Buscando el traje, Sakura tropezó con:

-¡Au! Debería tener más cuidado.-dijo una chica de cabellos negro, llevaba un lujoso vestido rojo que contrastaba con sus ojos ¡era muy mona!

-Lo siento, mi nombre es Sakura ¿y el de vos?

-Li, Meiling Li.

Eso le sentó a Sakura como si le hubieran echado un balde de agua fría. Pero una duda le rondaba por su cabeza ¿quién era esa chica?

-¿Estás bien Sakura?-le preguntó Tomoyo preocupada.

-Ahora dejadme paso¡necesito buscar un perfecto traje para mí!-le dijo Meiling mordazmente, acto seguido se marchó moviendo ágilmente su cintura.

Las chicas la miraron extrañadas, y riéndose por lo creída que era.

-No puede ser.

-¿Qué pasa Sakura?-dijo Tomoyo confusa.

-Esa chica se apellida Li.-dijo mirándola profundamente.

-¿Qué?-se le escuchó decir.

-Yo me quedado tan impresionada como tú, pero tengo la corazonada que sabré quién es Meiling Li, pronto.-opinó Sakura con aire de misterio.

Estuvieron todo el día, aunque algo preocupadas, comprando. Al llegar la tarde, la señorita Kaho Mizuki, las recogió a todas y se la llevó de nuevo al orfanato, unas felices y alegre, otras pensando en que podía pasar en el baile, otras como Sakura preocupada.

Por la noche, Sakura se encontraba mucho mejor. Estaba muy alegre y contenta bromeando con Tomoyo, pero siempre se hacía la misma pregunta¿quién es Meiling Li?

-Tomoyo, estoy tremendamente feliz queda tres días para la fiesta, y estoy muy emociona. Pero algo preocupada.

-¿Cuál es tú preocupación?-preguntó algo nerviosa.

-Dos palabras: Shaoran Li.-dijo sinceramente.

-Te preocupa demasiado, disfruta de tu juventud. No pues él tiene quince, y tú trece.-comentó nerviosa.

-Ya, lo sé. Menos mal que hemos aprendido esta semana tipos de baile, y me muevo como un cisne.

-Pero si todavía os tropezáis,-comentó sinceramente.

-¿Seguro?

-Claro.-afirmó Tomoyo muy segura de sí misma.

-Quedan tres días y estoy muy nerviosa.

-Tranquilízate, y ahora a dormir.-regañó Tomoyo a Sakura, por su actitud infantil.

-A la orden, capitán.

Y con esta pequeña broma las chicas apagaron la luz , y durmieron pacíficamente, Pero en otro lugar, como en una misteriosa casa...

-Soldados Li y Hiraguizawa, traéis la información.

-Si, esa "casa" podría tener algún cargamento militar de base enemiga.-contestó Shaoran.

-Pero no estamos seguros, intentaremos infíltranos.-terminó de decir Eriol.

-Tendréis oportunidad el día del baile, dar lo mejor de sí.-dijo el sargento.

-Si señor-respondieron formalmente.

Los días pasaron rápidamente, Sakura y Tomoyo estudiaban y aprendían rápidamente, y cada día se ponían nerviosas y contentas por el baile.

Por otro lado, los soldados Shaoran y Eriol tenían que vigilar diariamente el orfanato, pero tenían que hacerlo cuidadosamente y astutamente.

Tomoyo sentía que alguien la observaba continuamente.

El día del baile llegó. Las chicas se levantaron muy temprano y se ducharon. Sakura se puso su vestido era un vestido de encajes rosa con flores de cerezos, unos guantes blancos y un lazo en su cabello.

Tomoyo eligió uno más sencillo, de color celeste pero de manga larga. Tenía unos bonitos complementos, un collar prestado por Sakura y unos bonitos pendientes plateados, heredados de su fallecida madre.

Se perfumaron, y se dijeron:

-Suerte.

-Igualmente.

Acto seguido salieron al pasillo, donde sus cinco compañeras estaban ansiosas por el baile. La señorita Mizuki iba muy guapa con su vestido negro que realzaba su figura, y le daba elegancia y sensatez.

-Chicas, salgamos afuera nos esperan unos maravillosos carruajes.-informó la profesora con amabilidad.

-Si profesora.-respondieron las alumnas obedientes.

-Sakura, ya salimos.-dijo Tomoyo a Sakura.

La profesora tenía razón afuera le esperaba dos magníficos carruajes, tirado por corceles blancos como la nieve que esperaban con impaciencia. Las chicas se sorprendieron por tantos lujos.

El camino fue largo y tortuoso, pero las chicas estaba felices cantando una alegre canción que animaba al conductor. Tomoyo cantaba una dulce melodía, y al terminar las chicas aplaudieron a rabiar, felicitándola.

-Chicas, de parte de la profesora dice que el baile será de mascaras nada más que para los varones, y según ella que tengamos dignos modales como un gran señorita.-comentó Naoko.

-¿De máscaras?-dijo Sakura.

-Sí Sakura. ¿Me prestaba atención cuando lo decía?-dijo Naoko.

-¿Eh?-respondió.

-Sakura ¿te pasa algo?-dice preocupada.

-No nada. No te preocupes.-dijo rápidamente.

Llegaron a las puertas de una magnifica mansión por la tarde cuando los últimos rayos del Sol se despedía del día. Sakura y Tomoyo lo contemplaba silenciosamente y con admiración. Salió de la mansión el mayordomo:

-Señoritas entrad. Mi amo os espera.-después hizo una exagerada y prolongada reverencia.

-Chicas, entrad en silencio y sé educadas.

-Sí profesora.-se arreglaron rápido y entraron en la gran mansión conducidas por el mayordomo.

Llegaron a un gran salón bien iluminado y con muchos adornos. Y lo mejor o peor, según se mire, estaba sentados unos doce hombres de edad de quince o dieciséis años, cubierto de máscaras, y en medio de ellos el conde era gordo y calvo.

-Bienvenidas señoritas. Sentaos, espero que el viaje haya sido perfecto y corto.-dijo con una voz ronca.

Todas las chicas pensaron todo lo contrario de lo que había dicho, ya que había sido incómodo, tortuoso y muy largo. Todas fruncieron el ceño, incluso la profesora que pensaba lo mismo que las chicas.

Después las chicas se sentaron al lado opuesto de los chicos. Los chicos sonreían con complicidad, las chicas en cambio los veía con vergüenza y nerviosismo.

Sakura y Tomoyo, fruncieron el ceño al ver que los chicos que tenía delante (Shaoran y Eriol) les había guiñado el ojo, y sonreía con diversión.

-Bueno, ahora a comed.-acto seguido un montón de criados trajeron exquisitos platos, para refinados paladares.

Las chicas comieron refinadamente como princesas sin el mínimo ruido, pero con las insistentes de los chicos que la miraban cada segundo. Ellos creían que eran hermosos ángeles, pero se equivocaban eran muchachas sufridas, pero con fe y esperanza necesaria para seguir adelante en esta cruel vida.

El chico de la mirada del cielo (referido a sus azules ojos) miraba con ternura y pasión a la chica de ojos de zafiros, cautivadores ojos azules. Y el chico de mirada de chocolate, miraba a Sakura como si fuera la última vez en su última vez.

Los chicos, todos, ocultaban un gran misterio. Tenía un aura impreciso.

Cuando los sirviente retirando las comidas. Empezó lo mejor...

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Perdonar por el retraso, lo entiendo. Espero que os haya gustado esta parte del capítulo, también se que es muy corto. ¡Perdonarme! El retraso fue es que estaba escribiendo otro fanfic, de Digimon: Una oportunidad (ya terminado). Me gustaría que le echarais un vistazo son solos dos capítulos. Subiré pronto el siguiente capítulo cuando esté listo. Dejen reviews.

"Dios no te hubiera dado la capacidad de soñar sin darte también la posibilidad de convertir tus sueños en realidad."