Disclaimer: Craig Barleet es el creador y él y Nickelodeon tienen los derechos del programa.
4. De pañales y problemas
-Ok amigo, ¡tienes que mejorar tu patada o nunca estarás en el equipo de fútbol!
- Estoy haciendo lo mejor que puedo...
- Pues no lo parece, ¡tienes que hacerlo aún mejor!
- ¡Necesito descansar! - Gritó el pequeño.
- ¿Descansar? ¡Por favor, tienes 5 años, eres una batería llena! - La niña con lazo rosa hizo sonar su silbato.
En esa tranquila tarde de septiembre, el pequeño Craig se odió a sí mismo por pedirle a Helga que lo ayudara a ser parte del equipo de fútbol de la escuela. Ella era tan fuerte y mandona, pero en secreto, esa fue la razón por la que la eligió para hacerlo, él sabe que ella nunca lo abandonará, tenía honor y se lo demostró en las últimas semanas cuando decidieron hacerse amigos, de alguna manera, ella era como la hermana mayor que él no tendría nunca.
- ¡Pataki! ¡Todavía estás aquí!
- Sra. Scott, ¿qué pasó? – Helga detuvo la pelota, haciendo que el chico suspirara de alivio.
- Estoy en grandes problemas y necesito tu ayuda. Tenemos un nuevo bebé, aquí está. - La mujer puso a un niño pequeño en sus brazos.
- ¿Qué? ¿Y qué supone que haré con él?
- ¡Tienes que encargarte de él y de los otros niños!
- ¿Qué? ¿Está loca? ¿Yo sola con todos esos demonios?
- Lo siento jovencita, pero Andy tal vez tenga varicela, ¡tengo que ir al hospital y detener una posible epidemia!
- ¡Pero!...
- ¡Buena suerte! - La mujer tomó a la niña y su bolso y se fue de la Casa de Hogar.
- Está bien, Graig...
- ¡Entiendo! -El chico aclaró su garganta, listo para apoyar a su amiga en crisis. - Ok chicos... ¡Nadie puede moverse! - Todos los niños se pusieron en fila, escuchando con una mezcla de miedo y nerviosismo.
- ¡Gracias! Ahora, como dijo mi asistente, ¡a dormir! ¡Ahora!
- Señorita Pataki, son solo las 7 en punto, nuestra hora de estar es a las 9 en punto y...
- Mely, por favor cariño... Vete a la cama... ¡YA! - La pequeña corrió rápido y Helga sonrió, celebrando su victoria.
- ¿Ves a Helga? ¡No hay problema! Yo soy el jefe.
- Oh no Craig, lo soy yo. Ahora, ¿dónde puede poner a este... niñito?
- ¿El nuevo bebé? No sé, aún no tiene asignada una cuna.
- ¿Y qué se supone que tengo que hacer?
- ¡No sé, solo tengo 5 años! La señora Scott se ocupa de ellos.
- Bueno ahora esta durmiendo... ¿es un niño o una niña? - Craig estornudó con fuerza, despertando al pequeño, quien comenzó a llorar con todas sus fuerzas, además, el rubio notó un leve mal olor que lo cubría.
- Creo que lo descubrirás pronto. - Dijo el castaño con picardía.
- ¿Yo? Oh no, los dos... No sé qué debo hacer.
- Entonces... ¿qué harás?
- No sé... ¡Demonios! Nunca me ocupé de nadie excepto de mí... Necesito un tonto que nos ayude y... ¡Oye! ¡Tengo una idea!
Helga... Estoy bastante seguro de que esto no es una cita romántica en la pizzería. - El joven rubio estaba tratando de contener la respiración ante el hedor del niño frente a los tres.
- Oh, vamos Arnoldo, siempre estás viendo lo bueno en todo, piensa que estás ayudando a un bebé aquí.
- Sí, pero recuerda, ¡En Sunset Arms no hay bebés desde mí!
- ¿Y el pequeño Oskar? ¿eh?
- Fue solo un día y... oye... espera un minuto, ¿cómo sabes de él? Yo nunca...
- ¡Olvídalo Arnold! Somos como amigos, ¿no?
- Sí, y más...
- Bueno, los amigos se ayudan entre sí, ¡ayúdenme a mí, cabeza de balón!
- Ok, ok, lo intentaré... Lo hice con Oskar, pero no me acuerdo... Creo que primero hay que quitar el pañal sucio...
- Ajá, me suena lógico. - La chica rubia se alejó sutilmente, dejándose ayudar por su novio.
- Entonces tenemos que limpiar... la zona, ¡y poner un pañal nuevo!
- Impresionante cabeza de balón! ¡Lo hiciste!
- Gracias Craig yo... espera un minuto... ¿me llamó "cabeza de balón"? ¡Helga!
- ¿Qué? No sé dónde lo aprendió.
- Digas lo que digas, mi trabajo aquí ha terminado y... - De repente una cálida cascada cubrió a los tres espectadores, obligándolos a agacharse.
- ¡Eh, es un niño! - Dijo Helga con sarcasmo.
- Creo que olvidaste el último paso. "Cierra el pañal". - Dijo Craig entre risas.
- ¡Gracias, lo recordaré! De todos modos, nos vemos!
- ¿Te vas melenudo? ¿Por qué?
- Lo siento Helga, tengo que ayudar a mis padres, mañana es el cumpleaños de mi abuela y...
- Pero no puedes irte... y dejarme sola... aquí y... sola. - Dijo su novia con cara de cachorrito triste.
- Oh Helga, por favor, no hagas eso.
- Te digo lo mismo.
- Ok, escúchame, recogeré el pastel y luego regresaré y te ayudaré, ¿ok?
- Ok, nos vemos y si no vuelves...
- No te preocupes y guarda a Betsy y sus 5, ¿de acuerdo?
- ¡Sí, sí, nos vemos! - El chico salió y Helga suspiró con preocupación. - ¿Ahora que?
- ¿Tal vez si lo hicieras dormir de nuevo?
- ¿Cómo? con... un ladrillo?
- Oh, claro, Pataki, en realidad estamos en una Casa Hogar, ¿por qué no? ¡No! con un biberón y una canción de cuna.
- Helga G. Pataki no canta.
- ¡Es la única manera que conozco!
- Ok... lo intentaré, ¡dame un biberón!
- Aquí está y aquí está la mecedora. Es como magia para los bebés.
- ¡Esta bien, lo haré! Pero sin esa cosa de cantar, solo tararearé.
- ¡Lo que quieras rubia!
- Bueno... Voy a empezar.
La niña se sentó con el bebé que lloraba, puso el biberón en la boca y ella comenzó a mecerse y tararear una canción, los grandes ojos verdes del bebé miraban directos a los de ella, los dos sentían una paz indescriptible, él lentamente cerró los ojos y finalmente se durmió.
- ¡Lo hice! Está durmiendo. -Murmuró felizmente. - ¿Sabes? Es algo lindo cuando está en silencio.
- Oh sí, "lindo" Si te gustan los sacos de popo malolientes y ruidosos.
- ¿Estás celoso chico grande?
- ¿De él? Huh, soy el líder aquí, por supuesto que no. Se cruzó de brazos y le dio la espalda a la rubia con indiferencia. Ella no pudo evitar reírse con ternura, era la primera vez en su vida que dos caballeros discutían por ella.
-¡Helga! ¡Estoy aquí!
- ¡Cállate Arnoldo! ¡Está durmiendo!
- Oh, lo siento... ¡Buen trabajo, Helga!
- Como siempre cabeza de balón, y sin tu ayuda.
Una linda historia para hoy! Esta historia sigue los eventos de mi fanfic "Hillwood Tales, capítulo 3 y 4" ¡Espero que les guste! ¡Los veo pronto!
