Llanto, pánico, desesperación.

En ese momento todo era destrucción y confusión, el lugar era iluminado únicamente por la magia que estaba siendo drenada de cada brujo en las Islas, sin poder evitarlo la vida se les escapaba de las manos.

No había nadie que los salvará.

Podía sentir sobre su regazo el cuerpo inerte de la persona que amaba, escuchaba gritos a su alrededor, un gran caos se había desatado, cada habitante de las Islas estaba por ser drenado completamente y ella era incapaz de hacer otra cosa más que cerrar los ojos con fuerza mientras lloraba, deseando con todo su ser despertar de esa horrible pesadilla.

Una muy real.

Pronto, un silencio abrumador la invadió, ya no sentía el peso sobre sus piernas, mucho menos escuchaba los agonizantes gritos de ayuda. Algo estaba pasando.

Decidida abrió los ojos, sorprendiendose al ver como todo ahora era cubierto por una gran oscuridad, Raine ya no estaba, las personas a su alrededor tampoco.

—¡¿Sabes?! ¡Aún me queda medio gancho izquierdo!— gritó a la vez que se ponía de pie, mirando a su alrededor en busca de una salida. —¿Pero qué…?

Sus facciones se relajaron al ver la cabeza del Titán frente a ella, mirándola con detenimiento, pero también con súplica.

—Dama Búho.

La mencionada no pudo evitar estremecerse ante esa imponente voz.

—Vaya… Esto es nuevo.— murmuró.

«Supongo que… ¿Estoy muerta?»

—Nuestro hijo…

Al escuchar la mención de su pequeño no pudo evitar ponerse en estado de alerta.

—¿Qué pasa con él?

El Titán parecía preocupado, de no ser porque estaba prácticamente hecho pedazos incluso, hubiese llorado.

—Por favor, sálvalo.

—¡¿De qué?! ¡¿Quién lo tiene?!— gritó, sin embargo la gran cabeza comenzó a desaparecer parte por parte. —¡Espera! ¡Dime dónde está King! ¡Oye!

Era tarde, él ya no le respondería, se había ido sin decirle dónde podía encontrar a su hijo.

—¡Dime en dónde está nuestro niño!

Sentía su respiración agitada.

—¡¿Dónde está King?!

Estaba mareada.

—¡¿Quién lo tiene?!

Su corazón latía frenético.

—¡Por favor, vuelve!

Gritaba desesperada en busca del Titán, pero él no regresaba, no respondía, no le decía dónde encontrar a su pequeño.

—Eda…

La mencionaba miró a todos lados en busca de aquella voz que le llamaba, pero no veía nada.

—Eda…

Todo a su alrededor seguía bañado en sombras, no había nadie ahí.

—Eda…

Ella cayó de rodillas al suelo mientras sollozaba, lo único que quería era encontrar a sus hijos con vida, cumplir su promesa, volverlos a ver, abrazarlos, decirles cuánto los amaba y lo orgullosa que estaba de ellos.

—Vamos Eda, despierta.

La mujer abrió los ojos, topándose con una mirada preocupada frente suyo. Todo había sido un sueño, una horrible pesadilla.

—¿Estás con nosotros Dama Búho?

—Raine…— murmuró con la voz entrecortada, levantándose para así lanzarse a sus brazos y abrazarle con fuerza. —Creí que te había perdido.— sollozó.

Una leve sonrisa surcó los labios de su acompañante, quien correspondió con gusto aquel gesto.

—Tranquila, estoy bien, todos estamos bien, no hay nada que temer.

Ella estaba por hablar, pero fue interrumpida cuando la cortina de su improvisada alcoba fue abierta.

—¿Todo está en orden?— cuestionó cierto moreno desde la entrada, acompañado por el ex-líder del aquelarre de bestias.

Raine asintió aún sin soltarla.

—¿Qué sucedió?— preguntó la peligris mientras se alejaba del bardo.

—Estábamos en nuestra hora de vigilancia, todo parecía estar en orden, hasta que de repente comenzaste a gritar y automáticamente nos alarmamos, pues pensamos que un cazador de Titanes se había infiltrado, así que vine a tu habitación para ver lo que ocurría, pero cuando entré sólo estabas tú, parecías querer despertar, sin embargo, no podías, intentaba hacerte salir del trance pero no respondías, era como si estuvieras bajo una especie de hechizo.— explicó. —¿Estás bien? ¿Con quién estabas hablando?

La de ojos dorados suspiró, volviendo a abrazarle, ocultando el rostro en su hombro.

—El Titán.— respondió.

Los presentes no dijeron nada, simplemente se miraron entre sí sin saber cómo reaccionar ante sus palabras.

—Lo siento Eda, pero sabrás entender que seamos un poco escépticos cuando se trata de "comunicarse con el Titán."— habló Darius haciendo comillas en lo último, seguido de gruñidos por parte de Eberwolf. —Exacto.

Dos de ellos parecían no creerle, pero había alguien en esa habitación que si confiaba ciegamente en ella.

—¿Qué te dijo?

Eda se aferró más a la camisa se Raine para evitar llorar.

—"Salva a nuestro hijo."

Nuevamente guardaron silencio tratando de entender sus palabras, si era verdad lo que decía y el Titán le había dicho aquello eso sólo quería decir una cosa.

—¿Significa que…?

Ella asintió.

—Tengo que rescatar a mis niños, no los puedo dejar solos a merced de ese lunático, debo ir por ellos cueste lo que cueste.

Raine sonrió.

—Debemos.— corrigió. —Estamos juntos en esto, no pienso dejarte sola, iremos por ellos, los encontraremos sanos y salvos.— aseguró. —Te lo prometo.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la mayor, quien levantó el rostro para así besar la mejilla de su acompañante.

—Gracias…

Sólo quedaba ponerse manos a la obra y comenzar con el plan de rescate. No descansarían hasta encontrarlos, aún si eso les costaba la vida.

Era una promesa.


Todo estaba realmente mal, desde el día de la unidad las cosas se habían salido de control.

Después de detener el hechizo, aquel Dios tomó posesión de las Islas, con él, los cazadores de Titanes habían resurgido, atacando a todo aquel que osara ir en contra de la voluntad del hijo de las estrellas. Ya nadie estaba seguro.

Eda, la dama Búho, junto a Raine, había formado una nueva resistencia que estaba conformada por varios brujos que lograron rescatar de aquellos cazadores. Juntos salían cada noche en compañía de Drius, Eberwolf y los bardos que integraron su primera revolución, con la esperanza de encontrar más sobrevivientes, especialmente a ciertos jóvenes y el pequeño Titán, de los cuales no sabían nada hacía ya una semana.

Igual no perdían la esperanza de encontrarlos con vida.

Cierta peligris suspiró con nostalgia mientras veía por la ventana del búnker donde estaba, uno de los varios vehículos construidos especialmente por Darius, quien también le había fabricado un brazo artificial hecho de abominable, además, se encargaba de construir armas hechas igualmente de la misma sustancia morada y viscosa a aquellos que decidían unirse a la rebelión para pelear, quienes no querían arriesgarse se encargaban de otras tareas, como proporcionar alimentos o el mantenimiento del armamento. Todos eran un equipo dentro y fuera del campo de batalla.

Estaba orgullosa de lo que habían logrado, pero realmente extrañaba a sus hijos.

—Hey.— le llamó una pequeña voz que conocía perfectamente. —Disculpa si interrumpo, sólo quería darte las gracias por salvarnos a mis madres y a mi de los cazadores de Titanes, te la debemos Dama Búho.

La mencionada se giró en su dirección para después sonreír y acercarse a ella, tomando su brazo para checar el vendaje que le había hecho la noche anterior.

—¿Cuál gracias? Son cinco mil caracoles.— bromeó, provocando que la joven pelirrosa riera. —Ya enserio, no es nada, es lo que hacemos en el aquelarre de la chica mala.— le guiñó un ojo. —Por cierto, ten, no olvides ponerte esto.— recordó mientras le entregaba una capa hecha con lana mágica, igual a la de Luz, pues todos usaban una por protección.

Boscha sonrió.

—Muchas gracias, de verdad.

—A propósito, quiero proponerte algo.— al no recibir respuesta, continuó. —Esto es totalmente opcional, pero… ¿Te gustaría unirte a nuestra resistencia? Tenemos varios equipos ahí, tratando de salvar a tantas personas como sea posible, y nos vendría bien un poco más de ayuda.

La triclope guardó silencio para pensar bien su respuesta, sin embargo ya la tenía clara, ahora no podía arriesgarse.

—Me honra que me consideres apta para unirme, pero sinceramente estoy tratando de no morir, sin ofender, claro.

Eda asintió.

—Bien, será como tú quieras.

Ella le agradeció que la entendiera, después de todo no quería dejar solas a sus madres y preocuparlas al poner su vida en riesgo por personas que ni siquiera conocía.

Era mejor así.

—Entonces… ¿Cómo están Amity y su novia humana?— cambió de tema mientras veía curiosa los libros ordenados en uno de los estantes de aquella pequeña habitación.

—La última vez que fueron vistas estaban con Willow, Hunter y King, todos iban a la cabeza del Titán para detener a Belos.— miró a otro lado. —Y ahora ese lugar ya no existe…

Boscha abrió los ojos con sorpresa quedándose congelada en su lugar. Si ellos estaban en ese sitio cuando las cosas se salieron de control sólo podía significar una cosa.

—¿Ellos están…?

Su pregunta quedó en el aire, pues la mayor había salido de la habitación, era obvio que le costaba hablar de lo ocurrido.

O mejor dicho, no quería escuchar que sus niños posiblemente no regresarían con vida.

La pelirosa se recargó contra el estante al sentir como las piernas le temblaban, pues, aunque no había sido muy cercana a la joven humana, Amity fue su mejor amiga, aunque su relación era más por obligación, eso no les impidió pasar buenos momentos juntas, la Blight menor conocía sus secretos y ella... ¿También?

Fuera como fuera perdió a una de sus mejores amigas haciendo lo que ella tanto miedo tenía de hacer: luchar por gente que no conocía realmente. Era una cobarde, y sí, una egoísta por sólo pensar en su persona antes que en todas esas brujas aterradas bajo el mando de un Dios inmaduro.

Todos estaban arriesgando su vida para continuar lo que ellos comenzaron, mientras ella decidía salvarse a sí misma no haciendo nada.

¿Estaba haciendo mal?

Comenzó a deslizarse hasta el suelo una vez dejó de tener fuerzas suficientes para mantenerse en pie. Aquella noticia realmente le cayó como balde de agua fría, seguía sin poder creer como esos nerds a los que tanto humilló fueron más valientes que ella.

Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, mientras la joven se abrazaba a sus rodillas ocultando la cabeza entre las mismas; se sentía tan mal, cansada, avergonzada. Tan arrepentida.

«Ojalá existiera un manual para aprender a ser mejor persona…»

Tras ese pensamiento suspiró con pesar; sin embargo, no pudo evitar quejarse al sentir un fuerte golpe en la cabeza, sorprendiendose al ver tirado junto a ella el primer libro de la saga que tanto amaba cierta pelimorada. Lo tomó cuidadosamente entre sus manos mientras acariciaba la pasta y leía con melancolía aquel título.

—La buena bruja Azura…

Podía recordar cómo durante su niñez la pequeña (en ese entonces) castaña le sugería a ella y sus otras amigas formar un club de lectura para compartir aquel libro que apenas tenía tres partes, siendo Bocha la que con un sonrisa burlona le dijera que esos libros eran para bebés y no los necesitaban cuando existía penstagram. Entonces Amity dejó de insistir, obligándose a seguir sus gustos con tal de encajar con ellas como su madre le exigía.

Definitivamente había sido una pésima amiga, y ahora recibía su castigo al ya no poder ver nuevamente a la joven para pedirle perdón por todo el daño que indirectamente le había hecho.

Por curiosidad abrió aquel libro sólo para ver el porqué la humana y su amiga hacían tanto alboroto, aunque ya había leído un fragmento, con el afán de burlarse, ahora planeaba leerlo para entender a Amity, esperando honrar su memoria en el proceso.

Aunque realmente esperaba no hubiera nadie difunto a quien honrar.

—Capítulo uno, la bruja mentirosa y el guardián.

Comenzó a leer cuidadosamente aquel libro, perdiéndose en cada párrafo, sintiéndose identificada conalgunos personajes, riendo de vez en cuando ante alguna ocurrencia dicha por Elina, la mentora de Azura, o incluso llorando cada que llegaba a alguna escena sentimental, como los conflictos de la protagonista al no saber como controlar su poder, temiendo dañar a sus seres queridos. Lo admitía, se sentía ridícula, pero le gustaba.

Así continuó el resto de la tarde, noche, hasta la madrugada, terminando así los primeros cuatro libros de esa saga, comenzando con el último y, según cierta humana, más importante, pues finalmente se resolvía el conflicto de Hécate con sus sentimientos, dándose cuenta de su genuino amor por Azura en la batalla final contra el brujo supremo, un dictador que se dedicaba a explotar el poder mágico de las brujas para su propio beneficio, entre ellas la de cabellera verde, quien al no tener buen control de su poder servía fielmente al soberano, esperando que él pudiera ayudarla con eso.

Extrañamente la historia le sonaba de algún lado.

Finalmente llegó a la parte donde la protagonista se dio cuenta del mal indirecto que hizo, siendo apoyada por la que parecía ser la villana a salir de todo su lío mental, enfrentándose juntas, con apoyo de los amigos que hicieron durante su viaje, al verdadero villano, logrando vencerlo, liberando a todo ese pequeño reino de sus mentiras.

—"Entonces entendí que mi poder no era sólo caos ni destrucción, sino que también podía ser salvación. Ahora, junto a mi amada Hécate, y nuestros amigos, finalmente podremos hacer lo correcto: ayudar a tantas personas como nos sea posible."— terminó para después cerrar el último libro, mirando sorprendida la ventana frente a ella.

Ya había amanecido.

Tras levantarse para acomodar todos los libros en su lugar no pudo evitar pensar en las últimas palabras del libro, después de lo que había leído pudo comprender, ponerse en los zapatos de Azura, quien sólo era una joven bruja con un poder tangrande que le daba miedo, también comprendió a Hécate, la villana de una historia mal contada, pues ella no quería ser egoísta, simplemente era cegada por la envidia y la sed de poder que le fue inculcada desde pequeña, pero al final logró recapacitar gracias al amor, mismo motivo por el que la protagonista decidió arriesgarse y demostrar que tenía la suficiente voluntad para manejar su poder sola, sin ayuda del mentiroso que jamás movió un dedo para apoyarla.

Finalmente pudo entender porque tanto alboroto por un libro que según ella era para bebés.

Ese era su manual para ser mejor persona.

Decidida tomó un libro de pociones, y los ingredientes que poseía logró mezclarlos en un pequeño caldero para así poder hacer una poción explosiva y también algunas de niebla, suficientes como para rendirle dos días en caso de que las cosas no se pusieran tan feas afuera. Ahora sólo necesitaba un arma.

Ignorando las advertencias de Eda, respecto a no tomar armamento sin autorización, se tomó la libertad de agarrar una ballesta y un cinturón para colocar sus municiones, mirándose con asombró en un espejo, pues jamás se había visto tan decidida y dispuesta sin ser temporada de grudby.

Estaba orgullosa.

Comenzó a escuchar pequeños ruidos provenientes del pequeño comedor, siendo esa la señal de que todos empezaban a despertar para comenzar con sus labores del día.

Dos mujeres, una triclope y otra de lentes, ingresaron a la pequeña biblioteca, mirándola con sorpresa.

—Buen día, mamás.

Las mayores sonrieron.

—Buenos días, cariño, ¿quieres venir con nosotras a desayunar?

Boscha negó mientras tomaba la ballesta que previamente había preparado.

—Quizá más tarde.— respondió pasando de largo para dirigirse a la salida.

Necesitaba buscar a Eda para notificarle su cambio de opinión.

—¿A dónde vas, cielo?

Ella se detuvo un momento para verlas de reojo y sonreír levemente.

—A salvar tantas personas como me sea posible.— murmuró para luego seguir su camino.

Después de todo, aún no era demasiado tarde para hacer lo correcto.


No muy lejos de ahí, en su primera misión del día, un par de gemelos, acompañados por cierta castaña, se encontraban cuidando el cuerpo inconsciente de una persona a la que estuvieron buscando desesperadamente durante días.

Alador Blight, su padre.

Desde el día de la unidad no habían sabido nada de él, pues lo último que escucharon fue que huyó con su hermana menor luego de enfrentar a su madre, la cual también se encontraba desaparecida. Lo único que querían era encontrar respuestas para hallar a la Blight menor, quien de todos era la que más peligro corría, después de todo ella, junto a su novia y amigos, planeaba detener a Belos.

Pero desgraciadamente no sabían con exactitud a dónde se dirigían en ese momento. Eso les preocupaba. Ahora sólo esperaban que su padre resolviera la incógnita para que así pudieran ir por su hermana.

—Viney… ¿Está vivo?— cuestionó una asustada peliverde, quien trataba de permanecer lo más tranquila posible.

—Por milésima vez, sí, está vivo, aunque luce bastante mal, tiene indicios de deshidratación, además no se ha alimentado, por lo que veo permanece inconsciente desde el día de la unidad hace ya una semana, es un milagro que siga con vida.

La joven suspiró aliviada, si él estaba vivo significaba que probablemente su hermana menor estaba cerca, era cuestión de buscar por los alrededores una vez su padre les dijera dónde la había visto por última vez antes de perder la conciencia.

—A-Amity…

Al escuchar la débil voz del hombre ambos hermanos se acercaron a él, esperando impacientes que abriera los ojos. Realmente les dolía ver de esa manera a su progenitor, con el semblante más pálido que de costumbre, los labios agrietados, pequeñas cicatrices y moretones en el rostro. Semi-muerto.

Jamás imaginaron encontrarlo de ese modo.

—¡Papá! Oh, gracias al Titán que estás vivo, no sabes lo preocupados que estábamos, creímos que nunca te encontraríamos.— habló con rapidez cierto peliverde.

Por su parte, la gemela del mismo asintió.

—Pensamos que no aparecerías nunca.— murmuró secamente dándoles la espalda, extrañando a los dos jóvenes por aquel repentino cambio de actitud.

—¿Está todo bien, señor Blight?— cuestionó Viney a la vez que analizaba detenidamente las lesiones del mayor.

El mencionado se sentó con ayuda de la joven, colocando una mano sobre su cabeza al sentir un fuerte dolor.

—Todo me da vueltas.

Ella asintió mientras hacía un círculo de hechizos para comenzar a curar sus heridas externas.

—Es normal, no ha comido nada en días, además casi le fue drenada toda la magia, es natural que se sienta así, necesita alimentarse bien y descansar para recuperar fuerzas.

Edric suspiró viendo más tranquilo cómo curaban a su padre. Aunque mentiría si dijera que no le preocupaba verlo así.

—Vaya, sí que sabes como hacer estragos.— intentó bromear, sin embargo nadie estaba de ánimos para reír en ese momento.

Mucho menos su gemela.

—Eso no es importante en este momento, Edric.— murmuró a la vez que apretaba sus puños, girándose para avanzar con molestia hacia su progenitor. —¡¿Dónde está mi hermana, Alador?!

—¡Emira, espera!

Viney se levantó para colocarse frente a la peliverde y detenerla, pues parecía querer atacar al hombre herido.

—¡Em, cálmate! ¡Papá no tiene la…!

—¡Mamá dijo que te la llevaste, robaste una nave y el aquelarre del emperador estaba detrás de ustedes!— interrumpió. —Por favor padre, dime dónde está mi hermanita…

El castaño, con dificultad, se puso de pie para dirigirse tambaleante a dónde su hija se encontraba siendo contenida por la de ojos verdes y su otro hijo. Estaba confundido al ver el semblante desesperado de su primogénita.

—¿Qué quieres decir?— cuestionó. —Amity se fue con sus amigos a la cabeza del Titán para ayudar a Luz, y si el hechizo se detuvo eso quiere decir que lo solucionaron, ¿verdad?

Edric se despeinó el cabello con frustración mientras se acercaba al mayor.

—¡Papá, escucha!— gritó. —¡Eso fue hace días! ¡Belos está muerto, y los líderes de aquelarre se han ido! ¡Todo es un caos!— explicó. —La cabeza del Titán fue destruida durante la batalla, y nosotros teníamos la esperanza de que Amity siguiera contigo.— confesó. —Pero si ella estaba en ese lugar con los chicos significa que…

La de ojos dorados se sostuvo de Viney para no caer al suelo, pues de repente comenzó a sentirse mareada, sin fuerzas suficientes para permanecer de pie.

Su hermanita no podía estar muerta.

—Papá… ¿Dónde está Amity?

Al escuchar esa pregunta fue entonces que notó lo que pasaba. Todo a su alrededor estaba deshecho, no había nadie cerca y un enorme sol rojo sangre coronaba el cielo de las Islas, mientras de fondo, muy a lo lejos, lograba escuchar gritos que suplicaban desesperadamente por ayuda. De repente el ambiente comenzó a tornarse horriblemente frío para él.

Era aterrador.

—Con Luz, Augustus, Willow y el Guardia Dorado.— contestó. —Ella está con sus amigos en la cabeza del Titán ¡yo los vi entrar ahí! Fueron por Belos para ponerle fin a esto.

Los menores guardaron silencio. Edric lo veía con tristeza, Viney con lástima, y Emira con desespero.

—Em, dime que tu hermana está con ustedes.

La mencionada se aferró a su compañera, quien la sostuvo con firmeza antes de que cayera al suelo. Ya no tenía fuerzas.

—Papá, pon atención, manoplas no está con nosotros, lleva una semana desaparecida, la hemos buscado por todos lados pero seguimos sin tener suerte.— explicó más a detalle el peliverde. —Y si ella estaba donde dices que la viste por última vez…

—Señor Blight, nadie salió de ese lugar antes, o después, de la explosión.— continuó la ojiverde al notar que su amigo también estaba entrando en crisis.

Por su parte, Alador negó a la vez que se colocaba ambas manos en la cabeza. El dolor que sentía se hacía cada vez más fuerte. Era insoportable.

—Amity está con Luz, Augustus, Willow y el Guardia Dorado.— repitió. —Amity está con Luz, Augustus, Willow y el Guardia Dorado.— siguió. —Amity está con Luz, Augustus, Willow y el Guardia Dorado.— continuó. —¡Amity está con Luz, Augustus, Willow y el Guardia Dorado!— gritó más alterado mientras seguía negando. —¡Mi hija está en la cabeza del Titán con su novia y amigos! ¡Tenemos que ir por ellos! ¡Podrían estar en peligro!

Antes de que pudiera salir corriendo Viney le lanzó un hechizo de sueño, haciendo reaccionar a Edric, quien lo atrapó antes de que se golpeara contra el suelo.

—Perdoname Ed, estaba muy alterado.— suspiró. —Tu hermana también lo está, así que dudo podamos irnos a pie o volando.— le avisó, y al verlo aún abrumado no pudo evitar hacer una mueca de preocupación. —¿Estás en condiciones de llamar a Steve para que venga por nosotros en lo que yo reviso a Emira?

El de ojos dorados miró a su padre y posteriormente a su hermana, ambos con semblantes asustados, desesperados, entristecidos. Necesitaba ser fuerte por ellos.

—Tranquila, estoy bien.— habló luego de unos segundos, aliviando a la castaña. —Yo me comunico con él, tú atiende a Em, por favor.

Ella asintió, comenzando así a inspeccionar el estado de la joven entre sus brazos, siendo él quien se ocupará de pedir ayuda para regresar al búnker que les correspondía, pues si se arriesgaban a ir caminando podían ser atacados por cazadores de Titanes en el camino y eso claramente no les convenía.

Tenían que ser cuidadosos si querían salir con vida de ahí.


Mientras tanto, en un lugar lejos, pero a la vez cerca, de ahí, un pequeño de cabellera blanquecina se encontraba revoloteando alrededor de cierto Titán, quien se encontraba recostado en el suelo dentro de una pequeña jaula, fingiendo dormir con tal de evadir la misma pregunta que le había estado haciendo esos últimos siete días.

Estaba asustado.

Desde el día de la unidad todo había cambiado, la luna se detuvo en lo más profundo de la noche, el sol parecía bañado en sangre, el ambiente era más frío que de costumbre; ya nadie estaba seguro, pues cuando el coleccionista decidió liberar a los cazadores de Titanes todo se volvió un caos, las brujas eran obligadas a adorar al Dios diminuto y quien osara ir en contra de sus deseos era condenado inmediatamente a la petrificación. Ningún habitante en las Islas Hirvientes sabía realmente lo que estaba pasando ni porque tenían que hacerse devotos de alguien que nunca habían visto ni escuchado siquiera existiera, lo único que podían decir era que si no lo hacían sería el fin de toda su existencia.

Las cosas en aquel mágico y hermoso lugar definitivamente habían empeorado. Sólo esperaban que alguien los salvará de la horrible miseria en la que se encontraban. Ya no querían vivir así.

Todos estaban aterrados.

—¿Y bien? ¿Planeas decirme cómo se juega la casa búho?— cuestionó el niño. —¡Vamos! Ya pasó una semana, tenemos a los jugadores listos, sólo dame las reglas para avisarles que el juego va a comenzar.— exigió. —Sé que estás despierto King, ¡hazme caso!

El mencionado suspiró a la vez que se enderezaba para así sonreírle al impaciente infante.

—Aún no es el momento amigo, tampoco te puedo adelantar nada porque eso sería hacer spoiler, y no quieres aburrirte tan pronto ¿cierto?

Un bufido brotó de los labios del coleccionista, quien negó.

—¡Pero ya quiero jugar! ¡Lo prometiste! ¡Fue una promesa de meñique!— reclamó. —A menos que tú también me hayas mentido sólo para que salvará a esas brujas.— le acusó, provocando que el Titán se estremeciera. —¿Es así? ¿También me utilizaste? ¡Mentiroso!— gritó. —¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Mentiroso!

—¡Amigo! Tranquilo, no es nada de eso, si fuera un mentiroso me habría ido de tu lado el día de la unidad, pero aquí estoy, me quedé contigo para que pudiéramos jugar.— interrumpió intentando tranquilizarlo. —Sólo no te puedo dar las reglas hasta que yo sienta que los jugadores están listos, tú sabes, cosas de Titanes.— explicó. —Ya aclarado ese punto… ¿Puedes sacarme de aquí? No me siento muy cómodo estando encerrado.

El pequeño Dios enarcó una ceja para luego negar nuevamente.

—No puedo arriesgarme a que nos separen otra vez; si estas ahí no es porque desconfíe de ti, sino porque algún malvado puede venir y hacerte daño, tú entiendes, ¿verdad amiguito?

Tras un leve asentimiento dejaron el tema por zanjado. Estaba claro que ninguno confiaba en el otro y aquella extraña relación que mantenían llegaría a su límite tarde o temprano, pero eso a King no le importaba, soportaría días, semanas, meses, incluso años, de ser necesario, con tal de mantener a su familia a salvo. Aún cuando su sacrificio significará no ver nuevamente a su madre y hermana.

Después de todo, lo que hacía era por amor a las personas que más lo apoyaron sin saber de quien era hijo, siempre haciéndolo sentir especial en cada momento.

Una vez vio cómo el niño de las estrellas se marchaba, no pudo evitar soltar el aire que contuvo gracias a los nervios. Mentiría si dijera que no le asustaba ser descubierto, sabía muy bien lo que podría pasar si eso ocurría. Tenía que ser cuidadoso, más si quería proteger a su familia desde la distancia. No podía permitir que aquellas personas que tanto amó, y le amaron, sufrieran las consecuencias de algo que él eligió hacer. Sólo necesitaba seguir así el tiempo que fuera necesario para mantenerlos a salvo.

Había llegado el momento de retribuirles todas y cada una de sus atenciones.

—Luz, Eda… Sólo espero que estén bien.


¡Hey!

¿Qué onda?

Aquí LupitaHaibara con el quinto capítulo de este proyecto :'3 cabe mencionar que nuevamente me base en uno de los cómics de moringmark, también en uno de reicav97 y en uno de Eye0fTheHawk, lo aclaro para que no hayan malos entendidos. :3

También me gustaría decir como aclaración que aquí en este capítulo regresamos en el tiempo, es decir que todo lo que leyeron ocurre una semana después del día de la unidad :3

Les recuerdo que los días de actualización están sujetos a cambios, de mientras serán cada viernes (11:00 pm) aquí en Wattpad, y los sábados (10:00 am) en Fanfiction, pero cualquier cambio se los haré saber por el tablero de noticias, Facebook o por Instagram (los links de mis redes los deje en el tablero de noticias de Wattpad, para que pasen a seguirme) :3

Antes de irme me gustaría decir lo que podemos aprender en base a este capítulo: Y es que muchas veces solemos tener miedo de actuar para dar la cara por otros, ya sea nuestra familia, amigos, o algún conocido, incluso llegamos a sentirnos mal, pues solemos creer que somos egoístas por pensar en nuestro bienestar físico y emocional, pero querido lector, déjame decirte que no es egoísta preocuparte por ti, al contrario, a veces hay cosas que nosotros no podemos solucionar, situaciones donde no podremos intervenir por más que queramos, y esta bien muchas veces alejarnos de esos momentos tensos, no vale la pena poner en riesgo nuestra salud física y emocional, podremos resolver lo que esté en nuestras manos, lo difícil ni aunque nos esforcemos podremos solucionarlo. Por eso, centrémonos en ayudar donde podamos, claro, siempre y cuando no pongamos en riesgo nuestra salud externa e interna. Si alguna vez se sienten solos o sienten ganas de desahogarse busquen ayuda con algún amigo, familiar o profesional, y si sólo necesitan hablar con alguien mi chat esta disponible para quien lo necesite. No están solos.

Ahora sí, sin más que decirles, yo me retiro, ya saben que cualquier cosita pueden dejarla en los comentarios, yo encantada de leerlos :3

Nos leemos en otra realidad virtual

Bais~