Cueste lo que Cueste
A Victor, Irene, David y Quique. Por llenar mi vida de magia y esperanza.
Beginning: Bueno, ahí está la dedicatoria del Fan Fiction. Espero que os guste a todos este pequeño cap que digamos es el comienzo de todo. Nos leemos en el próximo cap!
Capítulo 1: Ni veinticuatro horas
-Registraron el bosque y la maleza, pero nunca encontraron los cadáveres de los niños. Todavía hoy, en las noches oscuras y en calma, pueden oirse sus lamentos lastimosos susurrando desesperadamente a través de los árboles...
-¡Qué historia tan tétrica Amy!.-Exclamó Sinead.-¿Dónde la has escuchado?
Estaban las cuatro chicas en su primera noche en el colegio Hogwarts en el dormitorio de las chicas de Gryffindor, contando historias de miedo como había sido tradición en los 5 cursos que habían pasado ya en el colegio.
-Me la inventé yo, tomando algunos detalles de referencia.-Dijo la morena con aires de orgullo señalándose a sí misma. Las tres chicas rieron al ver este gesto.
-Bah, a mí me gustan más las historias de la realidad. Estoy un poco cansada de las típicas de siempre.-Dijo Lily.
-Pues a ver, deléitanos con una historia ''de la realidad'' como dices tú, Lily.-Dijo Amy.
Lily sacó una linterna de su baúl con la que se alumbró el rostro. Amy alzó una ceja pero se limitó a escuchar.
-¿Habéis oido lo que dicen en El Profeta sobre la bestia en Little Hungleton?.-Preguntó Lily despacio en un susurro. Lauren, Sinead y Amy asintieron mirándola con atención.
-Bien... cuenta la leyenda que hace cientos de años una hermosa moza huérfana que cuidaba de sus hermanos menores iba al mismo río a lavar la ropa.-Prosiguió Lily con el mismo tono.-Pero el día 5 de agosto cerca de las 5 de la tarde...-Lily esperó para dar emoción a la historia...
-¿Qué pasó!.-Dijo una Amy ansiosa que estaba retorciendo las sábanas de su cama.
-...El cielo se nubló, parecía de noche, hacía frío. La gente se fue a sus casas temiendo que comenzara una tormenta.-Siguió Lily lentamente.-Pero la jóven moza fue como cada tarde a lavar la ropa al río, cuando...-Lily hizo una pausa en la que miró melancólicamente hacia la ventana y dijo.-¡Unos tremendos ojos amarillos se reflejaron en el río!
Lauren ahogó un grito. Pero Amy siguió testaruda.
-Pero Lily, si era un basilisco y dices que se reflejó en el río, la chica solo se quedaría petrificada.-Dijo Amy.
-Aún no he acabado.-La cortó Lily. Amy se encogió de hombros y le prestó atención de nuevo.-La jóven moza no se había percatado de la presencia de tal bestia a sus espaldas... excepto... cuando oyó las voces de sus hermanos menores detrás suya. Gemían y aullaban como si se ahogaran en dolor. La muchacha se dió la vuelta enseguida y...-Lily bajó la mirada para acabar.-La última imágen que vió en su vida era la de sus pobres hermanos perdiendo cada parte de su cuerpo por obra del basilisco y ésta, al mirar sus ojos... murió.
Sinead se acomodó entre dos almohadas espectante.
-Cada 5 de agosto en el pueblo de Little Hungleton se manifiesta el fantasma horrorizado de la jóven moza a lavar su ropa y la de sus hermanos en el río como hizo toda su vida...-Dijo Lily con un deje de voz.-¿Y bien, qué os ha parecido?-Dijo radiante recuperando su tono de voz.
-Impresionante.-Es lo que pudo decir Sinead y ésta se estiró dejándo caer al suelo una almohada.
-Bien, bien.-Dijo Amy satisfecha y sonrió.
-¿Qué es todo ese ruido de abajo?.-Lauren se había quedado quieta aguzando el oído. En efecto, abajo, en la sala común de Gryffindor se oía un escándalo. Gritos y gente tirando cosas. Las cuatro chicas se levantaron y bajaron corriendo las escaleras del dormitorio y contemplaron la escena.
Los cuatro merodeadores estaban armando todo aquello con artículos de broma de la tienda Zonko y demás artilugios con los que, por lo visto, quisieron ''probar'' su calidad.
-¡Potter!.-Chilló Lily con lo que la habitación se quedó en silencio. Era prefecta y no quería luego tener que meterse en líos por no supervisar bien lo que ocurre.-¿Se puede saber qué haceis tú y tus amiguitos!.-Lily temblaba mientras observaba los ojos castaños de James con furia. No se conocían demasiado, pero lo suficiente como para poder insultarse con comodidad.
-No tienes papel en esto Evans.-James se dió la vuelta ignorándola.-Luego si quieres jugamos.-pero ésta se abalanzó sobre él armando otra vez un jaleo terrible.
-¡Levicorpus!.-Gritó Lily apuntando a James pero este a su vez lanzó otro maleficio y rebotaron.
Laurien, Sinead y Amy sacaron sus varitas preparadas para atacar.
-¡Petrificus total...!.-Gritó Sirius apuntando a Amy pero Laurien se interpuso gritando con furia.
-¡IMPEDIMENTA!.-Chilló ésta.
-Oh, no. Hechizos a tu propio primo no, Laurien.-Dijo Sirius en una carcajada.
-¡Tócalas un pelo y te arrepentirás primito!.-Le desafió ésta.
La profesora Mcgonnagall irrumpió en la sala y se quedó sin habla al ver a todos los gryffindors espectantes a como Lily se libraba de un James que intentaba bloquearla e intentar meterle mano a la vez, un Lupin lanzando maleficios a Amy y un Sirius tan loco y furioso que lanzaba los hechizos sin pensarlo mientras su prima le gritaba algo tipoo ''¿me vas a lanzar ahora un hechizo de hacer palomitas? porque visto como has lanzado el de secar la ropa...''
-¡YA ESTÁ BIEN!.-Todos se quedaron paralizados y Peter con una pierna en el aire que le hacía tomar aspecto de un perro que lleva dos meses sin hacer sus necesidades.-Todo el mundo a sus dormitorios exepto los sres. Black, Potter, Lupin, Pettigrew y las señoritas Flaherty, Evans, Sommers y Black, que me acompañarán a mi despacho. ¡Vamos!
Los chicos obedecieron aún fulminándose con la mirada entre ellos. No hablaron en el camino a su despacho y la profesora Mcgonnagall temblaba de ira. Cerró la puerta después de ella y los observó desde su escritorio.
-...¡El primer día!.-Comenzó enojada Mcgonnagall.-¡El primer día y ya tengo noticias de vuestras gamberradas¡Y vosotras, señoritas, no me esperaba ese comportamiento!
-Profesora Mcgonnagall... los merodeadores habían armado un jaleo y nosotras...-Comenzó Lily mirando hacia el suelo.
-¡Nada! Señorita Evans, como prefecta que es debería informarme a mí y no meterse en esos asuntos.-Mcgonnagall estaba decepcionada, los miraba a todos con desaprobación mientras estos agachaban la cabeza.-Se les descontarán 25 puntos... a cada uno.
Amy gruñó con fastidio mirando también al suelo...
-Cumplirán castigo con el sr. Filch el próximo sábado a las seis de la tarde. No tengo nada más que decir... otro incidente de estos podría provocarles la expulsión. Pueden retirarse.-Acabó Mcgonnagall todavía decepcionada.
-Te juro que mato a Evans.-Dijo un James furioso cuando los cuatro entraron en el dormitorio.
-Sabemos que no lo harías cornamenta.-Dijo Sirius riendo.
-Lo sé, y es lo que me jode. Evans... la queridísima Evans y su escuadrón de pijas.
-Bueno, no todas lo son...-Dijo Remus que no había pronunciado palabra desde que estuvieron en la sala común.-A saber que castigo nos pondrá Filch, conociendo lo loco que está puede ser capaz de cualquier castigo macabro.-Dijo rápidamente para cambiar de tema.
-Sí... pero no te preocupes, Dumbledore no le deja hacer castigos crueles que supongan ese tipo de sufrimiento.-Dijo James a Lupin.
-Por cierto¿quién se chivó?.-Preguntó Sirius.
-Bah, eso se dan cuenta los profesores con tanto jaleo y eso, o también podría haber sido un fantasma o... un niño de primero asutado.-Dijo Peter riendo.
James alzó una ceja y se acostó en su cama corriendo el dosel. Había estado muy cerca, y aún no sabía la verdad sobre sus sentimientos hacia Evans. Un primer día... ni veinticuatro horas habían durado sin recibir castigo. Aunque ese Stan Corner se lo había merecido, por lo menos se habían vengado...
A la mañana siguiente, las chicas desayunaron con más ánimo que la noche anterior. Lauren leía El Profeta mientras Lily comprobaba el horario de las asignaturas que tendrían.
-Mierda, dos horas de transformaciones.-Dijo Lily.
-¿Ahora?.-Preguntó Amy mientras untaba de melaza su tostada.
-Sip.-Contestó Lily doblando su horario e introduciéndolo en la mochila.
Se dispusieron a ir hacia la puerta del Gran Comedor donde se cruzaron con los merodeadores que ni las miraron. Llegaron al aula de transformaciones un poco antes y se pusieron a preparar las cosas cuando la profesora Mcgonnagall entró en el aula pidiendo silencio.
-Bien, hoy vamos a ver las transformaciones humanas.-Comenzó la profesora Mcgonnagall y una tiza escribió en la pizarra varias sugerencias. Todo el mundo se animó al oir esto pero sus caras cambiaron un poco al comrpobar que sólo transformarían el color de su pelo.
A Sirius no le salía muy bien, en tan media hora había conseguido quemarse una ceja y teñirse de rojo las pestañas. James lo observó con una carcajada y recorrió la habitación para hallar una chica rubia guapísima, con los ojos verdes y una mirada tentativa.
-Es Evans...-Murmuró James. Y la chica rubia se giró con gracia para dedicarle una mirada asesina. James se quedó con la cara de un teletubbie que ha visto un capítulo de Rasca y Pica.
Lupin le pasó una mano por delante de la mirada para que reaccionara y James miró rápidamente a su amigo.
-No... no la había reconocido.-Y se centró de nuevo en el reflejo de su espejo que mostraba un james con el pelo castaño al que quiso añadir unas cuantas mechas.
Remus alzó una ceja y miró a Peter y Sirius que afirmaron lentamente en con desaprobación. Lupin entendió esto como un ''sí, le gusta Lily, no tiene remedio.'' pero, no sabía por qué, esta idea no le agradaba del todo. No quería que Lily fuera a parar con alguien como James, que un día quiere a esa y otro día a la otra. Era su amiga, no lo toleraría, pero James... también era su amigo.
El resto de la clase la profesora Mcgonnagall vigiló de cerca a los merodeadores y a las chicas. Pero se quedó más tranquila al ver que transcurrió la clase con total naturalidad. Lily se despidió de sus amigas pues ellas tenían otras materias. Ella había sido la única que había obtenido el nivel necesario de los TIMOS en DCLAO. Se dirigía entonces al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, para desgracia de Gryffindor, les tocaba con Slytherin.
Snape entró en el aula con sus libros y un aire de superioridad tan despreciable que daban ganas de bajarle la cabeza de orgullo con uan colleja. Pero James pareció haber pensado cosas más macabras a juzgar por cómo lo miró en cuanto éste puso un pie en la clase.
-Qué, Potter. ¿Te gustó la broma de Stan Corner?.-Dijo Snape arrastrando las palabras apartándose su grasiento pelo negro de la cara.
-Vete a la mierda, Quejicus.-Dijo James con tal énfasis que parecía mentira que estuviera conteniéndose.
-Oh, el primer sábado y un castigo con la sangre sucia ¿eh?.-Dijo Snape divirtiéndose.
-¡No... vuelvas, a llamarla... sangre sucia...!.-Dijo James levantándose y poniéndose a la altura de Snape.
-¿O si no qué¿Irás a Dumbledore?.-Dijo Snape entre risas.-Profi, profi... Severus me está recordando que no tengo cerebro.-Imitó Snape con una voz chillona.
-¡Tú cállate, Snivellius! O tendremos que lavarte esa asquerosa boca.-Dijo Sirius sujetando a James, éste estaba rojo de ira. Lupin y Peter ayudaron a Sirius a sujetarle.
-Oh... mi querida celebridad. Sirius, Sirius... me gustaría ver que algún día pises el mugriento suelo de Azkaban y sientas perder el alma con los dementores.-Dijo fríamente Snape acabando con una cruel sonrisa.
-Sí, quizás mi crimen para ir allí fuera arrancarte esa vieja rata muerta que llevas siempre para cubrir tu ausencia de cerebro, oh no, es una fregona comida de polvo con el que has limpiado la mierda de tu ciénaga. Porque aún hay ratas ¿verdad, ah no. Es tu familia, que tiene parentezco a ti.-Acabó Sirius observando ahora que las chicas lo estaban prestando atención. Snape sacó su varita pero los merodeadores fueron más rápidos.
-¡INCARCERO!.-Gritó James con furia, pero Lily se interpuso a ayudar a Snape.
-Tócalo, Potter y tomarás la viagra a los 15.-Dijo Lily desafiante con su varita en mano.
-¡Apártate, Evans! O tendré que hacer algo que no desearías.-Dijo James concentrado.
-Oh, ya lo creo que me gustaría saber qué es capaz de hacer ese cerebro de esponja.-Dijo Lily Burlándose.
-Evans... no deberías meterte...-Dijo Lupin cuidadosamente.
-Tú tampoco, Remus. Dejadlo en paz de una vez.-Pero Lily fue interrumpida pues Snape le había lanzado un maleficio y ésta cayó al suelo desprevenida.
-No necesito la ayuda de una asquerosa sangre sucia como Evans.-Dijo Snape arrastrando las palabras. Lily no reaccionó pero James se le echó encima gritando.
-¡SECTUM...!.-Gritó James.
-¡NO!.-Lily lanzó un maleficio a James y este cayó estrepitósamente encima de ella. Lupin, Sirius y Peter, que no habían podido sujetar a James apuntaban preocupados a Snape y miraban a la vez de reojo a James y Lily.
-¿Qué está pasando aquí?.-El profesor Rupert, de Defensa Contra las Artes Oscuras irrumpió en el aula. Todos quedaron en silencio. El profesor contempló una escena que no lo dejó por más que perplejo. Dos de sus alumnos hallados uno encima del otro (una escena que, claramente se podría malinterpretar) otros tres apuntando a un Slytherin que estaba medio atado y sangrando por los dos orificios nasales.-Todos al despacho de Dumbledore... YA.-Dijo el profesor Rupert con la vena de la sien temblando de enfado. Lily se quitó de encima a James de un empujón y se dirigió resignada a la oficina del profesor Dumbledore junto con Snape, Peter, Lupin y Sirius. James dudó un momento y fue con ellos suspirando también resignado.
-¿Ahora cuál es la contraseña?.-Preguntó Peter apoyándo las manos en la pared cuando llegaron en frente de las dos gárgolas.
-Hmmm... piensa en algo estúpido relacionado con la comida.-Dijo Sirius.
-¡Jamón con chocolate!.-Gritó un James confiado alzando la mano hacia la puerta como si dijera ''ábrete sésamo'' con un tono trágico. Esto fue en vano, las gárgolas no pudieron más que rieir similares a ienas. Lily frunció el ceño mirando a James.-¿Qué? Conociendo a Dumbledore...
Snape hizo una mueca de decir ''necios...'' y puso cara de asco. Lily lo miró un segundo pero éste no fue capaz de aguantarle la mirada.
-Meigas a la ensalada.-Dijo Sirius con el mismo resultado.
-Oh, hacen falta unas pocas palabras para abrir esa puerta señor Black.-Dijo una voz. Todos se giraron y contemplaron a un radiante Dumbledore.-Papanatas, llorones, baratijas, pellizco...-Pronunció entonces. Lily no sabía si reir o llorar, pero rápidamente observó que se trataba de la contraseña. Las gárgolas se hicieron a un lado y dejaron al descubierto las recordadas escaleras de caracol. Dumbledore hizo una seña y todos entraron. Cuando cerró la puerta tras de sí, notaron que no se le veía enfadado, ni contento, ni orgulloso... ¡Dios¿qué cara era esa?
-Muy buenas esas contraseñas que habeis intentado probar.-Dijo Dumbledore sonriente.-Lástima que no pueda decir lo mismo de los hechizos con los que os habéis deleitado hoy.-Dijo Dumbledore un poco más severo.
-Profesor... Remus no ha hecho nada, y algunos de sus amigos tampoco, tan solo...-Comenzó Lily.
-¡Oh! Ya lo creo que sé lo que pasó, señorita Evans. Y me alegra que mis alumnos de Gryffindor sean tan honestos... pero me gustaría que lo fueran también con el resto de las casas del colegio.-Lily bajó la cabeza al oir esto.-Y aun así.-Siguió Dumbledore.-Tampoco fue buena idea que usted se entrometiera.
-Lo sé profesor, creo que tan solo... quería defender un amigo.-Dijo Lily bajando el tono de voz.
-¿Un amigo que te llama sangre sucia?.-Dijo un James alterado.
-Señor Potter, creo que no debe cuestionar los motivos de la amistad. Yo ahora estoy aqui para imponeros un castigo.-Lo cortó Dumbledore juntando las yemas de los dedos.
-Sí señor...-Dijeron.
-Tengo entendido que el sábado tienen otro castigo con el conserje Argus Filch.-Y los demás asintieron.
-Creo que vendría bien que ese día cumplieran castigo conmigo y pudieran tomar esa noche.-Dijo Dumbledore pensativo.
-¡Pero profesor! Ni Sinead, ni Laurien ni tampoco Amy cumplen más de un castigo.-Dijo Lily nerviosa.
-No se preocupe por ello señorita Evans, ellas podrán partir a media noche, al igual que los señores Black, Pettigrew y Lupin...-Dijo Dumbledore con tranquilidad.
-¿Y nosotros tres...?.-Dijo James casi murmurando.
-Pasarán la noche en los terrenos, pues van a ayudar al guardabosques en una tarea.
-¿El señor Crawfort?.-Preguntó un Snape indignado.
-Sí, señor Snape... el señor Parker Crawfort.-Concluyó Albus.-Y ahora será mejor que se encaminen hacia el Gran Comedor, creo que los elfos nos deleitarán de nuevo con su excelente cocina.-Y dicho esto, Dumbledore se levantó y sonó la campana. Los seis salieron del despacho de Dumbledore y por último éste que comenzó a taradear una canción sobre ''Gryndillows'' mientras se perdía de vista por el pasillo.
Snape no dijo palabra, se echó la mochila al hombro y se encaminó hacia su sala común. Lily se despidió de Remus y fue al Gran Comedor, en busca de sus amigas.
-¿Qué tienes que hacer qué!.-Se alarmó Amy.
-¿Con el señor Parker?.-Preguntó Lauren.
-¿CON JAMES?.-Dijo Sinead a la que Lily le tuvo que hacer señas para que bajara la voz.
-Sí... después de cumplir el castigo todos vosotras y los tres merodeadores os podréis ir.-Dijo una Lily resignada.
-Todo por culpa de ese Snivellius...-Maldijo Amy.-Lily, deberías dejar de sacarle las castañas del fuego¡mira cómo te lo agradece después!
-Lo sé, Amy. Pero ya conoces a Severus. Es muy independiente y no quiere que lo vean en público con...-Lily no acabó la frase.
-Contigo.-Dijo Laurien rápidamente.
-Con una hija de muggles.-Concluyó Lily mirando su comida. Pocas veces habían visto a Lily mirar un plato de comida y no devorarlo al instante. En un día se había conseguido quitar del medio el primer sábado en Hogwarts por una tontería. Lily suspiró y se levantaron para recoger el material para Pociones.
-¡Eh¡Evans!.-La llamó James cuando salió del Gran Comedor seguida de Laurien, Amy y Sinead. Lily se dió la vuelta y escuchó monótonamente a James.-¿Podemos hablar?
-¿Tú¿Y yo¿Hablar?.-Lily soltó una carcajada y James esperó.
-No sabía que te hubieras convertido en indio, supongo que las malas compañías...
-Dime qué quieres de una vez, Potter.-Lily se puso seria.
-Ya te lo he dicho, quiero hablar contigo.-Dijo éste.
-¿Y qué estamos haciendo¿Asar salchichas?.-Sinead tiró del brazo de Lily pues notaba que en pocos segundos podía ganarse otro castigo.
-A - SO - LAS.-Dijo James perdiendo la paciencia y señalando con la cabeza a sus amigas. Pero en ese momento sonó la campana y comenzarían las clases de la tarde.-Estupendo... ya te veré luego.-Dijo un James enfadado y se perdió de vista.
Las cuatro se miraron y asintieron, primer lema ''nada de merodeadores''. Y sin más dilación partieron hacia las mazmorras. Lily se estuvo preguntando toda la clase qué es lo que le querría decir James. Normalmente, siempre lo había visto demasiado ocupado rodeándose de chicas más populares y ''guapas'' por todo Hogwarts como para reparar en su presencia. ¿Habría llevado el pequeño incidente de anoche a querer acabar con ella?
-¡Señorita Evans!.-El profesor Slughorn le llamó la atención por segunda vez.-Otra vez se queda ensimismada, por favor, preste un poco de atención a su caldero.-Dijo éste y se dió la vuelta hacia unos alumnos de Hufflepuff. El profesor Slughorn era un hombre gordo, con bigote de morsa y unos andares similares a un cerdo que a penas si acaba de comer y vuelve al corral. Tenía una costumbre que Dumbledore no siempre pudo apreciar, y es que era un profesor muy favoritista y tenía el famoso llamado ''Club Slugh'' al que, por sus prodigiosos conocimientos en pociones y demás, Lily pertenecía.
-Después de las clases hablo con ella.-Murmuró James a sus amigos.
-¿Qué piensas decirle?.-Preguntó un Sirius extrañado.
-No sé, cualquier cosa. Me da igual.-Contestó el merodeador sin quitarle ojo a la pelirroja.
-Me parece que te estás obsesionando.-Dijo Sirius frunciendo el ceño.
-No, tan solo quiero vengarme de...-James no pudo acabar.
-¿PERO ES QUE AQUÍ NO SE PUEDE CONSERVAR EL SILENCIO!.-Slughorn estaba rojo y le temblaba la vena de la sien, solía ocurrirle cuando se enfadaba. A Lily le recordaba al novio de su hermana, Vernon, cada vez que perdía jugando con sus amigos.-Señor Potter, lleva usted en este colegio menos de un día y he sido informado de que ya tiene pendiente dos castigos ¿quiere aumentarlos?.-El profesor Slughorn se dió la vuelta y siguió con sus apuntes sobre las pociones de sus alumnos. James suspiró y sonó la campana que indicaba el cambio de clases.
-Os veré ahora.-Se despidió Lupin. Cogió las cosas y se fue corriendo por la puerta.
-¿Y este...?.-Se extrañó James.
-Ni idea.-Dijo Sirius y llegó una chica rubia con los ojos celeste claro que rodeó su cuello desde atrás y le dio un beso en la mejilla.
-No he podido verte desde el banquete mi chumi.-Le dijo la rubia a Sirius quien empezó a acariciarle el pelo mientras salían del aula.
-Ya, he tenido mucho lío, Kelly.-Le dijo cariñosamente Sirius. James empujó a Peter para que se fueran de ahí cuanto antes.
-Nosotros nos vamos, tortolitos, antes de que vuestra atmósfera me contamine de ''cursilitis''.-Dijo James burlonamente.-Nos vemos luego, crack.-Se despidió de Sirius.
-Hasta luego, brother. Y a ver si enganchas ya una pajarita que no te queda bien estar solo.-Dijo Sirius riendo.
James soltó sus cosas en la torre de Gryffindor y miró al cielo desde la ventana junto a la cama de Peter. Estaba anocheciendo y esa noche tendrían que ir con Lupin para... aquello que tenían pendiente hace tiempo. Bajo las escaleras, cruzó la sala común para llegar a la puerta del cuadro de la Señora Gorda y se dirigió hacia la torre de astronomía.
-¡Eh, eh! Espérame, James.-La voz ahogada de Peter se oyó detrás de sus pasos y se dió la vuelta para esperar a un Pettigrew corriendo por el corredor con sus cortas piernas como podía. James aminoró el paso sonriendo.
-¿Dónde están los otros dos?.-Preguntó Peter.
-No tengo ni idea.-Respondió James. Miró su reloj y se quedó parado un instante que parecieron horas...-Peter... ¡corre!
-¿Qué, qué pasa?.-Dijo Peter que fue arrastrado a toda velocidad por su amigo hasta la torre de astronomía. Cuando llegaron ya habían comenzado la clase y James abrió la puerta jadeando.
-Hombre, por fin llegan. A saber qué estaban haciendo el señor Potter y usted.-Dijo la profesora Zoraida. James y Peter se sentaron en su sitio sin decir nada. Sirius saludó a éstos dos y James sonrió. La profesora Zoraida era una mujer alta, con el cabello a los hombros negro como el azabache y los ojos de un marrón oscuro profundo. Sus ropas siempre eran muy llamativas entre los alumnos. Las chicas se metían con ella a sus espaldas diciendo cosas como que no tenía gusto al vestir y demás. Pero, en el fondo, era muy buena profesora. Casi se le podía comparar con Mcgonnagall, y además, era experta en todo lo relativo a los astros e interpretación de éstos.
-Estaba diciendo, que esta asignatura no tendrá nada que ver con lo que han estudiado cursos anteriores.-La profesora se paseó por la clase mientras hablaba.-Especialmente porque el año que viene tendréis todos los ÉXTASIS y quisiera prepararos bien para que ese Exámen Terrible de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas pase a ser un simple papel fácil de rellenar con todo lo que sabéis y más.
-¿Pero no nos deberían preparar el año que viene?.-Preguntó un alumno de Ravenclaw.
-¿Quiere dejar las cosas para última hora, señor Mattew?.-Preguntó la profesora sentándose al borde de su escritorio.
-¿No deberíamos dar para la preparación más práctica que teoría?.-Preguntó otro alumno.
-Para las pruebas que le pondrán tendrán que emplear ambos en relación aunque la prueba sea práctica, tendrán que aprender teoría para llevarla a cabo ¿no?.-Contestó la profesora Zoraida.-No perdamos más tiempo y vamos a hacer un repaso de las lunas de cada planeta del Sistema Solar.-Comenzó la profesora repartiendo unos pergaminos con preguntas.
-Pero nos hará falta saber algo más que las lunas de los planetas.-Dijo Sirius murmurando.
-Pero bueno¿todos vamos a cuestionar lo que hace el profesor? Ya sabré yo lo que hago¿o quiere dar usted la clase si tan listo cree que es?.-Dijo la profesora indignada. Sirius se encogió de hombros y fingió que leía el pergamino que le acababa de repartir.-Venga por aquí, señor Black.-La profesora lo cogió del brazo y ésta se sentó en su lugar.-Comience la clase.
-Eh... ¿profesora...?
-No, señor Black. Ahora usted es el profesor, decida qué es lo mejor para sus alumnos.
-Ejejj, bueno.-Sirius estaba sudando y James partiéndose de la cara que ponía.-Potter, por reirse me va a recitar todas las lunas usted solo.-Dijo Sirius mirando de reojo a la profesora Zoraida. James se puso pálido.
-Profesora Zoraida¿habla en serio?.-Preguntó James, que la tenía a su lado sentada, en el lugar que antes ocupó Sirius.
-No, perdona. El profesor te ha dicho que hagas algo.-Dijo ella indiferente.
-Eh... Marte tiene dos lunas.-Dijo James no muy seguro, había pasado todo el verano tirado en el sofá. ''Como todos'' pensó James.- Se... se llaman Fobos y...
La profesora Zoraida levantó la mano. Sirius, que tampoco se las sabía le correspondió el turno de palabra esperando las respuesta.
-¿Si, señora Kenneth?.-Dijo Sirius tartamudeando.
-Yo tampoco conozco la respuesta¿podría facilitárnosla?.-Dijo la profesora sonriendo malévolamente. Lily estaba contemplando la escena con sus amigas en silencio como el resto de la clase. A lily le encantaba esa profesora, siempre hacía ese tipo de cosas a los merodeadores. Y pensando en los merodeadores¿dónde estaba Lupin?.
-Claro, claro... esto... ¿algún alumno quiere participar antes de que yo diga la respuesta?.-Dijo Sirius esperanzado porque algún empollón de Ravenclaw levantara la mano. Nadie se movió.-¿Por diez puntos?.-Nada...-¿Cincuenta?.-Todos seguían tal cual.-Joder, esto parece una subasta.-Murmuró y algunas risitas se notaron al fondo del aula.-Está bien, yo tampoco la sé. ¿Vale?.-Todos aplaudieron entre risas y la profesora se levantó dejándole libre el sitio a Sirius.
-Para que veas que no es tan fácil. Y la luna que nuestro compañero quería decir era Deimos. Fobos y Deimos, las dos lunas de Marte. El domingo por la tarde los señores Black y Potter tendrán una cita conmigo en mi despacho a las seis.-Dijo la profesora Zoraida.-¿Señorita Evans?.-Lily había levantado la mano para decir las lunas de Júpiter.
-El próximo planeta tiene cuatro lunas. Lo, Europa, Ganímedes y Calisto.-Dijo ésta y James murmuró algo que sonó a ''mirando el libro cualquiera...''.
-Exacto, diez puntos para Gryffindor. Quizás la señorita Evans tenga que darles clases a vosotros dos, por su ignorancia. Respecto a los dos, por supuesto.-La profesora sonrío y prosiguió la clase.
Cuando sonó la campana James, Sirius y Peter salieron corriendo del aula.
-¿Qué tendrán ahora estos dos?.-Preguntó Sinead.
-Hmm... no he visto a Lupin desde el almuerzo.-Dijo Amy.
-Yo sí le vi.-Dijo Lily.-Salió corriendo de pociones en cuanto sonó la campana.
-Pero él da astronomía... ¿cómo es que no ha aparecido?.-Dijo Laurien. Las chicas comenzaron su camino hacia la torre de Gryffindor para dejar sus cosas e ir a cenar.
-Antílopes.-Dijo Lily y el retrato de la Señora Gorda les dejó paso a la sala común de Gryffindor. Las cuatro chicas entraron y se dirigieron al dormitorio a dejar el material. Lupin estaba en uno de los sillones cerca de la chimenea frotándose las manos y un poco pálido.
Las demás chicas parecieron no haberse dado cuenta de su presencia en la sala común, ahora desierta excepto por Lupin. Amy se acercó al sillón y contempló un Lupin temblando con el miedo en la mirada que contemplaba las llamas.
-¿Te... te encuentras bien?.-Amy no era partidaria de llevarse con los merodeadores pero Lupin era diferente. Siempre había sido el que parecía tener un poco más de cerebro que sus amigos.
-¡Hola!.-Remus se dio cuenta de la presencia de Amy y sonrió, procurando disimular sus temblores.-Estoy bien, gracias.
-¿Estás seguro?.-Amy se sentó a su lado.-Estás pálido.-Amy le tocó la frente con cuidado y Lupin se estremeció, nunca había notado unas manos tan suaves que lo tranquilizaban en ese tenso momento... Lupin bajó la cabeza cogiéndole la mano que ahora lo acariciaba. Amy se quedó inmóvil y miró a Remus.-No te he visto en todo el día.
-Ya... bueno, he estado dando clases esp...-Remus calló de repente y Amy supuso que había dicho algo que no debería.-Quiero decir que las clases a las que fui me puse enfermo y tuve que ir a la enfermería.-Siguió Remus.
-Remus... ya sé que tú y yo nunca hemos tenido buena amistad.-Más bien, ni si quiera habían dicho más de cuatro palabras seguidas nunca y menos a solas.-Pero intuyo que te pasa algo...-Dijo Amy frunciendo el ceño.
-Tenéis que tener cuidado...-Comenzó Lupin con una voz débil.-No acaban más que de empezar.
-¿Quién¿Qué pasa?.-Amy empezó a preocuparse.
-Los merodeadores... esta noche comienza todo. Dile a Lily que la quiero muchísimo pero tengo que ayudarles. Y a ti también...-Lupin la miró a los ojos aún con la mano de Amy entre las suyas.
-Pero Remus... ¿qué pasa¿a qué los vas a ayudar...?.-Amy nunca había visto que uno de los merodeadores se comportara así con ella y más por su exiguo carácter con los chicos. Remus abrió la boca para hablar pero las chicas hicieron su aparición en ese momento.
En cuanto las oyeron venir por las escaleras riendo Amy se soltó de Lupin y se retiró rápido pero al hacerlo se tropezó con algo en el suelo con lo que cayó estrepitosamente a la vez que Lupin caía encima de ella al haber intentado evitar la caída de ésta. La escena era precisamente lo que sabemos que se suele decir:
Lauren ahogó un grito y Lily se quedó de piedra, mientras tanto Sinead no sabía si reir, llorar, gritar... pero bueno, decidió quedarse de piedra.
-¡No es lo que parece!.-Y al final Amy y Lupin dijeron la típica frase. Los dos se miraron y se levantaron enseguida.
-¿Qué estabáis haciendo?.-Sinead los miraba con los ojos fuera de las órbitas.
-Verás yo...-Empezaron los dos a la vez de nuevo.
-Es que...-De nuevo a dúo se miraron con cara de quien ha visto un fantasma. Amy se puso roja y decidió callarse.
-Yo sólo os digo que-que tengais cuidado porque esta noche...-Lupin cogió aire.
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¡Holas! Es mi primer cap en este Fan Fiction asik espero k os guste Por otro lado, que sé que este ha sido un cap corto pero bueno, es un capítulo que narraba un solo día, o más bien, veinticuatro horas. Espero que os haya gustado y que me dejeis algún review! Muxos saludos a todos y hasta el proximo cap!
ChoChang
