Sakura se levantó de pronto, presintiendo que algo no marchaba bien. Miró por la habitación, y observó que Tomoyo no estaba. Decidió investigar, para saber que donde se encontraba. Primero revisó el cuarto de baño de su habitación, pero nada; luego por el pasillo, tampoco; decidió buscar en la planta baja, escuchó un ruido de las cocinas, se atrevió a investigar. Bajo las escaleras con cuidado, hasta llegar a las cocinas...
Tomoyo, abrió la puerta con el máximo cuidado y al asomarse se encontró con una pequeña habitación, pero más le asustó fue el contenido de ella.
Sakura, entró a las cocinas y una puerta estaba abierta. Ella también decidió inspeccionar. Al acceder al interior halló a una Tomoyo horrorizada mirando alrededor. Ella observó también, y se llevó una gran sorpresa.
Esa habitación contenía todo tipos de artilugios (o, mejor dicho armas) como: lanzas, afiladas espadas, picas, flechas y arcos, arcabuces, fusiles, cuerdas y cañones,...Una masacre¿cómo podían contener armas peligrosas y destructivas en un orfanato?
-No puede ser...-comentó Sakura algo angustiada.
-Tengo miedo, esto...no sé que decir.-opinó Tomoyo cohibida.
-¿Para qué serán todas esas armas?-preguntó Sakura, tras varios largos segundos de reflexión.
-Pues, no me gustaría saberlo. Tenemos que salir de aquí, antes de que alguien descubra que hemos entrado y no quiero saber que pasará con nosotras.-puntualizó finalmente Tomoyo, tirando de Sakura.
Caminaron discretamente y sigilosas durante el largo trayecto. Al llegar a su habitación, y cerraron la puerta, no respiraron tranquilas.
-Sakura, te quiero hacer una pregunta.-dijo Tomoyo.
-Vos diréis...
-¿Habéis visto esa habitación alguna vez?-preguntó Tomoyo.
-No. Nunca.
-¿Hay alguna forma de escapar de este orfanato legalmente?-terminó de preguntar Tomoyo.
-Sí, dos maneras. La primera es que nos adopten, cosa que dudo por nuestra edad, y la otra es esperar hasta que nos casen.
-¿Qué nos casen¿No somos libres ni siquiera para elegir marido?-añadió enfada Tomoyo.
-No, con estos tiempos y los pocos derecho de la mujer.
-¿Y quién eligen nuestros maridos?
-Te cuento, nuestros maridos nos lo eligen nuestra tutora o alguna superiora, luego nos lo tienen que aceptar hasta que consigamos la "bendición" del presidente de este orfanato, cosa casi imposible. Y la edad en la que te buscan marido es a los dieciséis años.-concluyó Sakura.
-¿Qué pasa si no consigues casarte?
-Pues si a la edad de veinticinco, máximo veintisiete; te llevan a una iglesia o un convento para ser una "monja".
-¡Oh¡Odio esta vida! Necesitamos un plan para salir de este infierno.-dijo Tomoyo, muy segura de sí misma.
-Está bien, estoy contigo.¡Pensemos!
-Mira, lo que podemos hacer es comportarnos como lo que hemos visto nunca hubiera sucedido, necesitamos enamorar a los chicos de clase alta, para asegurarnos nuestra salida del orfanato...Y si eso no sale bien. Escaparemos sea como sea, o moriremos en el intento. ¿Aceptas?-terminó con una sonrisa triste.
-Está bien¡no tengo nada que perder, excepto la vida! Aunque me duela, tienes razón no conseguiré nada con Shaoran esperando que me recuerde-se le dibuja una sonrisa triste- pero tengo esperanza que él me recuerde.
-Amiga, tienes todo el tiempo del mundo para enamorarlo, pero sin que se de cuenta los demás de tus intenciones. Tenemos que crear un falso personaje, que al exterior sea una "fulana" escapando de un mundo cruel, gobernado por hombres machistas que no crean en la mujer solo como objetos, y interior como mujeres dignas, escapando de su destino. Como tu bien has dicho, nosotras dos no tenemos nada que perder.
-Así que decidido, crearemos un falso personaje de nosotras solo para escapar de esta prisión.-terminó Sakura, con una pequeña pero deslumbrante risa.
-Si nos unimos venceremos.
-Pero ahora, tenemos que ir a clase antes de que nos castiguen.-puntualizó Sakura.
Se pusieron el uniforme, salieron corriendo hasta el aula tropezando con todas sus compañeras. La clase fue entretenida, la profesora leía en voz alta el libro de "Romeo y Julieta", a lo casi todas las chicas suspiraban por el valiente Romeo, y envidiaban a la joven Julieta. Después, del desayuno descansaron un rato tomando el aire fresco y esperaron que llegaran las cinco de la tarde para ver a su tutora.
Estaban las siete reunidas a fuera del despacho de su tutora. Una de ellas, impaciente, pegó en la puerta y se escuchó un "pase". Entraron rápidamente, y sin vacilar ni un segundo.
-Sentaos queridas.-determinó la señorita Mizuki.
-¿De qué nos quería hablar profesora?-dijo una alumna de pelo revuelto castaño.
-Vamos por partes. La primera el baile, como bien sabéis ninguna sabe bailar, ni asistió a ninguna fiesta de esta clase. Así que mañana nada más que el primer rayo de Sol toque mi cara os quiero aquí sin demora, aprenderéis a danzar como mariposas. ¿Os quedó claro?-ordenó dulcemente.
-Claro.-dijeron todas felices.
-Segundo¿cómo os comportaréis? Vosotras y cada una de vosotras, tiene que comportarse como una inocente niña de trece años y algo maduras para vuestra edad. También, no quiero que coqueteéis con ningún chico, eso os hace mal vista en la sociedad a la mujer, como fulanas.
Siguió con su discurso, y consejos que las chicas escucharon atentamente sin pestañear.
-Dentro de tres días iremos a comprar vuestro vestuario para tan digna ocasión.-siguió la señorita Mizuki.-Eso es todo, ya podéis marchar.
-Esta bien¡buenas tarde señorita!-dijeron toda a la vez.
-¡Buenas tarde niñas!-finalizó con una sonrisa bien disimulada.
Tomoyo y Sakura, rieron al "breve discurso" y se fueron a cenar, después a dormir.
A fuera, en el jardín. Estaban unos chicos contemplaban la misma habitación.
-Shaoran, explícame otra vez porque tenemos que venir cada noche.
-Según nuestro superiores, tenemos que vigilar este orfanato.
-Pero, eso no explica el motivo de estar aquí por la noche. O ¿es que tú tienes otro motivo?
-Yo, no...sigamos vigilando.-dijo sumamente colorado.
Por la noche no sucedió nada extraño ni extraordinario. Las chicas durmieron muy bien, y con agradables sueños. Pero al sonar un breve golpe en la puerta; se despertaron de golpe, y asustadas abrieron la puerta pero en realidad, eran sus compañeras para que se levantaran para las clases de baile.
-Vámonos, antes de que se enfade la profesora, y no queremos problemas con ella.
-Está bien.-dijo somnolienta.
Se vistieron rápidamente, pero adormecidas. Al llegar al pasillo, esperando a que la profesora les abriera la puerta, mas no tardo.
-Vamos al salón-al llegar, abrió la puerta-entrad.
-Gracias, señorita Mizuki.
-Primero vamos a bailar, el vals. Así que poneros esos vestidos y zapatos, que comenzaremos la clase, con la ayuda de Manet (era una bailarina de vals). No tardéis en cambiaros.
Cuando terminaron las chicas de ponerse su vestuario, muy felices; se colocaron alrededor de Manet.
-Chicas, primero os daré una breve introducción de qué es el vals: "El vals es un ritmo musical bailable. Su característica más significativa es que sus compases son de tres tiempos, es decir, de 3/4. En el compás del vals, el primer tiempo siempre se es considerado como el tiempo fuerte, y los otros dos son débiles. Así, el patrón es: F, d, d; F, d, d... etc."
La bailarina les ensañaba a las chicas como debían de bailarlo sin tropezarse, Sakura le salía algo mal y se liaba con los pies; y Tomoyo, le salía bien pero se tropezaba. Por lo general todas aprendía rápido y bien. Al terminar la clase por la noche, aunque habían tenido descansos para comer, ir al baño...Todas estaban agotadas pero tenían que seguir con las clases hasta que llegara el día del baile.
En el cuarto de Sakura, y Tomoyo. Hablaban muy animadamente entre ellas.
-Hoy, ni ayer vi a Shaoran.-dijo deprimida.
-Tranquila Sakura, no te desanimes.-la intentó tranquilizar Tomoyo.
-Tengo unas ganas de marcharme de aquí, pero todavía queda largos años.
-La esperanza es lo último que se pierde-le recordó.
Las clases y los días pasaban rápido, a Sakura le llegó otra carta de su admirador y una rosa roja. Ella estaba muy feliz y contenta, pero se pusieron más alegres y contentas en el día de las compras. Todas las chicas lucían un bonito vestido celeste, con un precioso gorro donde había un lazo rosa.
-Pero que lazo más cursi-opinó Tomoyo, al verse en el espejo con su nueva vestimenta.
-Pero si estás muy mona.
-Pero tú mas, vos estáis increíblemente maravillosa.
-Sí, si lo que digas. Pero vámonos¡que me da vergüenza llevar este vestido!-dijo con sonrojes en sus mejillas.
A las siete chicas la recogieron en dos coches de caballo, donde cabían cuatro persona, y partieron hacia a la ciudad. Pero sin percatarse de unas miradas, que las observaban atentamente.
La ciudad era espléndida, al llegar al lado de una gran tienda los coches de caballos pararon lentamente, las maestra les pagó y las pequeñas niñas salieron con curiosidad e inspeccionaron con atención, esa tienda.
-Sakura, nunca me he imaginado así la ciudad, es magnifica. ¡Es maravillosa!
-¡Entremos antes de que nos dejen afuera!-se apresuró a decir Sakura.
La tienda estaba reluciente y limpia, la señorita Mizuki habló con la dueña del local, y afirmó.
-Chicas, elegid el vestido que vosotras os guste.-dijo amablemente la profesora.
-¡Gracias profesora!-hicieron una reverencia, y empezaron a buscar su vestimenta. Sakura y Tomoyo, estuvieron juntas en todo momento. Tomoyo le decía muchos cumplidos a Sakura y ella se avergonzaba y agachaba la cabeza.
Buscando el traje, Sakura tropezó con:
-¡Au! Deberías tener más cuidado.-dijo una chica de cabellos negro, llevaba un lujoso vestido rojo que contrastaba con sus ojos¡era muy mona!
-Lo siento, mi nombre es Sakura¿y el de vos?
-Li, Meiling Li.
Eso le sentó a Sakura como si le hubieran echado un balde de agua fría. Pero una duda le rondaba por su cabeza¿quién era esa chica?
Continuará...
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¡Hola¿Qué tal? Espero que os haya gustado este capítulo, en realidad os quería dejar con la intriga de la chica. En el próximo capítulo, serála fiestay veremos si los chicos irán al baile, y veremos que impresión causa Meiling a Sakura. Reviews. ¡Chao!
Si yo fuese el sol, estaría siempre en tu vida para que nunca sintieses frío, si fuera la luna de noche, te cantaría para que pudieses dormir, pero como solo soy una simple chica, te escribo estos versos para que a mi lado tu quieras vivir.
