Notas de la autora (20/Enero/2008): Acorde a la nueva normativa del sitio que no se permite tener letras de canciones en los fics, porque viola los derechos de autor, elimino la canción de este capítulo; ya que si los administradores saben de la iregularidad, borrarán mi cuenta de usuario. El fic se mantiene igual, junto con las notas de autora al final; así que nada cambia. Lo que sí, es pedirles disculpas por eso y que si tienen la opisibilidad de leer la canción "Incomplete" de Backstreet Boys o escucharla mientras leen, sería ideal.


Capítulo 25:

-¡Hermione, querida! – dijo la señora Weasley apareciendo en la sala.

-Señora Weasley – sonrió la castaña.

La señora Weasley se acercó y le dio un caluroso abrazo de recibimiento sin darse cuenta que todos estaban callados por la situación tan incómoda que se había formado con la llegada de Hermione a la casa, pero todos notaron como Gabrielle volteaba la cabeza ofendida al ver que a ella apenas la había saludado a la lejanía.

-¿Y qué ha sido de ti? – preguntó – Desde que terminaste tu noviazgo con Ron no he sabido nada de ti.

-Pues… - comenzó a decir mirando de soslayo a Ginny, pero su amiga sólo se encogió de hombros – He estado bien. Ahora estoy con las últimas clases teóricas en la universidad y la próxima semana iré a ver el trabajo de los medimagos en San Mugo.

-Me alegro tanto. Siempre supe que ibas a llegar lejos con todo ese potencial que tienes – sonrió más ampliamente.

-Mamá, te tengo una sorpresa – dijo Ron en un tono extraño. Había estado observando como su madre trataba tan cariñosa a Hermione, y por alguna razón, le había molestado – Adivina quién está aquí.

-¿Perdón? – preguntó confundida. Miró por toda la sala examinando a las personas presentes hasta que vio al lado de la chimenea a Harry de pie con una pequeña sonrisa - ¡Por Merlín!... ¡Harry, cariño!

Con el grito de la mujer, el señor Weasley y los gemelos entraron en la sala para encontrarse a Molly abrazando a Harry con unas lágrimas corriéndole por las mejillas murmurando cosas que carecían de coherencia alguna.

Los gemelos saludaron a Harry después de apartar a su madre con miedo a que le diera un infarto o algo así y después saludaron a Hermione. El señor Weasley saludó también a los recién llegados con una gran sonrisa dando a entender que eran los únicos invitados de Ron de su agrado.

Luego, mientras la señora Weasley fue a preocuparse de la cena, los demás se quedaron charlando en la sala. Podría haber habido mucha tensión en ese momento, pero ni Ron ni Gabrielle hablaron con Hermione. Harry y Ron hablaban sentados al lado de la chimenea, Gabrielle y Cho estaban de pie criticando la rústica decoración de la casa, y Hermione con Ginny y los gemelos se encontraban en los sillones del fondo.

-No sé, pero creo que en Dinamarca tengo más cerebro – dijo riéndose Harry – Te lo juro. Me siento más inteligente, así que me siento muy cómodo allá.

-Pero es obvio que te gustaría volver a Inglaterra. Sé sincero contigo mismo, no te sientes tan bien allá – comentó Ron cruzándose de brazos. Su amigo lo miró confundido – Tú sólo aceptaste ir a Dinamarca para estar lejos de mi hermana.

-¡Claro que no! – replicó molesto – Me pidieron ir a Dinamarca antes de que pasará lo que pasó… - al decir eso lanzó una mirada al fondo de la sala, donde se encontraba Ginny riéndose de algo que Fred le había dicho. Sonrió levemente al sentir que se sentía muy feliz de poder verla nuevamente – Hablando de lo que pasó – volvió a mirar a Ron – No sé cómo invitaste a Cho sabiendo que iba a venir.

-No es mi culpa. Invité a Gabrielle y ella me rogó que invitara a Cho también – se encogió de hombros algo avergonzado – No tenía opción.

-Y todavía no sé por qué sigues siendo a migo de ella – dijo con una mirada acusadora – Ella fue la culpable que te separaras con Hermione.

-Ella no fue. No sabía que había una poción… ¿Cómo se llama esa poción?... Bah, bueno, no me acuerdo del nombre… El punto es que ella lo hizo sin intención. No tengo que echarle la culpa a alguien inocente.

-Eres un estúpido. Te juro que si te dieras cuenta de cómo son las cosas realmente, mandarías al infierno a esa francesilla y tratarías de hacer las paces con Hermione – dijo antes de beber un poco de su cerveza de mantequilla – No puedes estar así toda la vida. Ustedes terminaron porque tú estabas con otra en la cama, y lo peor, es que tú crees que esa cabeza hueca te llevó a la cama sin intención… Deberías darte vergüenza la forma en la que has actuado estos últimos meses. Estás viviendo en un engaño – hizo una pausa viendo como Ron se movía incómodo en su sillón. Señaló al lugar donde se encontraban Gabrielle y Cho – Ésas dos se están riendo en tu cara y no quieres darte cuenta. Tú sabes cómo es Cho por lo que me hizo, así que no dudaría en saber que Gabrielle es capaz de hacer ese tipo de cosas o de otras más.

-No hablemos más del tema. Por favor, Harry – pidió después un poco de su cerveza de mantequilla – Es mi cumpleaños y no quiero que me lo amargues hablando de los supuestos problemas que tengo.

-Pero los tienes – dijo suspirando – Bueno, dejaremos el tema… Pero créeme que te lo advertí. Vas a ver qué clase de mujerzuelas son ellas.

-No quiero que…

Pero no pudieron seguir hablando del tema. Al igual que ellos, el resto de las personas dejaron de hablar y miraron a la señora Weasley que les pedía ayuda a las chicas a servir la cena, además de decirle a los gemelos que sacaran de la cocina todos los caramelos canarios.

Hermione y Ginny se pusieron de pie de inmediato y fueron a la cocina mientras conversaban. Gabrielle trató de sonreír y arrastró a Cho que reclamaba que debía cuidar sus uñas para las finales del concurso de la revista que sería el próxima sábado.

-¿Qué me ibas a decir? – preguntó Harry volviendo a mirar a su amigo.

-No, nada – respondió secamente. Con un gesto en la cabeza señaló que Hermione entraba en la sala y no podía hablar con ella presente - ¿Ya terminaste de ayudar con la mesa? – inquirió en un tono frío.

-Sí – asintió sin mirar a Ron – Es que usé magia para poner los cubiertos, así que terminé antes. Ginny aún está sacando los platos de la gaveta y las otras dos huecas están aprendiendo a desenvolver servilletas.

-Dudo que Cho aprenda a hacer algo útil en su vida – dijo Harry haciendo reír a Hermione – Oye… Hace tiempo no nos veíamos. Te ves muy bien, estás más delgada.

-No estoy haciendo ejercicios, por si quieres saber eso. Es que ando muy estresada con todo en la universidad, así que apenas alcanzo a desayunar y almorzar en el día – explicó haciendo una mueca desagradable – Y me encantaría comer más, pero no tengo tiempo.

-Bueno, si comes más serías una vaca obesa… - murmuró Ron lo suficientemente alto para que los otros dos lo escucharan.

-¿Verdad que Ron también se ve diferente? – preguntó en un tono demasiado meloso que no era propio en ella – Mira, Harry, aquí nuestro querido amiguito tiene dos manchas en la frente… ¡Oh, Ron! No sabías que tenías cuernos.

-Si lo dices porque estaba con otra…

Harry le puso la mano en la boca a Ron para que se callara. Por unos momentos, no se escuchó nada más que el segundero del reloj dándoles a saber que segundos estaban pasando de una forma muy lenta. El pelinegro miró preocupado a sus dos amigos tratando de encontrar algún tema para entablar conversación, pero al ver las caras de los dos supo que eso sería imposible.

-Estaba pensando en ir a Dinamarca este verano – dijo Hermione mirando a Harry – me gustaría conocer el país. Me han dicho que es hermoso.

-¿En serio? – preguntó con una sonrisa – Me alegraría que fueras. Como yo entró en agosto a la Academia, podrías ir y así yo te enseño la ciudad.

-Si me pones esta gran ayuda turística… ¡Claro que voy!

-Oye, notó cierto sarcasmo en tu tono de voz – dijo Harry haciéndose el ofendido – Soy un gran guía turístico.

-Sí, claro – asintió sin creerle mucho.

-Y Ron también puede ir a verme cuando quiera – comentó el muchacho viendo como Ron miraba interesado el techo de su casa – Me gustaría que fueras a visitarme, amigo.

-Lo haré – sonrió – Pero no el mismo día que ella – agregó lanzándole una mirada de profundo asco a Hermione.

La muchacha se quedó con la boca ligeramente abierta. Nunca podría haber pensado que él iba a mirarla de esa forma ni que iba a decirle aquello. Igual no podía reprocharle mucho; era su cumpleaños y sabía que no iba a ser bienvenida de su parte después de todo lo que pasó. ¿Pero tenía que tratarla así? Le dolía mucho ver que él la trataba con tanto asco, sentía como si nunca se hubieran conocido antes y que jamás lo conoció realmente. Aunque… Ella también estaba actuando de esa forma; le decía esas cosas hirientes. Pero ella lo hacía por el odio que le tenía, por todo el sufrimiento que la hizo pasar… ¿Lo odiaba tanto o no?

El señor Weasley llegó con Ginny a decirles que la cena ya estaba lista y que debían ir a sentarse. La pelirroja miró la cara de los tres y se quedó de pie esperando que llegaran a su lado. Hermione le lanzó una mirada suplicante y Ginny sólo se encogió de hombros antes de apurar el paso para no quedar al lado de Harry.

oooooooooo

-No es tan terrible…

-¿Escuchaste lo que te dije? – preguntó Hermione bufando.

-Sí.

-Entonces, debes estar bromeando para decirme que no es tan terrible – dijo en un tono molesto mientras se volvía a sentar en la cama de la muchacha.

-Ustedes dos se quieren. Y es natural que después de todo estén haciendo una guerra para probar que pueden estar el uno sin el otro, fingen que se odian tratando de aparentar algo que sólo está dejado llevar por el dolor y no por lo que deberían hacer – explicó viendo por su ventana la nieva que cubría todo el jardín – Deberían hablar, pero sé que no lo harán por su orgullo… Además es obvio que no pasará por lo que pasó – agregó sabiendo perfectamente lo que pensaba decir su amiga – No sé cómo mi hermano es tan amigo de Gabrielle y… De la maldita de Cho.

-Lo sé, lo sé- asintió algo abrumada por el tema – Gracias por escucharme. Necesitaba desahogarme.

-Oye, hace tiempo que no hago el papel de doctora corazón – rió – Además que prefiero estar contigo en mi cuarto hablando que abajo con esas dos huecas y Harry.

-¿Algún problema con Harry? – preguntó poniéndose de pie – Tú me dijiste que estabas lista para verlo antes de irte de mi casa en la noche.

-Lista para verlo, pero no para afrontarlo. Una cosa es muy diferente a la otra – dijo suspirando.

Las dos escucharon el amortiguado grito de la señora Weasley proveniente de las escaleras diciéndoles que compartieran con los invitados. Hermione y Ginny se miraron preocupadas, al mismo tiempo que la pelirroja abría la puerta.

Bajaron la escalera irregular y de caracol de La Madriguera a paso lento sabiendo que se dirigían a una pesadilla, pero tenían que ir y dar la cara para demostrar que estaban bien.

Llegaron al salón donde se encontraban todos hablando en pequeños grupos. La señora Weasley con Harry, el señor Weasley con Ron, Gabrielle y Cho, y los gemelos estaban en el fondo mirándose con cara de aburrimiento. Al verlos, las muchachas se dirigieron a ellos y empezaron a charlar animadamente.

-Les prometo ir algún día – dijo Hermione en tono solemne – Quiero ver cómo anda la tienda.

-Te extrañamos, de verdad… Hace falta que nos molestes y nos des tus sermones de moral – comentó George con una sonrisita.

-Desde que terminaste con Ron has estado muy alejada de nosotros – siguió Fred en un tono ofendido.

-Si ella terminó con su novio y viene a visitar a la familia de su ex-novio sería muy extraño e incómodo – explicó Ginny sin dar crédito a lo que decían – Es obvio que ella no viene por Ron. Hay que pensar un poco Fred...

-¿Sabes? Desde que llegaste del colegio has estado bastante maleducada – recriminó George con una mirada amenazante – Somos tus hermanos, no debes hablarnos así – dijo imitando la voz de la señora Weasley causando risas.

-Muy buena imitación – dijo entre risas Hermione.

Mientras ellos seguían conversando, Ginny levantó la mirada para observar la habitación. Su padre estaba conversando con su madre sobre algunas cosas del ministerio, las dos estúpidas huecas seguían murmurando sus críticas a la decoración del salón mientras hablaban con Ron sobre las nuevas clases en la Academia. Pero no estaba Harry. Miró a todos los rincones sin ningún éxito preguntándose dónde estaba metido hasta que vio por las cortinas de la ventana se traslucía la figura de un hombre afuera.

¿Qué estaba haciendo afuera si estaba nevando? Tenía las intenciones de ir con él para preguntarle por qué estaba allí en vez de disfrutar el calor de las llamas de la chimenea, mas se reprimió al darse cuenta que tendría que hablar. Y no era que pudieran hablar, pero sería la primera conversación después de que él se fue a Dinamarca y sería bastante incómodo.

Hermione notó que su amiga estaba concentrada en otra cosa y miró al mismo lugar que ella. En pocos segundos supo que Ginny se estaba debatiendo mentalmente en ir o no. La tomó del brazo atrayendo su atención sin que los gemelos notaran lo que estaba pasando.

-Anda – le murmuró con disimulo.

-No sé si ir… Ya te dije que no puedo enfrentarlo.

-Este es el momento para que hablen. Te irás a Hogwarts mañana y él volverá a Dinamarca – insistió sabiendo que la iba a convencer – Además, sabes que te mueres por ir a estar con él.

-¿Crees que debo ir? – preguntó en un susurro.

-Anda – repitió con un leve empujoncito.

Ginny se levantó y se disculpó diciendo que iba a dar una vuelta a solas por el jardín para poder pensar. Los gemelos la miraron extrañados, pero al ver la sombra de Harry por la ventana entendieron todo y sólo asintieron. La pelirroja dejó a los tres charlando mientras iba a su cuarto en busca de un gorro y unos guantes para no morirse de frío. Bajó con rapidez y sin que nadie lo notara, salió de la casa.

Ahogó un pequeño grito al sentir el frío viento que golpeaba su cara y tembló ligeramente. Se dio cuenta que había olvidado ponerse la chaqueta, pero ya no era tiempo para subir a buscarla; ya estaba afuera y si volvía podría arrepentirse de salir.

Harry levantó la vista del suelo al escuchar que la puerta se cerraba. Miró a Ginny como temblaba antes de observarlo a él. Suspiró al notar la dudativa de ella en acercarse o no, pero, para suerte de él, la pelirroja se sentó al lado de la banquita sin decir nada ni mirarlo.

El muchacho apartó la mirada de ella rápidamente. Sintió como un silencio abrumador los envolvía y ninguno deseaba decir la primera palabra. Se dedicó a mirar los copos de nieve cayendo en el blanco jardín de los Weasley deseando que ese incómodo momento se acabara pronto.

-¿Por qué estás acá afuera? – preguntó Ginny con voz ronca. Era obvio que había estado pensando tanto lo que iba a decirle que le salía poco natural – Podrías estar adentro disfrutando del calor de las llamas de la chimenea en vez de congelarte acá.

-No quería estar allí adentro – respondió sin mirarla – El ambiente es un asco con esas dos…

-Yo creo que con todos es un asco – dijo con una pequeña sonrisa. Harry rió – Somos una muy mala combinación de invitados para el cumpleaños de mi hermano. Debió haber sabido que ellas no iban a calzar acá.

Los dos soltaron un suspiro de alivio. Después de todo, estaban empezando a hablar y lo estaban haciendo muy bien. Harry dejó de reírse y se quedó callado pensando en qué cosa más que decir, pero nada se le venía a la mente mientras Ginny rogaba que la tierra se la tragara.

-Son muy diferentes a Ron… - dijo, de repente, Harry pensando en lo que había dicho la muchacha.

-¿Diferentes? No, eso no. Son unas manipuladoras que hacen lo que quieren con el estúpido de mi hermano. El muy idiota no se da cuenta que lo engañan – al decir eso miró por la ventana, pero apenas notaba las sombras de las personas por las cortinas.

-Sólo espero que pronto se de cuenta del gran error que está cometiendo – asintió sintiéndose muy apenado por su amigo – Él sabe como son ellas, en especial Cho. Más que nada, ella fue la que… Ella hizo eso – terminó de decir maldiciendo haber tocado el tema que no quería hablar con ella.

Ginny se quedó quieta en su lugar sin decir nada. Sabía que iba a llegar ese momento tarde o temprano, y ya no había escapatoria para no enfrentarlo. ¿Qué debía decirle? Debía decirle lo que pensaba, hablar con honestidad. Casi cinco meses sin verlo y recién estaba frente a él para hablar de la razón que los separó.

-Debo decirte que fuiste muy estúpido al besarte con ella sabiendo cómo es ella y sabiendo que yo te iba a matar – dijo con la voz temblorosa debido al frío y a lo difícil que era no ponerse a llorar – Así que podría llamarte que también eres un idiota.

-Ella me besó – corrigió molesto por lo que había dicho.

-Oh, si… Ella te besó – asintió sin mirarlo.

-¿Puedes dejar esa actitud? – preguntó tomándola del brazo.

-¿Cuál actitud? – dijo soltándose del la mano de Harry con rapidez - ¿Acaso quieres que hablemos de este tema mientras yo tengo una enorme sonrisa? Pues, te equivocaste.

-No te pido eso… - murmuró tomándole con delicadeza el mentón y la obligó a verlo a los ojos. Hacía tiempo que no volvía a ver con tanta cercanía esos ojos cafés, y tal como la última vez, su mirada demostraba rabia – Tú sabes que me equivoque al no contártelo. Lo admito. Pero no te lo dije porque eso no tuvo ninguna importancia.

-Pero la tiene cuando salen fotografías de ustedes dos bien juntitos en una revista. Ahí si que la tienen – dijo apretando sus labios – Ése es el problema. Que todo el mundo sabe que tú estuviste con la "Señorita Hueca".

-¿Desde cuándo te importa lo que los demás digan? – preguntó confundido por lo que había dicho – Tú siempre me dijiste que no te importaba lo que los demás pensaran, que te gustaba guiarte por tus propios pensamientos y sentimientos.

Bingo. Había dado en el clavo. Ginny había dicho eso sólo para evitar hablar sinceramente del tema, pero al verse descubierta, la pelirroja suspiró cansinamente dándose cuenta que tendría que ser honesta y hablar del tema con el corazón en la mano.

-Tiene importancia. No es fácil ver que tu novio no te dijo que se había besado con otra y que después esté en una revista – dijo con los ojos cerrados para no verle la cara del muchacho – Me dolió. Me dolió que no me tuvieras confianza de decírmelo… Te habría matado si me lo decías, pero después me hubiera dado cuenta que me lo dijiste y te perdonaría – Ese nudo apareció, el que siempre se le formaba en la garganta cuando estaba con una mezcla de sentimientos – Pero no me lo dijiste… Y después verlo en una revista. Fue humillante. Me sentí peor que antes porque me estaba dando cuenta que con mi desgracia una maldita oriental se estaba haciendo famosa… Y me da pena ver que te uso, que sólo te usó por eso; pero me da mucha más rabia que ella te haya usado y tú no te diste cuenta de los camarógrafos ni nada.

No lo pudo evitar. Unas lágrimas se le escaparon de sus ojos cerrados y cayeron lentamente por sus mejillas hasta llegar a su mentón y perderse. Le costaba mucho decirle lo que realmente sentía, pero se sentía mucho mejor que él supiera por qué estaba tan dolida. Era un gran alivio sacarse ese peso de encima.

Las lágrimas cayeron en la mano de Harry que sólo la veía fijamente entendiendo cómo se sentía y agradeciéndole que fuera tan sincera. De verdad quería arreglar las cosas entre los dos porque aún la quería y mucho. Había tenido mucho tiempo para pensar en las cosas que fallaron para que ella y él terminaran, pensó mucho en como vengarse de Cho por haberle una de las cosas más maravillosas de su vida, pensó en las explicaciones que podría darle. Pero no podía hacerlo. De su boca no salía ningún sonido y las palabras se le agolpaban en la mente dejándolo muy confundido.

-Sé que fue un error haberte mentido – dijo bajando la vista. Ginny abrió los ojos y contempló cómo una mueca distorsionada salía de sus labios – Lo que teníamos era una de las mejores cosas del mundo y no entiendo por qué no te dije la verdad. De verdad lo lamento, nunca quise hacerte sentir de esa forma tan miserable – suspiró sabiendo que ella escuchaba atentamente todo – Yo también me sentí muy mal cuando Hermione me mandó la revista para que viera el reportaje. Nunca dejé de pensar en todo lo que te había hecho pasar y que por una estupidez arruine la cosa más importante del mundo.

Sin saber por qué lo hizo, pero supo que fue un impulso repentino que la llevó acercársele y le tomó la mano cariñosamente. Quería hacerle saber que ella lo entendía y le creía, que quería seguir escuchando lo que tenía que decir; que aunque hubieran estado separados, ahora estaban juntos para afrontar el problema juntos.

Con ese simple gesto, Harry levantó la vista del suelo y miró intensamente a la pelirroja. Se sentía tan bien teniendo sus manos con la suya; ese simple contacto era una enorme sensación de tranquilidad y paz. Le gustaba que ella tuviera un poco más de confianza y estuvieran así. Era lo que necesitaba para poder seguir hablando.

-Sin ti no soy nada, estoy incompleto… Yo de verdad te quiero, Gin. Te quiero como a nadie más y por eso quiero que volvamos a estar juntos. Yo sé que no me has olvidado, lo sé por tu mirada – observó como ella evadía su mirada y se sonrojaba lentamente – Sé que esto no volverá a pasar. Nosotros estamos hechos el uno para el otro y no podemos siempre estar peleados por una estupidez que cometí. Te pido disculpas – apretó más su mano con la de ella y se le acercó – Yo te quiero mucho.

-Yo… - empezó a decir Ginny sintiendo como ese nudo en su garganta crecía y su corazón latía con más fuerza que nunca – Yo no puedo estar contigo – dijo, al fin, levantando la mirada.

Esas palabras le cayeron como un balde de agua fría. ¿Había dicho que no podía? No, no podía ser posible… Pero ella lo quería; estaba seguro que lo quería. Entonces no había ningún problema que estuvieran juntos si se querían, no había nada que se les interpusiera para que pudieran volver a ser felices como lo eran antes de todo el incidente.

Ginny sólo se dedicó a ver cómo el rostro de Harry palidecía y era casi igual al color de la nieve. Suspiró sabiendo que eso no era lo que él esperaba, pero tenía que ser sincera consigo misma y con él. No podía aceptar que él volviera y le pidiera que estuvieran juntos, porque ella aún no estaba lista; Ginny aún tenía la herida abierta y apenas había comenzado a cicatrizar.

-Yo también te quiero – dijo la pelirroja.

-¿Entonces cuál es el problema? – preguntó nerviosa con una pequeña sonrisa – Vamos a ser muy felices, te lo prometo.

-No estoy lista para que volvamos – respondió parpadeando muchas veces – Aunque te quiera mucho, aunque yo sé que sería una cosa maravillosa que volviéramos… Yo aún estoy muy dolida. Aún siento mucha rabia, Harry – explicó en un tono suplicante para que entendiera – Y tengo miedo de que todo termine de nuevo. No quiero volver contigo teniendo el miedo que todo terminé, porque si estoy así, la relación va a terminar por mi susto, por mi rabia, por mi sufrimiento, por mi desgracia… Necesito recuperarme, necesito estar sola para poder superar mis sentimientos.

-Podríamos estar juntos mientras los superas – murmuró molesto.

-Entiéndeme, por favor – le pidió triste – Yo no quiero arruinar lo que teníamos, por eso es mejor que esté lista para que empecemos de nuevo. Pero no podemos volver con esta herida en mi corazón que sigue abierta y, de vez en cuando, vuelve a sangrar al pensar en ti – se puso la mano en el corazón y suspiró – Yo te quiero, pero no puedo volver contigo por el momento.

Se quedó en silencio meditando sus palabras. Y aceptó sus razones. Después de todo, por él fue que terminaron y no podía exigirle que volvieran cuando ella aún no lo había superado completamente. Necesitaba tiempo, y se lo iba a dar. Ese tiempo también serviría para que él también pensara en todas las cosas que se dijeron en ese día. Era la primera vez que habían hablado desde que ella le tiró la puerta en la cara y le dijo que lo odiaba; y se habían confesado sus sentimientos de una forma tan sincera, que ya no faltaba hablar más del tema.

-Te entiendo – dijo tratando de sonreír – Yo te esperaré hasta que estés lista – puso uno de sus cabellos detrás de su oreja sintiendo una agradable sensación por ese contacto – Y recuerda que yo te quiero.

-Gracias por entender, Harry – hizo un movimiento para abrazarlo, pero se detuvo y sólo le devolvió la sonrisa – Cuando no tenga miedo, cuando haya dejado mi odio y mi sufrimiento; ahí podré dejarme llevar por lo que siento por ti.

Se quedaron en silencio hasta que Harry decidió que entraran al ver como la pelirroja empezaba a temblar por el viento frío. Los dos se miraron por unos minutos hasta que Ginny abrió la puerta apresuradamente mientras el muchacho la seguía entrando en la casa.

-¡Espero que te pudras, Ron! – gritó Hermione agarrando su bolso del sillón y se puso su chaqueta roja.

-Mejor ándate, no quiero seguir viendo tu cara en mi casa – le respondió Ron tomándose de un solo trago todo el contenido de una cerveza de mantequilla – Siempre huyendo y nunca enfrentas nada.

Harry y Ginny se miraron preocupados por la escena. Todos en silencio mirando en el centro de la sala como esos dos discutían acaloradamente. Había un ambiente tan tenso que hasta daba miedo decir alguna palabra para separarlos. ¿Qué había pasado mientras estaban afuera?

-Maldito hijo de… - se contuvo y miró a la señora Weasley que estaba con los abiertos por la discusión – Agradece que estamos en la casa con tu decente familia y no te doy un golpe para matarte.

-Como si fueras capaz de hacerme eso – rió – Es obvio que eres una cobarde y andas huyendo de mí.

-Eres un imbécil, Ron – dijo con los ojos enrojecidos. Se puso la chaqueta y se acercó a la puerta apartando a Harry y Ginny – Gracias por la invitación, Ginny. Fue un gusto verte – sonrió efusivamente – Fue un gusto verte de nuevo, Harry. Te mandaré una lechuza para ver si mañana podemos juntarnos – le dijo a su amigo que lentamente asintió – Y fue un placer verlos – dijo viendo a los señores Weasley y a los gemelos – Prometo ir a la tienda en esta semana – sonrió – Ah… Y espero que se te deforme la cara para el final del concurso, Cho – agregó mirando a la oriental – Y bueno… Tú – señaló a Gabrielle - ¿Te doy un consejo? Quítate esa sombra celeste y ese labial rojo que te hace parecer más mujerzuela de lo que eres…

-¡O sea hello! – gritó Cho enojada - ¿Cómo puedes decirme eso, Granger?

-Diciéndolo – dijo mirándola como a una deficiente mental – Ah… Y feliz cumpleaños, Ron – agregó con sarcasmo – Ojala lo pases muy bien. ¡Adiós! – dijo cerrando la puerta mientras todo quedaba envuelto en un total silencio.


Notas de la autora: ¡Hola! Vaya… Tiempo que no actualizaba. Bueno, la mayoría debe saber así que no explico mucho. Lo único que puedo decir es que estoy en el computador de mi papá (el muy maldito se compró uno todo moderno y cuando manden a arreglar el antiguo me lo dará a mí ¬¬… Claro, yo debería tener el nuevo), por lo que será muy difícil escribir con el poco tiempo que me da. Pero bueno, así es la vida; y seguiré escribiendo en cuanto momento tenga para hacerlo.

¿Qué tal ha estado este capítulo? A mí me ha encantado… Es que andaba media triste y me puse a escribirlo de inmediato. Lo que más me gusta es la canción que puse. La canción es "Incomplete" de los Backstreet Boys y es de su nuevo disco (deben escuchar las canciones, son hermosas!). Y en cuanto la oí supe que era perfecta para esta parejita.

Veamos… En el próximo capítulo pondré otra canción de los Backstreet Boys (ya deben haberse dado cuenta que me encantan) y veremos lo que ocurrió adentro de La Madriguera para que Hermione se fuera de esa forma. Y algunos pensamientos de ella en su diario con una conversación por parte de todos los invitados con Ron.

Ah! Y para los que leen "Juegos de Amor" recién voy a empezar el capítulo, así que estará la próxima semana (creo). Lo siento, pero no puedo subirlo antes, no tengo mucho tiempo para escribir.

Cuídense, adiós!