Corría el año mil ochocientos setenta...
Era el primer día de la primavera. Se notaba por las flores de cerezo de los árboles de Sakura, y por la acariciante brisa. Incluso por la misma palabra "primavera"; sinónimo de vida, juventud, sol y aire. Los niños entonaban alegres sus canciones, la gente del pueblo, preparaban sus tierras para aprovechar al máximo las lluvias para que den virtuosas plantas y árboles.
Pero no en todos los sitios reinaban la alegría y la felicidad. Concretamente en el cementerio, donde una hermosa chica ponía en la tumba de sus padres asesinados, un hermoso ramillete de flores blancas (petunias).
Su nombre era Tomoyo, vestida con un vestido y velo negro. Era de familia humilde (aunque sus padres tenían ahorrado bastante dinero); a la corta edad de trece años había experimentado la muerte de sus queridos padres. De estatura pequeña y además bastante escuálida. Su rostro era blanquecino era uno de sus mayores defectos, tener la piel más blanca que la misma nieve; lo que más llamaba la atención de su aspecto, era sus azulados ojos, como el mar. Era un pequeña muñeca frágil y solitaria. Hoy sus ojos denotaba tristeza, y varias lágrimas surcan sus sonrosadas mejillas.
Una anciana mujer se le acercó, no sobrepasaba los cincuenta años pero en su cara se apreciaba una que otra arruga, por su masacrado rostro. Para ser una anciana era bastante alta y lo más resaltante eran sus ojos negros como la noche. Y le pone una mano en el hombro de Tomoyo.
-Ya nada se puede hacer. Vamos-ordenó la anciana.
-Si señora Riffo.
Tomoyo se levantó y empezó a caminar lentamente detrás de la anciana y, en vano, limpiándose sus lágrimas.
Como se había quedado sin familia Tomoyo, por tanto esta señora "criaba" a pequeñas muchachas huérfanas, pues su familia de esta mujer tenía un importante "orfanato".
Llegaron a un magnífico carruaje donde la mujer montó apresuradamente, pero Tomoyo miró hacia atrás, dándole un último a la tumba de sus padres, a su pueblo y a su modo de vida (Tomoyo era de pueblo).
Tras largos segundos de recuerdos, la joven subió por fin, al carruaje.
Durante el silencioso, largo y tortuoso camino, Tomoyo miraba con expectación su nueva vida, en la ciudad. Ella veía con admiración las lujosas calles y barrios; con ensoñación los lujosos y costosos vestidos de las mujeres, de gran belleza.
Cuando llegaron a una gran casa, situada a las afuera de esa esplendorosa ciudad, Pararon el carruaje; la anciana salió rápidamente a pagar al cochero. De mientras, Tomoyo contemplaba el maravilloso paisaje, era prodigioso. En la verja había enredada unas enredaderas, y jardines con altos y fuertes árboles.
La anciana empezó a caminar hacia la verja y con una fina llave de oro, la abrió y espero impaciente a que Tomoyo entrara. Durante el recorrido (que era un poco largo), la anciana mujer le explicaba sus irrompible reglas.
-Así que Tomoyo, no deberás salir de este recinto en ningún momento. Estarás bajo la responsabilidad de unas de las tutoras de este centro y durante tus años, que estés aquí, te comportarás como una digna señorita. Como bien sabrás, todas las chicas de este orfanato son también huérfanas como usted, llévate lo mejor posible con ellas. ¿Alguna duda?-finalizó.
-No-respondió.
Subieron por las escaleras de mármol y se fueron directamente hacia una puerta donde tenía un rótulo donde ponía claramente: Sakura. Entraron (la puerta estaba abierta).
-Esta será tu nueva habitación. Ahora cámbiate con ese vestido-señala una cama- a la hora de la cena será tu presentación, dentro de una hora.
Después salió de la habitación.
Tomoyo, observó cuidadosamente su nuevo dormitorio. A la izquierda se encontraba el armario, el vestidor y algunos cuadros, al frente una gran ventana y una mesa con algunos libros de textos mas un montón de papeles descolocados. Y para finalizar, a su derecha dos camas, sus sábanas eran de lunas y flores.
Después, cogió el vestido con sumo cuidado, era bello. Se lo puso y se miró en el espejo (que estaba al lado de la puerta).
Al girar el pomo de la puerta una chica entró de repente, y a causa de eso, las dos cayeron. La chica que había entrado se llamaba Sakura.
-¡Hoe!...¡Hola!-dijo rápidamente, se puso en pie, e hizo una leve inclinación- Me llamo Sakura¿vos seréis la nueva?
-Si encantada-hizo una reverencia- Mi nombre es Tomoyo.
Sakura era un poco más alta (que ella). Su cabello era corto y castaño; sus ojos eran dos verdes esmeraldas, también dueña de una hermosa sonrisa.
-Vamos, seguro que a vos os espera abajo.-le dijo tiernamente.
-Gracias.
Bajaron por las escaleras de mármol y caminaron sin pronunciar palabra alguna durante el corto recorrido, hasta que al final llegaron a una gran puerta (el salón principal).
-Aquí es, entrad.
Todas las cabezas voltearon curiosas hacia ella, que en ese momento era el centro de atención (eran más de diecinueve chicas y un único hombre) Ese hombre, que ya era un poco mayor la miraba seriamente. Ella estaba muy nerviosa, dio unos pasos hacia el frente mirando hacia el suelo.
-Bienvenida, espero que te sientas a gusto, y cómoda. Tu tutora será Kaho Mizuki. Toma un lugar y empieza a cenar, -dijo el hombre, mirándola fijamente.- Pero antes, dinos tu nombre.
-Tomoyo-contestó entrecortadamente, y ágilmente se sentó en el único lugar libre, al lado de Sakura.
La cena fue silenciosa, al terminar Tomoyo se levantó discretamente y sola se fue a su nueva habitación, oyendo las murmuraciones de sus compañeras sobre ella. Y eso la entristeció.
Sin embargo, Sakura al verla la intentó animar.
-Tranquila, que no te afecten ni te entristezcan.
-Gracias.
Entraron a la habitación, Tomoyo miraba por la ventana como caía la lluvia, estaba triste y se sentía vacía. Sakura estaba en el vestidor poniéndose su pijama (era un largo camisón rosa), al contemplarla a ella, se recordó a sí misma cuando entró a este orfanato.
Flash Back:Una pequeña infanta cuyos ojos verdes estaban llorosos y enrojecidos. Gritaba a todo pulmón, ya que estaba encerrada en una oscura habitación.
-¡No quiero estar aquí¡Dejarme ver a mi padre!
Fin de Flash back.
-Haré todo lo que pueda para que Tomoyo se sienta feliz, aunque esté aquí en este espantoso recinto, al que llaman orfanato.-con este pensamiento, Sakura fue hacia Tomoyo.
Continuará...
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Hola mi nombre es Alexandra, espero que os guste esta historia. Dejen reviews (críticas, opiniones...)
"De las prisiones sin rejas es difícil escapar."
