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Guardian.

Capítulo 4

La historia de los dos

Parte 3

En una ciudad grande como lo era Konoha, el sonido típico de las ambulancias era habitual casi a cada hora del día, en especial en las avenidas principales donde había más de un accidente de tráfico al día.

La pareja que iba por rumbos distintos hacia un mismo destino no podía evitar relacionar aquel sonido con la palabra hospital que a su vez evocaban a las palabras paciente, salud y enfermedad y, que combinadas, atraían los recuerdos de una persona en particular.

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El sonido del "bip" del aparato del hospital sonaba sutilmente, tomando las respectivas mediciones correspondientes en un paciente que yacía dormido en la cama de hospital, mientras que a un lado de él aguardaba otra persona, observándolo y cuidándolo minuciosamente.

Ambos llevaban ahí un par de horas, el mayor sin despertar, el menor en silencio y sin moverse de su posición actual, salvo cuando creía que el paciente estaba a punto de despertar, como en ese momento que se levantó al ver un ligero movimiento en su hermano que esperaba que no fuera otra falsa alarma como las otras 3 veces anteriores; sin embargo para su fortuna y alivio esta vez fue en serio pues Itachi Uchiha abrió los ojos, parpadeando lentamente, cegado por la luz blanca que emanaba del techo, hasta que una sombra se metió entre esta y tomó la forma de alguien a quien conocía y mucho.

—Sasuke…

—¿Por qué Itachi? ¿Por qué no me dijiste nada? —reclamó inmediatamente este con un semblante molesto.

El mayor sólo soltó un suspiro lleno de fastidio, ya que viendo su brazo conectado a una sonda y todos los aparatos a su alrededor fue que reparó en el lugar en donde se encontraban

—Así que… ¿ya te enteraste?

—¿Por qué lo ocultaste? ¿Cuándo pensabas decirme lo de tu enfermedad?

—¿Por qué te lo oculté? Precisamente por esto, tonto hermano menor, para evitar que digas algo como que ahora te harás cargo de mí o una estupidez similar. Por qué es lo que dirás ¿Verdad?

—¡Por supuesto! ¡Porque eres mi hermano!

—No quiero que lo hagas ¿No entiendes? De nada servirá. Esta enfermedad de cualquier manera va a acabar conmigo tarde o temprano y lo que menos quiero es que tú te desvivas por una causa perdida.

—Eso no está a discusión Itachi, no me importa lo que digas, ahora yo me haré cargo de ti así tenga que dejar todo para que tu vivas.

—Te voy a arruinar Sasuke. ¿Ya te dijeron cuánto vale la medicina? Ni yo mismo quise costearla por lo mismo. ¡Acabas de entrar a la maldita universidad! Tienes un futuro por delante. ¡Entiende!

—¡No me importa!¡Y no me contradigas Itachi! Porque no te dejaré ir, no te perderé como a mamá, así que ¡Cállate!

—Sasuke…

El mayor de los Uchiha bufó rechinando los dientes, buscando las palabras adecuadas para que este entendiera; pero en eso y en medio de aquella acalorada discusión una enfermera entró a la habitación anunciando que tenían que hacerle más estudios al paciente por lo que el acompañante tenía que retirarse.

Sasuke obedeció y comenzó a retirarse sin apartar ni un segundo su mirada de la de su hermano hasta que finalmente desapareció del otro lado de la puerta.

Mientras recorría los pasillos del hospital, pensaba en la manera de cómo solventar aquel nuevo problema, en especifico en el tema de lo económico, ciertamente no quería dejar sus planes de lado, pero Itachi le era más importante que todo lo demás. Estaba desesperado y en su estado pidió a quien fuera por una señal de lo que tenía que hacer, y justo cuando pensaba en eso y como si Kami-sama lo hubiera escuchado pasó a un lado de él el guardia del hospital, el cual ignorante de sus pensamientos hacía su rondín habitual.

Sasuke en ese momento vio una visión, no tanto en el hombre que caminaba, sino en su uniforme, el cual parecía tener voz propia y le aconsejaba el lugar a donde tenía que ir.

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Días después.

—Que extraño… —pensaba Sakura, mientras tocaba la campanilla de la entrada a la casa Uchiha.

Había pasado una semana desde que había visto al par de hermanos y ciertamente su conversación con Sasuke la tenía intranquila desde ese entonces.

Estuvo llamando a la casa, con el afán de saber si Sasuke había averiguado algo; sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta por ninguno de los dos hermanos. Al inicio pensó que era porque ambos estaban ocupados, pero cuando pasaron 3 días y ni en la noche contestaban fue que comenzó a preocuparse; pero la escuela y las guardias que tenía asignadas le impidieron poder ir a visitarlos, hasta ese día que lo tenía libre.

Pero para su mala suerte, no encontró a nadie en casa.

— "¿Se habrán ido sin despedirse?" — fue lo primero que se le cruzó por la cabeza y la sensación de una presión en el pecho se hizo presente en ella, tal cual lo llamaban poéticamente como un corazón roto.

Se iba a marchar, no tenía caso seguir ahí, mas eso no quería decir que se rendiría, iba a ir a buscar a los hermanos a otro lado, a donde fuera que se le ocurriera y determinada a hacerlo caminó de vuelta al primer lugar que se le ocurrió; sin embargo, al avanzar algunos cuantos metros el sonido del motor de un auto la alertó haciéndola volver su mirada hacia atrás, donde vio claramente cómo un taxi se paraba frente a la casa Uchiha y de este salían el par de hermanos.

— "Ahí están" —pensó feliz mientras corría a su encuentro.

Pero al acercarse lo suficiente fue que notó algo extraño en ambos. Itachi se veía desmejorado y tenía una bandita en el antebrazo, como si hubiera estado canalizado, mientras que su Sasuke, se encontraba enseriado, más de lo habitual, pero lo más extraño es que estaba portando el uniforme de la policía militar del país de las Olas.

Ambos hermanos pasaron a un lado de ella, Sasuke ignorándola como si no estuviera ahí e Itachi con la intención de decir algo, pero siendo silenciado por su hermano al que sólo le pudo escuchar decir "Andando, entra ya".

No sabía que pasaba y no se atrevió a seguirlos, algo en su interior le dijo que no debía hacerlo, que esperara, y así se mantuvo fuera de la casa durante varios minutos hasta que finalmente Sasuke salió con una cara de pocos amigos, se notaba a leguas que estaba furioso.

—Sasuke… kun…—se atrevió a llamarlo.

—Vete a casa Sakura. —fue lo único que le dijo él, pasando a un lado de ella sin siquiera encararla.

—Sasuke-kun ¿qué pasa?

—Nada que te importe, vete, tengo cosas que hacer antes de irme a trabajar. —Le respondió sin detenerse.

Y, sin embargo, a pesar de aquel trato, Sakura insistió y lo siguió.

—¿Trabajar? ¿En la policía militar?

Sasuke no respondió.

—¡Por favor! ¡Contesta! ¿Qué pasó con Itachi nii? ¿Con la universidad?

El Uchiha entonces se volvió hacia ella con notoria furia en los ojos que casi era como si estos fueran de color rojo.

—¡Dije: que dejes entrometerte! ¡NO HAS SIDO MÁS QUE UNA MOLESTIA DESDE QUE TE CONOCÍ! ¡Ya déjame en paz de una maldita vez!

Las lágrimas se escurrieron rápidamente de los ojos de Sakura.

—Pero… Sasuke kun ¿Por qué… por qué…me dices eso?

—Adiós, Sakura y ya no vuelvas… evítame la pena de cerrarte la puerta en la cara, ¡y ni se te ocurra hablar con Itachi porque nunca te lo perdonaría!

—Pero…—siguió chillando ella con el corazón completamente roto.

El furioso Uchiha sólo gruñó e ignoró sus lamentos para después reanudar su caminata sin decir nada más, completamente indiferente al dolor que dejaba en aquella chica.

En tanto Sakura, rechazada y con el corazón roto, se dio media vuelta hacia el sentido contrario y caminó de vuelta a casa, dejando sus lágrimas esparcidas por todo el camino; sin darse cuenta de que alguien a lo lejos le miraba de reojo ahora con una expresión de lamento.

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—¡¿Qué le dijiste qué?! ¿Por qué?! ¿Acaso te volviste loco, Sasuke?! —reclamó Itachi furioso.

—Ahí está la comida, también algo para beber y la medicina. —Lo ignoró este, dejando en la mesa todo lo que recién había comprado.

—No comeré, ni beberé nada, ni tomaré ningún medicamento hasta que me ¡respondas!

Sasuke gruñó.

—Bien, le dije todo eso porque no la quiero ver aquí rondando con sus tontas sonrisitas y su maldita lástima.

—Sakura-chan no es así, ¿de dónde sacas eso?

—¡Ya comienza a comer Itachi!

—¡Respóndeme!

—Siempre ha sido así, es una entrometida fastidiosa que se mete en lo que no le importa y…

—¡Y que está enamorada de ti! Tonto hermano menor…

—Tsk…

Ante aquella declaración, Sasuke desvió la mirada y aunque trató de evitarlo un pequeño sonroso se marcó levemente en sus mejillas

—Y a ti también te gusta. —siguió Itachi. —Sólo que eres tan idiota para admitirlo que prefieres alejarla en vez de enfrentar lo que sientes.

—Te equivocas, no siento nada de lo que dices. No tengo tiempo para esa clase de estupideces, por eso la eché, ya para que se deje de una vez por todas de esas ilusiones de niña tonta, a mi no me gusta nada de ella y tampoco sé que vio ella en mí.

—Tal vez lo estúpido que eres. —dijo Itachi severamente molesto.

Sasuke volvió a gruñir, rechinando los dientes.

—Sólo espero no te arrepientas algún día de lo que hiciste.

—No pasará.

—Entonces no la mereces, ella es demasiado para ti.

—¡Ya cállate Itachi!

—Si yo tuviera la oportunidad que tú tienes, no la desperdiciaría… yo no me hubiera despedido de Izumi.

—¡Ya me cansaste de tus tonterías! Mejor ya me voy a trabajar.

—¡Sí, anda! ¡Vete a ese maldito trabajo! Sólo espero que no seas tú el que termine muerto primero.

—¡Ya deja de decir idioteces! —se escuchó el grito del Uchiha seguido de un posterior cerrón de puerta.

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Los meses pasaron y con ello hubo varios cambios, Sasuke, desde que se enteró de la enfermedad de Itachi se enlistó en la policía militar a un programa de índole peligrosa de la nación del país de las olas que daba un pago medianamente estable para alguien de su edad, así como unas cuantas prestaciones. En cuanto a la universidad, tomó un turno nocturno llevando sólo las materias que le fueran posible para no atrasarse.

Sin embargo, el querer realizar todo por su cuenta le estaba generando un gran desgaste físico, mental y también económico que poco a poco también lo iba consumiendo.

En cuanto a Itachi, debido a su condición fue jubilado de su trabajo a temprana edad con una baja pensión, que muy apenas ayudaba a cubrir los gastos de la casa y medicamentos. A partir de que ya fue incapacitado no le quedó de otra más que asumir nuevamente las tareas de la casa, aunque estas labores poco a poco se hacían más pesadas de hacer debido a su padecimiento y las dolencias que tenía y que sólo podía aplacar con medicamentos que, entre más grave se pusiera, más caras eran.

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Sakura, por otra parte, con el corazón roto y además regañada por sus padres los cuales le dijeron que se dejara de tonterías románticas, a partir de ese momento se dedicó al 100% a sus estudios hasta que finalmente a sus 18 años, consiguió hacerse del título de enfermera.

El siguiente paso para seguir en su lista de "Que hacer" era la carrera de medicina, la cual era demandante en cuanto a requisitos además de costosa, motivo por el cual ella había ahorrado todo el dinero posible desde la mesada que le daban sus padres de vez en cuando, lo que había ganado en competencias atléticas de la escuela, así como también lo poco que había ganado en sus prácticas como enfermera.

Y teniendo el papel de aceptación a la facultad de medicina en su mano sólo era cuestión de hacer algunos trámites y papeleo, así como el respectivo pago para la inscripción del primer semestre, para que iniciara con su nueva meta.

Para ello, tenía que acudir primero al área administrativa del campus de la facultad de medicina que a su vez tenía un gran hospital a su cargo, en donde se podía apreciar claramente la cantidad de pacientes que iban y salían casi sin parar y en donde al pasar por ahí presenció algo particularmente interesante.

—¡Quítense! ¡Por favor, traigan una camilla una silla! ¡lo que sea!

Era Sasuke Uchiha, lo reconoció inmediato desde lo lejos y a pesar del tiempo que había pasado, le dolió nuevamente verlo, pero dejando momentáneamente de lado sus sentimientos, observó curiosa como este, exigente como siempre, pedía ayuda para bajar a alguien de un taxi.

Su corazón sufrió otro vuelco al ver que se trataba de Itachi, quien parecía estar inconsciente por la forma en que lo cargaban y lo colocaban en una silla de ruedas para luego llevarlo al interior del hospital.

Independientemente de que Sasuke la hubiera echado de su vida, no significaba que ella les fuera indiferente y no se preocupara, así que, olvidándose del papeleo universitario, fue al hospital para ver si podía averiguar que era lo que les estaba pasando.

Entrando al sitio, preguntó por el paciente y haciéndose de mañas, (diciendo que era pariente) fue que le dieron la información. La enfermera que hacía de recepcionista le indicó que lo habían llevado a un séptimo piso, así que tomó el ascensor hacia aquel lugar, pero apenas abriéndose las puertas y saliendo de este, se escondió por uno de los pasillos del costado, pues en el pasillo frontal estaba Sasuke, discutiendo con un médico.

El tema de relevancia no era como tal Itachi, sino una cuestión monetaria, a lo que escuchó Sakura, el seguro de Itachi ni el de Sasuke no eran suficientes para solventar los gastos de un medicamento que se le tenían que suministrar al mayor de los Uchiha.

—¡Usted sólo póngale el maldito medicamento! ¡Ya le dije que vendré por la tarde y le pagaré!

—Sr. Uchiha entiendo, pero ustedes ya adeudan en el hospital, no se nos permite dar más crédito para el tratamiento hasta que liquiden lo anterior! Y sus tarjetas fueron declinadas.

—¡Ya le dije que por la tarde lo traigo! ¡¿O qué quiere? ¿Qué le firme algo?! ¡Puedo hacerlo! ¡Estoy vendiendo mi casa, pronto tendré el dinero! —seguía gritando Sasuke con un tono más desesperado.

—Eso es algo que no me corresponde, tendría que hablar con los administrativos, Sr. Uchiha para que ellos le indiquen si se lo autorizan, por el momento sólo podemos mantener estable a su hermano para que no tenga dolor, pero el otro medicamento que necesita, no se lo podemos suministrar hasta tener una autorización y correspondiente pago.

La entristecida Sakura podía escuchar a Sasuke vociferar todo su sentir, que se estaba deshaciendo de las pocas cosas que le quedaban, incluida su casa, todo eso mientras la radio que colgaba en su cinturón no dejaba de sonar con insistencia, alguien lo estaba llamando también y por el tono era más una exigencia a una petición.

—Trataré de apelar por usted, Sr. Uchiha, pero no prometo nada, miré, vaya atienda sus asuntos y yo en una hora a más tardar me comunico con usted, por lo pronto ya le dije que tenemos a su hermano tranquilo, en lo que se nos autoriza algo. —comentó el médico tratando de solidarizarse.

Sasuke sólo bufó negando con su cabeza, pero viendo las circunstancia sólo pudo aceptarlo.

—Está bien, en una hora espero su llamada o igualmente volveré en cuanto atienda este asunto. —señaló disimuladamente a la radio donde se podía escuchar que un hombre gritón lo llamaba.

—Adelante, estamos en contacto.

Quedando así la conversación, Sasuke se retiró tan ensimismado que no se dio cuenta de la persona que se ocultó de él, pegada a la pared del pasillo anexo.

Una vez que Sasuke se retiró, Sakura salió de su escondite y se dirigió con el médico que había estado conversando con él.

Al decirle al médico quien era y contarle que conocía a los hermanos, este estuvo reacio de dar información con respecto al tema económico, pero cuando ella mencionó que quería hacerles un donativo, la cosa cambió y la invitaron a seguir al área administrativa.

Ahí, con el encargado y este hacerle las cuentas y menciones de los medicamentos necesarios y también de lo gastado, se dio una idea de lo que podía tener Itachi, y le entristeció pues se trataba de una enfermedad degenerativa que no tenía cura y cuyo medicamento para mantener estable al paciente era sumamente costoso.

—El gasto de la medicina que pretende donar es para un tratamiento de al menos 1 mes, pasado ese tiempo se tiene que volver a surtir, aunque en sí, conforme avance el tiempo dejarán de tener efecto en el paciente y sinceramente se considera un gasto inútil, así que le pregunto una vez más, Srta. Haruno ¿realmente quiere hacer un donativo para esta familia?

—Sí señor, y si se puede cubrir el adeudo que actualmente tienen, también me gustaría cubrirlo.

—Mmm… pues no es mucho en realidad, si tomo en cuenta lo que quiere serían 39,500 coronas (*) en total.

Sakura exhaló, pues tenía exactamente ahorrado 45,000 coronas, y el 30% de su ahorro era lo que iba a costar su primer semestre a la universidad.

—¿Y bien? ¿Le parece bien? —preguntó el administrador al verla dudar un poco.

—Sí, hagámoslo…—dijo de inmediato y sin dudarlo ni un poco.

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"De nuevo en la cama del hospital" — pensaba el melancólico Uchiha, con su vista fija en el techo del hospital. Se sentía tan mal, tan demacrado, vacío y drogado que por su cabeza fluía el pensamiento de cuando terminaría aquel calvario tanto para él y para su hermano.

Poco a poco iba perdiendo la movilidad en su cuerpo y llegaría un punto en donde no podría moverse para hacer lo más básico, no quería llegar hasta aquel punto pues definitivamente sería un golpe a su orgullo y lo que menos quería era que su hermano descuidara su vida para cuidar de un vegetal, así que rogó al dios o a cualquiera que lo escuchara porque ya se lo llevara, y si no, que al menos que se apiadaran un poco de él y le diera más fuerza a él y a su hermano.

—Joven Uchiha…—llamó una enfermera.

Estaba tan absortó que ni cuenta se había dado que había entrado la enfermera, y por lo que vio, había alguien más con ella.

—Tiene una visita.

—¡Tadá! —exclamó la chica que estaba de incognito, saliendo de su escondite.

—¿Sakura-chan? —sonrió el Uchiha al ver de nuevo a aquella chiquilla.

—Sí, yo…—respondió esta avergonzada.

—¿qué haces aquí?

—¿Qué parece? Vengo a visitarte. —le respondió ella con una sonrisa. —Bueno, la verdad es que estaba pasando por esta zona, cuando vi que te ingresaron y… eh… yo quise venir.

—Ya veo, te lo agradezco… aunque lamento que tengas que verme en una situación así.

Ella negó con la cabeza.

—Vas a ver que pronto te sentirás mejor.

El mayor de los Uchiha sonrió con tal inocencia.

—Sakura-chan la verdad es que yo…

—Lo sé, no te preocupes… y no tenemos que hablar de eso, si no quieres.

—¿Lo sabes? —cuestionó él confundido, pensando que Sasuke le había contado algo.

En la habitación, la enfermera mientras tanto le colocaba algunos medicamentos inyectados en la sonda. Cuando Itachi reparó en aquello, cuestionó que le estaban poniendo.

—Es el medicamento que necesita para controlar los efectos de su padecimiento, señor.

—¿Lo autorizaron?

—No sabría decirle, yo sólo sigo órdenes. —comentó la enfermera para posteriormente retirarse.

—¿De qué hablaban? —preguntó Sakura, fingiendo que no sabía nada.

—Mmm sólo unos problemas, que creo que Sasuke ya pudo resolver.

—Oh… ya veo.

—¿Y cómo te ha ido? ¿Qué tal la escuela? ¿Ya vas para la universidad?

—Oh, sí, yo de hecho… yo vine a dejar…—levantó la carpeta que llevaba con ella, pero dudó al decir que se supone que iría a pagar cuando ya no tenía el dinero, o al menos no completo. —Yo…

—¿Sí?

—Vine… a reclamar ¡sí, a reclamar! —soltó finalmente con una sonrisita fingida.

Quería sonreír bien, pero una pequeña parte de ella se sentía triste por no poder completar la colegiatura, aunque era más la felicidad que sentía por haber ayudado a quienes quería.

—¿Reclamar qué?

—Ah… yo…es que…

—¿Es algo del examen de admisión? —trató Itachi de adivinar.

Sakura asintió, mordiendo sus labios.

—¿Te aceptaron?

Fue entonces que ella tuvo que mentir por un bien mayor, así que negó con la cabeza.

—No pasé, y vine a reclamar y a averiguar el motivo…—mintió tratando de sostener tanto la sonrisa como la mentira.

—Ay, Sakura-chan… lo lamento mucho.

—Descuida Itachi nii… ya vendrá otra oportunidad, no pierdo las esperanzas…

—Esa es una buena actitud, te deseo la mejor de las suertes, no te rindas.

—Gracias. —tomó Sakura aquellos buenos deseos con una sincera sonrisa. —Bueno, creo que ya me voy, si Sasuke-kun me ve aquí, arderá Troya.

—Discúlpalo, Sakura-chan, mi hermano menor puede ser realmente un idiota.

Sakura negó con la cabeza.

—Está bien, conozco a Sasuke-kun y lo que menos quiero es ocasionarle molestias o angustias, así que me seguiré manteniendo alejada; sin embargo, tú… si necesitas ayuda ya sea como enfermera o amiga, puedes llamarme.

De entre las cosas que llevaba, anotó en un pequeño pedazo de papel un par de teléfonos.

—Es el del lugar donde sigo trabajando como enfermera y el de mi casa. Llama cuando quieras o si necesitas ayuda, aunque Sasuke-kun se enoje.

Itachi rio.

—Claro, y gracias por visitarme…

—No hay problema, te veo después.

Dada la despedida Sakura se retiró, sintiendo armonía en su ser a pesar del gran sacrificio que había hecho, sólo esperaba que sus padres comprendieran el motivo de su decisión.

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—¡Estúpida! ¿Cómo hiciste eso?! — reclamó Mebuki, dándole una tremenda bofetada a su hija que casi le abarcó de la mejilla al ojo.

Sakura se quedó atónita por unos segundos, mientras su madre quería seguir golpeándola de no ser por su padre que le pidió prudencia a la desquiciada mujer.

—¡¿Por qué Sakura?! ¿Por qué arruinar tu vida por unos desconocidos a los que ni siquiera les agradas?!

—Mamá… es mi decisión y también mi dinero. —se justificó Sakura rechinando los dientes del coraje, aún con su mano en su adolorida mejilla.

—Sí, será tu dinero una parte, pero otra nosotros te lo dimos como mesada desde que estabas pequeña. —regañó su padre.

—Sólo doné una parte, descuiden… no lo gasté todo, si quieren se los devuelvo para que no me lo estén cobrando.

—¡No te pongas digna, niña! No nos hagas parecer los malos, lo que te decimos es por tu bien.

—¡Yo sé bien lo que hago! Y sí, tal vez fui una idiota por dejar la carrera de medicina, pero no es el fin del mundo si no entro ahora, ya habrá un después.

—Después de esta estupidez, ni pienses que te seguiremos manteniendo como lo hemos hecho hasta ahora, así que parte de los gastos de la casa, tendrás que absorberlos tú, así como los gastos de tus colegiaturas si es que pretendes seguir estudiando y si no te gusta entonces vete a vivir a otro lado. —condenó Mebuki tal como un juez que dictaba sentencia a un criminal.

Ante tal castigo, Sakura se reservó el coraje que le hicieron sentir sus padres e incluso la hicieron dudar de la decisión que había tomado, pero después, al pensar en la humilde sonrisa de Itachi Uchiha y su alivio fue que se olvidó de todo eso y siguió firme en la idea de que había hecho lo correcto.

Sin embargo, lo cierto era que, a como pintaban sus padres que sería ahora su relación, no creyó que pudiera hacer la carrera de medicina en algún tiempo.

Así que tomó otra decisión que tampoco les gustó a sus padres, cuando días después, les avisó que estudiaría para ser médico veterinario, una carrera menos costosa a la de medicina humana y con 0 prestigio, según sus padres.

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Regresando con Sasuke, este al recibir la llamada de que darían a su hermano los medicamentos gracias a un donativo anónimo, al principio no lo creyó, pero después de que el doctor se lo confirmara una y otra vez fue que finalmente lo aceptó y se permitió respirar y sentir alivio al menos por un mes. Agradeciendo silenciosamente pero también fervorosamente a aquel donador anónimo a quien pensó siempre le debería más que un simple gracias.

Aunque, por otro lado, estaba Itachi, quien para nada se tragó del todo el cuento del donador anónimo salido de la nada, y en su lugar, comenzó a sospechar de alguien.

Aquella vez, no le dijo nada a su hermano sobre la visita que había tenido, y una vez que lo dieron de alta y regresó a casa, se puso a hacer unas investigaciones pues no tenía mucho que hacer, y entre las cosas que descubrió, destacaron dos. La primera era que la facultad de medicina tenía un pésimo sistema de seguridad en cuanto la información pues le habían dado los datos de una candidata a médico sin cuestionarlo mucho y segundo que aquella candidata a médico si había pasado el examen de admisión, pero que hasta la fecha no había acudido a inscribirse, lo cual obviamente incluía hacer un pago bastante fuerte.

—Podría ser…—comenzó a sospechar más.

Y como la intriga pudo más con él, un día llamó a Sakura y le pidió que fuera a verlo, aprovechando que Sasuke no estaba, y una vez que la recibió la interrogó hasta que finalmente la hizo confesar la verdad.

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—¿Por qué Sakura-chan? ¿Por qué lo hiciste?

—Eso ya no importa Itachi-nii

—No debiste hacerlo, era tu oportunidad, tu futuro…

—Lo sé, y el mundo no se ha acabado aún, además estoy muy feliz con mi decisión, tal vez no llegue a ser un médico que trate a personas, pero sí seré un médico que atienda animalitos, también me gusta.

Con tal respuesta, Itachi no pudo hacer otra cosa más que rendirse, pues hablar con ella era como hablar con Sasuke, a veces podían ser ambos tan tercos y tal vez por eso ambos se gustaban, aunque uno de ellos no lo admitiera y la otra pretendía ya estar rendida, pero, en fin, lo hecho, hecho estaba y ya no se podía hacer nada.

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Los meses siguieron pasando y con ello los problemas fueron aumentando, tanto, que Sasuke vendió la casa, a pesar de su hermano, para poder solventar los gastos, dejando solamente una parte de fondo para poder alquilar un cuarto que apenas y tenía una habitación que estaba destinada para el paciente, el cual poco a poco ya no podía moverse.

Llegó un punto en que Itachi ya no era capaz de levantarse por completo que le fue implantada una sonda para que pudiera hacer sus necesidades.

La poca fuerza que tenía residía ahora en sus brazos y manos que aun le eran capaces de responder para siquiera poder comer solo y auto inyectarse el medicamento que ya casi no tenía nada de efecto en él.

Estaba de más decir, que ya se sentía como un completo inútil.

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Un día, que Sasuke tuvo que ausentarse por muchas horas debido a una misión policiaca que incluía investigación e infiltración, Itachi tuvo problemas para colocarse el medicamento, sus manos dejaron de responderle haciendo que soltara la jeringa y que esta cayera debajo de uno de los muebles anexos.

La necesitaba de urgencia, pero su cuerpo no reaccionó, e incluso sintió que su respiración se agotaba y que le era incapaz de pronunciar alguna palabra, pero aun así combatió contra su padecimiento, hasta que logró tomar el teléfono que estaba en el buró izquierdo, y oprimiendo un botón que tenía guardado un registro, esperó que alguien le respondiera pues sentía que la vida se le estaba yendo.

—¿Sí, Hospital central? —respondió una persona del otro lado.

—P… por favor, nece-sito… ayuda…llamen a Haruno… Sakura…

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Sasuke estaba molesto, pues al lugar de la misión al que le había tocado ir había estado muy retirado de la ciudad en donde vivía, y para colmo estaba tan distraído que casi uno de los criminales estuvo a punto de abatirlo, motivo por el cual fue severamente regañado por su Jefe con todo y amenaza de despido, y para rematar un mal día, al llegar a la estación donde se tenía que reportar la recepcionista le avisó que alguien le había llamado diciendo que su hermano estaba mal y que había sido llevado al hospital.

En cuanto escuchó eso, se olvidó de sus problemas y trabajo y se apresuró a ir con su hermano, sin saber que al llegar al hospital se encontraría con una sorpresita.

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Cuando Sakura recibió el llamado de Itachi en su lugar de trabajo, solicitó permiso para ir con todo y una ambulancia. Una vez que llegó al departamento de los Uchiha, ella y los paramédicos se encontraron con una escena muy preocupante, pues Itachi en su desesperación por alcanzar nuevamente el medicamento había caído de la cama y se había ensuciado con todas las sondas que se habían desconectado de su cuerpo.

Sakura, muy profesionalmente, le brindó su atención médica tanto en la ambulancia hasta su llegada al hospital, donde asistió al médico que lo trató para finalmente quedarse con él a cuidarlo después de que se terminó su turno.

—¿No se te hace tarde para la escuela? —preguntó Itachi, un poco más estable.

—No pasa nada si falto un día… así que ya deja de preguntarme. —respondió Sakura, mientras revisaba que todo estuviera fluyendo bien.

—Gracias… has sido un gran apoyo, tanto para mí… como para mi hermano.

—Descuida, lo hago porque los quiero a ambos.

—Pero más a mi hermano, ¿no? —insinuó Itachi con una sonrisita. —Porque estás enamorada de él.

—Eh… no… yo…

Sakura enrojeció hasta las orejas, y más se alteró cuando la puerta se abrió de golpe y una voz que llevaba mucho tiempo sin escuchar casi la ensordece.

—¡ITACHI! —era Sasuke quien había entrado casi como un loco a la habitación.

Aunque aquella locura se disipó cuando vio que su hermano no estaba del todo solo.

—eh… yo… yo me tengo que ir, adiós Itachi-nii. —dijo está nerviosa, retirándose poco a poco, evitando cualquier tipo de contacto visual con el menor de los Uchiha, quien sólo se mostró ensombrecido ante su presencia.

Sin embargo, cuando Sakura finalmente se fue, levantó la mirada y se dirigió a su convaleciente hermano.

—No le dijiste ni hola. —regañó el mayor.

—¿Qué hacía ella aquí, Itachi?

—¿Qué parece, tonto hermanito?, es enfermera, trabaja aquí y me estuvo atendiendo aun estando fuera de turno, y con pendientes que hacer como por ejemplo ir a la facultad de veterinaria.

—¿Veterinaria? —se extrañó, levemente curioso. —Pensé que cursaría la carrera de medicina humana.

—Sí, ese era su plan. —respondió Itachi con sarcasmo. —Pero ya no pudo ir, porque gastó casi todo su dinero en ayudar a un tipo que has sido muy déspota con ella y que tiene un hermano.

—¿Qué tanto dices? ¿Qué me estás queriendo decir Itachi? —gruñó Sasuke confundido.

El mayor, aunque estaba convaleciente, era aún muy capaz de responder y ya no soportando lo idiota que era su hermano le gritó la verdad.

—¡Ella fue la que donó el medicamento hace unos meses y liquidó la deuda que teníamos! ¡ella... sacrificó el dinero de su inscripción para ayudarnos!, recibió el maltrato y las ofensas de sus padres, solo por ayudarnos… ella cambió sus planes… sólo para ayudarnos.

Sasuke estaba atónito ante lo que escuchaba y más por el tono de dolor de Itachi.

—¿Aún crees que es lástima, hermanito? Ella te ama y mucho… y por dios que, si no quieres corresponderle, lo entiendo, no te puedo obligar en ese aspecto, pero al menos dale las gracias, es lo único que te pido.

Entonces el menor se dio media vuelta, completamente sombrío, tratando de procesar cada una de las palabras que acababa de escuchar y sintiendo un tremendo remordimiento en su interior, pero sintiendo contradictoriamente una especie de felicidad.

—Sasuke… qué…

—Ya vuelvo. —fue lo único que le dijo él, antes de salir de la habitación.

El mayor de los Uchiha sólo alcanzó a sonreír.

—"tómate el tiempo que quieras, hermanito."

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Inmediatamente que Sasuke salió de la habitación preguntó a las personas alrededor si habían visto a una chica de cabello rosa; no tardó mucho para que una le señalara la dirección hacia donde esta se había marchado; así que, sin perder tiempo, se dirigió por los pasillos señalados que a la vez conducían al exterior de la clínica en la que se encontraba, y ahí, frente a la avenida principal, aparentemente esperando por un transporte, estaba ella: Sakura Haruno.

Inmediatamente acudió con ella, y antes de que esta pudiera levantar el brazo para llamar a un taxi, la detuvo y con fuerza la sostuvo de su muñeca.

—Eh… ¿qué? ¡¿Sasuke-kun?! —reaccionó ella enrojeciendo, al ver de quien se trataba. —¿Qué haces…

Pero antes de que pudiera terminar, este jaló de su brazo para llevarla a saber dónde, Sakura por un momento pensó que le reclamaría o algo por el estilo, pero no sucedió, él sólo siguió jalándola de la muñeca, aunque conforme avanzaban, su mano se fue deslizando hasta cubrir la suya. Aquel tacto la hizo enrojecer, pues ciertamente Sasuke siempre que la apuraba o la tocaba, era sólo tocando su muñeca.

Aún así, él no mencionó nada, y siguió llevándola con él, hasta que llegaron a un barrio conocido, Sakura vio que era el camino a su casa, y por un instante creyó que sólo la estaba devolviendo a donde correspondía, pero aquel pensamiento se desechó, cuando luego la arrastró hacia otra dirección también muy conocida para ella, pues era aquel espacio escondido y oscuro en donde él una vez la besó.

Ahí, escondidos entre los matorrales, la soltó, pero sólo para precipitarse hacia ella, dándole un apresurado beso en los labios.

Sakura por un momento se quedó estática por la impresión, y más porque Sasuke no la estaba besando como aquel tímido chico de 15 años, no, ahora estaba moviendo más su boca contra la suya la cual instintivamente comenzó a corresponderle y la hizo olvidar posteriormente por qué se cuestionaba tan exquisito y tierno roce, y aprovechando el contacto, se aferró a su cuello con sus brazos, y paseó sus manos por su cabello, mientras él se apoderaba de su cintura con fuerza

Sin embargo, el excitante momento, de repente se detuvo, cuando él se separó de ella, pero sólo para dejar caer su cabeza sobre su hombro.

Sakura, con la respiración agitada y labios enrojecidos, pudo sentir un leve temblor de parte de él, así como un enorme sentimiento de tristeza que se manifestaba en la manera en cómo él la apretaba en ese abrazo.

—¿Por qué? —cuestionó de repente, apretándola más —¿Por qué tienes que hacer todo esto?

Sakura sintió una presión en el pecho, deduciendo a lo que se refería él, y así como él se aferraba a ella, ella también lo hizo, tal cual lo hizo cuando lo consoló por lo de su madre.

—Sasuke-kun yo…

Ahora la que temblaba era ella, así lo percibió Sasuke, y se le hizo algo estúpido preguntar por algo que ya tenía al menos una respuesta para él, pero a pesar de saber, quería escucharlo de parte de ella.

—Sasuke-kun yo te amo, y… quiero estar contigo, siempre.

Y ahí estaban esas palabras que tanto había querido evitar escuchar, porque si en algo tenía razón Itachi era que él no se sentía digno de merecer a una persona como ella, a pesar de que él también sintiera un gran y profundo amor por ella, pero ya no podía hacer nada, ya no quería pelear consigo mismo, ni ocultar lo que realmente sentía.

La vida miserable que tenía no le satisfacía y ella era la única capaz de alegrar sus oscuros días con las cosas más simples, pero que eran dadas con mucho amor y cariño.

—Gracias por todo lo que has hecho, y… perdóname por todo lo que yo te hice, fui un idiota. Yo, también quiero estar contigo.

Unas lágrimas cayeron de su rostro, y de las pocas veces que se permitía estar vulnerable, se desahogó con esa chica tan especial para él, quien rebosante de felicidad, sólo le decía entre sollozos que jamás lo dejaría, que no se arrepentiría y que haría todo lo que estuviera en sus manos para hacerlo feliz.

Y él, no le respondió, era algo tonto para aquellas cosas, pero sin lugar a duda, también pensó en lo mismo, se encargaría de hacerla feliz costara lo que costara.

Esa vez, ambos pasaron la noche juntos en la casa de él, en el sentido de que hablaron y hablaron, aclarando cosas, contándose anécdotas sobre las decisiones tomadas y por supuesto hablando de Itachi, aquella persona que, de cierto modo, ayudó para que las cosas volvieran a su curso.

Después de aquella noche y de dar a Itachi la buena nueva sobre su relación, este pareció estar más tranquilo consigo mismo, y así se mantuvo por los meses posteriores hasta que un día sólo se quedó dormido y jamás volvió a despertar.

Itachi falleció, después de que Sasuke cumpliera 19 años.

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Para Sasuke fue un tremendo dolor el perder a su hermano, y nuevamente en lo que llevaba de vida, lloró lágrimas amargas. Sin embargo, cuando pasó todo el proceso del funeral y el respectivo papeleo y tramites que debían hacerse post mortem, se sintió tranquilo de que su hermano no hubiera sentido dolor en sus últimos días y sobre todo que se hubiera marchado satisfecho y con una sonrisa.

Y atribuyó dicho hecho de que él estaba feliz ya que contaba con su compañía y la de Sakura, la cual se volvió una invaluable ayuda para ambos después de que comenzaron su relación, claro que a los únicos que no les gustaba que ellos estuvieran juntos eran a los padres de Sakura, a los cuales Sasuke vio cuando solicitó permiso para estar con ella.

Mebuki y Kizashi a pesar de conocerlo, no le dieron un visto bueno, y como si él no hubiera estado en ese momento le advirtieron una y otra vez a su hija que se equivocaba al estar con él, citándolos, ellos dijeron: "¿Qué harás con un bueno para nada como él y que sólo te hará sufrir?", pero obviamente a Sakura le valieron aquellas palabras y por supuesto a él también, quien sólo había querido proceder de la manera correcta y como se debía hacer, pero el que los padres de Sakura no lo aceptaran no influyó para que ellos rompieran, poco le importaban los padres de su novia, aunque en lo único en que si influyeron los Haruno es que lo motivaron para demostrarles que se equivocaban con él.

Así que, ya teniendo, dicho propiamente, más tiempo para él, se dedicó a sus estudios al 100%, se salió de la policía militar, consiguió otro trabajo más allegado a lo que quería para su futuro, y cuando cumplió sus 20 años, encontró una oportunidad cuando viajó al país del Fuego, para ser preciso a la ciudad de Konoha, donde fue a un curso y conoció a Kabuto Yakushi, quien le ofreció una oportunidad única de completar sus estudios en una mejor institución al del país de las Olas.

El único problema, es que tendría que dejar a Sakura para cumplir con su meta.

Ella seguía estudiando para ser veterinaria, y así como él, también pudo concentrarse más en la carrera después de que Itachi los dejó, pero ciertamente ella estaba más atrasada que él, ya que ella se había ofrecido en su mayor parte a cuidar a su hermano con el argumento válido de que ella era enfermera titulada, en aquel momento él había aceptado pues era la única persona en la que confiaba para dejarle a su hermano, y siempre le estaría agradecido ya que asumió una parte del peso con el que él había estado cargando.

Pero ahora, necesitaba irse, le era crucial hacerlo ya que pensaba que en un país como en el que vivían jamás prosperarían, y así se lo dio a entender cuando le dijo que se marcharía, con la promesa de que algún día volvería por ella para llevársela.

Sakura tan comprensiva y amable como siempre, entendió sus motivos y le dijo que estaba bien, que si él creía que era lo correcto que lo hiciera, eso hizo sentir a Sasuke nuevamente que no la merecía, así que se empecinó en hacer todo bien, para luego ir por ella y darle la vida que creía ella se merecía.

Pero en lo que llegaba ese momento, unos días antes de marcharse, la invitó a salir, llevándola de día de campo a las montañas en un parque nacional.

Ahí, rentaron una cabaña por todo el fin de semana, y entre la quietud de la naturaleza, disfrutaron de sus últimos momentos juntos, tanto, que con los aires de la despedida y las promesas que se hacían no pudieron evitar que otra cosa pasara, cuando la temperatura en ambos aumentó y sus ropas comenzaron a caer y las caricias en ellos se apasionaron más de lo debido, hasta que finalmente se entregaron el uno al otro.

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—¿Qué piensas? —preguntó Sakura con una sonrisa.

Acostada boca abajo y sólo cubierta con una sábana, Sakura sentía exquisitamente como él delineaba con dos dedos toda la longitud de su desnudo brazo como si estos fueran dos pequeñas piernas que caminaban de un lado a otro.

Sasuke, en el mismo estado que ella, parecía querer memorizar cada parte de ella con cada roce.

—Pienso… que, si pudiera, te llevaría conmigo a Konoha…ya que no hay manera en que te vaya a dejar ir, no después de lo de esta noche.

—Descuida, yo te esperaré todo el tiempo que sea necesario, no iré a ninguna parte…—prometió ella, acercándose más a él, para acurrucarse en su pecho y cerrar los ojos, se sentía cansada después de todo lo que habían hecho.

El Uchiha, aprovechó para acariciarla por toda la espalda, yendo de abajo hacia arriba con sus dedos, provocándole cosquillas, y encontrando otros puntos que le hacían poner la piel de gallina.

—Sasuke-kun… ya... —rio ella, sonriendo sobre su pecho.

—Lo siento, ya duerme…—dijo él con una leve sonrisa, también se sentía cansado, pero no quería dormir, quería que la noche siguiera para no tener que despedirse tan pronto, y estaba tan empecinado en ello que, al escuchar la suave respiración de su novia, se le ocurrió tararear una canción que le gustaba a ella.

—¿Sasuke-kun, estás cantando? —abrió Sakura los ojos, impresionada con lo que escuchaba.

—No.

—Sí, sí lo estabas… ¡anda! ¡Sigue, canta para mí! Era mi canción favorita, ¿verdad?

—Sí, pero no, no me la sé… mejor ya duerme.

Y avergonzado, el Uchiha la apretó contra él para después cerrar los ojos y fingir que dormía.

—Ush… eres malo Sasuke-kun. —balbuceó ella, haciendo un pequeño berrinche. —pero como quiera te amo. —le sonrió.

—"Boku mo" —le respondió con una pequeña frase que se había hecho usual entre ellos cada vez que ella le decía que lo amaba.

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El tiempo siguió avanzando y con ello llegaron las despedidas y los nuevos comienzos.

Sasuke dejó a Sakura para establecerse en un nuevo país, en una nueva ciudad donde viviría con un nuevo compañero, Kabuto, él mismo personaje que le había dado la oportunidad para avanzar en la vida.

Desde ese momento le puso extra a todo su esfuerzo, pues tenía promesas que cumplir, tanto a Itachi como a Sakura.

Esta última, con su novio lejos de ella, siguió esforzándose también en sus estudios y trabajo, siempre comunicándose con Sasuke a través de cartas o llamadas telefónicas, y así estuvieron ambos hasta que pasó alrededor de un año, lo que significó un logro para ambos pues muchos les decían que esa relación no perduraría debido a la distancia, quienes alegaban aquello eran los padres de Sakura que, sin perdonarla todavía por haber dejado la carrera de medicina, le hacían ver constantemente el error que supuestamente había cometido.

Llegó un momento en que Sakura no soportó sus críticas, y sintiendo que Sasuke era el único que la apoyaba, hizo algo impensable. Se salió de la escuela y buscó la forma de revalidar materias en un nuevo sitio, en la universidad para veterinarios en la ciudad de Konoha.

Contra todo pronóstico, fue aceptada bajo dichas condiciones y así un día y sin hacérselo saber a Sasuke o a su familia, tomó sus maletas y se fue a cumplir sus metas a otro lado y por supuesto a estar a lado de su ser amado.

Grande fue la sorpresa para el Uchiha cuando la vio llegar al departamento que compartía con su compañero, pero después de que ella le contara todo lo sucedido, él la apoyó incondicionalmente sin cuestionarla, tal como ella lo hacía, y así, ambos retomaron su relación.

Él vivía con su compañero, y ella (ya que no estaban casados y para no ocasionar gastos extras y habladurías) optó por vivir en el campus universitario, hasta que finalmente comenzó sus prácticas en el establecimiento de los Inuzuka, quienes le ofrecieron un cuarto para su estadía.

Un par de años después ella se graduó como médico veterinario, mientras que Sasuke ya graduado también unos años antes, trabajaba exitosamente en un banco.

Y así siguieron hasta el tiempo actual, cuando finalmente vieron realizado su sueño de tener una casa, o más bien, tener un departamento juntos.

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Tiempo actual.

—¡Ah!... parece que llegamos justo a tiempo. —Dijo Kiba con una sonrisita pícara, a la vez que trataba de que un montón de cajas que llevaba no se le cayeran. —Princesa, su príncipe amargado la espera. —señaló a quien parecía esperarlos fuera del departamento.

—Cierra la boca, Kiba.

Regañó Sakura con una sonrisita, dejando la jaula de su mascota de lado para acudir con Sasuke, el cual, acompañado de Kabuto, se abstuvo de meter la llave en la cerradura de la puerta hasta que ella llegara.

—Hola… por fin…—saludó ella muy entusiasmada.

—Sí, y aquí están… las llaves de tu nuevo hogar. —dijo él con una tenue sonrisa, ofreciéndole la oportunidad de ser ella quien inaugurara el sitio.

—Nuestro hogar. —corrigió ella, aceptando su ofrecimiento y colocando la llave para después girarla y quitar el cerrojo.

Cuando la puerta se abrió, la luz del interior los iluminó como si le diera la bienvenida a una nueva vida.

Continuará.

N/A: tiempo sin escribir este fic, estaba buscando la manera de resumir todo lo que quería, quien sabe si hay alguien por ahí leyendo, pero igual lo seguiré escribiendo.

* Corona: denominación de una moneda, creo que en Europa.

Saluditos a todos.

07 de agosto de 2022