Capítulo 31:

'Querido Diario:

Me estaba dando cuenta de lo rápido que ha pasado el tiempo. Te releí y me topé con lo que escribí hace casi dos meses atrás, cuando Ron y yo hicimos las paces y nos disculpamos por todo. Parece que fue hace mucho por las tantas cosas que me han pasado. Bueno, tú ya sabes todo porque siempre te escribo. Aunque no me viene mal escribir nuevamente que estoy muy feliz con mi desempeño en clases y que ayudé en un parto a nacer a una niña en San Mugo. Son mis pequeños grandes logros que he hecho, y creo que están muy bien para ser mi primer año en la universidad.

¡No puedo creer que ya estemos en junio! Me queda sólo un día más y terminó mi primer año de medimagia. Me quedan cuatro más… Y dos de sólo turnos evaluados en San Mugo. Ni quiero pensar en eso porque sé que será horrible.

Mañana también Ginny sale de Hogwarts. ¡Qué emoción! Hoy se gradúa. Toda su familia irá a la fiesta a verla e irá al baile con Colin. Se ven muy tiernos juntos –me mandó una fotografía que se sacaron en Hogsmeade la semana pasada en una de sus tantas cartas-, pero sé que sólo son amigos. Y me alegro que sea así. Ginny se ve mucho mejor desde la escena que hicimos en la premiación de Corazón de Bruja. Desde que Cho es considerada la modelo más plástica y operada del mundo mágico anda mucho más positiva.

¿Qué pasó con Cho y Gabrielle? No te lo había podido decir antes, diario, porque no tenía ni idea y no estaba de ánimo para evocar en mi mente la asquerosa cara de la francesa… Pero ahora sí estoy de muy buen humor para hacerlo: Cho, como dije antes, ganó el premio frambuesa de Corazón de Bruja siendo coronada "Miss plástica" –sólo con ver su cuerpo se nota que ya ha pasado por varias cirugías muggles y muchas pociones estéticas-. Gabrielle terminó su primer año en la Academia de Aurors y después volvió a Francia con su familia porque todos, repito… Todos la odiaban. En los pasillos la abucheaban, Ron dejó de ser su amigo -¡mínimo que no estuviera con esa mentirosa!-, ganó dos premios frambuesas de Corazón de Bruja siendo coronada como "Miss simp-antipatía" y "Miss vomitiva". Me pregunto si esos premios le servirán de algo en Francia para seguir arruinando su popularidad…

¡Ayer hablé con Harry! Me contactó por un teléfono público muggle. Me dijo que se iba a quedar allí hasta agosto porque las clases terminan en ese mes en Dinamarca y que vendría sólo algunos días de vacaciones para acá. ¿La razón? Parece que allá no es ajena la historia del "Niño que vivió" y mi querido amigo tiene un puesto en el ministerio del país para trabajar mientras estudie en la Academia. ¡Me alegré tanto por él!

He aquí las nuevas buenas de mis amigas: Nicole está saliendo con Zack. Se ven tan bien juntos… Nunca me imaginé que terminaran los dos, pero me alegra mucho. Se nota que están hechos el uno para el otro. Y Lindsay tiene una cita con el presidente de una compañía disquera mágica. ¡Espero que obtenga el contrato! Canta y toca muy bien. Yo sé que en un futuro no muy lejano seré invitada VIP para sus conciertos.

¿Y qué ha pasado con Ron? Pues desde la última vez que te escribí donde te conté que parecía que le estaba yendo bien en la Academia, no he sabido nada. Y, en verdad, no me interesa mucho porque creo que estoy bien como estoy. Vale, admito que he pensado mucho en que extraño estar con alguien, pero no a Ron. La verdad este tiempo ha sido bueno para los dos –eso me ha dicho Harry que se escribe con él- porque necesitábamos estar alejados por lo que pasó.

Bien, diario, ya no puedo escribir… Tengo que ir a casa de mis padres a un almuerzo familiar y voy a llegar tarde porque aún no me visto. ¡Hasta pronto!'.

OoOoO

-Buenos días, mamá – la saludó el pelirrojo bajando las escaleras.

-Buenos días, Ron – sonrió la mujer – Ahí está tu desayuno… Ah, antes que hagas algo, recuerda que hoy tu hermana regresa de Hogwarts.

-Sí sé – asintió caminando a la cocina – Voy a ir a la tienda de los gemelos y después con ellos vamos a buscar a Ginny. Nos encontramos allá.

-Oh, está bien. Ahora iré a hacer unas compras… Nos vemos a las doce en el andén – Tomó su bolso que estaba en uno de los sillones y algo de polvos flú antes de desaparecer por la chimenea.

Después de terminar su primer curso en la Academia de Aurors hacia una semana, Ron se vino a quedar a la casa de sus padres para pasar el verano con ellos. En esa época de vagueo infinito, de solitarias montadas en su escoba de Quidditch y evitando los regaños de sus padres; el pelirrojo se había juntado mucho con los gemelos. Casi todos los días iba a ayudarlos con la tienda, y ahora que regresaban los estudiantes de Hogwarts iban a tener mucha más clientela de lo usual, por lo que ya estaba preparado para ir siempre a trabajar con ellos.

¿Y qué más pensaba hacer en ese verano? No lo sabía. Estaba muy bien pasando las vacaciones con su familia, pero lo único que tenía asegurado era que iría a Dinamarca en dos semanas más para visitar a Harry. Pero además de eso, todo dependía del destino y de Merlín que le diera alguna iluminación en su vida… Y, hasta el momento, la única gran iluminación había sido apartarse de Gabrielle y Cho antes que él mismo se intoxicara de su veneno. Agradecía infinitamente a Nicole y a Zack que le hayan hecho saber la verdad.

Así estaba Ron Weasley en la cocina desayunando pensado en lo aburrido que iba a ser su verano sin tener tantos planes, pero no sabía que dentro de pocas horas eso cambiaría radicalmente. Y de una forma inimaginable.

OoOoO

La señora Weasley ya estaba en el andén 9 ¾ esperando a su hija junto a otros padres, hermanos, tíos, abuelos y otros familiares. Sonrió ampliamente al divisar el tren a unos cuantos metros. Giró su cabeza varias veces buscando con su mirada a tres melenas rojas, pero ni los gemelos ni Ron habían llegado aún. Debía suponerlo, los tres eran unos impuntuales.

El tren de color escarlata se detuvo humeando. Todas las puertas de los vagones se abrieron y a los pocos segundos empezaron a bajar varios niños y jóvenes con sus baúles, bolsos y calderos. Entre toda esa multitud una muchacha pelirroja bajó con su baúl antiguo. La joven se despidió de sus amigos con abrazos mientras les prometía escribirles y juntarse en el verano. Después buscó a su madre y fue corriendo hacia ella.

-¡Hola, mamá! – gritó Ginny abrazándola.

-¡Ginny, cariño! – respondió sonriendo mientras correspondía el abrazo - ¿Todo bien?

-Sí… Fue algo tan triste y emocionante mi último día en Hogwarts – dijo rompiendo el abrazo – Los extrañé mucho.

-"Los extrañé mucho"… Y nos vimos ayer en la noche, hermanita – dijo alguien riendo atrás.

-Creí que ustedes no llegarían a recibir a su hermana – les reprochó la señora Weasley viendo a sus hijos – Son unos irresponsables.

-Estábamos ocupados – respondió Fred sonriendo – Además no nos perderíamos ver a nuestra hermanita en su primer día de graduada – agregó pellizcándole la mejilla.

-¡Me duele, idiota! – replicó Ginny golpeándolo en el brazo.

-Qué malvada eres con tu hermano, pequeña Ginny – comentó George – Y pensar que ayer estabas que llorabas abrazándonos y dijiste que nos querías…

-Los quería matar – interrumpió la pelirroja fulminándolo con la mirada.

-Sí, claro. No es nuestra culpa que seas tan bipolar, hermanita.

-¡Ron, cállate! No sé para qué vinieron acá si me van a hacer este espectáculo… - dijo Ginny tomando su baúl nuevamente.

-Sólo porque sabíamos que nos extrañabas – respondieron los tres sonriendo estúpidamente.

-¿En serio? Bueno, para que no los extrañe tanto podrían ayudarme a llevar mis cosas… Tomen – Puso la mano de Ron en la manilla del baúl dejándole todo el peso a él haciendo que se le cortara la respiración – ¡Vamos a casa!

-¿Qué llevas aquí?... ¿Toda la colección de calderos de Snape? – preguntó George preocupado por el tono morado en la cara de su hermano que apenas podía arrastrar el baúl.

-Sólo algunas cosas – respondió Ginny sonriendo.

Sin decir nada más se fueron a La Madriguera en un auto que les facilitó el ministerio. Aunque la señora Weasley estaba viendo la posibilidad de hacer una parada en San Mugo porque Ron ya no respiraba por el esfuerzo físico que le resultó llevar el liviano baúl de su hermana a la cajuela del auto, pero al final decidió que irse a la casa sería lo mejor.

OoOoO

Lindsay llegó al apartamento saltando. Se paró en la mesita de centro y empezó a gritar como loca haciendo que las diversas revistas y algunos ejemplares de El Profeta cayeran al piso después de algunos saltos.

Hermione y Nicole salieron de sus cuartos alarmadas por todo el griterío que había. Las dos se miraron asustadas cuando se encontraron con la rubia saltando encima de la mesa de centro mientras gritaba. Nicole le preguntó qué pasaba. Lindsay empezó casi a llorar mientras reía. Ahí las dos se dieron cuenta que eso significaba que iba a obtener el contrato con la disquera y fueron a saltar con ella encima de la mesa.

Las tres muchachas estuvieron así por más de un minuto. Se dieron un abrazo grupal y cayeron encima del sillón. Hermione miró a sus amigas asustadas y al poco rato empezaron a reírse como locas.

-¡Vas a ser famosa! – dijo Nicole acomodándose el cabello - ¡Eso significa que conocerás a los mejores grupos musicales, tendrás dinero, viajarás por el mundo y mucha gente te escuchará!

-Lo sé, estoy demasiado contenta – asintió sonriendo – Les juro que fue una experiencia increíble. Cuando llegué me pidieron que cantara, lo hice y los dueños de la disquera me dijeron que mi voz era muy poderosa y que tocaba la guitarra tan bien… ¡En menos de cinco minutos ya estaba firmando el contrato!

-¿Leíste lo que decía el contrato? – preguntó Hermione poniéndose seria - ¿Qué? – volvió a preguntar al ver las caras de sus amigas – Pasa muchas veces que hay algunas estafas en los contratos, por eso hay que fijarse bien en todo lo que dice – explicó poniéndose su tono de sabihonda.

-Eres la persona más mata pasiones que he conocido en mi vida… - dijo Lindsay torciendo los ojos.

-¿Dije algo malo?

-¡Claro que sí! – contestó Nicole sorprendida - ¡Déjala disfrutar su logro y ahógala con tus asuntos legales después!

-Está bien… Pero… - Miró nuevamente a Lindsay y su cara palideció un poco – Si vas a ser cantante, no vas a seguir estudiando en la universidad. Nos abandonarás – dijo Hermione triste.

La sonrisa en el rostro de Nicole desapareció y su rostro adoptó la misma mueca de pena. Lindsay también dejó se sonreír y miró a sus amigas lentamente sabiendo que ese momento ya llegaría. Ya no podría vivir con ellas en el campus porque no iba a estudiar en la universidad. Les tomó las manos con lentitud y bajó la cabeza tristemente. Empezó a llorar en silencio mientras Hermione y Nicole la abrazaban.

-Nunca quise entrar a la universidad, mis padres me obligaron a venir. Como siempre pasa… Es igual a lo que pasó cuando quería ir a Hogwarts, y no pude porque ellos querían que fueran a un lugar de gente de mi clase – dijo secándose las lágrimas – Siempre me han dicho que no valgo nada, que soy la vergüenza de la familia y que algo tengo que hacer con mi vida, por eso me mandaron a la universidad para que después los ayude con los negocios de la familia. Pero ahora voy a hacer lo que yo quiero y les demostraré que sí valgo algo… Por fin mi oportunidad se presentó en la vida.

-Yo… No sabía eso – Nicole también empezó a llorar.

-Va a ser raro estar aquí el próximo año sin ti. Te vamos a extrañar mucho. Nada será igual… - dijo Hermione aguantándose las ganas de empezar a llorar.

Lindsay las soltó y levantó la mirada rápidamente. Sus ojos celestes estaban llenos de lágrimas y algo rojos.

-Por supuesto que no será igual, pero será mucho mejor – asintió sonriendo – Ustedes ya están en sus caminos, y yo recién acabo de encontrar el mío… Nicole – Miró a la morena que lloraba – Yo sé que tú serás la mejor periodista del mundo. Siempre buscas la verdad, estás atenta a todo lo que pasa, todas las mañanas lees el periódico para enterarte de lo que ocurre, eres la única que se sabe todos los nombres de los ministros mágicos del mundo. Vas a llegar muy lejos – dijo haciendo que Nicole llorara con más energía – Hermione… Eres única. Yo sé que en seis años más estarás en San Mugo siendo directora de alguna sección. Te sabes todo, estudias mucho, averiguas todas las enfermedades que existen. ¡Eres la sabihonda más increíble del mundo!

-Lindsay… - murmuró la castaña ya llorando.

Las tres se abrazaron nuevamente con más fuerza. Estuvieron así por mucho rato hasta que se cansaron de llorar. La rubia les dijo que no debían llorar porque se iban a ver con frecuencia y que jamás las abandonaría; eso animó algo a las otras, pero sabían que sería todo muy diferente sin Lindsay en el departamento. En especial Nicole, porque recién había empezado a llevarse bien con ella y no peleaban como antes lo hacían. De alguna forma se iban a perder la oportunidad de seguir conociendo a alguien muy especial en sus vidas, pero sabían que iba a ser mucho más feliz cantando que en la universidad… Nunca estuvo a gusto allí.

A las doce de la noche, Hermione se puso de pie y les dijo que se fueran a dormir en un tono maternal. También les recordó que el día de mañana tendrían que empacar e irse a sus casas porque tenían que desalojar los departamentos. Con ese recordatorio decidieron que era mejor ir a descansar para estar con fuerzas para desarmar el departamento. Y así, se fueron a dormir.

OoOoO

Ginny bajó a desayunar muy feliz. Le gustaba mucho volver a estar en su casa, dormir en su cama y comer de la comida casera de su madre. Se sentó junto a Ron a comer sus tostadas con huevos fritos cuando la señora Weasley les dijo que iba a conseguir algunas patatas en el huerto del vecino –el vecino era muy amigo de los Weasley- cuando la pelirroja se sentaba.

Su hermano apenas la saludó. Comieron en total silencio. Ron se levantó de la mesa diciéndole que iba donde los gemelos cuando Ginny se terminó su taza de leche de un trago y se puso en la puerta para impedir que se fuera.

-Necesito pedirte un favor y no puedes irte antes que me lo hagas – le dijo rápidamente.

-¿Un favor? – preguntó arqueando una ceja – No puedo, Ginny, tengo que ir a la tienda porque Fred me lo pidió ayer. Hoy vienen nuevas cargas de Perú y…

-Se trata de Harry – dijo su hermana con un tono de voz serio.

Ron dejó de ponerse su chaqueta y miró a su hermana. Ginny sonrió débilmente sabiendo que al decir eso la iba a ayudar, después de todo se trataba de Harry Potter, su mejor amigo. El pelirrojo tomó del brazo a su hermana y la llevó a la sala. La obligó a sentarse y la miró confundido.

-Yo pensé que tú no querías nada con él…

-Por supuesto que no – negó con la cabeza rápidamente – Cuando estábamos en tu cumpleaños y hablamos afuera, le dije que todavía lo quería… Pero no estaba lista para estar con él. Entonces pasó lo de Cho y Gabrielle, mi graduación; y ya me siento preparada para volver con él. Lo extraño mucho – dijo con una sonrisa ilusionada.

-Lo que pasa es que estás loca – sentenció Ron mirándola duramente – Harry está en Dinamarca y volverá sólo algunos días al país, después se irá nuevamente. No va a volver para estar contigo.

-¿Crees que soy una idiota para no saber eso? – preguntó enojada – No me gusta que me expliques cosas como si no tuviera idea de nada.

-¡Pero estás diciendo que quieres volver con él cuando ya es demasiado tarde! – gritó asustándola - ¡Harry no va a volver a Inglaterra de nuevo y ahora quieres estar con él, cuando ya no estará aquí!

-Y yo creí que tenía a un hermano comprensivo… - dijo Ginny poniéndose de pie - ¡Te odio, Ron, te odio! – chilló enrabiada antes de salir corriendo a las escaleras.

El pelirrojo bajó la mirada apenado. Sabía que había reaccionado pésimo frente a su hermana, pero es que no podía entender que ahora le decía eso cuando Harry ya no volvería. Estuvo meses tratando de recuperarla, y cuando ella por fin quiere volver con su amigo, él nunca más regresaría a Inglaterra. En verdad que su hermana era una idiota. Eso era lo que le daba mucha rabia. Pero la forma en que se lo había dicho no era la mejor… Tenía que entender a su hermana, aunque le fuera muy complicado. Le alegraba saber que quería volver con Harry y que aún lo quería.

Olvidándose por completo que tenía que ir a la tienda de los gemelos a trabajar, Ron subió las escaleras y llamó a la puerta de Ginny. No podía irse sin antes disculparse y saber que ella lo disculpaba. Llamó muchas veces y nadie contestaba. Intentó abrir la puerta, pero estaba cerrada con magia, así que sacó su varita y con sólo decir Alohomora la puerta se abrió.

Ginny se encontraba llorando boca abajo en su cama. Vio con odio a Ron cuando entró y volvió a esconder su cabeza en los cojines. El pelirrojo se sentó a un lado y empezó a acariciarle el cabello mientras le pedía disculpas por lo que había dicho. Su hermana lo interrumpía con la voz ahogada diciéndole que lo odiaba, que se muriera y que era mejor que se fuera a menos que quisiera una golpiza.

-¡Ándate de aquí! – gritó Ginny sentándose. Ron se entristeció más al ver como sus ojos estaban rojos y llorosos - ¡No puedo creer que comparta material genético con el idiota más grande del mundo!

-Ya te dije que lo sentía… Discúlpame – le pidió por enésima vez – Pero entiéndeme tú a mí… Me molesta que justo quieras estar con Harry cuando él ya no está. Estuvo detrás de ti meses, te pedía disculpas, te mandaba cartas, faltaba poco para que se tirara a un pozo porque no lo tomabas en cuenta… Y ahora, él está en Dinamarca y no volverá, tú quieres estar con él. Hay algo que se llama sentido común – dijo mirándola fijamente.

-Lo sé, no soy estúpida – asintió molesta – Pero Harry sabía que tarde o temprano le diría que ya estaba lista para que estemos juntos. Lo acordamos en tu cumpleaños.

Ron la miró confundido. No podía creer que su hermana no tuviera algo de sentido común, pero en su tono de voz y en su mirada se notaba que sabía muy bien lo que estaba diciendo. Ginny sabía que estaba actuando como una loca e inconformista, pero no estaba pidiendo algo tan desquiciado. Ahora que ya estaba lista para volver a estar con él no podía desaprovechar su oportunidad y haría lo que fuera para decírselo.

-Está bien, te ayudaré en lo que quieres… - dijo rendido.

-¡Te amo, hermano mayor! – chilló contenta mientras se abalanzaba sobre él - ¡Te juro que cuando quieras consejos femeninos te los daré!

-Cálmate, enana… - le pidió riendo – Primero me tienes que explicar qué me quieres pedir.

-Ah, eso… - musitó la pelirroja poniéndose seria – En realidad es un plan que tengo – corrigió nerviosa mirando al techo.

-¿Qué es, Ginny? – preguntó Ron asustándose. Siempre que ella se ponía así era porque su plan no era nada fácil, sino algo loco - ¿Cuál es tu plan?

-Te lo diré cuando tenga que buscar a la otra persona que necesito… - dijo tomándolo del brazo para llevárselo.

OoOoO

Muy temprano, después de un desayuno triste y silencioso, las tres muchachas comenzaron a empacar todas sus ropas y a reducir con diversos encantamientos los muebles. Nicole se ofreció a llevarse la gran mayoría de muebles del departamento –a excepción de los del cuarto de sus amigas-, ya que en su mansión tenía espacio suficiente para tenerlos por el verano, y en el curso siguiente los traería para armar el departamento de nuevo. Y así se pasaron toda la mañana arreglando todo para irse a sus casas.

Hermione estaba guardando en unas cajas todos los cubiertos, vasos, tazas, platos, cacerolas, ollas y artículos de cocina. Estaba apoyada en la pared cercana a la alacena apuntando con su varita a los objetos haciéndolos levitar uno por uno y acomodándolos en las cajas. Mientras hacía eso, se sintieron las flamas de la chimenea, una luz verde que rápidamente desapareció y dos personas tosiendo.

-¿Hermione? – preguntó una voz de chica.

-¿Ginny? – preguntó Hermione dándose media vuelta.

Una enorme sonrisa de dibujó en sus labios al ver a Ginny acompañada de Ron. Antes de decir cualquier cosa, la pelirroja ya estaba abrazándola mientras daba pequeños saltitos de alegría. Hermione también empezó a saltar muy feliz de volver a ver a su amiga. No se esperaba que la verla tan pronto después de salir de Hogwarts, pero le daba lo mismo.

Cuando se separaron y le preguntó cómo estaba, la castaña saludó a Ron con un apretón de manos y los invitó a sentarse en el único sillón que quedaba en la sala. Les explicó que estaban embalando y empacando todo porque era su último día en el departamento.

-Me fue bien… Fui la primera de mi clase – respondió Hermione cuando Ginny le preguntó por cómo había terminado – Y supe que faltó poco para que fueras Premio Anual.

-Sí, pero creo que Marianne se lo merecía más que yo – Ginny sonrió – Hermione, no te voy a mentir, así que te diré por qué he venido con éste – dijo señalando a su hermano.

-Vuelves a hacer eso, y juro que te pego – reclamó Ron enojado.

-Tan civilizado que es Ron – comentó la castaña casi riendo - ¿Para qué viniste hoy, amiga? – preguntó adoptando un tono serio.

-Bueno… Tú sabes lo que hablé con Harry en el cumpleaños de Ron – empezó diciendo con una sonrisita nerviosa – Así que creo que entenderás lo que te quiero decir con más facilidad que él.

-Te apuesto que vas a gritar al igual que yo cuando te lo diga – dijo Ron mirándola como si estuviera loca y su mirada se posó en Hermione que lo miraba confundida - ¡Vamos, dile tu loca idea!

-Ya voy, ya voy… - murmuró Ginny bajando la vista – Quiero ir a Dinamarca para volver con Harry.

-¿Harry… Potter? – preguntó Hermione con una voz extraña.

-No, Harry el ladrón que roba calderos… - respondió Ron irónico - ¡Obvio que está hablando de nuestro amigo, Hermione!

Hermione se puso de pie y empezó a gritar casi las mismas cosas de Ron. Ginny sabía que iba a pasar eso y esperó a que su amiga dejara de dar su espectáculo y empezó a decirle lo mismo que le dijo a su hermano. La castaña se volvió a sentar y miró por largos minutos a la pelirroja tratando de encontrar algo que le demostrara que Ginny estaba loca, que no pensaba en lo imposible que era eso, en que necesitaba ir a San Mugo con urgencia… Pero sólo pudo comprobar que estaba decidida a lograr su cometido a costa de cualquier cosa.

-Te ayudaré – dijo finalmente – No voy a dejar que hagas una locura sola… - agregó cuando Ginny le agradecía casi llorando - ¿Y cuál es tu plan?

-Es cierto, aún no me cuentas eso – asintió Ron que se había quedado callado todo ese rato.

-No tengo nada definido, pero lo único que sé es que tendrá que ser de modo muggle si queremos llegar ilesos – dijo Ginny mirándolos a los dos.

-¿Dices en esas cosas que vuelan? – preguntó incrédulo.

-Creo que en avión sería la única posibilidad si quieres verlo antes que venga al país – dijo Hermione poniéndose de pie – No se puede ir en red flú porque no existe una red internacional de chimeneas, tampoco en un traslador porque tendríamos que hacer uno ilegal…

-Es imposible que podamos hacer uno, es mucha magia – la interrumpió Ron adoptando una posición pensativa – Y el autobús Noctámbulo no llega a Dinamarca. Tendría que dejarnos a las afueras de Londres y después viajar en otros buses para llegar… Llegaríamos rápido pero sería muy incómodo y complicado.

-Entonces… Sólo sería ir en avisón – concluyó Ginny parándose – Vamos a tener que ir al aeropuerto y pedir unos boletos para el próximo avión con rumbo a Dinamarca. ¿Tienes dinero muggle, Hermione?

-Sí, yo pago los boletos y me pagas después – asintió sin sonreír – Les voy a avisar a Nicole y a Lindsay que me iré de urgencia contigo a Dinamarca. Les pediré que arreglen las últimas cosas y me vayan a dejar mis cosas a casa de mis padres… De ahí nos vamos – dijo caminando con dirección al pasillo.

-Pero no sólo iremos nosotras – dijo Ginny sonriendo – También va mi hermano con nosotras.

-¿Qué? – preguntaron a la vez Ron y Hermione.

-¿Por qué me miran así? – preguntó la pelirroja asustada.

-¡Creí que sólo vinimos acá para saber de qué modo viajaríamos y para pedirle dinero muggle! – gritó Ron fulminando con la mirada a su hermana.

-¡Creí que viniste con Ron porque te viste obligada a venir con él! – gritó Hermione enojada.

-Pero si ustedes ya arreglaron sus diferencias… ¿Algún problemas en que me acompañen los dos a Dinamarca?

-No, ningún problema – respondieron al unísono y se sonrojaron.

Ginny tenía muchas ganas de reírse, pero se aguantó y sólo sonrió. La castaña atareada fue a hablar con sus amigas para avisarles que se iría de emergencia y que por favor les llevaran sus cosas a la casa de sus padres mientras Ron miraba con mucha atención el suelo tratando de ocultar su rostro rojo. Así pasaron algunos segundos hasta que volvió Hermione con su bolso diciendo que ya estaban listos para salir con rumbo al aeropuerto.


Notas de la autora: ¡Hola! Aquí entre estudios, trabajos, pruebas, exámenes de síntesis (dígase de dos notas), la vuelta de la verruga (la profesora de física… la odio, la odio! Maldita señora!), mi castigo, las paleas con mis papás y mi dolor de estómago (Sí, estoy enfermita) estoy acá entregándoles el capítulo para que vean que no me olvido de ustedes, mis queridos lectores.

Ginny es una loca… Pero me encanta que haga cualquier cosa para ver a Harry y decirle lo que siente! Muy de película. Y aunque es muy trillado, igual me gusta mucho. También me gusta que Ron y Hermione se van a ver obligados a estar juntos después de meses de no hablar… Matar dos pájaros de un tiro.

Creo que eso sería todo por ahora. Espero que me sigan enviando sus reviews y les aviso que quedan dos capítulos más y el fic se acaba, así que no me digan que no les dije porque ahora lo hago. Me parece tan extraño que por fin voy a terminar con esta secuela y con los "Querido Diario…". Se cierra el capítulo de mi vida.

Cuídense, adiós!