Los sirvientes retiraron cuidadosamente y silenciosamente la comida, para servir el postre. Era un gran pastel de chocolate que el anfitrión partió gustosamente, y las criadas repartieron los trozos por las mesas.
Sakura como Tomoyo se relamieron los labios, un gesto dulce; y empezó a comer degustando la sabrosa golosina. Al terminar, el conde se levantó, tosió para que los presentes le hicieran caso y pronunció las siguientes palabras:
-Espero que mis invitados hayan disfrutado con la velada, ahora pasaremos al salón principal para charlar.-después caminó hacia una sala.
Todos los presentes le siguieron, las chicas solo miraba a la profesora Mizuki. Ella hizo un gesto de afirmación, y siguieron al conde. Llegaron a una magnífica habitación, donde había todo tipos de comodidades, las chicas se sentaron en el sofá en frente de todos los hombres.
-Bueno; caballeros y señoritas. ¿Asombrados de mi molicie?-los chicos rieron, las chicas sonrieron.-Permítame señorita Mizuki felicitarles por las bellezas que tengo en frente¿les costará mucho sacarlas todas adelante?
Las chicas endurecieron el rostro, incluso la señorita Mizuki, mas no objetó nada.
-Perdona señor.-Tomoyo llamó la atención de todos los presentes.-Lamento contradecirle, pero nosotras no somos ni estamos desamparadas ni somos infortunadas por este modo de vida. Mire a cada una de nosotras, sale adelante con lo que puede además honradamente y sin envidias, con esperanzas y sueños que queremos cumplir.
Las chicas y la profesora asistieron y sonrieron, luego miraron al conde. Al cual él iba objetar algo.
-En la vida nadie ha tenido agallas menos valor, de contradecirme de lo que digo y menos una jovenzuela. ¡Eres demasiado valiente!-comentó con dulzura.-Pero en la vida no es solo el valor, ni la esperanza; con eso no se come y dar para vivir ni mal ni bien.
-Lo sé. Pero el dinero no se puede comprar la felicidad, ni la alegría y mucho la paz. Solo la esclavitud, la estafa y las malditas guerras. Prefiero tener dignidad y valor para salir de este monstruoso mundo, demasiado cruel.
-Para ser demasiado joven también eres muy madura. Me encanta las personas que defiende sus ideales, las considero dignas. Pequeña, me encantaría conocer tu nombre.-respondió complacido.
-Tomoyo Da..., solo Tomoyo.-respondió rápidamente.
-Bonito nombre, como usted-Tomoyo iba a decir algo nuevamente.-sin ofender.
Las chicas, la profesora y Tomoyo sonrieron con gesto de victoria y complacimiento. Aunque era una época muy difícil, con muchos problemas y poca independencia para la mujer, deberían unirse y luchar por los que le importaban. Con unidad y prudencia.
-Demuestra que mis alumnas son de armas tomar.-puntualizó la señorita Mizuki.
-¡Mis congratulaciones! Chicos, lo tenéis difícil con estas jovenzuelas; ahora porqué...
Abre la puerta el mayordomo, nervioso.
-Señor, le espera la visita de las diez.-todo el sector masculino palidecieron, menos el conde que se mantuvo sereno y con mirada dura.
-¡Pero Rodolfo, con la animada charla que teníamos! Está bien¡vamos!-dijo intentado levantar el ánimo.-De mientras empecemos el baile.
Se escuchó una música lenta, y los chicos invitaron a las damas a bailar.
El varón al salir de la habitación, se tornó serio y de desconfianza. Anduvo por todo el camino serio y llegó a su despacho donde le estaba esperando un hombre, de avanzada edad. Llamaba la atención por la cicatriz que llevaba en la cara, desde la frente hasta el labio superior. El conde se sentó en la mesa y habló:
-Señor Rist; ¿qué deseáis?-dijo con desdén.
-Ya sabe lo de siempre.
-No lo siento. Pero no habrá paz si no hay un simple tratado y firmado por él. ¿Me sigue?-siguió diciendo con desprecio.
-Si usted le retira las tropas, aquí no habrá pasado nada. ¿Usted desea tanto como yo, incluso mas que haya paz?-preguntó con vanidad.
-Si, más que usted. Pero lo que usted me pide es demasiado. Quiere que entre armas ilegales a este país, y todo tipo de cosas. Créeme que como me pillara un noble, o el mismo rey me podría caer la muerte y a muchos inocentes el sufrimiento, el hambre y pobreza. Nuestro país ha sido unos de los más prósperos y ricos, no quiero que quede manchado.-finalizó el conde con una sonrisa de triunfo.
-Ya vendré otro día, pero ese día no seré tan clemente.-se levantó y fue hacia a la salida.
-Señor Rist, le estamos vigilando. Como llegue un cargamento ilegal a este país, tendré autorización de matarle. Se lo aseguro.-puntualizó con ojos de seguridad.
-Tranquilo y que tenga buena noche.-sacó una pistola y le disparó, nadie se percató por el ruido de la música.
El asesino limpió la sangre y las huellas del armas. Quería que todo pareciera un suicidio. Ordenó la habitación y limpió el lugar de arriba abajo, parecía hubiera estado en él. El cuerpo estaba encima de la mesa y en su mano la pistola.
-¡Se lo dije!-murmuró.
En la fiesta se oía la música lenta inundar toda la sala, el buen ambiente, la alegría...Y en el centro del salón, Sakura bailaba animadamente con el chico de los ojos chocolates.
-Perdona, le pareceré atrevida pero ¿cómo te llamas?-preguntó infantilmente, cosa que le agradó al chico.
-No te lo puedo decir, además me reconocerías.-dijo misteriosamente.
Sakura paró inmediatamente de bailar.
-¿Me conoces¿te conozco?-preguntó dudosa.
-Lo siento no te puedo revelar esa información. ¡Vamos hacia el balcón a tomar el aire!-dijo rápidamente.
Tomoyo estaba charlando animadamente con el caballero de los ojos zafiros, él era muy inteligente y caballeroso. Ella lo admiraba aunque sea al poco tiempo de conocerlo.
-Así que piensas en la liberación de los derechos de las mujeres¿por qué?-preguntó Tomoyo no muy convencida.
-Con su discurso que le hizo al conde, se me hizo profundo. Con optimismo, esperanza, justicia, seguridad, sinceridad, sabiduría, con plenitud,..¿seguro que tienes trece años?-dijo pícaramente, cosa que se rió Tomoyo.
-Si, seguro. La vida no es un camino de rosa, siempre hay muchos baches.-puntualizó con nostalgia.
-¿Qué le pasó, para que usted señorita esté en un orfanato?-preguntó con compresión.
-La verdad, es que asesinaron a mis padres. Y lo peor de todo no sé porqué, pero gracias a esa muerte conocí a Sakura, ella a sufrido igual o más que yo. Usted¿es huérfano?-le preguntó tímidamente.
-¡Tengo cara de huérfano!-dijo fingiendo sorpresa.-Le voy a decir la verdad; mataron a mi madre; aunque no me relaciono mucho con mi padre.-comentó con sinceridad.
-¡Lo siento! Es horrible no relacionarse con su padre.-dijo con humildad.
-No. Él que debería sentirlo es mi padre, él no sabe lo que se pierde; Tomoyo.-al ver su cara de asombro, añadió-¿Le gustaría que nos tuteáramos?
-¡Oh!-después de pensarlo un momento-¡Está bien! Pero...no sé como se llama.
-¡Perdone mi descuido! Mi nombre es Eriol Hiragizawa, encantado.
-¡Encantada Eriol!-añadió con una sonrisa, cosa que complació a él.
En el balcón, donde brillaban las estrellas en el azul cielo. Dos personas charlaban con vergüenza y timidez, por lo menos Sakura.
-¿Son duras vuestras clases en el ...?-dijo avergonzado, buscando la palabra adecuado para que no se ofendiera, ya que él era un caballero.
-Tranquilo di orfanato, es mi dura realidad y no podemos cambiarla.-comentó con sinceridad y humildad.
-Escuela.-añadió.
-Las clases no son duras, al contrario son divertidas y entretenidas. Aunque las de nuestra profesora, la señorita Mizuki. No obstante es la mejor profesora que he tenido, no es tan mala como parece; ella exige orden, respeto y disciplina. Es muy sabia.-respondió con sinceridad.
-¿Os pegan?...Perdón. no quise.-comentó él.
-Lo siento esa información no os la puedo dar.-comentó Sakura.
-Lo entiendo, Sakura.-dijo inconscientemente.
-¿Qué¿Cómo puede saber mi nombre...¡Me vas a dar muchas explicaciones!-comentó misteriosamente. El joven de los ojos de chocolate empalideció y suspiró. ¿De verdad le tendría que contar todo, todo?
La señorita Mizuki hablaba animadamente con un muchacho mucho más joven que ella, pero este sujeto no llevaba antifaz.
-John¿cómo usted tan joven se alistó como soldado?-preguntó atrevidamente la profesora.
-Mi padre fue sargento, mi abuelo comandante, mi bisabuelo soldado-jefe...¡y así toda la generación de varones de mi familia!-él joven suspiró.
-No te gusta¿verdad?-dijo sinceramente ella.
-Lo odio, pero no comentes. Mi padre me mataría, él está orgulloso de mí y no quiero defraudarle.-contestó.
-Según Théophile Gautier: Genio es aquel que, en todo instante, sabe plasmar en hechos sus pensamientos. ¿No crees?-le preguntó sabiamente.
-Mi respuesta es todavía creer el los ideales de mi familia¡lo siento!-dijo finalmente.
La puerta se abrió de pronto. El mayordomo entró asustado, nervioso y hablando incoherentemente.
-¡Cálmese!-animó la señorita Mizuki.-¿Qué le ha pasado?
-He pegado en la puerta de mi amo...de su despacho...y como no me contestaba, raro en él, abría la puerta sin su permiso...pero mi sorpresa fue..al verle muerto...¡se ha suicidado!-contestó casi gritando.
-¿Qué?-todos los presentes estaban impresionado, y sorprendidos.
-¿Estás seguro?-el mayordomo afirmó, pero todavía temblaba.-¡Iré a ver!-dijo John.
Dos soldados y John fue a comprobarlo, con sus respectivas armas. Al volver con la cabeza cabizbaja, rostro fúnebre y ojos triste. Todos saborearon la cruda realidad de la verdad. ¡Se había suicidado! Pero¿porqué?
-Hemos comprobado todas las salas, y no hay nadie. ¿Habéis llamado a la policía?-preguntó John.
-Viene en camino, pero ¿cómo ha podido ocurrido esta gran tragedia?-dijo la profesora, mas seria de costumbre y sin expresión alguna en sus ojos. Miro a todos los chiquillos y chiquillas, ellos se tenían que enfrentar a una dura realidad el día de mañana. Pero se veían tan jóvenes tan inexpertos, que daban pena dejarles marchar.
-Chicos y chicas, esperad de mientras viene la policía.-dijo John.
-¡Es horrible! Y si yo fui la culpable de su suicidio, no me lo podría perdonar.-le susurró Tomoyo a Sakura algo nervioso, pero muy impaciente.
-Tranquila, era un hombre fuerte y persistencia¡eso creo!-le animó en vano a Tomoyo.
-Espero¡eso espero!-respondió finalmente con una pequeña sonrisa.
Todos los soldados creían lo contrario sabían que alguien le había asesinado, pero tenían que guardar silencio. Estaban en una misión peligrosa y difícil, ya que sabían que sus contrincantes eran de armas tomar y recurrirían a lo que sea para conseguir su propósito. Nadie debería conocer esa valiosa información.
La policía llegó rápidamente e intervino. Las chicas y la profesora regresaron de nuevo a la prisión de donde venían recordando todo lo que había pasado en el baile, y sobre el fallecido conde. En el cuarto de Sakura y Tomoyo:
-Sakura¿qué tal el chico de ojos chocolates?-dijo Tomoyo pícaramente.
-Nada.-dijo inocentemente Sakura.
-Seguro que no reemplazará a Li o a tu admirador secreto¿verdad?-sonrió Tomoyo.
-¿Y tú con ese chico?-preguntó.
-Con Eriol.-respondió con una sonrisa tonta.
-¡Qué!-dice alterada.
-Pero ¿qué te pasa?-dice sorprendida.
-Sabes que es una falta de educación decir su nombre, no su apellido. Además de conocerlo muy poco.-comenta preocupada.
-Él me ha dicho que le llame así, como él a mí.-sigue con su sonrisita.-Es encantador, guapo, caballeroso,.Pero se me está prohibido.
-¿Por qué?-pregunta Sakura.
-Recuerda el plan Sakura.-contesta algo enfadada.
-Es verdad, pero ¿eso no significa que no te puedas enamorar?-repuso Sakura con optimismo.
-Dejémoslo, es tarde y mañana hay que madrugar.-después bostezó.
-Está bien.-después se acostaron para esperar su mañana.
Entre tanto en el despacho de esa misma casa, estaba otro hombre observando el cuerpo del fallecido conde y a su lado soldados.
-¿Y qué?-dice el capitán.
-No es un suicidio. Si se hubiera suicidado, presentaría quemaduras en el pecho y tendría una bala que estuviera profunda dentro del ventrículo. Si observáis bien, lo veréis con claridad.-dijo el forense seguro de sí mismo.
-Tiene razón; nosotros lo sospechamos pero no estábamos seguros.-respondió con sinceridad, pero con voz de mando.-Soldados Wolf John, Hiragizawa Eriol y Li Shaoran; vigilen ese orfanato. ¡Cuento con vosotros!
-¡No le defraudaremos capitán!-dijeron los tres con sinceridad.
Continuará...
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¡Hola! Este capítulo es más largo y complejo, ya que se complican un poco más las cosas. Bueno espero que os haya gustado y en el próximo capítulo habrá un Eriol x Tomoyo. ¿Qué os gustaría que pasara con estos dos? Espero vuestros reviews; ya sean críticas, comentarios...Reviews y saludos.
El vicio atormenta aún en medio de los placeres, la virtud en cambio, nos conforta aún en medio de nuestras aflicciones.
