Disclaimer: Craig Barleet es el creador y él y Nickelodeon tienen los derechos del programa.


7. Grandiosos tesoros, mi nieto

Era una noche lluviosa y fría en Hillwood, el otoño se hacía presente, imponiendo su brisa fresca y su colorido naranja.

- ¿Qué haremos?… - se preguntó el anciano. No importa cuántas veces hizo esta pregunta, no pudo encontrar una respuesta.

- ¿Sigues despierto?

- Si Pookie, yo no puedo dormir y veo que tú tampoco.

- Lo he intentado pero...

- Lo sé… Gertie… ¿De verdad crees que Miles y Stella volverán? Si tuvieran que volver, ya lo habrían hecho, ¿verdad?

- Me temo que estoy de acuerdo... perdimos a nuestro hijo... ya nuestra hija. - Trató de contenerse, pero sus lágrimas caían como una cascada.

- Ay mi niña, por favor, no llores, aquí estoy contigo. - La envolvió en sus brazos y le dio un pequeño beso en la frente, tratando de contener sus propias lágrimas. - Y Arnold también.

- No estoy triste por mí, estoy preocupada por Arnold. Es tan joven, apenas tiene casi 3 años… ¿Qué pasará con él? Somos tan viejos y...

- Tal vez seamos viejos, pero estamos sanos y sé que estaremos bien, no te preocupes. Estaba pensando, si Arnold vive oficialmente con nosotros... ¿Por qué no remodelamos su habitación? ¿eh? Como regalo de cumpleaños.

- Sí suena... como una buena idea, pero, ¿qué? ¿Qué le puede gustar al pequeño? Además, no tenemos suficiente dinero.

- Oh, no te preocupes, vendí algunas cosas y tengo suficiente dinero para ello. Hablaré con una vecina, tiene un niño como Arnold, tal vez nos pueda orientar.

- Suena genial… perdón por mis lágrimas Phill… Les prometo a los dos que nunca más volveré a estar triste, protegeré su felicidad.

- Pookie no tienes que hacerlo, tú…

- Tomé mi decisión y tienes que lidiar con eso. ¡Abuela Calamidad está aquí!

- ¿Abuela? ¿Abuelo?

- ¿Estás aquí Shortman?

- Lo siento… escuché voces, ¿regresaron mis padres?

- Aún no mi pequeño pero…

- ¡Pero ahora tu Calamity Jane está aquí para ayudarte a dormir! De repente apareció la anciana con un sombrero de vaquero y puso al niño sobre sus hombros. - ¡Vamos, mi caballito! - Y corrieron a la habitación de Arnold.

- Pero, ¿de dónde diablos sacó un sombrero esta mujer?

El anciano sonrió y caminó detrás de la pareja loca para ayudarlos a dormir. Tal vez sea una misión difícil, pero sabe que si alguien pudiera hacerlo, serían su loca esposa y él.