. Enséñales a luchar y a defenderse. De lo contrario tendrán que vivir en esta casa, el resto de su vida – se frota la cara – Tengo que hablarte de Erik. Ha pasado algo…

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En algún lugar con En Sabah Nur.

Estaba enloquecido… mucho más que eso después de ver el cuerpo sin vida de Nina.

– ¿Quieres vengarte, Magneto? – Recuerda haberle oído decir a este hombre moreno de pelo rizado que tenía delante – Te mostraré tu venganza.

'Los últimos años ha intentado parar, ver si había algún punto en el que valiera la pena dar la razón a Charles, proteger la humanidad de sí misma, ser parte de ella… y ahora… ellos le volvían a hacer eso…'. La cantidad de odio que esa traición le proporciona ni tan siquiera recuerda haberla experimentado con anterioridad.

Quizás con la muerte de su querida madre.

O con la de Anya.

Encontrará a Suzanna Dane y ella lo pagará… aunque antes haya de acabar con cuánto mortal se le cruce. 'Con mucho sentido o no… en ese instante eso es lo único en qué puede pensar'.

Después se sentirá borracho de sangre y enloquecido… Hasta que mire atrás y sólo encuentre culpa, excusas, su propio egoísmo mezclado con ese absurdo sentimiento de traición a su persona.

Ha intentado tan desesperadamente poder escuchar a Charles que hubo un momento durante todos estos meses escondiéndose que realmente había bajado la guardia.

Al parecer, el conseguir una vida al margen de su condición de mutantes sólo es una pretensión infantil e inalcanzable…

Siempre lo ha sabido, pero una y otra vez Charles logra que tenga dudas… Se dice que no habrá una nueva recaída.

No piensa más en Charles… ni en lo qué diría Magda si estuviera viva. Ni siquiera se acuerda del Erik que durante meses en los sesenta se imaginó a regañadientes viviendo junto a Charles para siempre, pudo haber un futuro tranquilo y una escuela.

'Había existido un Erik Lehnsherr horrorizado con la sola idea de algo así'. Pero una parte de él quería que Charles lo convenciera.

Ni el Erik terrorista habría ido tan lejos nunca como pretende ahora. 'No al nivel de destruir ciudades enteras, como ve en la visión de Apocalipsis'.

Nadie en la escuela de Charles entendería ese ataque, ni tan siquiera Mística… pero tampoco nadie se lo ha podido imaginar antes.

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De nuevo en América.

– Me alegro de verte aquí, Peter.

– Claro – responde el chico.

– ¿Estás bien? – le pregunta Charles amable.

Cree saber qué es lo que le pasa.

– Hay cerveza sin alcohol en la nevera – Peter le mira como si le hubieran salido dos cabezas. Recuerda que el chico es mayor de edad. Podría ofrecerle el whisky que guarda en el armariete de encima del fregadero y que ya no toca nunca (para hacerlo tendría que pedirle ayuda a Hank). Sin embargo, prefiere no dar una mala impresión: – También hay zumos. ¿Qué te preocupa?

– Wanda. Mi hermana. Se fue a Europa para entender sus poderes, pero de eso hace meses y no hemos sabido nada…

– ¿Quieres ir a buscarla?

– Sí, creo que sí.

Charles piensa en sincerarse.

Duda si hacerlo. – Tengo que decirte algo, pero te pido discreción Peter.

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Al final, cuando Raven le ha dado todos los detalles de lo que ha pasado con Erik, Charles decide intentar contactar con ÉL a través de Cerebro.

Insiste en hacerlo solo.

– ¿Dónde estás Erik?

– ¿Charles?

Hay un momento de pausa. Un montón de sentimientos que hacen que le duela el pecho como cada vez.

– Hola. Lo siento, lo lamento mucho… Puedo sentir tu dolor y tu perdida.

Erik no quiere escucharle.

Es frío como cuando se está protegiendo del mundo.

– ¿Crees que porque puedes leer mi mente, sabes cómo me siento? Estás mirando en el sitio equivocado, Charles…

No puede evitar sentir las lágrimas en los ojos.

– Lo que les pasó a esos mutantes jóvenes que protegías… fue horrible. Pero vuelve con nosotros. Puedo ayudarte. Hay algo… tengo que contarte algo en persona. Algo que te dará esperanza.

Sabe antes de hablar que no va a escucharle. – ¿Ayudarme? ¿Esperanza?

– Piensa en… esos chicos… ¿qué habrían querido?

– ¡Ellos querían vivir! Esa chica… me hizo pensar que podía intentarlo a tu manera, Charles, me recordaba tanto a… – se hace un silencio que Charles sabe interpretar tanto como las palabras que se forman en la corteza cerebral de su amante –… lo pensé. En ser como ellos, vivir como ellos. Pero siempre termina todo igual. Cada vez… acaban arrebatándome todo cuando quiero… y ahora se lo arrebataremos todo a ellos…

Hay algo mal. No solo en las palabras de Erik.

Llama a Hank, Alex y Raven que están en la sala contigua a Cerebro…

– ¡Erik no está solo!

Lo que ve a continuación es horrible.

Nunca antes había sentido un poder semejante.

En Sabah Nur toma el control de Cerebro para conectarse.

Rusia, China, Israel, Gran Bretaña, India… de repente todos tienen misiles en el aire.

– ¡Alex, destruye, destruye a Cerebro!

Lo siguiente que sucede es que Apocalipsis, Emma, Azazel… Erik… un hombre llamado Caliban… aparecen en el subterráneo donde Charles guarda a Cerebro.

Intentan frenarle, pero no pueden.

Erik arrastra la silla de Charles con ellos.

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Anya y Remy se encuentran en el jardín discutiendo si tienen que quedarse aquí o marcharse cuando ocurre.

Hay una especie de terremoto.

– ¿Qué está pasando? – Anya estaba sentada en las escaleras de la entrada, se pone en pie.

Peter estaba desayunando cerca. Un perrito caliente.

No le ha quitado la vista de encima desde ayer. A Anya.

Se parece tanto a Wanda… pero es distinta.

Cuando Charles le dijo que ella era… su hermana mayor.

Aún no puede creerlo.

– Tiene sentido que se parezcan porque también es tu hermana.

– ¡Vigilad! – grita.

Corriendo a través de la escuela de mutantes, Quicksilver salva a todo aquel que puede de la explosión.

Primero mueve a quienes se encuentran cerca de la explosión. Mística, McCoy se salvan. Alex tiene peor suerte... no logra hacer nada por él. Era su explosión la que ha provocado esto y no sobrevive. Después, Peter corre por la mansión salvando a todos los niños, incluso a un tonto pez dorado…

Cuelga cortinas en los árboles afuera para proteger a las personas que arroja. Arroja a dos niños al aire, aparentemente a ninguna parte, pero eventualmente ambos caen al estanque.

Se asegura que Anya y ese chico que la acompaña a todas partes estén a salvo.

.

Hank se encuentra perdido.

Todos los chicos admiran a Mística.

Pero Charles no quiere soldados sino alumnos…

Para esta misión… todos estos chicos son demasiado jóvenes, no están preparados.

Discuten con Mística.

De repente, Peter sugiere: – Creo que Wanda… creo que ella nos podría ayudar.

– ¿Wanda?

– Mi hermana.

Raven sabe de quién está hablando.

Irene estaría de acuerdo.

– ¿Podrías encontrarla? ¿Sin Cerebro?

Peter se encoge de hombros. – No lo sé.

Entonces la mutante cambiaformas se gira hacia Remy y Anya. – Uno de vosotros, ¿podría acompañarlo? Creo que tengo una ligera idea de quien os puede dar una buena pista… Vamos a ir a por vosotros una vez la tengáis.

.

N/A: ¡Hola! Bueno pues… ¡vamos a conocer mejor a la Wanda de este universo!

¡Ah! En mi mente Apocalipsis es básicamente Oscar Isaac con poderes. Sin maquillajes absurdos.